Gareth Silverwing
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Akuma no mi
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Parece dispuesto a volver a dispararte y, con el tamaño de esas flechas, yo te diría que te andases con cuidado.
Eichi Tsukasa
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Akuma no mi
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Mis ojos se abrieron de par en par al ver que había llegado a mi destino. Debía admitir que las murallas de la capital eran enormes y robustas, calculaba desde esta distancia que medían unos cincuenta centímetros aproximadamente, un poco menos o más. Con un fuerte como ese, era normal que la gente de Síderos no pusiese pie alguno en aquella ciudad en años. Hubiese seguido volando y contemplando esa estructura, de no ser porque mi Kenbunshoku me avisó que una presencia hostil se encontraba más adelante. Antes que pudiese darme cuenta, un proyectil pasó a toda velocidad cerca mío. ¿Qué demonios...? Desvié la mirada y busqué a la presencia con el Haki. No me demoré mucho; encima de las murallas de la capital se encontraba una especie de caballero. En su mano llevaba un arco y supuse que me disparó usando eso. Mierda, eso no era nada bueno. Me llegaba una de esas y podía darme por muerto.
– ¿Que hago ahora? – pensé dudosamente.
Luego de romperme mucho la cabeza, llegué a tres caminos que podía tomar ahora. El primero era intentar hablar con el caballero y hacerle saber que no era un enemigo, solo era alguien que necesitaba respuestas para saber lo que en verdad pasaba en Síderos. La segunda opción era desistir y volar hasta abajo, donde volvería a mi forma humana y seguiría hasta la capital a pie. La tercera era la más arriesgada y supondría un peligro directo para mí. Podía luchar y hacerme camino por la fuerza, pero si hacía eso era muy probable que el gobierno de la capital fuese mucho más hostil conmigo, si es que hubiese alguno en primer lugar. ¿Qué hacer? Cerré los ojos durante algunos segundos, manteniendo el Mantra activo en todo momento, y los abrí de golpe; había tomado una decisión.
– Probemos la primera opción, entonces – pensé determinadamente. Dejé que algunas características de mi otra personalidad se pasasen a la mía, principalmente las que me definían como el príncipe que era.
Estiré mis alas lo más que pude y volé a toda velocidad hacia donde se encontraba el caballero, todavía teniendo el Paso Relámpago activo. Eso sí, me aseguraba de ir intercalando mi posición en el aire para que tuviese complicaciones para dispararme.
– ¡Escucha! – le grité con fuerza al caballero para captar su atención mientras iba acercándome. – ¡No quiero hacer ningún mal dentro de la capital, tan solo quiero respuestas para saber lo que en verdad sucede en ésta isla. ¡No confío en ninguna de las cinco facciones, por lo que solo me queda recurrir a la capital! – tomé un bocanada de aire y seguí hablando en mi modo príncipe con la esperanza que mis palabras llegasen al caballero. – ¡Por favor, déjeme pasar. Solo quiero respuestas! – repetí nuevamente mientras seguía volando. Seguía intercalando mi posición en el aire, además de mantener el Mantra activo en todo momento por si el caballero ignorase mis palabras y siguiese atacándome.
Si el caballero seguía insistiendo en atacarme... no quedaba otra; tendría que pelear para poder llegar a la capital. En caso que me disparase, intentaría esquivarlo con mis habilidades voladores en primera instancia. Si lo lograba, canalizaría mi energía en mis alas y mandaría una onda cortante (Manual Excalibur) hacia donde se encontraba el ser vestido en armadura negra. Solo lo haría como último recurso, porque en verdad quería que el caballero hubiese escuchado mis verdaderas intenciones y palabras.
– ¿Que hago ahora? – pensé dudosamente.
Luego de romperme mucho la cabeza, llegué a tres caminos que podía tomar ahora. El primero era intentar hablar con el caballero y hacerle saber que no era un enemigo, solo era alguien que necesitaba respuestas para saber lo que en verdad pasaba en Síderos. La segunda opción era desistir y volar hasta abajo, donde volvería a mi forma humana y seguiría hasta la capital a pie. La tercera era la más arriesgada y supondría un peligro directo para mí. Podía luchar y hacerme camino por la fuerza, pero si hacía eso era muy probable que el gobierno de la capital fuese mucho más hostil conmigo, si es que hubiese alguno en primer lugar. ¿Qué hacer? Cerré los ojos durante algunos segundos, manteniendo el Mantra activo en todo momento, y los abrí de golpe; había tomado una decisión.
