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El sol pegaba sin compasión a las personas que vagaban por las calles de Nanohana, una ciudad de Arabasta el reino del desierto. El barco en el que viajaba con ms compañeros atracó en esta isla con el fin de proveerse, pero como era de esperarse, esos borrachos han decidido quedarse mínimo una semana, dado que encontraron un burdel; la verdad no entiendo que gracia le encuentran a esas mujeres, a ninguna en realidad, pero en especial esas que ni se respetan a ellas mismas. Al salir del barco me entregaron un pequeño saco repleto de berries, para que comprara lo que quisiera.
Por eso es que estaba en estos momentos vagando por la avenida principal, viendo tienda tras tienda. La gente me miraba raro por como vestía, incluso algunos niños me preguntaban si no tenía calor con mis ropas y nada que cubriera mi cabeza del sol. La verdad, no era nada terrible, después de todo, donde yo vivía el sol era mucho más inclemente. Me detuve frente a una tienda de perfumes y me compre algunos que me gustaron; también compre libros y algunos discos de música de la isla. Finalmente me quedé parado frente a una tienda de pasteles. A mi me encantaban estos pasteles dulces, en el cielo no existe nada parecido. Pero nadie de la tripulación lo sabe, se reirían de mi, dirían que soy muy infantil o algo por el estilo. Por lo que me quedé parado frente a la vidriera pensando si entrar a comprar o no.
Por eso es que estaba en estos momentos vagando por la avenida principal, viendo tienda tras tienda. La gente me miraba raro por como vestía, incluso algunos niños me preguntaban si no tenía calor con mis ropas y nada que cubriera mi cabeza del sol. La verdad, no era nada terrible, después de todo, donde yo vivía el sol era mucho más inclemente. Me detuve frente a una tienda de perfumes y me compre algunos que me gustaron; también compre libros y algunos discos de música de la isla. Finalmente me quedé parado frente a una tienda de pasteles. A mi me encantaban estos pasteles dulces, en el cielo no existe nada parecido. Pero nadie de la tripulación lo sabe, se reirían de mi, dirían que soy muy infantil o algo por el estilo. Por lo que me quedé parado frente a la vidriera pensando si entrar a comprar o no.
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Me estaba debatiendo si entrar o no, cuando un joven, de más o menos mi edad, entró al local. Al verlo sentí que no sería tan ridículo mi gusto por los dulces, por lo que entré a la tienda. Dentro se podían oler una gran variedad de fragancias provenientes de los diversos pasteles y dulces que allí vendían. Empecé a ver todo lo que ofrecían, hasta que vi un pastel entero que realmente se me antojó. Era el último que les quedaba, y no llegarían más hasta dentro de una semana, dado que, venían desde Alubarna. Justo cuando le pedí a una encargada aquel pastel, otra persona le pidió el mismo a otra de las encargadas, al verlo a la cara me fijé que era el mismo chico que entro junto conmigo. Nos quedamos viendo un momento.
-Yo vi ese pastel primero- decimos los dos al unísono. Lo miro por un momento más, miro el pastel y nuevamente a él; finalmente suspiro y le propongo -¿te parece compartirlo?, de todas formas no podría comérmelo todo solo... y ni bajo tortura iría con mis compañeros de viaje, para que se enteren de esto- de solo pensar que ellos se enteraran me daba escalofríos, aunque no lo demostrara -además tengo artos berries, yo puedo comprar el pastel y tu algo para poder tomar ¿que dices?- me quedo esperando su respuesta, mirándolo a los ojos.
-Yo vi ese pastel primero- decimos los dos al unísono. Lo miro por un momento más, miro el pastel y nuevamente a él; finalmente suspiro y le propongo -¿te parece compartirlo?, de todas formas no podría comérmelo todo solo... y ni bajo tortura iría con mis compañeros de viaje, para que se enteren de esto- de solo pensar que ellos se enteraran me daba escalofríos, aunque no lo demostrara -además tengo artos berries, yo puedo comprar el pastel y tu algo para poder tomar ¿que dices?- me quedo esperando su respuesta, mirándolo a los ojos.
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El joven aceptó mi propuesta, y antes de retirarnos con el pastel, la señorita que nos atendía le entregó unos cupones. Mientras nos íbamos del local se presentó como Maximilian.
-No importa, la verdad es que a mí también, pero nadie de la tripulación lo sabe, me dirían que soy un crio o algo por el estilo. Mi nombre es Astarod, un placer- contesté de forma monótona.
Al cruzar la calle, entramos al café que nos había dicho la señorita de los pasteles; se llamaba "Cold Drinks". Nos sentamos en una de las mesas y ordenamos algunas bebidas frías para acompañar el pastel, además de platos y cubiertos.
-Puedo preguntar a ¿donde viajas?, dijiste que tenías compañeros de viaje- me preguntó mientras esperábamos.
