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Alta Mar 7:35 A.M
Siguiendo rumores y leyendas que habéis oído acompañados de un log pose que obtuvisteis en Jaya os habéis lanzado a alta mar en busca de una isla muy comentada últimamente, Asgard. Hogar de dragones y el árbol del mundo, dónde riquezas y dioses viven y vigilan el mundo, o eso es lo que la gente cuenta. Según pudisteis oír en Jaya ha habido testimonios de mucha gente que a encontrado la isla, pero que ha tenido que abandonarla tras ser expulsados de la misma por los guardianes de esta. Aunque esto se lo oísteis a un viejo que no parecía estar en sus cabales así que... Quién sabe.
Radio de acción: 20 minutos
Siguiendo rumores y leyendas que habéis oído acompañados de un log pose que obtuvisteis en Jaya os habéis lanzado a alta mar en busca de una isla muy comentada últimamente, Asgard. Hogar de dragones y el árbol del mundo, dónde riquezas y dioses viven y vigilan el mundo, o eso es lo que la gente cuenta. Según pudisteis oír en Jaya ha habido testimonios de mucha gente que a encontrado la isla, pero que ha tenido que abandonarla tras ser expulsados de la misma por los guardianes de esta. Aunque esto se lo oísteis a un viejo que no parecía estar en sus cabales así que... Quién sabe.
- Akagami:
- Una fuerte ola ha golpeado el costado del barco haciéndote caer de la cama. Puede que esto te hiciese despertar o puede que simplemente sigas durmiendo y soñando cosas bonitas.
- Ryuta:
- Anoche no pudiste dormir, tuviste un sueño erótico sexual con un viejo conocido tuyo que no veías hacía mucho tiempo. Después de esto volver a mirar a Kuroi a la cara te será difícil, pero bueno por suerte tu ano sigue intacto en la realidad. Ahora que las primeras luces del día asoman por tu ventana... ¿Qué harás?
Radio de acción: 20 minutos
Steve
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-Au... ¿Por qué hace tanto frío? - me levanté viendo que había caído de la cama – Me muevo demasiado. - dije mientras me llevaba una mano a la espalda y me acercaba a la ventana -
Desde ahí podía ver como aparecía el sol por el horizonte, reflejándose sobre el agua, completando su figura. Sonreí al observar aquel escenario, parecía como si hiciera meses que estuviera inactivo, aburrido en una sala leyendo libros. Por suerte eso acabaría hoy, pues íbamos en pos de un tesoro que se ubicaba en una isla poco común, el rumor también hablaba que habían guardianes en la isla, protegiendo lo que fuera que hubiera allí. No todo sería investigar una isla desértica, al menos.
Me giré, dejando que la luz que entraba por la ventana calentara mi espalda desnuda, que como siempre, tenía un color níveo. Me acerque a por la camisa que había dejado tirada sobre una silla, que estaba junto a una mesa de madera de color oscuro. Junto a esta estaban la gabardina y la guadaña, esta última replegada para no ocupar mucho espacio.
Empecé a vestirme lentamente, pensando a quien había acompañado hasta aquella isla... el asqueroso dragón. Pero a ambos nos había interesado el rumor, sobre todo en la parte del tesoro, así que por mucho que me disgustase acompañarle, no me quedaba otra.
Cuando termine de vestirme por completo, agarré la guadaña y me dirigí a cubierta, esperando ver al lagarto por allí al llegar. Mi camarote estaba en las plantas más bajas del navío, así que tarde un rato en salir del pequeño laberinto de madera que era aquel lugar.
En cuanto salí a cubierta, pude notar los rayos de sol en mi cara, pues no llevaba el sombrero puesto en aquel preciso instante. Me acerque al borde del barco, poniendo la mano sobre los ojos para otear el horizonte en busca de la isla a la que nos dirigíamos.
- Espero que haya una fiesta de bienvenida – dije para mis adentros, de manera casi imperceptible – O me aburriré demasiado buscando ese tesoro -
Tras un rato me dí la vuelta, buscando entre la gente que había en cubierta una cara conocida, en concreto la del lagarto pelirrojo que me acompañaba en esta travesía.
Desde ahí podía ver como aparecía el sol por el horizonte, reflejándose sobre el agua, completando su figura. Sonreí al observar aquel escenario, parecía como si hiciera meses que estuviera inactivo, aburrido en una sala leyendo libros. Por suerte eso acabaría hoy, pues íbamos en pos de un tesoro que se ubicaba en una isla poco común, el rumor también hablaba que habían guardianes en la isla, protegiendo lo que fuera que hubiera allí. No todo sería investigar una isla desértica, al menos.
Me giré, dejando que la luz que entraba por la ventana calentara mi espalda desnuda, que como siempre, tenía un color níveo. Me acerque a por la camisa que había dejado tirada sobre una silla, que estaba junto a una mesa de madera de color oscuro. Junto a esta estaban la gabardina y la guadaña, esta última replegada para no ocupar mucho espacio.
Empecé a vestirme lentamente, pensando a quien había acompañado hasta aquella isla... el asqueroso dragón. Pero a ambos nos había interesado el rumor, sobre todo en la parte del tesoro, así que por mucho que me disgustase acompañarle, no me quedaba otra.
Cuando termine de vestirme por completo, agarré la guadaña y me dirigí a cubierta, esperando ver al lagarto por allí al llegar. Mi camarote estaba en las plantas más bajas del navío, así que tarde un rato en salir del pequeño laberinto de madera que era aquel lugar.
En cuanto salí a cubierta, pude notar los rayos de sol en mi cara, pues no llevaba el sombrero puesto en aquel preciso instante. Me acerque al borde del barco, poniendo la mano sobre los ojos para otear el horizonte en busca de la isla a la que nos dirigíamos.
- Espero que haya una fiesta de bienvenida – dije para mis adentros, de manera casi imperceptible – O me aburriré demasiado buscando ese tesoro -
Tras un rato me dí la vuelta, buscando entre la gente que había en cubierta una cara conocida, en concreto la del lagarto pelirrojo que me acompañaba en esta travesía.
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Su rostro golpeó el suelo con un sonido seco al tiempo que caía de la cama. Desde fuera debió sonar como si alguno de los muebles del camarote se hubiese venido abajo, nada más lejos de la realidad. En realidad, el joven dragón apenas fue consciente de la caída, aunque el movimiento fue suficiente como para acabar con su letargo. Con la vista algo emborronada y entrecerrando los ojos, se paso las manos por estos para tratar de despejarse. No tardó demasiado tiempo en descubrir que se encontraba en el suelo, tanto por lo que vio como por el duro tacto de este.
