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Kaila versus Arribor
Escenario: Cabaña en el bosque de Sunaba.
Turnos: Kaila - Arribor - Kaila - Arribor...
*Las heridas permanentes y habrá posibilidad de muerte.
*Arribor gana si vence.
_______________________________________________________________
El proyectil de sangre impacta contra la espalda de la mujer, rebotando en esta pero no sin antes causarle un fuerte dolor, como atestiguaron su grito y un sonido como de un crac. No eres médico, pero sabes que ese golpe si bien no ha sonado bien no ha roto nada. Te has fijado en que durante un instante su piel se ha vuelto negra. Logras liberarte de tus ataduras, y la mujer se gira hacia ti, rabiosa. De repente mete las manos en la parte inferior de su vestido (que un lleva puesto, dejando colgando la superior) y saca dos tantos, que al instante empiezan a brillar con un aura azul. Se arranca totalmente sus ropajes y ves que en las piernas tiene dos vainas para las armas sujetas con correas. Su pelo comienza a agitarse y a crecer de nuevo, y se lanza hacia ti haciéndolo rodearte sin llegar a tocarte, para poder flanquearte. Acto seguido te lanza una veloz sucesión de cuchilladas a los brazos y pecho, mientras con los pelos intenta asfixiarte y agarrarte los tobillos.
Asalto demoníaco: asesinato [AMF]
Nota: el aura de las cuchillas es eléctrica, y entumecerá los músculos de los lugares donde te golpee durante dos posts.
Nota 2: Esta enemiga equivale a una asesina sombra nivel 45.
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El cabello que le aprisionaba se soltó por fin, dejándole libre para combatir a su extraño enemigo. No tenía claro de que clase de ser se trataba, era imposible que fuese humano, o al menos un humano tal y como él lo entendía. La boca de su nuca parecía deseosa de probar su carne y su larga melena oscura se agitaba de un lado a otro flanqueando sus vías de escape. Aunque era algo bastante innecesario, no tenía ninguna intención de escapar. Necesitaba averiguar qué estaba pasando en esa isla infernal y no iba a dejar escapar a su única fuente de información hasta el momento. Apalizaría a ese monstruo antes de que llegasen sus hijos, si es que existían, y le obligaría a decirle donde estaba el tesoro. Además, no soportaba que intentasen envenenarle.
Al ver como la mujer sacaba un par de espadas cortas, el pirata no pudo evitar sorprenderse por el hecho de aquel monstruo supiese manejar armas cortantes. Estas adoptaron de repente una tonalidad azulada, como si se hubiesen envuelto en agua, aunque de una forma más ofensiva. Pero no le importaba lo que fuese, acabaría con aquello rápidamente. Arribor generó un par de cuchillas de sangre en sus antebrazos, y observó como su oponente se abalanzaba a por él lanzando múltiples cortes al mismo tiempo que su pelo intentaba apresarle de nuevo.
El pirata sonrió, cargó sus cuchillas de Haki y golpeó las hebras de cabello que buscaban sujetar sus extremidades. Luego convirtió su guadaña izquierda en un escudo cargado con Haki y lo interpuso entre él y las hojas de la mujer demoníaca o lo que demonios fuese aquello. Estaba ya preparado para partirla en dos cuando se dio cuenta de que no podía matarla, así que en lugar de lanzar una estocada con su arma de sangre, la reunió en el puño derecho formando varias púas en sus nudillos, las cuales aumentarían la fuerza de su próximo golpe. Usando el escudo de sangre, apartó las dos espadas de la mujer hacia un lado y lanzó un poderoso derechazo directo a su abdomen.
-Bloody Alchemy: Red Glove + Haki armadura Nivel 2 [AF]
Al ver como la mujer sacaba un par de espadas cortas, el pirata no pudo evitar sorprenderse por el hecho de aquel monstruo supiese manejar armas cortantes. Estas adoptaron de repente una tonalidad azulada, como si se hubiesen envuelto en agua, aunque de una forma más ofensiva. Pero no le importaba lo que fuese, acabaría con aquello rápidamente. Arribor generó un par de cuchillas de sangre en sus antebrazos, y observó como su oponente se abalanzaba a por él lanzando múltiples cortes al mismo tiempo que su pelo intentaba apresarle de nuevo.
