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Empieza Morgenstern.
Haine Rammsteiner
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Ya iban a empezar a saquear cuando su sentido del mantra siempre activo le alertó de que algo estaba pasando. Ese aura "juguetón" que había detectado muy brevemente antes se estaba acerc... bueno, se había acercado, pues no le dio tiempo siquiera a saber por dónde estaba viniendo. Pero ahí estaba, un "niño" bastante siniestro y que a Haine le daba algo de mal rollo. No que le tuviera miedo, sino que era como ver la típica muñeca de porcelana. —Oh, tío, me has asustado apareciendo así de la nada...— le dijo sujetándose el pecho como si de verdad se le fuera a salir. Desde luego era un tipo peculiar, pero si estaba en Tierra Sagrada, los había llamado intrusos y se había acercado a esa velocidad... Era fuerte. No tuvo ni que mirar de reojo a sus compañeros siquiera, había dicho que si lo pillaban él hablaría y así iba a ser. Por tanto se aclaró la garganta y procedió a hablar. Aunque estuvo muy tentado de decir frases como "buscábamos los servicios" o... "Jó, tío, esta no es mi casa..." al final se controló.
—Mi nombre es Haine Rammsteiner. Soy inventor. Hemos venido hasta aquí para hablar con el Gobierno y proponerles lo que podría ser una solución a sus problemas. Íbamos a ir por el puerto, como todo el mundo, pero resulta que hay una guerra o algo así por lo que utilizamos un sistema... menos convencional.— explicaba, una sonrisa se formó en su rostro. Si se lo tragaba no tendrían que pelear, pero tendrían que ir a rendir cuentas al Gobierno Mundial y aunque tenía cosas pensadas no le hacía demasiada gracia dárselas a ellos. Si no se lo tragaba ese niñato tendría una bala en el cerebro antes de que pudiera pedir refuerzos o delatar su posición. Aunque mejor no hacer nada ilegal, aparte de lo que ya habían hecho que seguramente los reportaría una recompensa por su cabeza. —¿Debo suponer que eres el... vigilante de la parte de arriba?— preguntó con la mayor educación y buscando no faltar al respeto al chaval, pues estaban a un Den Den Mushi de ser perseguidos.
—Si es así imagino comprenderás la importancia de... esta entrada inapropiada en la ciudad. Por tanto te... uh... ruego que nos permitas seguir con lo nuestro pues no somos ningún tipo de amenaza.— concluyó satisfecho con sus palabras. Estaba tan satisfecho y tan seguro que se lo tragaría que simplemente puso las manos en su cintura y esperó con una sonrisa que los dejara en paz.
—Mi nombre es Haine Rammsteiner. Soy inventor. Hemos venido hasta aquí para hablar con el Gobierno y proponerles lo que podría ser una solución a sus problemas. Íbamos a ir por el puerto, como todo el mundo, pero resulta que hay una guerra o algo así por lo que utilizamos un sistema... menos convencional.— explicaba, una sonrisa se formó en su rostro. Si se lo tragaba no tendrían que pelear, pero tendrían que ir a rendir cuentas al Gobierno Mundial y aunque tenía cosas pensadas no le hacía demasiada gracia dárselas a ellos. Si no se lo tragaba ese niñato tendría una bala en el cerebro antes de que pudiera pedir refuerzos o delatar su posición. Aunque mejor no hacer nada ilegal, aparte de lo que ya habían hecho que seguramente los reportaría una recompensa por su cabeza. —¿Debo suponer que eres el... vigilante de la parte de arriba?— preguntó con la mayor educación y buscando no faltar al respeto al chaval, pues estaban a un Den Den Mushi de ser perseguidos.
—Si es así imagino comprenderás la importancia de... esta entrada inapropiada en la ciudad. Por tanto te... uh... ruego que nos permitas seguir con lo nuestro pues no somos ningún tipo de amenaza.— concluyó satisfecho con sus palabras. Estaba tan satisfecho y tan seguro que se lo tragaría que simplemente puso las manos en su cintura y esperó con una sonrisa que los dejara en paz.
