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Worick L. Arcangelo
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No se cuanto tiempo había pasado desde que había caído inconsciente, pero ya se podía entrever la luz del sol por una de las ventanas del barco, me deslumbraba en los ojos y esto fue lo que me despertó. Estaba tumbado en una cama en el camarote de algún barco, sentía mi cuerpo entumecido, mi brazo derecho estaba vendado y sostenido en mi cuello mediante un montón de vendas.
Traté de levantarme lentamente para observar el panorama, me apoyé sobre la punta de los dedos y dejé caer todo el peso sobre estos, parecía que mis piernas estaban perfectamente, una buena noticia. No entendía dónde estaba, cómo había llegado a aquel barco o cómo me había hecho aquella herida en el brazo, pero entonces montones de recuerdos empezaron a inundar mi mente.
Observando el camarote parecía un barco sencillo, de construcción artesana y creado con materiales de buena calidad, pero había algo extraño en la forma de construcción, era como… tribal. Tomé de la mesilla el paquete de cigarros y me quité la máscara para fumar con tranquilidad, estuve unos segundos pensando en todo lo que había pasado: la niña, Ryuta, los indígenas y la pelea. Habían pasado montones de cosas en unas horas, pero las cosas parecían haber acabado “bien”, la niña estaba en una cama a unos metros de mi.
Me acerqué a esta lentamente hasta pararme frente a la cama, una inocente cara surgía entre aquellas sábanas, una cara que transmitía tranquilidad. No entendía porque Ryuta había acogido a aquella chica durante aquel caos, pero viendo su cara y la tranquilidad que transmitía empezaba a ver lo que él había visto. Me giré y miré a la puerta del camarote, justo en ese momento el peliverde la atravesaba y yo decía:
- ¿ Qué, cómo ha ido la noche ? - Dije mientras sonreía sin la máscara en mi cara, que en esos momentos estaba sobre la mesita del lado de la cama.
Traté de levantarme lentamente para observar el panorama, me apoyé sobre la punta de los dedos y dejé caer todo el peso sobre estos, parecía que mis piernas estaban perfectamente, una buena noticia. No entendía dónde estaba, cómo había llegado a aquel barco o cómo me había hecho aquella herida en el brazo, pero entonces montones de recuerdos empezaron a inundar mi mente.
Observando el camarote parecía un barco sencillo, de construcción artesana y creado con materiales de buena calidad, pero había algo extraño en la forma de construcción, era como… tribal. Tomé de la mesilla el paquete de cigarros y me quité la máscara para fumar con tranquilidad, estuve unos segundos pensando en todo lo que había pasado: la niña, Ryuta, los indígenas y la pelea. Habían pasado montones de cosas en unas horas, pero las cosas parecían haber acabado “bien”, la niña estaba en una cama a unos metros de mi.
Me acerqué a esta lentamente hasta pararme frente a la cama, una inocente cara surgía entre aquellas sábanas, una cara que transmitía tranquilidad. No entendía porque Ryuta había acogido a aquella chica durante aquel caos, pero viendo su cara y la tranquilidad que transmitía empezaba a ver lo que él había visto. Me giré y miré a la puerta del camarote, justo en ese momento el peliverde la atravesaba y yo decía:
- ¿ Qué, cómo ha ido la noche ? - Dije mientras sonreía sin la máscara en mi cara, que en esos momentos estaba sobre la mesita del lado de la cama.
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Había salido hacía un rato a la cubierta, dado que estábamos en alta mar y este estaba pacífico por ahora, tenía que manejar el barco, cuidar a la niña y esperar a que Shi se levantara, pues seguía respirando. Así que respire el aire puro, habían pasado dos días ya y tuve que vendarle el brazo yo, así que la mayor parte de las heridas que tuviera, serían por mi culpa, pero bueno, que se le iba a hacer, mis habilidades de médico estaban por los bajos.
Mire al cielo, fijándome en el sol, más o menos a esa hora la niña se despertaba y le daba de comer, sería mejor entrar, y cuando lo hice vi a Shi despierto, fumando delante de la niña, por lo que le dedique una mirada asesina en un primer momento, pero después volví a sonreír como antes, al fin y al cabo me alegraba de verle.
