[Reto] Ryo Ryuuzaki VS. Koro

VS.

Condiciones:
- Sin ejecución.
- Cuidado de no reventarse.
- Exp según las normas.
- Isla neutral.

Escenario: La Isla de los Animales Raros es una isla que está cubierto en su totalidad por bosques y tiene muchos animales extraños en ella, la mayoría de los cuales son mezclas de dos o más animales normales, incluyendo cocofox.

Comienza Koro.

EDIT: Cuando comienza el combate Koro es nivel 13 y Ryo 1.

Era un día como cualquier otro, despejado, soleado, con la brisa marina soplando trayendo consigo ese agradable aroma saldo que acompañaba al suave sonido del vaivén de las olas del mar chocando contra la costa. Era un bonito día para relajarse sin hacer nada, si no fuera por la multitud de cruces de animales que la habitaban y que me ponían nervioso. Aquello no era normal, parecían haber salido de la mayor orgía de animales del mundo en el que se habían cruzado todas las especies existentes.

-Madre mía la que se tuvo que armar.-Pensé al ver una serpiente conejo. Muy desesperado tenia que estar el puto bicho para tirarse a su cena, aunque igual pasaba con el resto, seguramente seria obra de algún cachondo que trajo a esta isla una especie de cada animal en época de celo y claro, los pobrecitos tuvieron que apañárselas con lo que tenían a mano, aunque solo de imaginar como lo harían me da repelús así que mejor apartar ese tema a un lado.

Toda la isla era bosque, y como no quería encontrarme ni por casualidad con ninguno de esos extraños animales me quede en la costa, dando un paseo por la orilla del mar alrededor de la isla. Habíamos parado para abastecernos de víveres antes de seguir el viaje y yo estaba haciendo tiempo para no aburrirme, esperaba tener algo que hacer pronto o me vería obligado a hacerles partir sin comida.

Me encontraba en la Isla de los Animales Raros, investigando sobre la fauna del bosque. Si quería ser el hombre más sabio del mundo debía saber de dónde provenían esas especies. ¿Acaso era un castor-vaca hijo de una vaca y un castor? Y de ser así, ¿Por qué esas fusiones de animales ocurrían sólo en aquella deshabitada isla? Misterios que debía resolver si quería cumplir mis sueños. Ahora que era un hombre-mercurio debía de tener cuidado, pues podría matar a cualquier animal si se tragaban un trozo del material que podía crear. El día era soleado, con una ligera brisa que azotaba mi cara. Me encantaba estar en el bosque, solo, sin nadie a mi alrededor. Básicamente toda mi vida había sido así, por lo que no me afectaba en lo más mínimo.

Sobre los animales, cualquier otra persona pondría cara de asombrada, pero no era mi caso, que seguía manteniendo mi cara de poker, siempre serio y con el entrecejo fruncido. Para probar mis nuevas habilidades, salté de frente hacia un árbol, pero en lugar hacerme daño, me separé en partes de mercurio y me volví a unir, ya detrás del árbol. Era maravilloso tener el poder de una logia, pues a menos que se posea Haki o Kairoseki, era imposible que te dañen. Sabía perfectamente que la Marine tenía mucha piedra de mar, por lo que sería un problema a la hora de enfrentarme. No debí preocuparme todavía, pues la hora de enfrentar a la organización corrupta no llegaba, pues no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarme al Gobierno. Por ahora debía contentarme con luchas inferiores, con bajos cargos o gente que ni siquiera pertenezca a la entidad gubernamental. Tenía ganas de pelea, pues no lo hacía desde que me derrotó Kurokku H. Duncan, varios años atrás.