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El pequeño hombrecito enarca las cejas con picardía.
- Así que inventor... eso parece divertido. -al tiempo que pronuncia estas palabras, golpea con el pie en el suelo y se eleva tres palmos en el aire. Antes de caer al suelo, golpea con el otro pie, y así se mantiene en el aire. El hombrecillo se acerca hasta la cara de Haine y le sonríe con el rostro a escasos centímetros de distancia-. Sin embargo, puedes suponer que no puedo simplemente llevaros a hablar con gente importante en este momento. Como bien has dicho, estamos en medio de una guerra -tras eso se vuelve a posar en el suelo sin dejar de mirar a Haine a los ojos, ignorando lo que ha dicho. Entrecierra ligeramente los párpados y murmura en voz baja-. Eres demasiado alto para mi gusto.
En ese momento, su mano sale disparada hacia la entrepierna del inventor líder de Morgenstern. El movimiento es sencillo, recto y sin florituras, y sería fácil de esquivar si no fuera porque el golpe es realizado en menos de una milésima de segundo. Es más, durante todo el ataque, el hombrecillo ni siquiera parece haberse movido.
Spectre punch [AID] (Haki armadura lvl 3, haki visión nivel 3)
- Tal vez puedas mostrar tu invento al Gobierno cuando termine la guerra, amiguito... -dicho esto, se da la espalda con el haki de visión activo. Nunca se sabe cuando un tipo dolido puede atacar de sorpresa.
- Así que inventor... eso parece divertido. -al tiempo que pronuncia estas palabras, golpea con el pie en el suelo y se eleva tres palmos en el aire. Antes de caer al suelo, golpea con el otro pie, y así se mantiene en el aire. El hombrecillo se acerca hasta la cara de Haine y le sonríe con el rostro a escasos centímetros de distancia-. Sin embargo, puedes suponer que no puedo simplemente llevaros a hablar con gente importante en este momento. Como bien has dicho, estamos en medio de una guerra -tras eso se vuelve a posar en el suelo sin dejar de mirar a Haine a los ojos, ignorando lo que ha dicho. Entrecierra ligeramente los párpados y murmura en voz baja-. Eres demasiado alto para mi gusto.
En ese momento, su mano sale disparada hacia la entrepierna del inventor líder de Morgenstern. El movimiento es sencillo, recto y sin florituras, y sería fácil de esquivar si no fuera porque el golpe es realizado en menos de una milésima de segundo. Es más, durante todo el ataque, el hombrecillo ni siquiera parece haberse movido.
Spectre punch [AID] (Haki armadura lvl 3, haki visión nivel 3)
- Tal vez puedas mostrar tu invento al Gobierno cuando termine la guerra, amiguito... -dicho esto, se da la espalda con el haki de visión activo. Nunca se sabe cuando un tipo dolido puede atacar de sorpresa.
Haine Rammsteiner
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No le gustaba un pelo cómo se estaba acercando hasta él, y por eso su rostro se puso serio. Escuchaba sus palabras, parecía que les estaba diciendo que no podía llevarlos hasta los jefazos en una situación de guerra. Perfecto, eso era justo lo mejor que les podía pasar. Así podrían "marcharse" tranquilamente, esconderse hasta que ese tipo desapareciera y volver a saquear cuando llegara la oportunidad. Al fin y al cabo no querían cabrear a los jefazos, ¿no? Estaban allí para ser invisibles como el viento, silenciosos como la ropa que no emite sonido alguno de Mark y sin dejar rastro igual que un... Lo que sea que no deja rastro. Entrar a la Tierra Sagrada era una gran aventura, no era simple, y tendrían que salir de allí con vida y sin recompensa por su cabeza o todo estaría perdido. Pero entonces, ocurrió. Creyó percibir algo pero no fue hasta que miró hacia abajo que no se dio cuenta de lo que había pasado. Un puñetazo. A la altura de... los nacasones.