El pirata sonrió, cargó sus cuchillas de Haki y golpeó las hebras de cabello que buscaban sujetar sus extremidades. Luego convirtió su guadaña izquierda en un escudo cargado con Haki y lo interpuso entre él y las hojas de la mujer demoníaca o lo que demonios fuese aquello. Estaba ya preparado para partirla en dos cuando se dio cuenta de que no podía matarla, así que en lugar de lanzar una estocada con su arma de sangre, la reunió en el puño derecho formando varias púas en sus nudillos, las cuales aumentarían la fuerza de su próximo golpe. Usando el escudo de sangre, apartó las dos espadas de la mujer hacia un lado y lanzó un poderoso derechazo directo a su abdomen.
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Cuando las cuchillas chocaron contra el escudo, Arribor notó una fuerte descarga eléctrica que entumeció su brazo y entorpeció sus movimientos, con lo que la ágil asesina rodó hacia un lado evitando el puñetazo, un golpe que si le hubiese dado la hubiese dejado en una situación muy mala. La asesina se levanta con sus dos cuchillas listas, y de repente cae de rodillas, frunciendo el ceño. Su pelo vuelve a su estado normal y la boca de su nuca desaparece. Parece ida y distraída, como a punto de dormirse. ¿Qué le pasará? Tras unos momentos, se lanza hacia ti volviendo a su extraña forma y tratando de atarte las manos con su pelo y cortarte el cuello con sus cuchillas. ¡Estaba fingiendo!
Asesinato [Haki Armadura nivel 2] [AB]
Asesinato [Haki Armadura nivel 2] [AB]
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-¿Pero qué demonios...? ¿Es un robot o algo? -pensó Arribor al notar la potente descarga eléctrica que le sacudió en cuanto las espadas de la mujer monstruosa le tocaron. Era como si su cuerpo diese calambres o algo así, ¿sería un robot? No sería el primer híbrido entre humano y máquina que veía, aunque si sería el más feo y el más raro con diferencia. La otra opción era que la electricidad proviniera de sus armas, por lo que le convendría evitarlas. Eso podía parecer obvio para cualquiera, aunque debido a su habilidad y su forma de utilizarla solía importarle bien poco recibir algún que otro corte. Aun así, viendo como la descarga le había entumecido y ralentizado, preferiría que no le tocase de nuevo.
Por desgracia, ahora notaba como su brazo derecho se movía con dificultad, como si estuviese dormido o algo así. Supuso que debía ser efecto de la electricidad. Realmente odiaba la electricidad. Debido a la lentitud de su golpe, la mujer de dos bocas logró esquivarlo a base de rodar por el suelo. Aquella loca parecía dispuesta a seguir peleando, pero de repente, sin la más mínima señal de debilidad, cayó a plomo contra el suelo. Lo más curioso fue que la monstruosa y grotesca boca dentada que había surgido en su nuca desapareció como si jamás hubiese estado allí. Era como si los últimos minutos no hubieran sido más que un sueño producto de un té en mal estado.
Arribor contempló a la mujer aparentemente inconsciente, pensando en qué demonios había pasado para que acabase cayendo por sí sola. No es que le importase en absoluto lo que le ocurriese, pero no quería irse de allí sin las respuestas que quería. Además sería horrible para su reputación derrotar a alguien sin hacer nada. Haría que todo el mundo se cuestionará su victorias hasta el momento y eso no le gustaba. El pirata, bastante contrariado con su adversaria, se acercó a ella dispuesto a despertarla como fuera, aunque no parecía que fuese a ser necesario. La mujer demoníaca se levantó de repente, convertida de nuevo en la extraña criatura que había sido antes y moviendo su cabello y sus espadas en busca de su sangre.
