Sintaro's Battle Royal

Escuchar las palabras de mis nakamas me hicieron sentir un poco más aliviado y mucho más fuerte. Contar con su apoyo y que me dejaran de hacer preguntas, que respondería en su momento, era mejor que nada. Activé mi mantra y traté de determinar la cantidad de enemigos, si bien eran mi propio ejército, no los había contado y  tampoco me interesó mucho la cantidad sino que más bien la calidad de mis soldados. Eran… ¿100? Quizás menos o quizás un poco más, pero tener algo cuantificable era mejor que nada. ”Esta vez no estás solo, puedes hacerlo.” – pensaba mientras recordaba todas las cosas que había vivido. En cada pelea tuve a alguien a mi lado, alguien que, de una u otra forma, me daba más fuerzas y me daba un motivo para no caer.

– Chicos, si ven que la situación es muy mala. Huyan – sabía que no lo harían, pero lo tenía que decir y que, al menos, lo tuvieran en cuenta. – No soportaría si lo veo morir. No si yo estoy aquí. Bien… Prepárense, esto va a ser difícil. Los primeros que deben caer son los que tienen armas de fuego – mi tono trataba de ser tranquilizador, pero ante la gran cantidad de enemigos era difícil mantener la poca calma que iba quedando. Suspiré y luego de que mis nakamas se pusieran en posición… – Aparte, Dexter nunca me perdonaría si por mi culpa ustedes mueren. – Dije con una sonrisa. Los que me preocupaban eran los que tenían esas armas, entre el fervor de la batalla y que tendría que ir esquivando muchos ataques a la vez, no quería recibir un disparo por no estar atentos. Por eso mismo, de esos tipos molestos se iban a encargar mis dos camaradas.

”Será mejor que aumente un poco el nivel…” – cerré los ojos y activé el nivel cuatro de mi técnica especial. Mi cuerpo creció alcanzando los dos metros y mi pelo ahora era negro. Sin decir nada más, desaparecí y aparecí entre un grupo grande de personas, puse mis dos manos en el suelo y empecé a girar en el suelo con mis piernas extendidas. Ambas estaban imbuidas en Busoushoku, si lograba derrotar a varios con este ataque, me levantaría y al primero que viera le pegaría un puñetazo en su rostro con tal fuerza de que saliera disparado hacia atrás y se llevara con él a sus compañeros. No era la mejor estrategia, pero con el nivel cuatro de The Zone Of God, que aparte de incrementar mi velocidad, aumentaba de forma considerable mi fuerza, y eso sumado con mi Busoushoku debía ser suficiente para dejar fuera de combate a unos cuantos de esos imbéciles.

Tsk… Eran demasiados enemigos y, aunque me había encargado de muchos, parecía una de esas batallas en las que ellos aparecían del submundo o algo así. Mientras iba pegando patadas a diestra y siniestra, mi mantra me advirtió de las intenciones de nuestros oponentes. Me querían hacer picadillo. Casi inmediatamente a lo que me di cuenta, imbuí todo mi cuerpo en mi Busoushoku mientras detenía mi giro y, usando mis manos, daba un gran salto para salir del círculo en donde esos malditos me tenían encerrado. Logré notar que tanto Death como mi querido amigo el vikingo se estaban encargando de los tipos con armas. Iban a ser una molestia si no los liquidábamos rápido. ”A cambio de salir de aquí, tendré que ir a tope. Tenemos que acabar esto” – pensaba mientras notaba que tenía unas cuantas heridas en mi cuerpo. ¿Dónde? En mi torso, pequeños orificios donde había alcanzado a tocar la lanza. No eran demasiado profundas y tampoco molestaban, pero eso dejaba en claro que no podía ir atacando a lo loco, no si quería seguir con mi cuerpo en una pieza.

