El tito Mizsvat contra el hombre de negro

VS

Escenario:

Enies Lobby es una isla judicial al cargo del Gobierno Mundial. En esta isla se encuentra el tribunal más importante del mundo. Como punto clave del Gobierno Mundial, la isla esta muy protegida, se encuentra suspendida sobre unas cascadas que crean un agujero en medio del océano, aparte de esto la isla esta cercada y fuertemente amurallada. Tras Enies Lobby se encuentra la "Puerta de la Justicia" que comunica la isla con el cuartel de los Marines e Impel Down, la prisión donde son enviados los mayores criminales de este mundo. Una peculiaridad de esta isla es que nunca anochece.

Condiciones:
Experiencias Normales de Reto.
Sin salto de turno.
Fichas tal cual están ahora.
No se puede matar (pues es parte de historia) pero las cicatrices graves son daños On-Rol.
Si Etsu gana, Mizsvat lo tomará como un fiero combatiente y probablemente lo ascienda de rango.
Si Mizsvat gana, Etsu tendrá que usar su profesión de Físico en beneplácito de Sol Negro una vez.
Extra: Debe ser en alguna base IMPORTANTE de la Marina o Gobierno Mundial para justificar el ser Shichibukai y que me vea.

¿Quien empieza?
1 - Etsu
2 - Mizsvat

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2

El gobierno mundial había convocado a los Sichibukai, y había sido uno de los elegidos para estar allí. La verdad es que yo apenas le veía utilidad a éstos piratas, pero eran órdenes de arriba.
En realidad de los siete solo se esperaba que como mucho acudiesen dos, incluso tres. Eran piratas al fin y al cabo, si querían pasaban del gobierno.

Me encontraba montando guardia en la puerta, con un leve dolor de cabeza, pero aún así haciendo mi trabajo, escuché un revuelo dentro, algo como que un mercader había dado un caramelo envenenado a alguien, ya estaban con sus cosas...
Pero todo cambió cuando escuché el ruido de un arma precipitarse contra el suelo, abrí rápidamente la puerta y eché un vistazo dentro. En el suelo estaban los dos marines, uno echando un extraño humo negro por la boca, el segundo degollado. La pared estaba manchada de sangre y el Sichibukai sentado en su silla

¿Qué ha pasado aquí? -pregunté entrando en la sala y echando un vistazo al pirata -siempre he pensado que traerías problemas. ¿Por qué los has matado?

Dije mientras comprobaba el pulso de los dos, Mizsvat, el Sichibukai parecía tranquilo sentado en su silla, como si nada hubiese pasado, pero me daba igual quien fuese, terminé de comprobar el estado de los cadáveres y me dirigí hacia él.

No se quién te habrás creído que eres, ni los derechos que crees poseer. Pero acabas de asesinar a dos marines -comenté denotando mi enfado -quizá deberías intentar meterte con alguien más acorde a tu nivel.

Simplemente argumentó que no estaban preparados para el trabajo de campo. Era impresionante encontrarse con alguién así. De todas formas procuré calmarme mientra analizaba sus palabras con detenimiento. Si era verdad lo que decía él habría pertenecido a la Cipher Pol. El sueldo hay que reconocer que era bajo y lo de la incompetencia de algunos superiores también. Me alejé un poco mientras respiraba con tranquilidad intentando aclarar mi mente.

-Por el mero hecho de no estar preparados no deberían morir, y lo sabes -comente con voz pausada y tranquila, pero con un tono de reproche -se supone que eres una persona que trabaja para el gobierno, ¿o acaso lo has olvidado?

Abrí la puerta, asomé la cabeza y mandé a la otra persona que montaba guardia fuera a por alguien para que viniese a recoger los cuerpos, yo me encargaría de vigilarlo.

-Eran marines, bastante nuevos, no tendrían que haber muerto hoy -seguí explicándome -sabes que por ésto se te puede destituir del puesto y encerrarte en New Impel Down, ¿no?

No era por el hecho de haber matado a dos personas sin motivo por lo que me desagradaba, sino su actitud de superioridad y profunda tranquilidad. Yo también había matado personas, siempre en el cumplimiento de mi deber, pero aún así sentía pena por aquellos a los que le robaba la vida, ¿acaso éste hombre no sentía nada?
Seguí allí, junto a él sin quitarle los ojos de encima, una parte de mi me decía que saltara sobre él, que le quitase la vida de la misma forma que él había echo. Igual que hicieron los piratas cuando atacaron mi tierra natal. Pero por suerte o quizá por desgracia había aprendido a contenerme en situaciones así.

El Sichibukai me estaba poniendo de los nervios me dijo que los había asesinado para mejorar el personal que trabajaba para el gobierno. Además, por si eso era poco, se levantó de la silla y se acercó a mi con lo que parecía una actitud casi amenazante.
Al parecer, según él, el gobierno lo necesitaba y le debía mucho, eso era pasarse de la raya. Se quedó mirándome con una cara que no denotaba preocupación alguna, sabía que estaba intentando provocarme, pero aún así me dejé llevar por el momento.

