Genesis vs Akashi

El día estaba soleado. Una temperatura agradable. Hayate estaba acostado en la cubierta, disfrutando seguramente la poca brisa que había. Akashi en cambio, miraba el horizonte con calma, hace un tiempo que había salido al mar. En la vela principal, estaba dibujada la bandera de su banda, era el mismo símbolo que representaba a los Dragones Celestiales, pero todo estaba cubierto de llamas. Era una bonita bandera. Suspiró lentamente mientras pensaba en su siguiente movimiento. Aunque era más que obvio, reclutar nakama. ¿Podría conseguir personas leales para su banda? Lo dudaba por su personalidad, no es que fuera un mal tipo, pero tenía problemas en hablar con el resto, relacionarse con otros era su punto débil.

Estaba en el Grand Line. Su barco apenas lograba resistir las embestidas de las tormentas de este mar. Necesitaba encontrar otro más digno para este mar, aparte, estaba solo. Era imposible navegar sin nadie en el mar más peligroso de todos. Akashi era un idiota, seguramente tendría que salir de este mar para encontrar nakama y obtener un buen barco. Escuchó el maullido de Hayate, lo miró con cierto cariño, se estaba despertando, estiró sus patas delanteras, a la par que sus dos colas hacían lo mismo. Seguía sin entender como es que su madre había conseguido un animal como ese, lo había buscado en cada libro y no encontraba muchos detalles. Solo sabía que cuando fuera más grande, sería una bestia. Solo esperaba lograr controlarlo, si seguía siendo rebelde, iba a ser un problema para sus nakama y para él.

– Ya me preocuparé del futuro cuando llegué. Por ahora, solo viviré el presente. – susurró mientras ahora miraba al horizonte. Su aventura estaba comenzando y por alguna razón, sentía que todo iba a ir sobre ruedas.

Era un día bastante bueno. El sol brillaba con fuerza, pero en la cubierta de un pequeño bote algo relucía más que este. Un resplandor intenso. Casi podría cegar a cualquiera que lo mirase fijamente. Era la calva de Genesis. La tenía limpia y cuidada como si fuese oro en paño. Estaba estirado en su pequeña embarcación, roncando cual animal y con una pompa mocosa que salía de su nariz y creía y disminuía al son de su respiración. Estaba en medio de una misión como agente del Cipher Pol, pero no se lo tomaba demasiado en serio, o por lo menos, no con todas las ganas que podría. El bote tenía una pequeña vela, que aunque no ayudaba demasiado, conseguía que el transporte se moviese por las ráfagas de viento, sin necesidad de que el hombre al que portaba remase.

Genesis tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro. Sus sueños solían ser bastante agraciados y... húmedos. Cientos de mujeres a su al rededor, escasas de ropa y pendientes de un hombre pervertido y feliz cuanto menos. No obstane, su calma se vio interrumpida por un enorme barco que colisionó con el bote, rompiendo la burbuja de Genesis y desperántolo al acto. Se levantó rápidamente, viendo como su barquita se había destrozando y no tardaría en hundirse. Agarró su katana, la guardó en su cintura y tras coger su naginata, saltó sobre la cubierta del otro barco. Se fijó en la bandera y volvió a sonreír. Había llegado a su destino. Seguramente el tenryuubito ya se habría dado cuenta de su presencia.

-Discúlpeme por interrumpir en su barco, buen señor. Mi bote ha chocado contra el vuestro y no tuve más remedio.- Dijo este, acercándose al dragón celestial, que encajaba con la descripción otorgada. Un hombre joven, pelirrojo y de cuerpo esbelto. Aunque sus ojos eran lo más curioso. Uno rojo y el otro dorado. -No tengo un rumbo marcado, así que ¿Podría quedarme hasta llegar al próximo puerto?- Preguntó, esperando una respuesta positiva. Quizás sus armas le convirtiesen en un sospechoso, pero quería ver la reacción del ternyuubito.