-Nada impide que formules una pregunta, pero eso no quiere decir que vaya a ser contestada- lo miré un momento antes de continuar - La verdad, es que no tenemos un rumbo fijado, solo navegamos y ya... quieren mostrarme algo de mundo antes de dejarme por mi cuenta,… en eso son algo sobre protectores. Se les olvida que vengo de una tribu guerrera de siglos... pero me viene bien la verdad. Y sí, tengo compañeros de viaje, pero es un poco agotador navegar con ellos.- lo miro mientras nos sirven lo solicitado.
Corté trozos del pastel; primero le serví a él y luego a mí. Si me fijaba bien, Maximilian era un chico bastante guapo, pero se quedaba en eso. Bebí un poco del refresco y estaba realmente delicioso. De pronto unos hombres entraron al local y el ambiente se puso tenso al instante, exigieron hablar con el encargado y desaparecieron por una puerta que daba a la parte de atrás del local. Una vez desaparecieron tras la puerta toda la gente se puso a murmurar nerviosa. Yo me puse atento a lo que sucedería, sin desatender lo que me decía Maximilian.
-No importa, la verdad es que a mí también, pero nadie de la tripulación lo sabe, me dirían que soy un crio o algo por el estilo. Mi nombre es Astarod, un placer- contesté de forma monótona.
Al cruzar la calle, entramos al café que nos había dicho la señorita de los pasteles; se llamaba "Cold Drinks". Nos sentamos en una de las mesas y ordenamos algunas bebidas frías para acompañar el pastel, además de platos y cubiertos.
-Puedo preguntar a ¿donde viajas?, dijiste que tenías compañeros de viaje- me preguntó mientras esperábamos.
-Nada impide que formules una pregunta, pero eso no quiere decir que vaya a ser contestada- lo miré un momento antes de continuar - La verdad, es que no tenemos un rumbo fijado, solo navegamos y ya... quieren mostrarme algo de mundo antes de dejarme por mi cuenta,… en eso son algo sobre protectores. Se les olvida que vengo de una tribu guerrera de siglos... pero me viene bien la verdad. Y sí, tengo compañeros de viaje, pero es un poco agotador navegar con ellos.- lo miro mientras nos sirven lo solicitado.
Corté trozos del pastel; primero le serví a él y luego a mí. Si me fijaba bien, Maximilian era un chico bastante guapo, pero se quedaba en eso. Bebí un poco del refresco y estaba realmente delicioso. De pronto unos hombres entraron al local y el ambiente se puso tenso al instante, exigieron hablar con el encargado y desaparecieron por una puerta que daba a la parte de atrás del local. Una vez desaparecieron tras la puerta toda la gente se puso a murmurar nerviosa. Yo me puse atento a lo que sucedería, sin desatender lo que me decía Maximilian.
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Parece que no fui el único que notó el cambio en el ambiente. Maximilian parecía que también se percató; algo no andaba bien. De pronto cambió su expresión y con una sonrisa me invita a seguir comiendo, lo cual no dudé en hacer. Después de todo, aquel pastel estaba delicioso.
-Vamos,...disfruta del pastel, pase lo que pase en esta ciudad, no es de tu incumbencia- me decía a mí mismo. Pero no podía evitar prestar atención a la situación. Me percato que mi compañero de glotonería estaba algo inquieto -en mis años como guerrero de mi tribu, aprendí a escuchar mi instinto, normalmente es muy acertado hacerlo... ¿qué te dice el tuyo ahora?...el mío me dice que algo muy malo está por ocurrir...- le digo en voz baja, para que solo él me escuche.
-oye, ¿has escuchado los rumores?, parece que esa gente ha obtenido mucho poder militar...hay rumores de que quieren hacerse con el gobierno del país- dice un hombre, en la mesa que estaba a mis espaldas, en un tono bajo, pero no lo suficiente para no ser escuchado por nosotros.
-Shhh...calla...habla más bajo ¿qué harías si te oyen?- le amonestó su compañero. Lo que escuché me preocupó, pero no cambié mi expresión.
-Vamos,...disfruta del pastel, pase lo que pase en esta ciudad, no es de tu incumbencia- me decía a mí mismo. Pero no podía evitar prestar atención a la situación. Me percato que mi compañero de glotonería estaba algo inquieto -en mis años como guerrero de mi tribu, aprendí a escuchar mi instinto, normalmente es muy acertado hacerlo... ¿qué te dice el tuyo ahora?...el mío me dice que algo muy malo está por ocurrir...- le digo en voz baja, para que solo él me escuche.
-oye, ¿has escuchado los rumores?, parece que esa gente ha obtenido mucho poder militar...hay rumores de que quieren hacerse con el gobierno del país- dice un hombre, en la mesa que estaba a mis espaldas, en un tono bajo, pero no lo suficiente para no ser escuchado por nosotros.
