Batalla por el puesto. [Xemnas vs Aaron]

Condiciones:

- Sin saltos
- Sin fecha límite
- Gana el que deje incapacitado o ko a su rival, prohibido la muerte, aunque haber puede haber.
- Si Xemnas gana pasa a Vice.

Escenario:

- Marineford

Empieza Xemnas

El escenario de aquel combate iba a ser la mismísima base de la marina, Marineford. Al parecer el combate iba a ser en el antiguo coliseo donde los aspirantes a Yonkaikyos lucharon hacía muchos años. El rubio se había dado el lujo de asistir el primero. No con intención de preparar el terreno ni nada por el estilo, simplemente deseaba estar allí temprano. Había retado a un Vice-Almirante, y todo con el propósito de quedarse con el puesto, y por ello ser uno de los cargos altos de la marina. Confiaba en sus habilidades, y decidió seguir el consejo que le dijo Madara una vez. Si quería cambiar la marina, iba a tener que ascender lo más rápido posible. Sabía bien que aquel era uno de los pasos más complicados que iba a dar en toda su vida, pero estaba listo para ello. Su único deseo era que su hermana pudiese verle, pero eso iba a ser imposible.

El chico llevaba su indumentaria principal de combate. Poseía un yelmo con dos cuernos blancos que salían de la cabeza. Su rostro estaba a la vista, dejando ver sus ojos azules en todo momento, y un par de cabellos rubios como el oro. Todo su cuerpo estaba cubierto por una armadura negra hecha totalmente de kairouseki puro. Las grebas, guanteletes, coraza y demás, eran un regalo por su batalla en la guerra de Arabasta. En su espalda poseía una funda donde llevaba su enorme espadón. Al no ser un usuario de las frutas del diablo, podía permitirse aquel tipo de lujos. Estaba un poco nervioso, y por ello trató de calmarse. Esperaba que su rival no se lo tomase a mal, pero en caso de victoria, el otro oponente quedaba en Contra-almirante, y no es comodoro como estaba él. Era una ventaja para el otro tipo a fin de cuentas.

Xemnas llevó la mano derecha al mango de su arma, y de repente extendió todo su haki de observación a la redonda, tratando de poder predecir la aparición de su oponente. Él se había colocado en el centro de la enorme arena. – ¡Prometo dar todo lo que tengo! ¡En nombre de la justicia! – Gritó de repente, por si había espectadores en las gradas. Quería mostrar que iba en serio, y no era un simple capricho. Sabía que tanto Kai, como Danio habían logrado aquel puesto, y no quería quedarse atrás. No era justo que solo sus compañeros pudiesen cambiar el mundo.

Xemnas observó por fin a su oponente de forma seria. Su haki de observación le indicó que iba a ser un tipo peligroso. Aquello hizo que el rubio entrecerrase los ojos. De un movimiento sacó su enorme espadón. Ahora debía confiar en sus capacidades combativas, y por ello estaba un poco nervioso. Tomó todo el aire que pudo, y después de unos momentos lo soltó de golpe. El joven marine apretó el puño que tenía libre. Las palabras que el Vice-almirante le dijo, hicieron que el devastador hiciera una reverencia en señal de respeto. Una vez la hizo, levantó su cabeza y mostró una sonrisa amable, cosa bastante rara en un combate.

- Prometo dar lo mejor de mí.

Entonces, el rubio salió corriendo a por su rival. Dejó que el filo de su espadón fuese recorriendo el suelo, dejando una pequeña grieta debido a la fuerza que poseía el chico. Cuando estuvo cerca de aquel hombre, soltó un pequeño grito. Movió su espada de un lado a otro, y de repente su arma se imbuyó en llamas. Sin pensárselo, la imbuyó en su haki armadura más poderoso [Nivel 3], y de un solo tajo trató de herir a su oponente en la zona del pecho. El corte iba de arriba hacia abajo, buscando trazar una herida en forma de corte vertical, y de paso quemarla. Lo hiciese o no, trataría de alejarse un poco hacia atrás

El ataque del rubio funcionó, aunque no tan bien como lo había planeado. Al menos pudo demostrar que no era un marine cualquiera, y había podido tocar la carne de un Vice-Almirante de la marina. Sus azulados ojos se clavaron en los de su oponente, atento al siguiente movimiento causado por él. Tenía que concentrarse al máximo debido a lo que se estaba jugando. Con su espadón en la mano derecha, mostró una sonrisa confiada, pero amable ante todo. No quería parecer un tipo engreído ni nada por el estilo, tan solo quería cumplir con su deber de llevar la justicia a los mares a su forma.

- Ese ha sido un buen esquive, Aaron-sama.

Dijo de forma amable para después notar cómo el color de su oponente cambiaba en la zona de los puños. Alzó la ceja un poco confuso y pensó lo que cualquiera “Haki”. Entonces se imbuyó en su propio haki armadura, tomando él y su arma un tono morado azabache. Cuando observó el golpe ir hacia su posición, alzó su enorme espadón ardiendo, colocándolo por la parte ancha. De esa forma el ataque del superior impactaría en la poderosa hoja de kairouseki. Una vez dio, el joven marine abrió los ojos como platos. La fuerza de su oponente lo lanzó a unos tres metros de distancia, haciendo que cayese al suelo y rodase unos metros más. Su espadón quedó a su lado, temblando por la potencia del golpe ¿Había estado a punto de partirlo? No podía volver a tolerar aquello.

El rubio se quedó unos momentos allí tirado, notando un incómodo dolor de espalda. Pese a su armadura, la vibración debido al golpe le había llegado a cada músculo y hueso de su cuerpo. Jadeó un poco debido al dolor, muestra de que aquel tipo era duro. Se colocó en pie muy despacio, y se quedó mirando a su oponente. Iba a tener que darlo todo, y por ello comenzó a liberar su energía, gritando de forma violenta. Sus brazos comenzaron a hincharse un poco debido a aquel poder que estaba liberando. Un leve brillo apareció en sus ojos. Había abierto las dos aberturas del Sol, valor y honor. Ahora su fuerza era muy superior a la de antes. Lo primero que hizo fue tomar su enorme espadón, el cual dejó de arder. Después miró a su oponente de forma seria.

- Es mi turno, señor ¡Twister Blood!

Gritó con fuerza para después correr hacia su oponente a toda la velocidad posible. Su armadura le pesaba, pero su resistencia era buena, y decidió forzar su cuerpo a hacer un esfuerzo físico enorme. Una vez estuviese cerca de su oponente, le lanzaría un tremendo golpe con su espadón, usando la parte ancha del arma para no dañarlo gravemente. Su objetivo era la cabeza. Le diese o no, giraría sobre su propio eje, y le lanzaría un puñetazo violento rumbo al pecho. Su objetivo era que su guantelete de kairouseki causará buenos daños. Todos sus ataques habían sido imbuidos en haki armadura. Le diese o no, le miraría de forma seria a los ojos y esperaría su ataque.

Cosas usadas: