Haniel J. Krausser
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Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Exp: 0
Nivel: 1
Nombre: Su verdadero nombre es Shahála Kebbou aunque al tomar la nueva residencia en Alubarna, decidió cambiar su nombre a Haniel Jeanne, tomando como apellido; Krausser
Apodo: No tiene, ni quiere ningún apodo, aunque tiene constancia de que seguro le llamarán de algún modo.
Edad: 19 años de edad.
Sexo: Fémina.
Raza: Humana.
Rango/Empleo: Ciudadana - Tabernera
Rango social: Medio - Bajo
Nivel: 1
Nombre: Su verdadero nombre es Shahála Kebbou aunque al tomar la nueva residencia en Alubarna, decidió cambiar su nombre a Haniel Jeanne, tomando como apellido; Krausser
Apodo: No tiene, ni quiere ningún apodo, aunque tiene constancia de que seguro le llamarán de algún modo.
Edad: 19 años de edad.
Sexo: Fémina.
Raza: Humana.
Rango/Empleo: Ciudadana - Tabernera
Rango social: Medio - Bajo
Descripción estilo de lucha:
-Nombre: (Si vuestra disciplina tiene algun nombre concreto, escribidla aqui)
-Ejecución: (Explicad de manera simple la manera en la que la llevais a la practica)
Descripción física:
Descripción psicológica:
Haniel tiene un gran sentido materno que le hace proteger a las personas que son de menor edad que ella o de estatura incluso, también a las personas que son familiares a sus ojos, amigos o allegados, sería capaz realmente de “asesinar” a alguien si tocasen un solo pelo a cualquier persona que osase hacer daño a alguien de su círculo de amistades, el simple hecho de pensar que alguien puede hacer daño a alguien tan fácil le hace flaquear, porque parece que las personas no saben qué es el peligro hasta que lo ven delante de sus ojos. Algo que aprendió desde que era una criaja pequeña. Principalmente no se cataloga como una mujer egocéntrica en ciertos aspectos, primero; piensa en los demás antes que en ella misma antes de actuar para saber las consecuencias y antepone la situación de cualquier persona a la suya para luego dar una opinión personal Segundo: Sabe que no todas las personas no son tan agraciadas pues hay gente en los círculos donde ella se mueve que son más débiles o más tímidos y mira mucho por ese tipo de personas, es una mujer a la que le gusta ayudar aunque a veces se tope con personas “cabezonas” que no quieren reconocer ayuda. Haniel es una mujer que conoce sus límites, conoce cómo debe actuar para sacar lo que tiene que sacar para llegar a ser una mujer de negocios ¡Es obvio! Es bastante trabajadora y competitiva y no va a permitir que otra persona le quite su puesto porque siente que debe tener aspiraciones y en este caso, la suya es la de superación personal y la superación al resto de personas que quieren trabajar en el mismo sitio que ella. Su única aferración "sentimental".
Pero no toda su vida se centra en trabajar, sería demasiado para un único cerebro. Aunque según ella no materializa emociones y se siente distante a la hora de mostrarlas, cree que puede llegar a ser romántica y cariñosa con aquella persona que toque la fibra sensible que corresponde, porque todo el mundo tiene una ¿No creen? Sí, y seguro que Haniel la tiene escondida debajo de esa forma de ser fuerte y decidida. Teñida de descaro y de aventuras. Pero conozcámosla mas, conozcamos más su interior. Esta chica piensa que todo lo que hay a su alrededor es una lucha constante en la cual solo los más débiles mueren y ella no está dispuesta a cederle su puesto a alguien o simplemente, ponérselo fácil a las personas porque la vida no es fácil. No es sencilla. Es una mujer luchadora y trabajadora por unos ideales, por su forma de pensar y por sus derechos tanto como mujer como de persona y cualquiera que quiera arrebatárselo, no tendrá siquiera mundo para correr porque quien viole su espacio vital, irá por él y pagará por ello. Si, puede que bajo esa apariencia tranquila esconda una mujer que es realmente inquieta y difícil, bueno en realidad no tanto… No todo es tan negativo en ella.
Como hemos nombrado antes, tiene un lado sensible que solo le muestra a las personas con las que realmente cree que se puede confiar. Ojo, no es un limón con todo el mundo, ella es respetuosa y tranquila y puede llegar a ser amable con las personas aunque no las conozcan. Cuando tiene confianza siente como si algo revolotease en su interior, como si algo le forzase a sentir vergüenza por lo que siente, a ser tímida y a sonreír en exceso o reír. Supongo que sería una reacción habitual para una persona que no está acostumbrada a mostrar sus sentimientos. Y por último, esta chica cree que la parte sensual de las mujeres, las que toman como arma para sacar cosas de los hombres (U otras mujeres) Existe y ella no dudará en ponerlo en práctica con tal de que te sientes y consumas y consumas hasta que te quedes la cuenta de dinero en la taberna. No es tan mala ¿Verdad?
