lo aburrido torna interesante (Misako Hitomi, Katymain, Tovaldo Voglio, Barbazul)

Llevaba ya un par de semanas en aquella invernal isla, me recordaba a mi hogar y eso me traía a su vez malos recuerdos, vine aquí buscando tesoros, me habían contado que dentro de las grandes montañas circulares podrían esconderse jugosos cosas pero de momento solo me había encontrado con la antipatía de la gente y ni siquiera un techo por suerte el tupido pelaje de mi forma animal me permitía descansar y dormir en las copas de los arboles seguro y calentito.  Los últimos los había dedicado a vigilar el camino de la isla a ver quién llegaba y si esos pueblerinos habían avisado a la marina de mi presencia, pero solo pasaban copos de nieve.
Hasta que un día algo interesante llego un joven de más o menos metro sesenta, setenta bastante delgado y con pelos rizados y rojos, no tenía pinta de marine pero tendría cuidado con el sí tenía que acercarme al pueblo, quizá tampoco lo traten bien como a mí. Dedique el resto del día a cazar pequeñas libres blancas algo más grandes que las normales y que tenían una red de cuevas bajo la zona donde estaba mi árbol, me resultaba más cómodo, y barato, cazar en forma de pantera y comer así que tener que ir a una posada donde ni siquiera me querían, cuando ya estaba atardeciendo algo mucho más interesante que el joven anterior apareció por el camino. Una muchacha rubia de muy buen ver y que no tenía pinta de ser ni pirata ni marine, mi curiosidad me hizo acercarme al camino y verla pasar más de cerca dejando verme, pero pareciendo más un gato mimoso que un fiero cazador.

off rol:

Llegue a esta isla hace unas pocas horas desde el puerto que me dio la bienvenida, sentí el calor típico del desprecio por parte de los habitantes quienes de mala gana me proporcionaron la información del pueblo mas cercano, la vereda era angosta y el paisaje bastante hermoso, pero igual muy monótono, por si fuera poco en verdad que no aguantaba los fríos de este lugar de mar del cual provengo lo mas helado que llegaba a ser el clima era 25° c y eso ya era un frió ártico, conforme caminaba comen se a sentir un hormigueo en la nariz el cual me provoco una serie de estornudos, al levantar la vista me encontré frente a frente con lo que me pareció era un gato montes, el felino estaba en lo alto de una rama y por un segundo me dio la impresiono de que nuestros ojos se cruzaron pero no le di mayor importancia y continué mi camino ya que aquel animal no parecía desear atacarme y era evidente al ver por la zona una cantidad increíble de conejos, aun asi el animal se me quedo viendo por unos minutos mientras continuaba mi camino, no voltee a verlo pero sentía como me observaba con esa energía salvaje típica de los animales silvestres.

Me tomo unos minutos llegar al pueblo esperando encontrar un cálido lugar donde reposar, pero de nuevo la única calidez que recibí fue, la agresión de la gente convertida en palabras sarcásticas y hostiles. me dieron a entender que no había lugar en la posada, en la taberna que no había ningún vino fuerte. Sin mas seguí deambulando en los alrededores buscando algún lugar donde reposar al no encontrarlo decidí, escudriñar entre la basura encontré unas mantas grandes y algunos abrigos roídos por el tiempo, regrese por el camino que había tomado para llegar aquí pues había visto unas cuevas poco profundas alado de camino justo antes de la entrada al pueblo, decidí usar ese lugar como refugio pues ya se asía tarde y si ahora estaba frió por la noche el clima seria aun mas gélido.  

No me tomo mucho llegar a la cueva del camino y pronto logre hacer un lugar bastante reconfortante, entre a la cueva, para disponerme a encender una fogata, una vez estuvo ardiendo el fuego saque unos cuantas carnes que aun tenia entre mis provisiones y un pan largo llamado baguett, puse a cocer la carne, mientras mascaba algo de nollo del pan, comen se a reflexionar cuales eran mis verdaderas intenciones al venir a esta isla y la verdad es que no tenia ninguna en particular solo era una parada mas antes de llegar Arabasta, mientras esperaba a que mi log pose se cargara.

Era raro que los lugareños fueran tan hostiles hacia los visitantes, hace algunos años en esta isla se odiaba a los piratas a muerte, peor después de una tripulación ahora muy conocida los ayudara a vencer la tiranía del rey del lugar, para recuperar a sus médicos y con ello un estilo de vida mas grato- Bueno quizás en este tiempo las personas se volvieron muy creídas por tener a los mejores doctores del mundo y esa era la razón de su forma tan alzada de ser con los extraños.  