Caminé por todo el bosque. Antes de que me diese cuenta ya estaba en la costa, del otro lado de mi bote. Ahí me enteré de que la isla no estaba deshabitada, pues logré ver una silueta mirando al mar. Era amarillo y tenía tentáculos. ¿Sería una de las mezclas de la isla? ¿Un humano-pulpo? Si era humano quizás podía hablar, y explicarme algo de esta isla misteriosa. Me acerqué lentamente, pues no quería que me viese todavía. No se me daba bien el comenzar conversaciones, y mucho menos romper el hielo, pero todo era para averiguar qué pasaba en esa isla.

- Hey, sí, tú, el pulpo. - probé, a ver si se daba vuelta o entendía mis palabras. - ¿Me entiendes? Can you understand me? - usé otro idioma para dirigirme a él, pues quizás el que yo hablaba no me entendía. - Dime cómo funcionan los animales de esta isla, estoy impaciente por saber. - finalicé, quizás un poco bruto o irrespetuoso, pero era la única forma que sabía para comenzar una plática.

Me encontraba contemplando el mar, era bastante agradable, imagino que sobre todo para un gyojin. Mientras me distraía con el movimiento armónico de las mareas me sorprendió un hombre que llego preguntándome que si le entendía y que le dijera que como funcionaban los animales de esa isla. Entonces vi mi oportunidad de entretenerme un rato durante el tiempo en el que tuviera que estar en aquella isla y decidí aprovecharla para tratar de dejar el aburrimiento a un lado mientras pudiera.

-Te entiendo perfectamente extranjero.-Le dije con un tono de voz calmado.-Se como funcionan los animales de esta isla puesto que yo soy su guardián y poseo todos los conocimientos acerca de ellos, pero no puedo revelar dicha información a cualquier extraño, si aun quieres conocer la verdad tras los misteriosos animales que aquí habitan deberás derrotarme en un combate para demostrarme que eres digno de adquirir la sabiduría de esta isla.-Añadí sonriendo.

No creo que le importase pelear contra mi aunque fuera un rato, tampoco pretendía matarle ni hacerle daño. Es cierto que estaba mintiéndole para incitarle a atacar pero así era mas divertido, solo debía procurar ganar para mantener el engaño y que no descubriera que en realidad no sabia nada. A lo mejor me estaba precipitando mucho puesto que aun no había comprobado sus habilidades y podía llegar a ser mas fuerte que yo pero eso solo el tiempo lo diría.

Hacia tiempo que no luchaba contra nadie y ya estaba deseando empezar cuanto antes para disfrutar al máximo. Las olas del mar empezaron a arremeter contra la costa con mas fuerza llegando incluso a salpicarme un poco, como si sintieran mis ganas de pelear y respondieran ante ellas. Agarre una piedra que encontré tirada por el suelo cerca mía y se la lance a la parte del abdomen para comprobar que sabia hacer.

Lanzamiento de piedra al estomago [AD]

Ese pulpo dijo ser el guardián de la isla. Tenía sentido, pues era el único que podía estar de pie, ser anfibio y hasta hablar, pero por alguna extraña razón, quizás su sonrisa malévola me impedía que le creyera. No sabía qué hacer, cuando el amarillento ser me arrojó una piedra. Por suerte carecía de Haki o Kairoseki, por lo que con tan sólo hacer mi zona abdominal de mercurio, no me dañaría para nada. De hecho, la piedra atravesaría mi cuerpo, pero sin tocarme.

- Nada mal, tentáculos. - mascullé, sin que mi cara ejerza emoción alguna. Casi que apretando los dientes, continué hablando. - Veamos qué más sabes hacer, Mr. Octopus. - le dije, haciendo alusión a un villano de un cómic que había leído hace tiempo. - Si eres el protector de la isla posiblemente superes esto, pues deberías saber cómo van las aguas de por aquí.