– Probemos la primera opción, entonces – pensé determinadamente. Dejé que algunas características de mi otra personalidad se pasasen a la mía, principalmente las que me definían como el príncipe que era.
Estiré mis alas lo más que pude y volé a toda velocidad hacia donde se encontraba el caballero, todavía teniendo el Paso Relámpago activo. Eso sí, me aseguraba de ir intercalando mi posición en el aire para que tuviese complicaciones para dispararme.
– ¡Escucha! – le grité con fuerza al caballero para captar su atención mientras iba acercándome. – ¡No quiero hacer ningún mal dentro de la capital, tan solo quiero respuestas para saber lo que en verdad sucede en ésta isla. ¡No confío en ninguna de las cinco facciones, por lo que solo me queda recurrir a la capital! – tomé un bocanada de aire y seguí hablando en mi modo príncipe con la esperanza que mis palabras llegasen al caballero. – ¡Por favor, déjeme pasar. Solo quiero respuestas! – repetí nuevamente mientras seguía volando. Seguía intercalando mi posición en el aire, además de mantener el Mantra activo en todo momento por si el caballero ignorase mis palabras y siguiese atacándome.
Si el caballero seguía insistiendo en atacarme... no quedaba otra; tendría que pelear para poder llegar a la capital. En caso que me disparase, intentaría esquivarlo con mis habilidades voladores en primera instancia. Si lo lograba, canalizaría mi energía en mis alas y mandaría una onda cortante (Manual Excalibur) hacia donde se encontraba el ser vestido en armadura negra. Solo lo haría como último recurso, porque en verdad quería que el caballero hubiese escuchado mis verdaderas intenciones y palabras.
- Resumen:
- Seguir volando hacia donde está el caballero, intercalando mi posición en el aire manteniendo el mantra activo en todo momento. Entrar a mi papel de príncipe e intentar convencer al caballero que solo quiero respuestas y que no pertenecía a ninguno de los dos bandos. Si volvía atacarme, entonces no tengo otra que combatir.
- Cosas Usadas (En caso que el caballero ignore mis palabras):
- - Kenbunshoku Haki (Entrenado).
- Paso Relámpago: 2 post de 2, necesita recargarse luego de esta ronda.
- Manual Excalibur.
- Velocidad x6.
- Agilidad x1,5 + 2 (Forma Voladora)= x3,5
- Forma Voladora: 3 post de 5.
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Akuma no mi
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El caballero se queda completamente quieto y callado mientras le hablas. En un principio parece que escucha tus palabras, que surten efecto y que incluso te deje pasar. Cuando terminas se queda quieto unos segundos para luego volver a apuntarte con el arco, parece ser que su misión es impedir el paso de intrusos sean cual sean sus intenciones.
Tensa la cuerda y te dispara otra de esas enormes flechas, para luego llegar su mano de nuevo al carcaj y sacar una flecha de punta cilíndrica, la cual dispara en dirección casi vertical. La segunda flecha estalla en el aire casi al mismo tiempo que la primera llega a donde estabas (o sigues estando), liberando una lluvia de bolas metálicas con púas, de unos 3cm de diámetro.
Tensa la cuerda y te dispara otra de esas enormes flechas, para luego llegar su mano de nuevo al carcaj y sacar una flecha de punta cilíndrica, la cual dispara en dirección casi vertical. La segunda flecha estalla en el aire casi al mismo tiempo que la primera llega a donde estabas (o sigues estando), liberando una lluvia de bolas metálicas con púas, de unos 3cm de diámetro.
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Akuma no mi
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– Hasta aquí llegaron las negociaciones – pensé mientras suspiraba.