El mundo entero se volvió en blanco y negro mientras Haine caía doblándose por la cintura, clavando sus rodillas en el suelo y llevándose la mano a sus... nacasones. Su rostro reflejaba la sorpresa y el amargo dolor que le subía desde esa parte tan delicada de todo hombre. Apoyó una mano en el suelo mientras notaba una pequeña gota de sudor frío deslizarse por toda su espina dorsal, atragantándose en su garganta un grito de dolor con una corriente de rabia que intentaba salir de su boca. Su mundo se desvaneció y la tierra sobre la que se apoyaba comenzó a moverse como si se hubiera mareado y no existiera nada más que oscuridad. Nauseas provenientes de su estómago fueron reprimidas, mientras una vocecilla repetía claramente en su cabeza: "Hijo de puta... Hijo de puta... Te mataré... Hijo de puta...". No solo su físico había sido dañado, sino que su orgullo estaba rebozándose por el suelo igual que lo hacía su cuerpo.
—¡No!— gritó Haine cuando percibió que algo se movía a su lado. Desconocía cuáles eran las reacciones de sus compañeros, pero sí había intuido la de su mascota que se había lanzado contra el enano y ahora le gruñía con la boca abierta delante de él. Había estado a punto de morderlo, en sus colmillos podía verse el Haki armadura que había tenido la clara intención de masticar a ese agente. Pero al escuchar la negación de Haine, Shiro retrocedió aunque sin quitarle el ojo de encima a aquel tipejo. —Nos... Nos marchamos...— dijo Haine con la respiración agitada. Trató de subirse en el Typhoon, ese dron aerodeslizador que esperaba a que estuviera montado. Tumbado y todavía agarrándose los... nacasones, Haine tocó los controles del dron para moverse manualmente hacia adelante, mirando en la dirección contraria y por la cuál habían venido. —¡Nos vamos!— pronunció el ya-no-tan-hombre que se marchaba derrotado sin haber cumplido su objetivo.
Desconocía cuáles serían los actos de Mark, Ban y Eris, pero esperaban que cumplieran lo que les pedía. Obviamente no tenía intención alguna de abandonar Mariejoa, pero no estaba en su mejor condición física y si llamaban la atención al final les enviarían a un Almirante a por ellos. Y eso sería una batalla más difícil que ese enano. Por tanto, retrocederían por donde habían venido hasta que perdieran de vista a ese mocoso y se apresuraría a decir. —Maldito... Eso no se hace... Eso no se hace... Seguid buscando, tenemos que encontrar algo de valor de una vez...— diría el albino cuando se asegurara de que no estaba allí ese Agente. Comenzó a buscar por los edificios cercanos, asomándose por las ventanas, intentando ver alguna urna con un objeto valioso que pudieran llevarse.
El mundo entero se volvió en blanco y negro mientras Haine caía doblándose por la cintura, clavando sus rodillas en el suelo y llevándose la mano a sus... nacasones. Su rostro reflejaba la sorpresa y el amargo dolor que le subía desde esa parte tan delicada de todo hombre. Apoyó una mano en el suelo mientras notaba una pequeña gota de sudor frío deslizarse por toda su espina dorsal, atragantándose en su garganta un grito de dolor con una corriente de rabia que intentaba salir de su boca. Su mundo se desvaneció y la tierra sobre la que se apoyaba comenzó a moverse como si se hubiera mareado y no existiera nada más que oscuridad. Nauseas provenientes de su estómago fueron reprimidas, mientras una vocecilla repetía claramente en su cabeza: "Hijo de puta... Hijo de puta... Te mataré... Hijo de puta...". No solo su físico había sido dañado, sino que su orgullo estaba rebozándose por el suelo igual que lo hacía su cuerpo.
