Una buena noche... [Pasado-Privado Sinclair y Roy]

Era de noche, me encontraba en la isla de los casinos, donde el dinero no para de circular por las calles, apostándolo o gastándoselo en cosas caras. Hoy era especial había una especie de oferta lo que hacia que la gente ponga mas dinero sobre la mesa, algunos saltaban de alegría y otros lloraban o se enfadaban por no haber podido ganar nada.

Me encontraba sentado en un restaurante de un gran casino, llevaba puesto un traje negro, la chaqueta la llevaba desabrochada dejando ver una camisa blanca. Las armas las había dejado en el bote que alquile en el puerto, me tenía que presentar a primera hora de la mañana para que no me lo quiten.

Los camareros pasaban por mi lado, pero ninguno me atendía, ya llevaba un buen tiempo esperando. Saque en billete de mi bolsillo y lo puse sobre mi mesa, de inmediato un señor con smoking se me acercó:

-¿Qué desea señor? – dijo sin dejar de mirar el papelito verde- yo le aconsejo un…

-Sí, deme eso- para que parase de hablar, su voz me era irritante – aunque pensándolo mejor no quiero nada- agarre el dinero y saque una moneda de menor valor que tenía. El camarero se fue maldiciéndome en voz baja.

Estaba en esta isla para poder negociar con un hombre, no sabia nada de él, pero él de mi si, así que solo me quedaba esperar. Dos señoritas con extravagantes vestidos se acercaron a la mesa, una de ellas se sentó en mi rodilla y la otra en una silla que había libre:

-Hola guapo- dijo la pelirroja con el pelo rizado- parece que este va a ser tu día de suerte…- con su mano me acariciaba el rostro. No les dije que se marcharán, ya que así parecería un ‘pez gordo’ a otras personas…

Rojo y negro, Jackpots, sonidos de máquinas tragaperras y de pequeñas bolas de metal girando en una ruleta...estos eran algunos de los colores, términos y sonidos más típicos del lugar en el que estaba que no era otro que casino island. Si, allí estaba yo ataviado con un traje de lino blanco y un sombrero del mismo color, el cual realzaba el color rojo de mi larga melena. También había traído para aquella ocasión mi gabardina y mis armas las cuales había tenido que dejar en la recepcion de aquel restaurante, en una especie de taquilla de la que en mi cuello colgaba la llave. No había nadie interesante en aquel lugar aunque, de pronto, vi a un hombre sentado en la mesa de al lado acompañado de dos mujeres. Y pensé que el podría propiciar alguna situación que acabara con el aburrimiento, o pasar un buen rato con alguna de las chicas que le acompañaban.

Me acerque a los tres y dije:

- Señoritas y caballero, buenas noches. ¿Les importaria que me sentara aquí con ustedes?

Las dos señoritas no paraban de restregarme sus grandes atributos femeninos por la cara. Levante la mano para llamar al mismo camarero que me atendió antes, este se puso justo delante de mí con mala cara:

-Mire señor, como vuelva a decir cosas sobre mí y usted no me lo diga a la cara, no me pensaré dos veces el apretar el gatillo- le decía mientras le apuntaba en sus ‘partes’ con una pistola que había sacado de mi bolsillo del pantalón- y ahora como no quiero montar un escándalo le va a servir a estas bellezas lo que ellas quieran y además se lo va a pagar usted.

-Si señor ¿Qué desean las damas?- el camarero no paraba de temblar. Casi nunca era así, podría ser por el ambiente que tenía este local o simplemente porque estaba algo aburrido. Mientras se estaba marchando, otro hombre se acercó a nuestra mesa:

-Claro que no, puede sentarse- el chico al igual que yo no parecía de esta isla- Buenas, me llamo Roy, encantado de conocerle- le dije mientras extendía la mano.

Parece que aquel hombre estaba disfrutando con los coqueteos de aquellas mujeres pero, de repente, llamó a un camarero con el cual debía haber tenido algún problema porque le dijo algo con mala leche y despues le apuntaba a sus atributos con un arma. Acto seguido le dijo que le pusiera a las chicas lo que quisieran y que correría a cuenta suya, es decir, la del camarero. Ante dicha escena solo pude decirle:

- Maldita sea y a mi que me han hecho dejar las armas antes de entrar. Le felicito no se como ha podido burlar la seguridad y entrar con su arma.

Por otro lado, en mi mente apareció la idea de haber intentado unirme a la invitación forzosa de las chicas, pero no hubiese sido justo para el pobre camarero, el cual parecía haber ofendido a el hombre con el que me había sentado pero a mi no me había hecho nada. Volví a dirigirme hacía el y, colocando la silla que había llevado a su mesa le dije mientras acababa el saludo estrechándole mi mano:

- Ya se que, probablemente no sea de mi incumbencia pero, ¿que le trae por aquí roy?