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De pronto Maximilian se levantó y se excusó que tenía cosas que hacer. Yo me levanté también, aún quedaba pastel pero no le di mayor importancia. En eso, los sujetos de hace un rato volvieron a salir, con lo cual todo el local queda en silencio nuevamente. Antes de que se fueran del local, mi compañero hizo algo que algunos podrían tachar de temerario, o incluso estúpido; yo solo lo encontré divertido. Agarró una manzana de la mesa en la que estábamos y le dio un mordisco que sonó exageradamente fuerte, por el silencio y tención que imperaba en el ambiente. Uno de los sujetos detuvo su andar para girarse en nuestra dirección, era muy grande, de dos metros y medio quizás, de orejas pequeñas, pelo corto y su cabeza era graciosamente pequeña en comparación al cuerpo que poseía. Se acercó a Maximilian con una expresión de desprecio y superioridad y, antes de que Maximilian le diera otro mordisco a la fruta, dio un manotazo que mandó a volar la manzana. Yo me encamino a recogerla, mientras mi compañero intenta desenvainar su espada, pero una mujer se lo impide. No sé por qué lo hace, pero no me importa.
Recojo la manzana, la limpio en mi chaqueta y le doy un mordisco; esto podría ponerse divertido. El mismo mastodonte se da la vuelta para verme enfadado mientras disfruto de la fresca fruta. Le apunto con el dedo antes de hablar.
-No sé cuál es tu problema, mastodonte, pero no deberías botar los alimentos de esa forma... aprecia más lo que te otorga el varth, más aún en una tierra como esta, debes agradecer tener alimentos tan frescos, que son una bendición- todo el mundo en el local me miraba con cara de espanto.
Ese mastodonte me miró furioso y se acercó a mí e intentó lo mismo que con mi compañero, pero bastó con dar dos pasos hacia atrás para que fallara y siguiera de largo. Coloqué un pie frente al suyo y lo hice tropezar, cayendo de cara al suelo. Cuando se levantó sacó de sus bolsillos dos cuchillos militares y me atacó. Era muy torpe, nada planeado, solo fuerza bruta; por lo que no me costó esquivarlo, sacar mis espadas y cortarlo. Sus compañeros me miraron asombrados y furiosos, mientras yo limpiaba tranquilamente mis espadas y me encaminaba a la mesa, y mirando el pastel le dije a mi compañero.
-Aún queda bastante, yo no comeré más y no lo llevaré al barco... ¿te lo llevas tu? de lo contrario será un desperdicio- cuando acabo de decir eso, los compañeros del mastodonte se recuperan de la impresión y me atacan en conjunto. Bloque y corté a algunos, esperando que mi compañero me ayude, si no lo hace tendré que cortarlos a todos yo solo.
Una vez hecho, limpié y envainé mis espadas. Me acerqué a Maximilian y le dije
-No tengo nada que hacer y no planeo volver con los de la tripulación aún... ¿te molesta si te acompaño en lo que tengas que hacer?- le digo como si allí no hubiera pasado nada. Me gire hacia una camarera y le extendí un fajo de berries -Espero que con eso alcance para cubrir los gastos- me volví hacia mi compañero esperando su respuesta.
Recojo la manzana, la limpio en mi chaqueta y le doy un mordisco; esto podría ponerse divertido. El mismo mastodonte se da la vuelta para verme enfadado mientras disfruto de la fresca fruta. Le apunto con el dedo antes de hablar.
-No sé cuál es tu problema, mastodonte, pero no deberías botar los alimentos de esa forma... aprecia más lo que te otorga el varth, más aún en una tierra como esta, debes agradecer tener alimentos tan frescos, que son una bendición- todo el mundo en el local me miraba con cara de espanto.
Ese mastodonte me miró furioso y se acercó a mí e intentó lo mismo que con mi compañero, pero bastó con dar dos pasos hacia atrás para que fallara y siguiera de largo. Coloqué un pie frente al suyo y lo hice tropezar, cayendo de cara al suelo. Cuando se levantó sacó de sus bolsillos dos cuchillos militares y me atacó. Era muy torpe, nada planeado, solo fuerza bruta; por lo que no me costó esquivarlo, sacar mis espadas y cortarlo. Sus compañeros me miraron asombrados y furiosos, mientras yo limpiaba tranquilamente mis espadas y me encaminaba a la mesa, y mirando el pastel le dije a mi compañero.
-Aún queda bastante, yo no comeré más y no lo llevaré al barco... ¿te lo llevas tu? de lo contrario será un desperdicio- cuando acabo de decir eso, los compañeros del mastodonte se recuperan de la impresión y me atacan en conjunto. Bloque y corté a algunos, esperando que mi compañero me ayude, si no lo hace tendré que cortarlos a todos yo solo.
Una vez hecho, limpié y envainé mis espadas. Me acerqué a Maximilian y le dije
-No tengo nada que hacer y no planeo volver con los de la tripulación aún... ¿te molesta si te acompaño en lo que tengas que hacer?- le digo como si allí no hubiera pasado nada. Me gire hacia una camarera y le extendí un fajo de berries -Espero que con eso alcance para cubrir los gastos- me volví hacia mi compañero esperando su respuesta.
