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Era de noche y la lluvia empezaba a caer sobre aquel barco de turistas, por lo que todos se tuvieron que refugiar en el comedor para no mojar sus caros trajes o vestidos. Las personas eran gente de dinero que se dirigía a Sicilia por negocios o para jugar en los famosos casinos que tiene la isla. Lo que se escuchaba en ese salón era a las personas maldiciendo al tiempo y las llamas para avisar de que estaban a punto de llegar. Yo también me encontraba en aquel barco, me habían dicho que en Sicilia aprendería como moverse por las calles llenas de gente peligrosa y fijarme en toda la gente que pase por mi lado.
-Nos quedan cinco minutos para llegar a puerto- empezó a hablar el capitán por megafonía-. Podéis empezar a coger las cosas que necesitéis, después no podréis volver a entrar hasta el mañana a primera hora. Gracias.- Tras decir aquello me levante de la silla y me dirigí a mi camarote para poder ponerme una americana y una falda, ambas negras, también me pondría unas ya que tendría que caminar mucho. Todavía no me acostumbraba a los tacones.
Una vez nos dejaron salir, empecé a caminar por aquellas calles abarrotadas de gente y de aquellos edificios gigantescos llenos de luces. Algo que me llamo la atención fue esas maquinas con la que la gente se transportaban, nunca había visto algo así. Era la hora de cenar y no había comido desde hace horas, así que empecé a buscar un restaurante entre tantos locales. Habían policías en todas las calles vigilando las calles por si ocurría cualquier cosa, aunque lo más seguro es que fuesen corruptos y harían ‘la vista gorda’.
Al pasar por una panadería, pude ver como dos chico tiraban al suelo a un pastelero mientras lo amenazaban y el hombre escuchaba ya que no podía hacer nada más. La gente que caminaba al lado de ellos pasaban de largo como si con ellos no fuese la cosa, claro no se querían meter en líos con la mafia y acabar peor que aquel hombre. De repente se escuchó un fuerte pitido que era la policía.
-Esto es para que aprendas cuando debes de pagar- grito uno de ellos mientras empezaban a correr. Cuando llego el policía y vi que el pastelero estaba protegido empecé a caminar de nuevo.
-Nos quedan cinco minutos para llegar a puerto- empezó a hablar el capitán por megafonía-. Podéis empezar a coger las cosas que necesitéis, después no podréis volver a entrar hasta el mañana a primera hora. Gracias.- Tras decir aquello me levante de la silla y me dirigí a mi camarote para poder ponerme una americana y una falda, ambas negras, también me pondría unas ya que tendría que caminar mucho. Todavía no me acostumbraba a los tacones.
Una vez nos dejaron salir, empecé a caminar por aquellas calles abarrotadas de gente y de aquellos edificios gigantescos llenos de luces. Algo que me llamo la atención fue esas maquinas con la que la gente se transportaban, nunca había visto algo así. Era la hora de cenar y no había comido desde hace horas, así que empecé a buscar un restaurante entre tantos locales. Habían policías en todas las calles vigilando las calles por si ocurría cualquier cosa, aunque lo más seguro es que fuesen corruptos y harían ‘la vista gorda’.
Al pasar por una panadería, pude ver como dos chico tiraban al suelo a un pastelero mientras lo amenazaban y el hombre escuchaba ya que no podía hacer nada más. La gente que caminaba al lado de ellos pasaban de largo como si con ellos no fuese la cosa, claro no se querían meter en líos con la mafia y acabar peor que aquel hombre. De repente se escuchó un fuerte pitido que era la policía.
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El barco de turistas en el que navegaba surcaba el mar bajo la oscuridad de la noche mientras yo tranquilamente paseaba por la proa para ver la luna y las estrellas, ya que al llegar a mi destino dudo que pudiera volver a verlas. Sicilia, un lugar donde ricos vienen a gastarse su dinero en casinos, donde la maldad triunfa sobre la ley, donde se encontraban unas obras tecnológicas increíbles, estaría ansioso si no fuera porque la industrialización y la mafia han destruido aquel lugar. Comenzó a llover mientras estaba pensando en lo difícil que sería moverme por Sicilia, así que no tuve de otra que salir corriendo a cubrirme. La mayoría de señores y señoras ricos fueron al comedor, pero yo fui directo a mi camarote ya que el capitán avisó de que embarcaríamos en 5 minutos.
-Menudo fastidio, encima de que una nube de humo va a rodear la isla se pone a llover. Bueno, lo tomaré como un ejercicio de resistencia. Eso fue lo que pensé. Cogí mis guantes, una chaqueta azul de manga larga , una camiseta negra, unos pantalones y unas zapatillas y me dispuse a salir del barco, ya que justo habíamos atracado. Al salir, el humo me llenó los pulmones, sintiendo una sensación de asco y mareo al principio, aunque en un par de minutos ya estaba mejor. Ante mí, infinidad de maquinas, edificios y fábricas se levantaba. Estaba asombrado de la altura y avance tecnológico de este lugar, pero ese no era el propósito de mi viaje, si no entrenar. ¿Que mejor que actuar como si fuera un cazarrecompensas o buscar a alguien para entrenar? Bueno, ya se verá conforme llegue el momento. Comencé a caminar sin un rumbo marcado, simplemente explorar la isla cuando me topé con un par de matones, pegandole la paliza de su vida. Estaba a punto de lanzarme a defender a aquel hombre cuando recordé que la mafia aquí tendría ojos por todos lados, así que decidí a esperar a que la policía hiciera algo para parar aquel espectáculo de golpes. Como por un milagro, el ruido de la policía se oía de fondo, acercándose cada vez más hasta que esos malditos huyeron
-Maldita sea, si os pillara sin nadie más cerca os ibais a enterar malditos... mascullé muy débilmente para que nadie me oyera. Estuve a punto de respirar hondo para calmarme, pero probablemente eso me hubiera matado así que... mejor seguir adelante y ya. Avance entre la multitud, entre ella una chica resaltaba entre el resto, una chica con una americana y una falda que se había quedado mirando también hasta que llegó la policía ''¿Y quien no lo hubiera hecho?'' Ese hombre se libró por los pelos de la muerte. Decidí no darle demasiada atención y seguir adelante, no se por que aquella chica me llamó tanto la atención, algo me parecía... raro. Continué un poco más andando y me encontré con los mismo en cada esquina, mafia patrullando y cobrando, policía corrupta aceptando dinero, estaba en una isla totalmente sin ley, aunque esto me ayudaba a aprender a controlar un poco más mis sentimientos y a no dejarme llevar tanto por ellos, en cada sitio donde miraba era gente enferma, palizas, corrupción, etc. Cansado de ver aquel panorama, entré en una taberna cercana y me senté en la barra para tomar un refresco y tomar un descanso de aquel sitio.
