Krotar,el tiburón vegetariano

Para Krotar, su infancia fue un tanto dura, ya que era huérfano y tuvo que criarse en un orfanato bastante pobre en el que siempre servían para comer el mismo tipo de pescado. Lo que le llevó a buscar nuevas formas de saciar el hambre. Un día, mientras trasteaba por los bajos fondos de Gyojin Island se le hizo tarde y no pudo llegar a tiempo a la cena. Ese día le dolía mucho el estómago y viéndose en un apuro se llevó a la boca lo primero que encontró, que no fue otra cosa que un matojo de algas.
Para su sorpresa, las algas estaban bastante más buenas de lo que él había esperado, de hecho, ni siquiera amargaban. Sino que tenían un sabor interesante, ya que mezclaban el dulce con el salado propio de las aguas del mar.
Contento, llevó la noticia a sus compañeros, que lo miraron con desprecio como si se hubiese vuelto completamente loco. Pero él no le importó, sino que decidió que desde aquel momento, en el que tenía diez años, sería vegetariano.
Claro, que los vegetales no aportan tantas proteínas como la carne o el pescado, por lo que empezó a estudiar cocina para así comprender mejor los alimentos y lo que podía aportarle cada uno. En un principio sus estudios fueron autodidactas, pero pronto comprendió que así no llegaría a ningún sitio.
Por ello, cuando cumplió catorce años se inscribió a un concurso donde los jóvenes de la ciudad podían optar a una plaza en el dojo local, para poder aprender así gratuitamente el karate gyojin. Finalmente y tras muchos esfuerzo él fue el que consiguió ganar, no sin ambos ojos morados. Tras dos años de duro entrenamiento y con una buena selección de los alimentos que podía comer, fortaleció su cuerpo lo suficiente como para dominar dicho estilo de combate.

Con diecisiete años se fue de Gyojin Island, donde no veía un futuro para él y llegó a la superficie. Donde tras unas semanas de viaje se asentó en una de las remotas islas del North Blue, donde había escuchado que había un gran cocinero.
Tras semanas de pedírselo, el anciano lo aceptó como su aprendiz, con la condición de que él se encargase de todo los trabajos duros que debía realiza el hombre, como podría tratarse de acarrear el agua desde el pozo o cortar la leña.
Poco a poco Krotar fue descubriendo los secretos de los vegetales de la superficie y aprendió que un verdadero cocinero debía cocinar cualquier cosa que le pidiesen, independientemente de lo que fuese. En un principio no le gustó mucho la idea, pero ya que lo decía su maestro, debía hacerle caso. Por ello pasó los dos siguientes años estudiando cocina junto a él.
Aprendió mucho durante aquel tiempo, tanto a cocinar lo que él quería como lo que no quería cocinar, pero en un futuro, cuando fuese él el que cocinase solo cocinaría comida vegetariana.
Además durante aquel tiempo se había interesado en la música, en especial el rock n´roll que le gustaba a aquel cocinero. De hecho había aprendido a tocar el bajo.
El tiempo pasó y el cocinero enfermó un invierno frío, cogió una pulmonía que lo mantuvo en cama. Y finalmente murió. No sin antes decirle a Krotar que no debía tener en cuenta lo que los demás pensasen de él, sino que debía seguir sus sueños allá donde lo llevasen y que como todo cocinero, intentase descubrir la ubicación del All Blue.
Tras la muerte de su amigo y maestro, Krotar no tenía nada que hacer allí, recogió el bajo del viejo, que guardó con cariño en su funda y el juego de 10 cuchillos de cocina hechos de titanio que también guardó en su respectivo maletín. Salió por la puerta de la casa, sin mirar de nuevo hacia atrás, y con lágrimas en los ojos se sumergió en el océano, asegurándose antes, que tanto el maletín como la funda del bajo estaban cerrados herméticamente.

Nadó durante días, solo haciendo pequeños descansos para comer alguna que otra alga, y finalmente llegó al cuartel general de la marina en el North Blue. Donde entró sin miramientos y preguntó para alistarse en el CP. Finalmente fue redirigido hacia la sección del cuartel donde se hospedaban los miembros del CP, donde tomaron sus datos y lo enviaron al patio donde se le puso a prueba, para ver si cumplía o no los requisitos mínimos para formar parte del cuerpo de agentes del gobierno mundial.
Y si, consiguió pasar y entrar a formar parte de la Cipher Pol.
Le pareció que no tendría de sobra con lo que sabía de cuerpo a cuerpo, por ello fue al gimnasio, donde le enseñaron a usar guantes con garras, que junto a su dominio del Tsunami kempo, el gyojin karate y su futuro dominio del rokushiki harían de él una auténtica máquina de combate.
Su primera misión fue bastante simple, de hecho no podría decirse siquiera que era una misión, sino que fue más un entrenamiento de campo que otra cosa, simplemente una prueba para ver su efectividad en campo abierto. Dicha prueba fue supervisada por un miembro de la Cipher Pol de mayor rango, un hombre con un largo cabello blanco y mirada desenfadada.
Lucía su traje con orgullo, y se movía por el aire con gracilidad, seguramente se trataba del famoso rokushiki, del que esperaba llegar a conocer a fondo.
La misión concluyó con facilidad, el objetivo era simple, investigar y arrestar a un pirata de apenas 10 millones de recompensa que estaba armando una trifulca en el East Blue.
Estaba contento, por fin había servido de ayuda al gobierno, ahora solo esperaba que llegase fin de mes para poder cobrar mis honorarios y quizá poder comprarme un nuevo juego de cuchillos, ya que los actuales tenían valor sentimental y no quería usarlos.
Quizá me comprase un expositor para exponerlos y que así pudiese admirarlos y sentirme inspirado cada vez que cocinara algo bueno.