-¿Cuál noche? ¿Esas dos que pasaste dormido? Por cierto, deberías mirarte esas vendas, no creo que las haya puesto muy bien eso de curar a asesinos no es lo mio.-Le dije mientras miraba que la pequeña seguía dormida, y agarrando una de las dos gujas se la puse en el cuello, sin tocarle.-Primera y única norma por ahora, no fumes cerca de la cría.-Solté volviendo a guardar el arma, dejando la expresión asesina que había vuelto a mi rostro por unos segundos.-Cuéntame, ¿qué hacías en esa isla Shi? A parte de matar gente claro.-Volví a hablar soltando una pequeña carcajada con esa última broma como si aquella noche hubiera sido hace mucho tiempo.-
Mire al cielo, fijándome en el sol, más o menos a esa hora la niña se despertaba y le daba de comer, sería mejor entrar, y cuando lo hice vi a Shi despierto, fumando delante de la niña, por lo que le dedique una mirada asesina en un primer momento, pero después volví a sonreír como antes, al fin y al cabo me alegraba de verle.
-¿Cuál noche? ¿Esas dos que pasaste dormido? Por cierto, deberías mirarte esas vendas, no creo que las haya puesto muy bien eso de curar a asesinos no es lo mio.-Le dije mientras miraba que la pequeña seguía dormida, y agarrando una de las dos gujas se la puse en el cuello, sin tocarle.-Primera y única norma por ahora, no fumes cerca de la cría.-Solté volviendo a guardar el arma, dejando la expresión asesina que había vuelto a mi rostro por unos segundos.-Cuéntame, ¿qué hacías en esa isla Shi? A parte de matar gente claro.-Volví a hablar soltando una pequeña carcajada con esa última broma como si aquella noche hubiera sido hace mucho tiempo.-
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Parecía que el hecho de que mi cara estuviera ahora al descubierto traía sin cuidado al peliverde, así que volví hacia la mesita de noche para apagar el cigarro sobre la superficie de esta y tomar de nuevo mi máscara. Acto seguido me giré mientras quitaba los vendajes y dejaba de nuevo el brazo colgando, no me era cómodo tener toda aquella periferia en mi brazo y menos del modo en el que estaba puesta. Así que me senté sobre la cama y empecé a desenrollar la venda que envolvía mi brazo mientras le decía al peliverde:
- Gracias por intentarlo, pero la medicina no es lo tuyo, si vuelve a pasarnos algo rezo por ser yo el que quede consciente o podemos ir despidiéndonos. - Dije riéndome mientras acababa de desenrollar la venda de mi brazo. - En cuanto a porqué estaba en esa isla, a decir verdad llegué de casualidad al naufragar, pero bueno ahora mismo me alegro de haberlo hecho, pues he podido cumplir parte de mi propósito. -
Tras decir esto volví a enrollar la venda pero esta vez más fuerte y realizando una buena presión sobre la zona dañada, pude oír un pequeño ruido, era señal de que el brazo había vuelto a su sitio y de este modo recupere parte de la movilidad, que si bien era torpe aun me causaba dolor. Me levanté de la cama y me acerqué a Ryuta para decirle más de cerca cuáles eran mis planes.
- A decir verdad, salí en busca de alguien dispuesto a acompañarme en mis descabellados planes por enseñarle al mundo la auténtica realidad, por enseñarle al mundo la parte de este que no quieren ver y al parecer he encontrado a alguien. Tú, es por eso que me gustaría que te me unieses y que juntos le enseñemos a este mundo cual es la auténtica realidad, es por eso que vamos a destapar toda esta farsa que ha montado el gobierno con la intención de ocultarnos el verdadero mundo. - Tal vez era demasiada información en tan poco tiempo, pero Ryuta parecía ser un tipo inteligente y no creía que este fuera a tener muchos problemas para interpretarla. - ¿ Qué me dices ? Estás conmigo o contra mí. - Dije en un tono algo más serio mientras situaba mi ahora único brazo útil a mis espaldas como si fuera a efectuar un ataque si la respuesta no me gustara. -
- Gracias por intentarlo, pero la medicina no es lo tuyo, si vuelve a pasarnos algo rezo por ser yo el que quede consciente o podemos ir despidiéndonos. - Dije riéndome mientras acababa de desenrollar la venda de mi brazo. - En cuanto a porqué estaba en esa isla, a decir verdad llegué de casualidad al naufragar, pero bueno ahora mismo me alegro de haberlo hecho, pues he podido cumplir parte de mi propósito. -
Tras decir esto volví a enrollar la venda pero esta vez más fuerte y realizando una buena presión sobre la zona dañada, pude oír un pequeño ruido, era señal de que el brazo había vuelto a su sitio y de este modo recupere parte de la movilidad, que si bien era torpe aun me causaba dolor. Me levanté de la cama y me acerqué a Ryuta para decirle más de cerca cuáles eran mis planes.
