Héroe De Guerra [Moderado Nvl3- Joseph]

Me encuentro en una pequeña barca con rumbo a Kortizal para mi siguiente misión. Según los informes un grupo de revolucionarios había tomado la playa de la isla y estaban resultando un problema. Miro a mi alrededor y logro ver a los que serán mis compañeros en esta misión, a mi izquierda hay un superior en rango de la marina, un hombre alto, gordo y dueño de un portentoso bigote, el cual lleva un puro en la boca. Por su aspecto el superior es en concreto un comandante, mientras que a mi derecha había otros dos tenientes y más atrás un miembro de la CP, aunque al no conocer bien su organización no podía decir su rango.

Tras un viaje completo en silencio el comandante dice que cuando lleguemos a la playa no dudemos en eliminar a esos canallas, algo con lo que puedo o no estar de acuerdo, la verdad es que mi juicio varía bastante debido a mi afección personal. Miro al cielo nocturno al tiempo que el comandante exhala un poco de humo mientras espero el momento de empezar la acción. Tras un pequeño descanso tras las palabras del comandante la barca llega a playa y recibo la orden del comandante de seguirlo. Delante nuestra hay dos soldados revolucionarios de espaldas a nosotros, momento en el que recibo la orden de acabar con uno de ellos. Mi personalidad de ese momento era pacífica y se negaría a segar la vida del revolucionario, pero en un instante mi personalidad predominante cambia a la de un cazador que ve al soldado como una presa. Me acerco sigilosamente al soldado de la izquierda y usando las alas del dragón durmiente de mi brazo izquierdo le secciono la garganta con un firme y veloz movimiento.

Al acabar con esos soldados avanzamos hasta llegar a lo que parece ser su campamento ya que está llena de cabañas. El comandante me dice que vaya a por la que está más cerca del mar y que no tarde mucho, a lo que asiento antes de empezar a deslizarme velozmente hasta el lugar evitando que la cruz haga ruido. En mi mano derecha se encuentra mi gun slot y por si las cosas se ponen feas guardo unos cuantos ases bajo mi traje. Afortunadamente nadie me percibe mientras me acerco a la cabaña y cojo una rama que afilo con el arma de mi brazo izquierdo para que se parezca a una flecha. Con todo listo activo el número 2 del gun slot y coloco la rama como proyectil mientras entro a la cabaña. Al entrar veo un soldado durmiendo al lado de la entrada, otro tumbado en el extremo opuesto y uno despierto un poco más lejos de la puerta. Con cautela disparo la rama a la sien al que se encuentra al otro extremo mientras que con las cuchillas del brazo izquierdo atravieso la garganta del que se encuentra a mi lado.

Logré acabar con los soldados dormidos con éxito y facilidad, pero los problemas estaban a punto de empezar ya que al parecer el que queda de pie parece enfadado por ello. Sus ojos verdes como el bosque se clavan en los míos mientras saca unos machetes y un aura rojiza empieza a rodearle. Cuando miro con más detenimiento al sujeto veo que en su pecho hay una placa con el nombre Marco escrito, por lo cual deduzco que ese será su nombre. El soldado me insulta y amenaza como intentando provocarme o avisarme, quien sabe lo que le pasa por la mente a ese sujeto que ahora parece haber perdido por completo la cordura. Aquél hombre empieza a andar por aquella pequeña sala sin apartar la mirada de mí, al igual que yo no aparto la mirada de él al no confiar ni un pelo en los desconocidos. La sala no tiene mucho, apenas unas camas, los cadáveres de los soldados que maté y algunas lámparas sobre una mesa llena de comida.

Ambos nos miramos atentamente, listos para actuar ante cualquier movimiento del otro, lo cual indica que la pelea ya ha empezado. En un veloz movimiento el revolucionario pega una patada a la mesa lanzando la comida hacia mí tratando de distraerme, algo que se podría decir que funciona a medias ya que para evitar dañarme los ojos con la comida me aparto. En ese momento en mi mente se forma la imagen de un tajo en forma de X dirigido a mi pecho por lo que sin dudarlo ni un solo instante creo una barrera justo frente a mí de forma que el ataque del sujeto no llega a impactar contra mí. Justo a continuación y sin darle tiempo al soldado para que reaccione saco dos yo-yos de mis bolsillos y los lanzo haciendo que de ellos salgan varias agujas dirigidas hacia el sujeto cubriendo su cara, cuello y parte del torso. Alguna de las agujas podría dar en un punto nervioso principal o incluso en una arteria o vena principal, provocando desde una parálisis parcial hasta la muerte.

Mi barrera había funcionado exitosamente deteniendo por completo el ataque del revolucionario que pareció molestarse con ello. Cuando llevé mis manos a los bolsillos el hombre saltó hacia atrás y cuando se dio cuenta de mis intenciones se cubrió el rostro, el cuello y parte del torso recibiendo las agujas en los brazos y algunos puntos del torso. El impacto de las agujas hace que grite de dolor y tenga el brazo izquierdo inutilizado ya que alguna de las agujas habrá pinzado un nervio importante. Uno de sus machetes cae al suelo mientras el revolucionario me mira aparentemente mosqueado por lo sucedido.

Permanecí en guardia y alerta al sujeto que me amenazó mientras me insultaba, algo que provocó un cambio inesperado de personalidad en mi interior, pasando a dominar la mentalidad de un mercenario que no dudaría de asesinar a su objetivo de ser necesario. El machete que le quedaba al revolucionario se envolvió en un aura roja mientras él se acercaba corriendo tratando de cortarme el cuello con dicha arma. El ataque era muy previsible por lo que me aparté a la derecha con un rápido movimiento de piernas y pude ver como aprovechando la inercia del golpe intentaba golpear mi entrepierna. No tenía tiempo para crear una barrera ni para esquivar así que lo único que pude hacer fue llevar velozmente mi brazo derecho envuelto en una barrera a la zona recibiendo el golpe de lleno en el antebrazo. La fuerza del impacto y de la explosión que acompañó el golpe me empujó hacia atrás varios metros, lo cual hizo que su tercer golpe no alcanzara mi cuerpo.

Mis ojos se volvieron fríos como el hielo y empezaba a cansarme de ese sujeto por lo que pensé que era hora de acabar con el combate de una vez por todas. Los yoyos ahora tenían una cuchilla a su alrededor mientras que mi brazo transmitía una descarga eléctrica a través del mismo para aumentar el daño causado por dichas armas. Sin mostrar sentimiento o intención empecé a mover los brazos haciendo que lo que en un principio parecían juguetes se movieran por toda la tienda a una gran velocidad hasta que uno de ellos se digirió directamente al cuello del bandido mientras que el otro seguía girando por toda la tienda en caso de que lograra esquivar el primero poder impactar en alguna parte de su cuerpo.

El enemigo era bastante hábil ya que logró bloquear mi primer yoyo con facilidad, y de no ser por la electricidad de hecho era más que probable que no pudiera reaccionar a tiempo por su siguiente movimiento y no lo habría desarmado. Tras eso se lanzó a por mí siendo alcanzado por mi segundo yoyo en la pierna y en las costillas haciendo un corte bastante serio y difícil de curar sin un especialista y buenos instrumentos. Pese a estar muriéndose desangrado el rebelde me mira con unos ojos siniestros mientras intenta provocarme amenazando con matar a mi madre setenta veces en el infierno. Al escuchar esas palabras mi mente da un tumbo y surge una mentalidad maligna y despiadada en mi interior que se abre paso como un incendio en un bosque seco, dejando a las demás sometidas ante su inmensa intensidad. Mi mirada se volvió más vacía que nunca, como si no tuviera ninguna emoción en mi cuerpo y lo único que supiese hacer fuese eliminar a la gentuza que se interpone en mi camino.

Tras ese pequeño discurso el criminal se quitó la parte de arriba de su ropa como pudo mostrando como tenía diez dinamitas atadas al cuerpo, algo que de seguro no acabaría bien para mí. Sin demora prendió tres de las dinamitas guardó una con su mano para evitar que detuviera la detonación, la cual de darse haría un daño devastador. El hombre se abalanzó sobre mí mientras la dinamita prendía por lo que o hacía algo o acababa muerto. Mientras el suicidad avanzaba yo creé un cubo a su alrededor sin dejar ningún hueco para que salga la onda expansiva y cuando ya pasó el peligro de morir por la onda expansiva me fui de aquella cabaña en silencio para continuar con mi misión.

Pese a que actué con velocidad y logré envolver al sujeto con mis barreras se me había olvidado un pequeño defecto de las mismas y es que el hombre no se movía lo suficientemente veloz como para que las barreras le causasen algún problema. Eso conllevó a que el sujeto lograra salir de la jaula que improvisé y la explosión se desató con fuerza y normalidad mandándome a volar atravesando la tienda de campaña causando algunas quemaduras importantes en algunas zonas de mi cuerpo y un dolor de espalda por el duro aterrizaje contra el suelo. Mi mente se enturbió aún más empeorando la crueldad y frialdad de mi actual personalidad mientras me levanto como buenamente puedo para mirar a mi alrededor y ver como de complicada es mi situación.

De las tiendas empezaron a salir más revolucionarios enfadados por la invasión y comenzaron a dar voces mientras aparecieron mi superior y el resto de la marina que estaba presente, preparados para una batalla campal. Miré con detenimiento analizando a todos y cada uno de los grupos revolucionarios para decidir a cual enfrentarme teniendo en cuenta mi actual condición. El grupo de los espadachines y león parecía ser el más adecuado pero la velocidad de los espadachines y el factor animal podrían ser un problema, el gyojin podría ser una mejor idea por la velocidad aunque su fuerza era un claro contra para mí. Finalmente quedaba el semigigante acompañado de tiradores, que por como llevaban sus armas eran aun novatos lo cual no implicaría mucho peligro para mí.

Tras meditar un rato guardé los yoyos y cogí mi enorme cruz apuntando al grupo de tiradores y semigigante con la parte más corta de la vertical de dicha cruz desde donde disparé un misil que de atinar con ellos probablemente mataría a los tiradores, el semigigante posiblemente lograra aguantar el impacto.

Mi misil había logrado impactar sobre los soldados que acabaron malheridos y se quedaron en el suelo quejándose de las heridas. Sin embargo pude ver como el semigigante logró apartarse a tiempo del camino del misil y estaba ileso, como si no hubiese estado siquiera cerca del lugar de la explosión. Algo me decía que las cosas se iban a poner feas ya que un semigigante puede ser un enemigo formidable sobre todo a corta distancia. Tras mirar con más detenimiento al enorme revolucionario me percato que se trata de Jack Neus, un criminal con 120 millones por su cabeza, algo que me otorgaría un gran impulso en mi escalada en la marina. Ese gigantesco ser caminaba hacia mí con un gesto serio lo cual solo significaba que las cosas realmente se pondrían serias.

Mientras tanto mis compañeros se enfrentan al resto y Neus se para a mi lado mirándome de forma seria antes de fruncir el ceño echando el puño atrás. En ese momento no necesitaba del mantra ni ningún otro medio de premonición para saber lo que iba a pasar. Cuando el gigante empezó a gritar sabía lo que iba a suceder por lo que me alejé lo máximo posible con un salto hacia atrás mientras usaba mi enorme cruz para tapar mi cuerpo entero ocultando mis movimientos al semigigante para preparar mi siguiente movimiento. Cogí uno de los misiles de la cruz y la introduje en el guante de mi mano derecha y me preparé para activar la tercera ranura del mismo.

Cuando finalmente aterricé vi que el comandante había acabado con el gyojin y mis compañeros iban ganando terreno por lo que no podía quedarme atrás y no acabar con mi enemigo. Con mi mano izquierda cogí uno de los yoyos y usé su primera forma de ataque lanzando agujas en un gran radio de acción mientras que con la otra mano apoyaba la cruz en mi hombro y disparé el misil directo a los pies del enorme gigante.

Al parecer al tal Jack le molestó que lograra esquivar su ataque, pero no por ello se distraji y me observó durante todo el tiempo que estaba planeando y llevando a cabo el contraataque. Con un puñetazo al aire bloqueó mis agujas al crear una especie de onda de choque mientras que para evitar el misil se alejó hacia atrás recibiendo solo quemaduras en las piernas que hicieron que hincara una rodilla en el suelo maldiciéndome por lo que podía escuchar. Tras eso se levantó y me miró frunciéndome el ceño. Al parecer ahora empezaba su nueva ofensiva, la cual al parecer era un golpe al estómago seguido de un golpe al aire que de seguro no era nada bueno para mí.

Ignoraba la situación a mi alrededor pero más me valía protegerme de al menos uno de esos ataques si no quería morir allí. Para detener el primer golpe interpuse mi brazo cibrog en la trayectoria del mismo mientras creaba una barrera entre mi brazo y mi cuerpo por si acaso la explosión supera los 100m/s. La fuerza del revolucionario y la explosión hicieron que saliera volando, pero antes de salir volando hice algo que me ayudaría y es que lancé la cadena de mi guante para que se enrollara en su brazo impidiendo que lo mueva sin que me diera cuenta. Para lidiar con la segunda amenaza que creía posible me moví hacia un lateral teniendo en cuenta la posición donde lanzó el golpe ya que si había algo de peligro seguramente iría en línea recta.

Teniendo al enemigo sujeto y una posición un poco más ventajosa disparé el misil de la mano directamente al pecho del criminal.

El gigantón empezó a avanzar hacia mí mientras yo le disparaba el misil al pecho. Cualquier persona normal moriría con ese movimiento al comerse inevitablemente el impacto del misil al dirigirse directamente hacia a el mismo. El grandullón al ver el misil colocó ambos brazos delante de su cuerpo recibiendo el impacto de lleno en ambos brazos, recibiendo más daños en el izquierdo que en el derecho que es donde estaba envuelta la cadena. Debido a la explosión el gigantón cayó, notando las quemaduras de los brazos. Tras eso el semigigante se levantó y empezó a correr a por mí y dijo que no podría escapar de él, momento en el que lanzó dos puñetazos directamente a mi torso. Casi sin pensarlo hice que la cadena se estirara más mientras apoyaba mis pies en el suelo para, tras activar mi técnica Hamadryas Force, lo cual me ayudó para saltar hacia atrás con mayor velocidad reduciendo el impacto a un roce contra torso musculado que redujo el impacto a unas costillas fracturadas y algunas quemaduras más sobre mi cuerpo.

Era hora de intentar poner fin a la pelea por lo que sin más recogí rápidamente la cadena que podría crear heridas en el brazo del gigante mientras corría en zigzag hasta colocarme a su costado y lanzar un golpe con las alas del dragón durmiente directamente al diafragma.

El semigigante parecía ser un rival difícil y bastante resistente ya que logró interponer su brazo izquierdo en mi ataque siendo cortado el mismo. El ser gritó de dolor cayendo al suelo y empezando a sangrar, algo que me beneficiaba en ese combate. Sin embargo era bastante resistente pues con un golpe en su herida detiene la hemorragia antes de rugir con fuerza y levantarse con un solo brazo y escupiendo sangre. De pronto el semigigante creció aún más que antes, algo que de seguro me acarrearía más problemas pues seguramente tuviese más fuerza que antes. Al ver eso mi mente se enturbió y mi personalidad cambió de pronto a la de un guerrillero, la cual vio perfectamente la forma de enfrentar a un enemigo de gran tamaño.

Cuando el revolucionario se abalanzó contra mí para golpear mi cabeza me moví velozmente hacia un lado esquivando el primer golpe sin perder una posición estable. Justo después vi como venía hacia mí tratando de alcanzar mi cuello pero lo que hice fue saltar rápidamente hacia el lado opuesto quedando en su punto ciego a costa de mi brazo izquierdo mientras activaba la segunda ranura del Gun Slot sacando una cuchilla de 45 cm que, tras activar el generador eléctrico de mi brazo usé para tratar de cortarle la cabeza a Jack de un solo golpe.