Akashi estaba tranquilo viendo el mar. El horizonte que se planteaba tan lejano, suspiró tranquilo mientras ahora se giraba para ver a su mascota. Estaba durmiendo como si nada le molestara, a veces, lo envidiaba, tener esa suerte de ser vago todo el día era prácticamente un don que él no poseía. Sintió que algo impactaba contra su barco, Hayate rápidamente despertó y se puso alerta ¿Era un enemigo? ¿Ya lo habían descubierto? Imposible, ni siquiera tenía un cartel de “Se Busca”. Se giró para ver a su invitado, a aquel idiota que osaba en molestar su viaje. No tardó mucho en aparecer, era un… ¡MALDITO CALVO! Su calva era… por no decir más, muy esbelta y reflejaba mucho el Sol, tanto que a veces lo cegaba. Suspiró para relajarse, aquel maldito lo había chocado y ahora le pedía que lo llevara al siguiente puerto. ¿Acaso era idiota que hablaba con tantas confianzas? ¿O era que esa calva le daba un poder extraño?

– Primero, es de mala educación no presentarse y pedir un favor. Yo soy Akashi. – tomó una leve pausa mientras lo miraba. Portaba un arma ¿Sería una verdadera amenaza? A primera vista, no lo aparentaba para nada. Salvo por esa calva que amenazaba ser más esbelta que su hermosa cabellera pelirroja. ¿En qué rayos estaba pensando? – Segundo, me aburro mucho. Así que juguemos. El primero que toque al otro gana. Si ganas, te llevaré al siguiente puerto. Si pierdes, te quedas aquí en Alta Mar y te quedas a tu suerte. – una vez finalizó, se alejó un par de metros de su rival, se separó unos cinco. Quería probar su poder.

Miró a su mascota, estaba en modo de pelea, pero sabía que no iba a intervenir. Lo sabía porque ya lo conocía y seguramente sabía que no iba a ser de ayuda. Akashi abrió su mano derecha, dejando ver unas extrañas almohadillas de un color rosado que le cubrían toda la palma. Sonrió de manera tranquila mientras su ojo dorado brillaba con fuerza. Apuntó al calvo directo a su pecho, a la altura de sus pulmones, echó su mano hacía atrás y golpeó con la palma abierta el aire. Repitió el proceso dos veces más, creando así, tres zarpas de oso de aire. Iban a 5 metros por segundo y tenían la fuerza necesaria de traspasar al calvo, su tamaño era como el de su mano. Era un ataque sencillo, solo quería jugar, no matar a aquel que amenazaba ser más hermoso, esa calva reluciente iba a ser un problema a futuro.

It 's just a game [AIF]

El tenryuubito parecía ser bastante despreocupado ante un desconocido que abordaba su barco. Estaba más preocupados por los modales de este que de la propia situación, incluso cuando Genesis había mantenido un tono agradable y una forma culta y respetuosa, pero no se había presentado. Cuando Akashi dijo su nombre, el agente del Cipher Pol confirmó al cien por cien que era la persona que buscaba. Seguidamente este le propuso un trato al hombre invasor. Un reto para ver si era merecedor de ser llevado al siguiente puerto. Sería un combate amistoso, por así decirlo, que consistiría en tocar al adversario. Sonaba absurdo, pero podría ser una buena forma de poner en práctica su velocidad y sus reflejos, tanto las suyas como las del joven dragón celestial.

-Soy Genesis, un placer.- Dijo este, esperando contentar al joven, que parecía querer un trato más informal pero con presentación por encima de todo. -Y acepto tu reto.- Sabía que no podía atentar contra el tenryuubito, pero si este hacía una propuesta como tal, quería decir que podía defenderse, o igual era una trampa y esperaba que el simple plebeyo tocase a alguien de su clase y poder acusarlo al gobierno para convertirlo en un criminal potencial y que le persiguiese alguno de los rangos altos de la marina. Algo descabellado y rastrero, pero más que factible viniendo de alguien de su clase.