En un principio, creí que el caballero había escuchado mis plegarias... pero me equivoqué rotundamente. Con el mantra, pude ver con un segundo de antelación lo que iba hacer. Al ver el problema en el que me encontraba, elevé mi cuerpo lo más que pude hasta el cielo, logrando esquivar la primera lanza... pero debido a que mi Haki no estaba tan entrenado, no pude ver el segundo ataque. La segunda lanza llegó casi al mismo tiempo que la primera, pero esta tenía una peculiaridad: estalló en el aire y liberó una lluvia de bolas metálicas con púas. Pese a que ya no me encontraba allí, de todas formas algunas de esas esferas salieron despedidas hacia arriba donde me encontraba. Solo años de entrenamiento me permitieron actuar para formar algún tipo de defensa. Usé el busoshoku en todo mi cuerpo y cerré las alas alrededor mío. Me mordí el labio con dolor al sentir aquellas púas chocar con mi escudo, pero gracias a mi resistencia natural y a mi haki, no sufrí mayores daños. Estoy seguro que si paso a la humana, tendré algunos moretones y cortes en mis brazos.
– Tendré que pelear para hacerme paso – chasqueé la lengua y preparé mi movimiento.
Una vez que la lluvia terminó, retiré mis alas de mi cuerpo y miré fijamente al caballero que tenía en frente. Hubiera preferido no tener que luchar, pero no había otra. Cerré mis ojos y me concentré, manteniendo ambos hakis activos. Mi forma voladora desapareció, solo para ser reemplazada por la luchadora. Básicamente ahora tenía una apariencia similar a la forma anterior, pero mucho más delgada y humanoide. Era mi transformación preferida a la hora de luchar por su versatilidad. No solo conservé mi poder de antes, sino que además recuperé mis brazos y piernas. Poder luchar y volar al mismo tiempo, tendía a marear un poco a los demás. Eso lo aprendí a la mala cuando luché con Ban hace ya bastante tiempo.
– Hora del contraataque – pensé con decisión.
Me quedé en el aire y saqué dos guantes de mi mochila, poniéndolos rápidamente en mis dos manos. El guante escarcha e ígneo me serían de buena utilidad ahora. Una aura dorada cubrió mi cuerpo y me lancé al ataque a toda velocidad; mi objetivo era ponerme a sus espaldas para empezar con mi asalto. Lancé una patada a uno de los brazos del caballero mientras condensaba mi energía en ese sector (manual aura de aceros), con el objetivo de intentar herirlo para que no pudiese usar ese arco con facilidad. El siguiente sería un puñetazo directo al casco con el guante ígneo y el tercero, con el mismo pie cortante de antes, intentaría hacerle un tajo vertical en todo su torso . Los tres golpes fueron usados con Haki Armadura. Le diese o no, usaría mis alas para alargar la distancia entre nosotros mientras miraba el resultado de mi ataque y mantenía el Mantra activo. Si no conseguía hacerle nada... tendría que tomar medidas drásticas.
En un principio, creí que el caballero había escuchado mis plegarias... pero me equivoqué rotundamente. Con el mantra, pude ver con un segundo de antelación lo que iba hacer. Al ver el problema en el que me encontraba, elevé mi cuerpo lo más que pude hasta el cielo, logrando esquivar la primera lanza... pero debido a que mi Haki no estaba tan entrenado, no pude ver el segundo ataque. La segunda lanza llegó casi al mismo tiempo que la primera, pero esta tenía una peculiaridad: estalló en el aire y liberó una lluvia de bolas metálicas con púas. Pese a que ya no me encontraba allí, de todas formas algunas de esas esferas salieron despedidas hacia arriba donde me encontraba. Solo años de entrenamiento me permitieron actuar para formar algún tipo de defensa. Usé el busoshoku en todo mi cuerpo y cerré las alas alrededor mío. Me mordí el labio con dolor al sentir aquellas púas chocar con mi escudo, pero gracias a mi resistencia natural y a mi haki, no sufrí mayores daños. Estoy seguro que si paso a la humana, tendré algunos moretones y cortes en mis brazos.
– Tendré que pelear para hacerme paso – chasqueé la lengua y preparé mi movimiento.