Bueno en la mañana iría a la biblioteca me informaría un poco sobre los últimos acontecimientos de este lugar y después orbitaria por explorar las montañas. Termine mi cena y justo estaba a punto de dormirme cuando escuche a unos metros de mi el fuerte rugido de un felino, seguramente el que había visto por el camino, apague mi fogata y me quede en oscuras por un rato me acerque cuidadosamente a la entrada de la cueva la cual había cubierto con la manta y había intentado camuflaje, una vez estuvo mi cabeza a fuera una fuerte briza entro a mi refugio afuera había una fuerte tormenta.

No podía ver nada a unos 2 metros de mi de nuevo se hoyo el rugido del felino, algo no andaba bien por los alrededores, pude ver un leve brillo como de antorchas entre los arboles. -¿que seria lo que estaba pasando?-. me pregunte y decidí averiguar

Me encontraba en la isla donde todo era nieve, la cual caía lentamente al suelo formando pequeñas montañas. Era un día soleado, donde el Sol estaba cubierto por las nubes, algunos rayos las atravesaban y derretida la nieve donde tocaba. Había llegado a la isla gracias a una pequeña barca que encontré en mi anterior viaje, que para mi desgracia se había destrozado justo cuando desembarque. Ese día llevaba un precioso vestido blanco que me llegaba a la mitad de los muslos decorado por un pañuelo rojo en el cuello, mis botas, también blancas, me llegaban a par rodillas, pero la nieve tapaba todos mis pies, lo cual causaba que no pudiese caminar bien. Mi pelo dorado se ondeaba hacia atrás por el viento que hacia aquel día lo cual me impedía ver bien hacia adelante.


Me dirigía hace el centro de la ciudad con mi revolver en la mano, la daga escondida en la bota izquierda y mi pistola de oro en la derecha, tenía que estar preparada para cualquier cosa que pasara, esperaba encontrar algún tipo de torneo, o algo por el estilo, así ganaría un poco de dinero y llenaría mi bolsillo. Por el camino me cruce con varios pueblerinos lleno de bolsas, parecía que el mercado estaba en ofertas, así que me apresure a ver si encontraba algo que llamara mi atención. Una vez allí, la gente se peleaba por el mismo producto y los dueños ponían paz, todos vendían alimentos o materiales para trabajar, cosas que no me importaban para nada. Encontré una tienda de vestidos, pero ya no se encontraba ninguno, esas mujeres avariciosas se las llevaron. No tenía nada más que hacer, solo buscar algo con que entrenerme.

La chica rubia avanzo por el camino hasta ponerse a mi altura, me miro y se acerco. Yo me acerque a ella caminando pegado al suelo arrasando la paras cual perrito con ganas de jugar. Pareció divertirle pues echando una risita se puso a acariciarme y rascarme la cabeza. Mientras lo hacia se oyeron voces por el camino y note como la chica se ponía nerviosa, me levante y me interne por donde había venido mirándola, para que me siguiera. Ella tardo un poco en comprender lo que quería decirle pero al final accedió, la guie hasta el árbol donde yo reposaba y luego m quede entre ella y el camino esperando a ver qué venia. No sé porque siempre que me trasformaba en pantera me entraban ganas de que me acariciaran y me atraían mas las chicas que estando en mi forma humana o hibrida. Por el camino aparecieron dos hombres con capa y antorchas gritando un nombre de mujer, la chica parecía cada vez mas nerviosas y ahora estaba agazapada junto al tronco temblando.

Los hombres, altos y con espadas al cinto, no parecían marines, se acercaban cada vez mas y como esperaba vieron el rastro y a mí por supuesto. Debieron distinguir las huellas de ella por que se giraron y vinieron directos desenvainando las espadas, erice los pelos de la espada y la cola como clara advertencia de que no se acercaran más.

Mira el gato se ha enfadado- comento uno- pues démosle una lección y vendamos su piel- dijo el otro.

