Roy vs Void

Mosquitos, mosquitos todo el rato. Por no hablar del pestilente olor a agua estancada, que a alguien con un fino olfato como el suyo le molestaba especialmente. Estaba deseando largarse de aquella maldita isla cuanto antes, pero el barco no lo recogería hasta el día siguiente. Lo habían enviado para buscar por la isla a unos hombres a los que el CP llevaba meses siguiendo la pista. Le habían ordenado eliminarlos si estaban en el lugar, sin decirle para quién trabajaban o qué habían hecho. Tampoco era como si le importase mucho. Normalmente se hubiese mostrado interesado y le hubiese entrado curiosidad, pero las órdenes habían sido claras, y hasta un rebelde arrogante como él sabía cuándo no era apropiado presionar. Menos cuando era una orden directa del Gobierno, y no de sus pusilánimes creadores.

En todo caso, allí estaba. Había encontrado pruebas de que habían estado en la isla. Un pequeño campamento desmantelado a toda prisa en donde se habían dejado algunas cosas: un cuchillo, un cacho de carne a medio comer y algo más interesante: un den den mushi. Lo había cogido y se lo había guardado. Seguramente los de arriba lo encontrarían interesante, y le sacarían partido. Por su parte... sólo le interesaban sus objetivos. Deseaba encontrarlos y eliminarlos. Había seguido su rastro por toda la isla, sin éxito. Lo había perdido varias veces por culpa del fuerte olor de las ciénagas, y tras reencontrarlo sólo logró dar vueltas en círculos durante horas antes de llegar a una playa donde había marcas en la playa fangosa. Dedujo que estas eran de alguna clase de embarcación pequeña que había sido arrastrada hasta el agua. A los lados de estas había dos rastros de pisadas que se dirigían al mar. Ahora estaba cansado de aquella situación, y muy enfadado. Todo aquel esfuerzo para nada: habían dejado la isla.

Mientras merodeaba intentando matar el rato, escuchó un ruido. Se ocultó entre unos arbustos y activó su visión de calor. La pigmentación de sus ojos parecía volverse ligeramente más oscura. A unos diez metros de él había una figura humana... convenía ir a investigar. Empleando sus dotes de espía, avanzó lo más sigilosamente que pudo en dirección al extraño. Cuando estuvo a tres metros de él, pudo verlo claramente entre la vegetación. Era un chico muy joven armado con un bate. Su rostro le sonaba mucho. Creía haberlo visto hace poco. Comenzó a hacer memoria, y se dio cuenta de que lo recordaba de los carteles de "se busca". No recordaba la cifra que se ofrecía por su cabeza, pero aquello le daba la excusa que buscaba para pelearse con alguien. Esbozó una sonrisa sádica y salió de su escondite. Void era un joven enorme, de más de dos metros de altura. Iba vestido con ropas oscuras y portaba consigo una enorme odachi (katana) de casi dos metros de largo. Su larga melena color platino le llegaba hasta la cintura.

- ¡Qué suerte he tenido! Pierdo la pista a mis objetivos y encuentro a un pirata con recompensa. Me parece que esta semana podré darme un capricho con el dinero por tu cabeza. ¡Muere, mocoso!

Con un veloz movimiento hacia el suelo con la odachi, trató de lanzarle un poco de barro y agua estancada a la cara para cegarlo. Acto seguido, avanzó un paso largo hacia él, situándose algo más cerca del alcance máximo de su arma. Aprovecharía la longitud de su espada para atacar a aquel tipo y evitar que se acercara. Con un veloz movimiento de brazo, lanzó dos cortes horizontales a su pecho. Aun no quería matarlo... primero jugaría con él. Tras su golpe, retrocedió con un salto, cayendo junto a los arbustos donde antes se ocultaba y se quedó apuntándole con la odachi, con el brazo totalmente extendido. Entre la longitud de su extremidad y la de la espada, abarcaba un radio enorme. Aunque el otro se pusiese en el rango máximo de su espada, no alcanzaría con su bate su cuerpo. Ni siquiera su mano. Su rival tendría que buscar una estratagema para acercarse sin ser atravesado por una estocada antes de llegar siquiera al cuerpo a cuerpo. Y lo mejor aun y que el otro desconocía: a pesar de su aspecto atlético y delgado de espadachín, su fuerza era endiabladamente enorme.

Barro a los ojos y doble corte [AI]