Una vez que la lluvia terminó, retiré mis alas de mi cuerpo y miré fijamente al caballero que tenía en frente. Hubiera preferido no tener que luchar, pero no había otra. Cerré mis ojos y me concentré, manteniendo ambos hakis activos. Mi forma voladora desapareció, solo para ser reemplazada por la luchadora. Básicamente ahora tenía una apariencia similar a la forma anterior, pero mucho más delgada y humanoide. Era mi transformación preferida a la hora de luchar por su versatilidad. No solo conservé mi poder de antes, sino que además recuperé mis brazos y piernas. Poder luchar y volar al mismo tiempo, tendía a marear un poco a los demás. Eso lo aprendí a la mala cuando luché con Ban hace ya bastante tiempo.
– Hora del contraataque – pensé con decisión.
Me quedé en el aire y saqué dos guantes de mi mochila, poniéndolos rápidamente en mis dos manos. El guante escarcha e ígneo me serían de buena utilidad ahora. Una aura dorada cubrió mi cuerpo y me lancé al ataque a toda velocidad; mi objetivo era ponerme a sus espaldas para empezar con mi asalto. Lancé una patada a uno de los brazos del caballero mientras condensaba mi energía en ese sector (manual aura de aceros), con el objetivo de intentar herirlo para que no pudiese usar ese arco con facilidad. El siguiente sería un puñetazo directo al casco con el guante ígneo y el tercero, con el mismo pie cortante de antes, intentaría hacerle un tajo vertical en todo su torso . Los tres golpes fueron usados con Haki Armadura. Le diese o no, usaría mis alas para alargar la distancia entre nosotros mientras miraba el resultado de mi ataque y mantenía el Mantra activo. Si no conseguía hacerle nada... tendría que tomar medidas drásticas.
- Cosas Usadas:
- - Forma Luchadora: Transformación similar a la voladora, pero más humana y recupera tanto sus brazos como piernas, manteniendo las alas. Su velocidad y agilidad suben en un 100%. 1 de 5 post.
- Manual Aura de Aceros (En una de mis piernas, fue usado en dos de mis tres golpes).
- Haki Armadura (Entrenado)= 1/5 Asaltos Activado.
- Haki de Observación (Entrenado).
- Zona Perfecta (Canalización)= Su velocidad se duplica.
- Zona Perfecta (Fuerza)= Su fuerza se duplica.
- Guante Ígneo: Al golpear el guante genera calor. Tras golpear varias veces en el mismo lugar, el guante produce quemaduras leves.
- Guante Escarcha: Al golpear disminuye la temperatura corporal. Si el objetivo recibe varios golpes en el mismo sitio, se produce entumecimiento e hipotermia local.
- Fuerza x27 (9 * 1.5 * 2), Velocidad x12 (6 * 2), Resistencia 9 (6 * 1,5), Agilidad x3 (2 * 1.5).
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Tu velocidad es bastante buena, pero sus reflejos parecen no quedarse atrás. Se gira lo suficiente para bloquear la patada con su inmenso arco, el cual sale volando y se pierde en el vacío tras la muralla. Recibe el segundo puñetazo en la cara, el cual parece haber echado su cabeza hacia atrás y ha agrietado el casco. De todas formas el resto de su cuerpo no reacciona conforme cabría esperar, llevando las manos a la cintura para desenvainar una espada que llevaba en el cinto, con la cual bloquea tu patada y retrocede un metro. Es como si hubiese recibido el daño pero no hubiese reaccionado como una persona normal lo haría.
Su cabeza vuelve a una posición natural y un brillo rojizo sale de la grieta del casco. Lanza un tajo con la espada que esquivas al ir hacia atrás, pero la cosa no acaba ahí. Te apunta con su mano libre y de su guantelete emerge una pequeña ballesta la cual dispara tras virotes en tu dirección.
Su cabeza vuelve a una posición natural y un brillo rojizo sale de la grieta del casco. Lanza un tajo con la espada que esquivas al ir hacia atrás, pero la cosa no acaba ahí. Te apunta con su mano libre y de su guantelete emerge una pequeña ballesta la cual dispara tras virotes en tu dirección.