- ¿Cómo mierda...? -comenzó a murmurar para sí mismo, siguiendo sus palabras de un gruñido que denotaba cierta molestia. Esperaba que al menos hubiesen llegado a su destino, porque si no se habría despertado para nada y aquello traería consecuencias... Tales como tener a alguien con la fuerza de un dragón mosqueado durante el resto del día.
Se irguió con calma y bostezó mientras se estiraba, haciendo que los huesos de su espalda crujieran uno tras otro, descargando la tensión de esta. A partir de ahí empezaría un proceso que su cuerpo hacía de forma automática, prácticamente sin ser consciente de ello por la costumbre. Cogió sus guantes, una camisa negra y la chaqueta marrón, ataviándose con ellos rápidamente antes de echar un vistazo por la escotilla del cuarto, ahora con la vista despejada. Parecía hacer un día bastante tranquilo, lo cual era de su agrado. No le apetecía tener que soportar fuertes vientos o intensas lluvias. Bastante tenía con tener que aguantarle a...
- Él... -musitó, con el ceño fruncido y la mirada clavada en aquél enano que llevaba tanto tiempo viajando con ellos. Aún no comprendía demasiado bien cómo no habían destrozado el barco. Sobre todo teniendo en cuenta las incontables veces que "chocaban", en ambos sentidos.
Suspiró, tratando de calmarse. "No hay más remedio. Si no voy con él irá por su cuenta, y eso podría ser aún peor." No le preocupaba lo que pudiera pasarle ya que, por mucho que le costara admitirlo, el peliverde podía defenderse él solito. Sin embargo, sí se preocupaba por la pelirroja que formaba parte de su tripulación... Y por el tesoro. Estaba seguro de que si el otro lo encontraba antes que él se quedaría con la mejor parte y, al fin y al cabo, dos cabezas pensaban mejor que una... Incluso cuando una de ellas está completamente hueca. Guardó las manos en los bolsillos del pantalón, comprobando que no se había olvidado algo de vital importancia: el tabaco. Tras esto, se encaminó hacia el enano, para el cual limitó su saludo a un simple movimiento de cabeza. Su mirada siguió a la del otro, buscando en el horizonte la isla en cuestión.
- Esto me gusta tan poco como a ti, así que limitémonos a buscar el tesoro y a largarnos cuanto antes -le dijo en un tono completamente neutro, aunque ahora posando sus orbes anaranjados sobre él.
- ¿Cómo mierda...? -comenzó a murmurar para sí mismo, siguiendo sus palabras de un gruñido que denotaba cierta molestia. Esperaba que al menos hubiesen llegado a su destino, porque si no se habría despertado para nada y aquello traería consecuencias... Tales como tener a alguien con la fuerza de un dragón mosqueado durante el resto del día.
Se irguió con calma y bostezó mientras se estiraba, haciendo que los huesos de su espalda crujieran uno tras otro, descargando la tensión de esta. A partir de ahí empezaría un proceso que su cuerpo hacía de forma automática, prácticamente sin ser consciente de ello por la costumbre. Cogió sus guantes, una camisa negra y la chaqueta marrón, ataviándose con ellos rápidamente antes de echar un vistazo por la escotilla del cuarto, ahora con la vista despejada. Parecía hacer un día bastante tranquilo, lo cual era de su agrado. No le apetecía tener que soportar fuertes vientos o intensas lluvias. Bastante tenía con tener que aguantarle a...
- Él... -musitó, con el ceño fruncido y la mirada clavada en aquél enano que llevaba tanto tiempo viajando con ellos. Aún no comprendía demasiado bien cómo no habían destrozado el barco. Sobre todo teniendo en cuenta las incontables veces que "chocaban", en ambos sentidos.
Suspiró, tratando de calmarse. "No hay más remedio. Si no voy con él irá por su cuenta, y eso podría ser aún peor." No le preocupaba lo que pudiera pasarle ya que, por mucho que le costara admitirlo, el peliverde podía defenderse él solito. Sin embargo, sí se preocupaba por la pelirroja que formaba parte de su tripulación... Y por el tesoro. Estaba seguro de que si el otro lo encontraba antes que él se quedaría con la mejor parte y, al fin y al cabo, dos cabezas pensaban mejor que una... Incluso cuando una de ellas está completamente hueca. Guardó las manos en los bolsillos del pantalón, comprobando que no se había olvidado algo de vital importancia: el tabaco. Tras esto, se encaminó hacia el enano, para el cual limitó su saludo a un simple movimiento de cabeza. Su mirada siguió a la del otro, buscando en el horizonte la isla en cuestión.
- Esto me gusta tan poco como a ti, así que limitémonos a buscar el tesoro y a largarnos cuanto antes -le dijo en un tono completamente neutro, aunque ahora posando sus orbes anaranjados sobre él.
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Alta Mar 7:55 A.M
Todo en el barco se desarrolla con normalidad mientras navegáis hacia vuestro destino que no aparece por ahora en el horizonte. Sin embargo otras cosas si que aparecen en lo alto del mar haciendo el navegante del navío en el que vais se mosquee un tanto bastante. Una bandera pirata en lo alto de una gran nave es lo primero que ve y tan pronto esto ocurre... — ¡¡¡PIRATAS!!! — Los gritos inundan la nave y el nerviosismo y el miedo empieza a apoderarse de la gente mientras los más capaces cogen las mejores armas y se preparan para recibir la ofensiva de aquellos monstruos.
Parece que ya vais a tener acción y aún no ha empezado el día, pero hay algo que os escama en ese barco que se acerca. Quizás deberíais tener cuidado pues no todo es lo que parece. Si sois usuarios de Mantra notareis tan pronto se acerque que no hay ninguna voz en el barco, pero si que puede haber riquezas o tesoros. Aunque también cabe la posibilidad remota, pero posible de que se trate de un barco fantasma del cual os habían hablado en las leyendas y que según os habían dicho era el guardián de la entrada a Asgard. ¿Qué haréis?
Radio de acción: 10 minutos
Todo en el barco se desarrolla con normalidad mientras navegáis hacia vuestro destino que no aparece por ahora en el horizonte. Sin embargo otras cosas si que aparecen en lo alto del mar haciendo el navegante del navío en el que vais se mosquee un tanto bastante. Una bandera pirata en lo alto de una gran nave es lo primero que ve y tan pronto esto ocurre... — ¡¡¡PIRATAS!!! — Los gritos inundan la nave y el nerviosismo y el miedo empieza a apoderarse de la gente mientras los más capaces cogen las mejores armas y se preparan para recibir la ofensiva de aquellos monstruos.
Parece que ya vais a tener acción y aún no ha empezado el día, pero hay algo que os escama en ese barco que se acerca. Quizás deberíais tener cuidado pues no todo es lo que parece. Si sois usuarios de Mantra notareis tan pronto se acerque que no hay ninguna voz en el barco, pero si que puede haber riquezas o tesoros. Aunque también cabe la posibilidad remota, pero posible de que se trate de un barco fantasma del cual os habían hablado en las leyendas y que según os habían dicho era el guardián de la entrada a Asgard. ¿Qué haréis?