-¡Eh, eso es trampa! -exclamó Arribor. Había sido un truco muy sucio, no podía creerse que alguien usara esas sucias trampas para ganar. Ahora si que estaba enfadado de verdad. No le gustaba la gente que peleaba mediante ese tipo de engaños, así que se decidió a poner fin a aquello de una vez. Ya había perdido mucho tiempo con aquella loca y probablemente alguien se le hubiera adelantado ya en la búsqueda del tesoro. El pirata creó una gran figura circular de sangre, una especie de esfera semiabierta como si tuviese una boca repleta de dientes. Intentando no acercarse a las peligrosas espadas de la mujer, cortó varios mechones de cabello y esquivó varias de sus acometidas saltando por encima del sofá y usó su criatura roja para agarrarla, intentando hundir sus afilados dientes en ella y mantenerla sujeta contra la pared sin llegar a matarla.
Bloody Alchemy: Musabori [AF] + Haki armadura Nivel 2
Por desgracia, ahora notaba como su brazo derecho se movía con dificultad, como si estuviese dormido o algo así. Supuso que debía ser efecto de la electricidad. Realmente odiaba la electricidad. Debido a la lentitud de su golpe, la mujer de dos bocas logró esquivarlo a base de rodar por el suelo. Aquella loca parecía dispuesta a seguir peleando, pero de repente, sin la más mínima señal de debilidad, cayó a plomo contra el suelo. Lo más curioso fue que la monstruosa y grotesca boca dentada que había surgido en su nuca desapareció como si jamás hubiese estado allí. Era como si los últimos minutos no hubieran sido más que un sueño producto de un té en mal estado.
Arribor contempló a la mujer aparentemente inconsciente, pensando en qué demonios había pasado para que acabase cayendo por sí sola. No es que le importase en absoluto lo que le ocurriese, pero no quería irse de allí sin las respuestas que quería. Además sería horrible para su reputación derrotar a alguien sin hacer nada. Haría que todo el mundo se cuestionará su victorias hasta el momento y eso no le gustaba. El pirata, bastante contrariado con su adversaria, se acercó a ella dispuesto a despertarla como fuera, aunque no parecía que fuese a ser necesario. La mujer demoníaca se levantó de repente, convertida de nuevo en la extraña criatura que había sido antes y moviendo su cabello y sus espadas en busca de su sangre.
-¡Eh, eso es trampa! -exclamó Arribor. Había sido un truco muy sucio, no podía creerse que alguien usara esas sucias trampas para ganar. Ahora si que estaba enfadado de verdad. No le gustaba la gente que peleaba mediante ese tipo de engaños, así que se decidió a poner fin a aquello de una vez. Ya había perdido mucho tiempo con aquella loca y probablemente alguien se le hubiera adelantado ya en la búsqueda del tesoro. El pirata creó una gran figura circular de sangre, una especie de esfera semiabierta como si tuviese una boca repleta de dientes. Intentando no acercarse a las peligrosas espadas de la mujer, cortó varios mechones de cabello y esquivó varias de sus acometidas saltando por encima del sofá y usó su criatura roja para agarrarla, intentando hundir sus afilados dientes en ella y mantenerla sujeta contra la pared sin llegar a matarla.
Bloody Alchemy: Musabori [AF] + Haki armadura Nivel 2
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- Off:
- Por mucho que le saques niveles, estás roleando bastante en modo God Mode on. Un AMF y un AB y no has asumido ni un mísero rasguño. Modérate para futuros combates. Me tomo la licencia de paso de recordarte algo que mi compañero y amigo Kaín te dijo cuando te aceptó la fruta.Kaín el brujo del norte escribió: Recuerda ser consecuente con el tema anemia, I'll be Watching you xd.
Has creado una esfera de sangre lo bastante grande como para "morder" y aplastar a una persona contra una pared. El bajón de la presión sanguínea es tan brutal que una persona normal como poco se caería al suelo del mareo. En tu caso, sólo entorpecerá tu esquiva y te comerás algo del golpe. Quiero también señalar una segunda cosa:Tabla de niveles escribió:Nivel 70--> Su armadura de sangre resiste ataques fuertes. Es capaz de crear formas enormes sin sufrir por la pérdida de sangre. Capaz de proyectar balas de sangre concentrada de menor tamaño a gran velocidad para aumentar considerablemente su daño.