-Menudo fastidio, encima de que una nube de humo va a rodear la isla se pone a llover. Bueno, lo tomaré como un ejercicio de resistencia. Eso fue lo que pensé. Cogí mis guantes, una chaqueta azul de manga larga , una camiseta negra, unos pantalones y unas zapatillas y me dispuse a salir del barco, ya que justo habíamos atracado. Al salir, el humo me llenó los pulmones, sintiendo una sensación de asco y mareo al principio, aunque en un par de minutos ya estaba mejor. Ante mí, infinidad de maquinas, edificios y fábricas se levantaba. Estaba asombrado de la altura y avance tecnológico de este lugar, pero ese no era el propósito de mi viaje, si no entrenar. ¿Que mejor que actuar como si fuera un cazarrecompensas o buscar a alguien para entrenar? Bueno, ya se verá conforme llegue el momento. Comencé a caminar sin un rumbo marcado, simplemente explorar la isla cuando me topé con un par de matones, pegandole la paliza de su vida. Estaba a punto de lanzarme a defender a aquel hombre cuando recordé que la mafia aquí tendría ojos por todos lados, así que decidí a esperar a que la policía hiciera algo para parar aquel espectáculo de golpes. Como por un milagro, el ruido de la policía se oía de fondo, acercándose cada vez más hasta que esos malditos huyeron
-Maldita sea, si os pillara sin nadie más cerca os ibais a enterar malditos... mascullé muy débilmente para que nadie me oyera. Estuve a punto de respirar hondo para calmarme, pero probablemente eso me hubiera matado así que... mejor seguir adelante y ya. Avance entre la multitud, entre ella una chica resaltaba entre el resto, una chica con una americana y una falda que se había quedado mirando también hasta que llegó la policía ''¿Y quien no lo hubiera hecho?'' Ese hombre se libró por los pelos de la muerte. Decidí no darle demasiada atención y seguir adelante, no se por que aquella chica me llamó tanto la atención, algo me parecía... raro. Continué un poco más andando y me encontré con los mismo en cada esquina, mafia patrullando y cobrando, policía corrupta aceptando dinero, estaba en una isla totalmente sin ley, aunque esto me ayudaba a aprender a controlar un poco más mis sentimientos y a no dejarme llevar tanto por ellos, en cada sitio donde miraba era gente enferma, palizas, corrupción, etc. Cansado de ver aquel panorama, entré en una taberna cercana y me senté en la barra para tomar un refresco y tomar un descanso de aquel sitio.
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Tras terminar de ver ese acto vandálico, seguí caminando en busca de un lugar para cenar. En la calle la gente se chocaba ya que no había espacio por el que caminar, los niños se hacían paso entre los mayores y aprovechaban el roce que había para meter las manos en los bolsos y conseguir un poco de dinero. Otra cosa que pude ver mientras caminaba, era la cantidad de personas haciendo apuestas ilegales con los ricos.
Ya que no encontraba ningún lugar para poder cenar, entre en lo que parecía ser una taberna donde entraba bastante gente. Nada más entrar se podía ver que la gente era de dinero, nunca había entrado en un bar tan elegante, en los normales solo están piratas borrachos, pero en este la gente hablaba sin llamar la atención y sin gritar. Las paredes eran rojas decoradas con preciosos cuadros, en la barra de roble se encontraba un hombre con lo que parecía ser un refresco y al final del todo había una puerta con un cartel ‘Restaurante’. Al parecer había entrado en un buen lugar.
Tras pasar todo el bar y abrir la puerta del restaurante, se podía notar la diferencia de gente. Las mesas estaban llenas, rodeando lo que parecía ser un escenario en forma circular. Un empleado se acercó:
-Señorita ¿Mesa para uno?- a lo que yo hice un leve gesto con la cabeza- por favor, sígame.
Empecé a caminar entre las mesas, la gente estaba ansiosa por la llegada del artista invitado. Cena con espectáculo, ¿qué más se pude pedir? El chico extendió su brazo para indicarme mi mesa decorada con una vela en un vaso, de pronto las luces se apagaron, y lo único a lo que iluminaban era al escenario, la gente empezó a aplaudir mientras un hombre alto y con una guitarra se disponía a cantar.
Ya que no encontraba ningún lugar para poder cenar, entre en lo que parecía ser una taberna donde entraba bastante gente. Nada más entrar se podía ver que la gente era de dinero, nunca había entrado en un bar tan elegante, en los normales solo están piratas borrachos, pero en este la gente hablaba sin llamar la atención y sin gritar. Las paredes eran rojas decoradas con preciosos cuadros, en la barra de roble se encontraba un hombre con lo que parecía ser un refresco y al final del todo había una puerta con un cartel ‘Restaurante’. Al parecer había entrado en un buen lugar.
Tras pasar todo el bar y abrir la puerta del restaurante, se podía notar la diferencia de gente. Las mesas estaban llenas, rodeando lo que parecía ser un escenario en forma circular. Un empleado se acercó:
-Señorita ¿Mesa para uno?- a lo que yo hice un leve gesto con la cabeza- por favor, sígame.
Empecé a caminar entre las mesas, la gente estaba ansiosa por la llegada del artista invitado. Cena con espectáculo, ¿qué más se pude pedir? El chico extendió su brazo para indicarme mi mesa decorada con una vela en un vaso, de pronto las luces se apagaron, y lo único a lo que iluminaban era al escenario, la gente empezó a aplaudir mientras un hombre alto y con una guitarra se disponía a cantar.
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No me fijé muy bien la verdad, pero lo que yo veía como una taberna resultó terminar siendo un restaurante, algo malo porque solo llevaba encima 1000 berries que me dejaron para este viaje. Un hombre me dijo que si necesitaba una mesa
-S... sí, supongo... respondí algo avergonzado. Aquel lugar imponía mucho, gente rica por todos lados, paredes decoradas y un escenario justo en el centro, acompañado de focos. Me señalaron mi mesa y fui andando solo, lo que me pareció injusto, porque a una chica que estaba cerca la acompañaron, asegurando que no se perdiese, pero ¿yo? Estuve 2 minutos como un bobo andando, como si supiera donde estaba mi mesa, al final me senté en una mesa vacía cerca de donde guiaron a la chica, supongo que no le molestaría a nadie, pareciera que no estuviera reservada así que, ¿por qué no? Mientras esperaba para que me trajeran la carta y rezaba para que no estuviera todo muy caro, pude fijarme en la gente de alrededor, gente adinerada con grandes galas, abrigos hechos de piel, grandes joyas, y mucho dinero, menos por una persona, la chica que vi antes.