Dicho esto, cogí una piedra distinta a la que el pulpo me había arrojado. Esta era plana y quizás un poco más grande en tamaño que la primera. Traté de hacer un movimiento donde el guardián pensara que apuntaba hacia él, pero sin embargo arquee mi torso y moví hacia atrás mi brazo, para que la roca haga "patito" o "sapito" en el agua. Esto consiste en tirar una piedra al agua y que la misma salte o rebote sobre la líquida superficie. Era muy bueno haciéndolo, pero por ser la primera vuelta hice tres, una escasa cantidad, para que pensara que no era muy bueno. En la siguiente ronda lo dejaría K.O.

La piedra le atravesó el cuerpo como si nada, sin hacerle ni un solo rasguño, había oído hablar de esa habilidad pero hasta ahora nunca lo había visto, no era seguro del todo pero debía de ser un usuario de alguna logia, aunque era difícil saber de cual. Cogió una piedra algo mas grande y aplanada diciéndome no se que de Mr. Octopus y que si era el guardián de aquella isla debería de saber como iban las aguas del lugar. No tenia mucho sentido pero cuando parecía que me la iba a lanzar a mi y ya me estaba preparando para esquivarla la tiro al agua haciéndola rebotar tres veces sobre la superficie antes de que se hundiera.

-Conque un concurso de ver quien consigue mas rebotes ¿Eh? Interesante-Pensé mientras buscaba una piedra por el suelo apta para aquella actividad. La verdad es que nunca se me habría ocurrido, era una idea innovadora pero me parecía bien, según había escuchado no hay manera de derrotar a un logia a no ser que se posea haki o kairoseki y yo no tenia ninguna de las dos por lo que me habría resultado imposible vencerle en una pelea normal.

Por fin di con una piedra adecuada para ser lanzada, no muy grande y plana por los lados.-Me ha gustado esa idea de hacer un duelo de lanzamiento de piedras para que nadie salga herido, admiro esa determinación tuya, pero eso no significa que vayas a poder vencerme tan fácilmente.-Dije mientras me colocaba a su lado y miraba hacia el mar. Eche el tentáculo con el que había cogido la piedra hacia atrás arqueándolo un poco y la arroje con fuerza haciéndola saltar tres veces igual que el, aun no sabia muy bien como hacerlo así que solo estaba practicando haciéndolo como el lo había hecho antes.

Con las palabras que el pulpo me dijo, cualquier otra persona se hubiese sonrojado, pues me comentó que admiraba mi determinación para buscar soluciones aptas en los momentos dados. El espécimen de anfibio seleccionó una de las tantas piedras que había por la costa, de hecho una mejor que la mía, y con su tentáculo imitó mi movimiento, haciendo rebotar la piedra tres veces en el agua, al igual que yo. "Es el guardián de la isla, no me sorprendería que haya hecho tan pocos apropósito, al igual que yo", pensé, dando un largo suspiro.

Elegí una siguiente piedra. Esta era más grande que las otras dos, por tanto más pesada. Servía de todas formas para hacer patito, pues era plana de los dos lados. Esta ronda sería la definitiva, lo supuse puesto que el pulpo no había mostrado muecas de broma, tan sólo era, por lo que podía ver, de efectividad, algo así como "estoy haciendo esto bien, necesito practicar más". Quizás eran esos sus pensamientos, desgraciadamente no tenía poderes telepáticos. Las olas eran cada vez más intensas, por lo que esta vez lanzaría la piedra en diagonal a la costa, para que no choque con alguna grande que podría avecinarse. Sin duda alguna no era un buen día para hacer rebotar piedras en el agua, pues el viento lo hacía notar. Esta vez di un paso hacia adelante con mi pierna derecha (soy zurdo), mientras que coloqué mi hombro derecho en dirección recta al agua. La piedra saldría en diagonal hacia a la derecha. Agaché mi hombro izquierdo, y lancé...