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Una vez acabé con esos sujetos, la chica que detuvo antes a mi compañero nos dijo que la siguiéramos. Maximilian la siguió y como no dijo nada en contra de que lo acompañase, los seguí.
La mujer nos guió a lo que parecía ser su casa. Al entrar nos invitó a sentarnos, a lo cual mi compañero accedió de inmediato, yo me quedé un momento de pie inspeccionando con la mirada el lugar. Era una sala sencilla y hogareña, de piso de madera pulida; a la derecha de la puerta había un pequeño comedor con una mesa con cuatro sillas, en la pared se apoyaba un mueble de madera y cristal que albergaba copas, vasos, platos, fuentes y demaces cosas, todas de cristal; a la izquierda de la puerta había un pequeño recibidor con tres sillones puestos uno al frente del otro y el tercero como cabecera, en medio de los tres había una mesita baja de madera pulida, al fondo, en la pared, había un mueble que también era de madera que seguramente albergaba los platos y demaces. Frente a la puerta se extendía un pasillo por el que la muchacha entro, yo decidí tomar asiento frente a Maximilian. Al poco tiempo la mujer trajo una bandeja con tres vasos y una jarra de té helado, sirvió en cada vaso y nos extendió uno a cada uno. Yo no probé sorbo hasta que la vi a ella tomar, después de todo no la conocíamos, ni sabíamos sus intenciones.
Finalmente se presentó como Erica. Mi compañero nos presentó y Erica nos contó lo que sucedía en ese pueblo. Finalmente nos pidió ayuda para liberar al pueblo. Yo escuché todo en absoluto silencio y con el rostro totalmente inexpresivo, como lo mantengo siempre; mi compañero no dudó en ofrecerse en ayudar, pero yo no estaba dispuesto a hacer las cosas por nada. Pero antes de que pudiera decir algo, ella continuó con su relato. Al oír sobre lo de su padre y su frustración, no pude evitar compararlo con mi propia experiencia, con la muerte de mi padre y como me sentí. Cuando empezó a culparse no lo soporté más y me levanté mientras le daba un fuerte golpe a la mesita y le decía en voz muy fuerte, casi gritando
-¡¡¡Tú no tuviste la culpa, no cargues con ese peso, sino tu padre no descansará en paz!!!- caminé hasta posicionarme detrás de ella y, con voz suave y colocando una mano sobre su cabeza, le digo -tranquila, nosotros nos encargaremos de esto... me encargaré de acabar con hasta el último de esos bastardos por ti- Erica no podía ver mi rostro, pero creo que Maximilian si podía verlo. Aquel rostro que reflejaba odio, ira y muchas emociones negativas que solo reservo para los tenryuubito o gente que se comporta como ellos; lastimosamente es lo único que no puedo esconder, cuando siento eso se refleja de inmediato en mi rostro -dime donde se encuentran esos bastardos y me encargaré de ellos... vamos Maximilian... cuento con tu apoyo ¿cierto?- le pregunto sin voltearme a mirarlo mientras me encamino a la puerta.
La mujer nos guió a lo que parecía ser su casa. Al entrar nos invitó a sentarnos, a lo cual mi compañero accedió de inmediato, yo me quedé un momento de pie inspeccionando con la mirada el lugar. Era una sala sencilla y hogareña, de piso de madera pulida; a la derecha de la puerta había un pequeño comedor con una mesa con cuatro sillas, en la pared se apoyaba un mueble de madera y cristal que albergaba copas, vasos, platos, fuentes y demaces cosas, todas de cristal; a la izquierda de la puerta había un pequeño recibidor con tres sillones puestos uno al frente del otro y el tercero como cabecera, en medio de los tres había una mesita baja de madera pulida, al fondo, en la pared, había un mueble que también era de madera que seguramente albergaba los platos y demaces. Frente a la puerta se extendía un pasillo por el que la muchacha entro, yo decidí tomar asiento frente a Maximilian. Al poco tiempo la mujer trajo una bandeja con tres vasos y una jarra de té helado, sirvió en cada vaso y nos extendió uno a cada uno. Yo no probé sorbo hasta que la vi a ella tomar, después de todo no la conocíamos, ni sabíamos sus intenciones.
