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Sol... Hace mucho sol. ¡Y calor! Uff... uff... No me gusta... Oye, Kare, ¿a ti te molesta?- Una joven chica de cabello rosado caminaba por las calles superiores de Water Seven. Enroscado en su brazo había un ojo con tentáculos bastante extraño a decir verdad. A simple vista podía incluso parecer un peluche pero no lo era. Se pararon un momento para mirar al cielo azul sin nubes. Tras un rato volvió a caminar por allí. Heather miraba a todos lados observando a la gente que paseaba y los edificios cercanos.
Finalmente sus pasos la llevaron a un bar. Buscaba pistas sobre los científicos que la crearon y si podía sobre los marines. Cosas interesantes. Ella no sabía demasiado y no estaba mal informarse un poco, ¿no? Se acercó a la barra y miró al camarero quien le dedicó una tierna sonrisa. Seguramente pensaba que Heather no pasaría los 12 años.- Eh... Disculpe... Yo... Hm...- Miró a todos lados con algo de vergüenza. No era costumbre suya ir a sitios así y pedir bebida o comida. No sabía qué decir exactamente.- ¡U-U-U-Una c-c-c-ola por favor!- Tartamudéo con un leve sonrojo mirando al dependiente.
Caminó lentamente hacia una mesa y se sentó. No sabía muy bien como conseguir información y nadie de allí parecía saber nada sobre el tema... Pero quien sabe. De allí a un corto periodo de tiempo llegó el camarero y le sirvió su cola.- ¡G-Gracias!- Tomó la botella y la abrió sirviéndosela en un baso que amablemente le había servido. La mayoría de personas de allí la bebían directamente desde la botella de vidrio. Le dio un pequeño sorbo observando atentamente el local. Era un sitio normal y nadie era extraño... Hum, de hecho era muy aburrido.
Finalmente sus pasos la llevaron a un bar. Buscaba pistas sobre los científicos que la crearon y si podía sobre los marines. Cosas interesantes. Ella no sabía demasiado y no estaba mal informarse un poco, ¿no? Se acercó a la barra y miró al camarero quien le dedicó una tierna sonrisa. Seguramente pensaba que Heather no pasaría los 12 años.- Eh... Disculpe... Yo... Hm...- Miró a todos lados con algo de vergüenza. No era costumbre suya ir a sitios así y pedir bebida o comida. No sabía qué decir exactamente.- ¡U-U-U-Una c-c-c-ola por favor!- Tartamudéo con un leve sonrojo mirando al dependiente.
Caminó lentamente hacia una mesa y se sentó. No sabía muy bien como conseguir información y nadie de allí parecía saber nada sobre el tema... Pero quien sabe. De allí a un corto periodo de tiempo llegó el camarero y le sirvió su cola.- ¡G-Gracias!- Tomó la botella y la abrió sirviéndosela en un baso que amablemente le había servido. La mayoría de personas de allí la bebían directamente desde la botella de vidrio. Le dio un pequeño sorbo observando atentamente el local. Era un sitio normal y nadie era extraño... Hum, de hecho era muy aburrido.
Byakuro Kyoya
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Byakuro empezó a caminar por las calles de la ciudad del agua. Impresionante lugar, sin duda. Mientras Yoko había ido a las zonas más altas de la ciudad, el cazador se había quedado en la zona del puerto. En aquel lugar es donde los astilleros trabajaban al máximo rendimiento para reparar y crear las mejores embarcaciones del mundo. Sin duda era un lugar de actividad intensa. Un hombre forzudo pasó a su lado, portando un par de enormes vigas de madera.
- Impresionante, sin duda... -musitó para sí mismo el chico. Poco después, otro forzudo pasó con varias cadenas de enormes eslabones. El chico no pudo evitar sentir un dolor en todo el cuerpo, al recordar lo ocurrido con Clarissa.
Sus pasos lo llevaron a un bar en uno de los lados del muelle. Necesitaba tomar algo. En cuanto entró, se dirigió a la barra sin prestar atención alrededor, y pidió una copa de zumo de naranja. Apenas acababa de hacer el pedido cuando un grupo de hombres entró en el lugar. Todos ellos parecían hombres rudos, de mar, y con cara de pocos amigos. Piratas, seguramente.