—¡No!— gritó Haine cuando percibió que algo se movía a su lado. Desconocía cuáles eran las reacciones de sus compañeros, pero sí había intuido la de su mascota que se había lanzado contra el enano y ahora le gruñía con la boca abierta delante de él. Había estado a punto de morderlo, en sus colmillos podía verse el Haki armadura que había tenido la clara intención de masticar a ese agente. Pero al escuchar la negación de Haine, Shiro retrocedió aunque sin quitarle el ojo de encima a aquel tipejo. —Nos... Nos marchamos...— dijo Haine con la respiración agitada. Trató de subirse en el Typhoon, ese dron aerodeslizador que esperaba a que estuviera montado. Tumbado y todavía agarrándose los... nacasones, Haine tocó los controles del dron para moverse manualmente hacia adelante, mirando en la dirección contraria y por la cuál habían venido. —¡Nos vamos!— pronunció el ya-no-tan-hombre que se marchaba derrotado sin haber cumplido su objetivo.
Desconocía cuáles serían los actos de Mark, Ban y Eris, pero esperaban que cumplieran lo que les pedía. Obviamente no tenía intención alguna de abandonar Mariejoa, pero no estaba en su mejor condición física y si llamaban la atención al final les enviarían a un Almirante a por ellos. Y eso sería una batalla más difícil que ese enano. Por tanto, retrocederían por donde habían venido hasta que perdieran de vista a ese mocoso y se apresuraría a decir. —Maldito... Eso no se hace... Eso no se hace... Seguid buscando, tenemos que encontrar algo de valor de una vez...— diría el albino cuando se asegurara de que no estaba allí ese Agente. Comenzó a buscar por los edificios cercanos, asomándose por las ventanas, intentando ver alguna urna con un objeto valioso que pudieran llevarse.
Mark Kjellberg
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Akuma no mi
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Sumido en mis pensamientos, era como si todo hubiese sucedido de golpe y porrazo en medio de toda la boca. Con una mirada perdida, despabilé cuando escuché un impacto que sonó inclusive bastante... bueno, asqueroso, como dos testículos chocando contra el hueso pélvico. Y efectivamente de eso se trataba, Haine allí tumbado de rodillas en el piso agarrándose los nacasones como si fuesen dos huevos cascados, y un muchacho enano de vestimenta negra que me resultaba muy familiar... no por su apariencia solamente sino también por su aura. — "Ugh... que dolor, hijo de puta... eso no se hace, mamón. Todo menos los nacasones." — pensé, acariciándome las joyas por encima de la ropa, con cierto disimulo; Esa aura molesta y risueña que había sentido momentos atrás y que Eris también había acotado minutos antes de que este hiciera acto de presencia. Solamente empecé a reír a carcajada limpia, cerrando los ojos y tirando un poco la cabeza hacia atrás, logrando hacer que la capucha que cubría mi cabeza se cayera, destapando mi rostro y descubriendo mi azulada cabellera, fornidas cejas azabache y aquella amplia boca de caninos afilados y alargados; gracia es lo que me daba ver al capitán de la banda a la que pertenecía tumbado en el piso buscando aire ya que se lo habían sacado de un maldito puñetazo en los huevos. ¿Quién lo diría? Alguien de apariencia tan seria ahora intentaba desesperadamente no desplomarse de dolor. Renegué un poco con la cabeza y solté un leve suspiro.
— Menos mal que deseabas que te dejáramos hablar a ti, eh... Venga, muchacho. — hice una pausa fugaz acercándome al albino, palmeándole la espalda antes que se subiera a su dron, el cual lo transportaba como si fuese un maldito borracho sobre su borrego, siendo cargado hasta su hogar en donde se dormiría la mona; no podía dejar de reír igualmente, pero sabía que la presencia de aquel pequeñajo que dejó a nuestro 'capitán' en tal estado no estaría demasiado lejos, aunque desconocía realmente si aún seguía en las inmediaciones, tampoco es que estuviese prestándole demasiado importancia al asunto. Notaba en el cielo aquellos vendavales incesantes, aunque no nos afectaba demasiado realmente, era algo a tener en cuenta. Viré mi cabeza hacia Eris, poniéndome cerca de ella y tocándole de forma tenue uno de sus hombros para llamar su atención, lo mismo hice con Ban para que ambos me atendieran luego de escuchar las ordenes de Haine, el cual postrado sobre su dron, inspiraba tanto aire de liderazgo como un niño pequeño con hormigas usando una lupa gigante.