-Está bien Sichibukai. Aclaremos las cosas ahí fuera -dije mientras señalaba a la puerta, pero en realidad me refería al patio exterior -te espero fuera, si te atreves.

Salí por la puerta, de manera airada, ese hombre había conseguido irritarme. Sabía que lo que había echo no era lo que se esperaba de mi, pero ya estaba todo dicho. Dejé el pasillo y salí al gran patio exterior, donde esperaría a Mizsvat si se dignaba a aparecer.

-Ese hombre me pone de los nervios -musité mientras apretaba los puños.

El patio no era muy grande, era de forma circular y tenía algunas plantas que salpicaban el entramado de baldosas blancas que era el suelo. Me recosté sobre el tronco de un árbol, mirando hacia la puerta. A la espera del Sichibukai.

Salió poco después de mi, así que en seguida que lo vi, me alejé del árbol y me preparé para el combate. Sin previo aviso, el arma que tenía en las manos, lo que parecía un cetro, se cubrió de una capa todavía más oscura que su color original, al tiempo que se alargaba hasta formar una especie de látigo, que movió rápidamente hacia mi. Sin duda era un ataque que me costaría evadir, pero lo haría. O al menos eso es lo que pensé.
Recurrí al tekkai kempo para fortalecer mi cuerpo mientras que al mismo tiempo usé kamisori kempo para alejarme velozmente del ataque, pero fui descuidado, él era más rápido y fuerte. Su golpe me dio de lleno en la en el hombro izquierdo, noté el dolor del impactó acompañado de escozor y perdí el equilibro, por lo que acabé golpeándome fuertemente contra la pared. En el hombro me había quedado una fea señal, como marcada a fuego.
De nuevo volví a levantarme, un poco tambaleante hasta que conseguí enfocar la vista. Debía ser alguna habilidad especial de aquel cetro y encima fortalecida con haki, el cual yo todavía no dominaba. Pero no me desanimé.
Me levanté del suelo y enseguida estaba preparado para un nuevo ataque, decidí que lo más prudente era alejarme de él, por lo que me elevé en el aire a la vez que llevaba hacia atrás mi pierna izquierda.

-¡Rankyaku! -exclamé mientras movía la pierna a su posición inicial. Una onda de viento cortante salió de ésta, directa al pecho de aquel hombre que definitivamente tendría vigilado a partir e ahora. [AF]

Sabía que estaba dejándome llevar por el odio que sentía por la muerte innecesaria de los marines, pero aún así no quería parar, había algo en él que me desagradaba, su total tranquilidad. Es como si fuese el dueño del mundo y pudiese hacer cuanto le diese la gana, sin preocuparse por nada ni nadie de su alrededor.

Mi rankyaku fue directo hacia él, pero justo antes de impactar él realizó la misma técnica, lo cual me sorprendió un poco, que al colisionar contra la mía se anularon, creando así una pequeña explosión de aire que levantó el polvo de alrededor. Debido a ésto, cerré los ojos con la intención de que nada se me metiese en ellos. Cuando los abrí nuevamente Mizsvat se había desplazado hasta colocarse a mi lado, un poco por encima de mi y estaba poniendo sus manos en una posición que conocía, pero que todavía no dominaba, rokugan, el estilo final del rokushiki.
Era demasiado tarde para evadir algo así, así que intenté que mi cuerpo fuera fuera lo más flexible posible con kami-e kempo. Pero todo dio igual cuando aquella técnica impactó contra mi. En un principio solo noté como la onda se repartía por todo mi cuerpo y milésimas más tarde un dolor horrible que se extendía desde los dedos de los pies hasta la cabeza. Mi cuerpo se quedó sin fuerzas y caí al suelo.

Ya en el suelo, noté como mi cuerpo re resentía del impacto, podia moverme pero aún así no quería hacerlo, sabía cual era la verdadera potencia de aquel golpe. Si me hubiese dado de lleno en el pecho o la espalda me hubiese matado casi al instante. Si en cambio lo hubiese hecho a la altura del estómago, seguramente me lo habría reventado. Pero por suerte me dio entre el hombro y el cuello. Gracias a eso, y a la flexibilidad ganada por el kami-e kempo mi cuerpo actuó como una goma, trasmitiendo el impacto lo necesario para que el golpe no fuese mortal, pero aún así había sufrido demasiado.

-¿Cómo sabes tu hacer eso? -pregunté refiriéndome a rokugan. De repente me vino una especie de arcada y solté un hilo de sangre por la boca.

El ataque definitivamente me había pillado desprevenido, quizá con haki lo habría podido parar o al menos aguantar la mayor parte del daño. Intenté levantarme, pero la cabeza empezaba a darme vueltas. Quizá había cometido un error al subestimar a aquel hombre, ¿sería éste mi fin?