Cuidado con esto, estás roleando con un poder que adquieres al 70. Hasta ese nivel debes ser coherente con la pérdida de sangre, aunque sufras sus efectos minimizados.
Para que quede claro, no es problema de haber evitado los daños al 100%, si no que no me has dado una excusa coherente. Has esquivado su AB sin más, cuando eres un luchador del buey (que no se caracteriza por su agilidad). Ni siquiera tienes mantra para justificarlo. Si aun me hubieses dicho que bloqueabas el golpe empleando haki y que te llevabas poco más que un rasguño, no te hubiese dicho nada, igual que no te dije nada por evitar su AMF totalmente con el escudo. Dejando aparte la descarga (la sangre conduce bien), fue una defensa legítima: como luchador del Buey eres fuerte, ergo no tendrías problemas en bloquear. Que conste que esto no es una regañina, si no sólo un toque de atención y una explicación de por qué voy a hacer lo siguiente:
Tras crear la "esfera", el mareo momentáneo te hace reaccionar lento, y una de las cuchillas te hace un corte horizontal en el pecho, largo, doloroso y ligeramente profundo, acompañado de una descarga que te hace caer al suelo. Sin embargo, tu bola la embiste y la aplasta contra la pared, mordiéndola por el torso. La mujer da un grito y vuelve a su forma humana, herida. Trata de revolverse, inútilmente.
- Vamos, mátame de una vez. ¿O vas a tenerme aquí todo el día? - te dice, enfadada - Al menos ten la decencia de taparme. Estás ante una señorita.
En ese momento reparas en que sigue desnuda de cintura para arriba.
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La electricidad recorrió de nuevo su cuerpo, como si un relámpago le hubiese alcanzado. El pirata cayó al suelo debido a los impulsos eléctricos que ahora recorrían su cuerpo, mientras no podía evitar pensar en que desde fuera parecería una trucha fuera del agua. Sin duda era una situación algo humillante, pero al menos había logrado inmovilizar a su monstruosa enemiga. Esta se encontraba ahora sujeta a la pared mediante su esfera de sangre, volviendo a su forma normal y menos inquietante. Cualquiera que entrase ahora podría pensar cualquier burrada sobre lo que allí estaba pasando.
-Vamos, mátame de una vez. ¿O vas a tenerme aquí todo el día? Al menos ten la decencia de taparme. Estás ante una señorita. -dijo la mujer con aspecto de enfado.
-"Bueno, eso de señorita... "-El pirata reabsorbió parte de su sangre, dejando solo una especie de grilletes que la mantendrían clavada a la pared y cubriéndola de su desnudez con un improvisado bikini rojo. Lo cierto era que se había metido en una situación bastante extraña. Casi le parecía haberlo soñado todo, aunque en realidad esperaba que no fuese así. Si empezaba a soñar con ese tipo de locuras no tardaría en volverse loco, si es que no lo estaba ya. En cualquier caso el impensable combate en la cabaña parecía haber terminado, aunque no bajaría la guardia. Ya había visto que esa mujer podía ser muy traicionera. Por ese mismo motivo manipuló un pequeño puñal de sangre con el que recortó su larga melena, no quería arriesgarse a que la usara de nuevo contra él.
-En fin, acabemos con esto rápidamente. -Arribor se acercó a la pared y creó una cuchilla de sangre que se clavó repentinamente justo al lado de la cabeza de su extraña oponente, como una "sutil" indirecta de que lo que podría ocurrir si no respondía a sus preguntas. -Ahora vas a tener que decirme donde está el tesoro, y más te vale que nadie se me haya adelantado, o volveré y... bah, olvídalo, ¿quién querría volver a este sitio tan raro? Me limitaré a dejarte aquí hasta que mueras. -Esperaba que aquella mujer le diese las respuestas que buscaba, sino no le quedaría otra opción que explorar a ciegas, buscando algo de utilidad. Quizás en el centro de la isla hubiese algo interesante, al fin y al cabo, parecía el sitio más lógico donde esconder un tesoro.
