[Pasado][Privado][Maximilian - Selena] El lugar correcto en el momento correcto

Shelltown era una isla bastante interesante y no solo por el hecho de que las personas eran bastante educadas con los viajeros que no mostraran agresividad sino también porque un gran cuartel se hallaba protegiendo toda la isla. Los marines pasaban en grupos de 4 o 5 soldados por las calles cada cierto tiempo, era obvio que la seguridad era una de las cosas que más resaltaban en la ciudad. Me encontraba sentado en la banqueta de un parque mirando como unos niños jugaban alegremente. Un niño pequeño de cabello negro corto, con una camiseta roja y la palabra “Justice” grabada en color blanco, pantalones cortos y zapatos pequeños se me acercó con un pequeño pájaro de papel.

-Mira – me dijo – él es Tomy, mamá me lo regalo cuando cumplí 5 años, tu cómo te llamas

-Soy Max – dije sonriéndole – no te han dicho que no debes hablarle a un extraño

-Si pero tú no eres un extraño

Aquello me impacto bastante, ya que no podía creer que ese niño me conociera. Tal vez en su frágil inocencia estuviera confundiéndome con alguien más.

-Eres Winckel, el pirata de las historias que mi mamá me ha estado contado

-Así y ¿como es ese pirata?

-Mamá dice que tiene el cabello oscuro, usa ropa oscura como la tuya y es un pirata que hace reír a todo el mundo porque a donde va cuenta chistes y salva a la gente

Aquello me pareció muy gracioso. El niño era muy inocente y al confundirme con un personaje de cuentos.

-Pues no los soy

-Pues no importa, te pareces a Winckel – dijo con su voz algo aguda pero tierna

Le sonreí al niño y sentó a mi lado. Giró su brazo con su ave de papel elevándola en el aire.

-¿Dónde está tu mamá? – pregunté de una manera curiosa

-Fue a comprar fruta para el desayuno

-Y ¿tu papá?

-No tengo

Eso fue como un golpe en mi corazón ya que ese niño estaba pasando por lo mismo que yo en ese momento. Me quedé un segundo en silencio tratando de decir algo pero nada se me ocurría.

*Al puerto de aquella isla llegaba un navío de la marina, de casco azul, velas blancas, pequeño calado, apenas unos 20 cañones por banda  con varios integrantes asomándose por la proa. Una vez atracado los marines del puerto comienzan a desplegar rampas y cabos para la amarradura mientras que el regimiento de marines que acababan de dar servicio el el Norte bajaba. De entre ellos bajó una mujer alta, de cabellos rubios hasta la cinturas, ojos azules, delgada como una aguja, grandes senos que portaba un kimono violeta abierto por la parte baja y un abrigo de la marina en sus hombros; la ayudaron a bajar y esta se dispuso a recibir a los ciudadanos*

*Campesino*-¡Señorita Selene un placer volver a verla!
*Ama de casa* - ¡ Hola señorita Selene, es toda una heroína !.

*Si, era Selene "Belleza Tenebrosa" que había llegado al puerto tras su servicio en el Norte para la marina. Ella se sentía ruborizada y se llevaba las manos a la cara sonrojada haciendo que algunos hombres de allí sangraran por la nariz y cayeran al suelo. Eso no e impidió seguir caminando hasta el parque de la ciudad donde un tabernero le ofreció un zumo de frutas y un asiento en la terraza*

Tabernero- Siéntese señorita, a la marina siempre invita la casa *dijo mientras colocaba el zumo sobre la mesa  mientras Selene respondía*

-Muy amable, de veras, puedo pagarle si así lo desea.

*El tabernero se negó a aceptar su dinero y Selene aprovechando el sol y que su servicio estaba a punto de acabar disfrutó de su zumo en tranquilidad, pero la paz se estaba acabando cuando varios hombres, aparentemente matones de poca monta (unos 3 ) se acercaban a ella*

Matón- ¿Ahora dejamos que estos perros también beban gratis?

*Selene le ignoró mientras daba un pequeño sorbo a su zumo, pero al acabar de dárselo, habló*

-No me molestes por favor, vete.