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Mientras estaba ocupado oteando el horizonte, la salamandra había llegado hasta donde estaba. Hablaba sobre lo que deberíamos hacer... ¿Se pensaba que era su subordinado? Bah, no merecía la pena empezar a pelear, no si quería llegar a salvo a la isla. Suspiré volviendo a mis pensamientos, cosa que no pude hacer por el movimiento que iba creciendo cada vez más.
Me giré, esperando ver que era lo que había hecho que la gente se volviera tan inquieta de repente. Un barco que se iba acercando desde la lejanía y en el palo mayor ondeaba un tópico orgulloso, una bandera pirata que daba a entender lo que nos esperaba.
Menuda precisión... Justo nos tuvo que tocar a nosotros. - dije moviéndome para ponerme de espaldas al mar y poder ver el barco con mejor claridad -
Sonreí viendo como los tripulantes se preparaban para el inminente abordaje, cuando un pirata como el que estaba a mi lado había viajado con ellos desde el principio... La hipocresía a veces era tan dulce. Activé mi mantra cuando me lleve la mano a la guadaña negra y pude notar como no había nadie dentro del barco pirata.
- Oye, ¿lo has notado? - giré la cabeza para mirar al pelirrojo mientras hablaba – No hay nadie en el barco... ¿No deberías coger ese barco para la banda? Lo digo para que no haya peligro con aquella coneja rara. Pero para eso deberías explorarlo y claro, conociendo lo miedica que eres no te atreverías a entrar ¿veeeeerdad? - le picaba para ver si caía en mi trampa y exploraba el barco, aunque también estaba la posibilidad de explotarlo -
Hiciera lo que hiciera, me quedaría allí por si los tripulantes necesitaban ayuda por si el barco solo era el señuelo de una trampa.
Me giré, esperando ver que era lo que había hecho que la gente se volviera tan inquieta de repente. Un barco que se iba acercando desde la lejanía y en el palo mayor ondeaba un tópico orgulloso, una bandera pirata que daba a entender lo que nos esperaba.
Menuda precisión... Justo nos tuvo que tocar a nosotros. - dije moviéndome para ponerme de espaldas al mar y poder ver el barco con mejor claridad -
Sonreí viendo como los tripulantes se preparaban para el inminente abordaje, cuando un pirata como el que estaba a mi lado había viajado con ellos desde el principio... La hipocresía a veces era tan dulce. Activé mi mantra cuando me lleve la mano a la guadaña negra y pude notar como no había nadie dentro del barco pirata.
- Oye, ¿lo has notado? - giré la cabeza para mirar al pelirrojo mientras hablaba – No hay nadie en el barco... ¿No deberías coger ese barco para la banda? Lo digo para que no haya peligro con aquella coneja rara. Pero para eso deberías explorarlo y claro, conociendo lo miedica que eres no te atreverías a entrar ¿veeeeerdad? - le picaba para ver si caía en mi trampa y exploraba el barco, aunque también estaba la posibilidad de explotarlo -
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La tripulación comenzó a ponerse nerviosa y ello llamó la atención del dragón. Su mirada recorrió rápidamente la cubierta, observando a todos los tripulantes preparándose para lo que podría ser un inminente abordaje. ¿De qué? Era lo que se preguntaba el pelirrojo justo antes de reparar en una embarcación, un navío que se acercaba hacia la nave en la que se encontraban ellos... Y que lucía de forma orgullosa la bandera negra con el Jolly Roger. "Piratas" pensó, como si se lo estuviera diciendo a sí mismo mientras terminaba de encararse al barco que cada vez estaba más y más cerca. Dio varios pasos al frente, desoyendo las provocaciones del gnomo peliverde como si no las escuchara. No pretendía entrar en debates estúpidos, al menos no en aquel momento. Tenía cosas más importantes de las que preocuparse.
- Sí, lo noto... -susurró como respuesta, no siendo capaz de distinguir presencia alguna en el barco pirata con su mantra. Chasqueó la lengua, mirando de reojo al enano con una mueca de asco y... ¿Molestia? Ese tío no sabía cuándo cerrar aquella enorme bocaza.
Dejó escapar un suspiro al tiempo que se acercaba hacia la baranda del buque, plantando el pie derecho sobre esta sin perder detalle ni por un momento de la embarcación fantasma. Recordaba haber escuchado algún rumor sobre una especie de barco guardián, aunque no le daba más importancia de la que merecería algún cuento para viejas de pueblo. Echaría un vistazo para descubrir si realmente estaba vacío, era una trampa o simplemente había algo que pudiera serles útil. Tras esperar a que el navío se pusiera a la altura del suyo se impulsó con el pie que mantenía sobre la baranda para saltar hacia la cubierta del ajeno, eso sí, con el haki de observación activado por todo lo que pudiera ocurrir. No estaba de mal ser prudente.
- Hmm... -su mirada recorrió el lugar rápidamente, tratando de localizar algún rastro de vida o, tal vez, la ausencia de esta. Cosas como cadáveres podrían encontrarse en ese sitio, tal vez porque fuese un barco que alguien hubiese abordado o que se hubiera quedado sin víveres como para llegar a algún puerto- ¿Por dónde empezar?
Tras unos segundos decidió que, de haber algo útil o de valor, se encontraría en la bodega y en los camarotes, así que empezaría por estos últimos siempre y cuando nada le interrumpiese. Poco le importaba realmente si había algo o no allí. Se abriría paso y destrozaría a aquél que lo intentase. A fin de cuentas, ¿quién podría ser capaz de detener a un dragón? Con este último pensamiento, se encaminó hacia los aposentos del capitán.
- Sí, lo noto... -susurró como respuesta, no siendo capaz de distinguir presencia alguna en el barco pirata con su mantra. Chasqueó la lengua, mirando de reojo al enano con una mueca de asco y... ¿Molestia? Ese tío no sabía cuándo cerrar aquella enorme bocaza.
Dejó escapar un suspiro al tiempo que se acercaba hacia la baranda del buque, plantando el pie derecho sobre esta sin perder detalle ni por un momento de la embarcación fantasma. Recordaba haber escuchado algún rumor sobre una especie de barco guardián, aunque no le daba más importancia de la que merecería algún cuento para viejas de pueblo. Echaría un vistazo para descubrir si realmente estaba vacío, era una trampa o simplemente había algo que pudiera serles útil. Tras esperar a que el navío se pusiera a la altura del suyo se impulsó con el pie que mantenía sobre la baranda para saltar hacia la cubierta del ajeno, eso sí, con el haki de observación activado por todo lo que pudiera ocurrir. No estaba de mal ser prudente.