— Hay que andarnos con cuidado... si estaba ese dando vueltas por Mariejoa significa que habrán más. — me aguanté la risa lo más que pude viendo lo patético que se veía Haine allí, resistiendo lo más que podía el dolor en los testículos. — Parecía Cipher Pol, a juzgar por cómo andaba en el aire sin mucho esfuerzo... tengo trato con ellos, pero no sé hasta qué punto tengo beneficios con dicha organización por ser cazador... — susurraba después, mirando de lado a Ban. — Ban, dale cerveza al muchacho... le hará falta para suplantar el dolor por borrachera. Y tú, Eris... — decía tomando el bidón de cerveza que tenía aquel joven, convirtiendo mi cabeza en dragón y soltando un aliento gélido que enfrió en demasía aquella bebida. Luego de volver a la normalidad, hice una pausa volteando mi cabeza para que Eris pudiera leerme los labios.
— Intenta cuidar a tu 'peor es nada' ... ¿Vale? No quiero verme obligado a tener que pensar que ahora seremos dos hombres y dos mujeres en el grupo. — terminé por decir, antes de ponerme a hacer aquello que nos había pedido el albino. Aunque me pareciera una pésima idea ya que nos habían advertido de no andar por allí, simplemente me parecía demasiado aburrido andar al acecho de cualquier tesoro que pudiesen tener los Tenryuubitos, ya que seguramente lo mejor estaría en el castillo central. — Podríamos hacer algo más interesante que buscar como maleantes basura por el lugar, ¿no?~ No sé, si es verdad lo que dices sobre la guerra, ¿porqué no vamos a partirle el ojal a algún pirata? — comentaba soltando un bufido, mientras seguía a los demás, palmeando la espalda de ambos muchachos, mientras le hablaba a Haine siempre andando con cuidado.
Haki Mantra Nivel 3 Activado (Modo Pasivo)
— Menos mal que deseabas que te dejáramos hablar a ti, eh... Venga, muchacho. — hice una pausa fugaz acercándome al albino, palmeándole la espalda antes que se subiera a su dron, el cual lo transportaba como si fuese un maldito borracho sobre su borrego, siendo cargado hasta su hogar en donde se dormiría la mona; no podía dejar de reír igualmente, pero sabía que la presencia de aquel pequeñajo que dejó a nuestro 'capitán' en tal estado no estaría demasiado lejos, aunque desconocía realmente si aún seguía en las inmediaciones, tampoco es que estuviese prestándole demasiado importancia al asunto. Notaba en el cielo aquellos vendavales incesantes, aunque no nos afectaba demasiado realmente, era algo a tener en cuenta. Viré mi cabeza hacia Eris, poniéndome cerca de ella y tocándole de forma tenue uno de sus hombros para llamar su atención, lo mismo hice con Ban para que ambos me atendieran luego de escuchar las ordenes de Haine, el cual postrado sobre su dron, inspiraba tanto aire de liderazgo como un niño pequeño con hormigas usando una lupa gigante.
— Hay que andarnos con cuidado... si estaba ese dando vueltas por Mariejoa significa que habrán más. — me aguanté la risa lo más que pude viendo lo patético que se veía Haine allí, resistiendo lo más que podía el dolor en los testículos. — Parecía Cipher Pol, a juzgar por cómo andaba en el aire sin mucho esfuerzo... tengo trato con ellos, pero no sé hasta qué punto tengo beneficios con dicha organización por ser cazador... — susurraba después, mirando de lado a Ban. — Ban, dale cerveza al muchacho... le hará falta para suplantar el dolor por borrachera. Y tú, Eris... — decía tomando el bidón de cerveza que tenía aquel joven, convirtiendo mi cabeza en dragón y soltando un aliento gélido que enfrió en demasía aquella bebida. Luego de volver a la normalidad, hice una pausa volteando mi cabeza para que Eris pudiera leerme los labios.