*El matón comenzó a mofarse de la muchacha como si fuera una débil y torpe ameba  cosa que a Selene nadie se le  ocurría  hace... pero ella le respondió a sus insultos*

-Es cierto, soy una mujer débil....necesito protección *dijo acariciando la barbilla del matón que la estaba insultando. Pero en el mismo momento que tenía camelado al Matón con sus palabras Selene dijo unas palabras*

-Te daré yo a ti protección...mujer... *En un rápido movimiento levantó su pierna  derecha para asestar un golpe en toda la cara que lanzó contra la taberna  al matón, Los otros dos quedaron absolutamente sorprendidos y Selene saltó hacia ellos para apoyarse en sus manos contra el suelo y usando sus dos piernas golpeo de la misma forma a los otros dos, lanzándolos contra el mismo edificio, tras eso, Selene e levantó  quitándose el polvo de su chaqueta y les señaló con su dedo*

-Les he avisado....*mira los  destrozos de la taberna y se dirige al tabernero* - Perdone le pagaré los destrozos *saca 500 berries de su cartera y se los da al tabernero, para luego, sentarse y acabar su zumo entre vitoreos, pero Selene no podía quitar la vista de aquel hombre que hablaba con un niño.*

El silencio se terminó cuando pude ver que a lo lejos un grupo de personas se acercaba saludando a alguien alborotadamente. Miré al niño sin importarme lo que estaba pasando y este seguía jugando con su ave de papel, parecía tan contento y tranquilo que me dieron ganas también de jugar.
 
-Mamá no habla mucho de eso, antes la escuchaba llorar pero ahora solo dice que pensará en mí – dijo el niño mientras se paraba sobre la banqueta y hacía gestos con las manos para que su ave volara
 
De pronto la voz de alguien hizo que levantara la mirada.
 
-Alfred – dijo una mujer que se acercaba caminando aprisa con una bolsas que parecían pesadas. Me puse en pie y deje la mujer dejara las bolsas en mi lugar. Miró al niño por todos lados como buscando alguna especie de daño que pudo haberse hecho mientras estaba solo.
 
-Mamá, estoy bien, estuve con Winckel
 
-¿Winckel?
 
La madre del niño me miró y pude darme cuenta en ese momento que era una mujer bastante atractiva y un rostro dulce. Cabello negro con lazó rojo atado y ojos algo grandes.

Madre:

 
-Perdone al niño joven, debió…
 
-No se preocupe señora – le interrumpí respetuosamente y muy calmado – todo lo contrario, su hijo me ha alegrado la mañana, debo decir que será un gran hombre algún día
 
-Eso es lo que trató de hacer cada día
 
Le sonreí y aquella mujer sonrió de una manera no tan expresiva como yo. Nos miramos un momento y me sentí bastante extraño.
 
-Vámonos Albert debo preparar la comida
 
-Me permitiría ayudar con sus compras – dije tratando de ser amable – parece que llevaba mucho peso ahí
 
-Ammm...
 
-Si me lo niega, insistiré
 
-Bueno, gracias pero mi casa está muy cerca de aquí así que no le haré perder mucho tiempo
 
La caminata fue muy graciosa, ya que el hijo de aquella mujer se movía y hacia muecas graciosas mientras nos dirigíamos a su casa. Poco tiempo pasó para que llegáramos a la puerta de una casa en una calle cercana al parque. La mujer abrió la puerta y me invitó a pasar hasta la cocina de su casa. No podía creer que una mujer que no tuviera esposo se las arreglará para mantener una casa tan grande. Deje las bolsas en la mesa de la cocina y tras mirar un momento el lugar dije:
 
-Bueno, disculpe si la incomode señora, tal vez pueda ayudarla algún otro día en lo que fuera necesario
 
-No se preocupe joven, cuido a mi hijo y me ayudo con las bolsas pesadas, le doy las gracias
 
-No hay porque. Si me disculpa me retiraré
 
-Vaya con cuidado
 
Me giré y cuando estuve a punto de irme, escuché la voz de la mujer diciendo:
 
-Disculpe
 
Me detuve y volví a girarme.

