Midou Vs Raghersis [Pri-Pasado]

Realmente, el espadachín no soportaba estar aburrido en un mismo sitio. Ese día se había desplazado hasta la plaza de un pueblo de la isla de Baterilla. Últimamente frecuentaba bastante aquella isla y era algo que no le importaba. Quizás el clima del Sur le era más cómodo que cualquier otro. Se había dedicado a poner carteles por la plaza, desafiando a todo aquel que se considere valiente a un combate amistoso. Llevaba un poco de tiempo sin ejercitarse como era debido y a lo mejor un poco de acción le venía bien. No era la primera vez que hacía algo así, como cuando por ejemplo dijo que le daría el One Piece a quién le derrotase. Podía llegar a inventar de todo con el motivo de entrenar un poco.

- ¿Nadie va a venir?

Preguntó en un tono alto al viento. Estaba sentado en uno de los bancos de la plaza. En mitad de ella había una fuente de tres pisos, la cual estaba llena de agua limpia y cristalina. Él vestía con una camisa blanca de manga corta. En la parte inferior portaba un pantalón largo de color negro. En su espalda portaba una vaina grande, mientras que a cada lado de su cintura tenía un par de tamaño normal. Llevaba puestas sus gafas de Sol moradas y redondas, y sus cabellos como de costumbre estaban alborotados. Aquel chico era Ban Midou, miembro de una mafia recientemente eliminada. Aunque su gesto era tranquilo, no estaba muy bien emocionalmente, pero eso le daba lo mismo. Ahora quería entretenerse un poco mediante algo de acción y combate.

- Joder, parece que en este mar no queda nadie con quien divertirse mucho. Espero realmente que la cosa mejore en los próximos días.

Mencionó pasándose la mano por la frente y quitándose el sudor despacio. Si la cosa continuaba de aquella forma, no iba a tardar mucho en largarse de la zona en cuanto tuviese la oportunidad. Muchos barcos pasaban al cabo del día y colarse en uno no podía ser muy difícil. Teniendo un precio de cien millones por su cabeza, la cosa se hacía un poco complicada, pero tampoco era para tanto.

La tarde era bastante agradable y la refrescante bebida de la que estaba disfrutando tenía un sabor ácido que me encantaba, sin embargo eso no hacía que mejorase mi humor. La verdad es que debía de ser una de las pocas personas que se enojaban si las hacían tomarse unos días de descanso en una isla tropical. Había llegado allí el día anterior, con la intención de hacer una parada para repostar suministros y revisar que el barco estuviese en completas condiciones. Y ese era el problema, el carpintero que se estaba encargando de revisar mi nave había detectado que había un par de tablas en mal estado. En un principio era algo rápido de cambiar, pero argumentando que tenía más trabajo, el muy estúpido me estaba haciendo esperar.

Estaba a punto de explotar del aburrimiento, pero por suerte un grupo de niños pasaron cerca de donde yo estaba hablando acerca de un torneo que había en la plaza del pueblo. No es que me interesase mucho espectar a una panda de pueblerinos golpearse, pero al menos sería más entretenido que estar allí sin hacer nada. Tranquilamente pagué mi bebida al camarero y me fui hacia la plaza dando un paseo. Al llegar allí no vi nada parecido a un torneo, sólo un hombre parado quejándose de que todo el mundo en la zona eran unos cobardes.

-¿Nadie se ha apuntado al torneo?- le dije, pensando que él sería el organizador.- Normal, los asustas con esa espada.- dije riéndome.- Si te vale, yo puedo participar. ¿Cuál es el premio?

Esperaba un torneo cerrado de pueblerinos, pero parecía que los aldeanos del pueblo no tenían nada que ver. Sólo estaban aquel espadachín y sus aires de superioridad. Estaba más que claro que si me dejaba pelear le iba a bajar esos humos que tenía. Además, si lo echaba de allí, quizá la gente del pueblo me regalase algunas provisiones. No sería la primera vez que la gente me recompensaba por librarles de un individuo como él. Son muchos los que por intentar demostrar lo fuertes que son, atemorizan a aldeas enteras.

Ban estaba realmente aburrido. Sentía ganas de largarse de una buena vez de aquel sitio, pero un pequeño rayo de esperanza ocurrió de la nada. Al parecer, se acercaba una persona hacia él. A primera vista parecía un tipo normal, pero eso no lo solían hacer las demás gentes. Un tipo con cien millones siempre solía asustar a la población. Era el momento de ver si ese tipo era uno de sus oponentes. Últimamente los pocos rivales que había tenido Ban, eran verdaderamente fuertes, salvo Juka. Aquel tipo había demostrado ser un patán con la espada, pero eso ya se arreglaría en otra ocasión. Había escuchado que estaba arrestado en la prisión de ID y eso significaba que no iba a volver a verlo más. Eran muy pocos los que lograban escaparse de aquel antro del mal, donde la gente iba condenada a la mismísima muerte.

Las palabras del chico finalmente arrancaron una sonrisa ladeada del rostro de Midou. Iba a tener por fin su combate, y esperaba que no le costase mucho. No tardó nada en colocarse en pie, observando a aquella persona y analizándola tranquilamente. No veía armas de filo y eso podía ser a causa de que fuese un luchador. No había luchado con uno desde el altercado de Eichi, el cual nunca se acercó a él mientras empuñaba sus armas. El mafioso se ajustó un poco las gafas, para de esa forma mostrar sus azulados ojos, los cuales se clavaron en el interesado chico. Encima le pedía un premio. Era lo mínimo que podía hacer para divertirse, pero le molestaba que fuese tan interesado. Los bienes materiales no lo eran todo, pero bueno. No tardó casi nada en empezar a estirarse mientras bostezaba un poco.

- El premio son cinco millones de berries. Ya que te has apuntado, sería bastante feo hacerte esperar, por lo que empezaremos de inmediato. – Mencionó al mismo tiempo que observaba al chico.

En ese momento, el espadachín dio un salto hacia atrás, e indicó que iba a atacar. Lo primero que hizo fue agarrar el mango de su katana Azazel. Nada más sacarla, aquella espada empezó a formar una especie de humo verde alrededor de ella. Estaba envenenada, pero tampoco era nada mortal. A continuación corrió hacia el joven y sin pensárselo le lanzó tres tajos a una velocidad sorprendente. Como duelista, era normal que fuese tan tapido. El primer corte había ido rumbo al estómago, el segundo al pecho y el tercero buscaba cortar la zona de su rodilla. Le diese o no, el castaño sonreiría de lado. Era el momento de divertirse como era debido.

Datos:

Mis palabras hicieron sonreír a aquel hombre, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que, de no ser por mí, se habría pasado el resto del día ahí esperando a alguien que no iba a aparecer nunca. Como era de esperar, el que iba a ser mi oponente se levantó y se puso a observarme. Me ponía algo nervioso, aunque aproveché ese momento en el que él me analizaba a mí para analizar el terreno. Era una plaza amplia, de suelo sin asfaltar, en cuyo centro había una pequeña fuente. El terreno me gustaba, sin embargo la forma en que me miraba aquel individuo me ponía algo nervioso, sobre todo desde que empezó a mover sus gafas.

Finalmente el espadachín dejó las miradas y contestó a mi proposición. No pude evitar que se me abrieran los ojos como platos cuando dijo que el premio de la pelea serían cinco millones de berries, era una cantidad más que jugosa. No obstante las siguientes palabras de mi rival no me gustaron nada. Dijo que no me iba a hacer esperar para empezar el combate, desenfundó su espada y salió corriendo hacia mí. No había que ser un genio para saber que pretendía, tenía intención de acabar antes de empezar. Además su espada emitía un humo verde extraño, era algo extraño, pero no iba a tener tiempo de preguntar que era. No me había dado tiempo ni a quitarme la mochila, y mucho menos a coger mi arma. Por suerte, gracias al haki de observación, mis entrenadas velocidad y agilidad, y mis reflejos aumentados a causa de mis implantes ciborg, fui capaz de esquivar su combinación de cortes con una acrobática voltereta mortal hacia atrás.

Mi oponente no tenía pinta de ir a darme respiro, por lo que conforme puse un pie en el suelo desenfundé mis sinawali y di una voltereta lateral para ganar espacio. Ahí con la guardia ya colocada y sin perder de vista al veloz espadachín me quité la mochila y la lancé a un lado para deshacerme de ese peso extra. También aproveché esa posición segura para obtener información de que era el humo que emitía su espada. Los resultados que me proporcionó mi analizador ciborg no fueron muy concretos, pero al menos descubrí que era algún tipo de toxina.

-Por mí no habría habido problema en calentar un poco, pero si tanta prisa tienes vamos a ello.

Por la velocidad que había mostrado mi apresurado compañero de combate y las cualidades de su arma, no cabía duda de que iba a ser una pelea interesante. Sin embargo ahora estaba preparado, no le iba a dejar atacarme tan libremente. Sólo tenía que tener en cuenta que su arma tenía un filo bastante peligroso, mientras que lograse controlarlo podría controlar el ritmo del combate.

Datos:

Los cortes del mafioso fueron evadidos por aquel chico, el cual parecía ser bastante rápido. La mirada del castaño lo siguió en todo momento. No pudo evitar soltar un suspiro al darse cuenta que no le había dado ni un simple ataque. Si debían jugar al gato y al ratón, debería estar más alerta a los movimientos del joven. Una sonrisa ladeada se formó en el rostro de aquel mafioso. Por el momento no había sido atacado por su oponente y eso le hacía sentir bastante emoción. Si se estaba conteniendo iba a tener que hacerle sacar lo mejor de sí. El espadachín alzó su arma mientras observaba a su oponente sacar una especie de arma de combate. No iba a ser muy difícil cortarlos, sobretodo cuando el mafioso no estaba usando su espada más poderosa. Sin pensárselo, escupió a un lado. Una vez hizo eso, tomó todo el aire que pudo y después lo sacó de golpe.

- Vamos a ellos…

Susurró al mismo tiempo que activaba su haki de observación y lo centraba en aquel chico. Era el momento de darse cuenta de lo que planeaba, al verse libre de ataques, decidió que volvería a usar él sus habilidades. “Soru…” Pensó el antiguo agente del gobierno, para después de unos momentos desaparecer de su posición. A una velocidad inhumana, se colocó detrás de su oponente. Su objetivo sería volver a tratar de cortarle con tres tajos rápidos de su arma. Aprovecharía su velocidad para que el joven no se le escapase. El primer ataque iba dirigido a su pierna derecha, el segundo a su pecho y el tercero a su brazo izquierdo. Le diese o no, trataría de desplazarse con el soru de nuevo hasta una posición de siete metros de distancia. A continuación le miraría a los ojos con una expresión calmada.

- Si no empiezas a atacar, me temo que voy a tener que jugar un poco sucio.

Entonces fue cuando pateó el suelo con fuerza y comenzó a elevarse con el geppou, hasta quedar a unos siete metros de altura, observando al joven desde arriba ¿Tendría su rival algún método para volar o alcanzarle? Si no era así, estaba un poco jodido. El espadachín estaba atento a los movimientos de su oponente, pues no pensaba perder cinco millones en un combate. De repente sacó un cigarro, el cual metió en su boca y acto seguido prendió con un mechero plateado, dándole una calada. Pensaba luchar mientras se fumaba un piti con toda la tranquilidad del mundo.

Ya en guardia, completamente preparado para el combate y concentrado en mi adversario para poder aprovechar al cien por cien mi haki de observación decidí esperar. Mi oponente había mostrado una increíble agresividad, por lo que esperaba que eso le llevase a cometer algún error. Además era más que obvio que me estaba subestimando, cosa que tenía pensado hacerle pagar.

Tenía el cuerpo calmado y la mente centrada en la pelea, por lo que, utilizando el haki, no me costó saber que mi rival iba a atacarme. Este escupió a un lado y se animó a lanzarse al ataque mientras se preparaba. Acto seguido salió corriendo hacia mí a una velocidad abismal. Pocas veces había visto a alguien tan rápido, su velocidad podía equipararse a la mía. Si antes ya tenía pensado llevar cuidado con esos veloces movimientos, ahora no cabía duda de que no iba a poder perderlo de vista, o ya no lo volvería a encontrar. Una vez estuvo a rango de atacarme volvió a lanzar otros tres cortes. El primer corte no fue difícil de esquivar con un pequeño salto, pues sabía que la carrera hacia mí era con intención de atacarme. El segundo fue algo más inesperado, y además me pillo en medio del aire, por lo que me dejó un corte cruzado en el pecho. El tercero, ya lo esperaba como parte de la combinación, por lo que fui capaz de desviarlo con un golpe de mi sinawali en el lateral de su espada. Tras esto tenía pensado golpearle de vuelta, pero rápidamente mi rival retrocedió y, burlándose, comenzó a ascender hacia el cielo.

Parecía que mi oponente tenía algunos trucos en la manga, por lo que decidí usar todos mis recursos para plantarle cara. Casi simultáneamente activé mi haki de armadura y mi armadura de energía. Al menos ahora le costaría mucho más causarme daño, y si se acercaba demasiado podría bloquearle y contraatacar. Además ya había visto su forma de pelear, movimientos rápidos continuados de combinaciones de varios cortes, ya no me iba a pilar por sorpresa. Tras esto sólo quedaba una cosa hacer que se bajase del maldito aire para poder pegarle. Se pasó, por mi cabeza que si seguía moviéndose a esa velocidad y volando por el aire terminaría cansado enseguida, cosa que debía aprovechar.

Tenía que desfondar a mi rival, por lo que me dispuse a atacar sus vías respiratorias. A la vez activé el análisis de mis signos vitales con de mi cubierta protectora, para averiguar la gravedad del veneno y como me afectaría. No parecía muy difícil para mí golpearle aunque estuviese tan alto, podía manejar mis armas a distancia. Lo que hice fue lanzar uno de mis sinawalis, que pasó por debajo de él sin llegar a impactarlo. Viendo la posición de este lancé el otro directo hacia su garganta. No pretendía dejar que cortase mi arma por mandársela de frente, por lo que haría que se parase fuera del rango de su corte. En ese momento, movería el sinawali que estaba esperando para golpear por la espalda el brazo principal con el que manejaba la espada. Si el movimiento era bueno, y esperaba que lo fuese al no tenía visión de mi arma, el que se había detenido a escasa distancia de él iría directa a su garganta.

cosas:

Ban continuaba saltando con toda la calma del mundo, observando a su oponente desde las alturas. Había logrado cortarle en el pecho y ahora jugaba con ventaja. Pronto, aquel chico sentiría la zona dormida y encima podría correr peligro por desangre. Los azulados ojos del mafioso se fijaron en él. Sin duda, era un oponente difícil, pero no pensaba irse de allí sin la victoria. Se relamió despacio, esperando un ataque del chico y manteniendo su haki de observación atento a él. Quería saber lo que planeaba, pero por el momento no sentía nada. Aquello le empezaba a molestar, pues si él no pensaba atacar, sería muy aburrido. Midou entrecerró los ojos, preparándose para lanzarse a por él. Flexionó un poco las rodillas y mostró una sonrisa ladeada. Era el momento de su ataque.

Junto entonces, el chico lanzó un palo extraño contra él, pero con una puntería pésima. Acto seguido lanzó otro que iba hacia él. Habiendo tantos metros de distancia, iba a poder reaccionar de sobra, por lo que preparó su corte. En ese momento aquella arma se frenó en seco, jodiendo su plan. Su mantra entonces le avisó de un violento golpe en su brazo. No tenía tiempo para reaccionar, y el tekkai no funcionaba en movimiento. – Je… – Ban activó su haki de armadura, recibiendo el golpe de lleno. Cerró los ojos a punto de soltar su arma, pero pudo mantenerse firme. Al parecer, ese tipo tenía una buena potencia, pero no superaba su haki, por lo que estaba a salvo durante un tiempo. Ahora que había activado aquel poder, tenía que darse prisa antes de que finalizara.

- Buen ataque, pero es el momento de que veas el verdadero poder de la mafia de los Taketo. – Dijo en un tono alto mientras bajaba al suelo.

De repente, el chico comenzó a canalizar su energía alrededor de su cuerpo. Sus brazos y sus espadas tomaron un brillo morado pálido. Había activado la primera técnica del estilo de la nube, mejorando su poder el doble. Ahora podría hacerle cortes más profundos. Esta vez no iba a permitir que su arma fuese desviada, por lo que ocultó a Azazel en su funda. Sacó una espada larga hecha de kairouseki puro, Hudoku. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro. Se relamió despacio mientras miraba al chico con calma.

- Mi haki armadura está activado y no creo que puedas romperlo. Durante los próximos minutos vas a pasarlo un poco mal.

Una vez dijo aquello, se desplazó de nuevo con el soru hacia el joven, dirigiéndose esta vez por su lado derecho. Una vez estuviese cerca, lanzaría un potente tajo rumbo a su cintura, lo mejor no era eso, al mismo tiempo que impactaba, Ban escupiría contra el rostro del chico ¿saliva? No. De su boca saldría unas cuantas gotas de magma, dispuesto a quemarle la nariz o la boca. Le diese o no, retrocedería un poco, quedándose esta vez en tierra. Su mirada era seria en todo momento. Un humo negro comenzó a salir de su cuerpo al mismo tiempo que chorros de lava bajaban por su cara y su pecho.

- No puedes vencerme.

Datos:

No pude evitar dejar que se me escapara una ligera sonrisa al ver que mi plan funcionaba a la maravilla. No obstante esta no me duró mucho, pues pude ver como mi intento quedaba completamente frustrado por mi rival. Hacía unos instantes que estaba pensando que él me subestimaba, pero no era así, era yo el que le subestimaba a él. Lo que más me molestaba de la situación no era el que el combate fuese tan ajustado, sino que mi rival era extremadamente arrogante y al parecer también un mafioso. El muy desgraciado se tomó el tiempo de canalizar su energía tranquilamente y de cambiar de arma mientras se reía y se burlaba de mí. No podía soportar a aquel individuo despreciable, pero al menos esos actos de superioridad me daban tiempo para preparar mis siguientes esquivas y ataques, lo cual era más que de agradecer.

Tras acabar de regodearse y de presumir de lo fuerte que era su haki de armadura finalmente volvió a lanzarse hacia mí. No tenía claro que esperaba que pasase, vale que era rápido, pero yo era igual o incluso más rápido que él. Esto hacía que el que me atacase de frente sin ninguna estrategia especial fuese una completa absurdez. Además la espada que había tomado ahora parecía mucho más grande y pesada, no debía dejarle actuar tan velozmente como antes. Con eso y valiéndome de mis grandiosos reflejos y mi haki de observación fui capaz de volver a evadirle. Esta vez el corte había ido a la altura de la cintura, por lo que para poder esquivarlo había tenido que hacer una voltereta mortal lateral por encima de la hoja, la cual me cortó parte del camal del pantalón. Cada movimiento que mi oponente hacía era más y más peligroso, esto había dejado de ser un combate amistoso, más bien parecía una pelea a muerte. Aun sabiendo que la hoja no le permitiría moverse con la misma habilidad que antes me preparé para recibir otro corte, pero este no llegó. En su lugar un escupitajo chocó contra mi armadura, haciendo que esta perdiese su efectividad. En un principio esto me pareció muy extraño, pero enseguida me di cuenta de que no era saliva, me había lanzado lava.

Aprovechando mi confusión mi rival retrocedió un poco y comenzó a deshacerse. Las sospechas que me habían suscitado el extraño ataque anterior se acababan de confirmar. Mi rival no sólo era un espadachín tremendamente hábil, sino que además había consumido una fruta del diablo que le concedía la habilidad de convertirse en lava. Según él no podía derrotarle, y en cierto modo era verdad, no podía derrotarle sólo. Valiéndome de ese momento de presunción de superioridad de mi enemigo, utilicé una onda de energía curativa para mejorar el estado del corte de mi pecho y comencé a buscar una forma de responder. Tras pensarlo por un instante caí en que yo nunca estaba sólo, y no pensaba rendirme sin utilizar todos mis recursos, por lo que sin dudarlo active a Maicky con mi chip cerebral. Rápidamente le ordené que cargase un dial de agua en su ranura, que tomara todos los diales en una bolsa y viniese a mi posición a ayudarme. Con él y los diales aquí podía hacer frente a aquel monstruo, sólo tenía que ganar un poco de tiempo.

Sabía que maiky era muy rápido y que escasos minutos bastarían, por lo que comencé a correr alrededor de la plaza. Así forzaría a mi rival a jugar al gato y al ratón conmigo mientras que usaba mis sinawali para entorpecer sus movimientos.

Cosas:

Una sonrisa se mostró en el rostro de Ban. Ese hombre había realizado una esquiva bastante impresionante, llegando a pasar por encima de su espada. Estaba enfrentándose a un auténtico peligro. La velocidad de ese tipo era bastante buena, se atrevía a decir que incluso mejor a la suya. No tardó mucho en introducir su arma de nuevo en la funda, quedando con los brazos extendidos hacia fuera. Lo siguiente que hizo fue quitarse la camisa y tirarla a un lado, mostrando un cuerpo curtido y definido. Tenía unas cuantas cicatrices debido al combate que tuvo con Ai en la isla de Banaro, pero tampoco le molestaban. Sus bíceps estaban musculados pero sin pasarse. Debido a su fuerza, podía manejar su espada larga con la misma rapidez que la katana sin problemas. Lo siguiente que hizo fue observar a su rival correr de un lado a otro. Se ajustó de nuevo las gafas de Sol y chasqueó la lengua.

- De modo que una carrera…

Susurró al ver a su oponente empezar a correr por la plaza. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro y entonces trató de ir por él, pero aquellos palos de nuevo trataron de molestarle. Retrocedió unos momentos y frunció el ceño. Ban entonces desactivó el haki de armadura, para de esa forma comenzar a recargar su capacidad un poco. Introdujo las manos en los bolsillos y continuó con su mantra fijo en el corredor. No pensaba fiarse de él, pues si podía manejar armas a distancia quizás podía lanzarle un banco por la espalda o algo ¿Sería usuario de una fruta? Empezaba a pensárselo. La lava continuaba cayendo por su cuerpo, dándole un aspecto siniestro. Decidió recuperar un poco el aliento y dejar que su adversario se cansase corriendo. Miraría de vez en cuando a los lados por sí las moscas. No se fiaba mucho.

- Eres muy rápido, mis felicitaciones. No te preocupes por mis espadazos, te prometo que no voy a matar. Tienes madera para no ser empalado por mi espada, pero en caso de peligro, yo mismo te ayudaré a la curación. Tienes mi palabra de mafioso.

Cuando el espadachín prometía algo, lo cumplía siempre. Era un tipo de palabra y esa una de las pocas buenas que tenía. Continuó esperando alguna reacción de aquel hombre y con su mano derecha en el mango de su katana. Aquello le recordó que en unos segundos, su oponente debería sentir el veneno paralizante en el pecho. Esperaba al menos que le hiciera efecto. Por el momento se quedó analizándolo despacio, tratando de seguir algún patrón que hiciese. Se relamió despacio y después de unos momentos notó que se encontraba mejor. El pequeño descanso le había venido de lujo después de tanta velocidad de un lado a otro. Era el riesgo de los combates.

Datos:

Mi plan para ganar tiempo parecía estar funcionando a la perfección, mi rival no pudo seguirme el ritmo a causa del movimiento de mis molestos sinawalis. La situación era bastante graciosa, pues hace unos instantes antes se había quitado la camiseta, quedando ahora como un tigre amenazador, incapaz de cazar a un pequeño pajarito. Por cómo había estado actuando anteriormente, esperaba que entrase en cólera e intentase alcanzarme a toda costa. Sin embargo mi oponente se detuvo de una forma sorprendente para mí. Al parecer no tenía ninguna gana de pasarse el día corriendo detrás de mí, por lo que me explicó que no me heriría gravemente, y si lo hacía el mismo me curaría. No es que siendo un mafioso y teniendo la cara derretida inspirase mucha confianza, pero al menos sus palabras me indicaban que no tenía ni idea de lo que yo tenía planeado para él.

Tras esas palabras decidí pararme y relajarme desactivando el haki de armadura, si no iba a perseguirme no tenía sentido seguir corriendo. Esa pausa era un auténtico regalo para mí aunque supuse que él también la estaría agradeciendo. En ese momento de calma finalmente vi aparecer a Maiky en la lejanía.

-Me parece bien, no esperaba menos. ¿Seguimos?- respondí al comentario del mafioso mientras caminaba hacia mi mochila.

Justo entonces mi pequeño robot lanzó su chorro de agua sobre mi rival. Tenía la esperanza de que fuese bastante para solidificar la lava del cuerpo de mi oponente, dejándolo prácticamente clavado. Mientras tanto yo fui corriendo a mi mochila y saqué los guantes de titanio que tanto me habían servido desde que Dranser me los había regalado. Recordaba que el izquierdo tenía cargados un dial de hielo y uno de fulgor, por lo que me servía conforme estaba, pero en el derecho tenía un dial de fuego y uno de rayo que sin duda debería cambiar.

Puestos los guantes volví a tomar la carrera hacia Maiky, que se acercaba a mí mientras disparaba el chorro de agua. Rápidamente lancé un chorro de hielo hacia mi rival y agarré la bolsa de diales para cambiar el dial de fuego por uno de agua. Sin duda ahora ya estaba listo para lo que viniese.

Datos:

Ban continuaba tranquilo, observando lo que hacía su oponente. Seguirlo había podido ser fácil, pues esos palos no le durarían nada frente a su soru y su capacidad con la espada. Empezaba a pensar que estaba siendo demasiado bueno con su oponente. A lo mejor debía de continuar con algo más poderoso. Sus ojos se entrecerraron y continuó de vez en cuando mirando a los lados, por si volvía a controlar algo. Justo en ese momento se percató de la intrusión de ¿un robot? Puto cobarde. Eso era meter a más en el asunto. Por muy ser inerte que fuese, esa cosa era como una jodida mascota y eso cambiaba las tornas a un dos contra uno. No pudo evitar alzar una ceja y entonces vio a aquella cosa lanzarle un chorro de agua. No había podido predecir las acciones de un jodido organismo cibernético y lo que hizo fue usar su capacidad de reacción ante todo.

