Kiromaru

Exp: 0

Nivel: 1

Nombre: Kiromaru H. Sohma

Apodo: Kiro

Edad: 23

Sexo: Hombre

Raza: Humano

Rango/Empleo: Novato

Rango social: Bajo

Descripción estilo de lucha: Como todo el mundo sabe, el ki o flujo vital de energía se halla en todo ser vivo, sea animal o vegetal. Podríamos decir que es una corriente de energía que fluye por el interior de nuestro cuerpo manteniéndonos vivos y sanos, por ello la interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de los trastornos
físicos y psicológicos. Con entrenamiento, el ser humano es capaz de controlar y utilizar esa energía por ejemplo haciendo que varíe su velocidad de flujo, acumulándola en puntos concretos de nuestro cuerpo... Incluso los más experimentados pueden usarla para sanarse a sí mismos o a otras personas.
El Sen Ryoku es una arte marcial que se basa en la libre manipulación del ki. La verdad es que el origen de este estilo de lucha es un poco difuso, pero se dice que fue creado por un grupo de doce monjes que consiguieron desvelar todos los secretos del equilibrio y la vida. Estos prometieron no difundir lo que habían aprendido para evitar que se hiciera un mal uso de este poderoso arte, así que decidieron transmitir su sabiduría solo a la sangre de su sangre. Pero hasta los espíritus más fuertes pueden ser corrompidos y esta secreta técnica de lucha fue filtrada a otras personas. No obstante, solo aquellos de alma pura pueden controlarla, así que no hubo mucho revuelo.

-Nombre: Sen Ryoku

-Ejecución: Los usuarios del Sen Ryoku, al contrario a la mayoría de las otras artes marciales, basan su estilo de lucha en la agilidad y la velocidad. En batalla, un usuario de este arte marcial se centrará en esquivar y desviar los ataques del enemigo con el objetivo de encontrar el momento exacto en el que baje un poco su defensa  para desestabilizarle y, con la velocidad del rayo, oprimir los puntos de acupresión necesarios para causarle el mayor daño posible. Por ello, un artista marcial de Sen Ryoku permanecerá siempre pasivo y tranquilo en medio de la lucha y, usualmente, nunca dará el primer golpe  de la pelea.
El control de este poderoso estilo de lucha se basa en el dominio de dos amplios campos:
La manipulación del ki de tu enemigo: Un usuario del Sen Ryoku debe tener absoluta conciencia sobre el flujo de ki de su oponente. Así, puede golpear en los puntos de acupresión pues mediante su presión (valga la rebundancia) se puede manipular a su antojo dicha energía. Así, el Sen Ryoku puede usarse para matar de manera muy cruel y traumática
(haciendo que varios órganos internos revienten o fracturando huesos de un solo golpe). Un buen usuario puede incluso elegir el tiempo de duración de la inestabilidad del ki: puede matarte instantáneamente o tras varios minutos o incluso días. No obstante, el Sen Ryoku también sirve para estabilizar el ki, pudiendo sanar heridas de una forma similar a como lo haría un acupunturista.
La manipulación de tu propio ki: Gracias al dominio del flujo del ki que corre por su cuerpo, un usuario de esta técnica puede alterarlo para crear distintos "buffs". Por ejemplo, puede agilizar el flujo de ki, lo que le da por un tiempo una agilideza y hablididad mayor a la base. También puede estancarlo para aumentar un poco su fuerza y resistencia. Un buen artista marcial sabe combinar estos atributos sacando la mayor ventaja posible a su rival.

Descripción física: Kiro es un chico alto (1,77 m) y algo escuálido. No obstante, el continuo entrenamiento desde que era pequeño ha definido sus músculos y le han dado una buena fuerza y resistencia física.
Sus facciones más carácterísticas son su inmcaulado pelo blanco, heredado de su madre, y sus afiliados ojos de un rosa eléctrico, iguales a los de su padre. Su cara es algo ovalada y sus orejas, adornadas con sendos pendientes que se hizo principalmente porque su tía no le permitía agujerearse, son un poco élficas.
Kiro suele vestir de forma sencilla, usualmente con una camisa lisa y unos vaqueros desaliñados, nada muy ostentoso. Además, Kiro odia el calzado así que suele ir descalzo.
Anda un poco encorvado, pero lejos de parecer un viejo jorobado, sus ágiles y calculados movimientos le dotan de un porte grácil a la par de misterioso.
No obstante, si hay que destacar algo de la apariencia física de Kiromaru es su presencia. Es de esas personas que destacan, que te fijas en ellas en cuanto entran en la habitación en la que estás y sin saber por qué no puedes dejar de mirarlas de reojo, esperando que se dignen a posar los ojos sobre los tuyos para inmediatamente apartarlos de esa intensa mirada.