-Vamos, mátame de una vez. ¿O vas a tenerme aquí todo el día? Al menos ten la decencia de taparme. Estás ante una señorita. -dijo la mujer con aspecto de enfado.
-"Bueno, eso de señorita... "-El pirata reabsorbió parte de su sangre, dejando solo una especie de grilletes que la mantendrían clavada a la pared y cubriéndola de su desnudez con un improvisado bikini rojo. Lo cierto era que se había metido en una situación bastante extraña. Casi le parecía haberlo soñado todo, aunque en realidad esperaba que no fuese así. Si empezaba a soñar con ese tipo de locuras no tardaría en volverse loco, si es que no lo estaba ya. En cualquier caso el impensable combate en la cabaña parecía haber terminado, aunque no bajaría la guardia. Ya había visto que esa mujer podía ser muy traicionera. Por ese mismo motivo manipuló un pequeño puñal de sangre con el que recortó su larga melena, no quería arriesgarse a que la usara de nuevo contra él.
-En fin, acabemos con esto rápidamente. -Arribor se acercó a la pared y creó una cuchilla de sangre que se clavó repentinamente justo al lado de la cabeza de su extraña oponente, como una "sutil" indirecta de que lo que podría ocurrir si no respondía a sus preguntas. -Ahora vas a tener que decirme donde está el tesoro, y más te vale que nadie se me haya adelantado, o volveré y... bah, olvídalo, ¿quién querría volver a este sitio tan raro? Me limitaré a dejarte aquí hasta que mueras. -Esperaba que aquella mujer le diese las respuestas que buscaba, sino no le quedaría otra opción que explorar a ciegas, buscando algo de utilidad. Quizás en el centro de la isla hubiese algo interesante, al fin y al cabo, parecía el sitio más lógico donde esconder un tesoro.
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Durante un momento aprieta la mandíbula y te mira con odio, pero al instante se relaja y suspira, resignada. Vuelve a mirarte, con desprecio, y comienza a hablar:
- No se dónde está el tesoro. Vinimos a esta isla a buscarlo, entre otras cosas. Supongo que no me soltarás, así que haremos un trato. Te diré dónde puede estar y a cambio me liberarás. ¿Tenemos un trato?
- No se dónde está el tesoro. Vinimos a esta isla a buscarlo, entre otras cosas. Supongo que no me soltarás, así que haremos un trato. Te diré dónde puede estar y a cambio me liberarás. ¿Tenemos un trato?
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¿De verdad pensaba que iba a liberarla así por las buenas? Aquella mujer había demostrado ser astuta y traicionera y no dudaba que aprovecharía cualquier oportunidad para intentar acabar con él de nuevo y, aunque prefería no pensarlo, devorarle con la inquietante boda dentada que nacía de su nuca. El probema era que no parecía demasiado dispuesta a colaborar si no lo hacía, así que pocas opciones le dejaba. Supuso que siendo un monstruo o lo que fuera no reaccionaría ante la amenazas. Arribor se lo pensó unos segundos. Si accedía a liberarla tendría que mantenerse alerta por si le seguía o le atacaba en cuanto se girase un segundo Sin embargo, ahora que había recortado su peligroso y molesto cabello su capacidad ofensiva se veía dismiuida.
-Bien, te liberaré y tú me dirás lo que necesito saber. Pero ten claro que si no me gusta lo que me digas o si me mientes, no dudaré un segundo en matarte a ti y a todos los que me encuentre en esta isla. -Se preguntaba si de verdad le convenía hacerlo, ya que liberar a sus enemigos no era lo más sensato del mundo. Aun así desechó ese pensamiento rápidamente. Su objetivo era el tesoro y, aunque la mujer no precía estar segura de donde se encontraba, una pista era mejor que nada. Aun si le llevaba a una trampa lo más probable sería que se tratase de una trampa en algún lugar cercano a la localización del tesoro. O al menos podría patear a otro tipo para preguntarle.
