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Límite de tiempo: Sin fecha límite ni saltos de turno.
Escenario: Baterilla
Condiciones:
- Si gana Zuko, puedo pedir ascenso.
- No hay saltos de turnos.
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Hayden Ashworth
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- Cuidado. Por lo visto, se dice que esta señora puede hundir barcos simplemente agitando su varita mágica.
- ¿Varita? Estás de coña...
- No. Es una bruja. Sin embargo, no puedo decirte mucho. Son archivos muy antiguos y hace mucho que no se ha visto a esta mujer. Sin embargo, informadores nos dicen que ha sido vista en Baterilla. Eres fuerte, chico-dragón. Deberías poder contra un oficial revolucionario. Recuerda, esta puede ser tu oportunidad para hacerte notar del todo.
Así había ido más o menos el momento en que le otorgaron aquella misión. El dragón caminaba por baterilla, vestido con su traje negro de CP y el largo pelo recogido tras su cabeza con una coleta, quedando su flequillo hacia atrás y su frente (por ende su cicatriz) completamente al descubierto. Ya había aprendido, gracias al yonkou Dexter Black, que ir confiado no era buena idea. Era fuerte, sí. Pero aún le quedaba mucho que aprender. Se ajustó la corbata y siguió caminando, esperando no tener que buscar muy lejos. Le habían dicho que buscase a una mujer vestida de bruja, nada más, debido a que el cartel era tan antiguo que probablemente ya no tuviese el mismo aspecto. Estaba algo nervioso, pues sabía por lo que habían dicho que se acercaba un verdadero desafío.
Se llevó la mano al interior de la chaqueta y sacó un paquete de tabaco. Se colocó un cigarillo entre los labios y, con un chasquido de los dedos, creó una llama flotando sobre su pulgar, con la cual encendió el cigarro. La llama se extendió y, con dos dedos, apartó el cigarro de su boca, expulsando una bocanada de humo. Al menos sabía que el tabaco no le iba a perjudicar tanto como a una persona normal.
- ¿Varita? Estás de coña...
- No. Es una bruja. Sin embargo, no puedo decirte mucho. Son archivos muy antiguos y hace mucho que no se ha visto a esta mujer. Sin embargo, informadores nos dicen que ha sido vista en Baterilla. Eres fuerte, chico-dragón. Deberías poder contra un oficial revolucionario. Recuerda, esta puede ser tu oportunidad para hacerte notar del todo.
Así había ido más o menos el momento en que le otorgaron aquella misión. El dragón caminaba por baterilla, vestido con su traje negro de CP y el largo pelo recogido tras su cabeza con una coleta, quedando su flequillo hacia atrás y su frente (por ende su cicatriz) completamente al descubierto. Ya había aprendido, gracias al yonkou Dexter Black, que ir confiado no era buena idea. Era fuerte, sí. Pero aún le quedaba mucho que aprender. Se ajustó la corbata y siguió caminando, esperando no tener que buscar muy lejos. Le habían dicho que buscase a una mujer vestida de bruja, nada más, debido a que el cartel era tan antiguo que probablemente ya no tuviese el mismo aspecto. Estaba algo nervioso, pues sabía por lo que habían dicho que se acercaba un verdadero desafío.
Se llevó la mano al interior de la chaqueta y sacó un paquete de tabaco. Se colocó un cigarillo entre los labios y, con un chasquido de los dedos, creó una llama flotando sobre su pulgar, con la cual encendió el cigarro. La llama se extendió y, con dos dedos, apartó el cigarro de su boca, expulsando una bocanada de humo. Al menos sabía que el tabaco no le iba a perjudicar tanto como a una persona normal.