– Bien… tengo que acabar con esto – decía mientras analizaba la situación. Si bien iba a quedar muy agotado. Era lo necesario, iba a utilizar, por primera vez en mi vida… Y en la segunda, mi máximo poder. No sabía que resultados iba a traer, no tenía idea de si me iba a poder mover luego de esto, no tenía idea de si iba a funcionar y, por supuesto que no tenía idea, si lograría llevar a mis nakamas en contra de Derian. ”Solo hazlo.” – Era fácil pensar en aquella idea, era muy fácil activar el máximo nivel de mi técnica, pero también era muy fácil dejar a mi cuerpo tan agotado que no me movería por una o dos semanas. Nunca antes había probado liberar todo mi poder y no sabía los posibles efectos secundarios y era eso la principal razón del por qué no la usaba… Miedo a los efectos secundarios. No podía quedar fuera de combate tan pronto… ”Pero te debes arriesgar” – Sí, era cierto. Ahora era una cuestión de vida o muerte, de matar o morir. – The Zone Of God: Unlimited Power. – Tan rápido terminé de decir aquellas palabras y mi cuerpo nuevamente cambió. Si bien, eran casi los mismos cambios que en el nivel cinco, mi pelo ahora era blanco y mis ojos ahora disparaban rayos del mismo color que estos, verdes. Aunque la mejora fundamental era en la fuerza y, obviamente, en mi velocidad. ”Aquí vamos” – pensé con calma.

Era hora de la primera prueba del nivel siete… Sonreí con bastante calma y entonces golpee el aire para generar una potente onda de choque dirigida al gran grupo de enemigos. Solo lo había intentado una vez y había notado que su fuerza era tal que podía hacer pedazos una pared. Si eso no llegaba a funcionar, iba a desaparecer a cerca de 650 km/h para golpear al primer idiota que se cruzara en mi camino y lanzarlo con fuerza hacia atrás y que este mismo se encargara de dejar fuera de combate a sus compañeros. Y también, a la par que haría eso, lanzaría nuevamente ondas de choque pero esta vez a los lados y liquidar a los enemigos que estén cerca de mí. ¿Funcionaría? Esperaba que sí… Era mi mejor carta sobre la mesa y no me iba a permitir perder a nadie más… No, no volvería a perder y no volvería a estar solo. Iba a ganar y a proteger a los que quería.

Sobre la anterior moderación:

La estrategia de Deathstroke funciona parcialmente. Al posarse entre las filas de enemigos estos ya estaban preparados y se apartan de él, preparando sus armas. Aun así, los dos disparos logran abatir a sus objetivos, y las explosiones causan el caos. Viendo que no pueden disparar sin el riesgo de darle a los aliados que tienen en frente, comienzan a alejarse un poco recargando sus armas. En las explosiones han debido caer al menos cinco hombres más, y hay unos cuántos heridos. Unas cuantas balas rebotan en la piel de Worgulv mientras este desciende furiosamente entre los tiradores, sin lograr atravesarla. Sin embargo duelen bastante y es probable que dejen moratones, aunque sus feroces hachazos hacen caer a los responsables, que se desploman desangrándose. Uno de los tiradores que se había retirado antes, lanza ahora tres pequeñas bolitas hacia un punto entre vosotros dos, y una espesa cortina de humo cubre un gran área dificultándoos la visión. De repente comenzáis a escuchar golpes a vuestro alrededor, como si estuvieran tirando objetos cerca vuestra.

Si Mido mira hacia sus amigos, verá a los tiradores lanzando unos objetos verdes del tamaño de un puño al interior de la nube de humo. ¿Qué serán? Además de eso hay un par de hombres con pesadas gathlings a una gran distancia, apuntando hacia la parte superior del humo. Parece que no están dispuestos a dejarlos salir. Sin embargo, el peliverde (o mejor dicho, peliblanco) tiene problemas mucho más serios. Sus ondas han desperdigado soldados por todos lados. Si bien los primero en recibir cada onda parecen seriamente afectados (e incluso podría haber tres o más muertos), las armaduras parecen haber cumplido bien su función. Y el tono negro metálico que han tomado muchas te ellas indica que su haki también ha tenido mucho que ver. En todo caso, el grueso principal de las tropas enemigas rodea ahora a Midorima, aunque aun no han atacado. Parecen estar esperando a algo. De repente uno de los hombres lanza desde la espalda del luchador una boleadora metálica (una cadena con bolas en los extremos) hacia sus piernas. Si se le engancha, se las inmovilizará y probablemente el impacto de las bolas al enrollarse la cadena le hará bastante daño. Al mismo tiempo, un semigigante de unos tres metros y medio vestido con pieles de oso da un fuerte salto y cae sobre el rodeado peliblanco con su mano por delante. Esta se ha vuelto de color negro, y los dedos parecen haberse convertido en cuchillas.

- ¡Traidor! ¡Se supone que eras nuestro comandante! ¡Enviaré tu cabeza a su Majestad como regalo! - grita, enfurecido.