Vi como vino rápidamente hacia mi, extendió su mano durante un instante que me pareció eterno. Pensé que iba a terminar conmigo, intenté moverme de alguna manera, pero lo único que conseguí fue que el dolor se intensificase. Al parecer cambió de idea, porque se puso de cuclillas, a mi lado y comenzó a hablarme.
Pareció darse cuenta de mi dominio del kami-e y que gracias a él había conseguido morir, conocía el rokugan, eso era lo que me traía sin cuidado.
Siguió hablándome, dijo que podría matarme allí y de hecho era verdad, pero le pareció curioso que sobreviviese al rokugan, preguntó sobre mi nivel dentro del CP, lo que hizo que sonriera un poco ante la subida de rangos que proponía. Sus ojos demostraron un destello fugaz, algo que no había visto antes en su cara de total tranquilidad.
Dejé que continuase con su discurso antes de intervenir, según él no conocía toda la verdad, ¿pero cómo era posible que él si?Los fuertes protegían a los débiles y éstos no podían hacer nada para cambiarlo, también se refirió al Gorosei.
En cierto modo ya sabía que algunas cosas no iban bien dentro del propio gobierno, pero era mejor tener uno a no tenerlo, aunque necesitara variar. Su sonrisa final me dio miedo, acaso ese hombre estaba tan loco como para planear siquiera ir en contra de lo establecido.

-¿La verdad, me estás diciendo que todo lo que he hecho ha sido por nada? -comenté mientras me incorporaba un poco, sentándome sobre los muslos y escupiendo más sangre hacia un lado.

-Se que hay cosas que deben ser cambiadas, pero eso es imposible para un CP6 como yo. Pero cuando ascienda podré intentar cambiar las cosas. -comenté casi sin pensar.

analizando un poco mejor lo que había dicho me sonó casi infantil, acaso en realidad pensaba que todo era así de simple. Quizá aquel hombre no estuviese tan errado, pero no podía dejarme embaucar, sabía que se ocultaba algo tras aquella sonrisa y no podía esperar a saber qué era.

-La verdad es simple, los criminales como tu que tienen cierta influencia en el mundo son protegidos y alabados por el gobierno para intentar reprimir a los demás criminales -comenté intentando hacerme entender -pero lo que el gobierno no quiere ver es que haciendo eso, solo promueve que más gente como tu intente hacerse famosa para contar con el reconocimiento del gobierno. ¿O vas a decirme que es mentira, que no estás donde es´tas por que interesa que así sea?

Tras mi pequeño discurso tosí nuevamente, ésta vez sin sangre, al parecer no era una hemorragia interna, al menos sobreviviría sin cirugía. Pero aún así mis órganos estarían dañados, necesitaría un tiempo para recuperarme.

Un exmiembro del CP, así era cómo conocía aquellas técnicas, sería posible entonces que en realidad el gobierno actuase como él decía. En cierto modo si sabía que si alguien desaparecía mientras ejercía su deber era sustituido poco después sin apenas preocuparse por lo que había pasado. Y en cierto modo comprendía su pensamiento, el mundo era algo para los aptos, no para aquellos que planteaban una utopía, como yo mismo había hecho un poco antes, al exponer mis ideas en voz alta. Sin previo aviso colocó un dedo sobre mi frente, si hubiese tenido fuerzas suficiente habría intentado apartarlos, pero no me respondía el cuerpo como quería.
Podría matarme en aquel mismo instante, pero eso no cambiaría nada las intenciones del gobierno, si me mataba pondrían a otro, para ellos nada más era un peón, aseguraba el Sichibukai. Pero el problema no era mío ni de las personas como yo, sino de los dirigentes, remarcó.
Sacó una tarjeta y la dejó car sobre mi al tiempo que se levantaba y se marchaba como si nada hubiese pasado, si quieres saber más, contáctame dijo antes de volver al interior.
Moví lentamente la mano hasta que recogí la tarjeta, la miré fijamente y me sorprendí al ver su logotipo, el emblema de sol negro.

¿Qué tienes tu que ver con sol negro...? -pregunté sin esperar respuesta mientras que me recostaba nuevamente contra el suelo.

Era posible que mi sueño solo fuese eso, un sueño. Quizá ése hombre tenía razón y el problema no era el sistema, sino las personas que lo dirigían, ¿quería eso decir que el Gorosei estaba corrupto o quizá los altos cargos de la marina?
No lo sabía, de lo que si estaba seguro era del increíble poder de los tenryubiito, del cual abusaban y a eso si le pondría fin. A lo mejor ese hombre tenía la clave para conseguirlo, a lo mejor sol negro era mi baza para ayudarme a cambiar lo que debía ser cambiado.

Me quedé allí tumbado, reflexionando sobre mis cosas, a la espera de que mi cuerpo pudiese al menos moverse para ir a al enfermería.