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– ¿Está segura que va a funcionar? – Preguntó un joven de unos veinte y tantos. Pelo rojo, ojos de color café y su cuerpo era musculado. ¿A quién le hablaba? A la anciana más fuerte de la revolución… O eso decía ella. Salem, era su nombre y sonreía con cierta dulzura. ¿Era la más fuerte? Sí… Era la única anciana en toda la revolución. Miró con calma al joven y asintió con la cabeza. Le había dado una de sus extrañas pociones que prometía devolver a la vida a cualquiera. Aquel recluta, con algo de nervios y, confiando en los poderes de la bruja, se disparó en la sien. Su cuerpo no tardó en perder la vida y sus ojos se apagaron.
– 3… 2…1… – Terminó la cuenta y… Para su sorpresa, no había pasado nada. Otro fracaso… Suspiró con calma y se quedó mirando el cuerpo. Vio en la mano la poción y se dio cuenta de algo impresionante… ¡Se había equivocado de pócima! La que tenía no devolvía a la vida, solo hacía que la voz de afortunado que la bebiera sonara más melódica y encantadora. Sus avanzados años le estaban pasando la cuenta y ya casi ni veía… Ni de lejos o de cerca. Quizás por eso se había equivocado… Eso o nunca había hecho un conjuro y brebaje de tales características. Su memoria, igual que otras cosas en su organismo, le fallaban. Se quedó en el frente y contempló la playa. No había nadie más que ella… Oh… Y el joven que yace muerto a su lado derecho. La revolución acaba de perder a una potencial perla en bruto, todo por el despiste de una señora que ni siquiera sabía qué hacía en la revolución.
– 3… 2…1… – Terminó la cuenta y… Para su sorpresa, no había pasado nada. Otro fracaso… Suspiró con calma y se quedó mirando el cuerpo. Vio en la mano la poción y se dio cuenta de algo impresionante… ¡Se había equivocado de pócima! La que tenía no devolvía a la vida, solo hacía que la voz de afortunado que la bebiera sonara más melódica y encantadora. Sus avanzados años le estaban pasando la cuenta y ya casi ni veía… Ni de lejos o de cerca. Quizás por eso se había equivocado… Eso o nunca había hecho un conjuro y brebaje de tales características. Su memoria, igual que otras cosas en su organismo, le fallaban. Se quedó en el frente y contempló la playa. No había nadie más que ella… Oh… Y el joven que yace muerto a su lado derecho. La revolución acaba de perder a una potencial perla en bruto, todo por el despiste de una señora que ni siquiera sabía qué hacía en la revolución.
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No había nadie a su alrededor. El agente se cansó de fumar y tiró el cigarrillo al suelo, pisándolo para apagarlo. Empezó a caminar, tal vez dando una vuelta a ver si veía algo por la playa. Tal vez, si no encontraba nada, pasaría por la ciudad de forma más profunda para buscar en establecimientos. Los zapatos dejaron de hacer ruido de pasos cuando llegó a la arena. Miró fijamente hacia el agua. El sonido de las olas era bastante tranquilizador y el cantar de las gaviotas en el aire podía llegar a ser incluso armonioso. Siguió caminando por la playa en silencio. El viento mecía un único mechón de pelo que se había resistido a ser recogido por la coleta.
Entonces lo divisó. A lo lejos había una figura, algo pequeña y oscura. Sin embargo, había algo raro. Usó sus lentillas y amplificó la imagen. Pronto, la silueta dejó de ser tal y Zuko pudo verlo. Era una bruja. Pero... anciana. Vaya, si que habían pasado los años para esa mujer. Sin embargo, no fue aquello en lo que se fijó más. A su lado había un hombre, joven, con la tapa de los sesos volada. Su sangre bañaba la arena. ¿Eso lo había hecho la anciana? Deshizo la ampliación de las lentillas y se colocó en posición.
Desapareció del lugar, gracias al soru, levantando tras de sí la arena y creando una enorme nube de polvo al parar en seco justo detrás de la anciana. Al ver más de cerca la situación, supo que, según las apariencias, la anciana no había matado a nadie. La herida de bala estaba en su sien y la pistola estaba cerca de su mano, probablemente caída con él. Se ha suicidado. Sin embargo, la anciana parecía demasiado tranquila. El dragón activó su mantra y entonces habló.