En el escenario, apareció un hombre con una guitarra, tocando una canción maravillosa, me quedé sin palabras y con la mente en blanco, solo pensaba en disfrutar aquella música. Hacia la mitad de la canción mas o menos, me entregaron la carta y observé que lo más barato costaba unos... ¡700 berries! ¡Y encima era un menú infantil! Bueno... supongo que es lo que hay. Se lo dije al camarero, a lo que el me miró con gesto de superioridad, suspiró y se marchó. Pude ver como la chica también miraba el espectáculo ''está claro que ella no es de aquí, ¿cuales habrán sido sus motivos de venir? Quizás debería preguntarle'' justo entonces una gran ola de aplausos llenó la sala, una ola ensordecedora que no me dejaba oír ni mis propios pensamientos. Aunque yo me manejaba más o menos bien con la guitarra, tenía miedo de tocar delante de alguien y encima no tengo ni guitarra propia, cuando practicaba lo hacía con la de mi padre. La ola de aplausos acabó y me sirvieron mi comida, la cual comí con mucho gusto, aunque el camarero mi mirara bastante... mal.
-S... sí, supongo... respondí algo avergonzado. Aquel lugar imponía mucho, gente rica por todos lados, paredes decoradas y un escenario justo en el centro, acompañado de focos. Me señalaron mi mesa y fui andando solo, lo que me pareció injusto, porque a una chica que estaba cerca la acompañaron, asegurando que no se perdiese, pero ¿yo? Estuve 2 minutos como un bobo andando, como si supiera donde estaba mi mesa, al final me senté en una mesa vacía cerca de donde guiaron a la chica, supongo que no le molestaría a nadie, pareciera que no estuviera reservada así que, ¿por qué no? Mientras esperaba para que me trajeran la carta y rezaba para que no estuviera todo muy caro, pude fijarme en la gente de alrededor, gente adinerada con grandes galas, abrigos hechos de piel, grandes joyas, y mucho dinero, menos por una persona, la chica que vi antes.
En el escenario, apareció un hombre con una guitarra, tocando una canción maravillosa, me quedé sin palabras y con la mente en blanco, solo pensaba en disfrutar aquella música. Hacia la mitad de la canción mas o menos, me entregaron la carta y observé que lo más barato costaba unos... ¡700 berries! ¡Y encima era un menú infantil! Bueno... supongo que es lo que hay. Se lo dije al camarero, a lo que el me miró con gesto de superioridad, suspiró y se marchó. Pude ver como la chica también miraba el espectáculo ''está claro que ella no es de aquí, ¿cuales habrán sido sus motivos de venir? Quizás debería preguntarle'' justo entonces una gran ola de aplausos llenó la sala, una ola ensordecedora que no me dejaba oír ni mis propios pensamientos. Aunque yo me manejaba más o menos bien con la guitarra, tenía miedo de tocar delante de alguien y encima no tengo ni guitarra propia, cuando practicaba lo hacía con la de mi padre. La ola de aplausos acabó y me sirvieron mi comida, la cual comí con mucho gusto, aunque el camarero mi mirara bastante... mal.
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Mientras el hombre se aseguraba de que el sonido de la guitarra era el ideal, uno de los camareros se acercó hacia mi mesa para darme una carta con los platos que estaban ofreciendo aquel día, para después marcharse y hacer lo mismo con los demás clientes. Cuando ya lo tenía decidido, alce la mano esperando que alguno viniese.
-Mire, me gustaría pedir el entrecot de ternera y para beber… un zumo de naranja. Eso es todo- empecé a dictar mientras el chico apuntaba en una pequeña libreta que escondía en su delantal, tras terminar se llevó la carta. No tendría ningún problema con el dinero, ya que había conseguido un poco en algunos trabajos que me habían asignado.
Cuando el cantante se disponía a empezar, toda la sala empezó a silenciarse lentamente todos querían escucharlo, al parecer él era un hombre muy conocido en esta isla para que tanta gente fuera a acudir a su actuación. También había un hombre que empezó a dar vueltas entre las mesas un buen tiempo, hasta que finalmente encontró una mesa libre cerca de la mía. Yo no entendía mucho sobre música, pero tras escuchar su canción entendí que no hacía falta, que cualquiera podía apreciarla sin tener ni idea de ella.
De nuevo el camarero se acercó a mí, pero esta vez con todo lo que le había pedido. Tras que dejo todo en la mesa las luces se encendieron y todos empezaron a dar aplausos, incluyéndome. El trozo de carne me venía acompañado con un poco de patatas y el zumo estaba decorado con una pequeña sombrilla, aparte de la pajita. Cuando probé el primer bocado se podía notar que el local era de calidad y la comida me saldría cara, pero ya tendría tiempo de pensar en ello. Mientras comía notaba que alguien no paraba de mirarme ¿Me estarían buscando? ¿Pero por qué? No me podrían reconocer ya que me estaba con un físico de mujer gracias a aquella pastilla que había tomado.
-Mire, me gustaría pedir el entrecot de ternera y para beber… un zumo de naranja. Eso es todo- empecé a dictar mientras el chico apuntaba en una pequeña libreta que escondía en su delantal, tras terminar se llevó la carta. No tendría ningún problema con el dinero, ya que había conseguido un poco en algunos trabajos que me habían asignado.
Cuando el cantante se disponía a empezar, toda la sala empezó a silenciarse lentamente todos querían escucharlo, al parecer él era un hombre muy conocido en esta isla para que tanta gente fuera a acudir a su actuación. También había un hombre que empezó a dar vueltas entre las mesas un buen tiempo, hasta que finalmente encontró una mesa libre cerca de la mía. Yo no entendía mucho sobre música, pero tras escuchar su canción entendí que no hacía falta, que cualquiera podía apreciarla sin tener ni idea de ella.
De nuevo el camarero se acercó a mí, pero esta vez con todo lo que le había pedido. Tras que dejo todo en la mesa las luces se encendieron y todos empezaron a dar aplausos, incluyéndome. El trozo de carne me venía acompañado con un poco de patatas y el zumo estaba decorado con una pequeña sombrilla, aparte de la pajita. Cuando probé el primer bocado se podía notar que el local era de calidad y la comida me saldría cara, pero ya tendría tiempo de pensar en ello. Mientras comía notaba que alguien no paraba de mirarme ¿Me estarían buscando? ¿Pero por qué? No me podrían reconocer ya que me estaba con un físico de mujer gracias a aquella pastilla que había tomado.
