Lucha fraternal

Empieza Dexter.

Dexter quedó paralizado. ¿Miedo? No, aquello era mucho más potente. ¿Pavor? No podía llegar a medirse el terror que uno llegaba a sentir cuando sentía el aura de alguien muerto hace mucho tiempo. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Qué hacía vivo? ¿Y por qué no se manifestó en los últimos cinco años? Todas las preguntas salían disparadas una tras otra por sus ojos, que relampagueaban furiosos, pero la helada y penetrante mirada de Nat era imposible de derretir. Aquel hombre era una máquina impasible. "¿Qué haces aquí?", quiso gritar, aún paralizado, envuelto en una nube de horror y furia endiablada. Pero no podía. Sólo podía quedarse mirando mientras el espadachín lo miraba con aquella odiosa mueca que trataba emular una inocente sonrisa.

-Estabas... Estabas...- trató de decir, compungido, controlando las emociones como podía-. Yo te vi... Estabas muerto.

No sabía a qué se debía aquello, pero a todos los efectos, aquel hombre parecía estar vivo. Olía a aquel champú de chocolate y al gel corporal de vainilla negra, sumado a la colonia cítrica que solía llevar en días cálidos. El sombrero negro con cinta roja y aquella capa oscura como la noche, que desprendía un brillo azul. Lo único que veía diferente en él era la cicatriz en la cara y un cabello cano. Había envejecido con el tiempo, aunque no le sentaba mal. Le daba un aire de madurez que, aunque ya poseía cuando lo conoció, se notaba multiplicado. También contaba historias, no precisamente pacíficas. Aquella cicatriz mostraba la supervivencia a una batalla, y no pudo evitar llevarse la mano al cuello con cierta nostalgia de aquellos tiempos, aquella época en que él también acababa con cicatrices de guerra.

-Apártate, Caspio- dijo, con voz inquisitiva cuando recobró la compostura. Le daba igual en aquel momento el bando de su hermano-. Debo detenerlo, y si tengo que pasar por encima de ti lo haré.

Comenzó a caminar por el tejado, dejando al espadachín a un lado. Liberó su Haki del rey sobre él para evitar que se moviera. Su aura era mucho más poderosa que la última vez, pero aún así la sentía más débil. Ambos habían mejorado, pero tenía la sensación de haber elevado su poder en mucha mayor medida, y dejarlo clavado en el sitio era la mejor opción. Fuerte o débil, no quería enfrentarse a su hermano. "Karl, nada me impedirá ir a por ti".

-Cómo pasa el tiempo, ¿Verdad?- respondió el espadachín con una media sonrisa, ignorando el comentario sobre su "muerte". Era mucho mejor no escarbar en el pasado, y el asesino lo había aprendido con dolor y esfuerzo. Aún recordaba la helada sensación del acero atravesando su corazón, pero dejar aquello ir le daba una paz mental que no podría haber conseguido de otra forma. Y aún no se perdonaba haber abandonado a su hermano, pero aquel día fue una demostración de que aún le quedaba mucho camino por recorrer, y debía hacerlo. Por suerte el alcohol muchas veces mitigaba aquella culpabilidad, y ver que el pequeño había llegado tan lejos hacía que casi llegara a desvanecerse.

Lo examinó con su mantra, y por un momento tembló. Dexter era propietario de una de las energías más poderosas, el Haki del rey. Por un segundo se quedó petrificado, pero logró usar aquel elemento regenerativo al que llamaba "vida" a falta de un nombre mejor, que curaba hasta las afecciones del alma, y se sintió más calmado. Tenía un arma para defenderse de él, tan sólo tenía que mantenerlo activo en sí mismo y podría evitar aquel tipo de golpes si su hermano no se daba la vuelta.

-Dexter, date la vuelta. No puedo permitírtelo- sus palabras cruzaron con la amenaza del dragón, y por un instante sintió un pavor mayor al que instantes antes notó al examinarlo. Pero un calor reconfortante comenzó a recorrer su cuerpo, y pudo volver a pensar con claridad. "Maldito hijo de puta, cómo me lo imaginaba". En el fondo era propio del dragón, evitar las batallas que consideraba innecesarias. Sólo luchaba cuando no le quedaba más remedio, y tenía que admirar su determinación. Pero no iba a funcionar en aquel momento. No contra él.

Lanzó su mano desnuda al cuello del dragón [AF] y si lo agarraba trataría de estamparlo contra el tejado, con fuerza suficiente para hundirlo un par de centímetros, y hablarle.

-Dexter, no interfieras en batallas ajenas. Dawn no puede gobernar, pero es el único que puede llegar a derrocar este gobierno. Si lo logra yo mismo lo mataré.

Sus palabras sonarían, independientemente del resultado de su ataque, aunque decirlo desde una posición ventajosa probablemente hiciera entender a su hermano que debía retirarse y dejar que los mayores se ocuparan de las cosas de adultos. Por si acaso era necesario, llevó su mano izquierda, aún oculta bajo la capa, a los colmillos, y agarró ambos, listo para usarlos de ser necesario.

Pudo sentirlo, pero ya era demasiado tarde. La mano del antiguo Shichibukai se cernió en torno a su cuello y una fuerza increíble empujó su cuerpo contra el tejado, reventando varias tejas en el proceso. No dolía, pero los picos de arcilla clavándose en su espalda eran desagradables pese a que no sufriera por ello. ¿Qué pretendía el asesino? ¿Iba a dejar que Karl hiciera el trabajo sucio para luego coronarse él? Era una estrategia rastrera cuanto menos, y no la esperaba de aquel hombre. ¿Podía alguien traicionar sus creencias sólo por ansia de poder? Si se había unido a Karl, Dawn, o como se llamase... ¿Por qué no lo seguía hasta el final? ¿Cómo podía ese hombre estar obsesionado con el poder?

-Eres un traidor...- dijo, desvaneciendo el bastón y la espada, pensando en todos los momentos que había vivido en pocos meses con aquel hombre. Un segundo pasó, y la mano que lo aferraba no perdía fuerza. Parecía dispuesto a mantenerlo atrapado hasta que Karl terminara, o hasta que se cansara y aceptara marchar. Pero no pensaba permitir ni una ni otra, no pensaba dejar que un traidor se saliera con la suya. No podía permitirlo-. Eres una rata, y no te voy a dejar el mundo en bandeja de plata. Sólo eres un miserable.

Dijo aquellas palabras con la respiración entrecortada por la furia, y su brazo salió disparado a por el cuello de su hermano, tratando de volcar la situación y dejar a Nat en la misma posición de desventaja a la que había caído por creerse más poderoso que su hermano. "Y lo soy", se dijo, mientras observaba la postura de su hermano. La curva de la capa mostraba hacia dónde se dirigía la mano oculta, y era el momento perfecto, hubiera logrado agarrarlo o no, para dar un quiebro hacia un lado. Si se lo llevaba con él cambiarían las tornas, y si no lograría liberarse. Liberarse para lanzarse contra él de cabeza y derrotarlo. "Cinco años, y todo para descubrir que eres un maldito traidor. Esto no te lo perdonaré".

Vuelco [AIF]

Se levantó rápidamente, y generó una espada de viento sólido, azul relampagueante, cargada de electricidad en su interior. Estaba listo para el momento final. Se puso en posición, apuntando al cuello de Nat, y habló.

-No sé quién eres. No sé cómo has vuelto de entre los muertos ni cómo caminas entre los vivos, pero tú no eres mi hermano. Vas a morir de nuevo, y esta vez será para siempre.

"¿Traidor? ¿Rata?", pensó por un momento el hombre de la capa, con semblante inamovible, mirando a su hermano. Pudo detectar con su Haki aquella mano, pero la mejor defensa siempre era un buen ataque. La mano de las dagas hizo un movimiento rápido, provocando que ambos filos se clavasen en el suelo y bajo Dexter surgieran dos púas de energía que, si bien no bastarían para acabar con el dragón, lo dejarían muy mermado. Pero en el último momento el Shichibukai rodó, y con su mano en el cuello, lo estampó, llevando todo el cuerpo con un movimiento digno de la bestia que era.

Sablazo Sísmico (sin nomenclatura)

Dolor. Eso era lo que sentía en aquel momento sobre su lecho de tejas rotas y techados desvencijados. Le dolían las costillas, la cabeza, y sobre todo la columna. El golpe lo había dejado herido, pero rápidamente la sangre paró de manar por las vías que el barro seco abrió en el impacto, y se levantó con una voltereta hacia atrás, para verse desarmado. Las dagas estaban clavadas sobre una teja, y ante él el Zafiro Negro apuntaba un arma de rayos hacia él. Casi podía sentir el viento fluir en aquel arma, y el relámpago lo llamaba en cierta manera. Su hermano había descubierto una forma muy elegante de manipular elementos, había que reconocerlo. ¿Hasta dónde llegaría con ese control? El futuro a veces es inescrutable, pero el muchacho prometía.