- Salem. Me temo que ha llegado el momento. Lleva muchos años burlando al gobierno, pero por fin la han encontrado. No quiero hacer esto más complicado de lo que ya es. Venga conmigo por voluntad propia.
Entonces lo divisó. A lo lejos había una figura, algo pequeña y oscura. Sin embargo, había algo raro. Usó sus lentillas y amplificó la imagen. Pronto, la silueta dejó de ser tal y Zuko pudo verlo. Era una bruja. Pero... anciana. Vaya, si que habían pasado los años para esa mujer. Sin embargo, no fue aquello en lo que se fijó más. A su lado había un hombre, joven, con la tapa de los sesos volada. Su sangre bañaba la arena. ¿Eso lo había hecho la anciana? Deshizo la ampliación de las lentillas y se colocó en posición.
Desapareció del lugar, gracias al soru, levantando tras de sí la arena y creando una enorme nube de polvo al parar en seco justo detrás de la anciana. Al ver más de cerca la situación, supo que, según las apariencias, la anciana no había matado a nadie. La herida de bala estaba en su sien y la pistola estaba cerca de su mano, probablemente caída con él. Se ha suicidado. Sin embargo, la anciana parecía demasiado tranquila. El dragón activó su mantra y entonces habló.
- Salem. Me temo que ha llegado el momento. Lleva muchos años burlando al gobierno, pero por fin la han encontrado. No quiero hacer esto más complicado de lo que ya es. Venga conmigo por voluntad propia.
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Salem estaba tranquila. Pese a lo que había visto… No era ni de lejos lo peor. Un día, por error, hizo que uno de sus compañeros explotara desde adentro. Pequeños errores que cometía debido a los males que atacaban su cuerpo. Suspiró de manera calmada. Fue entonces cuando su mantra le había advertido que había alguien a sus espaldas. Se giró con tranquilidad y escuchó lo que el apuesto joven le estaba diciendo. Sonrió de forma dulce y entendió todo. Le estaba pidiendo que se entregara. Asintió con la cabeza y sacó su varita mágica… O sea, su zanahoria. Dio un pasito hacia atrás y se alejó unos centímetros de aquel apuesto joven.
– Está bien, joven. Te convertiré en lo que me pides – empezó a hacer ruidos extraños y movimientos aún más raros, incluso se escuchaba como sus huesos iban tronando a cada movimiento. ¿No lo había entendido todo? Claro, pero era hora de hacerse la sorda y hacer que entendió poco y nada de lo que de verdad había dicho. – ¡Conviértete en sapo! – Gritó a los cuatro vientos mientras su poderosa y aterradora zanahoria giraba sobre su cabeza. Finalmente, apuntó con ella al apuesto joven y, por accidente o no, una de sus pócimas de esas que echaban mucho humo se interpuso entre ella y su objetivo, se rompió y el humo empezó a salir. Sonrió feliz, había hecho los mismos movimientos y repetido los mismos movimientos que recordaba… El humo era de un color blanco, casi idéntico a los que usaban algunos magos para sus trucos. ¿Trucos? ¡Porquerías! Su magia funcionaba.