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-Que envidia... mascullaba mientras observaba como aquella chica que, en primera instancia parecía no ser de un alto rango social, le servían un entrecot con patatas y un zumo de naranja con una sombrillita mientras yo solo tenía un trozo de carne empanada y un pequeño vaso de limonada, sin decoración, ni presentación, eso es lo único que tenía. Empecé a comer delicadamente, ya que esto era un sitio elegante (aunque a mi me hubieran servido un plato absolutamente irrisorio). El espectáculo pareció haber terminado, al menos por ahora, y la sala se llenó de ruidos de gente hablando, comiendo y de brindis con un vino ridículamente caro.
Terminé bastante rápido de comer ya que tenía un plato bastante pequeño y yo tenía bastante hambre... Así que levanté la mano esperando a que el camarero me diese la cuenta, todo el mundo se quedó mirándome. No se si fue por haber llegado y terminado tan rápido o porque en mi mesa solo había un plato y un vaso pequeños. Una vergüenza bastante grande me llenó, y bajé la cabeza un poco, avergonzado. El camarero por fin llegó, me cobró los 700 berries y se llevaron los platos, acto seguido salí a paso rápido por la puerta, manteniendo la cabeza un poco baja y avergonzado.
Cuando salí, el mismo ajetreo de antes inundaba las calles, carteristas, palizas, policías, etc. Me senté en un banco no muy lejos de aquel restaurante/taberna y con aire preocupado empecé a pensar en voz alta.
-Si he gastado 700 berries en un almuerzo de niños, ¿tendré para una posada en la que no me coman las ratas? ¿Con 300 berries tendré para algo? ¿Tendré que dormir en la calle? Pero es peligroso dormir en la calle, podría ser asesinado por una banda de traficantes de órganos... ¡Agh! ¡¿Qué puedo hacer?! No sabía muy bien como iba a salir de esta, espero que algo me salve de dormir en la calle, maldita sea, no puedo gastar mas de 300 berries o volveré a casa nadando.
Terminé bastante rápido de comer ya que tenía un plato bastante pequeño y yo tenía bastante hambre... Así que levanté la mano esperando a que el camarero me diese la cuenta, todo el mundo se quedó mirándome. No se si fue por haber llegado y terminado tan rápido o porque en mi mesa solo había un plato y un vaso pequeños. Una vergüenza bastante grande me llenó, y bajé la cabeza un poco, avergonzado. El camarero por fin llegó, me cobró los 700 berries y se llevaron los platos, acto seguido salí a paso rápido por la puerta, manteniendo la cabeza un poco baja y avergonzado.
Cuando salí, el mismo ajetreo de antes inundaba las calles, carteristas, palizas, policías, etc. Me senté en un banco no muy lejos de aquel restaurante/taberna y con aire preocupado empecé a pensar en voz alta.
-Si he gastado 700 berries en un almuerzo de niños, ¿tendré para una posada en la que no me coman las ratas? ¿Con 300 berries tendré para algo? ¿Tendré que dormir en la calle? Pero es peligroso dormir en la calle, podría ser asesinado por una banda de traficantes de órganos... ¡Agh! ¡¿Qué puedo hacer?! No sabía muy bien como iba a salir de esta, espero que algo me salve de dormir en la calle, maldita sea, no puedo gastar mas de 300 berries o volveré a casa nadando.
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Seguía buscando con la mirada quien podría ser el que me estaba vigilando, pero pare de pensar en ello cuando vi al hombre que había estado dando vueltas marcharse. Tenía el pelo verde y parecía más joven que yo, su mesa estaba casi vacía, salvo por un plato y un vaso que parecían ser para un niño. Tras que el chico se fuera, la gente empezó a reírse sin ningún motivo, no entendía nada, seria cosa de ricos.
Cuando el cantante se disponía a seguir con su actuación, todas las luces se fueron, la gente empezó a dar palmas de la emoción pensando que era parte del show. Desde la otra habitación se empezaron a escuchar disparos. La gente empezó a gritar y los camareros intentaban calmarlos. Desde la cocina salió un hombre que fácilmente podría ser confundido con un gorrilla, en la mano llevaba un cuchillo y se dirigía a la puerta para ocuparse de los intrusos. Yo me quede en mi sitio, en esta ocasión no llevaba mis armas encima, no pensaba que algo así tendría que ocurrir.
De golpe la puerta se abrió y empezaron a entrar varias personas con armas en la mano, vestidos de trajes rojos y un sombrero del mismo color. Mientras vigilaban a la gente, un hombre más joven, el cual parecía ser el jefe empezó a hablar:
-Bien… al parecer en este sitio podremos conseguir un buen botín. Ahora que los hombres se coloquen a la izquierda y las mujeres a la derecha, mi amigo pasara con una bolsa para que pongáis todo lo que tengáis- tras decir eso, el cocinero empezó a correr hacia él, pero acabo acribillado por los hombres de traje- si encontramos otro héroe será mejor que no salga si no quiere acabar muerto.
Empecé a moverme hacia la derecha junto con las otras mujeres, como había dicho el hombre. Empecé a mirar para ver si encontraba algo que me sirviera como arma si las cosas se complicaba, pero no había nada que se pudiese utilizar, solo pude ver dos puertas, una que llevaba a lo que parecía ser la cocina y la otra lo desconocía.
Cuando el cantante se disponía a seguir con su actuación, todas las luces se fueron, la gente empezó a dar palmas de la emoción pensando que era parte del show. Desde la otra habitación se empezaron a escuchar disparos. La gente empezó a gritar y los camareros intentaban calmarlos. Desde la cocina salió un hombre que fácilmente podría ser confundido con un gorrilla, en la mano llevaba un cuchillo y se dirigía a la puerta para ocuparse de los intrusos. Yo me quede en mi sitio, en esta ocasión no llevaba mis armas encima, no pensaba que algo así tendría que ocurrir.
De golpe la puerta se abrió y empezaron a entrar varias personas con armas en la mano, vestidos de trajes rojos y un sombrero del mismo color. Mientras vigilaban a la gente, un hombre más joven, el cual parecía ser el jefe empezó a hablar:
-Bien… al parecer en este sitio podremos conseguir un buen botín. Ahora que los hombres se coloquen a la izquierda y las mujeres a la derecha, mi amigo pasara con una bolsa para que pongáis todo lo que tengáis- tras decir eso, el cocinero empezó a correr hacia él, pero acabo acribillado por los hombres de traje- si encontramos otro héroe será mejor que no salga si no quiere acabar muerto.
Empecé a moverme hacia la derecha junto con las otras mujeres, como había dicho el hombre. Empecé a mirar para ver si encontraba algo que me sirviera como arma si las cosas se complicaba, pero no había nada que se pudiese utilizar, solo pude ver dos puertas, una que llevaba a lo que parecía ser la cocina y la otra lo desconocía.
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No sabía que hacer después de gastar tanto dinero, confiaba en que me duraría más, mucho más, aunque no iba a ser así. Mis pensamientos fueron cortados por una lluvia de disparos tan estridente que se escuchó desde donde yo estaba. A la gente de la calle parecía no afectarle ya que miraron y continuaron andando y los policías mas cercanos los vi recibiendo dinero antes, probablemente de los que ahora atacaban al restaurante para asegurarse de que no tendrían problemas. ''Me he librado por los pelos pero... ¿debería acercarme a investigar? Corrí de nuevo hacia aquel restaurante, pero en la puerta había dos hombres fornidos y bien armados, por lo que esa no era una entrada viable. Dí la vuelta al edificio hasta encontrar una entrada posible hasta que por fin la encontré, una ventana bastante pequeña y abierta, pero por la que seguramente podría entrar.
Escalé la ventana en completo silencio, ya que había un contenedor de basura justo debajo no me fue muy difícil entrar. Cuando me disponía a entrar, escuché la cisterna, por la que supongo que habría alguien dentro de un baño, pegando justo a la ventana. Se me ocurrió una idea que podría salir muy bien o estrepitosamente mal, pero... ¿qué narices? Vamos a probar, allá vamos. Caí justo encima de aquel hombre con toda mi fuerza, dejándole totalmente fuera de juego. ''Vale, he tenido suerte de que fuera alguien de un tamaño parecido al mio, no despertará mínimo en un día si no le he matado.'' Pensé mientras me cambiaba de ropa con la del hombre al que acababa de aplastar. Un traje rojo y un sombrero igual de rojo, supongo que será para disimular las manchas de sangre. Aquel hombre no tenía identificación ni nada, así que lo mas probable es que fuera un matón de bajo rango, alguien desconocido para sus compañeros. Corté un trozo de mi propia ropa, un trozo de las mangas de aquella chaqueta y le até las manos y los pies, acto seguido lo saqué por la ventana, haciendo que cayera justo en el contenedor. Por suerte el contenedor estaba bastante cerca de la ventana y en un callejón en el que nadie miraba, gracias al alboroto del principio.
''No se ni por que hago esto, ¿Creo de verdad que voy a ser capaz de atrapar a su líder y salir de allí con el como rehén? ¿O de verdad pienso que seré capaz de derrotar a todos los mafiosos? ''No me lo puedo creer, en fin ya estaba hecho y tenía que continuar con aquello. Salí por la puerta y me quedé justo delante de ella, nada mas salir, pude ver como acribillaban al camarero por hacerse el héroe ''Maldito iluso, anda que creer que un ricachón como tu tendría algo que hacer''. Un par de mafiosos me miraron, reconociendo que todo estaba en orden
-¡He tú! ¡El nuevo! ¿Como va la vigilancia del baño? ¿A intentado entrar alguien? Me dijeron en voz alta.
-¡No! ¡Nadie señor!, espero que fuera un superior o si no la habría cagado y mucho. El hombre armado solo me hizo un gesto de aprobación y le preguntó lo mismo a los que vigilaban las entradas y salidas. ''Uf, parece que este hombre no era nadie importante aún, nadie se quedó con su cara. Una vez que terminó de comprobar, me dí cuenta de que hombres y mujeres estaban separados en dos grupos y, como imaginaba, esa chica seguía ahí. Después de fijarme en eso, simplemente esperé a ver que ocurría.
Escalé la ventana en completo silencio, ya que había un contenedor de basura justo debajo no me fue muy difícil entrar. Cuando me disponía a entrar, escuché la cisterna, por la que supongo que habría alguien dentro de un baño, pegando justo a la ventana. Se me ocurrió una idea que podría salir muy bien o estrepitosamente mal, pero... ¿qué narices? Vamos a probar, allá vamos. Caí justo encima de aquel hombre con toda mi fuerza, dejándole totalmente fuera de juego. ''Vale, he tenido suerte de que fuera alguien de un tamaño parecido al mio, no despertará mínimo en un día si no le he matado.'' Pensé mientras me cambiaba de ropa con la del hombre al que acababa de aplastar. Un traje rojo y un sombrero igual de rojo, supongo que será para disimular las manchas de sangre. Aquel hombre no tenía identificación ni nada, así que lo mas probable es que fuera un matón de bajo rango, alguien desconocido para sus compañeros. Corté un trozo de mi propia ropa, un trozo de las mangas de aquella chaqueta y le até las manos y los pies, acto seguido lo saqué por la ventana, haciendo que cayera justo en el contenedor. Por suerte el contenedor estaba bastante cerca de la ventana y en un callejón en el que nadie miraba, gracias al alboroto del principio.
''No se ni por que hago esto, ¿Creo de verdad que voy a ser capaz de atrapar a su líder y salir de allí con el como rehén? ¿O de verdad pienso que seré capaz de derrotar a todos los mafiosos? ''No me lo puedo creer, en fin ya estaba hecho y tenía que continuar con aquello. Salí por la puerta y me quedé justo delante de ella, nada mas salir, pude ver como acribillaban al camarero por hacerse el héroe ''Maldito iluso, anda que creer que un ricachón como tu tendría algo que hacer''. Un par de mafiosos me miraron, reconociendo que todo estaba en orden
-¡He tú! ¡El nuevo! ¿Como va la vigilancia del baño? ¿A intentado entrar alguien? Me dijeron en voz alta.
-¡No! ¡Nadie señor!, espero que fuera un superior o si no la habría cagado y mucho. El hombre armado solo me hizo un gesto de aprobación y le preguntó lo mismo a los que vigilaban las entradas y salidas. ''Uf, parece que este hombre no era nadie importante aún, nadie se quedó con su cara. Una vez que terminó de comprobar, me dí cuenta de que hombres y mujeres estaban separados en dos grupos y, como imaginaba, esa chica seguía ahí. Después de fijarme en eso, simplemente esperé a ver que ocurría.
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¡Mierda! Acababan de dejar el cuerpo del hombre casi irreconocible y la sangre empezaba a esparcirse por el suelo. Tras el primer disparo todos empezaron a gritar, pero algunos de los hombres mandaron orden y que nadie vuelva a hablar. El hombre del saco seguía dándose vueltas por la parte de los hombres para que le diesen todo lo que tenían.
En un momento mi mirada se dirigió hacia una puerta que se abría, era el hombre de pelo verde con el mismo traje que los atracadores, las mujeres empezaron a susurrar entre ellas mientras lo miraban. Suponía que aquel peliverde había entrado antes para ver cómo estaba el ambiente antes del atraco, o simplemente hacia esto por los ricos que se rieron de su plato y lo tomaría como una venganza.
-¡Hey vosotras! Las dos chicas jóvenes- el jefe nos estaba dirigiendo la palabra a mí y a la chica que tenía al lado, era una mujer rubia que tendría la misma edad que yo. Éramos las más jóvenes del local- Acompañadme a la cocina, vamos a hacer algunas cosas-. No me podía negar en aquella situación, podría acabar como el otro hombre.
Antes de llegar a la habitación donde nos quería llevar tuvimos que pasar por la puerta del baño para avisar a los hombres que estaban que se colocasen fuera de la cocina para que nadie interrumpa. Una vez llegamos, el jefe nos ordenó que nos quitáramos la ropa, para que acto seguido la rubia empezara a llorar mientras me desabrochaba la americana, tenía que ganar tiempo para pensar en algo.
-Vamos niña… no llores, si haces todo lo que te ordene no te pasara nada-. decía mientras con una mano la agarraba de la cintura y con la otra le estaba bajando la cremallera del vestido rojo que llevaba puesto. Aprovechando la ocasión, me coloque al lado de una mesa con varios utensilios de cocina para a agarrar un cuchillo y guardármelo en la falda.- Venga chica, ven tú también, si somos más será mejor.
En un momento mi mirada se dirigió hacia una puerta que se abría, era el hombre de pelo verde con el mismo traje que los atracadores, las mujeres empezaron a susurrar entre ellas mientras lo miraban. Suponía que aquel peliverde había entrado antes para ver cómo estaba el ambiente antes del atraco, o simplemente hacia esto por los ricos que se rieron de su plato y lo tomaría como una venganza.
-¡Hey vosotras! Las dos chicas jóvenes- el jefe nos estaba dirigiendo la palabra a mí y a la chica que tenía al lado, era una mujer rubia que tendría la misma edad que yo. Éramos las más jóvenes del local- Acompañadme a la cocina, vamos a hacer algunas cosas-. No me podía negar en aquella situación, podría acabar como el otro hombre.
Antes de llegar a la habitación donde nos quería llevar tuvimos que pasar por la puerta del baño para avisar a los hombres que estaban que se colocasen fuera de la cocina para que nadie interrumpa. Una vez llegamos, el jefe nos ordenó que nos quitáramos la ropa, para que acto seguido la rubia empezara a llorar mientras me desabrochaba la americana, tenía que ganar tiempo para pensar en algo.
-Vamos niña… no llores, si haces todo lo que te ordene no te pasara nada-. decía mientras con una mano la agarraba de la cintura y con la otra le estaba bajando la cremallera del vestido rojo que llevaba puesto. Aprovechando la ocasión, me coloque al lado de una mesa con varios utensilios de cocina para a agarrar un cuchillo y guardármelo en la falda.- Venga chica, ven tú también, si somos más será mejor.
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Parece que el jefe llamó a dos chicas, las dos más jovenes, una rubia y la otra chica de pelo castaño que antes me había parecido alguien normal, hasta que la vio comer algo tan delicioso y caro. Se las llevó a la cocina, no sin antes avisarme a mi y a otro compañero cercano del baño a que cubriéramos la puerta de la cocina. Así que sin rechistar y con fusiles en nuestras manos seguimos al jefe y a las chicas hasta la cocina.
-¡Oye novato! Me dijo con un tono desagradable. -Ocúpate de la vigilancia un rato por mí, voy afuera a fumarme un cigarro, no es plan de que las alarmas anti incendios se activen con el humo ¿no? Además, ya sabes la política del jefe, para ser mafioso es demasiado escrupuloso para esto. Después de eso solo dio una carcajada y se fue.
''¡Esta es la mía!'' Pensé, ya que la puerta de la cocina estaba alejada de donde estaba ocurriendo la atrocidad y tenía las paredes bastante insonorizadas, ya que incluso en la puerta solo se oía un leve llanto.
Asomé el ojo y justo pude ver al ''jefe'' de espaldas y las dos chicas cerca de una mesa de metal, llena de cubiertos y platos. Entré silenciosamente mientras ponía el dedo delante de mi boca, haciendo una señal de que no me delataran. La rubia siguió llorando y la de la americana no me miró si quiera, intentando disimular. En cuanto estuve cerca del jefe de la mafia, retrocedí mi brazo para coger fuerza y le asesté un golpe fatal con el puño, de lateral en la sien de aquel hombre, dejando le totalmente KO, ya que es un área bastante delicada.
-¿Estáis bien? ¿Os a llegado a hacer algo? Fue lo primero que dije, sin tener en cuenta de como saldría de esta, pero al menos esas 2 estaban a salvo.
-Bueno, uff... supongo que al menos es uno menos ¿no? dije de una forma un tanto optimista. Sinceramente, no se como íbamos a salir de aquí, pero tengo confianza en que todo saliera bien.
-Atentas no tengo mucho tiempo, yo no trabajo con esta mafia, le he robado este uniforme a un soldado que estaba en el baño y ahora estoy aquí, ayudando a los que pueda, así que por favor, haced como si no pasara nada, como si yo no hubiera entrado, intentad esconder el cuerpo del jefe y atraer a mi ''compañero'' para acabar con el y al menos tener esta zona asegurada, necesitamos tiempo para planear una forma de que escapéis y ayudéis a buscar policía que no esté corrupta, así que tendréis que alejaros bastante de aquí, porque he visto que los policías mas cercanos estaban sobornados, ¡intentad pensar algo por favor! Acto seguido salí sin que nadie me viera y seguí actuando como si no hubiera pasado nada ''Espero que esas chicas puedan salir y sepan apañárselas''
-¡Oye novato! Me dijo con un tono desagradable. -Ocúpate de la vigilancia un rato por mí, voy afuera a fumarme un cigarro, no es plan de que las alarmas anti incendios se activen con el humo ¿no? Además, ya sabes la política del jefe, para ser mafioso es demasiado escrupuloso para esto. Después de eso solo dio una carcajada y se fue.
''¡Esta es la mía!'' Pensé, ya que la puerta de la cocina estaba alejada de donde estaba ocurriendo la atrocidad y tenía las paredes bastante insonorizadas, ya que incluso en la puerta solo se oía un leve llanto.