El joven pelirrojo dejó ver unas extrañas almohadillas en la palma de sus manos, de las cuales salieron unos extraños proyectiles bastante rápidos. La primera la esquivó con suma facilidad, girando su cuerpo y dejando que esta pasara, pero las otras no tardaron en llegar. Esquivó la segunda volviendo a su posición y para la tercera, que apenas tenía tiempo, clavó su naginata en la cubierta del navío y saltó sobre ella, fraccionándola poco después para que sus ataques no alcanzaran su arma. Cayó al suelo y esbozó una sonrisa. -Qué poder tan interesante, Akashi-kun.- Añadió, posando su arma dividida, en ambas manos, sobre sus hombros. Tras esto atacó su arma, lanzándola hacia adelante y aprovechando que estaba separada para tener más alcance.

Atacar en línea recta con la naginata. [AD]

Ahora ya sabía el nombre del calvo. Era Genesis. Un nombre interesante, aunque más lo era que había esquivado su ataque con facilidad. Al parecer, no era un cualquiera. Sonrió para sus adentros, al fin, había encontrado a alguien interesante. Sus ataques destrozaron una parte del barco, no importaba para nada, se podía arreglar e inclusive se podría mejor. Aunque al barco que llevaba lo iba a cambiar en nada. Ignoró el hecho de que lo había llamado Akashi-kun, se lo podía dejar pasar por ahora. Vio venir su ataque, usando esa extraña arma, un ataque en línea recta directo a su pecho. Suspiró con calma y solo se movió a un lado dejando pasar la hoja de aquella por al frente, se separó un poco más para luego mirar con seriedad al calvo.

– No puedo negar que tienes algo de talento, pero sí de verdad quieres ganar, te hace falta más. – tomó una ligera pausa. Mientras analizaba la situación, usar seguidamente su fruta podría destruir su barco y quedarse sin nada, iba a atacar con su cuerpo. – Y, si quieres viajar conmigo. Nunca más uses el kun, o si no, no te aseguraré tu vida. – su tono fue frio, más que el hielo.

Observó a Hayate por unos instantes. El gato, en realidad es un tigre pero para Akashi sigue siendo un maldito gato bueno para nada, estaba listo para saltar a la acción, sabía que no le iba a hacer caso, aun no lograba dominarlo por completo. El tigre sale a toda máquina, corriendo con sus seis patas directo al calvo. Akashi suspiró mientras lo veía, era la oportunidad perfecta, la ventana que sin querer se había abierto. Empezó a correr alcanzando rápidamente a su mascota, esta se lanzó directo a la cara del calvo, específicamente, a la calva. Si lograba llegar de seguro iba a clavar sus garras en esta, mientras tanto Akashi buscaría conectar una patada en las costillas del calvo desde el lado izquierdo.

Akashi + Hayate [AID]

Su oponente evadió su ataque con suma facilidad. Parecía ser un interesante sujeto. Nunca había visto a un tenryuubito que hablase con un hombre, que no fuese de su categoría, con tanta soltura. Parecía no importarle, y ni si quiera llevaba aquel caso o pompa que solían llevar para evitar respirar el mismo aire que sus inferiores. Por no mencionar, que parecía poseer buenas habilidades de combate. Algo extraño en uno de ellos, que preferían dejar el trabajo sucio a sus esclavos o al gobierno. Pero, aunque no actuase como ellos, parecía ser algo egocéntrico. Puntuó que Genesis tenía talento, pero no el suficiente como para ganarle, al menos en aquel reto. Además, hizo gala de su orgullo y aseguró que lo mataría si volví a llamarlo de aquella forma. Pensó en hacerlo nuevamente, pero prefirió callarse por el simple hecho de ser un dragón celestial. Aún si era distinto a los demás, no debía confiarse hasta conocerlo de verdad.

El agente pudo ver como un extraño felino, de seis patas y dos colas, con un tono de piel azulado, empezó una carrera contra él. Era rápido, y pretendía alcanzar su rostro con sus afiladas zarpas. Y por si fuera poco, el pelirrojo no desaprovechó la ocasión. Genesis no tuvo tiempo de esquivarlos a ambos. Retrocedió para evitar el ataque del animal y puso su brazo para bloquear la patada de Akashi. Sintió que era un golpe tremendo, al parecer no era para nada débil. Y le había tocado, por lo que el miembro del Cipher Pol había perdido. Fue algo injusto, pero al fin y al cabo, fue su culpa por no ser más rápido que su adversario.