Vaya, parece que has cabreado a uno de los gordos. Puedes reconocerlo como el subcomandante de este sector de las líneas defensivas. Vamos, el hombre que Derian colocó como tu segundo al mando. Posiblemente no será fácil vencerlo, aunque los demás soldados no parecen estar interviniendo. Han formado un círculo de escudos a vuestro alrededor, a modo de ring improvisado, y se limitan a evitar que salgas. Los escudos son rectangulares y de gran tamaño, con lo que ya no puedes ver lo que ocurre fuera a menos que salgas.

Enemigos restantes: 80

Mierda, mierda y más mierda. ¿Se podía poner peor nuestra situación? Sí, claro que sí. Lograba ver que mis nakamas estaban en cierto grado bien, pero su situación empeoraba y una enorme nube de humo los cubría y lograba ver que atrás de todos habían unos tiradores con alguna especie de metralleta apuntándolos ”Debo ir ahora” – pensé tan rápido como lo veía, pero mi mantra me advirtió de que alguien me estaba por tirar algo a mis piernas. No lo dudé y me moví con velocidad a mi izquierda y de reojo vi ese objeto. Una boleadora con puas… ”Eso estuvo cerca” – Al momento de darme cuenta, ya estaba totalmente rodeado de enemigos y mi campo de visión hacía mis compañeros estaba bloqueada por enormes escudos. ”Y si no fuera poco, tienen Haki.” – Suspiré para tratar de relajarme. No lograba pensar con claridad y me estaba sintiendo algo estresado y nervioso.

– Nunca podrán encerrarme. Esta jaula es demasiado pequeña para una bestia como yo. – Mencioné sin tener cuidado en no sonar arrogante o egocéntrico. Solo decía la verdad, aunque… No tenía ni idea de cómo iba a escapar. ¿Qué debía hacer ahora? Solo veía un camino, romper esos escudos, ir por mis nakamas y retirarnos para volver con mayores energías. Pero, ¿me daría tiempo? Lograba sentir que las presencias enemigas iban bajando. 80 o 90 enemigos. ”Deberé estar rodeado por unos 50. Se están fijando solo en mí… – iba pensando mientras veía que se acercaba el que sería el premio gordo. Mi segundo al mando. Entre todos sus gritos, solo me importó “Traidor” ¿Cuántas veces me habían tachado así? Ya me estaba acostumbrando. Me di media vuelta y lo miré con seriedad.

– ¿Traidor? Sí, seguramente – le respondí. – Pero, ¿por qué crees que solo eres mi segundo al mando? – sonreí de forma ligera mientras chocaba mis puños y los imbuía en mi Busoushoku. – Porque eres una escoria. Débil. ¿Crees que puedes conmigo? – no me esperaba alguna respuesta. A la par que me preparaba para una dura pelea, sentía la presencia de Death moviéndose hacía donde yo estaba. ¿Qué pensaba? No podía intervenir, ellos tenían la misión de encargarse de los de las armas de fuego… ”Entonces… ¿Te quieres reagrupar viejo amigo?” – si había algo que conocía bien de él, era que no se arriesgaba de más y que siempre tenía una buena estrategia para ganar. ¿Era lo correcto? De verdad creía que nosotros tres podíamos contra todos ellos, pero también era cierto que ellos quizás estaban más agotados. ”Confía en él. Solo se trata de eso, de confiar” – era cierto. No podía hacer otra cosa… Confiar en ellos era fundamental para sobrevivir y dar un gran golpe. Pegué un suspiro mientras veía al gigantón. – Quedas a cargo ahora.

Si Death lograba llegar a mí, me dejaría llevar y solo seguiría sus ideas y planes. Si no lograba llegar por algún motivo, no perdería mucho tiempo y desaparecería a mi máxima velocidad para aparecer a las espaldas del semigigante, si se daba la vuelta y trataba de golpearme solo lo haría al aire ya que yo ya estaría al frente de él y listo para golpearlo con un puñetazo a su abdomen. Luego, le lanzaría dos ondas de choque directo al torso. Para de esa manera hacerlo retroceder y poder tener un poco más de aire. ¿Los otros intervendrían? Esperaba que no. Y esperaba que Death lograra sacarme de este infierno. Necesitábamos pensar en algo mejor… Reagruparnos y pensar y volver para ganar.