- Hmm... -su mirada recorrió el lugar rápidamente, tratando de localizar algún rastro de vida o, tal vez, la ausencia de esta. Cosas como cadáveres podrían encontrarse en ese sitio, tal vez porque fuese un barco que alguien hubiese abordado o que se hubiera quedado sin víveres como para llegar a algún puerto- ¿Por dónde empezar?
Tras unos segundos decidió que, de haber algo útil o de valor, se encontraría en la bodega y en los camarotes, así que empezaría por estos últimos siempre y cuando nada le interrumpiese. Poco le importaba realmente si había algo o no allí. Se abriría paso y destrozaría a aquél que lo intentase. A fin de cuentas, ¿quién podría ser capaz de detener a un dragón? Con este último pensamiento, se encaminó hacia los aposentos del capitán.
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- Aka:
- Maldito barco fantasma o lo que fuera aquello con lo que os habíais encontrado, a primera vista y por lo que el mantra te decía no detectabas ninguna presencia, pero algo os escamaba. Mientras os paseabais por el lugar una profunda y tétrica voz preguntó. —¿Quién eres y que haces en nuestras aguas?¿Qué te trae a nuestro hogar?— A pesar de que no había presencias vivas en aquel lugar si había una voz... ¿Acaso aquello era un fantasma? En cualquier caso este calló tras realizar esas preguntas como si esperase una contestación. Podrías contestar o ignorarlo sin más, pero quién sabe que pasaría. ¿Qué harás?
- Ryu:
- El caos se ha apoderado del barco y la gente empieza ponerse muy nerviosa, tanto es así que una pequeña revuelta a empezado en el barco y pequeños grupos han empezado a formarse. Tú, situado en medio de todo este revuelo recibes un golpe a la altura de la nuca que te pilla por sorpresa al estar distraído, sin embargo esto no te hace daño alguno solo te desequilibra y te hace caer al suelo. ¿Quién demonios habrá sido? ¿Acabarás con todos aquellos idiotas o seguirás al dragoncito?
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Steve
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En cuanto el dragón subió al navío la gente se empezó a poner más nerviosa, causando una pequeña trifulca entre ellos. No le hice mucho caso, lo cual fue un error por mi parte, porque mientras estaba distraído uno de ellos aprovecho para golpearme en la parte posterior del cuello, haciéndome perder el equilibrio. La pelea estaba empezando y quizás alguno de ellos acabase con la cabeza colgada de la vela.
Suspiré, levantándome del suelo mientras me sacudía un poco de polvo de la gabardina. Varias personas se estaban peleando en ese momento, usando los puños para golpearse. Absurda manera de intentar pelear, un arma era mucho más rápida, pero no iba a desenfundar a Lumen para encargarme de esos, sería darles demasiada importancia. Simplemente agarré a uno de ellos por la nuca y le estampé la cabeza contra el suelo. No intentaba matarle, solo desquitarme un poco y llamar la atención de los demás, acto seguido empecé a hablar, mucho más alto de lo normal, para que todos me oyeran en lo que iba a decir, si no habían oído el golpe que le había dado a aquel pobre hombre.
-Escuchad… No hay motivos para alterarse, pues el barco esta vacío. Además he enviado a mi subordinado para investigar por si aún no os sentís seguros, así que nadie de los aquí presentes saldrá herido. - me di la vuelta preparado para volver mi camarote, aún sin soltar al hombre, cuando recordé algo - Ah, por cierto, un aviso para el próximo al que se atreva a intentar pegarme debería echarle un ojo a este pobre. - abrí la mano para dejarlo caer mientras me dirigía al barco abandonado, activando el mantra de nuevo - Estaremos de vuelta en un rato.
Pase de un barco a otro saltando, adentrándome en este a paso ligero en busca del lagarto, que aún notaba con mi mantra.
Suspiré, levantándome del suelo mientras me sacudía un poco de polvo de la gabardina. Varias personas se estaban peleando en ese momento, usando los puños para golpearse. Absurda manera de intentar pelear, un arma era mucho más rápida, pero no iba a desenfundar a Lumen para encargarme de esos, sería darles demasiada importancia. Simplemente agarré a uno de ellos por la nuca y le estampé la cabeza contra el suelo. No intentaba matarle, solo desquitarme un poco y llamar la atención de los demás, acto seguido empecé a hablar, mucho más alto de lo normal, para que todos me oyeran en lo que iba a decir, si no habían oído el golpe que le había dado a aquel pobre hombre.
-Escuchad… No hay motivos para alterarse, pues el barco esta vacío. Además he enviado a mi subordinado para investigar por si aún no os sentís seguros, así que nadie de los aquí presentes saldrá herido. - me di la vuelta preparado para volver mi camarote, aún sin soltar al hombre, cuando recordé algo - Ah, por cierto, un aviso para el próximo al que se atreva a intentar pegarme debería echarle un ojo a este pobre. - abrí la mano para dejarlo caer mientras me dirigía al barco abandonado, activando el mantra de nuevo - Estaremos de vuelta en un rato.
Pase de un barco a otro saltando, adentrándome en este a paso ligero en busca del lagarto, que aún notaba con mi mantra.
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Se cruzó de brazos mientras recorría el lugar con la mirada. ¿Cómo narices había podido navegar aquella cosa sin acabar en el fondo marino? Su mantra seguía sin detectar presencia alguna y ni siquiera había cadáveres... Definitivamente aquella situación era demasiado extraña. Algo raro ocurría en ese barco, y no pensaba irse hasta descubrirlo... O, al menos, hasta que colmara su paciencia y decidiera incinerar aquel sitio. Soltó un pesado suspiro y comenzó a caminar de nuevo cuando, de repente, una tétrica voz resonó a lo largo y ancho de toda la nave.
- ¿Qué mierda...? -masculló mirando de un lado a otro, tratando de localizar el origen de aquella voz sin resultado alguno. No sentía ninguna presencia más allá que las de los marineros que les habían llevado hasta allí y la de aquél gnomo estúpido. Entonces... ¿Realmente era algún tipo de fantasma? ¿Esas cosas existían de verdad?- Yo soy Souh Akagami, "Ojos de Dragón", Capitán de The Red Demons... Y mis motivos para estar aquí son únicamente de mi incumbencia -respondió con un deje seco y todos sus sentidos atentos a lo que pudiera suceder.
¿Realmente haría bien en comportarse de una forma tan ruda? No sabía bien a lo que estaban a punto de enfrentarse, ni si era hostil o simplemente les dejaría continuar su camino, pero debía andarse con pies de plomo. Probablemente comentar la búsqueda del supuesto tesoro no sería lo más inteligente que podría hacer. Dejó activado su mantra, esperando a cualquier cosa que pudiera abalanzarse sobre él en cualquier momento.
- ¿Por qué nos impides el paso? Nuestras intenciones no albergan maldad alguna, ni pretendemos sembrar la destrucción allá en nuestro destino. Tienes mi palabra -concluyó, recurriendo finalmente a la diplomacia. Probablemente era el camino más correcto y menos peligroso... No hacía falta que hubiera muertes innecesarias, y los hombres que les habían acompañado no parecían especialmente diestros en el combate. Mientras esperaba la respuesta del "ente", pudo sentir la presencia del pelomoco aproximándose. Al parecer había terminado por decidirse a acompañarle, lo cual hizo que esbozara una leve sonrisa.
- ¿Qué mierda...? -masculló mirando de un lado a otro, tratando de localizar el origen de aquella voz sin resultado alguno. No sentía ninguna presencia más allá que las de los marineros que les habían llevado hasta allí y la de aquél gnomo estúpido. Entonces... ¿Realmente era algún tipo de fantasma? ¿Esas cosas existían de verdad?- Yo soy Souh Akagami, "Ojos de Dragón", Capitán de The Red Demons... Y mis motivos para estar aquí son únicamente de mi incumbencia -respondió con un deje seco y todos sus sentidos atentos a lo que pudiera suceder.
¿Realmente haría bien en comportarse de una forma tan ruda? No sabía bien a lo que estaban a punto de enfrentarse, ni si era hostil o simplemente les dejaría continuar su camino, pero debía andarse con pies de plomo. Probablemente comentar la búsqueda del supuesto tesoro no sería lo más inteligente que podría hacer. Dejó activado su mantra, esperando a cualquier cosa que pudiera abalanzarse sobre él en cualquier momento.
- ¿Por qué nos impides el paso? Nuestras intenciones no albergan maldad alguna, ni pretendemos sembrar la destrucción allá en nuestro destino. Tienes mi palabra -concluyó, recurriendo finalmente a la diplomacia. Probablemente era el camino más correcto y menos peligroso... No hacía falta que hubiera muertes innecesarias, y los hombres que les habían acompañado no parecían especialmente diestros en el combate. Mientras esperaba la respuesta del "ente", pudo sentir la presencia del pelomoco aproximándose. Al parecer había terminado por decidirse a acompañarle, lo cual hizo que esbozara una leve sonrisa.
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Alta Mar 8:15 A.M
Una amplia y profunda voz femenina inunda todo el navío respondiendo al más alto de vosotros, pero se nota un poco de hostilidad en su tono. — No sé quienes soy ni que queréis, pero estoy segura de que vuestras intenciones no pueden ser nada buenas si queréis llegar hasta nuestro hogar. Además, que vengas acompañado no refleja especialmente vuestra inocencia y menos yendo armados como vais. — Afirmaba aquella voz como si tuviese una visión total de todos vuestros movimientos. — Lo repetiré una última vez, una y no más. ¿Quiénes soy y qué habéis venido a hacer a nuestra tierra?
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Una amplia y profunda voz femenina inunda todo el navío respondiendo al más alto de vosotros, pero se nota un poco de hostilidad en su tono. — No sé quienes soy ni que queréis, pero estoy segura de que vuestras intenciones no pueden ser nada buenas si queréis llegar hasta nuestro hogar. Además, que vengas acompañado no refleja especialmente vuestra inocencia y menos yendo armados como vais. — Afirmaba aquella voz como si tuviese una visión total de todos vuestros movimientos. — Lo repetiré una última vez, una y no más. ¿Quiénes soy y qué habéis venido a hacer a nuestra tierra?
- Aka:
- Parece que el enano ha llegado hasta tu posición, realmente era necesario ir con aquel estúpido... Quizás te rentase más quitarte aquel estorbo en ese lugar o quizás no podías. En cualquier caso ahora estáis los dos juntos.
- Ryu:
- Parece que has encontrado al dragoncito, realmente era necesario ir con aquel estúpido... Quizás te rentase más quitarte aquel estorbo en ese lugar o quizás no podías. En cualquier caso ahora estáis los dos juntos.
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Tras un pequeño recorrido pude llegar hasta donde estaba la salamandra, que parecía haberse perdido una vez más, como no. Intente no hacer ruido, aunque sabía que tenía el mantra y posiblemente lo estuviera usando en aquel momento. Aún así seguí caminando hasta que estuve a su espalda para mirarle ladeando la cabeza mientras ponía una expresión entre asco y sorpresa. A veces no sabía como es que podía seguir caminando, de lo tonto que era.
Pero una voz me saco de mi ensimismamiento, al parecer el barco hablaba.
Joder... ¿y porque no nos dices tu nombre y te dejas de jueguecitos? - me hacía mucha gracia que diese por hecho de que íbamos a su isla - ¿Crees de verdad que vamos a tu isla? Oye, si tanto quieres protegerla por algo sera ¿no crees, Akagami?- estaba intentando provocar a aquella que nos hablaba, porque pocas veces hablaría así con aquel hombre de manera normal y corriente - ¿Qué te parece la idea de pararnos por allí e inspeccionar los recovecos de la isla?
Antes de que dijera nada, le apoyé una mano en el hombro, parando un momento para mirarle a la cara mientras continuaba con la conversación.
¿Crees que seguirá oyéndome? Bueno, lo diré por si sigue por ahí. Verás, no me gustan la gente que intenta ser autoritaria con los demás porque usualmente, ese es mi rol, así que... Tengo una propuesta para ti, que seguro te va a encantar. - hice una pausa dramática y con una media sonrisa en la cara solté - ¿Por qué no vienes hasta aquí, cobarde, y nos intentas intimidar diciendo las cosas a la cara y no con un barco fantasma? Pregunto.
Tras eso me separé de Akagami unos segundos, apoyandome en la pared de madera del barco mientras acariciaba mi guadaña, sin dejar de estar atento a lo que localizaba el mantra, esperando ver si algo decidía aparecerse.
Pero una voz me saco de mi ensimismamiento, al parecer el barco hablaba.
Joder... ¿y porque no nos dices tu nombre y te dejas de jueguecitos? - me hacía mucha gracia que diese por hecho de que íbamos a su isla - ¿Crees de verdad que vamos a tu isla? Oye, si tanto quieres protegerla por algo sera ¿no crees, Akagami?- estaba intentando provocar a aquella que nos hablaba, porque pocas veces hablaría así con aquel hombre de manera normal y corriente - ¿Qué te parece la idea de pararnos por allí e inspeccionar los recovecos de la isla?
Antes de que dijera nada, le apoyé una mano en el hombro, parando un momento para mirarle a la cara mientras continuaba con la conversación.