Tras eso aprovechó que la hoja se calentó debido a la electricidad y detuvo el sangrado de la misma manera que el ser al que se enfrentaba.

El revolucionario parecía contento de haberme amputado el brazo izquierdo y vio como me colocaba a su lateral para atacarle y al ver como iba a atacarle se movió hacia atrás evitando ser decapitado. El gigantón tomó un color negro como si fuese a hacerme un ataque bestial pero de pronto vi como un hilo de sangre brotaba de su garganta. Acto seguidoJack cayó de espaldas muerto con los ojos cerrados ya que mi cuchilla logró cortarle lo suficiente como para que muriera desangrado. El comandante me felicitó por la victoria y me dijo que teníamos que ir al sur que habían médicos y científicos esperando en una tienda de campaña. Tras un breve gesto de afirmación recogí mi brazo del suelo y comencé a caminar al lado de mis compañeros de batalla mirando de vez en cuando al gigantón con una expresión de duda en el rostro que llamó la atención de uno de ellos a lo que contesté

- Si quieres saber porque miro tanto al cadáver del criminal es porque quiero quedarme con su cráneo como premio.

Tras esas palabras todos seguimos marchando en silencio siguiendo al comandante hasta la posición de los médicos, algo que realmente me hacía falta.

Tras el largo viaje que nos separaba del campamento donde se encontraban los médicos y los científicos finalmente llegamos al lugar donde recibiría un tratamiento médico adecuado para mi brazo amputado, aunque probablemente no pudiesen reimplantármelo por lo menos evitarían que se infectara y acarreara peores consecuencias. Nada más llegar salieron varios médicos a recibirme mientras el comandante me dijo con una sonrisa en rostro que podría quedarme con la cabeza del semigigante si lo deseaba, algo que realmente me alegró por lo que le pedí a un compañero que sujetase bien al criminal dejando su cuello paralelo al suelo mientras yo activaba nuevamente la función número 2 de mi Gun Slot. Tras eso de un golpe seco le decapité y, tras hacer que la cuchilla se escondiese, recogí la cabeza del semigigante antes de seguir a los médicos.

Mientras los médicos trataban mis heridas llamé a uno de los científicos y le dije

¿Podrías hacerme dos favores? El primero es dejar solo el cráneo de esta cabeza, sin nada de tejido, solo los huesos. Y el segundo es que intentéis meter esta akuma en este arma.

Minetras decía eso sacaba de uno de mis bolsillos un trozo de akuma mientras que el arma la señalé con la mirada haciendo referencia a la especie de pulsera que había en mi brazo izquierdo, el cual yacía en una mesa cercana.

Me quedé en la tienda siendo atendido por los médicos que trataban mis heridas adquiridas durante la misión mientras el científico se llevó la cabeza a otra tienda junto a sus compañeros. Tras cerrarse la cortina parece que mi petición iba a tardar un poco, al mismo tiempo que entró el marine de bigote a decirme que lo había hecho bien y que era hora de volver a casa, algo que yo no podía hacer por motivos personales. Tras unos diez minutos en los que los médicos lograron curar mis heridas, en la tienda apareció un hombre de altura considerable y una melena azulada que claramente destacaba entre todos los presentes con parte del rostro cubierto por una mascarilla. Ese mismo sujeto me entregó el cráneo que pedí impecable y en un estado bastante bueno, algo que me alegró pues podría añadirlo a mi colección.

Poco después salió una humareda de la tienda donde estaban los científicos y éstos vinieron hacia mí para entregarme algo que llevaban entre las manos. Al parecer estaba todo listo por lo que guardé lo que me entregaron los científicos, cogí el cráneo y tras agradecer la atención de los médicos y la ayuda de los científicos me marché en busca de un barco para continuar con mi labor de marine.