Alineamiento: Caótico bueno.

Descripción psicológica: Kiromaru puede parecer a primeras una persona callada y fría. Puede ser que la dureza de los sucesos que han ateñido su vida hayan creado una coraza artificial en torno a su ser, una pose desconfiada que dar como carta de presentación a los extraños.
Sin embargo, una vez le conoces Kiro es totalmente distinto. Es una persona cándida y abierta cuya cualidad más preciada es la de escuchar y dar consejos... Bueno, en realidad esto no es del todo cierto ya que Kiromaru no siempre escucha. No es extraño encontrártelo pensando en las musarañas, y tampoco es inusual que en medio de una conversación te frene en seco y suelte un: "¿Por qué " separado " se escribe todo junto y " todo junto" se escribe separado? "
Pero como decía, Kiro no es un mal conversador. Tiene buenas ideas y suele decir cosas interesantes (a pesar de soltar alguna burrada de vez en cuando). No obstante, es una persona directa que dice lo que piensa sin tapujos, pudiendo ofender a alguien sin quererlo.
Es un poco cabezota y le gusta mucho tener la razón. Tanto que defenderá sus ideales hasta puntos insostenibles, y si por algún milagro consigues hacerle entender que está equivocado, se hará el longuis y te dirá algo como "ya lo sabía" o "sólo te estaba poniendo a prueba".
Amigo de sus amigos, Kiro no dudará en hacer lo imposible por ellos, muchas veces incluso poniendo esos intereses por encima de los suyos. Esto hace que muchas veces peque de ingenuo y acabe ayudando a quien no debe o convirtiéndose en el peón de alguien.
Kiromaru es un poco guarrete y sus modales dejan bastante que desear sin embargo tiene un nosequé en sus movimientos y su forma de estar que hacen de eso una cualidad adorable en él. No sé si esto último tiene mucho sentido, pero supongo que es algo que sólo percibes cuando estás con él.

Gustos: Kiromaru es un gran amante de la bebida. De hecho, empezó a beber muy joven, en la taberna de su tía cuando ella no miraba. Gracias al entrenamiento ofrecido por los borrachos que frecuentaban el local, Kiromaru se convirtió en un bebedor nato y actualmente le encanta beber. No obstante, ha bebido tanto durante ese periodo de su vida que ahora necesita beberse una bañera llena de alcohol (cosa que le encantaría) para notar sus efectos. De hecho, no es ningún secreto que una de las cosas que más echó de menos en prisión fue el alcohol.
Otra de las cosas que más le gusta a Kiro es notar la tierra bajo sus desnudos pies, inspirar hondo y contemplar el hermoso paisaje que nos ofrece la madre naturaleza. Si pasa mucho alejado de ella, Kiro empieza a comportarse de forma extraña y a hacer más estupideces de lo habitual, pues el aire puro es lo único que puede aclarar sus ideas y despejar su mente.
La noche es otra de sus pasiones. Siente la oscuridad envolvente como un abrigo que le protege de las malas miradas, permitiéndole hacer lo que le venga en gana, sin limitaciones. Además, la calma y el silencio que solo la noche puede transmitir resuenan con fuerza en el alma de Kiro, poniéndole en sintonía con el mundo que tanto aprecia.
Entrenar también le encanta a Kiro. Ponerse metas y superarlas es una de las cosas que más placer le produce, igualmente que hacerse más fuerte poco a poco, cosa que solo se consigue con entrenamiento.
Pero por encima de todo Kiro ama la música. No le hace ascos a ningún género musical, pero el prefiere las melodías calmadas. Sentir las cuerdas de su guitarra bailando por sus dedos es como una droga para él y solo tocando melodías Kiromaru puede comunicar su ser interior a los demás.

Desagrados: La verdad es que creo que no hace mucha falta ponerlo aquí, pero Kiromaru odia sobre toda las cosas a los Tenryubitos. El sueño de su vida es destronarlos del poder y enviarlos a todos al otro barrio, donde deben estar por todas las injusticias que han cometido sin castigo. La marina, al ser el arma de contención que usa la nobleza para controlar a la sociedad, merece el mismo destino final.
Otra cosa que le desagrada a Kiro son los berry. Comprende que en esta sociedad son necesarios para vivir, pues nadie te va a dar cosas por tu cara bonita, pero él sueña con un mundo en el que el dinero no exista y nadie lo eche en falta, es decir, una sociedad en la que los berry no sean la base, sino el trabajo y la ayuda mutua.
Kiromaru es un poco claustrofóbico y odia los lugares cerrados. Cuando le metes en una habitación muy pequeña siente que las paredes se le echan encima y se agobia con facilidad. Esta fue una de las cosas que peor llevó durante su estancia en la estrecha celda del nivel 1 de Impel Down.
La colonia le desagrada terriblemente. Puede que sea porque el sabor de los potingues de la cara del asesino de sus padres se le haya quedado grabado de por vida en la mente. Por ello, a Kiro le gusta que las personas huelan a su esencia natural, no que camuflen ese olor con cosméticos.
Finalmente, otra de las cosas que más odia Kiro es llevar calzado. Los zapatos le aprisionan los pies y no le dejan moverse con libertad. Ver a Kiromaru andar con zapatos es algo parecido a ver a un gato andando con calcetines por el suelo del salón de casa. Además, sentir el suelo bajo sus pies desnudo es una gran sensación para él.