-Dexter, eres muy joven aún. No puedes entender el por qué de mis acciones, pero es por una causa mayor, algo más grande que tú y que yo.

Alzó la mano, y una nova de escarcha salió de ahí, impulsada por un vendaval que la transformó en ventisca, y corrió a por sus armas. El hielo estaba a temperaturas tan bajas como el invierno de Drum, y el viento se movía a una velocidad digna de lo que él llegaba a correr en ocasiones, y rodeaba al Zafiro Negro, tratando de hacer una cubierta helada al cuerpo del Shichibukai. No moriría, pero quedaría tocado, o eso esperaba. Si aún quería combatir lo tendría difícil con la hipotermia.

Ventisca [AMF]

Recogió sus armas lo más rápido que pudo, y adoptó la pose de la tortuga, listo para contraatacar si era necesario, pero con suerte su hermano ya se rendiría ante aquello.

Dexter sintió el dolor en su espalda, y la sangre correr por su camisa rasgada. ¿Cómo lo había hecho? Miró a su hermano, cuyas heridas desaparecían casi al instante y seguía con su expresión serena, como si el combate no le interesara lo más mínimo. ¿No lo había dañado? ¿Desde cuándo el hombre de Mercurio era autorregenerativo? "Da igual, tan sólo derrótalo", pensó, y se sintió Midorima por un momento, tan inocente de pensar que podía ganar una batalla con sólo voluntad. Hacía falta mucho más, y el Maestro del Sentoki-Tado estaba frente a él, desarmado.

Y entonces llegó el hielo.

Lo rodeó por completo, en una ventisca helada, y todo su cuerpo notó el frío penetrar hasta los tuétanos. El dragón se veía convertido en estatua, como un pecador de Sodoma en una masacre bíblica, pero no aquel día. Exhaló el que podría haber sido su último aliento, y un viento tímido surgió de su boca, suficiente para hacerlo arder. Calor, y el hielo perdió consistencia, pudiendo retirárselo en una sacudida. Aunque estaba algo mojado, pero por suerte eso no lo hacía sentir especialmente débil, pero el espadachín había tenido tiempo de alejarse, y lo esperaba con dos armas gemelas, dos armas con alma propia. Sentía presencia en ellas, pero al mismo tiempo ellas y su hermano eran uno. ¿Cómo era posible? Estaba entre el enfado y la curiosidad, y no sabía por cuál decantarse. Pero antes de atacar, preguntaría.

-¿Qué es eso, Caspio?- dijo con voz firme, sin temblar por el frío que... Un momento, ¿Había usado hielo?-. Y por qué dominas hielo. ¿A quién vendiste tu alma, demonio?

No esperó respuesta, sino que se lanzó a la carga envuelto en aquella capa de fuego azul, con el arma diagonal lista para cortarlo, tomada a una mano, mientras la otra se transformaba en zarpa, lista para cortar a Nat desde el hombro hasta la pelvis. La fuerza de un dragón enfurecido habitaba en él, iba a destruirlo.

Corte en cruz: Garra y espada [AF]

"Fuego, rayo, aire...", pensó el espadachín observando cómo Dexter se libraba del hielo. Había sido, reconociendo méritos a su hermano, una aptitud excepcional y una capacidad loable, pero no sería suficiente. Empezaba a perder los nervios, y si seguía soportando al dragón al final acabaría por hacerle daño.

-Hay preguntas que es mejor no responder, Dexter- dijo, con voz neutra, imitando el tono del dragón-. Déjalo en que cada mago tiene sus trucos.

Y su rostro entró en tensión. Un instante antes lo sintió, y preparó un contraataque. Flexionó las piernas, y quebró hacia la izquierda. La hoja de viento rozó su sombrero, y lanzó su primer filo contra la garra azul mientras, terminando la filigrana se dispuso a cortar la espalda a la altura del hombro, pasando por el cuello. Con suerte el dolor sería mayor que el daño, y el Shichibukai se retiraría por fin.

Tras aquel golpe, daría dos pasos atrás, bajando al suelo. Podía retirarse, seguramente. Y si no, un espacio cerrado retiraría al dragón su mayor ventaja: el tamaño. Si se transformaba en aquella bestia torpe no podría luchar abajo.