En cuanto Deathstroke y Worgulv salen del humo, hay un fuerte estallido bajo ello que pronto es seguido por bastantes más. La potencia de las explosiones es tal y tan cercana que posiblemente sus oídos salgan dañados, y de hecho el propio aire está vibrando por las granadas. La parte buena es que se han librado de una muerte casi segura, y que el humo se ha despejado. Donde estaban hace un momento ahora hay una multitud de cráteres humeantes donde explotaron las granadas. De hecho la que lanzó Deathstroke en medio de la multitud estalló al poco de salir del humo, pillando a un buen grupo de soldados desprevenidos. Ha sido buena idea no tenerla más tiempo en la mano, o probablemente no hubiese quedado ni la armadura. Al menos doce o trece soldados han caído al suelo, y si bien no se puede decir a ciencia cierta que todos hayan muerto, los más cercanos a la explosión se han convertido en un amasijo de carne quemada.

Sin embargo, estar en el aire trae sus problemas. Los tiradores ya estaban listos, y al instante las pesadas gathlings comienzan a disparar contra los piratas. A pesar de no ser armas reconocidas por su precisión, sus operarios son de la élite del ejército de Derian, y poseen una puntería envidiable. Así pues, compensan con su habilidad y la exageradamente alta cadencia del arma. Sus balas no son normales, y van recubiertas con haki. Junto con ellos, todos los tiradores restantes comienzan a descargar sus balas contra ellos, complicando aun más la situación. Un número considerable son usuarios de busoushoku también, con lo que sus balas poseen la capacidad de herir incluso al poderoso vikingo. Por si estos obstáculos no fuera suficientes, algunos soldados del grupo de cuerpo a cuerpo sacan pequeños morteros portátiles y empiezan a disparar redes. La situación se complica bastante... un momento, ¿no hay un hueco hacia vuestra izquierda? Parece que de ahí no viene ningún tiro, sólo hay soldados cuerpo a cuerpo y podríais acercaros más a vuestro compañero. Sea como sea, os toca elegir entre escaparos o intentar salvar a Midorima. Esperad, ¿es él ese cuerpo inerte en medio del ring de escudos?

Mientras Midorima suelta su discurso triunfal ignorando totalmente el ataque de su enemigo, el comandante cae sobre él. Por un golpe de suerte su haki de observación salva de una muerte segura al luchador, haciéndole echarse hacia atrás inconscientemente. Sin embargo, es demasiado tarde. Las gigantescas garras imbuidas en haki caen sobre él. Estuvieron a punto de cortarlo en filetes de Midorima empezando desde la cabeza, pero como se ha echado hacia atrás en la cara sólo recibe un único, desagradable y profundo corte vertical que baja desde debajo de su ojo izquierdo hasta el mentón, cruzando su boca. Escuece a horrores y dejará una cicatriz casi seguro. Pero eso no es nada comparado con las otras heridas. A Midorima le ha dado tiempo a echar la cabeza hacia atrás, pero las garras caen sobre su torso. Se escucha un desagradable sonido de carne y huesos siendo despedazados, y las garras comienzan a descender, desgarrando y seccionando su costillar y hombros. Ambos brazos caen separados del cuerpo, y tres largos y grandes cortes han quedado marcados en el cuerpo del joven, desde su pecho hasta la cintura. Por suerte en el abdomen han sido más superficiales y no son tan graves como para que las tripas se le estén saliendo, pero está sangrando a un ritmo alarmante. La abundante pérdida de sangre y de equilibrio por la pérdida de extremidades hace desplomarse al peliblanco, al que si nadie ayuda perderá la consciencia en poco tiempo. El comandante comienza a reírse con una voz atronadora.

- Así que débil y escoria... ¿eh? - escupe a Midorima en la cara - ¿Y tú eras nuestro general? Puto cerdo desgraciado... no sé cómo su Majestad pudo creer que valías la pena. No eres más que un charlatán.

Levanta su pierna derecha y trata de aplastar de un pisotón la rodilla de la pierna humana de Midorima. Su bota ahora reluce en un tono negruzco, y ahora que su brazo no está imbuido en haki podéis ver que se mano es una prótesis cyborg. Eso explica lo de las garras. Si el peliverde (ahora peliblanco) no hace nada, con lo que pesa ese bicho probablemente pierda la rodilla.