Arribor se aproximó poco a poco a la mujer, preparado para lo que pudiese hacer y le acercó lentamente uno de los cojines del sofá, con los que podría taparse de una vez. Antes de liberarla, se aseguraría de que sus espadas eléctricas quedasen a buen recaudo en uno de los bolsillos de su chaqueta, aunque si no podía apagarlas simplemente las sostendría hasta que la perdiese de vista. Una vez estuviese seguro de que no le daría más problemas, reabsorbería toda su sangre y se prepararía para cualquier cosa. Si no le decía lo que quería saber, simplemente haria pedazos su cabaña y a ella misma.
-Bien, te liberaré y tú me dirás lo que necesito saber. Pero ten claro que si no me gusta lo que me digas o si me mientes, no dudaré un segundo en matarte a ti y a todos los que me encuentre en esta isla. -Se preguntaba si de verdad le convenía hacerlo, ya que liberar a sus enemigos no era lo más sensato del mundo. Aun así desechó ese pensamiento rápidamente. Su objetivo era el tesoro y, aunque la mujer no precía estar segura de donde se encontraba, una pista era mejor que nada. Aun si le llevaba a una trampa lo más probable sería que se tratase de una trampa en algún lugar cercano a la localización del tesoro. O al menos podría patear a otro tipo para preguntarle.
Arribor se aproximó poco a poco a la mujer, preparado para lo que pudiese hacer y le acercó lentamente uno de los cojines del sofá, con los que podría taparse de una vez. Antes de liberarla, se aseguraría de que sus espadas eléctricas quedasen a buen recaudo en uno de los bolsillos de su chaqueta, aunque si no podía apagarlas simplemente las sostendría hasta que la perdiese de vista. Una vez estuviese seguro de que no le daría más problemas, reabsorbería toda su sangre y se prepararía para cualquier cosa. Si no le decía lo que quería saber, simplemente haria pedazos su cabaña y a ella misma.
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La sueltas y te guardas sus armas. La mujer se tapa sus partes íntimas, y mirándote con cierto recelo te dice:
- En los subterráneos. Hay accesos a una red de cavernas por toda la isla. Es el sitio donde no hemos buscado aun. Supongo que ahora querrás saber por dónde entrar - suelta un suspiro resignado - Si vas a los acantilados al noroeste de aquí encontrarás un estrecho camino que desciende a una cueva. Allí podrás entrar... si logras no caerte y destrozarte contra las rocas - comienza a reírse malévolamente.
- En los subterráneos. Hay accesos a una red de cavernas por toda la isla. Es el sitio donde no hemos buscado aun. Supongo que ahora querrás saber por dónde entrar - suelta un suspiro resignado - Si vas a los acantilados al noroeste de aquí encontrarás un estrecho camino que desciende a una cueva. Allí podrás entrar... si logras no caerte y destrozarte contra las rocas - comienza a reírse malévolamente.
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-"Así que subterráneos, ¿eh?" -pensó Arribor al oír como la mujer de dos bocas le explicaba que existía una serie de túneles bajo tierra y que parecían ser el único lugar donde podía estar el tesoro. Lo cierto era que no entendía como aquella criatura tan siniestra no había buscado ya en esos túneles. Se preguntaba porqué había ignorado el lugar más obvio donde esconder un gran tesoro, aunque prefirió no darle muchas vueltas. Tal vez le tuviera miedo a la oscuridad o algo así, aunque le costaba creer que aquella mujer le tuviese miedo a algo. Cuando le dijo que la entrada se encontraba en unos acantilados, reconstruyó en su mente el mapa de la isla, el cual le pareció ver cuando estaba en el barco antes de llegar allí. Por desgracia en lugar del mapa lo único que apareció en su mente fue un borrón sin ningún tipo de detalle, tan inútil para orientarse como una patata hervida. Por suerte sabía orientarse y moverse bien por el bosque, por lo que no le costaría llegar hasta esos acantilados.