Corte furioso [AF]

Atrapó el arma con la garra, y la empujó, sintiendo el frío tacto del acero en su espalda antes de que llegara a hacerlo, y pudo evitarlo empujando hacia delante, lo que desestabilizaría al espadachín. Pero se había cortado la mano en el proceso, y aunque pronto la herida cerraría, tenía momentáneamente inutilizada la mano derecha. "¡Un momento", se dijo cuando cayó en la cuenta de qué sucedía. Acababa de entrar en su juego. Se preparó mentalmente para que el arma lo atravesara, activó su resistencia dracónida y cubrió su espalda de escamas, esperando que no lograra tocar el corazón, pero... Sintió el aura de Nat alejarse lentamente. ¿Qué? ¿Tan poco lo respetaba su hermano que abandonaba una batalla cuando se aburría? Lo pagaría.

-¿Qué pregunta es mejor no responder, Caspio?- Dijo, sabiendo que lo escucharía-. ¿Por qué estás vivo o por qué vas a traicionar al mundo? La pregunta que es mejor no responder...- hizo una pausa, y dos alas surgieron a su espalda. Se dio la vuelta y vio al hombre de la capa marchando hacia el centro de la ciudad, y las escamas recorrieron todo su cuerpo mientras se transformaba por completo en su forma híbrida-. La pregunta es ¡Qué quedará de ti tras tu muerte!

Se lanzó contra el espadachín, envuelto en una coraza de viento sólido con púas de diez centímetros, duras como el corindón, listas para rajarlo. Brazos y piernas, torso y cabeza, listos para sajar en cuanto golpeara. Apretaba la mano derecha, que aún dolía, mientras la izquierda hizo desvanecer la espada y generó un exobrazo. No se iba a acercar a esas cuchillas más, y aquella era una buena opción. Con el brazo de viento,de cerca de treinta centímetros de radio, sobre el propio, se lanzó dispuesto a arrollar a Nat, a unos quinientos kilómetros por hora. si le daba seguramente le haría mucho daño. Era hora de dejarse de bromas. El puño estaba imbuido en resistencia dracónida, y por su interior circulaba electricidad.

Carga Furiosa [AMF]

-¡Detente!- gritó, dándose la vuelta, y el viento dejó de rodear al dragón que se lanzaba contra él, pero no fue suficiente para frenar la poderosa inercia del Shichibukai, que lo empujó contra una pared, y juntos atravesaron el umbral que su cuerpo abrió al impactar. "Una pared, dos, tres", pensaba, con un fuerte dolor, concentrando todas sus energías en recuperar las heridas que Dexter y su loca acometida le provocaban.

Y por fin se detuvieron. Frente a él, el Dragón observaba. Aunque no podía derrotarlo estaba intentándolo con vehemencia impropia, aunque no había llegado a percatarse de que su viento era inútil contra él. "Tampoco le hace falta", pensó, observando el techo del segundo edificio que atravesaban por culpa de su acometida. ¿Lo habría acercado o alejado a Karl? Con el golpe medir las localizaciones era complicado, pero iba en dirección hacia él cuando Dexter "lo detuvo". Empezaba a mosquearse un poco. Algo harto, y con un par de heridas aún abiertas se levantó. Habían sido demasiado graves como para curarlas por completo, pero había sufrido daños mucho peores, y ni era el primero ni sería el último.

-¿Qué será de mí?- dijo, con una sonrisa, a pesar de que le dolían algunos músculos-. Si nos basamos en mi progresión me levantaré de nuevo. Por el contrario, tú... No lo sé. Vete, por favor.

Tras aquello, un vendaval helado comenzó a recorrer el lugar, y la piel del espadachín se resquebrajaría, dejando ver grietas de viento helado salir de su cuerpo. Éste chocaba contra todo; paredes, suelo, techo, muebles varios y decoración, y seguramente contra el propio dragón, que si no abandonaba el lugar moriría congelado. Aquel hielo no era sólo un aviso, se habían terminado las bromas.

Ventisca mortal [AMF]

El viento se disipó con una orden de su hermano, pero no podía detenerlo a él. Impulsados por su fuerza atravesaron un edificio y entraron a un segundo. Tres paredes de viaje, y el Señor Nat aún podía tenerse en pie. Veía cómo poco a poco sus heridas iban sanando, y volvía a intentar el numerito del hielo. Pero aquella vez no iba a funcionar. A su alrededor una marea de fuego azul comenzó a girar, como un huracán, sublimando el hielo que se acercaba a él, impidiendo que llegara a tocarlo, pero incrementando la humedad del aire en gran medida. Realmente aquello lo beneficiaba en gran medida.

-Caspio, ese truco no te va a funcionar más conmigo- dijo entre sus llamas. Sus alas se desplegaron y su boca se abrió, al tiempo que con el poder de su Akuma no mi movía la humedad hacia el hombre de la capa.

Un rayo salió de su garganta, poderoso como la energía pura que era, disparado hacia su hermano, que aún seguía generando hielo. Sólo una décima de segundo. Sólo necesitaba darle y todo habría terminado para él. Karl estaba esperando, iba a apresarlo y a conseguir su recompensa. Los más altos honores, volver a su vida, y tal vez ayudar a los trilobites si acudían a él. ¿Por qué buscaba detener al Almirante, si encontraría la paz en su victoria? Era difícil descubrirlo, pero algo en su interior lo llamaba a ello, y que su hermano tratara de detenerlo para traicionarlo lo ponía de los nervios.

Aliento de Rayo [AF]

Y tras su ataque, pudo ver cómo Uracha aparecía y se lanzaba a golpear al espadachín. ¿Había venido a darle tiempo?

-Uracha, si te encargas de él yo iré a por Karl. ¿Te ves capacitado?

De su respuesta dependía el destino del mundo tal como lo conocían, pero esperaba que pudiera sobrevivir a su hermano. Él ahora debía irse, pero no sin saber lo que diría Uracha.

El espadachín recibe el rayo, que lo empuja contra la pared. Parece que le ha hecho más daño el golpe contra el muro que la propia descarga. Se mantiene en pie, mirando impasible  a su hermano, y de repente se pone en guardia. De la capa comienza a salir tierra que lo rodea, y el viento cesa. La acometida de Uracha llega y tras esto, la tierra desaparece de nuevo. Se puede ver al espadachín aparentemente intacto, aunque tal vez el poder que lleva demostrando un rato sea la causa. Parece enfadado, y mira tanto a Uracha como a Dexter.

-¿Encargarse de mí?- dice, sin apartar la mirada de Dexter, aunque dirige sus ojos al luchador-. Entretenerme... Claro- guarda sus dagas y saca una espada. Es bastante larga, y brilla con un tono plateado-. Dexter, si te vas o interrumpes mato a tu amigo. Ahora, bailemos, señor Uracha.

A su espalda surge una columna de fuego, que poco a poco se hace más grande. Tras unos instantes, la lanza hacia delante, atravesándolo.

Tornado de fuego simplón [AI]

Off:

Cuando ataqué a aquel tío, que estaba luchando contra Dexter, no pareció afectarle mucho mi ataque. Como suponía sería una batalla que me costaría bastante ganarla. En ese momento, éste guardó sus dagas y dijo que jugaríamos un rato. Nada más escuchar esto sonreí.

-Adelante, juguemos un rato.

Nada más decir esto me puse en posición de ataque y, a continuación, se escuchó una voz muy potente: "¡ESTA ES LA HORA! ¡EL FIN DE LA GUERRA HA LLEGADO!". Acto seguido, una gran explosión había creado una poderosa luz, y levantó muchísimo viento. Se escuchó por toda la isla. Y para mi gran sorpresa procedía del lugar donde estaba luchando el almirante Karl. No podía creérmelo, éste se había suicidado.  Me quedé observando todo lo sucedido durante unos segundos, una cosa era segura, sus rivales habían muerto al igual que él. Me quedé en silencio, y poco después sonó mi auricular. Se trataba de Nemo.

-¿Qué es la historia...?, sino lo que acontece ante nuestros ojos. ¿Qué es la historia sino lo que escriben los vencedores?,¿qué es la justicia? Todo esto parecen tenerlo muy claro todos ustedes, ahora mírense a sí mismos, ¿qué es lo que ven? Hoy un capítulo de la historia será escrito en cada uno de vosotros. Cada uno tiene unas páginas arrancadas en blanco, ¿qué escribirán? Yo escribiré por aquellos que no podrán hacerlo.

Permanecí callado, y poco después Dexter me habló...

-Demuéstrale de qué estás hecho, Uracha. Confío en ti.