Finalmente se presentó como Erica. Mi compañero nos presentó y Erica nos contó lo que sucedía en ese pueblo. Finalmente nos pidió ayuda para liberar al pueblo. Yo escuché todo en absoluto silencio y con el rostro totalmente inexpresivo, como lo mantengo siempre; mi compañero no dudó en ofrecerse en ayudar, pero yo no estaba dispuesto a hacer las cosas por nada. Pero antes de que pudiera decir algo, ella continuó con su relato. Al oír sobre lo de su padre y su frustración, no pude evitar compararlo con mi propia experiencia, con la muerte de mi padre y como me sentí. Cuando empezó a culparse no lo soporté más y me levanté mientras le daba un fuerte golpe a la mesita y le decía en voz muy fuerte, casi gritando
-¡¡¡Tú no tuviste la culpa, no cargues con ese peso, sino tu padre no descansará en paz!!!- caminé hasta posicionarme detrás de ella y, con voz suave y colocando una mano sobre su cabeza, le digo -tranquila, nosotros nos encargaremos de esto... me encargaré de acabar con hasta el último de esos bastardos por ti- Erica no podía ver mi rostro, pero creo que Maximilian si podía verlo. Aquel rostro que reflejaba odio, ira y muchas emociones negativas que solo reservo para los tenryuubito o gente que se comporta como ellos; lastimosamente es lo único que no puedo esconder, cuando siento eso se refleja de inmediato en mi rostro -dime donde se encuentran esos bastardos y me encargaré de ellos... vamos Maximilian... cuento con tu apoyo ¿cierto?- le pregunto sin voltearme a mirarlo mientras me encamino a la puerta.
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Maximilian estaba de acuerdo conmigo al parecer, pero me exhortó a calmarme, a lo cual me di cuenta de mi actitud y empecé a respirar para calmarme. Si me exaltaba y no pensaba con mente fría, nos asesinarían como bien decía mi compañero. Lo miré y le asentí indicándole que ya me había calmado y que estaba de acuerdo con él.
Al poco tiempo nos retiramos, la chica nos dijo que todos en la ciudad nos darían información, y que ella personalmente hablaría con todos. Eso sería de gran ayuda.
Al salir caminamos un rato en silencio uno al lado de otro hasta que él rompió ese silencio.
-Y ¿qué opinas?, de verdad quieres hacerlo- dijo de pronto, yo lo miré un segundo antes de volver mi mirada al frente y contestar.
-Claro que voy a hacerlo, dije que lo haría, di mi palabra y como guerrero debo cumplirla- después de decir eso hubo un momento más de silencio, luego suspiré y, sin cambiar mi rostro, le digo -gracias por lo de antes, perdí por completo la cabeza, es solo que me recordó a lo que yo viví años atrás, por lo que no pude evitarlo...gracias por devolverme a la cordura- otro silencio -que qué es lo que opino... debemos movernos con cuidado, no sabemos si alguno de los que preguntemos vaya a irse de lengua con aquellos sujetos,… pero dicen que el que no arriesga, no gana... creo que para darle donde les duele hay que destruir su fuente de abastecimiento de armamento y su fuente de ingresos, su influencia política también es algo que deberemos tratar, pero habrá que moverse con mucho cuidado y sigilo, poner atención en las conversaciones en la calle y preguntar a las personas correctas... por ejemplo lo que decía de poner atención a los de la calle, acabo de escuchar a unos sujetos sobre mi hombro derecho decir que al dueño de una tienda de abastecimiento de agua fue víctima del abuso de esa gente, está a unas calles de aquí, por lo que podremos sacar información de él ¿vamos?- digo mientras empiezo a caminar, yo ya había estado en la tienda que mencionaron aquellos hombres. Agradecía tener tan buena audición. Me encaminé a paso seguro con mi compañero siguiéndome.
Al poco tiempo nos retiramos, la chica nos dijo que todos en la ciudad nos darían información, y que ella personalmente hablaría con todos. Eso sería de gran ayuda.
Al salir caminamos un rato en silencio uno al lado de otro hasta que él rompió ese silencio.
-Y ¿qué opinas?, de verdad quieres hacerlo- dijo de pronto, yo lo miré un segundo antes de volver mi mirada al frente y contestar.
-Claro que voy a hacerlo, dije que lo haría, di mi palabra y como guerrero debo cumplirla- después de decir eso hubo un momento más de silencio, luego suspiré y, sin cambiar mi rostro, le digo -gracias por lo de antes, perdí por completo la cabeza, es solo que me recordó a lo que yo viví años atrás, por lo que no pude evitarlo...gracias por devolverme a la cordura- otro silencio -que qué es lo que opino... debemos movernos con cuidado, no sabemos si alguno de los que preguntemos vaya a irse de lengua con aquellos sujetos,… pero dicen que el que no arriesga, no gana... creo que para darle donde les duele hay que destruir su fuente de abastecimiento de armamento y su fuente de ingresos, su influencia política también es algo que deberemos tratar, pero habrá que moverse con mucho cuidado y sigilo, poner atención en las conversaciones en la calle y preguntar a las personas correctas... por ejemplo lo que decía de poner atención a los de la calle, acabo de escuchar a unos sujetos sobre mi hombro derecho decir que al dueño de una tienda de abastecimiento de agua fue víctima del abuso de esa gente, está a unas calles de aquí, por lo que podremos sacar información de él ¿vamos?- digo mientras empiezo a caminar, yo ya había estado en la tienda que mencionaron aquellos hombres. Agradecía tener tan buena audición. Me encaminé a paso seguro con mi compañero siguiéndome.
