Morgenstern contra Imenio

Y ahí estaban, de nuevo, metidos en un puto lío Dios sabe por qué. Sintió las ganas de sentarse en el suelo, taparse los ojos y dejar que pasara lo que tenía que pasar. ¿Por qué cojones no podían salir de allí y tenían que satisfacer las ansias asesinas de un chico? Ni porque este fuera Haine, Eris lo haría. No, ya no. Pero lo que vió asombraba cuanto menos. El edificio rápidamente tomó una de sus horripilantes formas de posesión y después salió corriendo. Sí, sí. El edificio había salido corriendo. La boca de Eris se entreabrió por la sorpresa que aquello podía suponer, pero terminaría de cerrarla al poco, suspirando, al ver como Haine efectuaba todos aquellos movimientos de ataque y Shiro los protegía con su cuerpo. Y se agachó, para observar bien que estaba pasando. Aquellos ataques de Haine parecían tener la finalidad de “derrotar de un solo golpe”. Estaba cegado por la ira porque, de cualquier otra forma, tendrían que haberle dejado hablar. Sí, porque hasta ahora no habían visto a nadie que encajara físicamente con el perfil de su puesto. Y eso era lo que ella más temía.

Pero lo omitió. —Yo le comprendo, es bastante molestia que te interrumpan cuando estás a punto de explotar algo...— dijo, mientras todo su cuerpo parecía envolverse por algo así como una pequeña “llama azul”, para que nos entendamos. Pero aquello no era más que el resplandor oscilante de la energía, antes de que una gran parte de ella, en forma de rayo, se desplazase hasta el lugar donde aquel hombre se encontrara. Daba igual que le diera o no, había muchas sustancias conductoras por allí y, en cuanto la electricidad toca un cuerpo humano, ¿qué ocurre? Que lo paraliza. Vamos, es algo básico que casi todo el mundo conoce. Pero aún así, tras unos pocos segundos, aquella corriente se cortó y Eris volvió a parecer una persona normal. Gato se acercó a ella, para “nutrirla” con aquella energía que parecía darle un aporte extra, dentro de lo que ella ya era capaz de generar por sí misma. Sí, había estado acertada en cargar las baterías que tenía implantadas el animal. No obstante, la joven miró a sus compañeros. Deberían ser rápidos, si no querían llamar la atención.Aunque muchos saben que después del “rayo” viene el “trueno”, por lo que esperaba que el sonido que había producido su ataque no llames mucho más la atención, de lo que ya de por sí podría haber llamado el hecho de que la casa saliera corriendo.

Rayo ¿[AF]? +/-

Resumen:

La pelea se empezó a volver extraña cuando aquel líquido medianamente cristalino a la par que dulzón lo invadió todo. La cara de Eris se compungió ligeramente, mirándolo, pero antes de que este tocase sus pies la joven reaccionó, cambiando de lugar. Uno un poco más alto, uno donde eso no llegara. Porque a pesar de que supusiera que era verdadera miel y ella fuera -como casi todo el mundo-, muy fan de la miel, no quería sucumbir ante una melificación. No era su hora. Y si lo era, no con miel gracias. Así que se limitó primeramente a observar lo que pasaba. Aquel hombre no se vio demasiado afectado por su propio rayo… A pesar de que había sufrido algunos aspectos del mismo, cosa que pudo comprobar en su gesto. Y a pesar de las caras graciosas que habían ido tornando en su rostro, ella se mantuvo seria. Lo hizo, porque sabía que Haine no tardaría demasiado en reaccionar pero, ¿qué debía hacer ella? Su perpetuo sonar -unido con un perpetuo haki de observación- no ayudaba demasiado en aquel aspecto.

¿Por qué podría “prever” algunos movimientos de la gente, pero no los de él? Supuso que él tendría algo que la anulaba en ese pequeño aspecto de su elaborado sistema. Pero, ¿qué cojones es eso? Observó un hongo de humo, similar al de una bomba grande recién explotada. ¿Por qué no les había afectado el radio de la explosión? Sacudió la cabeza y fue así como su cuerpo se recubrió de un aura negra. Porque su haki armadura, activado, hacia a Eris tener un aura ligeramente más oscura. Pero deslizando su mano hacia atrás, sacó una de sus katanas, la que tenía el puño y la hoja de plata, sin a penas detalles, regalo del peliblanco. Más ligera que la suya propia, se pudo observar además que esta también se iba viendo envuelta por el mismo aura… Hasta que Haine gritó su nombre que a ella solo llegó como una serie de hondas que ya esas alturas, sabía reconocer. Aquel fue como un pistoletazo de salida para la mujer que, invadida por una extraña sensación -que recordaba haber tenido antes- se lanzó al máximo de su velocidad contra aquel hombre, dispuesto a usar aquella espada imbuida de haki contra él.

¿Por qué? Porque a pesar de que ella no supiera mucho de logias, sabía que aquello era algo que la dañaba a ella. Y si ambos compartían esa etérea cualidad… ¿Por qué no iba a dañarlo a él? Efectivo o no el corte, pretendiendo ser mortal -habiendo utilizado ella gran parte de su habilidad-, la joven volvió a moverse hacia el escalón donde se había refugiado de aquella miel que, por lo visto, se extendía por el  suelo. No sabía si aquel movimiento había durado lo mismo que un pestañeo para los demás pero… Era su intención mejorar, si es que salían de allí con vida.

Resumen: