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Límite de tiempo: Sin límite.
Escenario:
En los patios de entrenamiento, más concretamente.
Condiciones:
- Sin saltos de turno.
- Daños on-rol, sin muertes.
- Escenario que no beneficie a nadie.
- Experiencia correspondiente.
- Si Misa gana, pasa a entrar en Crimson Wolves como co-líder de flota.
- Si Misa pierde, deberá entrar en la flota bajo las órdenes de Kimura.
- Combate amistoso.
Y empieza...
Invitado ha efectuado 1 lanzada(s) de uno 1 :
- 1
1- Kimura.
2- Misa.
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La gran capital de la marina, la isla de Marineford, donde se encuentra el cuartel general principal. Nunca había estado por allí y puesto que hoy me cogía de camino decidí pararme a echar un vistazo a la isla. Decían que era impresionante, otros no le daban mayor importancia y afirmaban que no era mejor que cualquier otro cuartel. Como no tenía una opinión clara preferí verla con mis propios ojos antes de tomar ninguna conclusión.
Llegamos al puerto y desembarqué, todo lo que había allí eran buques de la marina, todas las personas que podía ver iban con el uniforme de la marina, parecía que toda la isla fuera el propio cuartel en si, que tan solo viven miembros de la organización de la gaviota azul. Por lo menos era lo que parecía a simple vista, muchos reclutas y otros miembros de bajo rango cargando y descargando barcos. Y yo de mientras por ahí dando una vuelta y admirando el paisaje.
Me adentré hacia el interior de la isla, en dirección al cuartel general. Desde lejos ya se podía ver en el punto más alto de la isla, desde allí se debería de tener una panorámica maravillosa de toda la isla al completo. Tardé un poco en llegar arriba, las calles zigzagueaban y ralentizaba bastante el paso, aunque es normal debido a la pendiente que tenía la isla para ascender. Mas una vez que llegué allí pude admirar el paisaje. Se veía toda la isla por debajo, el puerto y los barcos atracados en el muelle.
-Que gran vista. Realmente si no hubiera tanto ajetreo sería un lugar precioso solo por estas vistas. -hablé para mí mismo como un idiota, gente pasaba cerca y seguramente se me quedarían mirando, pero no me importaba.
Entonces me di cuenta. ¿Porqué diablos había desembarcado con mis armas cargadas? Tengo la sucia manía de llevarlas siempre encima, como si fuera a haber algún problema en esta isla. Me resigné pensando que ahora el barco me cogía demasiado lejos como para volver, no tenía ganas de pegarme de nuevo toda esa pateada, de modo que me di la vuelta y me quedé mirando el cuartel de frente.
-Me pregunto cómo serán de grandes los campos de entrenamiento aquí...
Había pasado mucho tiempo en los del cuartel del North blue, de modo que tenía cierto interés por saber cómo eran los de este lugar, tal vez encontraba algo que podría servir para mejorar el entrenamiento de los reclutas del cuartel donde suelo hallarme habitualmente. Decidido emprendí camino buscando los campos de entrenamiento, no podían estar muy lejos del propio cuartel.
Llegamos al puerto y desembarqué, todo lo que había allí eran buques de la marina, todas las personas que podía ver iban con el uniforme de la marina, parecía que toda la isla fuera el propio cuartel en si, que tan solo viven miembros de la organización de la gaviota azul. Por lo menos era lo que parecía a simple vista, muchos reclutas y otros miembros de bajo rango cargando y descargando barcos. Y yo de mientras por ahí dando una vuelta y admirando el paisaje.
Me adentré hacia el interior de la isla, en dirección al cuartel general. Desde lejos ya se podía ver en el punto más alto de la isla, desde allí se debería de tener una panorámica maravillosa de toda la isla al completo. Tardé un poco en llegar arriba, las calles zigzagueaban y ralentizaba bastante el paso, aunque es normal debido a la pendiente que tenía la isla para ascender. Mas una vez que llegué allí pude admirar el paisaje. Se veía toda la isla por debajo, el puerto y los barcos atracados en el muelle.
-Que gran vista. Realmente si no hubiera tanto ajetreo sería un lugar precioso solo por estas vistas. -hablé para mí mismo como un idiota, gente pasaba cerca y seguramente se me quedarían mirando, pero no me importaba.
Entonces me di cuenta. ¿Porqué diablos había desembarcado con mis armas cargadas? Tengo la sucia manía de llevarlas siempre encima, como si fuera a haber algún problema en esta isla. Me resigné pensando que ahora el barco me cogía demasiado lejos como para volver, no tenía ganas de pegarme de nuevo toda esa pateada, de modo que me di la vuelta y me quedé mirando el cuartel de frente.
-Me pregunto cómo serán de grandes los campos de entrenamiento aquí...
Había pasado mucho tiempo en los del cuartel del North blue, de modo que tenía cierto interés por saber cómo eran los de este lugar, tal vez encontraba algo que podría servir para mejorar el entrenamiento de los reclutas del cuartel donde suelo hallarme habitualmente. Decidido emprendí camino buscando los campos de entrenamiento, no podían estar muy lejos del propio cuartel.
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– Me niego. – Dijo mientras miraba el informe que estaba al frente suya. ¿A qué se negaba? A unirse, de forma obligada por el marine que tenía adelante, a una flota distinta a la de Xemnas.
– No, es una orden directa. En esa flota ya hay mucha fuerza reunida, necesitamos distribuir nuestro poder en diferentes barcos.
– No quiero. No me interesa esa brigada – el capitán de dicha división era un teniente comandante. Un tal Kimura Hayate y, del cual, no había mucha información en aquel papel. En otra carpeta, estaban los otros integrantes, marines de bajo rango y de poca fuerza. – Además, está por debajo de mi rango, no pienso obedecer a alguien así. Menos si está rodeado de debiluchos. – Misa se estaba molestando al ver que aquel vicealmirante no cedía. Sus miradas echaban verdaderas chispas y, la verdad, estaban a nada de empezar a gritar.
– Por eso debemos dejarte ahí, para que no sean tan débiles. Además, puede que seas de buena influencia – el tono de aquel vicealmirante era serio. Su pelo, un poco largo, jugaba con el viento del ventilador y sus ojos marrones estaban clavados en los azulados de ella. – ¿Por qué tanta resistencia? Deberías aprender que no puedes hacer lo que quieras, Amane Misa. Es una orden y debes cumplirla. – Misa se levantó y le dio la espalda. Estaba bastante molesta y no le agradaba mucho que le dieran órdenes y menos si se enfocaban en donde debía estar.
– Está bien, lo haré a mi manera. Si no logra derrotarme, no me uniré. – Dijo poco antes de llegar a la puerta de aquella oficina.
– Has lo que quieras, pero terminarás uniéndote. – Escuchó antes de salir y empezar a caminar por los pasillos del cuartel de Marineford. ”Es una pérdida de tiempo” – pensaba mientras iba ojeando aquel informe donde mostraba alguno de los logros de Kimura Hayate. Suspiró con calma mientras pensaba cómo lo podría encontrar. Si tenía suerte, estaba ahora mismo deambulando por Marineford, cosa bastante improbable, pero qué podría estar pasando.
– Oye, necesito qué me hagas un favor – le dijo a un recluta que estaba pasando por su lado, hizo el saludo militar, aunque ella estaba concentrada mirando aquel informe. – Usa los altavoces, quiero que no haya nadie en el campo de entrenamiento 1 y di que estoy buscando al Teniente Coronel, Kimura Hayate – el recluta la miró con relativa confusión, pero terminó por asentir. Hizo, nuevamente, el saludo militar. – Di qué lo busca la capitana Amane Misa y que no tarde.
Siguió su camino, rumbo al campo de entrenamiento número uno, donde esperaba que él llegara. Su capa con el rango ondeaba al viento y, por debajo de ella, llevaba una camisa de color verde y que dejaba ver su ombligo y unos pantalones cortos azulados. Dentro de los bolsillos de su capa, tenía sus potenciadores. – No lo esperaré para siempre. ¿Por qué no me dejan estar con Xemnas? – masculló. Era obvio que nadie sabía de su relación con él, dudaba que fuera por esa razón y esa estúpida lógica de dividir sus fuerzas, aunque para ella fuera innecesaria, le parecía lógica. Suspiró y se cruzó de brazos, esperando por el teniente. Las instrucciones que había dado no tardaron en concretarse. Tenían un gran campo solo para ellos y sí, no se iba a contener. Si la estaban obligando a estar en esa brigada, debía saber qué tan fuerte era el líder o si, al menos, su sentido de justicia era el correcto o similar al suyo.
– No, es una orden directa. En esa flota ya hay mucha fuerza reunida, necesitamos distribuir nuestro poder en diferentes barcos.
– No quiero. No me interesa esa brigada – el capitán de dicha división era un teniente comandante. Un tal Kimura Hayate y, del cual, no había mucha información en aquel papel. En otra carpeta, estaban los otros integrantes, marines de bajo rango y de poca fuerza. – Además, está por debajo de mi rango, no pienso obedecer a alguien así. Menos si está rodeado de debiluchos. – Misa se estaba molestando al ver que aquel vicealmirante no cedía. Sus miradas echaban verdaderas chispas y, la verdad, estaban a nada de empezar a gritar.
– Por eso debemos dejarte ahí, para que no sean tan débiles. Además, puede que seas de buena influencia – el tono de aquel vicealmirante era serio. Su pelo, un poco largo, jugaba con el viento del ventilador y sus ojos marrones estaban clavados en los azulados de ella. – ¿Por qué tanta resistencia? Deberías aprender que no puedes hacer lo que quieras, Amane Misa. Es una orden y debes cumplirla. – Misa se levantó y le dio la espalda. Estaba bastante molesta y no le agradaba mucho que le dieran órdenes y menos si se enfocaban en donde debía estar.
– Está bien, lo haré a mi manera. Si no logra derrotarme, no me uniré. – Dijo poco antes de llegar a la puerta de aquella oficina.
– Has lo que quieras, pero terminarás uniéndote. – Escuchó antes de salir y empezar a caminar por los pasillos del cuartel de Marineford. ”Es una pérdida de tiempo” – pensaba mientras iba ojeando aquel informe donde mostraba alguno de los logros de Kimura Hayate. Suspiró con calma mientras pensaba cómo lo podría encontrar. Si tenía suerte, estaba ahora mismo deambulando por Marineford, cosa bastante improbable, pero qué podría estar pasando.
– Oye, necesito qué me hagas un favor – le dijo a un recluta que estaba pasando por su lado, hizo el saludo militar, aunque ella estaba concentrada mirando aquel informe. – Usa los altavoces, quiero que no haya nadie en el campo de entrenamiento 1 y di que estoy buscando al Teniente Coronel, Kimura Hayate – el recluta la miró con relativa confusión, pero terminó por asentir. Hizo, nuevamente, el saludo militar. – Di qué lo busca la capitana Amane Misa y que no tarde.
Siguió su camino, rumbo al campo de entrenamiento número uno, donde esperaba que él llegara. Su capa con el rango ondeaba al viento y, por debajo de ella, llevaba una camisa de color verde y que dejaba ver su ombligo y unos pantalones cortos azulados. Dentro de los bolsillos de su capa, tenía sus potenciadores. – No lo esperaré para siempre. ¿Por qué no me dejan estar con Xemnas? – masculló. Era obvio que nadie sabía de su relación con él, dudaba que fuera por esa razón y esa estúpida lógica de dividir sus fuerzas, aunque para ella fuera innecesaria, le parecía lógica. Suspiró y se cruzó de brazos, esperando por el teniente. Las instrucciones que había dado no tardaron en concretarse. Tenían un gran campo solo para ellos y sí, no se iba a contener. Si la estaban obligando a estar en esa brigada, debía saber qué tan fuerte era el líder o si, al menos, su sentido de justicia era el correcto o similar al suyo.
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Me hallaba próximo al campo de entrenamiento cuando comenzó a sonar una voz por megafonía. Al parecer lo querían completamente despejado, ese anuncio obligaba a todos los que estuviesen en el campo número uno que se marchasen inmediatamente. No pude evitar suspirar con un deje de resignación, al parecer me tocaría marcharme de allí sin poder verlos.
-Argh, quería echar un vistazo... En fin.
Me di la vuelta, pero de pronto me quedé quieto allí mismo. El comunicado seguía, y se hacía llamar al Teniente-Coronel conocido como Kimura Hayate. ¿Alguien me hacía llamar? Pero no puede ser, este no es mi cuartel habitual, además, apuesto que nadie sabe que estoy aquí ahora mismo. Y por si fuera poco llaman a un "Teniente-Coronel", no se si se habrán equivocado al decirlo o se referían al "Teniente-comandante", que es mi verdadero cargo.
-¿Acaso existirá un Teniente-Coronel?
Me quedé unos instantes pensando qué hacer, no tenía la más remota idea de cómo interpretar eso, no obstante, por lo que tenía entendido, no existía ningún rango conocido que lleve ese nombre, y que haya algún otro marine con mi mismo nombre en este lugar sería demasiada coincidencia. Estaba ya en la puerta. ¿Qué podía perder? Además, era un capitán quien me hacía llamar, no podía hacerle esperar.
Abrí la puerta y pude ver que ya estaba completamente desierto, salvo por una persona, una mujer con una gran capa con la identificación de capitán en la espalda. Una mujer de largos cabellos rubios que parecía algo enfadada. Eso no me gustó un pelo, un capitán enfadado no es buena señal, espero que no malinterpretase que apareciese frente a ella con todas mis armas como si fuera un mercenario vulgar. Me planté frente a ella y llevé mi mano a la frente, saludándola como se merece.
-Soy el teniente-comandante Kimura Hayate. ¿Es usted la capitana Amane Misa?
EStaba bastante nervioso, no sabía cómo reaccionaría, ni siquiera sabía cómo diablos se había enterado de que estuviese allí. Tal vez fuera por eso que me hizo llamar, no se trata del cuartel al cual estoy asignado, sin embargo aquí estoy, y encima de paseo. Realmente merezco una reprimenda, aunque por otra parte estoy en mitad de una misión y simplemente paramos a reabastecernos. En fin, esperaba que no fuera demasiado dura.
-Argh, quería echar un vistazo... En fin.
Me di la vuelta, pero de pronto me quedé quieto allí mismo. El comunicado seguía, y se hacía llamar al Teniente-Coronel conocido como Kimura Hayate. ¿Alguien me hacía llamar? Pero no puede ser, este no es mi cuartel habitual, además, apuesto que nadie sabe que estoy aquí ahora mismo. Y por si fuera poco llaman a un "Teniente-Coronel", no se si se habrán equivocado al decirlo o se referían al "Teniente-comandante", que es mi verdadero cargo.
-¿Acaso existirá un Teniente-Coronel?
Me quedé unos instantes pensando qué hacer, no tenía la más remota idea de cómo interpretar eso, no obstante, por lo que tenía entendido, no existía ningún rango conocido que lleve ese nombre, y que haya algún otro marine con mi mismo nombre en este lugar sería demasiada coincidencia. Estaba ya en la puerta. ¿Qué podía perder? Además, era un capitán quien me hacía llamar, no podía hacerle esperar.
Abrí la puerta y pude ver que ya estaba completamente desierto, salvo por una persona, una mujer con una gran capa con la identificación de capitán en la espalda. Una mujer de largos cabellos rubios que parecía algo enfadada. Eso no me gustó un pelo, un capitán enfadado no es buena señal, espero que no malinterpretase que apareciese frente a ella con todas mis armas como si fuera un mercenario vulgar. Me planté frente a ella y llevé mi mano a la frente, saludándola como se merece.
-Soy el teniente-comandante Kimura Hayate. ¿Es usted la capitana Amane Misa?
EStaba bastante nervioso, no sabía cómo reaccionaría, ni siquiera sabía cómo diablos se había enterado de que estuviese allí. Tal vez fuera por eso que me hizo llamar, no se trata del cuartel al cual estoy asignado, sin embargo aquí estoy, y encima de paseo. Realmente merezco una reprimenda, aunque por otra parte estoy en mitad de una misión y simplemente paramos a reabastecernos. En fin, esperaba que no fuera demasiado dura.
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Los minutos pasaban y su enojo aumentaba. Suspiró para tratar de relajarse, mas fue imposible y casi inútil. Solo esperaba que ese tal Kimura Hayate no fuera un idiota. Ni siquiera le importaba el haberse equivocado en dar el rango de él. ”Sigo diciendo que es una pérdida de tiempo” – sí, entendía las razones, pero… ¿Mandarla a una flota como esa? Seguía siendo algo incoherente y sentía que la estaban subestimando. Su mirada estaba clavada en la puerta del campo de entrenamiento, su capa y su pelo jugaba con el viento y a ratos, hacía muecas de desprecio y hasta uno que otro puchero, qué en la práctica, le salían con un deje de ternura.
– Al fin.
Susurró mientras lo veía llegar. No pudo evitar darse cuenta qué estaba armado hasta los dientes y hasta dudó si era necesario usar todo eso en batalla. Asintió con la cabeza ante su pregunta y, por dentro, se sentía bien ante ese tremendo golpe de suerte. De no haber estado aquí, solo le quedaba ir a buscarlo por el océano y eso era demasiado latero. Era mejor zanjar todo de una sola vez, además, tenía el permiso de un vicealmirante para hacerlo a su manera y era eso lo que iba a hacer, maldita sea que lo iba a hacer. Lo analizó con la mirada y dudaba si era alguien fuerte, quizás físicamente no estaba a su altura o compensaba su fuerza con velocidad o, lo más lógico, usaba todas esas armas en un combate. ”No lo quiero juzgar, pero, de todos modos, lo pondré a prueba y veré sus habilidades” – pensó. En ningún momento dejaba de estar de brazos cruzados.
– Tuve suerte al ver qué estabas acá – empezó a decir con un tono un poco serio. – Seré breve y concisa, Hayate – su capa hondeó con mayor fuerza ante el viento que pasó por el lugar. – Por órdenes de los altos cargos, quieren que yo me una a tu flota. Crimson Wolves, ¿cierto? – no iba a esperar a su respuesta, es más, ni siquiera sabía cómo iba a reaccionar ante sus palabras. De todos modos, dudaba que la interrumpiera. – Pero… Antes de tomar alguna decisión, te pondré a prueba, Hayate – sonrió de medio lado y, a ratos, su tono se cargaba de arrogancia. Confiaba en que no la iba a derrota. – Solo entraré si logras derrotarme… Te cuidado, no me contendré. En caso contrario – se tomó unos segundos y suspiró con calma. Al fin se estaba relajando. – Bueno, ya pensaré que va a pasar en caso contrario.
Ella no decía cosas que no iba a cumplir, si la llegaba a derrotar, iba a entrar a esa flota. Mas, vería como se iba a desarrollar el combate y luego decidiría. Después de todo, ese vicealmirante tendría que aceptar su decisión, le gustase o no. Prefería ir por libre que estar en un lugar donde no se sentiría cómoda. Aprovecharía este combate para conocerlo mejor, sus ideales, sus metas a futuro, qué buscaba en la marina, eran preguntas que iría haciendo mientras luchaban… Si es que aceptaban.
– Puedes creerme o no, eso lo dejo a tu elección – su mirada era bastante seria. Si él llegaba a dudar de ella, ya le iba a quitar puntos en su evaluación. – Pero no haría esto si no fuera necesario. Puedes empezar cuando quieras. – Finalizó con calma. ¿Qué iba a responder a esto? ¿Cómo iba a reaccionar? Pronto lo iba a descubrir.
– Al fin.
Susurró mientras lo veía llegar. No pudo evitar darse cuenta qué estaba armado hasta los dientes y hasta dudó si era necesario usar todo eso en batalla. Asintió con la cabeza ante su pregunta y, por dentro, se sentía bien ante ese tremendo golpe de suerte. De no haber estado aquí, solo le quedaba ir a buscarlo por el océano y eso era demasiado latero. Era mejor zanjar todo de una sola vez, además, tenía el permiso de un vicealmirante para hacerlo a su manera y era eso lo que iba a hacer, maldita sea que lo iba a hacer. Lo analizó con la mirada y dudaba si era alguien fuerte, quizás físicamente no estaba a su altura o compensaba su fuerza con velocidad o, lo más lógico, usaba todas esas armas en un combate. ”No lo quiero juzgar, pero, de todos modos, lo pondré a prueba y veré sus habilidades” – pensó. En ningún momento dejaba de estar de brazos cruzados.
– Tuve suerte al ver qué estabas acá – empezó a decir con un tono un poco serio. – Seré breve y concisa, Hayate – su capa hondeó con mayor fuerza ante el viento que pasó por el lugar. – Por órdenes de los altos cargos, quieren que yo me una a tu flota. Crimson Wolves, ¿cierto? – no iba a esperar a su respuesta, es más, ni siquiera sabía cómo iba a reaccionar ante sus palabras. De todos modos, dudaba que la interrumpiera. – Pero… Antes de tomar alguna decisión, te pondré a prueba, Hayate – sonrió de medio lado y, a ratos, su tono se cargaba de arrogancia. Confiaba en que no la iba a derrota. – Solo entraré si logras derrotarme… Te cuidado, no me contendré. En caso contrario – se tomó unos segundos y suspiró con calma. Al fin se estaba relajando. – Bueno, ya pensaré que va a pasar en caso contrario.
Ella no decía cosas que no iba a cumplir, si la llegaba a derrotar, iba a entrar a esa flota. Mas, vería como se iba a desarrollar el combate y luego decidiría. Después de todo, ese vicealmirante tendría que aceptar su decisión, le gustase o no. Prefería ir por libre que estar en un lugar donde no se sentiría cómoda. Aprovecharía este combate para conocerlo mejor, sus ideales, sus metas a futuro, qué buscaba en la marina, eran preguntas que iría haciendo mientras luchaban… Si es que aceptaban.
– Puedes creerme o no, eso lo dejo a tu elección – su mirada era bastante seria. Si él llegaba a dudar de ella, ya le iba a quitar puntos en su evaluación. – Pero no haría esto si no fuera necesario. Puedes empezar cuando quieras. – Finalizó con calma. ¿Qué iba a responder a esto? ¿Cómo iba a reaccionar? Pronto lo iba a descubrir.
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Me dejó un tanto extrañado su confesión de que desde arriba exigían que esa capitana ingresase en mis Crimson Wolves, y mi gesto boquiabierto tal vez le revelase mi sorpresa al escuchar tal noticia. Lo cierto es que no tenía la menor idea, tal vez antes de haber abandonado el cuartel debí haber ido a recoger la correspondencia, tal vez tenía algún certificado que decía algo de eso.
Una capitana dentro de los Crimson Wolves, esto no me gustaba. Si entraba alguien con más rango que yo mismo, podría perder el control de mi propia tripulación, aunque sabía que esa gente era completamente fiel a mí, no obstante, una orden directa de un superior ha de ser acatada a rajatabla, independientemente del rango que tenga dentro de la tripulación en si. Puede ser un gran conflicto si resulta interponerse en mis objetivos. Es una persona que no conozco de nada, y parece ser de las típicas capitanas serias que cumplen las leyes sin importarle nada. Eso podría chocar bastante con mis propios ideales, y eso no es que me agradase. Todo se complicaba.
Ni siquiera me dio tiempo a responder y continuó hablándome. Al parecer debía estar mosqueada por que se cree que somos una panda de debiluchos. Me iba a poner a prueba y me retaba a un desafío, si lograba derrotarla, ella ingresaría, y de no ser así ya vería ella qué hacer. La primera opción implicaba el riesgo, no obstante la segunda estaba demasiado abierta, podría ser mejor o peor, por lo que darle la victoria no me ayudaría en nada.
¿Pero qué estoy diciendo? No puedo mostrarme débil ante un capitán, y menos ante ella que ha despreciado la fortaleza de mis hombres y la mía propia. No es ningún ataque directo que te llamen debilucho, y no me importa lo más mínimo, no obstante no puedo permitir el sentirme insultado, y sentir que insultan a mis camaradas, y quedarme de brazos cruzados, eso si no lo voy a tolerar, pase lo que pase.
No dudo que esto va a ser duro, se trata de un capitán, dudo poder estar a su nivel, pero lo que si lograré será demostrarle que no soy ningún debilucho. Mi rostro de asombro ante la noticia había pasado a transformarse en uno completamente serio e indiferente ante la situación. Comenzaba a concentrarme para la batalla y no iba a darle tregua, sea recluta o capitana.
-Ruego me perdone capitana. Al fin y al cabo una orden es una orden, y no puedo desobedecer una orden directa de un superior. Pero si usted no se va a contener... -desenfundé dos de las espadas, la espada maestra y la hoja del caos. Tal vez arriesgado, pero no le pensaba dar tregua- Yo tampoco pienso hacerlo.
Di un salto hacia atrás mientras me ponía en posición defensiva y activaba mi haki de observación. Me quedé manteniendo una posición defensiva con ambas espadas. Me había dicho que comenzase cuando quisiera, pero no entraba en mi táctica ser quien diera el primer golpe, no hoy. Pensaba hacer todo lo posible por derrotarla, y para ello primero debía ocuparme de cierto asunto antes de lanzarme directo a la carga.
-No seré yo quien de el primer paso capitana.
Me quedé atento a sus movimientos, completamente serio. Esto iba a ser realmente duro, tal vez el combate más duro al que me haya enfrentado nunca, y para colmo no se trata de ningún enemigo directo, sino uno de mis superiores. La situación era tensa como mínimo. Esperaba estar tomando la decisión correcta.
Una capitana dentro de los Crimson Wolves, esto no me gustaba. Si entraba alguien con más rango que yo mismo, podría perder el control de mi propia tripulación, aunque sabía que esa gente era completamente fiel a mí, no obstante, una orden directa de un superior ha de ser acatada a rajatabla, independientemente del rango que tenga dentro de la tripulación en si. Puede ser un gran conflicto si resulta interponerse en mis objetivos. Es una persona que no conozco de nada, y parece ser de las típicas capitanas serias que cumplen las leyes sin importarle nada. Eso podría chocar bastante con mis propios ideales, y eso no es que me agradase. Todo se complicaba.
Ni siquiera me dio tiempo a responder y continuó hablándome. Al parecer debía estar mosqueada por que se cree que somos una panda de debiluchos. Me iba a poner a prueba y me retaba a un desafío, si lograba derrotarla, ella ingresaría, y de no ser así ya vería ella qué hacer. La primera opción implicaba el riesgo, no obstante la segunda estaba demasiado abierta, podría ser mejor o peor, por lo que darle la victoria no me ayudaría en nada.
¿Pero qué estoy diciendo? No puedo mostrarme débil ante un capitán, y menos ante ella que ha despreciado la fortaleza de mis hombres y la mía propia. No es ningún ataque directo que te llamen debilucho, y no me importa lo más mínimo, no obstante no puedo permitir el sentirme insultado, y sentir que insultan a mis camaradas, y quedarme de brazos cruzados, eso si no lo voy a tolerar, pase lo que pase.
No dudo que esto va a ser duro, se trata de un capitán, dudo poder estar a su nivel, pero lo que si lograré será demostrarle que no soy ningún debilucho. Mi rostro de asombro ante la noticia había pasado a transformarse en uno completamente serio e indiferente ante la situación. Comenzaba a concentrarme para la batalla y no iba a darle tregua, sea recluta o capitana.
-Ruego me perdone capitana. Al fin y al cabo una orden es una orden, y no puedo desobedecer una orden directa de un superior. Pero si usted no se va a contener... -desenfundé dos de las espadas, la espada maestra y la hoja del caos. Tal vez arriesgado, pero no le pensaba dar tregua- Yo tampoco pienso hacerlo.
Di un salto hacia atrás mientras me ponía en posición defensiva y activaba mi haki de observación. Me quedé manteniendo una posición defensiva con ambas espadas. Me había dicho que comenzase cuando quisiera, pero no entraba en mi táctica ser quien diera el primer golpe, no hoy. Pensaba hacer todo lo posible por derrotarla, y para ello primero debía ocuparme de cierto asunto antes de lanzarme directo a la carga.
-No seré yo quien de el primer paso capitana.
Me quedé atento a sus movimientos, completamente serio. Esto iba a ser realmente duro, tal vez el combate más duro al que me haya enfrentado nunca, y para colmo no se trata de ningún enemigo directo, sino uno de mis superiores. La situación era tensa como mínimo. Esperaba estar tomando la decisión correcta.
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Escuchó las palabras de Kimura y no pudo evitar sonreír. Notó que sacaba sus dos espadas y se alejaba dando un salto. ¿No pensaba atacar? Lo miró extrañada, ¿por qué desaprovechaba una oportunidad así? No pudo evitar pensar que era por miedo, pero le agradaba pensar que era alguna clase de estrategia. ”Bueno, qué se le va a hacer” – pensó mientras dejaba su postura y su mirada se volvía un poco más fría. No tenía mucha experiencia enfrentando a espadachines, pero confiaba en que su Busoushoku lograría protegerla de la mayoría de daños. Se dio unos segundos para plantear su ataque y pensar en la mejor de las opciones.
– ¿Qué es para ti la justicia, Hayate? ¿Qué crees que es la Marina? – fueron las primeras preguntas qué pensaba hacer a lo largo del combate. – Sé sincero, créeme que sabré si me mientes y eso solo lo hará peor. – Misa solo quería conocerlo más y darse una idea bastante precisa del líder de Crimson Wolves. Sabía que esas preguntas lo harían pensar y dudar un poco, todos tenían un sentido de justicia o una percepción distinta de la marina. No había alguna respuesta correcta y eso lo iba a obligar a verse en la necesidad de defender sus ideales y morir por ellos. No quería que el combate se extendiera demasiado, pero sabía que la conversación se iba a alargar. Suspiró de forma calmada.
Ya tenía una idea de cómo lo iba a atacar… Tenía suerte de poder atacar a distancia y cubrirla con relativa facilidad. De forma rápida, golpeó el aire y generó cuatro ondas de choque de un tono rojizo. Una iba directo a él, las otras dos iban a la derecha e izquierda y, la última, un poco más arriba de su cabeza. ¿Cuál era la diferencia con una onda normal? Qué las suyas podían explotar y ella tenía el control total de cuando iba a pasar eso. Iba a ver sus movimientos e iba a hacer explotar sus ondas de forma que su ataque tuviera un porcentaje de éxito mucho mayor. Solo la primera iba a explotar si existía contacto, las otras tres las haría explotar cuando su ahora oponente, se moviera en alguna dirección.
– Desde ahora, tienes prohibido rendirte. Pelearemos hasta que uno de los dos caiga y no se pueda levantar – dijo mientras esperaba el resultado de su ataque. – Muéstrame tu voluntad y tus convicciones.
– ¿Qué es para ti la justicia, Hayate? ¿Qué crees que es la Marina? – fueron las primeras preguntas qué pensaba hacer a lo largo del combate. – Sé sincero, créeme que sabré si me mientes y eso solo lo hará peor. – Misa solo quería conocerlo más y darse una idea bastante precisa del líder de Crimson Wolves. Sabía que esas preguntas lo harían pensar y dudar un poco, todos tenían un sentido de justicia o una percepción distinta de la marina. No había alguna respuesta correcta y eso lo iba a obligar a verse en la necesidad de defender sus ideales y morir por ellos. No quería que el combate se extendiera demasiado, pero sabía que la conversación se iba a alargar. Suspiró de forma calmada.
Ya tenía una idea de cómo lo iba a atacar… Tenía suerte de poder atacar a distancia y cubrirla con relativa facilidad. De forma rápida, golpeó el aire y generó cuatro ondas de choque de un tono rojizo. Una iba directo a él, las otras dos iban a la derecha e izquierda y, la última, un poco más arriba de su cabeza. ¿Cuál era la diferencia con una onda normal? Qué las suyas podían explotar y ella tenía el control total de cuando iba a pasar eso. Iba a ver sus movimientos e iba a hacer explotar sus ondas de forma que su ataque tuviera un porcentaje de éxito mucho mayor. Solo la primera iba a explotar si existía contacto, las otras tres las haría explotar cuando su ahora oponente, se moviera en alguna dirección.
– Desde ahora, tienes prohibido rendirte. Pelearemos hasta que uno de los dos caiga y no se pueda levantar – dijo mientras esperaba el resultado de su ataque. – Muéstrame tu voluntad y tus convicciones.
- Cosas usadas:
- – Power Punch: Con su fuerza, es capaz de generar ondas de choque y al combinarlas con su fruta, las hace explosivas. Ella tiene control total sobre cuándo hacerlas estallar y no necesariamente tiene que existir contacto.
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Su pregunta me dejó un tanto extrañado. ¿Acaso pensaba que no seguía unos correctos ideales? ¿Sería eso lo que la había llevado a retarme de esa forma? No tenía tiempo para pensar esas cosas ahora mismo, pues cuatro ondas venían directas hacia mí, eran claramente visibles debido a sus movimientos y que tenían un aura rojiza. Con las dos espadas lancé una onda cortante con cada una de ellas, conformando una cruz que se chocaría con esas ondas y seguramente las anularía.
Cuál fue mi sorpresa al ver que una de ellas explotó, el viento que generó esa explosión me cogió desprevenido y salté hacia atrás plantando una de mis manos delante y liberando mi energía, que se condensó hasta formar un pequeño muro en el cual se chocarían las ondas si habían logrado traspasar mis ondas cortantes. Seguramente con el polvo que se había levantado de la explosión, la capitana Amane no se daría cuenta de aquello. En cuanto se disipó el polvo y pude ver que no había más peligro, deshice esa pequeña barrera, que entonces si sería visible para ella con un destello azulado, pero transparente.
Eso estuvo cerca. ¿Cómo diablos hizo que explotara? Aquello no fue una onda de choque común, de alguna forma puede hacer explotar esa energía que lanza, debo llevar cuidado de que esos movimientos no me atrapen desprevenidos. Entonces fue cuando me dispuse a responderle, era de mala educación no hacerlo, y más a un superior.
-¿La justicia y la marina? En mi opinión no son más que palabras. Cada uno tiene su propio pensamiento sobre justicia, y no todos creen que la marina haga el bien para el mundo. ¿Mi opinión? La justicia para mí es castigar los crímenes de aquellos que, entre otras cosas, han asesinado y arruinado vidas de gente que no se ha puesto en su camino. Piratas que masacran ciudades en su mayoría... Pero no son los únicos culpables, -el tono de mi voz se iba notando cada vez más agresivo- hay muchos con poder que se aprovechan de su posición, extorsionan a placer, sobornan, no les importa nada otra vida que no sea la suya propia... Gente así hay por todas partes, y mi objetivo es acabar con todos. Y no me importa si alguno de ellos es algún marine. No pienso permitir que corrompan una organización que debería ayudar a los civiles y asegurar sus vidas.
En ese momento activé por unos instantes mi Koto senmon y me lancé hacia la capitana Amane. Yo solo me había logrado enfurecer lo suficiente como para que no me importara atacar a un capitán. Además, ella mismo me insistió en que la única forma de acabar ese combate era derrotándo a su adversario. Para cumplir mi palabra y demostrarle lo que había dicho, debía estar dispuesto a pasar por encima de ella si era necesario.
Conforme estuve a escasos dos metros hice un amago de golpearle con mi espada maestra, pero tan solo fue una distracción para hacer una finta hacia mi izquierda e ir a golpear sus piernas con mis espadas impregnadas en mi ámbito de viento, el cual aumentaba ligeramente el rango de corte de dichas armas, apuré para que se creyese que no iba a llegar a alcanzarle, no obstante el viento cortante le causaría daños. Sería muy imprudente por mi parte tratar de causar heridas mortales en una capitana, pero pensaba demostrarle que no me dejaría ganar por cualquiera y, sobretodo, que no era una persona débil y sin convicciones.
Tras dicha arremetida traté de mantenerme a una distancia prudente de tres metros como mucho, estaría a buen rango de volver a golpearle y sería más complicado que me atrapase desprevenido con un contraataque.
Cuál fue mi sorpresa al ver que una de ellas explotó, el viento que generó esa explosión me cogió desprevenido y salté hacia atrás plantando una de mis manos delante y liberando mi energía, que se condensó hasta formar un pequeño muro en el cual se chocarían las ondas si habían logrado traspasar mis ondas cortantes. Seguramente con el polvo que se había levantado de la explosión, la capitana Amane no se daría cuenta de aquello. En cuanto se disipó el polvo y pude ver que no había más peligro, deshice esa pequeña barrera, que entonces si sería visible para ella con un destello azulado, pero transparente.
Eso estuvo cerca. ¿Cómo diablos hizo que explotara? Aquello no fue una onda de choque común, de alguna forma puede hacer explotar esa energía que lanza, debo llevar cuidado de que esos movimientos no me atrapen desprevenidos. Entonces fue cuando me dispuse a responderle, era de mala educación no hacerlo, y más a un superior.
-¿La justicia y la marina? En mi opinión no son más que palabras. Cada uno tiene su propio pensamiento sobre justicia, y no todos creen que la marina haga el bien para el mundo. ¿Mi opinión? La justicia para mí es castigar los crímenes de aquellos que, entre otras cosas, han asesinado y arruinado vidas de gente que no se ha puesto en su camino. Piratas que masacran ciudades en su mayoría... Pero no son los únicos culpables, -el tono de mi voz se iba notando cada vez más agresivo- hay muchos con poder que se aprovechan de su posición, extorsionan a placer, sobornan, no les importa nada otra vida que no sea la suya propia... Gente así hay por todas partes, y mi objetivo es acabar con todos. Y no me importa si alguno de ellos es algún marine. No pienso permitir que corrompan una organización que debería ayudar a los civiles y asegurar sus vidas.
En ese momento activé por unos instantes mi Koto senmon y me lancé hacia la capitana Amane. Yo solo me había logrado enfurecer lo suficiente como para que no me importara atacar a un capitán. Además, ella mismo me insistió en que la única forma de acabar ese combate era derrotándo a su adversario. Para cumplir mi palabra y demostrarle lo que había dicho, debía estar dispuesto a pasar por encima de ella si era necesario.
Conforme estuve a escasos dos metros hice un amago de golpearle con mi espada maestra, pero tan solo fue una distracción para hacer una finta hacia mi izquierda e ir a golpear sus piernas con mis espadas impregnadas en mi ámbito de viento, el cual aumentaba ligeramente el rango de corte de dichas armas, apuré para que se creyese que no iba a llegar a alcanzarle, no obstante el viento cortante le causaría daños. Sería muy imprudente por mi parte tratar de causar heridas mortales en una capitana, pero pensaba demostrarle que no me dejaría ganar por cualquiera y, sobretodo, que no era una persona débil y sin convicciones.
Tras dicha arremetida traté de mantenerme a una distancia prudente de tres metros como mucho, estaría a buen rango de volver a golpearle y sería más complicado que me atrapase desprevenido con un contraataque.
- Técnicas usadas:
- Koto Senmon: Técnica de combate que hace que canalice su energía interna directamente a las extremidades, concentrándose en los tobillos y muñecas especialmente. Esto duplica la velocidad con la que puede puede moverse y atacar a su oponente, así como evadir. Puede utilizar esta técnica también para lanzar una ráfaga ondas cortantes en todas direcciones, cubriendo así todos sus ángulos. No puede utilizar la técnica por más de dos turnos seguidos, si lo utiliza por tres turnos consecutivos sus extremidades quedarán entumecidas y sus movimientos se verán reducidos a una tercera parte.
Las ondas cortantes lanzadas con esta técnica dependerá de la hoja de la espada con la que sea lanzada, siendo su longitud la propia longitud de la espada mas medio metro y el grosor será el mismo del ancho total de la hoja mas 20cm. Posee un arco creciente que alarga la longitud medio metro por cada dos metros avanzado, llegando a incrementarse hasta 6 metros a longitud máxima. Su alcance se verá incrementado en dos metros, es decir, un alcance máximo de doce metros, a partir de donde la energía se disipa en energía con las propiedades del ámbito de combate que esté utilizando (meramente escénico)
Manual de no usuario: Adquiere un gran control en el ámbito de control de la energía, lo cual le permite solidificar la energía para crear figuras reales hechas a partir de la propia energía.
Nivel 53: Puede crear formas irregulares y de máximo diez de lado con un grosor máximo de ocho centímetros, pueden ser más concretas. Las figuras no pueden ser creadas a más de diez de distancia, a partir de los veinte metros desaparecen.
Ámbito viento: Grado 2: Capacidad para crear achas de viento moderadas (desde 21 hasta 40km/h). El rango de las armas de filo se ven incrementadas en 2 cm. Los ataques de rango ganan un x2 extra de rango y potencia.
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”¿Estará vivo?” – Se preguntó, a modo de casi broma, al ver que su ataque había dado ciertos resultados. El viento del lugar hizo que la enorme nube de polvo se fuera disipando; la capitana sonrió de medio lado al notar que Kimura había salido sin ningún daño y que estaba dispuesto a seguir con el combate. ”Si acabara todo con eso sería demasiado sencillo” – se puso alerta, pero antes de atacar, el teniente se dispuso a contestar. Su respuesta fue bastante… Extraña. No estaba mintiendo, estaba segura de eso, pero aquellas palabras hicieron que, por unos segundos, pensara que aquel sujeto era un peligro. ”Tengo que saber más de él.” – se dijo mientras recordaba aquellas palabras.
– Supongo que deberé manejarlo con cuidado, no quiero que me haga su enemiga. – Susurró mordiéndose el labio inferior. No quería ganarse enemigos dentro de su mismo bando y, mucho menos, alguien que hace unos segundos había dicho que no le interesaba matar a un marine si era necesario. Sentía que él se regía por el lema de “salvar a uno sacrificando a miles”. Era la primera vez que conocía a alguien así y sentía algo de temor de que alguien así no lo pudieran controlar. Sii por algún extraño giro del destino, alguien dentro de la Marina iba en contra de sus ideales o lo qué Kimura defendía, no dudaba que se convertiría en un enemigo peligroso. ”Concéntrate en la pelea, Misa”
Observó cómo su oponente se lanzaba al ataque. ¿Un ataque de frente? Alzó una ceja, algo extrañada. Había notado algunos cambios en él o, mejor dicho, en su tono de voz. ¿Se había enfadado por la pregunta o su propia respuesta? Suspiró con calma y esperó a que su rival estuviera cerca. ”Ahora… Kabum” – Elevó su pierna derecha y golpeó el suelo mientras Hayate estaba a unos dos o tres metros. Ella era inmune a su propio poder, pero la idea era aprovechar la fuerza de la explosión para alejarse de su rival y no recibir daños. En el aire, dio una voltereta hacia atrás, apoyó ambas manos en el suelo y volvió a saltar, finalmente, cayó de pie; se arregló un mechón de su cabello y sonrió de medio lado. Su ropa, por suerte, estaba intacta y su cuerpo, inmune. ”Dudo que el mismo truco funcione dos veces, deberé ir con cuidado” – se dijo mientras se limpiaba un poco de tierra de sus ropas.
– Entonces, Kimura Hayate… ¿Qué te hace diferente de los marines normales? – le cuestionó mientras empezaba a caminar de forma impasible. El viento jugaba con su capa y su cabello. Su mirada era bastante seria y fría, casi tanto como para congelar a alguien con la mirada. A ratos, se podía sentir como un aura de voluntad la iba rodeando. Su poder, lentamente, se iba liberando y daba una extraña sensación sobrecogedora. – Eres el típico y aburrido recluta que viene a la Marina a proteger a alguien más. ¿Qué tienes de diferente? ¿Eres verdaderamente capaz de cumplir con tus palabras? – su tono era calmado. Sus ojos no se apartaban de su oponente, no le iba a dar el lujo de sentir que tenía el control de la situación. Ella dominaba cada centímetro de este campo y así se iba a quedar. – Además, aquellos ideales anti corrupción o qué se yo, ¿no te hacen enemigo, también, del Gobierno Mundial? Seré honesta, solo repites un diálogo, sueño o meta, como quieras llamarlo, que ha estado desde el inicio de los tiempos – apretó sus puños y sonrió de forma fría. Por alguna razón, quería ver hasta dónde él era capaz de llegar. – Eres débil, Kimura Hayate. Tus ideales, convicciones y metas, te hace ser débil.
Suspiró de forma tranquila. Sabía que esas palabras lo iban a hacer dudar más aún. Personas con ese tipo de ideales eran fáciles de controlar o hacer que actuaran de forma dubitativa. Pero, ella esperaba que él fuera diferente. Esperaba equivocarse y ver que él defendía lo que creía incluso si eso lo llevaba a la misma muerte. ”Esas espadas serán un problema si voy sin cuidado” – se dijo como pequeña precaución. Confiaba lo suficiente en su haki como para ir y pelear sin mucho miedo, pero tampoco es que tuviera demasiada experiencia ante alguien que usara esas armas. Empezó a correr a gran velocidad y, es más, generó dos explosiones a sus espaldas a modo de propulsión para abarcar la diferencia entre ellos en solo segundos. Imbuyó su pierna derecha en su busoushoku haki y trató de dar una poderosa patada a la altura del ante brazo izquierdo. Además, con la izquierda iba a tratar de conectar una en su rostro. ¿Cuál era el plan? Inutilizar uno de sus brazos por el resto del combate. Funcionara o no, se alejaría de su rival unos cuantos metros dando unos saltos.
– Supongo que deberé manejarlo con cuidado, no quiero que me haga su enemiga. – Susurró mordiéndose el labio inferior. No quería ganarse enemigos dentro de su mismo bando y, mucho menos, alguien que hace unos segundos había dicho que no le interesaba matar a un marine si era necesario. Sentía que él se regía por el lema de “salvar a uno sacrificando a miles”. Era la primera vez que conocía a alguien así y sentía algo de temor de que alguien así no lo pudieran controlar. Sii por algún extraño giro del destino, alguien dentro de la Marina iba en contra de sus ideales o lo qué Kimura defendía, no dudaba que se convertiría en un enemigo peligroso. ”Concéntrate en la pelea, Misa”
Observó cómo su oponente se lanzaba al ataque. ¿Un ataque de frente? Alzó una ceja, algo extrañada. Había notado algunos cambios en él o, mejor dicho, en su tono de voz. ¿Se había enfadado por la pregunta o su propia respuesta? Suspiró con calma y esperó a que su rival estuviera cerca. ”Ahora… Kabum” – Elevó su pierna derecha y golpeó el suelo mientras Hayate estaba a unos dos o tres metros. Ella era inmune a su propio poder, pero la idea era aprovechar la fuerza de la explosión para alejarse de su rival y no recibir daños. En el aire, dio una voltereta hacia atrás, apoyó ambas manos en el suelo y volvió a saltar, finalmente, cayó de pie; se arregló un mechón de su cabello y sonrió de medio lado. Su ropa, por suerte, estaba intacta y su cuerpo, inmune. ”Dudo que el mismo truco funcione dos veces, deberé ir con cuidado” – se dijo mientras se limpiaba un poco de tierra de sus ropas.
– Entonces, Kimura Hayate… ¿Qué te hace diferente de los marines normales? – le cuestionó mientras empezaba a caminar de forma impasible. El viento jugaba con su capa y su cabello. Su mirada era bastante seria y fría, casi tanto como para congelar a alguien con la mirada. A ratos, se podía sentir como un aura de voluntad la iba rodeando. Su poder, lentamente, se iba liberando y daba una extraña sensación sobrecogedora. – Eres el típico y aburrido recluta que viene a la Marina a proteger a alguien más. ¿Qué tienes de diferente? ¿Eres verdaderamente capaz de cumplir con tus palabras? – su tono era calmado. Sus ojos no se apartaban de su oponente, no le iba a dar el lujo de sentir que tenía el control de la situación. Ella dominaba cada centímetro de este campo y así se iba a quedar. – Además, aquellos ideales anti corrupción o qué se yo, ¿no te hacen enemigo, también, del Gobierno Mundial? Seré honesta, solo repites un diálogo, sueño o meta, como quieras llamarlo, que ha estado desde el inicio de los tiempos – apretó sus puños y sonrió de forma fría. Por alguna razón, quería ver hasta dónde él era capaz de llegar. – Eres débil, Kimura Hayate. Tus ideales, convicciones y metas, te hace ser débil.
Suspiró de forma tranquila. Sabía que esas palabras lo iban a hacer dudar más aún. Personas con ese tipo de ideales eran fáciles de controlar o hacer que actuaran de forma dubitativa. Pero, ella esperaba que él fuera diferente. Esperaba equivocarse y ver que él defendía lo que creía incluso si eso lo llevaba a la misma muerte. ”Esas espadas serán un problema si voy sin cuidado” – se dijo como pequeña precaución. Confiaba lo suficiente en su haki como para ir y pelear sin mucho miedo, pero tampoco es que tuviera demasiada experiencia ante alguien que usara esas armas. Empezó a correr a gran velocidad y, es más, generó dos explosiones a sus espaldas a modo de propulsión para abarcar la diferencia entre ellos en solo segundos. Imbuyó su pierna derecha en su busoushoku haki y trató de dar una poderosa patada a la altura del ante brazo izquierdo. Además, con la izquierda iba a tratar de conectar una en su rostro. ¿Cuál era el plan? Inutilizar uno de sus brazos por el resto del combate. Funcionara o no, se alejaría de su rival unos cuantos metros dando unos saltos.
- Cosas usadas:
- – x4 fuerza, x3 velocidad, x2 agilidad.
–Busoushoku Haki 3
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Conforme llegué a su posición y ejecuté la finta, ella alzó su pierna, dispuesta a soltar seguramente un fuerte ataque. No pensaba permitir que me alcanzara con esa pierna, y no lo haría, pero la explosión de antes no debía de ser tomada a la ligera, todavía no sabía cómo diantres había logrado hacerlo, de modo que tras ejecutar la finta di un salto hacia un lateral. Justo en ese momento golpeaba el suelo y se desencadenaba otra de esas explosiones, cuya onda me alejó bastante con una leve molestia en el brazo derecho.
Nuevamente se había levantado una nueva nube de polvo generada por esa explosión, tal vez pudiera utilizar eso a mi favor, pues anula su visión, a la vez que me pierde a mí mismo de vista. El polvo no tardó en posarse, nuevamente nos habíamos quedado quietos, tanteando el terreno hasta que pudieramos volver a obtener visión el uno del otro. Yo estaba en pose defensiva con ambas espadas y con mi haki preparado. Ella, sin embargo, estaba completamente erguida, como muy confiada de su posición y situación. Tal y como me temía, esto no iba a ser nada fácil.
Comenzó a hablar de nuevo, y por segunda vez me lanzaba preguntas sobre mí mismo. Había dos posibilidades, o bien estaba tratando de distraerme o quería averiguar más sobre la persona a la cual la habían obligado a aliarse. Desde mi punto de vista, prefería no tenerla dentro de los Crimson Wolves, esa actitud no parecía ser muy acorde a las personalidades de la gente que estamos allí en la flota, y no quisiera que hubiera ningún tipo de conflicto interno, eso destrozaría la banda sin duda. Pero debo decir una cosa, me irritó bastante que me dijera que por seguir mis ideales me volvía débil.
Tal y como esperaba hizo lo mismo que la primera vez, se lanzó a por mí, pero esta vez directamente, y a una velocidad que apenas tenía tiempo para reaccionar. Lo único que pude hacer fue plantar una capa de energía alrededor de mi cuerpo e impregnarla con el bushou a la vez que ponía las espadas en cruz justo enfrente de mí. Un movimiento a la desesperada que llegó in extremis. Todavía no había terminado de colocar las espadas en cruz cuando sentí dos fuertes golpes, uno de ellos en el brazo izquierdo y otro directamente en el rostro. Apenas ni me había dado tiempo a elaborar una estrategia, había sido muy veloz en ese movimiento y por poco me coge desprevenido por esa velocidad.
Salí despedido hacia atrás y la energía a modo de barrera alrededor de mi brazo y rostro se quebró. Deshice el resto de ella mientras me levantaba, tenía una pequeña herida en la frente y tenía el brazo entumecido. De no haber puesto la barrera con mi bushou no podría seguir utilizándolo. Qué movimiento tan veloz, subestimé su velocidad, o mejor dicho, no me esperé que me pudiera coger así de desprevenido. Si no se dio cuenta de esa barrera seguramente estaría pensando cómo es que aguanté aquel golpe que incluso me lanzó un par de metros hacia atrás y me hizo morder el polvo.
Pero algo había sacado en claro. Primero las explosiones salieron de sus ondas de choque, después hizo estallar el punto de impacto donde dio con su pierna, y en tercer lugar aquellas explosiones a modo de propulsión que le dieron una gran velocidad a la hora de atacarme. No cabía duda, podía generar esas explosiones en el punto que quisiera, pero debían de salir de su propio cuerpo, seguramente no podría generar una explosión justo debajo de mí. Es una habilidad extraordinaria que me impresionó bastante, apostaba por una fruta del diablo, pero no sabía exactamente de qué se trataría.
-Reconozco que eso me cogió desprevenido, capitana. Desde luego no puedo competir con esa velocidad -en ese momento me puse serio apretando mis puños, desde mi espalda comenzaba a percibirse algún tipo de aura oscura que se iba extendiendo ligeramente hasta desvanecerse como a casi medio metro de mi cuerpo-. Y yo en ningún momento he dicho que sea diferente a nadie. Tampoco he dicho que lo anterior sea el motivo que me impulsa a continuar con mis objetivos -la miré con un gesto serio, de odio-. No se si soy capaz de cumplir mis palabras, capitana Amane. Lo que si se es que no pienso rendirme hasta haberlo intentado todo para proteger lo que más quiero...
Combatir a corta distancia sería un grave problema, debía cambiar mi estrategia, y debía hacerlo de una forma que no se notase demasiado, de lo contrario podría tener problemas. Liberé mi ámbito de viento dejándolo fluir hacia adelante, emitiendo una corriente continua con una racha de 30km/h. Eso comenzó a levantar polvo, pero todavía había visión. Me mostré más enfurecido de lo que realmente estaba, tratando de engañarla para que pensara que iba a perder el control en cualquier momento e iba a cometer una estupidez.
-Si es necesario -casi estaba gritando de tanto que había alzado mi voz-, daré mi vida por protegerles de lo que haga falta. Mejor mi vida que la de todos ellos, mis camaradas, los Crimson Wolves... Y sobre todo, mi familia...
El viento dejó de moverse en una sola dirección, ahora lo hacía fluir descontroladamente, por lo que el polvo desapareció, pero me había dado tiempo suficiente a reunir energía para lo que quería hacer a continuación. El polvo se había levantado y enfundé mis espadas sacando Igurusureiya, estiré la cuerda tensándolo y de mi propia energía apareció una flecha solildificada, dejando el arco cargado. Apunté donde debía estar, no entendía porqué, pero a través de la nube de polvo era capaz de observar una figura, una mancha que tenía el cuerpo de la capitana Misa Amane. La podía ver a través de esa nube marrón, y no entendía porqué exactamente, pero pensaba utilizar eso a mi favor.
-Kaze... -susurré
El proyectil se cargó con una gran energía del tipo de mi ámbito de viento, además de una segunda energía que se manifestaba como una pequeña descarga eléctrica que tan solo notaría al entrar en contacto con la flecha. Solté el proyectil tras asegurarme de haber apuntado bien a esa masa y éste salió disparado a una gran potencia, cortando el viento hacia su objetivo, no se veía desviada por el aire que hacía delante debido al propio viento que envolvía esa flecha bien cargada con mi bushou.
-¡No te atrevas a menospreciar mis convicciones, capitana! -le grité mientras la flecha iba hacia su objetivo- ¡No seré nadie especial, pero no lucho en vano por una meta generalizada por todo el mundo!
Mantuve la posición teniendo el bushoushoku preparado, así como mi haki de observación. También me quedé observando a la capitana a través de esa densa nube. No entendía cómo diablos era capaz de ver a través del polvo, pero lo que si sabía era que ahora mismo era algo que me convenía bastante, tal vez le pudiera dar la vuelta al combate gracias a eso, pues lo cierto es que no tengo demasiadas oportunidades contra la capitana Misa Amane.
Nuevamente se había levantado una nueva nube de polvo generada por esa explosión, tal vez pudiera utilizar eso a mi favor, pues anula su visión, a la vez que me pierde a mí mismo de vista. El polvo no tardó en posarse, nuevamente nos habíamos quedado quietos, tanteando el terreno hasta que pudieramos volver a obtener visión el uno del otro. Yo estaba en pose defensiva con ambas espadas y con mi haki preparado. Ella, sin embargo, estaba completamente erguida, como muy confiada de su posición y situación. Tal y como me temía, esto no iba a ser nada fácil.
Comenzó a hablar de nuevo, y por segunda vez me lanzaba preguntas sobre mí mismo. Había dos posibilidades, o bien estaba tratando de distraerme o quería averiguar más sobre la persona a la cual la habían obligado a aliarse. Desde mi punto de vista, prefería no tenerla dentro de los Crimson Wolves, esa actitud no parecía ser muy acorde a las personalidades de la gente que estamos allí en la flota, y no quisiera que hubiera ningún tipo de conflicto interno, eso destrozaría la banda sin duda. Pero debo decir una cosa, me irritó bastante que me dijera que por seguir mis ideales me volvía débil.
Tal y como esperaba hizo lo mismo que la primera vez, se lanzó a por mí, pero esta vez directamente, y a una velocidad que apenas tenía tiempo para reaccionar. Lo único que pude hacer fue plantar una capa de energía alrededor de mi cuerpo e impregnarla con el bushou a la vez que ponía las espadas en cruz justo enfrente de mí. Un movimiento a la desesperada que llegó in extremis. Todavía no había terminado de colocar las espadas en cruz cuando sentí dos fuertes golpes, uno de ellos en el brazo izquierdo y otro directamente en el rostro. Apenas ni me había dado tiempo a elaborar una estrategia, había sido muy veloz en ese movimiento y por poco me coge desprevenido por esa velocidad.
Salí despedido hacia atrás y la energía a modo de barrera alrededor de mi brazo y rostro se quebró. Deshice el resto de ella mientras me levantaba, tenía una pequeña herida en la frente y tenía el brazo entumecido. De no haber puesto la barrera con mi bushou no podría seguir utilizándolo. Qué movimiento tan veloz, subestimé su velocidad, o mejor dicho, no me esperé que me pudiera coger así de desprevenido. Si no se dio cuenta de esa barrera seguramente estaría pensando cómo es que aguanté aquel golpe que incluso me lanzó un par de metros hacia atrás y me hizo morder el polvo.
Pero algo había sacado en claro. Primero las explosiones salieron de sus ondas de choque, después hizo estallar el punto de impacto donde dio con su pierna, y en tercer lugar aquellas explosiones a modo de propulsión que le dieron una gran velocidad a la hora de atacarme. No cabía duda, podía generar esas explosiones en el punto que quisiera, pero debían de salir de su propio cuerpo, seguramente no podría generar una explosión justo debajo de mí. Es una habilidad extraordinaria que me impresionó bastante, apostaba por una fruta del diablo, pero no sabía exactamente de qué se trataría.
-Reconozco que eso me cogió desprevenido, capitana. Desde luego no puedo competir con esa velocidad -en ese momento me puse serio apretando mis puños, desde mi espalda comenzaba a percibirse algún tipo de aura oscura que se iba extendiendo ligeramente hasta desvanecerse como a casi medio metro de mi cuerpo-. Y yo en ningún momento he dicho que sea diferente a nadie. Tampoco he dicho que lo anterior sea el motivo que me impulsa a continuar con mis objetivos -la miré con un gesto serio, de odio-. No se si soy capaz de cumplir mis palabras, capitana Amane. Lo que si se es que no pienso rendirme hasta haberlo intentado todo para proteger lo que más quiero...
Combatir a corta distancia sería un grave problema, debía cambiar mi estrategia, y debía hacerlo de una forma que no se notase demasiado, de lo contrario podría tener problemas. Liberé mi ámbito de viento dejándolo fluir hacia adelante, emitiendo una corriente continua con una racha de 30km/h. Eso comenzó a levantar polvo, pero todavía había visión. Me mostré más enfurecido de lo que realmente estaba, tratando de engañarla para que pensara que iba a perder el control en cualquier momento e iba a cometer una estupidez.
-Si es necesario -casi estaba gritando de tanto que había alzado mi voz-, daré mi vida por protegerles de lo que haga falta. Mejor mi vida que la de todos ellos, mis camaradas, los Crimson Wolves... Y sobre todo, mi familia...
El viento dejó de moverse en una sola dirección, ahora lo hacía fluir descontroladamente, por lo que el polvo desapareció, pero me había dado tiempo suficiente a reunir energía para lo que quería hacer a continuación. El polvo se había levantado y enfundé mis espadas sacando Igurusureiya, estiré la cuerda tensándolo y de mi propia energía apareció una flecha solildificada, dejando el arco cargado. Apunté donde debía estar, no entendía porqué, pero a través de la nube de polvo era capaz de observar una figura, una mancha que tenía el cuerpo de la capitana Misa Amane. La podía ver a través de esa nube marrón, y no entendía porqué exactamente, pero pensaba utilizar eso a mi favor.
-Kaze... -susurré
El proyectil se cargó con una gran energía del tipo de mi ámbito de viento, además de una segunda energía que se manifestaba como una pequeña descarga eléctrica que tan solo notaría al entrar en contacto con la flecha. Solté el proyectil tras asegurarme de haber apuntado bien a esa masa y éste salió disparado a una gran potencia, cortando el viento hacia su objetivo, no se veía desviada por el aire que hacía delante debido al propio viento que envolvía esa flecha bien cargada con mi bushou.
-¡No te atrevas a menospreciar mis convicciones, capitana! -le grité mientras la flecha iba hacia su objetivo- ¡No seré nadie especial, pero no lucho en vano por una meta generalizada por todo el mundo!
Mantuve la posición teniendo el bushoushoku preparado, así como mi haki de observación. También me quedé observando a la capitana a través de esa densa nube. No entendía cómo diablos era capaz de ver a través del polvo, pero lo que si sabía era que ahora mismo era algo que me convenía bastante, tal vez le pudiera dar la vuelta al combate gracias a eso, pues lo cierto es que no tengo demasiadas oportunidades contra la capitana Misa Amane.
- Técnicas:
- Ámbito viento: Grado 2: Capacidad para crear achas de viento moderadas (desde 21 hasta 40km/h). El rango de las armas de filo se ven incrementadas en 2 cm. Los ataques de rango ganan un x2 extra de rango y potencia.
Ámbito electricidad: Grado 1: Lanza pequeñas descargas incapaces de causar quemaduras. Un contacto prolongado de más de dos segundos puede entumecer unos instantes los músculos. Tensión máxima de 100V, intensidad máxima de 0'005A
Manual no usuario: Nivel 45: Puede crear formas irregulares de máximo seis de lado con un grosor máximo de cinco centímetros. Las figuras no pueden ser creadas a más de siete de distancia, a partir de los quince metros desaparecen.
Hoja del caos: Otorga una tonalidad oscura a todos los ataques y un aura del mismo color al portador y al arma. Tras el primer turno de uso otorga la habilidad pasiva "Vista aguda". Si la utiliza durante dos turnos seguidos, el tercer turno es capaz de aprovecharse de las bonificaciones que otorga sin empuñar el arma.- Vista aguda:
- -Le proporciona una vista con habilidad de visión térmica y nocturna.
-Su vista se vuelve más aguda, con lo cual sus reflejos se ven incrementados, lo que potencia su reacción, disminuyendo el tiempo que pueda tardar en reaccionar ante los ataques.
Kasekaiho: Con un correcto control del ámbito de viento es capaz de impregnar sus ataques de éste elemento, incrementando la potencia, velocidad de ejecución y el rango del golpe. en ataques a distancia, con proyectiles o armas arrojadizas, es capaz de aumentar la velocidad y capacidad perforante del ataque en función del grado de control del elemento viento. en armas a melee es capaz de incrementar las dimensiones del arma con un recubrimiento de energía cortante de viento, también dependiendo del grado de control del ámbito.
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¿Una barrera? Suspiró con calma. ¿Qué era esa cosa? No se podía creer que había sido capaz de minimizar sus daños usando algo como ello, ni siquiera se lo esperaba. ”Es bueno” – pensó con una sonrisa. Su corazón y la adrenalina aumentaron el ritmo en su cuerpo. A pesar de que el objetivo era diferente, se estaba divirtiendo. Kimura era un buen reto y quizás la estaba forzando a usar sus pastillas. ¿Debería llegar a ese extremo? Había dicho que no se iba a contener, pero… ¿Era necesario? Al menos, dos de ellas, la dejarían inútil durante un tiempo.
Escuchó las palabras del teniente con calma. No pudo evitar soltar una risa por lo bajo. ”Es interesante, en cierta manera. Solo tiene que pulirse un poco más” – era un diamante en bruto. Alguien que le faltaba experiencia. No es que estuvieran mal sus ideales, pero notaba que dudaba un poco más de la cuenta. Quizás era por el fragor del combate o qué no sabía cómo encarar esta batalla. Lo miraba con cuidado, analizando sus expresiones y preguntándose si era verdadero el enfado que estaba mostrando. ¿Tanto se enfadaba por unas cuantas palabras? Sintió el viento y como este levantaba una gran nube de polvo. ”¿Puede controlar el viento? ¿Akuma no mi? Genial” – su mirada se volvió un tanto más seria al escuchar sus palabras. ¿De qué le iba a servir morir a cambio de alguien? Negó con la cabeza.
El viento ya no soplaba en una dirección… Ahora estaba descontrolado, como si lo dejaran correr de forma libre. El polvo aumentaba y eso la hizo ponerse alerta, esperando el ataque de Kimura. ¿Cómo pensaba atacarla? Dudaba que lograra ver algo con semejante nube de polvo. Suspiró con calma, atenta a cada sonido que llegara a sus oídos. ”Mierda” – de forma casi milagrosa, logró moverse a un lado esquivando la flecha. ¿Qué carajos había sido eso? De no ser por escuchar como esa cosa hacía un sonido extraño al pasar por el viento, no se hubiera percatado nunca. Se miró el brazo y notó un ligero corte a la altura del hombro. Movió el brazo izquierdo, el herido, para cerciorarse de que no le iba a molestar.
– Debo admitirlo, eres bueno, Kimura – sí, iba a tener que usar sus pastillas. Pelear de esa forma no le estaba dando resultados. – Solo te diré algo… El día en qué te enfrentas a un poder tan abrumador – de su capa sacó una pastilla blanca, redonda. Era la primera vez que la iba a usar desde su enfrentamiento ante Frederic. – El día que sientas miedo en una batalla, sentirás el verdadero terror y entenderás la arrogancia que hay en tus palabras. ¿Querer proteger a todos? Es imposible, simplemente, imposible – llevó aquella pastilla a su boca, le dio un mordisco y tragó. Al instante de hacer eso, un aura del mismo color que el fármaco, rodeó su cuerpo. – ¿Qué ganarías sacrificando tú vida? ¿Crees que esa sería la solución?
A cada segundo que pasaba, se iba haciendo una idea más precisa de lo que en verdad era el líder de los Crimson Wolves. No lo negaba, era alguien con talento, pero era alguien fácil de predecir y eso lo hacía vulnerable. Se había dado cuenta en el ataque anterior, no lograba seguir su velocidad y esa herida en la frente le iba a causar molestia en los ojos si no cerraba luego. Era hora de presionar un poco más. Aquel fármaco duplicaba todas sus características y eso era lo que iba a pillar, definitivamente, con la guardia baja al teniente comandante. La nube de polvo era un problema, pero el viento del mismo lugar la iba disipando y lo hizo lo suficiente para ver la sombra de su rival.
– Te dije que no me contendré y así será.
Tan rápido como había dicho eso, empezó a correr y, esta vez, ni siquiera era necesario propulsarse con sus explosiones o apoyarse con su fruta. Iba a romper todas las defensas con su fuerza física. La distancia que los separaba se hizo nada en segundos y no tardó en llegar a él. ”Un solo golpe, un solo golpe y romperé todas sus defensas.” – pensó mientras imbuía su brazo derecho en su busoushoku haki. No lo pensó dos veces e imprimió toda su fuerza en un único golpe dirigido al pecho de Kimura. Aún le quedaban otras dos pastillas por usar, en caso de que la primera no fuera suficiente. Funcionara o no, se alejó un par de pasos para ver la reacción de su rival.
Escuchó las palabras del teniente con calma. No pudo evitar soltar una risa por lo bajo. ”Es interesante, en cierta manera. Solo tiene que pulirse un poco más” – era un diamante en bruto. Alguien que le faltaba experiencia. No es que estuvieran mal sus ideales, pero notaba que dudaba un poco más de la cuenta. Quizás era por el fragor del combate o qué no sabía cómo encarar esta batalla. Lo miraba con cuidado, analizando sus expresiones y preguntándose si era verdadero el enfado que estaba mostrando. ¿Tanto se enfadaba por unas cuantas palabras? Sintió el viento y como este levantaba una gran nube de polvo. ”¿Puede controlar el viento? ¿Akuma no mi? Genial” – su mirada se volvió un tanto más seria al escuchar sus palabras. ¿De qué le iba a servir morir a cambio de alguien? Negó con la cabeza.
El viento ya no soplaba en una dirección… Ahora estaba descontrolado, como si lo dejaran correr de forma libre. El polvo aumentaba y eso la hizo ponerse alerta, esperando el ataque de Kimura. ¿Cómo pensaba atacarla? Dudaba que lograra ver algo con semejante nube de polvo. Suspiró con calma, atenta a cada sonido que llegara a sus oídos. ”Mierda” – de forma casi milagrosa, logró moverse a un lado esquivando la flecha. ¿Qué carajos había sido eso? De no ser por escuchar como esa cosa hacía un sonido extraño al pasar por el viento, no se hubiera percatado nunca. Se miró el brazo y notó un ligero corte a la altura del hombro. Movió el brazo izquierdo, el herido, para cerciorarse de que no le iba a molestar.
– Debo admitirlo, eres bueno, Kimura – sí, iba a tener que usar sus pastillas. Pelear de esa forma no le estaba dando resultados. – Solo te diré algo… El día en qué te enfrentas a un poder tan abrumador – de su capa sacó una pastilla blanca, redonda. Era la primera vez que la iba a usar desde su enfrentamiento ante Frederic. – El día que sientas miedo en una batalla, sentirás el verdadero terror y entenderás la arrogancia que hay en tus palabras. ¿Querer proteger a todos? Es imposible, simplemente, imposible – llevó aquella pastilla a su boca, le dio un mordisco y tragó. Al instante de hacer eso, un aura del mismo color que el fármaco, rodeó su cuerpo. – ¿Qué ganarías sacrificando tú vida? ¿Crees que esa sería la solución?
A cada segundo que pasaba, se iba haciendo una idea más precisa de lo que en verdad era el líder de los Crimson Wolves. No lo negaba, era alguien con talento, pero era alguien fácil de predecir y eso lo hacía vulnerable. Se había dado cuenta en el ataque anterior, no lograba seguir su velocidad y esa herida en la frente le iba a causar molestia en los ojos si no cerraba luego. Era hora de presionar un poco más. Aquel fármaco duplicaba todas sus características y eso era lo que iba a pillar, definitivamente, con la guardia baja al teniente comandante. La nube de polvo era un problema, pero el viento del mismo lugar la iba disipando y lo hizo lo suficiente para ver la sombra de su rival.
– Te dije que no me contendré y así será.
Tan rápido como había dicho eso, empezó a correr y, esta vez, ni siquiera era necesario propulsarse con sus explosiones o apoyarse con su fruta. Iba a romper todas las defensas con su fuerza física. La distancia que los separaba se hizo nada en segundos y no tardó en llegar a él. ”Un solo golpe, un solo golpe y romperé todas sus defensas.” – pensó mientras imbuía su brazo derecho en su busoushoku haki. No lo pensó dos veces e imprimió toda su fuerza en un único golpe dirigido al pecho de Kimura. Aún le quedaban otras dos pastillas por usar, en caso de que la primera no fuera suficiente. Funcionara o no, se alejó un par de pasos para ver la reacción de su rival.
- Cosas usadas:
- – Busoushoku Haki 3.
- Pastilla blanca
- Pastilla blanca: Al consumir esta pastilla, las habilidades del consumidor se ven aumentadas en un x2. Todas. (Fuerza, agilidad, reflejos, velocidad y resistencia) Dura todo un combate.
- Pasa de un x4 fuerza, x3 velocidad, x2 agilidad a: x6 fuerza, x5 velocidad, x4 agilidad, x2 reflejos y x2 resistencia.
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La había visto, había esquivado por poco aquella flecha, pero pude ver cómo le rozaba, aunque fuera un poco, ya había logrado algo, y ahora sería cuando ella se volvería a lanzar. Si mi plan resultaba tendría una pequeña oportunidad, al poder verla había conseguido cierta ventaja, y pensaba aprovecharla. Era su turno, y todo parecía indicar que su estilo de combate era cuerpo a cuerpo, por lo que mientras el polvo iba asentándose nuevamente gané distancia con respecto a ella y volví a cambiar de armas, quedándome en una posición defensiva y poniendo los pies de una forma concreta.
Con la hoja del caos de nuevo en la mano derecha y la otra apoyada en mi pecho, como dolorido, mi ámbito de viento preparado, y ella en el punto de mira, tan solo debía esperar el más mínimo movimiento para efectuar mi movimiento. En cuanto me viera se lanzaría directa a por mí, con lo cual la tendría justo delante. Era el momento de reactivar mi Koto Senmon.
Me hablaba y me decía que cuando realmente me enfrentara a alguien que me provocase el suficiente temor entonces sería cuando comprendería lo inútil de mis palabras. ¿Quién diablos se cree que es para juzgarme de esa manera? Quería ponerme nervioso, quería distraerme para que no sea capaz de ver venir su movimiento, estoy seguro de ello, por lo que debía de tratar de ignorarla, aunque ahora ya la había escuchado y estaba bastante molesto. Tal vez ya había caído en su trampa al dejarme influir desde el principio por sus palabras.
Respiré hondo y recordé aquella velocidad, no debo perder un solo segundo, y aun así dudaba poder bloquear todo el ataque, no sabía dónde me atacaría, podría querer acabar con todo de un movimiento o buscar inutilizar alguno de mis brazos, por ello debía de andarme con ojo, realmente me dolía el brazo izquierdo, ese golpe anterior logré amortiguarlo bien, pero todavía estaba un poco resentido.
–Te dije que no me contendré y así será.
¡Ahora! Se lanzó a la carga. La distancia era justamente la que necesitaba según había calculado, vendría directa hacia mi, yo rotaría con un juego de pies, posicionando mi cuerpo en lo que sería mi flanco derecho y como un paso adelantado, pero la hojza del caos se quedó impregnada de mi bushou y toda mi furia acumulada hasta el momento para cuando Misa llegase.
-¡No pienso ser menos, capitana Amane!
Entonces solté la trampa que había preparado, realmente con mi mano izquierda tenía preparado cierto artilugio que lanzaba espinas hacia adelante, lo active a la vez que, con un gran grito de carga, lanzaba un poderoso ataque con aquella espada. Misa estaría justo delante, yo me vería prácticamente desprotegido, pero ella no podría atacar y defenderse a la vez, si quería evadir mi golpe tendría que dejar de atacarme, y con la carga que llevaba no consideraba que fuera nada fácil de lograr, y más teniendo en cuenta que no esperaría ese movimiento. Espinas fueron a por ella y casi al momento una gran onda cortante acompañada de la propia espada y con un aura y tonalidad oscuras, procedente de la hoja del caos.
-¡No pienses que me conoces por cuatro frases que te he contado sobre mí! -esa última frase la solté descargando toda mi furia.
Lancé el golpe y noté un fuerte dolor en mi antebrazo izquierdo, sentí que se me iba a separar del cuerpo, justo después de activar ese pequeño artefacto que había estado oculto en el chaleco donde escondo mis diales junto a ese objeto. No grité del dolor por el mero hecho de que ya estaba bastante consumido por la furia que había soltado con ese golpe, pero si emití una gran mueca de dolor que me hizo quedarme allí sin moverme, con un ojo entrecerrado, pero al cabo de dos segundos salté hacia atrás.
Tenía el antebrazo tan adolorido que no podía moverlo, tal vez me lo había roto. Esa tipa es realmente fuerte, si no llego a pensar aquél movimiento antes podría haber caído, por la trayectoria parecía que iba a mi pecho, ese golpe me podía haber dejado fuera de combate en un solo instante. Si no me llega a mostrar esa velocidad antes, ya habría acabado la pelea para mí. Pero no pensaba rendirme, ahora tan solo esperaba que ese ataque con trampa le hubiera dado, de modo que me quedé mirándola y observando el estado de su cuerpo, o si tenía algo clavado.
Con la hoja del caos de nuevo en la mano derecha y la otra apoyada en mi pecho, como dolorido, mi ámbito de viento preparado, y ella en el punto de mira, tan solo debía esperar el más mínimo movimiento para efectuar mi movimiento. En cuanto me viera se lanzaría directa a por mí, con lo cual la tendría justo delante. Era el momento de reactivar mi Koto Senmon.
Me hablaba y me decía que cuando realmente me enfrentara a alguien que me provocase el suficiente temor entonces sería cuando comprendería lo inútil de mis palabras. ¿Quién diablos se cree que es para juzgarme de esa manera? Quería ponerme nervioso, quería distraerme para que no sea capaz de ver venir su movimiento, estoy seguro de ello, por lo que debía de tratar de ignorarla, aunque ahora ya la había escuchado y estaba bastante molesto. Tal vez ya había caído en su trampa al dejarme influir desde el principio por sus palabras.
Respiré hondo y recordé aquella velocidad, no debo perder un solo segundo, y aun así dudaba poder bloquear todo el ataque, no sabía dónde me atacaría, podría querer acabar con todo de un movimiento o buscar inutilizar alguno de mis brazos, por ello debía de andarme con ojo, realmente me dolía el brazo izquierdo, ese golpe anterior logré amortiguarlo bien, pero todavía estaba un poco resentido.
–Te dije que no me contendré y así será.
¡Ahora! Se lanzó a la carga. La distancia era justamente la que necesitaba según había calculado, vendría directa hacia mi, yo rotaría con un juego de pies, posicionando mi cuerpo en lo que sería mi flanco derecho y como un paso adelantado, pero la hojza del caos se quedó impregnada de mi bushou y toda mi furia acumulada hasta el momento para cuando Misa llegase.
-¡No pienso ser menos, capitana Amane!
Entonces solté la trampa que había preparado, realmente con mi mano izquierda tenía preparado cierto artilugio que lanzaba espinas hacia adelante, lo active a la vez que, con un gran grito de carga, lanzaba un poderoso ataque con aquella espada. Misa estaría justo delante, yo me vería prácticamente desprotegido, pero ella no podría atacar y defenderse a la vez, si quería evadir mi golpe tendría que dejar de atacarme, y con la carga que llevaba no consideraba que fuera nada fácil de lograr, y más teniendo en cuenta que no esperaría ese movimiento. Espinas fueron a por ella y casi al momento una gran onda cortante acompañada de la propia espada y con un aura y tonalidad oscuras, procedente de la hoja del caos.
-¡No pienses que me conoces por cuatro frases que te he contado sobre mí! -esa última frase la solté descargando toda mi furia.
Lancé el golpe y noté un fuerte dolor en mi antebrazo izquierdo, sentí que se me iba a separar del cuerpo, justo después de activar ese pequeño artefacto que había estado oculto en el chaleco donde escondo mis diales junto a ese objeto. No grité del dolor por el mero hecho de que ya estaba bastante consumido por la furia que había soltado con ese golpe, pero si emití una gran mueca de dolor que me hizo quedarme allí sin moverme, con un ojo entrecerrado, pero al cabo de dos segundos salté hacia atrás.
Tenía el antebrazo tan adolorido que no podía moverlo, tal vez me lo había roto. Esa tipa es realmente fuerte, si no llego a pensar aquél movimiento antes podría haber caído, por la trayectoria parecía que iba a mi pecho, ese golpe me podía haber dejado fuera de combate en un solo instante. Si no me llega a mostrar esa velocidad antes, ya habría acabado la pelea para mí. Pero no pensaba rendirme, ahora tan solo esperaba que ese ataque con trampa le hubiera dado, de modo que me quedé mirándola y observando el estado de su cuerpo, o si tenía algo clavado.
- Técnicas:
- Bushoushoku haki 1
Reliquia antígua: Su poseedor puede lanzar pinchos venenosos una vez por combate con los efectos de sueño. Si el portador es un gyojin, podrá hacerlo siempre que lo desee.
Hoja del caos: Duplica la potencia de los ataques realizados con este arma, así como las dimensiones de los ataques energéticos o de ámbitos elementales. Una vez por combate le permite utilizar la habilidad "Furia demoníaca". Tras el primer turno de uso otorga la habilidad pasiva "Vista aguda". Otorga una tonalidad oscura a todos los ataques y un aura del mismo color al portador y al arma.
Koto Senmon: Técnica de combate que hace que canalice su energía interna directamente a las extremidades, concentrándose en los tobillos y muñecas especialmente. Esto duplica la velocidad con la que puede puede moverse y atacar a su oponente, así como evadir. Puede utilizar esta técnica también para lanzar una ráfaga ondas cortantes en todas direcciones, cubriendo así todos sus ángulos. No puede utilizar la técnica por más de dos turnos seguidos, si lo utiliza por tres turnos consecutivos sus extremidades quedarán entumecidas y sus movimientos se verán reducidos a una tercera parte.- Furia demoníaca:
- El próximo ataque lanzado emitirá tal cantidad de energía por todo su cuerpo que volverá el ataque completamente imbloqueable que atravesará cualquier defensa y armadura, salvo endurecimientos tales como el haki armadura entre otros. Cualquier obstáculo que se interponga delante será golpeada sin remedio alguno por el ataque lanzado por el portador de la Hoja del caos.
Las ondas cortantes lanzadas con esta técnica dependerá de la hoja de la espada con la que sea lanzada, siendo su longitud la propia longitud de la espada mas medio metro y el grosor será el mismo del ancho total de la hoja mas 20cm. Posee un arco creciente que alarga la longitud medio metro por cada dos metros avanzado, llegando a incrementarse hasta 6 metros a longitud máxima. Su alcance se verá incrementado en dos metros, es decir, un alcance máximo de doce metros, a partir de donde la energía se disipa en energía con las propiedades del ámbito de combate que esté utilizando (meramente escénico)
Ámbito viento: Grado 2: Capacidad para crear achas de viento moderadas (desde 21 hasta 40km/h). El rango de las armas de filo se ven incrementadas en 2 cm. Los ataques de rango ganan un x2 extra de rango y potencia.
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”Tiene que ser una broma” – pensó al ver el contraataque de Kimura. ¿En serio había hecho eso? Había que ser valiente, le tenía que dar, nuevamente, créditos por eso. Generó una mini explosión en su costado para propulsarse a un lado, además; cruzó sus dos brazos, pecho y su cara en su Busoushoku haki. Sintió algunas de esas espinas clavándose en su piel, mientras que otras la rozaban y dejaban ligeros cortes. ”¿Cuántas armas tiene?” – rodó por el suelo y logró moverse a un lado a tiempo para poder esquivar aquella onda cortante. Había sido una buena idea y en su cuerpo estaban las marcas. Variados cortes en su cuerpo, la mayoría leves por su haki, pero algunas espinas se habían clavado en su piel. Sus reflejos, agilidad y su velocidad le permitieron salir casi ilesa de un ataque bastante fuerte.
– Mi haki aún no es capaz de detener esas cosa, ¿eh? – Susurró con un deje de resignación mientras se iba sacando las espinas que se habían clavado. ”Lo tendré que dejar sin posibilidad de un contraataque. Sin posibilidad de esquivar…” – se alejó de él dando un par de pasos. Había escuchado sus palabras y no pudo evitar sonreír. ¿Conocerlo por cuatro frases? Sí, era posible… No era difícil conocer e incluso prever a alguien como Kimura. Además, sus preguntas eran para eso y bueno, ver qué tan hábil era manteniendo la calma al ver que alguien pisoteaba aquellas cosas que tanto defendía… Esa parte no la había superado y estaba decepcionado. Al menos, el viento ya había logrado disipar el polvo y ahora la visibilidad no era un problema.
– No es que sea tan difícil darse una imagen bastante precisa de alguien como tú, Kimura – en su cabeza ya se estaban figurando diversas estrategias para ponerle fin a esto. – Es más, me atrevería a decir qué... Bueno, debiste elegir ser pirata – estaba claro que eso iba a ser el golpe de gracia. Estaba segura… O bastante, al menos, que eso iba a hacer que bajara la guardia y su defensa fuera débil. – Quizás revolucionario, si tanto planeas hacer del mundo un lugar justo y bonito. – Suspiró con calma y sonrió de forma tranquila. No le gustaba presionar de esa forma a un camarada, pero debía hacerlo. Solo de esa forma lograría saber lo que en verdad pensaba.
– En fin, es mi turno.
Había decidido su movimiento y esperaba que funcionara. Golpeó el aire e hizo que salieran un total de cinco poderosas ondas de choque, pero, también entre ellas había generado algunas de esas que ella controlaba para hacerlas explotar. Eran un total de cinco y para que diera resultado, no apuntó a diversas direcciones, salvo dos que se iban a la derecha e izquierda.; Ambas normales, de todos modos. Las explosivas y las que quedaban, iban directo a él. Las explosivas iban a estallar con un segundo de diferencia, apenas estuvieran a un metro de él iban a generar una poderosa explosión. ”Y ahora…” – iba a vigilar sus movimientos e iba a moverse tan rápido a dónde él esquivara, aunque en caso de no hacer, solo tendría que correr directo a él y sería todo más sencillo. Una vez estuviera cerca de él, trataría de conectar un poderoso puñetazo en su rostro y una patada en su pecho, todo imbuido en haki. Funcionara o no, iba a retroceder dando unos saltos hacia atrás y quedar a unos cinco metros de Kimura.
– Mi haki aún no es capaz de detener esas cosa, ¿eh? – Susurró con un deje de resignación mientras se iba sacando las espinas que se habían clavado. ”Lo tendré que dejar sin posibilidad de un contraataque. Sin posibilidad de esquivar…” – se alejó de él dando un par de pasos. Había escuchado sus palabras y no pudo evitar sonreír. ¿Conocerlo por cuatro frases? Sí, era posible… No era difícil conocer e incluso prever a alguien como Kimura. Además, sus preguntas eran para eso y bueno, ver qué tan hábil era manteniendo la calma al ver que alguien pisoteaba aquellas cosas que tanto defendía… Esa parte no la había superado y estaba decepcionado. Al menos, el viento ya había logrado disipar el polvo y ahora la visibilidad no era un problema.
– No es que sea tan difícil darse una imagen bastante precisa de alguien como tú, Kimura – en su cabeza ya se estaban figurando diversas estrategias para ponerle fin a esto. – Es más, me atrevería a decir qué... Bueno, debiste elegir ser pirata – estaba claro que eso iba a ser el golpe de gracia. Estaba segura… O bastante, al menos, que eso iba a hacer que bajara la guardia y su defensa fuera débil. – Quizás revolucionario, si tanto planeas hacer del mundo un lugar justo y bonito. – Suspiró con calma y sonrió de forma tranquila. No le gustaba presionar de esa forma a un camarada, pero debía hacerlo. Solo de esa forma lograría saber lo que en verdad pensaba.
– En fin, es mi turno.
Había decidido su movimiento y esperaba que funcionara. Golpeó el aire e hizo que salieran un total de cinco poderosas ondas de choque, pero, también entre ellas había generado algunas de esas que ella controlaba para hacerlas explotar. Eran un total de cinco y para que diera resultado, no apuntó a diversas direcciones, salvo dos que se iban a la derecha e izquierda.; Ambas normales, de todos modos. Las explosivas y las que quedaban, iban directo a él. Las explosivas iban a estallar con un segundo de diferencia, apenas estuvieran a un metro de él iban a generar una poderosa explosión. ”Y ahora…” – iba a vigilar sus movimientos e iba a moverse tan rápido a dónde él esquivara, aunque en caso de no hacer, solo tendría que correr directo a él y sería todo más sencillo. Una vez estuviera cerca de él, trataría de conectar un poderoso puñetazo en su rostro y una patada en su pecho, todo imbuido en haki. Funcionara o no, iba a retroceder dando unos saltos hacia atrás y quedar a unos cinco metros de Kimura.
- Cosas usadas:
- – Busoushoku haki 3.
- x6 fuerza, x5 velocidad, x4 agilidad, x2 reflejos y x2 resistencia.
– Power Punch: Con su fuerza, es capaz de generar ondas de choque y al combinarlas con su fruta, las hace explosivas. Ella tiene control total sobre cuándo hacerlas estallar y no necesariamente tiene que existir contacto.
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¡Lo había logrado! Podía ver alguna espina clavada en el cuerpo de la capitana Misa, eso había sido lo mejor que me podía haber pasado en esa situación. Mi ataque fue esquivado con una maestría que jamás me habría podido esperar en ningún tipo de enemigo, realmente es una persona muy dura, no es fácil cogerla desprevenida por lo que veo, no obstante al haber hecho ese gesto interrumpió su propio ataque, lo cual dio pie a que ese golpe que venía directo hacia mí no llegase a impactar con la potencia que debería. El brazo izquierdo me dolía bastante, pero todavía podía articularlo y moverlo a voluntad.
Me mantuve relajado ante sus palabras, ahora ya sabía que lo único que trataba hacer era distraerme y hacer que dudase para lograr cogerme desprevenido, y aunque esas conjeturas no fueran correctas yo lo pensaba igual y actuaba en consecuencia, ignorando esas palabras y tan solo concentrándome en el combate. La miraba fijamente con un gesto que demostraba dolor. Estaba yendo muy lejos tan solo por una tontería como esas, pero el hecho de que esas espinas se le clavaran me habían dado una gran victoria que no tardaría en darse a conocer.
Esas espinas están impregnadas con un veneno que provoca el sueño en aquél al que logran alcanzar, y verlas en sus brazos clavadas fue la señal de que el combate había sido decidido, ahora tan solo debía de preocuparme de aguantar un poco, no tardaría en propagarse el veneno en su cuerpo, y más con lo enérgica que está moviéndose. Decidido a ello simplemente canalicé mi energía y estiré mi mano izquierda, cuyo brazo estaba bastante dolorido. En cuanto vi su movimiento expulsé mi energía, creando una barrera de dos metros de ancho y tres de alto, con un grosor de cinco centímetros. La formé justamente a la altura de mi mano.
Esas ondas que lanzó llegaron a mi posición y explotaron en la barrera, la cual se debilitó un poco, pero no lo suficiente para que ese quebrase. Entre el polvo pude ver que la capitana volví a la carga. Con esa energía no duraría mucho antes de que ese maravilloso veneno llegase a sus órganos, ya debería sentir sus brazos algo adormilados. Conforme la vi lanzarse me agaché activando otra de esas armas que tengo en el chaleco, un dial que lo que hace es expulsar una densa niebla de humo blanco. Conforme se extendía noté que golpeaba y destrozaba la barrera que había creado delante.
-"Ya debería estar haciéndole efecto, se estará volviendo lenta" -pensé mientras notaba un golpe en el hombro derecho que me hacía caer hacia atrás.
No sabía qué tipo de ataque había intentado hacer, pero entre el veneno y la barrera pensaba que la iban a detener lo suficiente para que no llegase a alcanzarme, no puedo dejar de sentir sorpresa a cada movimiento de la capitana Amane, pero ya se acabó. La nube de humo duraría lo suficiente como para que el veneno la dejase fuera de combate, además pensaba prepararle un pequeño discurso. ¿No quería escucharme hablar? ¿Saber lo que pensaba? Pues lo iba a conocer de primera mano.
Me levanté con la mano en el hombro, realmente no sabía qué es lo que más me dolía, si el antebrazo de la mano izquierda o el hombro del brazo derecho. Realmente el combate no podría posponerlo mucho más, pero no era necesario, apostaba a que ya estaba sintiendo los efectos de ese veneno, tanto como yo sentía comenzar a sentir bastante cansancio por el uso de mi energía en esas técnicas.
-Permítame decirle cuán equivocada está, capitana Amane -mi voz sonaba completamente calmada, sin toda esa ira que "tenía" hacía unos instantes-. En primer lugar le diré, que usted no debería fiarse de lo que le dice su enemigo -la estaba observando directamente, aun a través de esa nube blanca-, usted insistió en que fuera un combate sin contenciones, y espero haberla complacido. Tan solo me mostré como yo quería que me conociera. Lo que dije es cierto, no puedo negarlo, pero lo que si voy a negar, es el hecho de que estuviera realmente enfurecido.
Comencé a caminar un poco, la nube blanca ya había abarcado diez metros de rango, llegando a su máximo posible. La capitana ni siquiera se había quitado esas espinas clavadas en su brazo, por lo que vertieron todo su veneno. Estaba acabada, y en el mejor momento.
-En mi opinión, capitana, antes de embarcarte contra un enemigo, es necesario conocer su fuerza. Creo que pretendía que me enfureciera para que mis golpes no conectaran como deberían, pero realmente usted es quien está cabreada. Se siente ofendida de que la hayan asignado a una tripulación, tal vez por su reducido número de miembros, tal vez por que el capitán es alguien de un rango inferior al suyo -en todo momento le hablaba con respeto, aunque no se lo mereciese-. Quería llevarme a su terreno, y yo le dí a comprender que lo había logrado. Vio mis movimientos como yo observé los suyos, yo pronto comprendí que no debía acercarme a luchar cuerpo a cuerpo, pero usted, capitana Amane, insistió en acercarse a mí. Mi especialidad no es únicamente el combate cuerpo a cuerpo, estoy preparado para cualquier enemigo que pueda aparecer ante mí, me parece muy extraño que alguien como usted no haya pensado en ello y se haya obcecado en luchar cuerpo a cuerpo contra mí. Era su mejor posibilidad hasta que vio esa flecha que casi le impacta.
Ahora es cuando venía el broche final. No le quitaba el ojo de encima, por lo que si intentaba hacer algo, estaba preparado para ejecutar mi movimiento. Esperaba que me estuviera escuchando atentamente, no podía verme de modo que no sabría a donde atacar, y al estar moviéndome distraía su oído.
-No obstante debo decirle que me siento profundamente humillado e insultado. No soy nadie especial, y eso lo reconozco, tan solo soy un marine más que lucha por su causa, la cual considera justa. No me importa lo que diga al respecto. Se que es utópico buscar la perfección, y eso es imposible, pero lo que si puedo lograr es que el mundo sea mejor para aquellos que aprecio. Mi familia cree en mí, mis hombres tienen su fé depositada en mí. Mientras continúe luchando tal y como lo hago, por ellos, estaré cumpliendo con mi deber como miembro de la marina, y les estaré dando esa esperanza que tanto escasea últimamente en este mundo. Con ese pensamiento de que hay alguien luchando verdaderamente por y para ellos, las personas que creen en mí viven en paz, los que luchan a mi lado tienen la confianza de que no les abandonaré. No intente nublar mi mente, ya es inútil. No me provoque a enfurecerme menospreciando mi fuerza, no me diga que soy débil debido a mis convicciones. No trate de hacerme ver a mí mismo como un enemigo. Yo se quien soy, y también se quién le he dado a entender que soy, y le aseguro que ninguna de las dos opciones encajan con esa descripción que tiene de mí.
En mi mano derecha aguantaba la hoja del caos, en la izquierda generaba una lanza de metro y medio y la lanzaba a por la capitana Misa, dejé un pequeño hilo de mi energía conectado, si se daba cuenta de la flecha y se movía, utilizaría ese movimiento para controlarla, como si esa lanza se tratase de una marioneta bajo mis cables, y hacer que la siguiera hasta clavarse en una de sus piernas. Estaría adormecida, si no estaba cayendo ya, tan solo debía tener un poco de paciencia, de este movimiento no pasaría antes de desplomarse al suelo por el efecto secundario de ese veneno, y al no poder asegurar mi posición exacta estaba a salvo dentro de esa nube.
-Piense lo que quiera capitana, pero si me subestima no se cómo se sentirá si logro derrotarla...
No pensaba actuar como un arrogante, con ese discurso tan solo estaba haciendo tiempo para que el efecto del veneno se hiciera visible, y con el movimiento que había hecho hacía un momento, debería estar notando ese veneno. Y si no lo estaba haciendo por completo lo haría lo suficiente como para distraerla de aquella lanza que iba directa a por ella.
Me mantuve relajado ante sus palabras, ahora ya sabía que lo único que trataba hacer era distraerme y hacer que dudase para lograr cogerme desprevenido, y aunque esas conjeturas no fueran correctas yo lo pensaba igual y actuaba en consecuencia, ignorando esas palabras y tan solo concentrándome en el combate. La miraba fijamente con un gesto que demostraba dolor. Estaba yendo muy lejos tan solo por una tontería como esas, pero el hecho de que esas espinas se le clavaran me habían dado una gran victoria que no tardaría en darse a conocer.
Esas espinas están impregnadas con un veneno que provoca el sueño en aquél al que logran alcanzar, y verlas en sus brazos clavadas fue la señal de que el combate había sido decidido, ahora tan solo debía de preocuparme de aguantar un poco, no tardaría en propagarse el veneno en su cuerpo, y más con lo enérgica que está moviéndose. Decidido a ello simplemente canalicé mi energía y estiré mi mano izquierda, cuyo brazo estaba bastante dolorido. En cuanto vi su movimiento expulsé mi energía, creando una barrera de dos metros de ancho y tres de alto, con un grosor de cinco centímetros. La formé justamente a la altura de mi mano.
Esas ondas que lanzó llegaron a mi posición y explotaron en la barrera, la cual se debilitó un poco, pero no lo suficiente para que ese quebrase. Entre el polvo pude ver que la capitana volví a la carga. Con esa energía no duraría mucho antes de que ese maravilloso veneno llegase a sus órganos, ya debería sentir sus brazos algo adormilados. Conforme la vi lanzarse me agaché activando otra de esas armas que tengo en el chaleco, un dial que lo que hace es expulsar una densa niebla de humo blanco. Conforme se extendía noté que golpeaba y destrozaba la barrera que había creado delante.
-"Ya debería estar haciéndole efecto, se estará volviendo lenta" -pensé mientras notaba un golpe en el hombro derecho que me hacía caer hacia atrás.
No sabía qué tipo de ataque había intentado hacer, pero entre el veneno y la barrera pensaba que la iban a detener lo suficiente para que no llegase a alcanzarme, no puedo dejar de sentir sorpresa a cada movimiento de la capitana Amane, pero ya se acabó. La nube de humo duraría lo suficiente como para que el veneno la dejase fuera de combate, además pensaba prepararle un pequeño discurso. ¿No quería escucharme hablar? ¿Saber lo que pensaba? Pues lo iba a conocer de primera mano.
Me levanté con la mano en el hombro, realmente no sabía qué es lo que más me dolía, si el antebrazo de la mano izquierda o el hombro del brazo derecho. Realmente el combate no podría posponerlo mucho más, pero no era necesario, apostaba a que ya estaba sintiendo los efectos de ese veneno, tanto como yo sentía comenzar a sentir bastante cansancio por el uso de mi energía en esas técnicas.
-Permítame decirle cuán equivocada está, capitana Amane -mi voz sonaba completamente calmada, sin toda esa ira que "tenía" hacía unos instantes-. En primer lugar le diré, que usted no debería fiarse de lo que le dice su enemigo -la estaba observando directamente, aun a través de esa nube blanca-, usted insistió en que fuera un combate sin contenciones, y espero haberla complacido. Tan solo me mostré como yo quería que me conociera. Lo que dije es cierto, no puedo negarlo, pero lo que si voy a negar, es el hecho de que estuviera realmente enfurecido.
Comencé a caminar un poco, la nube blanca ya había abarcado diez metros de rango, llegando a su máximo posible. La capitana ni siquiera se había quitado esas espinas clavadas en su brazo, por lo que vertieron todo su veneno. Estaba acabada, y en el mejor momento.
-En mi opinión, capitana, antes de embarcarte contra un enemigo, es necesario conocer su fuerza. Creo que pretendía que me enfureciera para que mis golpes no conectaran como deberían, pero realmente usted es quien está cabreada. Se siente ofendida de que la hayan asignado a una tripulación, tal vez por su reducido número de miembros, tal vez por que el capitán es alguien de un rango inferior al suyo -en todo momento le hablaba con respeto, aunque no se lo mereciese-. Quería llevarme a su terreno, y yo le dí a comprender que lo había logrado. Vio mis movimientos como yo observé los suyos, yo pronto comprendí que no debía acercarme a luchar cuerpo a cuerpo, pero usted, capitana Amane, insistió en acercarse a mí. Mi especialidad no es únicamente el combate cuerpo a cuerpo, estoy preparado para cualquier enemigo que pueda aparecer ante mí, me parece muy extraño que alguien como usted no haya pensado en ello y se haya obcecado en luchar cuerpo a cuerpo contra mí. Era su mejor posibilidad hasta que vio esa flecha que casi le impacta.
Ahora es cuando venía el broche final. No le quitaba el ojo de encima, por lo que si intentaba hacer algo, estaba preparado para ejecutar mi movimiento. Esperaba que me estuviera escuchando atentamente, no podía verme de modo que no sabría a donde atacar, y al estar moviéndome distraía su oído.
-No obstante debo decirle que me siento profundamente humillado e insultado. No soy nadie especial, y eso lo reconozco, tan solo soy un marine más que lucha por su causa, la cual considera justa. No me importa lo que diga al respecto. Se que es utópico buscar la perfección, y eso es imposible, pero lo que si puedo lograr es que el mundo sea mejor para aquellos que aprecio. Mi familia cree en mí, mis hombres tienen su fé depositada en mí. Mientras continúe luchando tal y como lo hago, por ellos, estaré cumpliendo con mi deber como miembro de la marina, y les estaré dando esa esperanza que tanto escasea últimamente en este mundo. Con ese pensamiento de que hay alguien luchando verdaderamente por y para ellos, las personas que creen en mí viven en paz, los que luchan a mi lado tienen la confianza de que no les abandonaré. No intente nublar mi mente, ya es inútil. No me provoque a enfurecerme menospreciando mi fuerza, no me diga que soy débil debido a mis convicciones. No trate de hacerme ver a mí mismo como un enemigo. Yo se quien soy, y también se quién le he dado a entender que soy, y le aseguro que ninguna de las dos opciones encajan con esa descripción que tiene de mí.
En mi mano derecha aguantaba la hoja del caos, en la izquierda generaba una lanza de metro y medio y la lanzaba a por la capitana Misa, dejé un pequeño hilo de mi energía conectado, si se daba cuenta de la flecha y se movía, utilizaría ese movimiento para controlarla, como si esa lanza se tratase de una marioneta bajo mis cables, y hacer que la siguiera hasta clavarse en una de sus piernas. Estaría adormecida, si no estaba cayendo ya, tan solo debía tener un poco de paciencia, de este movimiento no pasaría antes de desplomarse al suelo por el efecto secundario de ese veneno, y al no poder asegurar mi posición exacta estaba a salvo dentro de esa nube.
-Piense lo que quiera capitana, pero si me subestima no se cómo se sentirá si logro derrotarla...
No pensaba actuar como un arrogante, con ese discurso tan solo estaba haciendo tiempo para que el efecto del veneno se hiciera visible, y con el movimiento que había hecho hacía un momento, debería estar notando ese veneno. Y si no lo estaba haciendo por completo lo haría lo suficiente como para distraerla de aquella lanza que iba directa a por ella.
- Técnicas:
- No te pongo las descripciones, están puestas en anteriories posts y es un coñazo. El veneno que hablo es de las espinas de la reliquia antígua con la que te he atacado en mi anterior post y que te ha dado. He puesto lo de que has cancelado tu propio ataque por que yo lo hago simultáneamente al tuyo, al bloquear de esa forma has cancelado el golpe, aun así no he reducido todo el daño, he querido ser un poco legal por esta vez XD
Manual no usuario
Bushoushoku haki nivel 1
Koto Senmon.
"Visión aguda" de Hoja del caos.
Dial de humo blanco: Este dial es capaz de expulsar un humo blanco muy espeso que cubre un área de unos diez metros a la redonda. Este humo puede servir para despistar, huir, etc. (Un disparo)
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La había cagado… No tardó mucho en sentir algo raro recorrer todo su cuerpo y como, lentamente, le entraba un sueño del demonio. Para variar, su ataque había sido neutralizado con una facilidad pasmosa, casi insultante. ”Fui descuidada…” – pensó mientras apoyaba una mano en el suelo. Sus ojos se iban cerrando y le costaba centrar su visión y ahora, más encima, una densa capa de humo blanco se apoderó del lugar. ”Busoushoku: Kouka” – su cuerpo se cubrió en su poderoso haki. No iba a permitirse recibir más daños y más si estaba así de vulnerable. No se esperaba que esas cosas tuvieran un veneno sedante (dudaba que fuera mortal), pero… Había perdido. Sonrió de medio lado y fue entonces que sintió un pinchazo en su pierna, una flecha se le había clavado en ella. Por instinto, se la sacó y rezó para que no tuviera veneno.
Había escuchado las palabras de Kimura y soltó una gran carcajada. No era un insulto, pero si estaba contenta que existiera gente así. Dudaba que se hubiera hecho una buena idea de ella y que, seguramente, ni siquiera la estaba respetando. No buscaba su respeto, desde un inicio buscaba aquella reacción. Sus palabras, sus tonos y actos, fueron para ello. Quizás para que el teniente se conociera un poco más o para que determinara sus acciones… ”Y me derrotó…” – suspiró con calma y se tumbó en el suelo, boca arriba. Ya apenas podía sentir sus extremidades, pero quizás lograba aguantar lo suficiente para decir un par más de cosas. ”Me ganó y yo pequé de confianza y arrogancia” – volvió a suspirar.
– Es suficiente, Kimura – empezó a decir lo más alto que podía. No era tonta, sabía que no podría seguir luchando. – Has ganado. No obstante, al ser el líder; tú debes elegir lo mejor para tu brigada – sus ojos se cerraban y le costaba mucho mantenerse despierta. – Aceptaré lo que digas. Después de todo, sabes lo qué es mejor o no para tu brigada. Quizás así dejan de tildar de debiluchos a tus camaradas – no podía dejar su papel. ¿Por qué? Básicamente porque se podía ver forzado y un acto de desesperación. – Tienes la última palabra, Kimura. – Quizás no la iba a ver, pero sonreía con calma y felicidad. Una vez escuchara su respuesta, seguramente, terminaría por caer dormida. Era su derrota, fue superada por inteligencia y por una estrategia bien planeada, fue solo superada.
Había escuchado las palabras de Kimura y soltó una gran carcajada. No era un insulto, pero si estaba contenta que existiera gente así. Dudaba que se hubiera hecho una buena idea de ella y que, seguramente, ni siquiera la estaba respetando. No buscaba su respeto, desde un inicio buscaba aquella reacción. Sus palabras, sus tonos y actos, fueron para ello. Quizás para que el teniente se conociera un poco más o para que determinara sus acciones… ”Y me derrotó…” – suspiró con calma y se tumbó en el suelo, boca arriba. Ya apenas podía sentir sus extremidades, pero quizás lograba aguantar lo suficiente para decir un par más de cosas. ”Me ganó y yo pequé de confianza y arrogancia” – volvió a suspirar.
– Es suficiente, Kimura – empezó a decir lo más alto que podía. No era tonta, sabía que no podría seguir luchando. – Has ganado. No obstante, al ser el líder; tú debes elegir lo mejor para tu brigada – sus ojos se cerraban y le costaba mucho mantenerse despierta. – Aceptaré lo que digas. Después de todo, sabes lo qué es mejor o no para tu brigada. Quizás así dejan de tildar de debiluchos a tus camaradas – no podía dejar su papel. ¿Por qué? Básicamente porque se podía ver forzado y un acto de desesperación. – Tienes la última palabra, Kimura. – Quizás no la iba a ver, pero sonreía con calma y felicidad. Una vez escuchara su respuesta, seguramente, terminaría por caer dormida. Era su derrota, fue superada por inteligencia y por una estrategia bien planeada, fue solo superada.
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Conforme iba hablando la veía quedarse parada. Estaba funcionando. La lanza la atravesó y ella se la quitó, parecía que ya todo se había acabado, por suerte el veneno hizo su efecto y me logró dar una victoria donde estaba completamente perdido. Una vez la vi caerse al suelo me aproximé a ella, estaba tumbada mirando hacia arriba. Con una corriente de viento disipé la nube de humo, estaba claro que se había acabado aquello.
No pude evitar sentirme realmente bien cuando escuché de sus propios labios que se daba por vencida, entonces me afirmó que no debía ser otro que yo mismo quien decidiera lo que ocurriría, me dijo que de mí dependía que ella acabase dentro de los Crimson Wolves o no. La decisión la había tomado desde hacía ya unos minutos, esa forma de hablar, ese carácter, no era algo que quisiera dentro de los Crimson Wolves. No obstante se trataba de alguien con poder, era realmente fuerte y no quisiera enemistarme con ella, lo mejor creo que sería tenerla cerca. Pero no iba a ser como ella quería.
-Capitana Amane. Usted ha despreciado mi poder y el de mis camaradas y compañeros de tripulación. No le cierro las puertas a los Crimson Wolves, pero si entra, deberá comprender que los rangos entre nosotros no tienen importancia. Yo soy un teniente comandante, pero ellos me siguen por que creen en mí, no por mi rango ni poder. He ganado su confianza con hechos, y si quiere que la tomen en serio, deberá hacer lo mismo, ganar su confianza. Las órdenes tal vez sean cumplidas, o tal vez no, dentro de la banda me hacen caso a mí, por la amistad que nos une.
Me agaché, ya casi se había quedado dormida, la veía, no podía moverse para nada y se me quedaba mirando con una sonrisa y con calma. ¿Acaso ella había estado jugando también al mismo juego que yo? Tal vez tan solo buscaba algo que no había llegado a decir o demostrar, pero una cosa si tenía bastante clara, había demostrado a la capitana Amane, que no soy ningún debilucho y tengo recursos para lograr darle la vuelta a casi cualquier situación. Esperaba que eso significase algo para ella.
-Si está dispuesta a aceptar ser uno más entre ellos, los Crimson Wolves la recibiremos con los brazos abiertos. Son buena gente y le aseguro que no son nada débiles, incluso no se si sería capaz de derrotarles a todos.
Pude ver que se le estaban cerrando los ojos definitivamente. El veneno ya la había adormecido, esperaba que no se pensara que era algo con otro efecto más dañino. Sea como fuere, ya estaba todo hecho, si ella era capaz de hacer eso, no habría problema por parte de los crimson, tal vez si acaso por Gusi, ese hombres es un cabeza hueca capaz de decirle de todo a la mínima que ella quiera imponer su autoridad como capitana. Aunque también cabe la posibilidad de que se le crucen los cables y busque con ella otra cosa que no sean problemas.
La capitana quedó inconsciente. Misa Amane, no sabía todavía en qué había estado pensando en todo este combate, sentía curiosidad por saber qué tenía en mente para decirme esas cosas y ahora al final acabar diciendo eso. Había estado completamente arisca desde el principio, tal vez reconoció que no era tan débil como ella pensaba y eso le hizo cambiar su postura conmigo. Sea como fuere, ya tendría tiempo para descubrirlo.
Esto había terminado, pero no podía dejarla ahí, no había nadie y a saber el tiempo que tardaría en despertarse con la cantidad de veneno que le había entrado al cuerpo. La cogí alzándola y cargándola en mi hombro, me costó por el cansancio de haber consumido tanta energía y por el dolor que tenía en los brazos, aun así lo logré. Con ella en el hombro entré al cuartel, pronto hubieron marines rasos que se quedaron pasmados y preocupados, pero en cuanto les pregunté por donde estaba la enfermería me indicaron y hasta me acompañaron, ayudando a cargar a la capitana.
Ahora a ver cómo explicaba yo lo ocurrido antes de que ella se despertase.
No pude evitar sentirme realmente bien cuando escuché de sus propios labios que se daba por vencida, entonces me afirmó que no debía ser otro que yo mismo quien decidiera lo que ocurriría, me dijo que de mí dependía que ella acabase dentro de los Crimson Wolves o no. La decisión la había tomado desde hacía ya unos minutos, esa forma de hablar, ese carácter, no era algo que quisiera dentro de los Crimson Wolves. No obstante se trataba de alguien con poder, era realmente fuerte y no quisiera enemistarme con ella, lo mejor creo que sería tenerla cerca. Pero no iba a ser como ella quería.
-Capitana Amane. Usted ha despreciado mi poder y el de mis camaradas y compañeros de tripulación. No le cierro las puertas a los Crimson Wolves, pero si entra, deberá comprender que los rangos entre nosotros no tienen importancia. Yo soy un teniente comandante, pero ellos me siguen por que creen en mí, no por mi rango ni poder. He ganado su confianza con hechos, y si quiere que la tomen en serio, deberá hacer lo mismo, ganar su confianza. Las órdenes tal vez sean cumplidas, o tal vez no, dentro de la banda me hacen caso a mí, por la amistad que nos une.
Me agaché, ya casi se había quedado dormida, la veía, no podía moverse para nada y se me quedaba mirando con una sonrisa y con calma. ¿Acaso ella había estado jugando también al mismo juego que yo? Tal vez tan solo buscaba algo que no había llegado a decir o demostrar, pero una cosa si tenía bastante clara, había demostrado a la capitana Amane, que no soy ningún debilucho y tengo recursos para lograr darle la vuelta a casi cualquier situación. Esperaba que eso significase algo para ella.
-Si está dispuesta a aceptar ser uno más entre ellos, los Crimson Wolves la recibiremos con los brazos abiertos. Son buena gente y le aseguro que no son nada débiles, incluso no se si sería capaz de derrotarles a todos.
Pude ver que se le estaban cerrando los ojos definitivamente. El veneno ya la había adormecido, esperaba que no se pensara que era algo con otro efecto más dañino. Sea como fuere, ya estaba todo hecho, si ella era capaz de hacer eso, no habría problema por parte de los crimson, tal vez si acaso por Gusi, ese hombres es un cabeza hueca capaz de decirle de todo a la mínima que ella quiera imponer su autoridad como capitana. Aunque también cabe la posibilidad de que se le crucen los cables y busque con ella otra cosa que no sean problemas.
La capitana quedó inconsciente. Misa Amane, no sabía todavía en qué había estado pensando en todo este combate, sentía curiosidad por saber qué tenía en mente para decirme esas cosas y ahora al final acabar diciendo eso. Había estado completamente arisca desde el principio, tal vez reconoció que no era tan débil como ella pensaba y eso le hizo cambiar su postura conmigo. Sea como fuere, ya tendría tiempo para descubrirlo.
Esto había terminado, pero no podía dejarla ahí, no había nadie y a saber el tiempo que tardaría en despertarse con la cantidad de veneno que le había entrado al cuerpo. La cogí alzándola y cargándola en mi hombro, me costó por el cansancio de haber consumido tanta energía y por el dolor que tenía en los brazos, aun así lo logré. Con ella en el hombro entré al cuartel, pronto hubieron marines rasos que se quedaron pasmados y preocupados, pero en cuanto les pregunté por donde estaba la enfermería me indicaron y hasta me acompañaron, ayudando a cargar a la capitana.
Ahora a ver cómo explicaba yo lo ocurrido antes de que ella se despertase.
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Alcanzó a escuchar las palabras de Kimura antes de terminar cediendo al veneno. Había logrado su objetivo, ella ya sabía que no era débil, solo quería ver cómo se desarrollaba en un ambiente de presión. No le había gustado actuar de esa manera, pero le parecía la única en la que podía lograr eso. ”Va a llegar lejos si sigue así” – el sueño terminó por vencer y ella despertó en la enfermería con sus paredes blancas nieve. Miró a su alrededor, no tenía muchas heridas y ya habían sido cubiertas en su totalidad. No iban a dejar alguna marca y tampoco le interesaba tenerlas. Suspiró con calma y se sentó en la cama, se iba a quedar allí unos minutos antes de volver a salir.
– ¿Y? ¿Seguirás siendo rebelde o harás caso y te unirás a ellos? – El vicealmirante estaba cruzado y apoyado en la pared. Misa miró por la venta, seguramente, Kimura ya no estaba en Marineford. Había perdido, pero al parecer, la decisión se la había dejado a ella. No estaba mal… Del todo.
– ¿Viste el combate, no? – le preguntó la capitana mirándolo a los ojos. Él asintió. – Bien. Me ahorra explicaciones. No creo que uniéndome se hagan más fuertes – notó como su superior suspiraba de forma tranquila. – Dales tiempo. Con Kimura como su líder, llegarán lejos. Además, no creo que sea buena idea que yo me una – ella misma se había odiado con esa actitud. No se había ganado para nada el respeto del teniente comandante. – De todos modos, por mi rebeldía, puedes castigarme si así deseas. Aceptaré lo que sea, desde lavar los trastes o limpiar todo Marineford.
– Bien, tienes prohibido participar en misiones durante un mes. Es lo que obtienes por desacatar las mis órdenes – el vicealmirante la miró de forma seria y ella asintió. – Quedará entre nosotros, de todos modos – se dirigió a la puerta y se detuvo antes de salir. – ¿Si quiera te esforzaste en querer ganar? – Le preguntó.
– Claro. Odio perder. – Le dijo con una sonrisa. El vicealmirante se fue y la dejó sola. Un mes sin poder participar en misiones iba a ser muy aburrido, pero nada que no se pudiera solucionar. Además, tenía bastante paciencia y quizás le ayudaba a pensar mejor sus siguientes movimientos.
– ¿Y? ¿Seguirás siendo rebelde o harás caso y te unirás a ellos? – El vicealmirante estaba cruzado y apoyado en la pared. Misa miró por la venta, seguramente, Kimura ya no estaba en Marineford. Había perdido, pero al parecer, la decisión se la había dejado a ella. No estaba mal… Del todo.
– ¿Viste el combate, no? – le preguntó la capitana mirándolo a los ojos. Él asintió. – Bien. Me ahorra explicaciones. No creo que uniéndome se hagan más fuertes – notó como su superior suspiraba de forma tranquila. – Dales tiempo. Con Kimura como su líder, llegarán lejos. Además, no creo que sea buena idea que yo me una – ella misma se había odiado con esa actitud. No se había ganado para nada el respeto del teniente comandante. – De todos modos, por mi rebeldía, puedes castigarme si así deseas. Aceptaré lo que sea, desde lavar los trastes o limpiar todo Marineford.
– Bien, tienes prohibido participar en misiones durante un mes. Es lo que obtienes por desacatar las mis órdenes – el vicealmirante la miró de forma seria y ella asintió. – Quedará entre nosotros, de todos modos – se dirigió a la puerta y se detuvo antes de salir. – ¿Si quiera te esforzaste en querer ganar? – Le preguntó.
– Claro. Odio perder. – Le dijo con una sonrisa. El vicealmirante se fue y la dejó sola. Un mes sin poder participar en misiones iba a ser muy aburrido, pero nada que no se pudiera solucionar. Además, tenía bastante paciencia y quizás le ayudaba a pensar mejor sus siguientes movimientos.
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