Antes de que el camarero se marchase le ordene que traiga un vaso de agua, ya que mi garganta se había secado y estaba empezando a marearme, pero intentaba disimularlo:

-¿Quiere saber cómo he metido la arma a este local? Mire allí, ¿Ve a los hombre de seguridad? Cuando te toca que te miren empiezan por la espalda lo que te deja los brazos libres para dejar la pistola en el suelo y darle una patada hacia dentro para que un compañero la recoja. Aunque ahora que lo pienso también hay cámaras, así que lo más seguro es que vengan a buscarme, pero con suerte podremos seguir conversando.

Las dos mujeres que acompañaban a la mesa se fueron en busca de otro chico dos plazas a la izquierda. El camarero trajo mi vaso y el pedido de las otras:

-Pues mira…- agarre mi pedido para dar un trago, de inmediato perdí los mareos y imágenes empezaron a venir a mi cabeza- no lo se…

En ese momento me puse de pie y le hice un gesto al chico que acababa de conocer para que me acompañara. Empecé a caminar en dirección a los servicios pasando entre toda la gente que se encontraba allí.

Por como me contó aquel chico que había introducido su arma en el local, deduje dos cosas. La primera que era mas astuto que yo y la segunda que no quise pensar pero la pensé es que no era un tipo muy legal. Ahora mismo me arrepentía de que supiera que iba desarmado y debido a que el había metido un arma en un local que no se podia meter temía que lo estuviesen buscando o que las cámaras del local lo hubiesen pillado. Lo que ahora rondaba por mi cabeza era el hecho de que si a ese hombre solo podían "pillarle" por haber introducido el arma en el local o por algo más.

Para "mejorarlo" todo, después de preguntarle el porque estaba en aquel casino, me dijo que lo acompañase y que segiriamos hablando en otro lugar, temía que al saber que estaba desarmado quisiera atacarme, pero si este sujeto pensaba que sin mis armas no podía plantarle cara estaba muy equivocado, asique le seguí hacia donde me indicaba.

Mientras caminaba en dirección a los baños de aquel casino, la imagen de un hombre moreno con una gran melena empezaron a venir a mi mente, la razón por la que estaba en la isla era para hablar con él sobre el dinero que debía a la organización a la que pertenecía, pero no había aparecido por el lugar. Tendría que encontrar la forma de conseguir aquellos Berries, jugando a las cartas o de una forma más fácil, capturando a alguien con alguna recompensa que se encontrase por los alrededores.
Tenía a una persona siguiendo, a lo mejor tendría la amabilidad de ayudarme repartiendo la recompensa. Me pare en seco para darme la vuelta y decirle:

-Chico, no te conozco de nada, pero a lo mejor lo que voy a decir te puede interesar. Necesito algo de dinero y estaba pensando que sabrías dónde podría encontrarlo de una manera fácil ¿Sabes algo? Te pregunto porque parece que llevas más tiempo que yo en esta isla ¿Me equivoco?- esperaba la respuesta del chico. Si su respuesta era negativa tendría que jugar a las cartas para ver si tenia algo de suerte.

Spoiler:

El extraño me proponía ayudarle a ganar dinero fácil y me preguntó si sabía como conseguirlo a lo que le respondí:

- Caballero, mientras no se trate de algo ilegal o turbio puede contar conmigo y una forma de conseguir dinero la primera queme viene a la mente es investigar por si hay alguien que esté buscado por la ley, ya que conseguiría una recompensa por el y obtenga ese dinero que necesita. Además, si le soy sincero me estoy empezando a aburrir en esta isla y, además hecho de menos mi querida gabardina así que le acompañare, siempre y cuando se cumplan las condiciones que le he expuesto antes.

Sinceramente, tenía ganas de salir de allí recuperar mis armas y obtener un poco de acción en aquella isla.

El hombre empezó a darme sus condiciones mientras yo le escuchaba atentamente. Su manera de conseguir el dinero parecía fácil y más si éramos dos:

-Perfecto, acepto completamente lo que me está diciendo. Mientras menos gente nos vea mejor, así no llamaremos la atención- dije con una voz suave para que no nos escuchará, aunque no creía que haga falta por el ruido de las máquinas y la gente gritando.- te espero fuera, date prisa en recoger tus armas.

El chico parecía seguro de lo que estaba hablando, así que el sabría a quien buscará y donde se encontraría, o eso esperaba. Empecé a caminar en dirección a la salida, en ella se encontraba la guardarropa sellando a las personas en las manos para que vuelva a pasar por aquel lugar.

Al salir, las calles estaban más llenas que en el edificio, al parecer esta isla nunca descansa. Me apoye en la pared justo enfrente de la salida para que me pueda ver fácil e ir a por el resto de armas que deje en el puerto. Recordé que mi compañero de trabajo dijo algo que se aburría en esta isla, ¿Tendríamos que irnos en mi bote o él tendría otro método de transporte?