- Kamie…

Susurró al mismo tiempo que su cuerpo se doblaba a un lado como si de una hoja de papel se tratase. Aquella cantidad de agua inundó su brazo izquierdo entero, pero eso simplemente le impidió hacerse intangible en esa zona. El plan de su rival parecía ser una gilipollez, pues así solo podrían tocar su cuerpo real. Con haki podía hacerlo también y al recibir el impacto del palo, sabía de sobra que ese tipo tenía. A continuación, pareció armarse con unos extraños guantes y fue cuando lanzó una especie de chorro hacia él. Interpuso el mismo brazo que antes y empezó a notar esa zona congelarse un poco. El dolor era molesto, pero ¿En serio tenía el valor de enfrentar a un puto usuario de magma con objetos de frío? Ban mostró una sonrisa siniestra y al mismo tiempo empezó a descojonarse. Sus risas parecían ser muy engreídas y encima lo estaba disfrutando. A pesar del dolor que sentía, eso no iba a causarle problema alguno en la batalla.

- ¡Hahahahahaha! ¿En serio metes a un robot en la pelea? Sería una lástima que lo perdieses, pero es normal, habiendo un premio tan grande.

Una vez dijo aquello, su brazo derecho se transformó en lava pura, siendo de un tamaño algo más grande y expulsando un humo negro con bastante mala pinta. Lo dejó unos leves segundos por encima de su otra extremidad y el intenso calor derritió el hielo sin problemas y evaporó el agua como si nada. A lo mejor debido a la humedad podía recibir daño en esa zona, pero para eso tenía sus propias habilidades. Era el momento de su ataque y estaba seguro de que le iba a doler a su oponente. Se quitó las gafas despacio y después las metió en el bolsillo de su pantalón. Lo miró con superioridad y después colocó ambas manos en el mango de Hudoku, pero sin llegar a sacarla. Entonces comenzó con el espectáculo. Usando el soru comenzó a moverse a gran velocidad por aquella plaza. De repente y sin previo aviso, trató de colocarse tras él. Desenvainó su arma al mismo tiempo que lanzaba un tajo con ella, gritando con toda su fuerza.

- ¡Ryukai!

Durante aquel corte, su fuerza aumentaba un 200% por lo que el resultado podía ser peligroso. Su arma era más grande y larga… Y no. Con la fuerza de Midou, no le costaba lanzar cortes con ella. Le diese o no, aprovecharía para cambiar su arma a la mano izquierda y con la derecha tratar de darle un puñetazo en el pecho a su oponente. Él no era un luchador, pero tenía un plan. Cuando su mano estuviese muy cerca, la abriría formando una explosión de lava con una cantidad de un metro cúbico más o menos. Todo ese líquido trataría de empapar a su rival. Justo entonces el mafioso mostró una sonrisa siniestra. [Manual Prisa] Se alejó todo lo que pudo de su oponente y gritó con fuerza mientras su cuerpo se veía rodeado de un aura blanca. Estaba canalizando el poder de su energía en todo su cuerpo.

- ¡Kobura Geijutsu!

Gritó duplicando su agilidad y ocultando a Hudoku. A continuación sacó a Azazel y mediante el soru de nuevo se desplazó hacia su rival. Si metía en medio sus palitos, los haría pedazos a espadazos. En cuanto estuviese cerca lanzaría tres cortes a una velocidad sorprendente, los cuales iban a su pierna derecha, a su pecho y el último tenía toda la intención de cortarle un brazo sin miedo alguno. En una batalla había riesgos. Fue entonces cuando le miró riendo de forma siniestra.

- Retira tu robot, o te juro que lo parto en dos…

Mencionó con un tono siniestro. Era el momento de enseñarle a ese chico quién era el jodido mafioso de cien millones. Era curioso que solo le atacase desde lejos, así no iba a conseguir herir a un espadachín con tanto margen de tiempo.

Datos:

Mi rival estaba comenzando a ponerme nervioso, no paraba de sorprenderme con extrañas técnicas que me desbarataban todos los planes. Esperaba que mi idea de congelarle me diese tiempo más que de sobra para colocarme en una posición ventajosa, pero mi oponente logró esquivar parte del ataque. De esta forma sólo se vio afectado uno de sus brazos, que pudo descongelar en unos instantes gracias a su lava. Al menos se tomó su tiempo en deshacer el hielo y prepararse antes de lanzarse a por mí, lo que era algo de agradecer. Todas esas pausas que mi rival hacía y en las que aprovechaba para regodearse de lo buen combatiente que era, me estaban manteniendo en el combate.