Gustos:
•Cocinar, le gusta cocinar y después del trabajo le relaja bastante pensar sobre ingredientes y analizar sabores diferentes, aunque también le gusta que la comida esté echa cuando llega de un día cansado ¿Por qué no?
•La música clásica, la que recuerda que se hacía en su poblado con los instrumentos básicos que había.
•Cantar, es una habilidad que no tiene muy demostrada al público pues sólo canta para ella, pero debido a sus cuerdas vocales podría decirse que incluso su buena voz se antepondría a cualquier otra voz debido a su profundidad, suavidad y cierta aspereza ronca.
•Los colores atrevidos en la ropa, es un signo, para ella, "para gritarle a la vida" hacia algo que crees y refutarlo mil veces, ella misma es partícipe de llevar ropa de colores vivos.
•La educación, aunque también le gusta el descaro y la arrogancia en las personas.
• Le gusta sentir la suave brisa del viento del desierto, pues está muy acostumbrada a los climas cálidos y es una sensación agradable, además de los diferentes aromas del desierto.
•Si hay algo que le agrada a la mayoría de las personas, además de a Haniel, es que le acaricien con cariño, en el pelo, en los brazos. Ese tipo de cosquillas que todo el mundo busca.
•La textura de la fruta. No tiene ningún tipo de distinción a la hora de comer fruta, en general, le gusta la comida y tiene un gran apetito cuando la comida le entra por los ojos.
• No es muy dada a relacionarse demasiado con las personas, aunque es realmente simpática. Pero siente un gusto especial hacia los hombres tatuados, piensa que detrás de cada tatuaje hay un motivo de por qué marcar una piel ¿No? Y sobre todo le gustan los hombres más altos que ella, pues ella es una mujer bastante alta.
Desagrados:
•Las mentiras caen en su total fatalidad, una sola mentira a alguien tan inocente podría prender la llama del odio en cuestión de palabras.
•La discriminación por apariencia ¿Es que acaso todas las personas están ligadas a ser iguales unas de otras?
•Las negligencias.
•El maltrato animal y la violencia de género.
•Pensar sobre la pérdida de su padre y su madre, aquella noche de septiembre, y pensar qué hacer con aquel diamante puede torturarla por noches sin dormir.
•Un punto importante, la infidelidad.
•No le gustan las bromas de mal gusto, ni que la tomen por idiota. En general odia cualquier sentimiento estúpido porque su forma de vida no le ha permitido establecer muchas relaciones y se ve directamente distante y arisca respecto a las personas, ¡Es mejor dejar que todo fluya!
•Que critiquen sus actos sin ver por qué hace las cosas. Siente que es independiente y depender de alguien respecto a una acción llega a irritarla.
•Pasar frío.
•Las personas pesadas e insistentes, sobre todo los hombres que no tienen aprecio por guardar sus gestos pervertidos y babosos, ¿Acaso no es mejor pensarlo que ver como uno babea?
Habilidades:
Torpeza:
Profesiones: (Vease mas arriba)
Banda: No
Armas: No.
Historia:
- Retazos de mi vida:
- ¿Saben…? No conocen el infierno hasta que no han vivido en él. Hasta que su fuego abrasador arrasa con tu piel, hasta que desgarra tus dedos y alega dejarlos al rojo vivo, rojo sangre. Rojo diamante. Donde yo vivía las ilusiones corrían tras el balón de cuero de cabra curtido y rellenado de algodón y piedras muy pequeñas, también de arena. De sueños… Donde yo vivía el sol jamás se ponía, era eterno y el tiempo pasaba tan lento que si no hubiese ido a la escuela el día duraría todo un año. El infierno también tenía aguas claras saladas y aguas oscuras del color del humo aunque nunca logré verlas hasta que tomé conciencia de mi cautiverio.. La añoranza de los tejados de chapa y el color del barro. Muchas veces le pregunté a mi madre cómo eran capaces de ver los peces bajo esa agua y ella respondía: “Es su instinto, ver para vivir” Sin embargo nunca entendí que cuando ella se enojaba conmigo dijese que veía mucha agua en mis ojos. Y el agua no era buena, provocaba guerras… Aunque mis ojos jamás provocaron alguna, tal vez eran otros ojos, los diamantes.