-Vaya, parece que has ganado.- Dijo este, esperando que el felino no volviese a atacar, o por lo menos que su dueño lo frenase. -Eres más hábil y fuerte de lo que pareces. No te lo tomes a mal, lo digo porque debes ser bastante joven.- Añadió este. Si aceptaba sin más el trato acordado, debería irse. No sería un problema estar en el mar, sabía nadar, aunque seguramente se cansaría, y habría incumplido su misión. -¿No hay nadie más en este barco?- Preguntó, viendo que era el único en cubierta junto a su mascota. -No quiero sonar impertinente ni confiado, pero... ¿No te vendría bien un compañero?- Añadió, esperando poder seguir con su plan. -No necesito dinero, tan solo un lugar donde cobijarme.- Continuó.

Nota: Gana Akashi.

El juego había finalizado, había ganado el pelirrojo. Suspiró de forma pesada, quería un reto de verdad y eso ni siquiera le había servido para calentar. Aunque se notaba que el calvo tenía más talento, lo lograba ver con claridad. Podría ser un buen fichaje para la banda, su primer nakama. Miró a Hayate y este rápidamente se subió a su cabeza, con sus garras de forma suave empezó a jugar con los pelos de fuego de Akashi. Avanzó un par de metros, para quedar un poco más adelante que Genesis. ”Si ese tipo entrena, no me cabe duda que será muy fuerte. Lo quiero en mi banda”  pensó mientras se cruzaba de brazos. Sin dejar de mirar al horizonte, fue que dijo.

– No, no tengo más hombres. Estoy en la búsqueda de nakamas, que quieran surcar los mares bajo mi bandera. – tomó una leve pausa mientras ahora se giraba y miraba al calvo. – Eres fuerte, necesitas pulirte en algunas áreas, pero eres fuerte. – suspiró con calma – Lo he pensado, estás dentro. Genesis, bienvenido a mi banda. Aunque bueno… es eso o quedarte tirado en el medio del Grand Line… Bueno, tú decides… No garantizo tu seguridad en el medio del océano. – se dio otra vuelta mientras ahora se quedaba mirando al horizonte. La respuesta del calvo era clara, se iba a quedar, lo sabía. Lo presentía. Ya tenía a su primer nakama. – De aceptar, eres libre de aceptar cualquier habitación, aunque tengo planes de cambiar el barco. Ya lo he probado en el Grand Line y no sirve. – finalizó sin darse la vuelta.

La respuesta no fue otra que la esperada. El tenryuubito parecía ser muy contrario a sus parientes, y ahora tendría la oportunidad de vigilarlo de cerca. Ahora entendía por qué le mandaron a custodiarlo y tenerlo bajo sospecha. Era realmente peculiar. -Claro que acepto, mi capitán.- Dijo Gensis, con un tono un tanto burlón, pero sin pasarse. Era extraño para él estar bajo el mando de un crío. Probablemente ni si quiera fuese mayor de edad y él ya estaba muy cerca de los cuarenta. Tendría que acatar las órdenes de un jovenzuelo, aunque si fuese un tenryuubito como los demás, tendría que hacerlo igualmente, y quizás hubiese sido mucho peor. Después de todo, había tenido suerte.

-Y no te preocupes. Admito que no so un gran luchador, tan solo tengo nociones básicas, pero ten por seguro que todo eso quedará atrás en poco tiempo.- Era culpa de su vida sedentaria y su oficio como tabernero que nunca llegó a ser el gran luchador que era su padre. Era fuerte y desde luego que era mucho mejor que cualquier humano ordinario, pero por aquellos mares, no era más que un simple aficionado. -Gracias por la oportunidad, jefe. Estoy seguro que no te decepcionaré.- Añadió, volviendo a unir su arma y cargándola sobre el hombro.

Nota: Acabao'.