¿Crees que seguirá oyéndome? Bueno, lo diré por si sigue por ahí. Verás, no me gustan la gente que intenta ser autoritaria con los demás porque usualmente, ese es mi rol, así que... Tengo una propuesta para ti, que seguro te va a encantar. - hice una pausa dramática y con una media sonrisa en la cara solté - ¿Por qué no vienes hasta aquí, cobarde, y nos intentas intimidar diciendo las cosas a la cara y no con un barco fantasma? Pregunto.
Tras eso me separé de Akagami unos segundos, apoyandome en la pared de madera del barco mientras acariciaba mi guadaña, sin dejar de estar atento a lo que localizaba el mantra, esperando ver si algo decidía aparecerse.
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El dragón alzó una ceja en cuanto el gnomo comenzó a hablar. ¿Qué pretendía? ¿Provocar a quien fuera que estuviese advirtiéndoles? Era una idea terrible, horrorosa, muy arriesgada y... Genial. ¿Para qué engañarnos? Al pelirrojo le había molestado que su intento de ser amable y diplomático no hubiera servido. Para una vez que lo intentaba aquella cosa podría haber tenido algo más de mano izquierda, pero en fin, supuso que no quedaría más remedio que ir por las malas. Y claro estaba que no había una mejor manera de hacerlo que provocándola.
- Oh, desde luego -respondió el pelirrojo mirando de lado a su compañero- Si tanto teme que podamos ir allí será porque hay algo valioso -mostró una arrogante sonrisa, dejando entrever una blanca línea dibujada por sus dientes- Sí, podríamos hacer una pequeña visita para ver qué nos encontramos.
Definitivamente se estaban pasando de la raya y lo más probable era que quien fuera que intentase ahuyentarlos estuviera comenzando a cabrearse de forma significante. Sin embargo, no parecía haber ninguna otra opción más eficaz, así descubrirían qué narices era aquella voz y de dónde provenía. ¿Quién sabe? Lo mismo incluso llegaban a su destino a raíz de aquello. Sintió la mano del enano en su hombro y estuvo apunto de hacer una mueca de desagrado, pero se contuvo. En aquel momento les convenía parecer un equipo, así que tan solo mantuvo aquella sonrisita con aires de superioridad, escuchándole con atención.
- No te esfuerces, no creo que alguien que necesita esconderse para intimidar a alguien tenga los huevos de dar la cara. Incluso... ¿Sabes? Lo mismo es que ni siquiera puede llegar a hacerlo.
Una fugaz idea había recorrido la mente de Akagami. Definitivamente no podía haber nadie en ese barco ya que, de otro modo, el mantra de ambos lo habría percibido. Quedaba la opción del fantasma, la cual era bastante inviable. Sin embargo, había una última alternativa, y es que... ¿No podrían estar transmitiendo su voz a través de algún aparato? Un den den mushi, por ejemplo. No sería tan descabellado y explicaría que no hubiera nadie allí. Se acercó un poco más al pelomoco para susurrar sin que pudieran escucharle.
- Un truco. Tal vez un den den mushi o algo similar. La voz debe estar siendo retransmitida desde otro lugar.
- Oh, desde luego -respondió el pelirrojo mirando de lado a su compañero- Si tanto teme que podamos ir allí será porque hay algo valioso -mostró una arrogante sonrisa, dejando entrever una blanca línea dibujada por sus dientes- Sí, podríamos hacer una pequeña visita para ver qué nos encontramos.
Definitivamente se estaban pasando de la raya y lo más probable era que quien fuera que intentase ahuyentarlos estuviera comenzando a cabrearse de forma significante. Sin embargo, no parecía haber ninguna otra opción más eficaz, así descubrirían qué narices era aquella voz y de dónde provenía. ¿Quién sabe? Lo mismo incluso llegaban a su destino a raíz de aquello. Sintió la mano del enano en su hombro y estuvo apunto de hacer una mueca de desagrado, pero se contuvo. En aquel momento les convenía parecer un equipo, así que tan solo mantuvo aquella sonrisita con aires de superioridad, escuchándole con atención.
- No te esfuerces, no creo que alguien que necesita esconderse para intimidar a alguien tenga los huevos de dar la cara. Incluso... ¿Sabes? Lo mismo es que ni siquiera puede llegar a hacerlo.
Una fugaz idea había recorrido la mente de Akagami. Definitivamente no podía haber nadie en ese barco ya que, de otro modo, el mantra de ambos lo habría percibido. Quedaba la opción del fantasma, la cual era bastante inviable. Sin embargo, había una última alternativa, y es que... ¿No podrían estar transmitiendo su voz a través de algún aparato? Un den den mushi, por ejemplo. No sería tan descabellado y explicaría que no hubiera nadie allí. Se acercó un poco más al pelomoco para susurrar sin que pudieran escucharle.
- Un truco. Tal vez un den den mushi o algo similar. La voz debe estar siendo retransmitida desde otro lugar.
Worick L. Arcangelo
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Alta Mar 8:20 A.M
La atmósfera en el barco se ha tornado algo más sombría y todo ha tomado un tono más oscuro además toda la superficie del barco se ha llenado de una espesa bruma que cubre toda su extensión y se extiende invadiendo el exterior del navío. Mientras esto ocurre podéis oír una inconmensurable cantidad de gritos provenientes del exterior, pero a su vez también oís un montón de gemidos provenientes del interior del navío en el que os encontrabais. ¿Acaso no estabais solos? — Vosotros, seres inmundos e inferiores que os atrevéis a desafiar a los dioses que una vez os pusieron sobre la tierra. Si realmente creéis que podéis invadir su tierra y quedaros con sus bendiciones habréis de pasar por encima de los guerreros que defiende su herencia. — A la vez que oíais a aquella voz femenina e imponente amenazándoos un montón de ruidos mecánicos se empezaron a escuchar bajo vuestros pies y tras unos segundos montones de sombras os rodeaban. — Ahora entenderéis lo que es el dolor y os arrepentiréis de haber amenazado Asgard. — Tras aquello la voz calló y todo el ruido que quedó rodeándoos fueron los gritos en el exterior del navío y los chirridos mecánicos que emitían las sombras a vuestro alrededor, además el ambiente estaba cargado de un fuerte o olor a pescado podrido.