Asentí, y mi capitán alzó el vuelo para marcharse después. Luego vinieron mas personas pero no les hice mucho caso aunque algunos se quedaron mirándome yo por mi parte miré a mi rival. Éste se disponía a atacarme creando un tornado de fuego  que no parecía muy fuerte. Sin embargo, no debía subestimarlo. Éste pasó por encima de él y se dirigió hacia mí. No tardé ni un segundo en actuar.

Activé una de mis habilidades nuevas, usé mi Velocidad y mi Fuerza al mismo tiempo, y seguidamente usé mi haki armadura, recubriendo mi cuerpo. A una velocidad abrumadoramente diabólica, me abalancé sobre mi rival sin importarme que el tornado me diera de lleno, debido a mi haki armadura y a que mi velocidad alcanzaba los 300 km/h. No recibí muchos daños. Tenía varias quemaduras en los brazos y varias partes de mi ropa con agujeros debido al fuego, pero esto no consiguió pararme. Usé dicho tornado para que no consiguiera verme. Nada mas traspasar el tornado aparecí frente a él a una velocidad casi indetectable, y, con una fuerza descomunal, intenté golpearle en todas las partes de su cuerpo más de 100 veces con la intención de partir todos sus huesos. Estaba totalmente seguro de que no podía soportar golpes con dicha fuerza y, para acabar, le propiné una dolorosa y terrible patada para lanzarlo por los aires.

Power up, Recuerdos, Haki armadura, (AB)

A continuación, di varios saltos hacia atrás en un segundo y me quedé mirándole.

El hombre hace una ligera inclinación de cabeza al Shichibukai, y responde al abrazo de Drake sin decir nada. Está atento a ti.

Un tono blanquecino sale de su piel mientras lo golpeas, y al tiempo saltan chispas. Como una hoja de papel se va moviendo rápidamente evitando gran parte de tus golpes, pero hay uno que lo hace caer de rodillas. Le has dado de lleno en el corazón.

El hombre jadea, casi desesperado, tratando de volver a la normalidad, y tras un momento se levanta. Puedes notar la furia en sus ojos, y una sensación crispada. Sigue jadeando, pero se levanta y mantiene la compostura.

-No...- dice, sin aliento, concentrando todas sus energías para hablar-. No vuelvas... A golpear ahí- has roto su capa en varios lugares, pero en el centro es impresionante, pues has llegado a reventar capa y camisa. Puedes ver una enorme cicatriz en el centro de su pecho, como si lo hubieran atravesado ahí con una espada. ¿Qué hace vivo entonces?

Dicho eso, desaparece. Se mueve a una velocidad aproximada de cincuenta metros por segundo, el doble de lo que capta el ojo humano. Vas a necesitar algo más que tus ojos para evitar esto, y de repente los cortes vuelan a todas partes. Cuello, pecho, brazos, piernas y tal vez a la espalda, pues lo que sí tienes claro es que te está dando vueltas. Por cada corte que intenta ves un destello negro en el arma (Haki armadura lvl2), y en el suelo, poco a poco, crece un cúmulo helado [Sin nomenclatura]. Tras ello, hinca una rodilla en el suelo, y, aún con la mirada de enfado, una nova de hielo comienza a alzarse en todas las direcciones, tratando de ensartarte y envolverte en una tumba helada [AB]. Apenas es visible de lo deprisa que va, tal vez deberías plantearte acabar con él ya.

Consiguió esquivar casi completamente mi ataque pero mi último puñetazo le dio de lleno en el corazón esto pareció afectarle mucho hasta tal punto de hacer que se arrodillara por el dolor, pero no pretendía acabar con el, como ya le dije mi intención era simple y llanamente entretenerlo. Observe como el se levanto con gran esfuerzo y muy enfadado me habló para que poco después su velocidad aumentara drásticamente hasta el punto que me costaba seguirlo con los ojos, me puse en posición defensiva y a continuación una gran cantidad de cortes se dirigieron a varias partes de mi cuerpo, di un paso hacia atrás y seguidamente metí mi mano en mi bolsillo y lance una bomba de luz di un salto hacia atrás pero tuve mala suerte dos de sus cortes llegaron a alcanzarme pero gracias a mi velocidad conseguí que estos no fueran muy profundas mi cometido ya había acabado mi rival parecía estar bastante herido y suponía que ya lo había entretenido bastante, seguidamente la bomba exploto y aproveche eso para escapar pero antes de eso dije una pequeña frase

-No sé quien eres... aunque espero volver a verte

Bomba de luz (AMB)

Sin perder ni una milésima más use toda mi velocidad para alejarme de aquel lugar y dirigirme al barco