Los dos decididos cargaron contra mí, ese sería su último error, con un potente rugido me transforme en la forma hibrida, salte al tronco para coger una de las katanas y aterrice frente a ellos. Como esperaba esto los pillo por sorpresa y pararon en seco dándome el tiempo suficiente como para hacer todo. Una vez con la katana ya en mi poder me fue fácil acabar con aquellos dos pobres hombres, el primero que vino a mí se lanzo dirigiendo un corte a mi brazo, lo esquive haciéndome a un lado y le di un codazo en la espalda que lo lanzó al suelo para el segundo para el golpe y lo devolví con un tajo al costado que paró. Volvió a atacar esta vez a mi pierna, pare el golpe y le di un puñetazo en la cara con las garras. Mientras el hombre del solo se había levantado e intentado atacarme por espalda, falo el golpe pero mi hoja ya estaba hundida en su pecho. El otro hombre se enfureció, maldijo toda mi familia y cargo, pare su golpe le corte la garganta con las garras antes de que siguiera gritando.
Volví hasta el árbol y le dije a la chica:

Mi nombre es Gaedor, pero me llaman barbazul, no preocupes no te hare daño, ¿Cómo te lamas?¿Por qué te perseguían esos desgraciados?

Seguía buscando que hacer en aquella ciudad de nieve, podría ir a las montañas a ver que hacer o irme a algún descampado y practicar mi puntería, la cual todavía me quedaba un montón que aprender. Ya tenia pensado que isla poder entrenar a solas, o con alguien que tendría que encontrar, aquella persona tendría que ser alguien con buen potencial físico e intelectual, aunque lo ultimo no importaba mucho, solo tenia que aprender alguna técnica o algo.

Me dirigí a la plaza de aquella ciudad, donde estaba decorada por una fuente con dos esculturas de gaviotas rodeándose el cuello, supongo que seria algún signo de amor o algo. Si te colocabas justo en la fuente tenias cuatro 'pasillos' por donde pasar. A sus alrededores se encontraban distintos puestos de hostelería. El que mas me llamo la atención fue una pastelería, me acerque a ella y en el escaparate habían diferentes tipos de tartas y postres, el que mas me llamo la atención fue una tarta de tres pisos cubierta por merengue, entre a preguntar por el precio, pero dentro todo era rustico, con una gran chimenea y mesas y sillas de madera, todo muy acogedor.

Una vez sentada con mi trozo de tarta y mi chocolate al lado de la chimenea encendida, paso un hombre que llevaba varios carteles de se busca, el se acerco a mi e me ofreció uno de ellos, me dijo que este se encontraba aquí, que tenga mucho cuidado con el, su cabeza costaba 15 millones de berries. En la puerta del recinto había un cartel para un torneo que se celebraba cada año en esta isla, podía ganar 30 millones si quedaba primera, pero se podía por parejas o individual, iría mas tarde a echarle un ojo, pero primero tendría que acabar este delicioso manjar.

Un hombre llegó justo después de que acabara con esos hombres, y me dijo que me apartara de la chica o me haría daño. Cuando me empezaba a preparar para una nueva lucha, la chica intervino.

-Él es Barbazul, él me ha salvado de estos hombres. Mi nombre es Miranda Elizahabet Prott- se presentó la joven, me dio un beso en la mejilla y me dijo - gracias por lo que has hecho pequeño minino.

Tras ello tuvimos una pequeña conversación los tres, en la que Eli nos contó por todo lo que había pasado y como había acabado en medio del bosque nevado y con aquellos hombres persiguiéndola.

-¿Si te parece bien podemos escoltarla al pueblo que está cerca? Yo creo que ahí estará más segura que merodeando por los bosques o ¿tienes una mejor idea? – me preguntó Teobaldo.

- No se me ocurre nada mejor, pero en la ciudad parece que no caigo muy bien, antes no me trataron con mucho aprecio. – Mirando hacia las montañas, pensé en alguna solución.- Puede que en las montañas haya algún pueblo más amigable que estos de aquí.

Trepe al árbol a por mis cosas, pues solo había cogido una de las katanas. No tarde demasiado en hacerlo pues tampoco tenía demasiado.

-Hay un pueblecito en las montañas que se dice que acogen a todos, y hasta hacen torneos. Creo que el próximo está cerca.- nos comentó Eli, la muchacha parecía bastante más tranquila y ya casi sonreía.

Si eran tan amables, quizá podría servirme de base más adelante para explorar las montañas, además aquello del torneo me intrigaba bastante.

-A mí me parece una idea fantástica Eli, tu qué opinas Teobaldo- pregunte, mientras esperaba su repuesta le pregunte a Eli- ¿Sabes llegar hasta él?