S.S
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hace ya un par de semanas que había comenzado por fin a trabajar en la Isla Conomi , situada en el East Blue, siendo esto para mí un gran paso en mi vida, ya que por una vez era libre para tomar algunas decisiones y así podía supervisar el estado de esta pacifica ciudad sin que se me usase como en tiempo antaño. No había mucho que hacer la verdad, pero tampoco es que me sintiera incomoda con esto. Solo tenía que esperar hasta el día que algo pasase y actuar como se debe. Por ello, en todo momento, siempre busco el cómo mejorar, aunque fuese lo más mínimo y pasar los días como una simple jornada, procurando mantener siempre el orden y evitar que ocurra cualquier atentado terrorista o robo innecesario- “Que buena soy”-.No me faltaba ego. De no ser así ya me hubiese venido abajo en cualquier momento.
Como aún me encontraba en mi periodo de adaptación a veces se me encomendaba diferentes misiones o pruebas para valorar mi estado y aptitudes, siendo esta una de esas veces. Tenía que dirigirme a la isla del Sokudan con un miembro del CP de mayor rango para ver el estado de estos monjes y valorar su relación con el gobierno, ya que se me comentó que varios miembros pertenecientes a esta orden había llegado a puestos altos en la escala de poderío, siendo uno de ellos el famoso y con las cosas en su sitio “Lion D. Karl”- “Aunque no sea uno de mis superiores espero que algún día me mandé una orden. Estaré encantada de llevarlo a cabo”-. Sin perder más el tiempo en tonterías mentales recogí mis cosas y me dirigí hacia el barco del gobierno, el cual me vino a buscar expresamente para irnos a esa isla y ya de camino luego pasar por la oficina central para que les dijese como me está yendo las cosas.
La travesía duró nada más que un par de horas, tampoco es que fuesen lentos los barcos de hoy en día. No se me hizo tardío, y es más, tuve tiempo para conectar y establecer una relación muy afectiva con mi gran y querido amado bollo de chocolate y canela para luego separarnos sin posibilidad de volvernos a ver. Pero a lo que iba. Tras todo esto conseguimos llegar pero, como se me había comentado, la isla no tenía una accesibilidad muy sencilla por esos acantilados. Es por ello que el miembro del CP que me acompañaba me pidió que me dejase coger para momentos después emplear una habilidad del rokushiki conocida como Geppou, con la que conseguimos llegar hasta la superficie de la isla tras amarrar el barco en su sitio para evitar posibles problemas secundarios. Yo podía haber empleado también dicha técnica, pero aún estaba en espera de que se me diese permiso para su uso. No podía ir en contra de las normas.
Nada más aterrizar mi acompañante saco un Den Den mushi y comenzó a establecer una llamada, seguramente con los monjes de la isla o sus superiores, a saber. No podíamos hacer más. Era cuestión de esperar a que se nos concediese permiso para pasar o mantenernos en el sitio hasta que vinieran a buscarnos. Ambas opciones eran correctas, y yo no tenía problema alguno, tan solo que este momento sirva de algo y no sea una pérdida de tiempo.- “Si tan solo pudiera decir algunas palabras podríamos hablar de esas tonterías típicas que todo el mundo comenta en estos momentos: Que buen tiempo hace….O algo por el estilo”-.
Como aún me encontraba en mi periodo de adaptación a veces se me encomendaba diferentes misiones o pruebas para valorar mi estado y aptitudes, siendo esta una de esas veces. Tenía que dirigirme a la isla del Sokudan con un miembro del CP de mayor rango para ver el estado de estos monjes y valorar su relación con el gobierno, ya que se me comentó que varios miembros pertenecientes a esta orden había llegado a puestos altos en la escala de poderío, siendo uno de ellos el famoso y con las cosas en su sitio “Lion D. Karl”- “Aunque no sea uno de mis superiores espero que algún día me mandé una orden. Estaré encantada de llevarlo a cabo”-. Sin perder más el tiempo en tonterías mentales recogí mis cosas y me dirigí hacia el barco del gobierno, el cual me vino a buscar expresamente para irnos a esa isla y ya de camino luego pasar por la oficina central para que les dijese como me está yendo las cosas.
La travesía duró nada más que un par de horas, tampoco es que fuesen lentos los barcos de hoy en día. No se me hizo tardío, y es más, tuve tiempo para conectar y establecer una relación muy afectiva con mi gran y querido amado bollo de chocolate y canela para luego separarnos sin posibilidad de volvernos a ver. Pero a lo que iba. Tras todo esto conseguimos llegar pero, como se me había comentado, la isla no tenía una accesibilidad muy sencilla por esos acantilados. Es por ello que el miembro del CP que me acompañaba me pidió que me dejase coger para momentos después emplear una habilidad del rokushiki conocida como Geppou, con la que conseguimos llegar hasta la superficie de la isla tras amarrar el barco en su sitio para evitar posibles problemas secundarios. Yo podía haber empleado también dicha técnica, pero aún estaba en espera de que se me diese permiso para su uso. No podía ir en contra de las normas.
Nada más aterrizar mi acompañante saco un Den Den mushi y comenzó a establecer una llamada, seguramente con los monjes de la isla o sus superiores, a saber. No podíamos hacer más. Era cuestión de esperar a que se nos concediese permiso para pasar o mantenernos en el sitio hasta que vinieran a buscarnos. Ambas opciones eran correctas, y yo no tenía problema alguno, tan solo que este momento sirva de algo y no sea una pérdida de tiempo.- “Si tan solo pudiera decir algunas palabras podríamos hablar de esas tonterías típicas que todo el mundo comenta en estos momentos: Que buen tiempo hace….O algo por el estilo”-.
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