Finalmente, con su risa despreciable volvió al combate, volvió al ataque. Ya había mostrado lo rápido que era, por lo que sabía que tenía que estar muy alerta con sus cortes, por lo que me preparé para esquivar su corte frontal. Por desgracia, en el último momento este se movió hacia mi espalda, haciendo que no pudiese evadir el potentísimo corte que lanzó con su espada larga. Mi armadura de energía lo ralentizó, dándome tiempo a moverme un poco para hacer que el corte producido en la espalda no fuese tan grave y brindándome la oportunidad de esquivar los demás. No obstante, mi armadura había quedado destrozada y era una herida más de la que debía preocuparme. Esperaba que ese fuese mi momento para contraatacar pero mi rival no se detuvo ahí. Casi instantáneamente mi rival lanzó un puñetazo hacia mí. Logré pararlo con mi guante de titanio, ya que se encontraba a mitad de camino hacia su cara, aunque por su inmensa fuerza retrocedí un poco. Tras esto comencé a notar calor en la mano, el muy desgraciado había soltado un chorro de lava. Tan rápido como pude salté y rodé hacia atrás, aunque eso no me alejó lo suficiente de la ola que se acercaba hacia mí. Inmediatamente activé los diales de hielo y agua para enfriarla antes de que me llegase. Con eso logré densificar un poco el material incandescente, permitiéndome así escapar de él. A pesar de esto, varias gotas cayeron sobre mi camiseta, por lo que me vi obligado a arrancarla de golpe. Me había dejado varias quemaduras serias en la piel, pero a pesar de que en ese momento sufriese un tremendo dolor no debía preocuparme. Tan pronto como volvise a Isla Copo podía ir al laboratorio de mi compañía a que la reparasen.

Al ver a mi rival retroceder supuse que eso sería todo, pero este se envolvió en un aura blanca y se lanzó otra vez a por mí. Gracias al haki y mi experiencia en combate sabía que iba a seguir el mismo patrón que había mantenido toda la pelea. Es por eso que decidí esquivar de forma parecida a la que lo había hecho al principio. Un pequeño salto para el corte bajo, que pasó sin siquiera rozarme. Una esquiva hacia atrás para evitar el golpe medio, que a pesar de saber que iba a venir e intentar moverme rápidamente, volvió a cortarme ligeramente el pecho. Debí de haber sido más rápido, pues a pesar de haber resistido bastante bien el veneno gracias a mi habilidad y a la onda curativa, esa segunda dosis hizo que comenzase a sentir una opresión en el pecho de inmediato. Me dejaba una sensación de entumecimiento que me molestaba al respirar, pero nada que no pudiese manejar. Por último, para el corte lateral, lo que hice fue doblarme como si estuviese jugando al limbo, de forma que vi pasar la hoja por encima de mí. Ahí es donde empezaba mi contraataque, pues no dejé que tras ese último corte la katana pasase de largo. En su lugar, activé mi haki de armadura y me dispuse a agarrar la empuñadura de esta al vuelo. Era algo difícil pero confiaba mucho en mis reflejos y velocidad. Si lo lograba no dudaría en soltarle una descarga con el dial de rayo para dormirle el nervio de la mano y que no pudiese sujetar su espada por unos instantes, momento que aprovecharía para golpear fuertemente su rodilla y arrebatarle su otra espada por sorpresa. Si conseguía desarmarlo estaría casi ganado, podía usar su propia espada para derrotarlo. Si no... bueno, no me quedaría otra que rendirme, estaba ya muy herido y no me apetecía acabar deshecho.

Datos.:

El impacto de Hudoku pudo hacer mella en su oponente y por ese motivo Ban sonrió de lado. El mafioso tenía bajo control aquella situación con bastante facilidad. Debía admitir que se estaba quemando la cabeza para poder tocar a aquel hombre, pero lo estaba consiguiendo. Debía admitir que era bastante rápido y le había esquivado muchísimos ataques, pero la batalla estaba a punto de terminar. Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del espadachín cuando previó lo que pretendía su oponente. Apretó con fuerza el mango de su katana y notó que la mano de aquel chico tocaba la suya. Era lógico que si pretendía cogerla por el mango y él ya tenía allí la mano, le iba a tocar a él. En ese momento trató de hacerse intangible, pero al parecer, el joven estaba usando haki.

La electricidad fue incapaz de tocarle y tan solo le fundió el dedo pequeño. Los elementos no podían ser imbuidos en haki normalmente, pues ni él mismo podía imbuir su propia lava. No pensaba ceder en soltar su espada y por ello activó su haki armadura. Empezó a generar magma por la mano que tenía en su katana, para fundir la propia de su oponente. Entonces vio venir el golpe a su rodilla y tras fruncir el ceño activó el tekkai. La suma de aquella técnica del rokushiki más su haki armadura hizo que pudiese parar el golpe. Notó cierto dolor que le hizo soltar un quejido. Justo entonces observó la mano de su rival tratar de robarle a su preciosa arma de kairouseki. Él mismo haciendo gala de su potente agilidad debido a su técnica, colocó la mano sobre la de su oponente. No pensaba dejarle cogerla y entonces empezó a generar magma también por esa mano. Si aquel tío quería batirse en un duelo de fuerza, podía ganar, pero ¿aguantaría todo el magma? Ban podía resistir un rato forzando.

- A los ladrones se les cortan las manos, chico… ¡Arde!

Midou gritó con fuerza al mismo tiempo que generaba toda la lava que le permitía su fruta por sus manos, la enorme cantidad podría salir disparada al rostro y el pecho de su oponente si no se atrevía a soltar. El mafioso imbuyó su pierna derecha en su “endurecimiento” suplicando la fuerza de ella y tornándose en un color negro metálico. Sin pensárselo trató de clavar su zapato en el estómago de aquel tipo.