Datos sobre el enemigo:
- Una docena de sombras que emiten sonidos mecánicos y con un olor algo desagradable. Si conseguís algo de luz averiguareis que son robots con apariencia humana y carne de la misma. Unos ciborgs mitad robot mitad humano con su parte humana en una descomposición muy avanzada. Nvl 25
Radio de acción: 15 minutos
La atmósfera en el barco se ha tornado algo más sombría y todo ha tomado un tono más oscuro además toda la superficie del barco se ha llenado de una espesa bruma que cubre toda su extensión y se extiende invadiendo el exterior del navío. Mientras esto ocurre podéis oír una inconmensurable cantidad de gritos provenientes del exterior, pero a su vez también oís un montón de gemidos provenientes del interior del navío en el que os encontrabais. ¿Acaso no estabais solos? — Vosotros, seres inmundos e inferiores que os atrevéis a desafiar a los dioses que una vez os pusieron sobre la tierra. Si realmente creéis que podéis invadir su tierra y quedaros con sus bendiciones habréis de pasar por encima de los guerreros que defiende su herencia. — A la vez que oíais a aquella voz femenina e imponente amenazándoos un montón de ruidos mecánicos se empezaron a escuchar bajo vuestros pies y tras unos segundos montones de sombras os rodeaban. — Ahora entenderéis lo que es el dolor y os arrepentiréis de haber amenazado Asgard. — Tras aquello la voz calló y todo el ruido que quedó rodeándoos fueron los gritos en el exterior del navío y los chirridos mecánicos que emitían las sombras a vuestro alrededor, además el ambiente estaba cargado de un fuerte o olor a pescado podrido.
Datos sobre el enemigo:
- Una docena de sombras que emiten sonidos mecánicos y con un olor algo desagradable. Si conseguís algo de luz averiguareis que son robots con apariencia humana y carne de la misma. Unos ciborgs mitad robot mitad humano con su parte humana en una descomposición muy avanzada. Nvl 25
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El pelirrojo arrugó la nariz en cuanto comenzó a percibir aquél olor a... ¿Podredumbre? Era realmente desagradable, sobre todo para alguien con un olfato como el suyo. Ante la retahíla de tonterías que aquella voz había comenzado a soltar entre amenazas sin sentido él tan solo se mantuvo en su mundo. ¿Qué les estaría pasando a los marineros? Parecían estar viéndose en serios apuros o, tal vez, simplemente gritaban por miedo. También estaba el detalle de aquellas voces provenientes del interior del barco fantasma, que parecía haberse convertido en un teatro con tantos efectos especiales.
- Parece que el espectáculo está a punto de empezar -dijo el chico con una arrogante sonrisa, observando cómo varias sombras emergían del suelo y les rodeaban, apenas una docena. Sin duda, el origen de aquella peste- Parecen bien educados... Incluso han salido a darnos la bienvenida.
Se hizo sonar el cuello, llevándose una mano a este y ladeando la cabeza mientras cerraba los ojos. No sería buena idea enfrentarse a algo que ni siquiera sabían cómo era, por lo que tendría que hacer gala de sus habilidades. "Préstame tu fuerza, Capitán." Un aura roja, casi espectral, comenzó a envolver el cuerpo del chico a medida que la temperatura cercana a este se veía incrementada poco a poco. La luz de esta se iba volviendo cada vez más intensa y ello le permitió iluminar la estancia, tiñendo del color del rubí la sala y a... Aquellas cosas.
Mitad máquinas y mitad muertos, ¿qué eran? Parecían alguna especie de experimento de mal gusto, realizado por algún lunático quien. Su aura no parecía ser muy intensa, así que probablemente no les llevara mucho tiempo deshacerse de todos ellos. Suspiró un tanto decepcionado. ¿Tan difícil era encontrarse un desafío interesante? No pedía tanto... Y de esa forma jamás podría probar "eso".
- Bueno, séis para ti y séis para mí, un reparto equitativo... Y lo suficientemente sencillo como para que no mueras -le soltó con cierta mofa, aunque sabía que no le supondría ningún reto.
Tras esto y sin desvanecer su aura de calor, se lanzó de forma frenética contra la mitad de su derecha, haciendo impactar su puño contra el rostro del más cercano y descargando toda su fuerza en este. Pudo notar cómo tanto carne podrida como metal cedían ante sus nudillos, un instante antes de que ese pobre desgraciado saliera volando varios metros, chocando contra una de las paredes. Los demás trataron entonces de golpearle, pero el pelirrojo se limitó a predecir los ataques con su mantra y a esquivarlos sin demasiados problemas. Dos, tres, cuatro... Hasta cinco habían sido destrozados ya, apenas pudiendo resistir varios golpes seguidos del dragón.
- Tal vez demasiado blandos... -dijo mirándose las manos y frotándolas para quitarse la roña que se había depositado en ellas tras sus ataques- Luego olerá mal.
Hizo aparecer su cola y, sin girarse siquiera, agarró con ella del cuello al último de los no-muertos que quedaba para arrancarle la cabeza de cuajo, cosa que hizo sin demasiada dificultad. Cogió el cráneo y se quedó mirándolo un momento. "Parecen alguna especie de cyborgs... Esto es sin duda un truco más" pensó antes de tirarlo al suelo y aplastarlo con un pie, desparramando sus sesos.
- Creo que voy a ir adelantándome, quiero saber quién anda en celo ahí abajo. Te espero allí -le dijo a su diminuto compañero antes de echar a andar. Si no se los había cargado antes de irse perdería la luz... Y eso no estaría bien, ¿no?
- Parece que el espectáculo está a punto de empezar -dijo el chico con una arrogante sonrisa, observando cómo varias sombras emergían del suelo y les rodeaban, apenas una docena. Sin duda, el origen de aquella peste- Parecen bien educados... Incluso han salido a darnos la bienvenida.
Se hizo sonar el cuello, llevándose una mano a este y ladeando la cabeza mientras cerraba los ojos. No sería buena idea enfrentarse a algo que ni siquiera sabían cómo era, por lo que tendría que hacer gala de sus habilidades. "Préstame tu fuerza, Capitán." Un aura roja, casi espectral, comenzó a envolver el cuerpo del chico a medida que la temperatura cercana a este se veía incrementada poco a poco. La luz de esta se iba volviendo cada vez más intensa y ello le permitió iluminar la estancia, tiñendo del color del rubí la sala y a... Aquellas cosas.
Mitad máquinas y mitad muertos, ¿qué eran? Parecían alguna especie de experimento de mal gusto, realizado por algún lunático quien. Su aura no parecía ser muy intensa, así que probablemente no les llevara mucho tiempo deshacerse de todos ellos. Suspiró un tanto decepcionado. ¿Tan difícil era encontrarse un desafío interesante? No pedía tanto... Y de esa forma jamás podría probar "eso".
- Bueno, séis para ti y séis para mí, un reparto equitativo... Y lo suficientemente sencillo como para que no mueras -le soltó con cierta mofa, aunque sabía que no le supondría ningún reto.
Tras esto y sin desvanecer su aura de calor, se lanzó de forma frenética contra la mitad de su derecha, haciendo impactar su puño contra el rostro del más cercano y descargando toda su fuerza en este. Pudo notar cómo tanto carne podrida como metal cedían ante sus nudillos, un instante antes de que ese pobre desgraciado saliera volando varios metros, chocando contra una de las paredes. Los demás trataron entonces de golpearle, pero el pelirrojo se limitó a predecir los ataques con su mantra y a esquivarlos sin demasiados problemas. Dos, tres, cuatro... Hasta cinco habían sido destrozados ya, apenas pudiendo resistir varios golpes seguidos del dragón.