-Si
 
-Hoy es el cumpleaños de Alfred y no tiene muchos amigos, no sé cómo decir esto pero no lo había visto reír desde hace mucho, me hizo feliz verlo tan alegre parece que ustedes le agrada
 
-Siempre me he llevado bien con los niños tengo mucha paciencia con ellos, y gracias, esperó que la pasen muy bien hoy
 
-A lo… que me refería… - hizo una pausa y parecía algo ruborizada – si gusta podría pasarse por aquí más tarde para comer algo, no es gran cosa pero…
 
-Sera todo un placer
 
-Mi nombre es Reiko, el padre de Albert era un oficial de la marina así que nunca estaba por aquí y aun a pesar de ello su hijo lo extraña mucho
 
-Lo entiendo no se preocupe
 
Me despedí haciendo una reverencia y caminando hasta la puerta, la abrí y la volví a cerrar cuando estuve ya fuera. Volví a caminar hasta el parque lentamente y encontré la banqueta vacía en la que momentos antes había estado con el niño. Sonreí ya que todo aquello había sido muy extraño.

*Estaba francamente sorprendida por aquella tierna escena que había provocado que dejara mi zumo sobre la mesa y dedicara a mirar con más interés a aquel hombre, pues la generosidad no era algo que se viera todos los días allí. Decidí levantarme no sin antes dejar una propina al tabernero y salí de la terraza hacia aquel hombre. ¿me haría caso?.Me acerqué lo suficiente a él cuando estaba en una banca y comencé a hablarle*

-¿Le gustan los niños caballero?*Dije con mis brazos cruzados tranquila y amable mientras la gabardina de la Marina tapaba mis hombros y espalda*

-¿Me permite sentarme junto a usted?, ha llamado mi atención*La mujer era de las más bellas del océano y esperaba que aquel hombre no sangrara por la nariz nada más verla tal y como sucedía con todos los perros del mar, algo que no podía evitar, sin embargo lo odiaba.*

-Perdone no me he presentado *le ofrezco mi mano*- Me llamo Selene, marinera Selene para servirle* Parecía ser que la muchacha no lo había reconocido, aún así esperó de pie ante aquel hombre. ¿Porque la mujer se tomaba tantas molestias? Pues resultaba que Selene odiaba a los hombres por el mero hecho de que babeaban por ella, pero lo que más odiaba eran los piratas.*

Una voz dulce y tranquila hizo que dejara mis pensamientos meditabundos por un momento para dirigir mi mirada la persona que me estaba hablando. Al ver la figura esbelta y bastante atractiva de la mujer que estaba frente a mí, no hice más que guardar silencio. Estaba completamente nervioso pero pronto aquello se disipó y un nuevo sentimiento llenó mi cuerpo, precaución. Sus ojos era penetrantes como una daga bien afilada y su altura le hacía ver imponente pero no era eso lo que suscito en mi ese estado de alerta. La vestimenta típica de los oficiales de rango alto de los marines cubría su cuerpo.

-Tomé asiento, si así lo desea señorita – dije mientras me hacía a un lado – Y la respuesta a su pregunta, es si, me agradan los niños

La chica me extendió su mano mientras se presentaba y en ese momento llegaron a mí, muchos recuerdos. Los recuerdos eran de las últimas semanas que pase con mi madre y todos los días que pasé a su lado recibiendo consejos y ayudándola con sus cosas. “Siempre debes ser caballeroso con la chicas, Max, no saben quién te espere en el mundo, si no lo eres, será una marca que siempre llevaras por el resto de tu vida. Se amable con las mujeres sobre todo porque después somos los seres más delicados que hay en este mundo”. Me coloque de pie y tomé la mano de la chica, acerque mi rostro haciendo una reverencia para que se sintiera tranquila.

-Maximilian D. Frinz – dije mientras extendía mi brazo en dirección a la banqueta para se sentara – tal vez si me lo permite podría dedicarle alguna nota musical, ya que es mi profesión darle placer a los oídos y consuelo al corazón. En su caso, tal vez mitigar el agitado oficio que tiene, señorita.

Llevé mi guitarra hacia adelante, comencé a tocar mientras cantaba una canción que habia escuchado algunos meses atras en un bar:

Melodia:

Letra de la canción:

Cuando terminé de tocar mi canción, abrí los ojos nuevamente. Los habia cerrado por que era costumbre mia enfocar mis sentidos cuando tocaba alguna nota musical pero me llevé una sopresa cuando lo hice en ese momento. La marine a la que habia estado tocando mi melodia habia desaparecido sin más ni más. Algo confuso y luego de unos momento resignado agradecia al viento la atención prestada donde quiere que ella estuviera esperando que mis palabras le llegaran aun apesar de que no estuviera alli.