-Más te vale no seguirme. -dijo el pirata mientras salía por la puerta. No dejaba de mirar de reojo a sus espaldas por si recibía algún ataque, aunque teniendo en cuenta que solo tenía un ojo bueno no podía permitirse el lujo de prestarle atención. Sus armas estaban ahora en su poder por lo que difícilmente podría causarle daños. Aunque después de ver los dientes de su nuca no iba a confiarse. Se preguntó si le darían algo por aquellas dos cuchillas, aunque siempre podía usarlas para cocinar. Seguro que la electricidad de la que se recubrían las hojas podían freír patatas en cuestión de segundos.
Rápidamente apartó esos pensamientos de su cabeza y se encaminó hacia el interior del bosque. No podía dejar que su cabeza se dispersara en reflexiones inútiles, tenía que encontrar esos acantilados. No tardó mucho en encontrar la dirección indicada y mientras se peleaba consigo mismo para mantenerse centrado, se encaminaba hacia el noroeste en busca del oro. No le importaba la sutil amenaza de la mujer sobre su caída contra las rocas. De hecho le preocupaba más caer sobre agua que sobre rocas, pues a eso último podría sobrevivir, no como si se ahogaba. Por el camino, no pudo evitar extrañarse por el hecho de que se orientase mejor en la naturaleza que en una ciudad, donde solía perderse a menudo, aunque la explicación que se le ocurrió fue que era un tipo más listo que los demás.
De esa forma fue avanzando poco a poco hasta poder oír el mar chocando contra los acantilados; el olor a sal ya podía confundirse con el olor a riquezas. Ojalá le importase el dinero más que el mero hecho de ganar y adelantarse al resto de buscadores de tesoros, pero no podía evitar competir a todas horas. Primero se llevaría el tesoro y luego, para rematar la noche, buscaría al jinete que un rato antes de le había escapado y le daría una buena lección.
-Más te vale no seguirme. -dijo el pirata mientras salía por la puerta. No dejaba de mirar de reojo a sus espaldas por si recibía algún ataque, aunque teniendo en cuenta que solo tenía un ojo bueno no podía permitirse el lujo de prestarle atención. Sus armas estaban ahora en su poder por lo que difícilmente podría causarle daños. Aunque después de ver los dientes de su nuca no iba a confiarse. Se preguntó si le darían algo por aquellas dos cuchillas, aunque siempre podía usarlas para cocinar. Seguro que la electricidad de la que se recubrían las hojas podían freír patatas en cuestión de segundos.
Rápidamente apartó esos pensamientos de su cabeza y se encaminó hacia el interior del bosque. No podía dejar que su cabeza se dispersara en reflexiones inútiles, tenía que encontrar esos acantilados. No tardó mucho en encontrar la dirección indicada y mientras se peleaba consigo mismo para mantenerse centrado, se encaminaba hacia el noroeste en busca del oro. No le importaba la sutil amenaza de la mujer sobre su caída contra las rocas. De hecho le preocupaba más caer sobre agua que sobre rocas, pues a eso último podría sobrevivir, no como si se ahogaba. Por el camino, no pudo evitar extrañarse por el hecho de que se orientase mejor en la naturaleza que en una ciudad, donde solía perderse a menudo, aunque la explicación que se le ocurrió fue que era un tipo más listo que los demás.
De esa forma fue avanzando poco a poco hasta poder oír el mar chocando contra los acantilados; el olor a sal ya podía confundirse con el olor a riquezas. Ojalá le importase el dinero más que el mero hecho de ganar y adelantarse al resto de buscadores de tesoros, pero no podía evitar competir a todas horas. Primero se llevaría el tesoro y luego, para rematar la noche, buscaría al jinete que un rato antes de le había escapado y le daría una buena lección.
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- Combate en el hielo contra la mujer babosa [Akashi]
- Reto por el puesto, el Yonkaikyo Arribor Neus contra Jallial Reezek
- Has cometido crimenes contra el Gobierno Mundial y su pueblo. ¿Qué tienes que decir en tu defensa? [Reto Obligatorio - Arribor vs Almirante Kikuma][Moderado - Niv. 7]
- Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, pero no me importa! (Kedra y Mido) (Privado)
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