Byakuro vs Axys

Escenario: Rusukaina

Rusukaina es una isla situada en el Calm Belt al noroeste de Amazon Lily. Esta se encuentra completamente desavitada por seres humanos siendo asi que lo unicoque puede encontrarse en ella son enormes dinosaurios o mas bien animales de tamaños descomunales.

Condiciones:
- La isla no dará ventaja a ninguno de los dos combatientes
- La experiencia se dará según las normas de experiencia
- Las heridas (cicatrices, amputaciones (que espero no hayan, ya que somos gente civilizada)) son permanentes (aunque cualquier "muerte" simplemente se considerará pérdida de conocimiento)
- Saltos de turno cada 72 horas
- No vale lanzar helados de frambuesa al rival, aunque si son de nata o vainilla, dará puntos extra (?)
- El combate será a KO o hasta que uno de los dos luchadores se rinda (buuuuh, gallina!)

Había escuchado historias sobre una isla habitada por enormes criaturas. Axys deseaba ir, tenía esperanza de encontrar un tesoro o algo por el estilo en aquella isla. Parecía un niño pequeño ilusionado. Le pidió a su padre que le llevase y, tras bastante insistencia, aceptó. Axys confiaba en ser lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a alguna bestia, y lo suficientemente rápido y ágil como para escapar de verse superado. Confiaba en sus habilidades.

Tras bastante tiempo llegaron a la isla. Axys tomó uno de los botes del barco y remó hasta la orilla. Una vez cerca, bajó del bote, lo sacó del agua y lo dejó en la arena de la playa, con mitad aún dentro del mar, pero así las olas no podrían llevárselo. Caminó hacia el interior de la isla lentamente, con precaución. No tardó en encontrarse con un enorme animal. Axys no quiso entablar un combate contra él y se escondió entre unos arbustos. Por suerte la gigantesca bestia no se percató de la presencia de Axys continuando así su camino. Axys salió de los arbustos mirando en la dirección por la que se fue el animal.- Esa cosa... Era enorme, ¿serán así todos los animales de por aquí? Primero investigaré... un poco.- Dijo con una pequeña sonrisa.

Siguió el rastro del animal con pasos lentos y la espada/enredadera desenvainada, siendo sujetada con fuerza por su mano derecha. Tras un rato caminando, llegó junto a la bestia. Estaba descansando en un lugar donde no había vegetación y los rayos del sol impactaban de lleno. La criatura era incluso más terrorífica así de cerca, pero Axys tenía algo a su favor... El factor sorpresa. Seguramente que si logra clavar su espada en el cuello de la bestia y abrir una gran herida, acabaría por matarla. Se acercó a la bestia pero tropezó y cayó al suelo provocando mucho ruido. El animal se despertó de un rugido aún más sonoro que el de la caída. Axys, asustado, corrió por donde vino, escondiéndose entre la vegetación. Otra vez había sido muy suertudo, la bestia no se enteró, una vez más, de su presencia. Axys se sentó en el suelo, apoyando su espalda en un árbol y suspirando. Ya no tenía tanta confianza, se sentía un cobarde.

Byakuro se llevó la mano al cuello. Un mosquito, otro de tantos, le había picado. Aquello no era divertido, aunque a Klaus parecía gustarle aquel ambiente húmedo y caluroso, propio del verano. Había llegado hasta aquella isla volando con sus alas, y ahora le apetecía descansar un poco. Había estado caminando por la jungla de aquella isla durante aproximadamente media hora. Se había cruzado con pequeños animales, ratones, lagartijas, un par de camaleones y sobre todo, mosquitos. Maldita sea, lo estaban dejando como un colador. Ya había recibido bastantes picaduras, y eso lo estaba poniendo de mal humor.

Estaba caminando tranquilamente por una zona especialmente frondosa, cuando frente a él apareció un enorme mastodonte con aspecto de estar enfadado. Byakuro tampoco estaba de buen humor, así que apuntó al monstruo con su bastón tridente.

- No me molestes, bicho, no quiero hacerte daño -su cara era de pocos amigos, pero al animal no pareció importarle que una persona que le llegaba por las rodillas le intentase intimidar. Arremetió contra el chico, que murmuró-. ¿Por qué los animales son tan impulsivos?