Enemigos restantes: 67 (aparentemente)

Spoiler:

Apenas fue un segundo de despiste, un segundo en donde bajé la guardia y donde todo se fue al carajo. No lo había advertido, me cegué completamente y ahora estaba pagando las consecuencias. Apenas respiraba, sentía la sangre, y mi vida, desparramarse por el suelo. ¿Qué era? ¿Un niño? ¿Dónde había quedado esa supuesta experiencia? Sentí como es que las garras de mi ex segundo al mando traspasaban mi carne, huesos y también como perdía mis dos brazos. ”Ahora sí que seré hermoso” – pensé en un segundo en dejarme llevar y simplemente morir. ¿Qué más podía hacer? Mis límites eran estos y, al parecer, solo había sobrevivido porque Dexter estaba cerca. ”Lo siento, capitán.” – pensaba mientras escuchaba las palabras de ese bastardo y luego sentí el escupitajo dando de lleno en mi rostro. ”Maldito infeliz” – mi cuerpo no me respondía y ya estaba en los últimos suspiros.

Recordé la primera vez que me encontré con mi capitán. De la paliza que me dio y de lo rápido que lo tomé como objetivo. Recordé también a Rose, a mi hermosa amiga pelirroja y a la que nunca le dije lo que de verdad sentía ”Solo moriré y no lo sabrá… Supongo” – si tuviera mis brazos habría agarrado la vivre card y la hubiera puesto a la altura de mi ojo bueno para al menos sentirla cerca. Recordé a ese almirante Karl y de lo épica que fue su muerte. Se cargó a todo el gorosei y aunque fue un traidor, luchó mejor de lo que yo haría en años. ¿Qué me esperaba en el otro mundo? Morir así era un asco, un miserable error que me costó la vida. Un error fatal y que no debía suceder. De un momento a otro me fui a negro y olvidé donde estaba. Una fuerza o algo por el estilo me bloqueó y ahora estaba tirado en el suelo e incapaz de moverme. Iba a morir y era un hecho. ”Debes luchar, idiota” – ¿Luchar? ¿En este tipo de situación? Ni siquiera sabía si sería capaz de ponerme en pie y hacer algo. ”Ataca desde el suelo, pero no dejes de luchar” – esa estúpida voz que me rogaba que siguiera con vida cuando era algo que escapaba de mis manos. ”Vale, si no luchas, tus nakamas morirán. ¿Estarás bien con eso?” – era cierto… Ellos estaban aún con vida y yo debía salvarlos aun a costa de mi vida.

– Un último esfuerzo – susurré mientras veía la enorme pierna de ese segundo al mando dirigiéndose a mi pierna humana. No sé si era voluntad o mis propios deseos de seguir con vida, pero mi técnica aún seguía activada. Como pude, usé lo que me iba quedando de cuerpo para rodar por el suelo, o mejor dicho, moverme un par de metros para evitar que la pierna de ese sujeto me destrozara una de las pocas extremidades que me iba quedando. Era una situación difícil y a cada movimiento más y más sangre iba perdiendo. Si no me daba prisa en crear una distracción o algo, iba a perder la consciencia y lo último que vería sería la cara de ese imbécil. No era para nada un bonito recuerdo para morir. Por suerte, la distancia entre los dos era poca y algo podía hacer. – Adelante Gadgeto Púas de la Bestia – de mi tibia cyborg salieron púas. Como pude, haciendo más que esfuerzo sobrehumanos y tratando de no perder la consciencia en el camino, la llevé al estómago de mi rival. No tenía intención que llegar a conectar pero con la pierna más cerca… – Adelante Gadgeto Arma secreta-Talón de Aquiles – con eso se iba a generar una explosión y lo debería alejar aún más. Necesitaba espacio para lo que sería mi escape milagroso. – Fue un placer estar con ustedes… Pero yo me voy… Adelant Gadgeto Propulsor. – En cuanto terminé, se activó el sistema que me permitía volar y, quizás, era la llave para salir del lugar. No llevaba una dirección exacta, pero me guíe por el mantra y traté de volar al lugar donde hubieran menos enemigos. Y, en todo caso, estaban ellos en el aire y seguro me verían salir disparado hacia arriba… O bueno… Si me llegaban a reconocer.

Objetos Usados:

Aun bajo el intenso fuego, lográis llegar al barco. Vuestras heridas no tienen buena pinta, y algunas sangran bastante. Deberíais atenderlas cuanto antes, aunque tal vez sería mejor primero salvar a Midorima. Está al borde de la inconsciencia, y ha perdido muchísimo color. Su pelo vuelve a ser verde, y está muy frío. Por suerte Worgulv está impidiéndo que se desangre con sus toscos primeros auxilios, pero necesita tratamiento médico urgente y una transfusión de sangre. Sin embargo, estáis a salvo y vivos.

Spoiler: