(pasado-privado) ¿Unirme a ti? (Bya y Chrome)

Habían pasado dos semanas desde que la chica llegó a la isla del Karate atraída por la idea de perfeccionar sus habilidades de lucha empleando su bastón, y aprendiendo alguna técnica nueva de combate. Después de todo, antes de continuar la búsqueda del asesino de su padre la cual comenzó unos meses después de abandonar el centro del gobierno que llevaba siendo su hogar desde los diez años, necesitaría volverse lo más fuerte posible. Sabía que su padre no era una persona débil. Siempre escuchaba a los marines hablar de él con los científicos, dejando claro que esperaban que se volviera tan fuerte como él aunque ella no quería una vida así. Pero sus sueños de volverse música se vieron cambiados por un deseo de venganza cuando vio la masacre que hubo un año antes de marcharse y, después con la muerte de Keima. Por eso mismo debía volverse más fuerte. Para ser capaz de matar a esa persona a toda costa.

La chica apretó con todas sus fuerzas la vara de madera maciza que sostenía en sus manos antes de lanzar un golpe bastante peligroso a su contrincante, el cual logro casi de milagro para el arma y evitar que le golpease en la cabeza y le partiera el cráneo. Los que se encontraban observando la escena se pusieron blancos al ver lo ocurrido. Una novata del extranjero casi mataba a uno de los alumnos más veteranos, el cual además se llevaba bien con todo el mundo. -¿Qué crees que haces, novata? ¡Casi le matas!- Gritó una chica que salió corriendo en dirección al chico, con unos rasgos similares a los de él. Seguramente era su hermano mayor.

En su cabeza, la chica pensaba que debía disculparse. No era culpa de él que sus recuerdos la hubieran llevado a tener ese ataque de ira, pero no era capaz de decir algo alentador ni una disculpa en condiciones. -Dudo que tú hermano se dejara matar tan fácilmente. La verdad, me decepciona. Pensaba que en esta isla entrenaban a los mejores y que un golpe tan simple no le haría nada.- Dijo dando la espalda a ambos antes de ir a por sus cosas y retirarse. Desde detrás suya era capaz de escuchar las blasfemias de sus compañeros. -¿Qué más da? Una disculpa no soluciona nada...- Murmuró cabizbaja mientras salía del Dojo en busca de un lugar a la sombra donde descansar y meditar un poco.

Byakuro sonrió al ver a aquella chica salir del dojo. Una muchacha. Parecía haber provocado un cierto alboroto en aquel dojo, y los ruidos se oían desde la calle. La chica se había pasado, según oía, y casi le había abierto una brecha en la cabeza a uno de los alumnos. Observó la expresión de la chica. No parecía precisamente arrepentida por aquello, lo que hizo que el chico se acercase al lugar a preguntar que acababa de ocurrir.

- Disculpad... ¿qué ha pasado?
- Esa chica que acaba de salir -respondió una joven, de unos veinticinco años-. Casi le abre una brecha a mi hermano en la cabeza.
- Vaya... ¿tu hermano está bien? -preguntó el cazador con interés.
- S-sí... pero es uno de los mejores del lugar, y esa chiquilla lo ha vencido. Creo que le duele más el orgullo que los golpes. -aquello hizo que Byakuro sintiese curiosidad por la joven de pelo morado. ¿Qué tan buena era? Además parecía usar el bo, así que tal vez...
- Oh, vaya... bueno, debo irme. -se disculpó el cazador, saliendo corriendo tras la chica.

Las calles estaban llenas de gente, pero no hasta el punto de estar abarrotadas, y el cazador pronto localizó el color violáceo del cabello de la muchacha a unos veinte metros frente a él. Esquivando a un par de personas, se puso a su lado y le dijo:

- Me han dicho que eres buena con el bastón... -sonrió a la chica y añadió-. Me gustaría comprobarlo.

Se detuvo al oír que alguien la llamaba: "Me han dicho que eres buena con el bastón." Lo primero que pasó por su cabeza  fue el usar el Bo que sostenía en su mano derecha y abrirle la cabeza a él ya que no lo había hecho antes con el anterior. Sin embargo no le apetecía causar más estragos y tener problemas con la marina, o que la echaran de la isla por ir dando varazos a la gente.

-No creo ser especialmente buena, simplemente lo manejo y ya.-Respondió con voz monótona sin voltear aún para mirarle.-Si en verdad fuera buena no habría venido a esta isla para mejorar lo que me enseñaron. Aunque...Lo cierto es  que me siento algo decepcionada.- Tras decir esto último, la pelimorada se dispuso a continuar con su camino. Pero la curiosidad a veces lleva a tomar otras decisiones ya que, ¿qué más le daba a ese hombre que supiera usar un bastón para pelear? Solo lo sabría si le preguntaba.

-¿Tú sabes manejarlo como arma?- Preguntó antes de voltearse para mirarle a los ojos. -Si es así quizá pudieras ayudarme. Si no, será mejor que no me hagas perder el tiempo sin motivo alguno, Hombre peliblanco.- Dijo fijando su ojo de color amatista en los ojos del hombre. Este parecía, por la forma en que le mantenía la mirada, bastante seguro de sus habilidades. "¿Valdrá la pena?" Se preguntaba mientras esperaba su respuesta.

Al rededor de ambos empezaron a reunirse parte de las personas que rondaban las calles, así como los miembros del Dojo del que acababa de salir. Estos últimos iban murmurando cosas sobre ella a los que iban llegando. Otros repetían el mismo nombre con....¿Admiración?¿Curiosidad? A saber. "Byakuro." Seguramente era el nombre del peliblanco frente a ella. Si era así, tal vez debía presentarse ella también. -Chrome.- Dijo aferrándose con más fuerza al Bo. -Ese es mi nombre. Dokuro Chrome.-

- Yo me llamo Byakuro, pero puedes llamarme Bya. Y sí, sé usarlo un poco y hacer algunas cosas. -el cazador hizo un gesto, señalando el gentío que se había reunido alrededor de ellos dos-. Parece que quieren vernos probar suerte... -sonrió con suficiencia mientras retrocedía un par de pasos hasta quedar a unos dos metros y medio de la chica-. ¿Aceptas? Espero no decepcionarte...

El cazador llevó la mano a la espalda, donde llevaba su bastón grabado, y lo sacó con un gesto abierto del brazo, pasándolo sobre su cabeza. Llevó la mano derecha a la parte baja de la cintura y agarró el bastón por allí, usando la izquierda para sostenerlo a la altura del pecho, ligeramente más adelantado.

- Las damas primero, Chrome-chan. -con una ligera inclinación de cabeza dio paso a la chica para que comenzase la pelea. Observó el cuerpo de la chica: no era musculoso, sino delgado, por lo que supuso que su estilo de combate se basaría más en una serie de ataques rápidos que en un único golpe contundente. Sin embargo, el cazador no podía juzgarla por su apariencia. Tal vez la jovencita tuviese un par de trucos bajo la manga.

Empezó a fijarse en que la gente a su alrededor comenzaba en silencio cosas, y por la cara que ponían, no parecían precisamente agradables, hacia la chica. Se fijó en quienes lo hacían, y trató de recordarlos. Ya hablaría con ellos después.

Chrome miró al hombre que se encontraba a escasos metros de ella, preparándose para aquella demostración en público que acaba de organizarse sin motivo aparente. Después observó a las personas que les rodeaban, entre cuyos rostros estaba el de la hermana del chico que casi dejaba tonto y sus amigos. Estos la miraban con una sonrisa landida en el rostro. Seguramente les agradaría ver como alguien la apaleaba literalmente. La única que se mantenía seria era la mujer que no dejaba de mirarla. Como una bruja echándole mal de ojo. "Cómo si me importara" Pesó antes de ponerse en guardia, fijando sus ojos en el peliblanco.

-Byakuro estará bien.- Dijo mientras hacia girar su Bo, pasándolo por los dedos de su mano derecha con soltura. No se había movido aún ya que pensaba que cualquiera de los dos atacaría cuando viera oportuno. Aunque por lo visto el señor era todo un caballero, o eso dió a entender con su frase: "Las damas primero." Tal vez la intención no fuera ofenderla, ni a ella ni a ninguna mujer, y la verdad es que no le dio demasiada importancia a la frase en principio. Pero los comentarios y cuchicheos que oía tras de sí hicieron que se irritara. "¿A caso por se mujer cree que necesito ventaja?" Con ese pensamiento, detuvo el movimiento de sus dedos y volvió a agarrar el Bastón con fuerza, tanta que sus nudillos se volvieron blancos.

Avanzó un par de pasos tomando impulso y, agarrando la vara de madera con la otra mano también, hizo amago de usarla como si de una pértiga se tratara. Pero en lugar de saltar al chico para quedar detrás suya, giró empleando el bastón clavado en el suelo para impulsarse y tratar de propiciarle una patada en la cara. Si no lo lograba, se ayudaría del impulso que tomaría al ser bloqueada para volver a su posición inicial.