Mi infierno tenía vegetación pero era explotado por las cabras y las vacas que pastaban libremente para abastecer sus ubres de leche y así hacer queso y alimentar a los niños más pequeños que habían nacido ese año, el sol calentaba las piedras y casi podía cocinarse sobre ellas, los filetes de ternera a la brasa sobre las piedras con algún que otro bichito, el olor del aceite y las tortas, el plátano y las almendras. Mi infierno era tierra y barro, quemaba pero las plantas de los pies estaban acostumbradas a sus calles de arcilla hechas a base de pisotear la arena del desierto, a la sequía y al trabajo agrícola y el cielo era tan azul, era el infinito océano, casi podías tocarlo con las puntas de los dedos si levantabas los brazos hacia arriba. Mi infierno además de sol era color, el color de las compras se teñían de las cosechas recogidas en los débiles huertos familiares, el dulce sabor del colorido y grande tomate, las patatas recolectadas, las grandes sandías y calabazas que se cultivaban en zonas privadas por explotaciones aunque muchas de ellas no salían debido a nuestra situación en el mapa de Arabasta, la carne fresca y las curiosas moscas revoloteando alrededor. Apenas podían considerarse calles, las franjas de separación entre las viviendas de barro, de la arena bullían de personas que intercambiaban los alimentos sobrados por otros y los animales y sus productos por otros nuevos, tenía un peculiar sabor el dulce de esas calles repletas, se oían los gritos de los tenderos que ofrecían sus productos a cambio de otros, el sonido del tambor, las personas negociando. Y los alegres vestidos que tejían característicamente cada prenda de esa gente. Se hablaban tantos idiomas en el mercado de donde vivía, los balidos de las ovejas adormecían a los niños acurrucados en los pechos de sus madres, el tránsito de personas siempre era visible a todas horas, podía verse incluso desde la ventana de arcilla de mi casa.
Tal vez éramos un poblado "nómada" fijado en un lugar único en la basta tierra del desierto, alejados de cualquier sociedad, capital o ciudad sonada. Pero podíamos vivir, era habitable. Cuando había turistas las calles se llenaban de mujeres que salían fuera de las casas a ver y criticar como eran los hombres exploradores, o gente de otras ciudades sonadas que recogían los telares de Mi infierno, mi poblado.
Un día llegaron muchos extranjeros, y ese día comenzó la ira del infierno que hasta entonces había conocido, mi madre siempre me explicó que ellos venían a ver qué más podían sacar de nosotros, que alejados del mundo somos tan sonados para ellos. Que a nadie le importaba nuestra situación si no era por explotar los recursos que poseíamos y que por entonces yo no entendía que quería decir con eso, no entendía por qué mi padre salía tan temprano en la noche oscura para ir a trabajar, y no entendía el llanto de mi madre, ni sabía dónde habían ido mis hermanos, ni siquiera los conocí. A la edad de mis 12 años todo había dejado de tener color y casi puedo recordar que todo lo que viví se sumió en un sueño denso que ocupaba las pesadillas de mi madre que lloraba y tenía que acallarse mordiendo la esterilla.
Un caluroso día de septiembre mientras recogía agua en un aparato que usaban las demás mujeres, sacudiendo dicho instrumento para recoger las piedras que había en el fondo del río que cruzaba nuestra aldea, una y otra vez se sacudía, se apartaban las piedras feas y volvía a sumergirse en el agua en busca de algo que ofrecer, mi padre siempre había estado conmigo, vigilándome, no le gustaban esos hombres que siempre estaban encima de nosotros, yo lo veía entretenido, me gustaba el agua, me gustaba estar con mi padre y cuando tenía ocasión le preguntaba que para qué era y él solo asentía con la cabeza unas dos o tres veces. Los niños que jugaban con el balón de piel de cabra habían dejado de jugar para apuntar con armas a las personas que explotaban y de vez en cuando el sonido del látigo sobre la espalda y el chillido de algún pobre hombre endurecía el rostro de mi padre hasta volverse oscuro y tenebroso yo solo aferraba los bordes de ese aparato y recitaba para mis adentros los poemas que cantaba mi madre. Todos los días eran iguales, todos los días nos levantábamos a sacudir esos aparatos en busca de diamantes. Relucientes, llenos del sudor de nuestro pueblo, llenos de vida, de energía agotada en las sacudidas. Llenos de lágrimas y súplicas, atormentados por el filo del arma que asolaba nuestras nucas bajo el imponente Sol.
Pero… Fue demasiado tarde.