Asomé el ojo y justo pude ver al ''jefe'' de espaldas y las dos chicas cerca de una mesa de metal, llena de cubiertos y platos. Entré silenciosamente mientras ponía el dedo delante de mi boca, haciendo una señal de que no me delataran. La rubia siguió llorando y la de la americana no me miró si quiera, intentando disimular. En cuanto estuve cerca del jefe de la mafia, retrocedí mi brazo para coger fuerza y le asesté un golpe fatal con el puño, de lateral en la sien de aquel hombre, dejando le totalmente KO, ya que es un área bastante delicada.
- Donde golpeé al jefe:
-¿Estáis bien? ¿Os a llegado a hacer algo? Fue lo primero que dije, sin tener en cuenta de como saldría de esta, pero al menos esas 2 estaban a salvo.
-Bueno, uff... supongo que al menos es uno menos ¿no? dije de una forma un tanto optimista. Sinceramente, no se como íbamos a salir de aquí, pero tengo confianza en que todo saliera bien.
-Atentas no tengo mucho tiempo, yo no trabajo con esta mafia, le he robado este uniforme a un soldado que estaba en el baño y ahora estoy aquí, ayudando a los que pueda, así que por favor, haced como si no pasara nada, como si yo no hubiera entrado, intentad esconder el cuerpo del jefe y atraer a mi ''compañero'' para acabar con el y al menos tener esta zona asegurada, necesitamos tiempo para planear una forma de que escapéis y ayudéis a buscar policía que no esté corrupta, así que tendréis que alejaros bastante de aquí, porque he visto que los policías mas cercanos estaban sobornados, ¡intentad pensar algo por favor! Acto seguido salí sin que nadie me viera y seguí actuando como si no hubiera pasado nada ''Espero que esas chicas puedan salir y sepan apañárselas''
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Tras coger el cuchillo y acercarme al supuesto jefe, la chica no paraba de llorar por lo que el hombre empezaba a cansarse. Me coloque al lado suya, mirando hacia la puerta, para intentar tranquilizarla, pero no había manera de que parase. De pronto vi como entraba el peliverde con sigilo y nos mandaba a callar, ¿En que estaba pensando, alguien como él se iba a pelear con el jefe? La chica rubia, nada más verlo, paro de llorar y se tapó con la camiseta su cuerpo. Acto seguido el hombre ya estaba tendido en el suelo inconsciente por el golpe que le había dado, yo ya estaba preparado con el cuchillo para matarlo, pero uno de sus secuaces se había adelantado.
El chico empezó a hablarnos de que teníamos que escapar y buscar policías que no estuvieran comprados, pero lo que me pareció extraño fue, que según él, no pertenecía a la mafia y se lo había robado a uno de ellos, todo parecía muy extraño aunque por una parte había matado a su ‘jefe’. El peliverde salió corriendo de la cocina sin dejar que le digamos nada. Me coloque de nuevo mi americana y la chica hizo lo mismo con su camisa.
-Vamos, tranquilízate, ahora te saco de aquí-decía mientras buscaba un arma con la que sentirme cómodo entre tantos cacharros de cocina.
Saque el cuchillo de mi falda y me dirijo a una puerta que daba a un callejón, nada más abrirla mire hacia los dos lados con el arma por delante por si había alguien vigilando. Hice un gesto a la chica para que me siguiera ya que no había peligro, antes de buscar un lugar donde dejar a la chica, pude ver como en el contador había una tubería delgada que me serviría como arma. Tras cogerla empecé a caminar hacia un parque que se encontraba a dos cuadras de aquel local.
Una vez allí, nos sentamos en un banco esperando a que la chica se calma se. En el parque no había casi nadie, solo ancianos dando paseos o sacando al perro, parecía un lugar seguro donde no encontraríamos ningún problema.
El chico empezó a hablarnos de que teníamos que escapar y buscar policías que no estuvieran comprados, pero lo que me pareció extraño fue, que según él, no pertenecía a la mafia y se lo había robado a uno de ellos, todo parecía muy extraño aunque por una parte había matado a su ‘jefe’. El peliverde salió corriendo de la cocina sin dejar que le digamos nada. Me coloque de nuevo mi americana y la chica hizo lo mismo con su camisa.
-Vamos, tranquilízate, ahora te saco de aquí-decía mientras buscaba un arma con la que sentirme cómodo entre tantos cacharros de cocina.
Saque el cuchillo de mi falda y me dirijo a una puerta que daba a un callejón, nada más abrirla mire hacia los dos lados con el arma por delante por si había alguien vigilando. Hice un gesto a la chica para que me siguiera ya que no había peligro, antes de buscar un lugar donde dejar a la chica, pude ver como en el contador había una tubería delgada que me serviría como arma. Tras cogerla empecé a caminar hacia un parque que se encontraba a dos cuadras de aquel local.
Una vez allí, nos sentamos en un banco esperando a que la chica se calma se. En el parque no había casi nadie, solo ancianos dando paseos o sacando al perro, parecía un lugar seguro donde no encontraríamos ningún problema.
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''Espero que las chicas estén bien'' fue lo primero que pensé mientras seguía mirando aquella atrocidad de esta mafia. Escuché la puerta principal abrirse y me fijé que era mi ''compañero'' acercandose.
-Oye, ¿aún sigue el jefe dentro? Ha pasado bastante tiempo, está hecho un lince como siempre. Luego se rió y continuó vigilando lo que espero que ahora fuera una cocina vacía.
-Si, parece que lo están pasando bien. Intenté reírme con el, lo que pareció agradarle un poco.
Nos dieron ordenes estrictas de no entrar así que ahora que lo pienso, intentar que mi compañero entrara sería imposible, por lo que solo tenía la opción de que aquellas chicas hicieran lo que les dije.
Aquella escena estaba en su punto máximo, los hombres acababan de ser desvalijados y las mujeres estaban empezando a quitarse sus joyas. ''Por favor, llegad rápido, sois la única esperanza de la gente de aquí, aprovechad la oportunidad que os he dado''. Después de eso solo se me ocurrió permanecer quieto, montando guardia hasta que viniera ayuda o hasta que mi compañero se extrañara y entrara a ver si ha pasado algo, lo cual me metería en un problema.
-Oye, ¿aún sigue el jefe dentro? Ha pasado bastante tiempo, está hecho un lince como siempre. Luego se rió y continuó vigilando lo que espero que ahora fuera una cocina vacía.
-Si, parece que lo están pasando bien. Intenté reírme con el, lo que pareció agradarle un poco.