Byakuro escuchó los cuchicheos producidos por su comentario. Sonriendo aún, miró a los que murmuraban a espaldas de la chica y les dijo:

- Si cualquiera de vosotros cree que puede vencerme, por favor, que se cambie con ella, por favor -nadie se movió-. Entonces callaos, por favor... me desconcentráis. -no volvieron a escucharse susurros.

En ese momento, Byakuro vio cómo Chrome se lanzó contra él. La chica avanzó y colocó el bastón en el suelo a modo de pértiga. El chico alzó su propia arma, listo para parar un ataque vertical desde arriba. Y entonces vio un ataque lateral. Su cuerpo se movió de forma instintiva hacia atrás, dejando que el pie de Chrome pasase a centímetros de su cara.

- Uffff... eso ha estado cerca -sonrió el chico, recuperando su posición-. No te mueves mal...

Un instante después, Byakuro se encontraba a su lado, dando un rápido golpe bajo con el bastón, a la altura de la rodilla de la chica, desde detrás hacia delante, como si de un remazo se tratase. Golpearía a la altura de la corva, pero su golpe se detendría ahí. Pretendía lograr que la chica perdiera el apoyo en esa pierna y se arrodillase.

La chica volvió a tocar suelo en el lugar en que había caído, tras haber dado una vuelta de trescientos sesenta grados, agarrada a su bastón en su intento poco logrado de propiciar una patada al peliblanco a quien rozó la cara al echarse este hacia atrás. "No esperaba que leería mi movimiento a tiempo." Pensó mirando al chico frustrada. Imaginaba que sería alguien fuerte, debido a la forma en que los espectadores observaban la batalla, pero se veía capaz de mantenerle el ritmo. "-No te mueves mal.-" Le dijo el peliblanco con una sonrisa en su rostro. -Tú tampoco...- Respondió en un tono tranquilo y monótono.

Quizá le hubiera dicho algo más a aquel hombre, pero no le dio tiempo a más que aferrarse con fuerza a su Bo, evitando así caer de rodillas. ¿Qué acababa de pasar? La persona que hacia apenas unos segundos se encontraba frente a ella había desaparecido para reaparecer a su lado y propiciarle un golpe en la pierna izquierda desde detrás, con intención de desequilibrarla. "Es demasiado rápido..." La pelimorada soltó un leve quejido por el golpe. No le había hecho daño apenas, pero no pudo evitarlo. Tal vez más por la frustración que otra cosa. Fuera como fuese, lo que estaba claro era que la diferencia de nivel era abrumadora.

-Cómo si fuera a doblegarme por esto.- Dijo mientras se enderezaba, cambiando de posición el bastón, de vertical a horizontal antes de comenzar a girarlo. Mientras este giraba en su mano, ella giro también de forma que quedase en frente suya otra vez, momento en que tomó el Bo con la otra mano también. Pensaba usar la fuerza centrifuga que acababa de adquirir el Bo con esos giros para dar un buen golpe en perpendicular desde arriba.

Byakuro retrocedió un paso al ver que su ataque había dado en el objetivo. Sin embargo, la chica no pareció rendirse ante aquello. Empezó a hacer molinetes con el bastón con una mano, y se giró hacia él, tratando de hacer un golpe descendente. El cazador alzó su bastón con ambas manos, horizontalmente, y el arma adquirió un tono negro metalizado, deteniendo el ataque. El cazador dio luego un pequeño empujón hacia arriba al arma de la chica, sin ánimo de desequilibrarla, solo de separar el arma. 

La chica parecía hacer maniobras empleadas por Byakuro en el Ryu Yoshiki, pero el cazador veía sutiles diferencias entre ella y él: el objetivo de la joven no era acabar el combate con los mínimos daños posibles, sino que parecía querer ganar por fuerza bruta. El hecho de que golpease en el centro del cráneo en lugar de en la sien, o en la cara en vez de en la garganta hacía que el chico se plantease todo aquello. Sin duda resultaba prometedora como alumna.

- Oye... me gusta cómo te mueves, aunque tu estilo es algo agresivo para mi gusto -el chico le tendió la mano de forma amistosa-. ¿Te interesaría entrenar conmigo? -el cazador sonrió ampliamente, dando por finalizado el combate-. Podríamos seguir horas así, pero usas un estilo muy similar al mío, y creo poder contrarrestarlo -aquella pequeña muestra de soberbia era algo poco común en el chico-. Pero si vienes conmigo, estoy seguro de que podemos tener un combate en igualdad y podremos ver que estilo es mejor.