- A decir verdad, salí en busca de alguien dispuesto a acompañarme en mis descabellados planes por enseñarle al mundo la auténtica realidad, por enseñarle al mundo la parte de este que no quieren ver y al parecer he encontrado a alguien. Tú, es por eso que me gustaría que te me unieses y que juntos le enseñemos a este mundo cual es la auténtica realidad, es por eso que vamos a destapar toda esta farsa que ha montado el gobierno con la intención de ocultarnos el verdadero mundo. - Tal vez era demasiada información en tan poco tiempo, pero Ryuta parecía ser un tipo inteligente y no creía que este fuera a tener muchos problemas para interpretarla. - ¿ Qué me dices ? Estás conmigo o contra mí. - Dije en un tono algo más serio mientras situaba mi ahora único brazo útil a mis espaldas como si fuera a efectuar un ataque si la respuesta no me gustara. -
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Escuche atentamente sus palabras, decía cosas muy extrañas pero al parecer quería hacer algo parecido a mi objetivo, conquistar ese juego, y él quería enseñarle al mundo su poder… Realmente no sabía qué hacer, así que le hice un gesto con la mano para volver a salir a cubierta, ya que la niña aun seguía dormida. Pase por la puerta que había dejado entreabierta unos momentos antes, y sentí como una ráfaga de aire llegaba desde fuera, cerré los ojos, pensando en lo que había pasado hacia pocos días, ¿era capaz de confiar en ese hombre? ¿Debía simplemente ayudarlo y separarme de él? Demasiadas preguntas rondaban mi cabeza por unos pocos instantes, pero mirando al cielo, tras avanzar unos pasos, me pregunte algo ¿Por qué todo eso que esta encima de nosotros, esta tan alejado? ¿Alguna vez alguien había llegado más allá de las tiras de algodón desgarrado llamadas nubes? Una persona sola, por mucho que lo intentase, no podría… Necesitaba ayuda, siempre que intentas conseguir algo, suspire, dado que no me gustaba depender de otras personas pero por una vez, era necesario, construir una torre hacía el cielo, para conquistarlos a todos y salir ganador… esa era mi meta, ser el ganador del juego.
Me gire, buscando el rostro de Shi, que se había puesto la máscara de nuevo minutos antes, cuando me explico sus planes, busque las aberturas que habían para sus ojos y lo mire ahí directamente, dejando mi vista en sus globos oculares un rato, ni si quiera sabía porque lo hacía, pero quería fiarme de mi instinto. Sonreí.
-Puedes contar conmigo, pero con una condición…-Debía asegurarme de esto.-La cría se viene conmigo, no puedo perdonarme lo que le hice a sus padres, así que al menos debería cuidarla. Oh, y otra cosa más, la próxima vez no te metas contra un enemigo que no puedes derrotar, debes enseñarles a todos el verdadero terror ¿no?-Solté antes de empezar a reír alegremente, lo cual no era extraño en mi.-
Me gire, buscando el rostro de Shi, que se había puesto la máscara de nuevo minutos antes, cuando me explico sus planes, busque las aberturas que habían para sus ojos y lo mire ahí directamente, dejando mi vista en sus globos oculares un rato, ni si quiera sabía porque lo hacía, pero quería fiarme de mi instinto. Sonreí.
-Puedes contar conmigo, pero con una condición…-Debía asegurarme de esto.-La cría se viene conmigo, no puedo perdonarme lo que le hice a sus padres, así que al menos debería cuidarla. Oh, y otra cosa más, la próxima vez no te metas contra un enemigo que no puedes derrotar, debes enseñarles a todos el verdadero terror ¿no?-Solté antes de empezar a reír alegremente, lo cual no era extraño en mi.-
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Parecía que todos aquellos problemas que habíamos tenido en aquella isla por fin daban sus frutos, ya tenía al primer enfermo que iba a acompañarme en mi tarea suicida, destapar el verdadero mundo que existe bajo el falso actual. Ryuta había aceptado con una única condición poder llevar a la niña consigo a donde fuera que nos llevará nuestra ardua tarea, yo no le veía inconveniente pero advertirle sobre el peligro no estaría de más.
- Yo no tengo ningún problema en que lleves a la niña contigo, pero ten en cuenta que esto hará que todo el mundo se torne nuestro enemigo, es casi tan peligroso como clavarse un puñal en el pecho. No puedo asegurar la salud de nadie que me acompañe en esta tarea suicida, pero no tengo la intención de dejar que nadie muera por mis ideales, pues una vez tengas el enemigo frente a ti,aunque te cueste tus brazos y piernas,debes pelear. - Dije mientras ponía una de mi mano derecha sobre su hombro y le miraba fijamente. - Ahora solo nos falta un integrante más para poder empezar a operar, ya tengo claro cual será nuestro primer objetivo y no será algo fácil, es por eso que estaremos un tiempo preparándonos.