Habilidades: Kiromaru es un excelente cocinero. Él se ocupaba de preparar la comida en la taberna de su tía y todos esos años de práctica hicieron de Kiro un excelente cocinero, por no decir que se siente muy cómodo entre los fogones.
Otra de las habilidades de Kiro es que es muy ágil. Ya desde pequeño correteaba por ahí a una velocidad de vértigo y se subía por los árboles cual mono. El duro entrenamiento al que se ha sometido a lo largo de su vida ha conseguido explotar su habilidad y ahora Kiromaru es de las personas más rápidas y ágiles.
Mantener la calma es otra de sus habilidades. La meditación ha conseguido pulir su alma y actualmente Kiromaru es capaz de mantenerse sereno ante las situaciones más adversas.
Por último pero no menos importante, Kiromaru posee una vista de lince. Por ello, cuando Kiro encuentra a su presa es muy difícil escapar de él ya que, incluso aunque esté camuflada, sus infalibles ojos no perderán la pista.

Torpezas: Kiromaru tiene un pésimo sentido de la orientación, llegando al punto de perderse incluso en caminos rectos o cuando alguien lo está guiando.  
Otro de los fallos de Kiromaru es que no es nada sigiloso. No es que sea torpe ni nada por el estilo pero no puede evitar cometer errores de espía novato, como hablar a voz en grito cuando está escondido a un palmo de la víctima. Además, los escondites que elige para no ser visto... Bueno, digamos que dejan mucho que desear. Por ello, Kiro prefiere ir siempre de frente y no ocultarse.
Seguro que si le preguntases a Kiro te diría que es una virtud, pero lo cierto es que es una persona demasiado directa. Es cierto que es preferible a ser un hipócrita que no dice lo que piensa, pero se pueden decir las cosas de mil formas y Kiro eligirá sin duda la menos delicada.
Kiro suele estar en las nubes. Le gusta evadirse de la realidad y quedarse en su mundo con su otro yo sumido en sus pensamientos. En realidad esto no tiene nada de malo, lo que si es una torpeza son los momentos en los que decide quedarse embobado. Igual se queda en su mundillo a mitad de un entrenamiento o una conversación y, te lo aseguro, es bastante difícil hacerle volver a la realidad.

Profesiones: Principal- Luchador
Secundarias- Músico/ Cocinero (solo dos con el objetivo de una especialización en la principal)

Armas: De momento ninguna.

Historia: No recuerdo mucho a mamá y a papá. Me acuerdo que vivíamos los tres juntos en una casa modesta apartada de la ciudad y solo bajábamos a la metrópolis cuando era necesario. Era un crío, así que no le daba muchas vueltas a la elección de mis padres de haberse apartado de la sociedad; en ese entonces me sobraba vivir rodeado de naturaleza y jugar con ellos. Era feliz y eso me sobraba y bastaba. Sin embargo ahora lo pienso y tiene todo el sentido del mundo, tanto papá como mamá estaban escondiéndose de alguien muy poderoso. Pese a no recordar muy bien esta etapa de mi vida, esa fatídica noche nunca se borrará de mi memoria...
Estábamos los tres comiendo en frente del fuego cuando una legión de marines echaron la puerta abajo. De entre la multitud de uniformados salió un hombre con peinado extraño y porte de noble, sacó una pistola de lo más extravagante y, sin decir media palabra, disparó a mamá en la frente. Papá se abalanzó sobre él pero la oleada de marines le apresó y como premio recibió otro disparo del tenryubito. Acto seguido se acerco a mí, me levantó del suelo cogido por el cuello de la camiseta y me dijo: "Tus padres han muerto por irse de la lengua, ABSOLUTAMENTE NADIE traiciona a un noble sin recibir las consecuencias." Cegado por la ira me abalancé sobre él y le mordí la mejilla, arrancándole un cacho de su fea cara. El noble me lanzó brutalmente al suelo y después dijo: "Está muerto". Acto seguido salió de la casa seguido por su séquito marine, dejándome aturdido en el suelo, entre los cuerpos inertes de mamá y papá.

Huérfano a los cinco años fui acogido por la hermana de mi madre. Mi tía, lejos de ser como mamá, era un mujer corpulenta, medio calva y con el peor genio que una persona puede ostentar. Por ello nunca se casó ni tuvo hijos, así que dedicó su vida en regentar una taberna pequeña y cutre que olía tan mal como mi propia tía. Nunca averigüé si ella olía así por culpa de la taberna o si la taberna olía así por culpa de ella.
La verdad es que los siguientes años transcurrieron sin pena ni gloria; me limitaba a servir copas a los clientes y a aguantar sus descarados insultos y exigencias. No obstante, el fuego de la venganza seguía ardiendo en mi interior. Cada día me repetía lo mismo: mataré a ese noble, mataré a ese noble, mataré a ese noble... Por ello, a la edad de 10 años aproximadamente empecé a entrenarme diariamente. No os penséis que me convertí en una máquina de matar como ocurre en los mangas, pero salir a correr por ahí y aporrear los sacos de harina del sótano de la taberna cual boxeador empedernido saciaban mi frustración y me mantenían en buena forma.
A la edad de 16 años la rutina de servir copas y entrenamiento se truncó. Estaba yo limpiando la barra a la vez que aguantaba uno de los típicos sermones de mi tía cuando de repente la taberna se llenó de marines. Putos marines, solo son los sucios perros de los tenryubitos que hacen el trabajo sucio alegando defender el orden del mundo... Los odio casi tanto como a los nobles... ¡Enviaré a todos a las mismísimas entrañas del infierno! Ejem, perdón, estoy desvariando. Como decía, los marines ocuparon el local y, el que parecía tener más rango arrestó a mi tía por nosequé trapicheos con unos piratas. Es cierto que mi tía no era santo de mi devoción pero me había cuidado estos once años y eso, junto con la rabia que me dan los sucios marines, me impulsó a hacer una tontería tan grande como la de propinarle la patada a la entrepierna de su vida al marine que apresaba a mi tía. Os podéis imaginar que esa brillante idea no ayudó ni a mi tía ni a mí.
De ella, la verdad es que no supe nada más desde ese día. A mí se me cayó el alma a los pies cuando me sentenciaron nada más y nada menos que al nivel 1 de Impel Down. Quien podría pensar que un marine de tan alto rango había ido a arrestar a una tabernera..

Compartía celda con un pirata chalado más viejo que la moda de andar caminando. Me dijo que había ido a parar allí porque tuvo un romance con la hija de un tenryubito y su padre al enterarse le mandó derecho aquí. Bueno esto no es muy relevante en mi historia, lo que si importa es lo que hizo durante su estancia en esta inmensa prisión. El viejete construyó un túnel que comunicaba nuestra celda con un nivel secreto de Impel Down, el 3.5 creo recordar... El viejo me contó que antiguamente este nivel había servido de refugio para una gran mayoría de presos revolucionarios. En esos momentos el sitio estaba desierto. Bueno, no del todo pues allí se hallaba la persona más importante que he conocido en mi vida: Kenichi-sensei.
Nada más verme y por razones que nunca me desveló, Kenichi me acogió en su seno y decidió instruirme en la poderosa y antigua arte marcial Sen Ryoku. A pesar de su seriedad y rudeza, con los años aprendí a quererle como un padre y a respetarle como mi maestro. Los entrenamientos de aprendizaje del estilo de lucha Sen Ryoku no fueron ningún camino de rosas pues solo los más disciplinados consiguen dominarlo en su totalidad (a parte de que a Kenichi-sensei no le servía nada más que la perfección a la hora de dar por buenos mis movimientos).
Siete años han sido necesarios para aprender únicamente las bases de este arte marcial.
El día de hoy se cumple mi condena y vuelvo a ser libre. Es hora de romper las reglas y liberar a las masas del corrupto sistema establecido. Además, tengo una increíble sed de venganza que solo podrá ser saciada con la sangre de los marines y nobles que se crucen en mi camino.

Mar de origen: Parte final del Paraíso.

Pertenencias iniciales: Acaba de salir de prisión, así que únicamente una camisa muy desgastada y unos tejanos que no se quedan atrás.

Botín de partidas: -

Sueños: Encontrar al Tenryubito marcado por una cicatriz en la cara que mató a mis padres y hacerle sufrir hasta el fin de sus días. Liberar al pueblo del corrupto sistema controlado por el Gobierno Mundial y matar a todos sus líderes.