Nos dieron ordenes estrictas de no entrar así que ahora que lo pienso, intentar que mi compañero entrara sería imposible, por lo que solo tenía la opción de que aquellas chicas hicieran lo que les dije.
Aquella escena estaba en su punto máximo, los hombres acababan de ser desvalijados y las mujeres estaban empezando a quitarse sus joyas. ''Por favor, llegad rápido, sois la única esperanza de la gente de aquí, aprovechad la oportunidad que os he dado''. Después de eso solo se me ocurrió permanecer quieto, montando guardia hasta que viniera ayuda o hasta que mi compañero se extrañara y entrara a ver si ha pasado algo, lo cual me metería en un problema.
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La lluvia había llegado a la isla y las dos nos estábamos mojando ya que no teníamos ningún paraguas. La rubia ya se estaba calmando por lo que empecé a preguntarle
-Chica… ¿Tienes algún familiar dentro de aquel local?- la chica asintió con la cabeza- Ya veo, quédate aquí un momento, voy a buscar ayuda.
Tras decir aquello empecé a caminar con el barrote por las afueras del parque en busca de algún policía. La gente me miraba de reojo por ser una mujer llevar un arma en la mano, al parecer en la mafia solo habían hombres. Vi a un marine en una esquina por lo que empecé a correr hacia su dirección.
-Mire señor, en un local dos cuadras más allá, unos hombres han entrado a cometer un atraco. De la gente que había ya han matado a dos- mientras hablaba note como el hombre más alto que yo, no me prestaba atención así que saque un fajo de billetes de mi chaqueta y se lo enseñe- Por favor, hay familiares de una amiga, llame refuerzos ya que son un montón.
Tras acabar de hablar, cogió el dinero y empezó a correr mientras llamaba a sus compañeros por Den Den Mushi.
-Chica… ¿Tienes algún familiar dentro de aquel local?- la chica asintió con la cabeza- Ya veo, quédate aquí un momento, voy a buscar ayuda.
Tras decir aquello empecé a caminar con el barrote por las afueras del parque en busca de algún policía. La gente me miraba de reojo por ser una mujer llevar un arma en la mano, al parecer en la mafia solo habían hombres. Vi a un marine en una esquina por lo que empecé a correr hacia su dirección.
-Mire señor, en un local dos cuadras más allá, unos hombres han entrado a cometer un atraco. De la gente que había ya han matado a dos- mientras hablaba note como el hombre más alto que yo, no me prestaba atención así que saque un fajo de billetes de mi chaqueta y se lo enseñe- Por favor, hay familiares de una amiga, llame refuerzos ya que son un montón.
Tras acabar de hablar, cogió el dinero y empezó a correr mientras llamaba a sus compañeros por Den Den Mushi.
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El tiempo pasaba y cada vez la atrocidad era mayor, acabaron de atracar a las mujeres y ahora estaban torturando a los hombres y robando los cubiertos de plata. ''Supongo que no se irán sin su jefe'', pensé. Estaba mirando al horizonte, esperando con cada vez mas ansia que llegara ayuda.
-Oye, el jefe está tardando demasiado no crees? Lleva como unas 2 horas ahí, nadie tiene esa resistencia. Ve a ver que pasa. Toqué a la puerta, simulando que no sabía que ocurría ahí y despues de eso se me ocurrió como atraerlea el, para ganar tiempo y reducir enemigos.
Entré y en unos 5 segundos golpeé la puerta, para que se alarmara y entrara, justo después de eso me escondí en un lugar done no pudiera verme al entrar, justo detrás de la puerta. El entró y lo único que recibió fue un puñetazo en la nuca, dejandole fuera de juego, o eso creía. Después de 3 segundos, el volvió a levantarse ''Mierda'' pensé.
-Tu... ¡Voy a acabar contigo! y acto seguido me apuntó con su arma, no soy un gran entendido y mi vida peligraba, así que no me fijé mucho en detalles, solo se que era una metralleta.
Acto seguido me escondí tras el mostrador y cuando vino a por mí, le dí una patada en los pies, haciéndole que se cayera y acto seguido me monté encima suya y le di puñetazos en la cara hasta que dejó de reaccionar. ''Uff, eso estuvo cerca''.
La puerta se abrió de golpe y los policías los atraparon cuando no se lo esperaban , ningún civil salió herido y yo aproveché la confusión para correr al baño, ponerme mi ropa normal y salir de allí cuanto antes por el mismo sitio por donde vine, antes de que los policías entrasen y me confundiesen con uno de ellos.
-Eso fue intenso, incluso he roto una de mis chaquetas favoritas... en fin, me pondré otra. Y saqué una chaqueta verde de mi mochila, guardando después la que estaba rota. Después de eso solo camine sin rumbo, hasta llegar a un parque en el cual me senté en uno de sus bancos.
-Oye, el jefe está tardando demasiado no crees? Lleva como unas 2 horas ahí, nadie tiene esa resistencia. Ve a ver que pasa. Toqué a la puerta, simulando que no sabía que ocurría ahí y despues de eso se me ocurrió como atraerlea el, para ganar tiempo y reducir enemigos.
Entré y en unos 5 segundos golpeé la puerta, para que se alarmara y entrara, justo después de eso me escondí en un lugar done no pudiera verme al entrar, justo detrás de la puerta. El entró y lo único que recibió fue un puñetazo en la nuca, dejandole fuera de juego, o eso creía. Después de 3 segundos, el volvió a levantarse ''Mierda'' pensé.
-Tu... ¡Voy a acabar contigo! y acto seguido me apuntó con su arma, no soy un gran entendido y mi vida peligraba, así que no me fijé mucho en detalles, solo se que era una metralleta.
Acto seguido me escondí tras el mostrador y cuando vino a por mí, le dí una patada en los pies, haciéndole que se cayera y acto seguido me monté encima suya y le di puñetazos en la cara hasta que dejó de reaccionar. ''Uff, eso estuvo cerca''.
La puerta se abrió de golpe y los policías los atraparon cuando no se lo esperaban , ningún civil salió herido y yo aproveché la confusión para correr al baño, ponerme mi ropa normal y salir de allí cuanto antes por el mismo sitio por donde vine, antes de que los policías entrasen y me confundiesen con uno de ellos.
-Eso fue intenso, incluso he roto una de mis chaquetas favoritas... en fin, me pondré otra. Y saqué una chaqueta verde de mi mochila, guardando después la que estaba rota. Después de eso solo camine sin rumbo, hasta llegar a un parque en el cual me senté en uno de sus bancos.
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