Nació en El Reino de Arabasta, en una humilde familia que se dedicaba a recolectar frutos y revenderlos si sobraban del día a día de la comida, aunque poco después de la crisis del poblado nómada, su padre tuvo que entregar su libertad a cambio de conseguir algo que fuera similar a una piedra preciosa para poder pagar las deudas del parto de su esposa tras tener a su única hija. Trabajó durante tantos años bajo el sol que solo se acarreó problemas de salud y achaques por los continuos latigazos de los invasores a esas tierras donde el sol azotaba con fuerza. Sin embargo cuando Haniel nació, vio en sus ojos el alma de una gran persona ¡Y no solo una persona cualquiera! Sino la descendiente de nómadas antiguos, de linaje de los nómadas que hacían milenios recorrían Arabasta entera. Pasaron los años y ese bonito bebé creció entre su pueblo, las sonrisas de todos los días, el ajetreado mercado y sobre todo la humildad, todo era relativamente tranquilo a pesar de las hambrunas y las plagas.
Con el tiempo, la joven quiso ayudar a su familia, trabajando primero las horas que su padre le había establecido, luego vendía los alimentos para ganar más alimentos y así hasta que la de ojos azules quiso ayudar a su padre en la búsqueda de diamantes en las proximidades del pequeño lago que habitaba al lado del poblado, a pesar de las advertencias de su progenitor, él no quería que ella sufriese los latigazos que a él le habían propinado, ni quería que una pistola apuntase la cabeza de su preciada y hermosa hija. Ella trabajó hasta los 12 años a sol y a sombra ayudando a su padre en la búsqueda que esos individuos establecían, pero jamás presenció una muerte, tal vez, por el sector en el que su padre había tratado de dividir para que ella no sufriese daños, sin embargo, fue apenas cuando la alegría volvió a la familia cuando la madre de Haniel dio a luz a otro pequeño ser bajo el caluroso sol de agosto, el recién llegado a la familia no tenía los ojos de su hermana, sus ojos eran de color ámbar o miel y su tez incluso más pigmentada, era un niño, el niño más hermoso jamás nacido en aquel poblado nómada.
Fue una noche calurosa del mes de Septiembre cuando su padre vino alterado a la pequeña cabaña en la que vivían, a lo lejos podía escucharse los gritos y llantos a sus espaldas, incluso podía oírse los disparos y el ruido que provocaba la carne al ser cortada además del estrepitoso sonido de los gritos. Su padre entró tan alterado que sólo sacó del brazo a su hija, ya una esbelta jovencita, también retuvo entre sus brazos al pequeño de apenas un mes de edad y en un paño ensangrentado le entregó algo que jamás sus ojos habían logrado ver, era brillante y su resplandor alumbraba sus orbes marinas, no hicieron falta palabras cuando su hermano quedó encomendado a sus brazos, huyo. Huyó tan lejos como pudo, corrió tanto como sus piernas le permitieron y aferraba a su hermano que gritaba y sollozaba por los movimientos bruscos de los que se advertía su hermana al correr, correr hacia una nueva vida, correr lejos de allí. Aunque tampoco era tan fácil no dejarse ver, puesto que las casas, aunque mal hechas, era fácil reconocer a las figuras por las sombras que proyectaban.
Sin embargo los disparos cada vez se oían más fuertes y los gritos de sus padres, los gritos de sus vecinos, la gente corriendo de un lado a otro de la calle, sentía los ojos llenos de lágrimas y el consuelo de no ver nada si no se secaba los ojos, sin embargo seguía corriendo, corriendo a donde creía verse segura pero, el simple hecho de pensar en el filo de alguna espada ya le hacía sollozar y no por ella, sino por su joven hermano que chillaba cada vez más fuerte, alterado. Sin más dilación entró en una de las cabañas, topándose con suerte con uno de esos grandes magnates del dinero que solía ir a aquellos sitios a distribuir comida y a llevarse los productos y las piedras preciosas de allí para venderlas. Tal vez no fue solo suerte y coincidencia, en el único ojo del hombre se veía reflejado el negocio que podía apropiar con la explotación de aquella niña de ojos llorosos tan grandes y azules, tan únicos.
Su vida acabó dependiendo de aquel hombre con el paso del tiempo, al igual que la vida de su hermano. Tras dejar el poblado vacío de gente y tomar personas jóvenes y aptas para el trabajo, partieron clandestinamente hacia la capital, donde pudieron asentarse y recolocar a las personas que habían traido de su poblado pacífico, en empleos costosos y humillantes. Por la parte que tocaba a Haniel y debido a su característica voz melodiosa, estuvo hasta los 16 años trabajando en el mundo del espectáculo y una vez cumplida la mayoría de edad, en un local donde los viajantes pudieran descansar y tomar comida y bebida, pues era también un oficio rentable para aquel hombre que la había "acogido."
Mar de origen:
Su vida se ubica en la Isla Sandy, en Paraíso, la primera mitad de Grand Line.
Pertenencias:
Botín de partidas:
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Sueños:
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