- Impresionante, sin duda... -musitó para sí mismo el chico. Poco después, otro forzudo pasó con varias cadenas de enormes eslabones. El chico no pudo evitar sentir un dolor en todo el cuerpo, al recordar lo ocurrido con Clarissa.
Sus pasos lo llevaron a un bar en uno de los lados del muelle. Necesitaba tomar algo. En cuanto entró, se dirigió a la barra sin prestar atención alrededor, y pidió una copa de zumo de naranja. Apenas acababa de hacer el pedido cuando un grupo de hombres entró en el lugar. Todos ellos parecían hombres rudos, de mar, y con cara de pocos amigos. Piratas, seguramente.
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La chica miró como entraba un hombre el cual fue directo a la barra. Llamó su atención pues no parecía alguien común como el resto de las personas del local. Se levanto para cercarse pero entonces un grupo de hombres irrumpió en el lugar y provocó que Heather se asustase y tropezase cayendo al suelo.- Ay... Ay...- Gimoteó desde el suelo mientras buscaba con la mirada hacia quienes acababan de llegar. Se levantó poco a poco acariciándose el trasero algo dolorida.- Vaya modales...- Murmuró. La verdad es que el susto se lo llevó ella por ser tan fácil de sorprender y no por culpa de los hombres en verdad.
Volvió a mirar hacia la persona que principalmente captó su mirada y se acercó a ella. Uno de los brutos fue a la barra, pidió una bebida alcohólica la cual Heather desconocía y se puso a beber cual cerdo, mojando a la joven.- ¡Vale, ya está bien!- Saco sus abanicos los cuales llevaba cerrados y en una funda especial de su cinturón. Sin abrir el abanico le golpeó en la cara al hombre de un salto como si se tratase de un abofetada.- ¡A ver si aprendes a beber!- Su cabreo era obvio pero aquella acción había llamado la atención de sus amigotes.- Ups... No, no... ¿¡Qué he hecho!?- Miró a los demás y abrió los abanicos preparándose para defenderse.
Volvió a mirar hacia la persona que principalmente captó su mirada y se acercó a ella. Uno de los brutos fue a la barra, pidió una bebida alcohólica la cual Heather desconocía y se puso a beber cual cerdo, mojando a la joven.- ¡Vale, ya está bien!- Saco sus abanicos los cuales llevaba cerrados y en una funda especial de su cinturón. Sin abrir el abanico le golpeó en la cara al hombre de un salto como si se tratase de un abofetada.- ¡A ver si aprendes a beber!- Su cabreo era obvio pero aquella acción había llamado la atención de sus amigotes.- Ups... No, no... ¿¡Qué he hecho!?- Miró a los demás y abrió los abanicos preparándose para defenderse.
Byakuro Kyoya
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Byakuro vio como a su lado se sentaba un hombretón, que debía medir unos dos metros y medio... de ancho, pidiendo una copa con unos modales francamente inexistentes. Tras empezar a beber como si no hubiese un mañana, una niña de apenas doce o trece años se acercó a él y le golpeó con un abanico. ¡Con un abanico! Esto, por supuesto, hizo que el resto de hombres se acercasen a ella y la rodeasen cual matones. Uno de ellos llevaba una porra enorme, otro un sable, y así cada uno de los ocho hombres portaba un arma. El más extraño de todos llevaba una ballesta del tamaño de un rifle. Impresionante, sin duda. Había que ser un poco raro para portar un arma tan arcaica como aquella.
El cazador vio como dos de los hombres, armados con una cadena y una navaja del tamaño de una espada corta se lanzaron contra la niña. Fue entonces cuando decidió intervenir de forma poco pacífica. Creó dos cuchillas en su brazo e interpuso estas entre la chica y las armas de dos de los hombres.
- ¿No os parece de abusones atacar a una pobre niña? -preguntó con una sonrisa de medio lado.
El cazador vio como dos de los hombres, armados con una cadena y una navaja del tamaño de una espada corta se lanzaron contra la niña. Fue entonces cuando decidió intervenir de forma poco pacífica. Creó dos cuchillas en su brazo e interpuso estas entre la chica y las armas de dos de los hombres.
- ¿No os parece de abusones atacar a una pobre niña? -preguntó con una sonrisa de medio lado.
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Cuando vió que se disponían a atacarla se preparó para lanzar sus dos abanicos y huír pero el chico que estaba a su lado la defendió con... ¿dos cuchillas? Heather estaba bastante confusa y no entendía nada.- G-Gracias.- Agradeció pues le acababa de salvar la vida. Cierto era que tenía la posibilidad de pelear y huír pero no había seguridad de hacerlo bien. De todas formas no cerró sus abanicos. El hombre que había salpicado a la joven de alcohol seguía bien y estaba cerca de la chica. Al darse cuenta de ello la pequeña volvió a golpearle pero esta vez con más fuerza y el abanico abierto.- A ver si así aprende educación...- Cruzó sus brazos al ver como había logrado tirarlo. La verdad es que tampoco fue tan fuerte como para dejarlo inconsciente pero quizá era alguien bastante débil... O quien sabe el motivo.
Oye... ¿Cómo te llamas?- Le dijo a quien acababa de protegerla colocándose a su lado.- ¿Crees que accederán a dejarnos en paz sin pelear?- En ningún momento enfundó su arma. Miró atentamente a todos los hombres que ahora querían hacerles daño. No tenían cara de hacer las cosas por las buenas. Una pena, la verdad. ¿No hay otra manera menos violenta de hacer las cosas...?
Oye... ¿Cómo te llamas?- Le dijo a quien acababa de protegerla colocándose a su lado.- ¿Crees que accederán a dejarnos en paz sin pelear?- En ningún momento enfundó su arma. Miró atentamente a todos los hombres que ahora querían hacerles daño. No tenían cara de hacer las cosas por las buenas. Una pena, la verdad. ¿No hay otra manera menos violenta de hacer las cosas...?
Byakuro Kyoya
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El cazador miró a la niña de los abanicos sin dejar de sonreír.
- Byakuro. -respondió únicamente, mientras aumentaba la fuerza de su brazo izquierdo con sus llamas vitales, alzándolo e impulsando levemente al hombre hacia atrás, mientras dejaba caer el derecho hasta el suelo. En medio del molinete, lanzó dos cadenas contra los hombres a sus lados, golpeándoles en la barriga y haciendo que se llevaran las manos a ella, doloridos.
En ese momento, los dos hombres que había detenido trataron de golpearle, aprovechando la posición desventajosa del cazador. El chico de pelo blanco cruzó los brazos sobre su pecho, y logró evitar el impacto de la porra. Sin embargo, el tipo del sable le logró golpear en el brazo, haciendo que un hilillo de sangre empezase a correr por él, goteando al suelo.
- ¡Eso duele! -gritó el cazador, al tiempo que un collarín de energía aparecía en su cuello. En ese momento, abrió la boca, de la cual salió un extraño tentáculo de energía que impactó en la nuez del hombre de la espada. Mientras tanto, el otro hombre quedó patidifuso, observando la extraña transformación del chico.
Ciertamente, la situación se había tornado un tanto estrambótica.
- Byakuro. -respondió únicamente, mientras aumentaba la fuerza de su brazo izquierdo con sus llamas vitales, alzándolo e impulsando levemente al hombre hacia atrás, mientras dejaba caer el derecho hasta el suelo. En medio del molinete, lanzó dos cadenas contra los hombres a sus lados, golpeándoles en la barriga y haciendo que se llevaran las manos a ella, doloridos.
En ese momento, los dos hombres que había detenido trataron de golpearle, aprovechando la posición desventajosa del cazador. El chico de pelo blanco cruzó los brazos sobre su pecho, y logró evitar el impacto de la porra. Sin embargo, el tipo del sable le logró golpear en el brazo, haciendo que un hilillo de sangre empezase a correr por él, goteando al suelo.
- ¡Eso duele! -gritó el cazador, al tiempo que un collarín de energía aparecía en su cuello. En ese momento, abrió la boca, de la cual salió un extraño tentáculo de energía que impactó en la nuez del hombre de la espada. Mientras tanto, el otro hombre quedó patidifuso, observando la extraña transformación del chico.
Ciertamente, la situación se había tornado un tanto estrambótica.
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-Mi nombre es Heather.- Respondió con su dulce voz, esbozando una leve sonrisa ignorando en gran medida la situación violenta en la que se encontraban. No tardó en borrarla de su rostro y tornarse seria, harta ya de los hombres aquellos y con bastantes ganas de tirarlos por un precipicio. Tras analizar un poco la posición de sus enemigos dirigió sus ojos hacia el chico. La verdad es que era bastante raro.