Con Ryuta ya éramos dos los integrantes para la organización, la cosa empezaba a tomar forma y podía sentir como la tela que cubría la verdad iba cayendo poco a poco. La distancia que nos separaba de descubrir al mundo la auténtica verdad era menor con cada persona que se unía a mi causa y aun más si era gente fuerte como Ryuta. En aquellos momentos lo único que necesitábamos era descansar y buscar más gente que estuviera dispuesta a seguirnos en aquella tarea suicida, que si bien era difícil parecía más fácil con compañía como el peliverde.
Habían pasado unos días y al fin divisamos tierra, parecía que la isla de los caníbales realmente estaba en medio de la nada, pero bueno al menos pudimos tomarnos tiempo en curar nuestras heridas. También nos sirvieron para acostumbrar a la niña a nuestras “presencias”, pero por lo visto yo no le caía muy bien pues cada vez que me acercaba esta echaba a llorar…
Me acerqué a buscar a Ryuta que estaba en el camarote en compañia de la niña, así que desde la cubierta del barco grité:
- ¡ Ryuta, al fin tierra ! - Dije mientras se veía aparecer una pequeña isla en el horizonte, acompañada por las primeras luces del sol .-
Parecía que por fin íbamos a poder descansar sobre tierra firme y tranquila, una isla en la que no hubiera caníbales, ni animales violentos, solo una pacífica ciudad portuaria en la que reposar después de toda aquella aventura. Yo no tenía intención de quedarme en la ciudad, pero tenía claro que tanto para Ryuta como para la niña era lo mejor, así que tomé un trozo de papel y una pluma, entonces escribí:
- Yo no tengo ningún problema en que lleves a la niña contigo, pero ten en cuenta que esto hará que todo el mundo se torne nuestro enemigo, es casi tan peligroso como clavarse un puñal en el pecho. No puedo asegurar la salud de nadie que me acompañe en esta tarea suicida, pero no tengo la intención de dejar que nadie muera por mis ideales, pues una vez tengas el enemigo frente a ti,aunque te cueste tus brazos y piernas,debes pelear. - Dije mientras ponía una de mi mano derecha sobre su hombro y le miraba fijamente. - Ahora solo nos falta un integrante más para poder empezar a operar, ya tengo claro cual será nuestro primer objetivo y no será algo fácil, es por eso que estaremos un tiempo preparándonos.
Con Ryuta ya éramos dos los integrantes para la organización, la cosa empezaba a tomar forma y podía sentir como la tela que cubría la verdad iba cayendo poco a poco. La distancia que nos separaba de descubrir al mundo la auténtica verdad era menor con cada persona que se unía a mi causa y aun más si era gente fuerte como Ryuta. En aquellos momentos lo único que necesitábamos era descansar y buscar más gente que estuviera dispuesta a seguirnos en aquella tarea suicida, que si bien era difícil parecía más fácil con compañía como el peliverde.
Habían pasado unos días y al fin divisamos tierra, parecía que la isla de los caníbales realmente estaba en medio de la nada, pero bueno al menos pudimos tomarnos tiempo en curar nuestras heridas. También nos sirvieron para acostumbrar a la niña a nuestras “presencias”, pero por lo visto yo no le caía muy bien pues cada vez que me acercaba esta echaba a llorar…
Me acerqué a buscar a Ryuta que estaba en el camarote en compañia de la niña, así que desde la cubierta del barco grité:
- ¡ Ryuta, al fin tierra ! - Dije mientras se veía aparecer una pequeña isla en el horizonte, acompañada por las primeras luces del sol .-
Parecía que por fin íbamos a poder descansar sobre tierra firme y tranquila, una isla en la que no hubiera caníbales, ni animales violentos, solo una pacífica ciudad portuaria en la que reposar después de toda aquella aventura. Yo no tenía intención de quedarme en la ciudad, pero tenía claro que tanto para Ryuta como para la niña era lo mejor, así que tomé un trozo de papel y una pluma, entonces escribí:
Justo cuando acababa de escribir aquello el barco llegaba al puerto y yo salía corriendo de este, dejando atrás aquella aventura y despidiéndome del que ahora era como un hermano para mí con una triste nota, aunque al fin y al cabo era lo mejor, las despedidas no son lo mío.Shi escribió:Ryuta, se que si te hubiera dicho que iba a marcharme de la isla en cuanto repusiéramos las provisiones me hubieras seguido, pero creo que lo mejor tanto para ti como para la niña es que os toméis un buen par de días de descanso, algo grande se avecina y no queremos que nos pille en estas condiciones. Si necesitas buscarme seguramente me puedas encontrar en Shellstown, ese será mi próximo destino, descansa y cuida de la pequeña.
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