En diagonal y hacia mi derecha, tal y como lo planeé. No sólo eso, si no que, para mi suerte, la piedra había rebotado catorce veces en al agua. Sonreí, con aire a maldad y severidad. Hice una mueca con los labios, mirando al amarillento ser que luchaba conmigo de manera amistosa... ¿Amistosa? Nunca había influido esa palabra en mí, ni en mi vida de ahora ni en la anterior. Nunca había tenido nadie como para hacer algo "amistosamente". No era mala la sensación, tal vez sea por el hecho de que estaba obsesionado con saber cómo se formaban los animales en la Isla de los Animales Raros. Soy de las personas que haría cualquier cosa por cumplir los sueños, y no me importaba mostrar alguna emoción, una sonrisa, o hacer amistades con otra gente. En la vida los amigos son algo que influyen mucho. Ya había desaprovechado o malentendido la palabra "amistad", pero la Yomi Yomi no Mi me dio una segunda oportunidad. No debía desaprovecharla.

- ¡Vaya! ¡Catorce veces! - miré asombrado al pulpo, arqueando las cejas, para que pensara que había sido solamente suerte. -. ¡Supera eso!

Tras elegir y lanzar otra piedra aquel hombre la hizo rebotar catorce veces en el agua, no sabia que una piedra pudiera aguantar tanto saltando por la superficie antes de hundirse. -¡Vaya! ¡Catorce veces! ¡Supera eso!- Dijo acompañando la frase con una mirada de asombro, no era posible que algo así le hubiera salido de chiripa, ¿O si?

Busque otra piedra para lanzar yo, de tanto tirar las mejores cada vez quedaban menos aptas para que hicieran ranita tras lanzarlas al agua. Cogí una no muy grande ni pesada pero si aplanada por ambas caras y me puse a pensar en como lo había hecho el. Imite su posición solo que en sentido inverso, cogiendo la piedra con la derecha como si se un espejo se tratase y la lance con fuerza igual que el.

No me salio igual de bien, aun no conocía todos los trucos así que simplemente la tire hacia el mar y las olas movidas por el viento acabaron parándola tras once rebotes. Era una faena pero si había hacer aquello era obviamente porque algo sabia acerca del tema, al menos algo mas que yo seguro.

-Bueno, parece que esto no se me da tan bien como a ti, ¿Y ahora que hacemos?- Dije mirándole y esperando a que me respondiera algo entretenido, aun me quedaba un tiempo hasta que el barco volviese a zarpar y no quería pasarlo sin hacer nada. Quería divertirme mas que solo lanzando piedras, no es que hubiese sido aburrido, pero se hacia monótono y mas si no sabias como hacerlo bien.

Cuando ya estaba cogiendo otra piedra, no tan buena como la anterior, me desilusioné cuando mi rival hizo rebotar la suya propia sólo once veces. Se suponía que era el rey de la isla, que debía manejar tanto esas rocas como el agua de la costa perfectamente, y, estando solo, siendo el único animal de la isla que hablaba, debería pasarse todo el día perfeccionando su habilidad para hacer sapitos. Me preguntó qué haríamos a continuación, a lo que respondí:

- Meh, no tiene importancia. Ya me siento a gusto con la victoria. - luego de estas dos oraciones, volví a poner cara de pocos amigos, frunciendo el ceño. Sin embargo, no lo hacía porque me había acostumbrado, si no porque quería evitar sonreír. Mi ceja empezó a vibrar. Se trataba de un tic que tenía cuando debía mostrar los dientes por felicidad, pero no lo hacía. Le comenté anteriormente que estaba a gusto con la victoria, pero en realidad estaba a gusto porque había hecho un amigo, y nada me ponía tan satisfecho como eso. - Entonces, te veo en la otra vida, hermano. Hice un gesto con la mano, saludándolo, y me di vuelta. Me dirigía hacia el bosque, para retornar a mi bote. Tiré la piedra hacia atrás, para que vuelva a donde debía. Quizás había sido un poquito descuidado, podría haberle pegado en la cabeza a mi nuevo compañero [ADD], pero no haría mucho daño.

Spoiler:

Koro-sensei gana.

Hojas actualizadas.