El cazador observó a la joven. Si ella quería seguir peleando, no iba a negárselo, pero para él aquel cruce de armas le había valido para medir el nivel de la chica, que era su intención.

Tras el choque de sus armas, la chica se echó unos pasos hacia atrás observando cada acción de su contrincante, el cual parecía aburrido de la pelea ya que bajo sus armas. Eso o que había encontrado lo que buscaba y no necesitaba seguir...¿Probandola? ¿Para qué la había probado? Seguramente no tendría que esperar para conocer la respuesta. El hombre, sonriente, se acerco tendiéndole una mano. Ella bajo el arma con algo de desconfianza y esperó a ver sus intenciones.

"-¿Te interesaría entrenar conmigo?-" Le preguntó sonriente, antes de un discurso en el que se mostraba algo de soberbia por su parte. Algo que mosqueó un poco a la chica. Sin duda preferiría tener un entrenador fuerte pero humilde. Aunque quien sabe. Lo mismo solo intentaba sorprenderla con lo bueno que era para convencerla. Le era indiferente. El parecía ser un buen profesor y si le había ofrecido entrenar con él significaba que la había visto como alguien capaz. "Que me reconozcan significa que tengo más posibilidades de derrotar a esa persona." Pensó. La verdad era que estaba saltando de alegría por dentro pero por fuera se mantenía impasible.

La chica guardó su arma, colgándola a su espalda. Tras eso le miró con el semblante serio. -¿Qué motivos tendrías para entrenarme?- Le preguntó cortante.-Nadie tiende a hacer cosas por otra persona gratis, menos si acaba de conocerla.- La multitud parecía más atenta que antes por sus palabras. Sin duda, a más de alguno le habría gustado una oportunidad así. Pero Chrome no era como ellos. Si no se fiaba de él por la respuesta que le diera, no se uniría a él.

- Bueno... como ya te he dicho, veo que nuestros estilos coinciden en varios aspectos -explicó el cazador- y me gustaría ver cómo evoluciona tu estilo, es muy prometedor -el chico se encogió de hombros-. De todos modos, si no quieres, no pasa nada... -el cazador se dio media vuelta, hacia la gente, y dio un par de pasos. El gentío le abrió paso, haciendo una especie de pasillo-. Si quieres venir, te esperaré en el puerto, Chrome-san.

El cazador empezó a caminar por las calles de los dojos, mientras algunas de las personas se acercaban a él. Vaya, hombre... no es que le gustase llamar la atención. La chica del dojo se le acercó e hizo una pequeña inclinación de cabeza en señal de saludo.

- ¿Es usted el Yonkaikyo Byakuro Kyoya? -preguntó la mujer. Byakuro suspiró y asintió con monotonía.
- En efecto.
- Nos sentiríamos muy honrados si alguien como usted nos enseñase un combate de exhibición. -sonrió ella. Byakuro la miró, dudando, y al final aceptó.
- Está bien, una exhibición rápida... -concluyó, mientras entraba en el dojo.

-Quizá me venga bien...- Murmuró la chica mientras le veía marcharse, dirigiéndose a la calle repleta de Dojos de la que había salido ella  mientras la multitud le seguía de la misma forma que las moscas iban a la miel. En especial las mujeres. No sabía que le desagradaba más. Si la primera impresión que el chico le dio, como alguien engreído, o la forma en que esas personas le trataban. "¿Quién dejaría que cualquiera tocase a su persona?..." Tal vez no era algo fuera de lo común el contacto físico entre personas, pero a ella no le agradaba.

Fuera como fuese, ese hombre acababa de ofrecerle algo interesante, además de darle un motivo. "Si no lo hace con desinterés no puede hablar en broma..." Por algún motivo la chica no soportaba a las personas caritativas. Pensaba que nadie era capaz de hacer algo por alguien sin buscar algo a cambio, aunque fuera que más adelante le devolviera el favor. De hecho, veía la pelea anterior como algo pagado con que la dejaran en paz, ya que después de irse este no quedo nadie cerca suya. -Creo que aceptaré su propuesta.- Dijo para sí antes de dirigirse al hostal donde había dejado sus cosas. Una vez hecho eso, se dirigió al puerto a esperarle. Esperaba que no tardase demasiado en dejar de jugar con aquellas "damas" luchadoras ya que no le apetecía mucho quedarse ahí sola y rodeada de extraños. Con lo nerviosa que tendía a ponerse no sería extraño que que le pegara un varazo a cualquiera que se acercara.