– Y… Ahora, muéstrate. Lindo y apuesto sapito. – Dijo en un tono tranquilo. Era claro que no iba a funcionar… Nunca funcionaron y era mejor así, nadie querría ver a un apuesto joven convertido en un sapo. Tampoco es que ella supiera revertirlos… O sea, lo sabía… Pero ya la había olvidado y capaz que lograba todo lo contrario. Esperó impaciente a ver los resultados de su magia…
– Está bien, joven. Te convertiré en lo que me pides – empezó a hacer ruidos extraños y movimientos aún más raros, incluso se escuchaba como sus huesos iban tronando a cada movimiento. ¿No lo había entendido todo? Claro, pero era hora de hacerse la sorda y hacer que entendió poco y nada de lo que de verdad había dicho. – ¡Conviértete en sapo! – Gritó a los cuatro vientos mientras su poderosa y aterradora zanahoria giraba sobre su cabeza. Finalmente, apuntó con ella al apuesto joven y, por accidente o no, una de sus pócimas de esas que echaban mucho humo se interpuso entre ella y su objetivo, se rompió y el humo empezó a salir. Sonrió feliz, había hecho los mismos movimientos y repetido los mismos movimientos que recordaba… El humo era de un color blanco, casi idéntico a los que usaban algunos magos para sus trucos. ¿Trucos? ¡Porquerías! Su magia funcionaba.
– Y… Ahora, muéstrate. Lindo y apuesto sapito. – Dijo en un tono tranquilo. Era claro que no iba a funcionar… Nunca funcionaron y era mejor así, nadie querría ver a un apuesto joven convertido en un sapo. Tampoco es que ella supiera revertirlos… O sea, lo sabía… Pero ya la había olvidado y capaz que lograba todo lo contrario. Esperó impaciente a ver los resultados de su magia…
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El agente alzó la ceja ante lo que dijo la anciana. Sacó una... ¿zanahoria? Claramente no estaba bien de la cabeza. No quedaba otra que terminar con aquello lo más rápido posible. Por suerte, tenía un modo. Antes siquiera de que terminara de mover su "varita", dio un salto y se propulso con llamas. Sintió el peligro gracias a su mantra y escuchó un ruido de cristales rompiéndose justo bajo él al saltar y vio como una humareda blanca se levantaba. Por lo visto, la anciana tenía sus trucos. Por suerte o por desgracia...
El dragón giró sobre si mismo en el aire y pasó por encima de la anciana, demasiado cerca. Justo al pasar, abrió la boca y dejó escapar una enorme bocanada de gas somnífero frente a la cara de la bruja. Después, aterrizaría tras ella. De funcionar, la anciana caería dormida enseguida y Zuko solo tendría que agarrarla en brazos y llevársela volando hasta el cuartel marine más cercano. De llegarse a esa situación, el chico no haría sino quedarse decepcionado ante lo que se había encontrado. Aunque era de esperar. Habían pasado muchos años desde que esta señora podía hundir barcos.
El dragón giró sobre si mismo en el aire y pasó por encima de la anciana, demasiado cerca. Justo al pasar, abrió la boca y dejó escapar una enorme bocanada de gas somnífero frente a la cara de la bruja. Después, aterrizaría tras ella. De funcionar, la anciana caería dormida enseguida y Zuko solo tendría que agarrarla en brazos y llevársela volando hasta el cuartel marine más cercano. De llegarse a esa situación, el chico no haría sino quedarse decepcionado ante lo que se había encontrado. Aunque era de esperar. Habían pasado muchos años desde que esta señora podía hundir barcos.
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Salem quedó sorprendida… ¿Lo había desaparecido? El humo se disipó y, pese a sus cataratas ya avanzadas, no lograba ver la silueta de antes. ¿Dónde estaba? Se encogió de hombros y se dio media vuelta. Quizás lo había mandado a otro mar, otro universo o quizás al final de este mismo. Poco le importaba, ¡eso le pasaba a cualquiera que se topara con la gran maga Salem Ambrose! Luego de eso, solo se quedó dormida y cayó en los brazos del agente. No sin antes decir algo en un idioma muy extraño. Era una bruja talentosa, el terror de la revolución… O eso era antaño. A saber, si era verdad si hundió un barco o no. Eso solo lo sabía ella y… Ella.
RETO ACABADO: GanadorSalem Zuko. Te llevas el hermoso apodo de: “Terror de las ancianitas” (?)
RETO ACABADO: Ganador
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