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Finalmente llegamos a la tienda. En el trayecto hubieron muchas miradas indiscretas, tanto hacia mi compañero -supongo que por el hecho de que lleva una capucha encima-, como hacia otras cosas, cada reacción era información que puede ser valiosa. Al entrar a la tienda nadie salió a recibirnos, solo una voz que nos decía que nos largáramos. Maximilan dijo nuestro motivo de visita y un viejo se asomó con un mazo en mano, preguntó si éramos del gobierno , y que si éramos mercenarios que nos largáramos por no poseer dinero. Nos miramos mutuamente antes de que mi compañero le contara que fuimos enviados por la hija del doctor, Erica. Después de eso se hizo un momento de silencio antes de que bajara el mazo y nos indicara una mesa con sillas frente al mostrador. Luego se encaminó a la puerta y cerró el seguro, cerró las cortinas y aseguró mucho el lugar, como si tratara de evitar que cualquier cosa se enterara de lo que se pasaría ahí adentro.
-¿Que exactamente quieren saber?-
-Todo lo que nos pueda decir, tenemos planeado atacarlos donde les duela, suministro de armas, ingresos, política, cualquier cosa sirve,... acabaremos con esos bastardos- lo dije como si fuéramos a comprar pan a la esquina. El viejo nos miró como si nos hubiera crecido otra cabeza.
-¿Es enserio?- nos preguntó incrédulo, nosotros solo asentimos -¿acaso se han vuelto locos?- nosotros negamos -¿y que ganan dos extranjeros con ayudarnos?- yo me levanté de hombros, para luego pararme y apoyarme en la pared con los brazos cruzados.
-Satisfacción personal, solamente eso. Simplemente quiero acabar con ellos, es un capricho- dije totalmente sereno.
Él nos sonrió y nos indicó que lo siguiéramos, mientras se paraba. Nos guió a lo profundo de la tienda, a una habitación muy escondida que estaba llana de estantes, atiborrados de libros, pergaminos y cosas varias de ese tipo. En el centro de la estancia había un escritorio con su respectiva silla.
.Si es cierto lo que dicen, entonces busquen y lean; aquí he registrado con la ayuda de unos amigos toda esta información de aquella organización,... si, todo lo que ven es sobre ellos, planos, organizaciones, ingresos, movimientos, todo...lean y una vez lo hagan hablaremos jeje- se retiró dejándonos solos en la habitación.
Yo me acerque a un estante y saqué un libro y comencé a leer. Un rato después lo cerré ya terminado, tomé un cuaderno que estaba sobre el escritorio y escribí lo más relevante del libro. Luego devolví el libro a su lugar y saque otro. Estuve así durante el resto del tiempo, todo en silencio.
-¿Que exactamente quieren saber?-
-Todo lo que nos pueda decir, tenemos planeado atacarlos donde les duela, suministro de armas, ingresos, política, cualquier cosa sirve,... acabaremos con esos bastardos- lo dije como si fuéramos a comprar pan a la esquina. El viejo nos miró como si nos hubiera crecido otra cabeza.
-¿Es enserio?- nos preguntó incrédulo, nosotros solo asentimos -¿acaso se han vuelto locos?- nosotros negamos -¿y que ganan dos extranjeros con ayudarnos?- yo me levanté de hombros, para luego pararme y apoyarme en la pared con los brazos cruzados.
-Satisfacción personal, solamente eso. Simplemente quiero acabar con ellos, es un capricho- dije totalmente sereno.
Él nos sonrió y nos indicó que lo siguiéramos, mientras se paraba. Nos guió a lo profundo de la tienda, a una habitación muy escondida que estaba llana de estantes, atiborrados de libros, pergaminos y cosas varias de ese tipo. En el centro de la estancia había un escritorio con su respectiva silla.
.Si es cierto lo que dicen, entonces busquen y lean; aquí he registrado con la ayuda de unos amigos toda esta información de aquella organización,... si, todo lo que ven es sobre ellos, planos, organizaciones, ingresos, movimientos, todo...lean y una vez lo hagan hablaremos jeje- se retiró dejándonos solos en la habitación.
Yo me acerque a un estante y saqué un libro y comencé a leer. Un rato después lo cerré ya terminado, tomé un cuaderno que estaba sobre el escritorio y escribí lo más relevante del libro. Luego devolví el libro a su lugar y saque otro. Estuve así durante el resto del tiempo, todo en silencio.
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Estuvimos en ese lugar mucho tiempo más, y completamos toda la libreta que estuvimos ocupando, incluso utilizamos otra nueva. Al salir nos sorprendió que ya fuera de noche, pero comenzamos a caminar en silencio. De pronto el silencio fue roto por Maximilian.