Datos:

Otra vez mi contraataque volvió a fallar, no es que tuviese muchas esperanzas en él, pero me estaba quedando sin ideas. No había mucho que pudiese hacer, mi rival era tan rápido como yo, pero mucho más fuerte y resistente. La descarga en la mano y el golpe no fueron suficiente para arrebatarle ninguna de sus armas. En su lugar, me había quedado en una posición muy cercana a él, dándole la oportunidad de volver a lanzarme lava por encima. No podía escapar, pues había agarrado la mano que tenía en el mango de su espada de kairoseki, sólo me quedaba usar un buen ataque como defensa. Acorralado, clavé mis pies en el suelo y canalice mi energía para crear una explosión de energía entorno a mí. No esperaba que hiciese un daño real a mi rival, pero valdría para empujar la lava lejos de mí y apartar su mano de la mía.

Tan pronto la onda energética salió me apresuré para alejarme. Rodé hacia atrás y di un salto, maximizando así la distancia entre mi oponente y yo. Entonces, siendo consciente de mi mal estado me dispuse a rendirme.

-Lo admito, tú ganas.- dije con la respiración un poco acelerada por el cansancio y las molestias que el veneno me producía en el pecho.- Tendré que ganar esos 5 millones en otro sitio.- dije dejando escapar una sonrisa.

No bajé la guardia en ningún momento, y tampoco dejé de fijar mi haki de observación en la fuente de lava humana. Había dejado claro con varios comentarios que era un mafioso, no podía fiarme de él. Por si acaso no tenía intención de detenerse ahí, ordene a Maiky que fuese cargándose con un dial de humo negro. No era una pelea que pudiese ganar y debía reconocerlo, tenía que estar listo para la fuga en caso de ser necesario.

datos:

La explosión lanzó al mafioso hacia atrás, el cual chocó contra el suelo deshaciéndose en una especie de charco de magma. El humo negro que salía de él no indicaba nada bueno y después de unos momentos, el chico se formó con una facilidad sorprendente. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro y después de unos momentos se relamió. Era el momento de su siguiente ataque y derrotar a aquel tipo de una vez por todas. Hacía un rato que ese chico no le enfrentaba como era debido y solo trataba de usar trucos baratos como desarmarle o meter a un bicho raro en la pelea. El mafioso consideraba los dos contra uno de cobardes y ahora tenía aquel pensamiento del chico que tenía frente a sus ojos. Había tenido que recurrir a un puto robot y eso no lo iba a soportar.

- De haber perdido contra vosotros, cosa que veo muy difícil… No te habría dado el dinero de todas formas. El combate era entre nosotros, meter a otro ser en la pelea ya sea mascota o humano… Me temo que es más sucio que las propias suciedades del uno contra uno.

Aquella frase le había quedado un poco rara, pero tampoco le importaba mucho. Mostró una sonrisa ladeada y a continuación guardó sus armas en las fundas correspondientes. Sacó del bolsillo del pantalón un cigarro y con la ayuda del magma de su dedo índice lo encendió. Dio una enorme calada y después de unos momentos se relamió despacio. Apretó el puño derecho varias veces y entonces mostró una expresión algo arrogante.

- Parece que un criminal de cien millones aún es mucho para ti. Procura continuar entrenando, porque la próxima vez que decidas combatir conmigo, habré multiplicado mi poder varias veces…

Una vez dijo aquello, escupió al suelo y después empezó a alejarse de él. Mantenía el rabillo del ojo alerta, pues no se fiaba mucho del pequeño robot, el cual pudo partir en dos si hubiese querido. Era una lástima, pero tampoco quería romper el trabajo de esa cosa por muy sucia que hubiese sido. Le había extrañado que su oponente no peleara de cerca y solo se dedicase a huir, pero bueno, cada cual a su gusto.

La respuesta de mi rival me sorprendió más de lo que jamás habría podido imaginar. Se estaba quejando de que yo había suciedades. El escupe lava que había atacado por sorpresa a un oponente desarmado, se estaba quejando. En cualquier caso ya habíamos acabado, no había motivo alguno para ponerme a discutir esas tonterías. Tranquilamente mandé a Maiky recoger los diales y la mochila mientras acababa el discursito de aquel extraño hombre. No le estaba prestando mucha atención la verdad, pero no pude evitar escuchar la parte en la que decía que era un criminal de cien millones. Estuve a punto de prepararme para el combate otra vez, pero ya había perdido, no tendría ningún sentido. Además me calmaba el saber que ese hombre y yo íbamos a tener una próxima vez.

-A la próxima lo haremos más entretenido, te lo prometo.- le dije mientras escupía.

Tras esto el criminal se giró y comenzó a marcharse. Me dolía mucho en el orgullo el haber sido derrotado tan fácilmente, pero no iba a ser así la próxima vez. Mis negocios iban a tener que posponerse por un tiempo, debía entrenar. La próxima vez que me lo cruzase pensaba ser suficientemente fuerte como para derrotarlo y llevarme esos cien millones. Como fuese ahora debía curar mis heridas, por lo que apreté los puños con rabia, dirigí una última mirada al que me había derrotado y me marché.