Byakuro estuvo durante un rato haciendo katas en el centro del dojo, para acabar echando un par de combates contra los alumnos del dojo, a los que derrotó sin muchos problemas. Tras eso, la misma chica que le había invitado a ir, lo retó a un combate individual. Byakuro sonrió ante la propuesta: el aura de la mujer era superior a la de la mayoría de los presentes.

Ambos se posicionaron, frente a frente, y Byakuro sacó su bastón. La chica cogió dos tonfas de metal y las giró en sus muñecas un par de veces. Cuando estuvo segura, observó a Byakuro y asintió lentamente.

- Podemos empezar.

El cazador se preguntó qué clase de estilo utilizaría aquella mujer, por lo que primero debía tantearla. Se acercó lentamente, de frente y le dio un golpe horizontal que la chica bloqueó con una de las armas mientras trataba de darle con la otra. El chico cubrió su brazo con haki y se defendió interponiéndolo.

- No está mal. -sonrió mientras apartaba su bastón y se movía hacia atrás.

La mujer se estaba basando en una estrategia de contraataque, algo bastante lógico contra un oponente superior en habilidad. Durante un buen rato, el cazador y ella estuvieron intercambiando golpes, y en cada intercambio, ninguno parecía lograr romper las defensas del otro. Sin duda era un combate igualado. Tras cinco minutos de tanteos, el cazador se separó y sonriendo, dijo:

- No ha estado mal, este combate. Espero poder volver a veros en alguna ocasión -sonrió a los chicos. Luego posó los ojos en la mujer-. Espero que cuando vuelva tengamos otra pelea como esta.
- No lo dudes. -respondió ella.

Byakuro asintió y se dirigió a la entrada del dojo. Tenía que regresar al puerto cuanto antes para encontrarse con Chrome, así que se impulsó en el aire con una explosión y empezó a volar hacia allí.

Giro, giro, giro. Su bastón se movía con gracia entre sus dedos mientras paseaba por el camino marítimo que se extendía junto al puerto. Era una buen práctica para concentrarse, además de para mantener la calma cuando se ponía nerviosa estando rodeada de desconocidos. Nadie en su sano juicio se acercaría a molestar a una mujer que manejase con tanta soltura una vara de ese calibre, ¿no? A no ser que quisieran quedarse sin cabeza o estériles, todo según el momento en que intentaran asaltarla.

Un suspiro salió de sus labios mientras detenía su arma. -¿Dónde diablos esta ese hombre?- Preguntó en un susurro para si misma, sin esperar respuesta alguna. Seguramente seguía por ahí fardando de su habilidad con las armas rodeado de mujeres y se había olvidado de ella. O eso era lo que pensaba la chica que había recogido su cabellos morados mientras se perdía en el profundo océano. Estaba bastante cansada de aquella isla y de la multitud que la habitaba. Solo quería volverse más fuerte, pero ese no parecía un lugar para ella. -Pero si no me hago fuerte no podré vengarle...- dijo mientras llevaba una mano a su cuello, enredando el dedo en una fina cadena de plata para tirar de ella, sacando así del cuello de su chaqueta un anillo que colgaba de dicha cadena. 

Se perdió por unos minutos en su brillo al reflejarse en este la luz del sol, como si buscara que esta luz le trajera algo del pasado. "Como si fuera a recuperar esa vida..." Pensó mientras apretaba en su mano el anillo, con tanta fuerza como podía. -Cinco minutos...Si no aparece en cinco minutos me iré yo sola de esta isla.-

Byakuro llegó al puerto, buscando a Chrome con la mirada. Tras un par de minutos observando la vio, al lado del mar, con la mirada perdida y el bastón en la mano. Soltó un suspiro de alivio y se dejó caer a su lado, apoyando el bastón en el suelo. Hizo una leve reverencia y saludó a la chica:

- Lo siento, me he retrasado un poco. Hay gente realmente fuerte en este lugar -hizo un gesto para quitarle importancia al asunto-. Espero que no estés harta de esperarme. Ven, mi barco es ese de ahí -el chico señaló una enorme embarcación que resaltaba sobre las demás. Su madera era oscura, y su mascarón de proa era una enorme flor de loto de color oscuro, con detalles en violeta-. Tal vez tengamos que esperar un poquito, si falta alguien de la tripulación, pero no te preocupes, así tendrás tiempo de elegir un cuarto y de acomodarte.

El cazador llegó hasta el borde del barco, y subió volando para dejar caer una escala a Chrome. Cuando ella subiera, la recogería y le enseñaría el barco. Y cuando ella decidiera en qué habitación quería alojarse, la dejaría tranquila, dándole una Vivre Card. Un nuevo miembro se había unido a la banda.