— Intenta cuidar a tu 'peor es nada' ... ¿Vale? No quiero verme obligado a tener que pensar que ahora seremos dos hombres y dos mujeres en el grupo. — terminé por decir, antes de ponerme a hacer aquello que nos había pedido el albino. Aunque me pareciera una pésima idea ya que nos habían advertido de no andar por allí, simplemente me parecía demasiado aburrido andar al acecho de cualquier tesoro que pudiesen tener los Tenryuubitos, ya que seguramente lo mejor estaría en el castillo central. — Podríamos hacer algo más interesante que buscar como maleantes basura por el lugar, ¿no?~ No sé, si es verdad lo que dices sobre la guerra, ¿porqué no vamos a partirle el ojal a algún pirata? — comentaba soltando un bufido, mientras seguía a los demás, palmeando la espalda de ambos muchachos, mientras le hablaba a Haine siempre andando con cuidado.
Haki Mantra Nivel 3 Activado (Modo Pasivo)
- Resumen:
- Intento hacer sentir mejor a Haine (?) le digo a Ban y a Eris que es mejor andarse con cuidado porque si hubo un CP, habrá más; luego le recomiendo a Ban que le de cerveza en cantidades insalubres a Haine para suplantar el dolor y a Eris que cuide de su "peor es nada", entenderán el porqué; Y por último Mark propone que vayan a hacer algo más interesante que robar la casa de los residentes como si fuesen simples maleantes.
Posteé aquí porque no tengo ni idea si ya nos fuimos o qué onda, pero bueno... eso, que escribo aquí. Si había que postear en el tema del capítulo pues nada, YOLO.
Eris Takayama
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Sentir aquella pequeña presencia no le gustó a la pelinegra, pero se quedó retrasada, respecto al resto, haciéndole un gesto al felino para que se sentase a su lado. Ya les había avisado, ella desaparecería en una mala situación. Aunque en el fondo, sabía que se quedaría por Haine. Siempre era todo por Haine. Ladeó la cabeza, mirándole de soslayo mientras se comunicaban. Ella no podía ver lo que Haine estaba diciendo, pero sí lo que decía el crío. Y aún así, dejó escapar una risilla cuando el muchacho le metió un puñetazo. ¿Por qué? Por lo cómico de la situación. Porque conociendo a Haine, se lo habría ganado. Pero no se movió. Pensó en avanzar para darle un golpe ella más, si se le podía considerar un guardián de aquella ciudad… ¿Qué podría hacer contra él? Sería totalmente inútil. Hasta que los vio retroceder. Y sí, así es como se dio cuenta de que tendría que suponer muchas de las órdenes que se daban entre ellos y que no se molestaban en gesticularle. Le hizo un gesto al felino para que avanzara hasta una esquina, algo retrasada respecto de su posición. Esto únicamente buscaba el hacer que el mismo les avisara de si había alguien por allí.
—¿Mi qué?— preguntó ella en bajo, mirando a Mark después de que la hablara. A veces creía fallar en la lectura pues era eso, o que realmente no entendía el sentido de lo que sus interlocutores querían decirle. No obstante, no podía dejar de pensar en que si se habían encontrado un “elemento” como aquel niño, ¿qué sería de los adultos? —No se si el riesgo merece la pena— dijo a media voz. No estaba segura de quien la escucharía, pero es que aquello era algo que quizás más de uno había pensado. Y miró por último a su felino. ¿Qué pasaría con ella si a él le hicieran daño? Una pequeña aura le rodeó. Era ella, simplemente, “cargando las pilas” de aquel felino. —Sería interesante encontrar una toma de corriente— susurró después. Se sentía más cómoda cuando tenía una cerca. ¿Razón? Porque era su elemento. Porque podía transformarlo y utilizarlo casi como su “sustento de vida”. Vaya, no de forma tan literal pero digamos que hacía el efecto de una droga. Se sentía un poco mejor si podía darse n pequeño tiro. Cada uno tiene sus vicios.
