Aoi Sasaki
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Akuma no mi
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Una mujer de pelo amarillo acababa de bajar de un barco el cual la había llevado hacia el Archipiélago Shabaody, en el cual la mujer no había estado nunca, era algo desconocido para ella, dio las gracias a los marineros y empezó a explorar la isla.
El sol estaba en todo lo alto, las burbujas flotaban por el aire, algunos animales voladores estaban por allí. Se podía oler un precioso aroma a jabón, ya tenía algo que hacer, comprar un bote de ese jabón para su suave pelo. La señorita llevaba puesto su delicado vestido de tela blanca que le llegaba a la mitad de los muslos, las botas de cuero también blanco hasta las rodillas donde guardaba su daga en la izquierda y su revolver en el derecho, un precioso pañuelo rojo que decorada su cuello y unos guantes sin dedos. Su pelo liso y largo se onceava un poco por culpa del viento.
La preciosa mujer caminaba educadamente, los hombres se paraban a verla, algunos incluso teniendo a su mujer o novia lo cual no les hacía gracia. Se podía ver a lo lejos el famoso parque de atracciones de esta isla, de pequeña escuchaba a los niños ricos que todas las vacaciones venían aquí. Hitomi ya era un poco grande, pero eso no le iba a interrumpir disfrutar de aquello.
El sol estaba en todo lo alto, las burbujas flotaban por el aire, algunos animales voladores estaban por allí. Se podía oler un precioso aroma a jabón, ya tenía algo que hacer, comprar un bote de ese jabón para su suave pelo. La señorita llevaba puesto su delicado vestido de tela blanca que le llegaba a la mitad de los muslos, las botas de cuero también blanco hasta las rodillas donde guardaba su daga en la izquierda y su revolver en el derecho, un precioso pañuelo rojo que decorada su cuello y unos guantes sin dedos. Su pelo liso y largo se onceava un poco por culpa del viento.
La preciosa mujer caminaba educadamente, los hombres se paraban a verla, algunos incluso teniendo a su mujer o novia lo cual no les hacía gracia. Se podía ver a lo lejos el famoso parque de atracciones de esta isla, de pequeña escuchaba a los niños ricos que todas las vacaciones venían aquí. Hitomi ya era un poco grande, pero eso no le iba a interrumpir disfrutar de aquello.
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