- Tal vez demasiado blandos... -dijo mirándose las manos y frotándolas para quitarse la roña que se había depositado en ellas tras sus ataques- Luego olerá mal.
Hizo aparecer su cola y, sin girarse siquiera, agarró con ella del cuello al último de los no-muertos que quedaba para arrancarle la cabeza de cuajo, cosa que hizo sin demasiada dificultad. Cogió el cráneo y se quedó mirándolo un momento. "Parecen alguna especie de cyborgs... Esto es sin duda un truco más" pensó antes de tirarlo al suelo y aplastarlo con un pie, desparramando sus sesos.
- Creo que voy a ir adelantándome, quiero saber quién anda en celo ahí abajo. Te espero allí -le dijo a su diminuto compañero antes de echar a andar. Si no se los había cargado antes de irse perdería la luz... Y eso no estaría bien, ¿no?
Steve
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Algo había aparecido a nuestro alrededor, algo... ¿vivo? Por el olor no podría decir que fuera así, la verdad. En cuanto el señor lagarto decidió iluminar el lugar se pudo ver como unas máquinas con restos humanos en estado de putrefacción estaban a nuestro alrededor ¿o eran humanos con restos de máquinas? Da igual, el caso es que parecían salidas de un cuento de miedo, un experimento fallido.
- ¿Solo seis? Vaya por dios Escamitas ¿quieres llevarte algo de gloria con algo tan fácil? - dije, respondiendo a la broma que había hecho - Bueno, tendré que conformarme con estos entonces.
Nada más decir eso esquivaba a uno de ellos moviéndome unos centímetros sin dejar de mirar a la salamandra gracias a que el mantra, que aún tenía activado, me avisó del ataque. Sonreí antes de darme la vuelta desenfundando la guadaña y golpeando salvajemente al robot o lo que fuera que me atacó.
-Supongo que no me entenderás, pero no se interrumpe una conversación ¿sabes? - tenía los ojos abiertos, y estos estaban completamente inyectados en sangre, posiblemente porque tenía ganas de pegarle al dragón, pero también por la simple presencia de aquella escoria que no hacía más que apestarme la ropa.
El combate no duró mucho, lo que les sobraba de inquietantes y misteriosos, les faltaba de peligrosos, y en pocos golpes alguien bien entrenado podía deshacerse de ellos con suma facilidad, como si estuvieras ensayando un baile que has bailado miles de veces.
En cuanto terminé con el último aquella sala sí que parecía una salida de una novela de ficción. Las paredes en su mayoría habían acabado teñidas con su sangre, que también goteaba desde la guadaña. Me encontraba en cuclillas frente a uno de ellos, preguntándome como habían hecho para que un cyborg así siguiera funcionando debido a la descomposición que presentaba la parte aún humana.
-Mmmm... ¿Debería llevarme uno para investigarlo? Podría ser interesante, y tampoco sé lo que le pasará después de muerto. - dudé unos segundos, pero tras ver que había varios con todos sus órganos y el pelirrojo había bajado desde hacía un buen rato, mientras yo seguía... "operando" decidí dejarlo por ahora. - Sería una pena que se perdieran esos especímenes, la verdad. - me dije para mi mismo mientras iba detrás de mi compañero sin guardar mi arma por si aparecía un nuevo peligro -
- ¿Solo seis? Vaya por dios Escamitas ¿quieres llevarte algo de gloria con algo tan fácil? - dije, respondiendo a la broma que había hecho - Bueno, tendré que conformarme con estos entonces.
Nada más decir eso esquivaba a uno de ellos moviéndome unos centímetros sin dejar de mirar a la salamandra gracias a que el mantra, que aún tenía activado, me avisó del ataque. Sonreí antes de darme la vuelta desenfundando la guadaña y golpeando salvajemente al robot o lo que fuera que me atacó.
-Supongo que no me entenderás, pero no se interrumpe una conversación ¿sabes? - tenía los ojos abiertos, y estos estaban completamente inyectados en sangre, posiblemente porque tenía ganas de pegarle al dragón, pero también por la simple presencia de aquella escoria que no hacía más que apestarme la ropa.
El combate no duró mucho, lo que les sobraba de inquietantes y misteriosos, les faltaba de peligrosos, y en pocos golpes alguien bien entrenado podía deshacerse de ellos con suma facilidad, como si estuvieras ensayando un baile que has bailado miles de veces.
En cuanto terminé con el último aquella sala sí que parecía una salida de una novela de ficción. Las paredes en su mayoría habían acabado teñidas con su sangre, que también goteaba desde la guadaña. Me encontraba en cuclillas frente a uno de ellos, preguntándome como habían hecho para que un cyborg así siguiera funcionando debido a la descomposición que presentaba la parte aún humana.
-Mmmm... ¿Debería llevarme uno para investigarlo? Podría ser interesante, y tampoco sé lo que le pasará después de muerto. - dudé unos segundos, pero tras ver que había varios con todos sus órganos y el pelirrojo había bajado desde hacía un buen rato, mientras yo seguía... "operando" decidí dejarlo por ahora. - Sería una pena que se perdieran esos especímenes, la verdad. - me dije para mi mismo mientras iba detrás de mi compañero sin guardar mi arma por si aparecía un nuevo peligro -
Los Zombies explotan. La explosión es tan fuerte que sentís que os vais a desintegrar. Mala suerte.
Bueno, finalmente os despertáis. Estáis en la copa de un árbol. ¡Diantres!
En fin, para resumiros brevemente. Estáis en un delicado equilibrio del que podríais caer en cualquier momento. Por suerte o por desgracia vuestras heridas no van más allá de un par de moratones (Akagami tiene uno en forma de corazón en medio de la frrente, por cierto), y veis a lo lejos, en el mar, una nube de humo y fuego que podéis asumir es el lugar donde estabais hace un rato.
Escucháis las hojas moverse de horma antinatural, y bajo vosotros podéis ver una red de puentes en las diversas copas del árbol. ¿Vais a bajar y explorar o esconderos? En cualquier caso, cuidado.
Bueno, finalmente os despertáis. Estáis en la copa de un árbol. ¡Diantres!
En fin, para resumiros brevemente. Estáis en un delicado equilibrio del que podríais caer en cualquier momento. Por suerte o por desgracia vuestras heridas no van más allá de un par de moratones (Akagami tiene uno en forma de corazón en medio de la frrente, por cierto), y veis a lo lejos, en el mar, una nube de humo y fuego que podéis asumir es el lugar donde estabais hace un rato.
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