-Sabes, hay muchas cosas en juego en todo esto, si nos equivocamos en algo todo acabará para nosotros- dijo. Lo miré un momento, antes de regresar mi vista al frente.
-Estoy consciente de ello, pero no me echaré atrás... desde que vi a esa chica llorando decidí comprometerme con esto, ayudaré así tenga que arriesgar mi vida, pero tampoco soy estúpido, no haré locuras suicidas ni nada por el estilo... esta gente necesita desesperadamente que alguien les ayude...quiero pensar que su rey no lo ha hecho porque realmente desconoce la situación... por lo que solo nos tienen a nosotros, por lo que no me echaré atrás... después de todo: el destino no existe, solo el camino que forjas con tus propias manos…viviré sin arrepentimientos…- me paré y miré a mi compañero, él también se detuvo -Estoy comprometido con esto y estoy dispuesto a arriesgarme ¿tu lo estás?... si seguimos caminando por aquí llegaremos al lugar donde están los barcos que los suministran de armamento, mi idea es destruir esa fuente, luego ellos trataran de obtener más armas y harán nuevos negocios, en ese momento destruiremos su fuente financiera, con lo que entrarán en conflicto con los proveedores, luego podremos deshacernos de lo político, de esa forma poco a poco los iremos desbaratando y debilitando, y cuando estén en caos podremos entrar y destruirlos fácilmente ¿estás de acuerdo?......los haré caer bajo las espadas del ángel negro- lo miraba esperando su respuesta, dependiendo de lo que decida será el cómo seguiremos de ahora en adelante.
-Sabes, hay muchas cosas en juego en todo esto, si nos equivocamos en algo todo acabará para nosotros- dijo. Lo miré un momento, antes de regresar mi vista al frente.
-Estoy consciente de ello, pero no me echaré atrás... desde que vi a esa chica llorando decidí comprometerme con esto, ayudaré así tenga que arriesgar mi vida, pero tampoco soy estúpido, no haré locuras suicidas ni nada por el estilo... esta gente necesita desesperadamente que alguien les ayude...quiero pensar que su rey no lo ha hecho porque realmente desconoce la situación... por lo que solo nos tienen a nosotros, por lo que no me echaré atrás... después de todo: el destino no existe, solo el camino que forjas con tus propias manos…viviré sin arrepentimientos…- me paré y miré a mi compañero, él también se detuvo -Estoy comprometido con esto y estoy dispuesto a arriesgarme ¿tu lo estás?... si seguimos caminando por aquí llegaremos al lugar donde están los barcos que los suministran de armamento, mi idea es destruir esa fuente, luego ellos trataran de obtener más armas y harán nuevos negocios, en ese momento destruiremos su fuente financiera, con lo que entrarán en conflicto con los proveedores, luego podremos deshacernos de lo político, de esa forma poco a poco los iremos desbaratando y debilitando, y cuando estén en caos podremos entrar y destruirlos fácilmente ¿estás de acuerdo?......los haré caer bajo las espadas del ángel negro- lo miraba esperando su respuesta, dependiendo de lo que decida será el cómo seguiremos de ahora en adelante.
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Cuando llegábamos al puerto hubo una fuerte explosión, nos acercamos a ver qué pasaba y resultó ser que la marina había aparecido y atacaba a los barcos que nosotros veníamos a destruir. Finalmente Maximilian emprendió la retirada, dijo que no le convenía el encontrarse con ellos. Yo no le seguí, lo vi marcharse, me decepcionó un poco su actitud, pero lo deje de lado y puse atención en lo que sucedía. Me oculté detrás de un muro para ver todo sin ser detectado. Cuando los marines apresaron a todos pude escucharlos hablar por den-den mushi reportando el éxito de la misión. Parece que nadie les avisó sobre lo que pasaba en la ciudad, fue mera coincidencia. Estaban en un operativo desencadenado de un tiempo investigando a este grupo de comerciantes ilegales de armas, no tenían órdenes de hacer nada en la ciudad. Eso me decepcionó un poco; pensé que tal vez alguien les había avisado y que venían a ayudarlos. Pero bueno, por lo menos esto me ayudaría.
Después me puse en contacto con Erica, la joven hija del fallecido doctor. Necesitaba apoyo para hacer lo que tenía en mente. Rápidamente los vecinos de Nanohana se unieron a mí, artos de los abusos de este grupo. Gracias a los registros del dueño de la tienda de agua pudimos bloquear y destruir su fuente de ingreso económico a buen tiempo. Las fuerzas de este grupo iban mermando de apoco con las disputas con sus nuevos proveedores, y no les ayudaba el hecho de que el anterior grupo de contrabandistas fuera detenido por la marina justo cuando les venían a proveer; la desconfianza era palpable. Luego cuando intentaron mover sus influencias políticas, bastó con unas visitas nocturnas mías a esas personas para que se hicieran las desentendidas.