—¿Mi qué?— preguntó ella en bajo, mirando a Mark después de que la hablara. A veces creía fallar en la lectura pues era eso, o que realmente no entendía el sentido de lo que sus interlocutores querían decirle. No obstante, no podía dejar de pensar en que si se habían encontrado un “elemento” como aquel niño, ¿qué sería de los adultos? —No se si el riesgo merece la pena— dijo a media voz. No estaba segura de quien la escucharía, pero es que aquello era algo que quizás más de uno había pensado. Y miró por último a su felino. ¿Qué pasaría con ella si a él le hicieran daño? Una pequeña aura le rodeó. Era ella, simplemente, “cargando las pilas” de aquel felino. —Sería interesante encontrar una toma de corriente— susurró después. Se sentía más cómoda cuando tenía una cerca. ¿Razón? Porque era su elemento. Porque podía transformarlo y utilizarlo casi como su “sustento de vida”. Vaya, no de forma tan literal pero digamos que hacía el efecto de una droga. Se sentía un poco mejor si podía darse n pequeño tiro. Cada uno tiene sus vicios.
- Resumen:
- Post corto, perdón, exámenes. > Eris se queda al final, apartada y se ríe cuando el golpe en la entrepierna. Retrocede, sin saber muy bien qué cojones hacen dado que de nuevo nadie se molesta en comentárselo aunque sea solo moviendo los labios.
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Olé, había aparecido un crío muy raro, otro colega más para invitar a unas buenas cervezas fresquitas. Haine dijo de hablar con él, pero en ese momento el albino se desplomó en el suelo, eso hizo que el castaño frunciera el ceño. Apretó los puños y dio dos zancadas hacia aquel crío con toda la intención de batirle en la cabeza con su palo, a sus jefe un respeto joder, pero el grito de “No” del albino le hizo frenarse. El perro también había pensado como el devastador al final. Aún seguía sin entender qué diablos había pasado pero tras el comentario del dragón azul lo entendió, en ese momento trató de aguantarse la risa. El pobre jefecito había sido castrado por aquel chico pequeño, de repente el castaño se tiró al suelo revolcándose, ya no había un humano.
Se había transformado en su forma completa, ahora había una cabra de color negro con unos cuernos exagerados, llena de un pelaje cómodo y abrigador. Sus patas eran largas y acababan en pezuñas, no podía parar de descojonarse literalmente. Los sonidos del animal eran unos “Behehehehehehehehe” increíbles, es que había sido muy gracioso. Después de unos momentos volvió a la forma humana riendo aún y con la cerveza, la cual el cazador le cogió y puso más fría, en ese momento el devastador la volvió a tomar y se la llevó a Haine ofreciéndosela y poniéndola la mano en el hombro con una sonrisa.
- Anda jefe tómate esto y recupera fuerzas. Lo mejor será que pasemos del tema o nos meteremos en líos.
Dijo ahora mientras suspiraba despacio cruzándose de brazos con su palo en la mano mientras miraba a su alrededor buscando algo de utilidad. Siguió a los suyos entre silbidos, al parecer ya estaba algo mejor de la borrachera que había cogido anteriormente, por lo menos ya no veía al koala Andrés ni al señor castor.
Se había transformado en su forma completa, ahora había una cabra de color negro con unos cuernos exagerados, llena de un pelaje cómodo y abrigador. Sus patas eran largas y acababan en pezuñas, no podía parar de descojonarse literalmente. Los sonidos del animal eran unos “Behehehehehehehehe” increíbles, es que había sido muy gracioso. Después de unos momentos volvió a la forma humana riendo aún y con la cerveza, la cual el cazador le cogió y puso más fría, en ese momento el devastador la volvió a tomar y se la llevó a Haine ofreciéndosela y poniéndola la mano en el hombro con una sonrisa.
- Anda jefe tómate esto y recupera fuerzas. Lo mejor será que pasemos del tema o nos meteremos en líos.
Dijo ahora mientras suspiraba despacio cruzándose de brazos con su palo en la mano mientras miraba a su alrededor buscando algo de utilidad. Siguió a los suyos entre silbidos, al parecer ya estaba algo mejor de la borrachera que había cogido anteriormente, por lo menos ya no veía al koala Andrés ni al señor castor.
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