Heather se distrajo más de la cuenta y por ello Byakuro salió dañado. La chica se subió a la barra del bar, frunciendo el ceño.- Me estoy enfadando cada vez más...- Dijo cruzando sus brazos, fijando la mirada en el hombre que estaba más lejos de todos. Justo cuando se disponía a lanzar el abanico algo le pasó a su "compañero". No comprendía muy bien de qué se trataba. Al principio parecía como si le estuviesen poseyendo, o... Espera, ¿¡qué!? ¿¡En serio le había salido un tentáculo de la boca al chico!? Es realmente incómodo y la situación cada vez empeoraba, así como el humor de Heather también lo hacía. Era frustrante pues la pequeña se sentía bastante inútil en aquella situación pero no huiría. No es una cobarde. Agarró con fuerza sus abanicos.
Ignorando aquella... Transformación... la chica lanzó sus abanicos al hombre en el cual había fijado su mirada anteriormente. Ambos golpearon con el filo el cuello de su objetivo, provocando una herida bastante profunda, mortal, en ambos lados. Heather. saltó de la barra velozmente y corrió para recuperar sus armas. Las agarró y sacó de la carne del humano pues se habían quedado allí. Tras ello se dio la vuelta y miró hacia Byakuro, soltando un leve suspiro al ver tal transformación.
Heather se distrajo más de la cuenta y por ello Byakuro salió dañado. La chica se subió a la barra del bar, frunciendo el ceño.- Me estoy enfadando cada vez más...- Dijo cruzando sus brazos, fijando la mirada en el hombre que estaba más lejos de todos. Justo cuando se disponía a lanzar el abanico algo le pasó a su "compañero". No comprendía muy bien de qué se trataba. Al principio parecía como si le estuviesen poseyendo, o... Espera, ¿¡qué!? ¿¡En serio le había salido un tentáculo de la boca al chico!? Es realmente incómodo y la situación cada vez empeoraba, así como el humor de Heather también lo hacía. Era frustrante pues la pequeña se sentía bastante inútil en aquella situación pero no huiría. No es una cobarde. Agarró con fuerza sus abanicos.
Ignorando aquella... Transformación... la chica lanzó sus abanicos al hombre en el cual había fijado su mirada anteriormente. Ambos golpearon con el filo el cuello de su objetivo, provocando una herida bastante profunda, mortal, en ambos lados. Heather. saltó de la barra velozmente y corrió para recuperar sus armas. Las agarró y sacó de la carne del humano pues se habían quedado allí. Tras ello se dio la vuelta y miró hacia Byakuro, soltando un leve suspiro al ver tal transformación.
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Byakuro vio cómo los abanicos volaban hacia uno de los piratas, y se hundían en su cuello. Aquellas cosas no eran normales. Al ver esto, los demás hombres empezaron a dudar de si seguir la pelea o no. Tras unos segundos pensándoselo, los supervivientes salieron por la puerta, entre maldiciones y gestos obscenos.
- Vaya... parece que se han asustado... -murmuró Byakuro mientras volvía a su sitio y se tomaba su zumo de naranja. Mientras daba sorbos, observó a la pequeña de los abanicos-. Tal vez deberías plantearte el no matar a la gente. No es bonito, ni delicado, y menos para una niña como tú.
El cazador terminó el zumo de un trago y sonrió. Pese a lo que acababa de decir, aquella niña había pegado una paliza a aquel hombre. El cazador miró el suelo, donde aún yacía el cuerpo. Puso un billete en la barra y, con resignación, se acercó al fiambre para cargárselo al hombro y salir de allí. No quedaba bien en aquel lugar, además de que no pegaba con los motivos del papel de la pared.
- Vaya... parece que se han asustado... -murmuró Byakuro mientras volvía a su sitio y se tomaba su zumo de naranja. Mientras daba sorbos, observó a la pequeña de los abanicos-. Tal vez deberías plantearte el no matar a la gente. No es bonito, ni delicado, y menos para una niña como tú.
El cazador terminó el zumo de un trago y sonrió. Pese a lo que acababa de decir, aquella niña había pegado una paliza a aquel hombre. El cazador miró el suelo, donde aún yacía el cuerpo. Puso un billete en la barra y, con resignación, se acercó al fiambre para cargárselo al hombro y salir de allí. No quedaba bien en aquel lugar, además de que no pegaba con los motivos del papel de la pared.
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