Finalmente llegaba la hora de la aniquilación. Rápidamente me dirigí a la capital del país junto al alcalde de Nanohana, a una audiencia con el rey. Le expusimos el caso y le solicitamos la ayuda del ejército real, el cual nos entrego con gusto. De forma apartada le pedí al rey que no se me mencionara en nada, que ayudaría, pero que no quedara ningún registro de mi participación, no quería darme a conocer aún de ninguna forma, a lo que el rey aceptó. Finalmente volvimos a Nanohana con el ejército imperial. Nos dirigimos a la guarida de ese grupo, "Eternal Night".
La lucha que se desató fue fiera, pero sus fuerzas estaban mermadas y el caos interno del grupo se hacía notar. Yo mismo me encargue del líder, no era malo luchando, pero yo lo superaba, y rápidamente le di muerte. En una tarde aquella organización fue destruida y aniquilada.
Los habitantes de Nanohana me empezaron a agradecer una y otra vez, tanto que era agobiante. Finalmente, como agradecimiento, me entregaron algunos tesoros y cosas varias como perfumes y pasteles, yo simplemente agradecí los regalos y me encaminé al barco de mis compañeros, llevando todos los obsequios en una carreta. Ellos habían ocultado el barco muy bien porque la marina no los había encontrado. Erica me dio alcance, antes de que divisara el barco, y me regaló un collar bien simple, pero hermoso. Era una tira de cuero que tenía un dije en forma de ángel, pero hecho de piedra negra pulida, una piedra que solo se daba en Arabasta en las costas de Nanohana. Me contó que había sido un regalo de su padre, se lo quise devolver pero insistió en que me lo quedara, por lo que le asentí y me lo coloqué, me despedí de ella y me fui al barco.
Allí les di los tesoros y pasteles a mis compañeros, los perfumes me los quedé para mí, al igual que el collar. Esa misma tarde zarpamos, dejando atrás la isla desierto de Arabasta y la ciudad de Nanohana.
Después me puse en contacto con Erica, la joven hija del fallecido doctor. Necesitaba apoyo para hacer lo que tenía en mente. Rápidamente los vecinos de Nanohana se unieron a mí, artos de los abusos de este grupo. Gracias a los registros del dueño de la tienda de agua pudimos bloquear y destruir su fuente de ingreso económico a buen tiempo. Las fuerzas de este grupo iban mermando de apoco con las disputas con sus nuevos proveedores, y no les ayudaba el hecho de que el anterior grupo de contrabandistas fuera detenido por la marina justo cuando les venían a proveer; la desconfianza era palpable. Luego cuando intentaron mover sus influencias políticas, bastó con unas visitas nocturnas mías a esas personas para que se hicieran las desentendidas.
Finalmente llegaba la hora de la aniquilación. Rápidamente me dirigí a la capital del país junto al alcalde de Nanohana, a una audiencia con el rey. Le expusimos el caso y le solicitamos la ayuda del ejército real, el cual nos entrego con gusto. De forma apartada le pedí al rey que no se me mencionara en nada, que ayudaría, pero que no quedara ningún registro de mi participación, no quería darme a conocer aún de ninguna forma, a lo que el rey aceptó. Finalmente volvimos a Nanohana con el ejército imperial. Nos dirigimos a la guarida de ese grupo, "Eternal Night".
La lucha que se desató fue fiera, pero sus fuerzas estaban mermadas y el caos interno del grupo se hacía notar. Yo mismo me encargue del líder, no era malo luchando, pero yo lo superaba, y rápidamente le di muerte. En una tarde aquella organización fue destruida y aniquilada.
Los habitantes de Nanohana me empezaron a agradecer una y otra vez, tanto que era agobiante. Finalmente, como agradecimiento, me entregaron algunos tesoros y cosas varias como perfumes y pasteles, yo simplemente agradecí los regalos y me encaminé al barco de mis compañeros, llevando todos los obsequios en una carreta. Ellos habían ocultado el barco muy bien porque la marina no los había encontrado. Erica me dio alcance, antes de que divisara el barco, y me regaló un collar bien simple, pero hermoso. Era una tira de cuero que tenía un dije en forma de ángel, pero hecho de piedra negra pulida, una piedra que solo se daba en Arabasta en las costas de Nanohana. Me contó que había sido un regalo de su padre, se lo quise devolver pero insistió en que me lo quedara, por lo que le asentí y me lo coloqué, me despedí de ella y me fui al barco.
Allí les di los tesoros y pasteles a mis compañeros, los perfumes me los quedé para mí, al igual que el collar. Esa misma tarde zarpamos, dejando atrás la isla desierto de Arabasta y la ciudad de Nanohana.
- off-rol:
- Con esto doy fin a este rol. Debo decir que es una lástima, este era un buen proyecto y pudo dar mucho más. Al menos me hubiera gustado ser avisado con antelación por un mp o algo, pero bueno.
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