El ojo de Byakuro se iluminó con un color rojo, al tiempo que el chico creaba un par de alas en su espalda. Ahora parecía una especie de ángel armado con un bastón tridente. Evitó el embate del animal con un rápido movimiento. El animal se alzó sobre las patas traseras. Ahora el chico podía verlo con mayor claridad. Era una especie de híbrido entre lagarto y oso. No le importaba lo que fuera, la verdad. No le vendría mal desahogarse con aquel animal insolente. Se impulsó con fuerza contra el cuello del animal, a la altura del hombro, y su bastón se iluminó con llamas naranjas y violetas. El impacto derribó al animal, que soltó un rugido de dolor. Byakuro aterrizó y sus alas desaparecieron. El animal echó a correr en otra dirección. El cazador lo siguió con la mirada. Aquello había durado poco. Suspiró y se colocó el bastón en la espalda. Klaus soltaba un pequeño gruñido.

El chico observó entonces una figura. Estaba apoyada en un árbol, cerca de donde el animal había aparecido. Se acercó lentamente. Algo le decía que aquella persona había incitado al animal. Estaba bastante molesto.

Estaba con los ojos entrecerrados, tratando de relajarse tras aquella experiencia. Entonces escuchó un ruido bastante fuerte. Parecía como si se hubiese caído algo. Abrió de golpe los ojos y pudo ver a un chico caminar hacia él con una expresión de enfado. Axys agarró su espada y se levantó. Aquella persona no inspiraba mucha confianza.- ¿O-Ocurre algo?- Preguntó nervioso, tartamudeando. Tenía miedo de verse obligado a pelear o huir. En aquel momento no tenía ganas de aquello. Simplemente quería volver con su padre y relajarse un poco.

Entonces... ¿el causante de aquel ruido fuiste tu?- Ladeó la cabeza llevando el dedo índice de la mano izquierda a su labio inferior con cierta inocencia. Clavó su dulce mirada de niño mezclada con un poco de miedo en los ojos del contrario. ¿Querrá? ¿Por qué parecía enfadado? Eso era lo que se preguntaba Axys.

Cada paso de aquel chico hacía temer más y más a Axys, quien agarró con fuerza su espada para, de tratarse de alguien hostil, poder contraatacar. Quería salir corriendo para evitar un posible enfrentamiento, pero no lo hizo. No quería sentirse más cobarde. No quería ser cobarde. Trató de disimular su expresión nerviosa hasta aquel momento obvia. Dejó mostrar una pequeña sonrisa, tratando de parecer más seguro de si mismo.

Se agachó rápidamente para dejar a Nii, un pequeño animal peludo y blanco de ojos rojos en el suelo. No quería que sufriese daño alguno y le ordenó esconderse detrás del árbol por mera precaución. Se levantó con la misma velocidad y miró una vez más al chico. Analizó su ropa, cara y pelo completamente. No parecía tener ningún arma salvo aquel bastón extraño. Pero no toda la fuerza está en las armas, podía tener algún poder, como su padre. Tenía que estar alerta a todo movimiento que hiciese.

Byakuro observó a aquel chico. Estaba preguntando si ocurría algo. En realidad no, pero quería dar un tranquilo paseo, y un bicho gigante se le había cruzado. Y el calor... y los mosquitos... no ayudaban.

- ¿Ese ruido? Sí, he tirado a ese bicho. ¿Eres tú el que lo has traido? -Byakuro empuñó su bastón. Klaus descendió por su brazo y su arma hasta saltar al suelo. El camalón siguió a la extraña mascota del chico que tenía en frente. Byakuro continuó-. Mira, no sé si eres tú el responsable, pero estoy bastante aburrido, y me apetece moverme un poco. Hace tiempo que no entreno. -le apuntó con su bastón, y realizó un pequeño movimiento hacia delante, rápido, pero simple y sencillo de esquivar.

Byakuro quería un combate, una pequeña pelea para olvidarse al menos un rato de los mosquitos y el calor. Y de paso, para medir fuerzas, por qué no. Podría probar a aquel chico.

- ¿Y qué hace un chico como tú en un sitio como este? -preguntó tras su ataque.

Embiste con el tridente[AID]