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Aquello debía ser una jodida broma de mal gusto. Mi fuerza actualmente era veintisiete veces más fuerte que las de un humano normal... ¿Y aun así solo pude hacerle eso de daño? Bloqueó mi patada con el arco, aunque pude mandar a volar bien lejos de aquí esa arma, por lo que igual mi plan mi funcionó de cierta manera. Mi puñetazo logró impactar en su cara, consiguiendo que su casco se agrietara. Lo siguiente fue raro, y es que desvainó una espada que no había visto anteriormente y consiguió bloquear mi segunda patada. Una vez que su cabeza volvió a su posición natural, observé algo que hizo que el sudor bajara por mi barbilla. Esos ojos rojos no eran normales y, en cierto modo, provocaban cierto estremecimiento en mi ser. De todas formas, no tenía tiempo para vacilar en éste momento, puesto que el contrario se disponía a atacar nuevamente.
Pude esquivar el ataque con su espada gracias al movimiento en retirada que hice luego de mi asalto. Por otro lado, mi Mantra me avisó lo que iba hacer con las ballestas, pero mis reflejos no fueron lo suficientemente buenos para esquivar ese ataque completamente. Pude impulsarme hacia arriba, pero uno de los virotes consiguió cortarme la pierna; fue una suerte que no atravesó esa parte de mi cuerpo completamente. Cerré los ojos al sentir un poco de dolor, aunque mi resistencia natural y el busoshoku consiguieron repeler la mayoría del daño, por lo que solo tenía un lindo tajo que sangraba un poco. Nada de mucha importancia o de lo que debiera preocuparme. Rechiné mis dientes y fulminé con la mirada al caballero. Si, ya me había dado cuenta que los métodos convencionales no funcionarían con... lo que fuera esa cosa.
Suspiré e intenté tranquilizarme. No conseguiría nada con enojo. Como dijo Hector una vez, la paz interna era muy importante dentro de los combates. Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro y miré fijamente al arquero. Antes me rehusaba a matar a menos que fuese estrictamente necesario, pero ahora... me di cuenta que el mundo no era blanco y negro. A veces necesitabas hacer cosas que no te gustasen para cumplir con tus objetivos y eso pensaba hacer en este momento. Usaría todo lo que tenía en esta última embestida y si no funcionaba... entonces tendría que retirarme para ver un mañana.
Aún con el mantra activo, abrí mis ojos de golpe y grité con todas mis fuerzas. En un instante, un brillo rojizo rodeó mi cuerpo y se combinó con el dorado de antes, dándome un aspecto algo majestuoso. Era la primera vez que usaría toda mi fuerza en un combate y parte de mi se encontraba excitado por ver el resultado. Hubiese preferido que fuera una persona normal... pero no había otra. Saqué una un dial de mi mochila y me abalancé contra el caballero. Esta vez lo lograría y nada podrá detenerme. Justo antes de llegar donde se encontraba esa cosa, activé el dial que tenía en mi mano y una cortina de humo blanco nos rodeó, dificultándole la visibilidad a mi oponente. Pese a que el dial aún servía, no lo iba a necesitar, por lo que lo lancé directamente al mar.
Con el humo rodeándonos y usando el Kenbunshoku para navegar a través de éste, comencé con mi verdadero ataque. Fueron un total de seis golpes en total. El primero fue directo a la mano que tenía la espada y los otros cinco fueron combinaciones aleatorias: clavícula, entrepierna, rodilla, torso y cabeza. Usé diversas fintas de por medio para burlar y confundir un poco al caballero en lo que duraba mi arremetida. No fueron en ese orden en particular, aunque el torso lo dejé para el final y realicé ese golpe con una onda explosiva de por medio (Manual Explosión Galáctica) con el objetivo de tirarlo al mar. Lograra o no mi cometido, me impulsaría lo más arriba posible para ver el resultado final de mi ataque.
Pude esquivar el ataque con su espada gracias al movimiento en retirada que hice luego de mi asalto. Por otro lado, mi Mantra me avisó lo que iba hacer con las ballestas, pero mis reflejos no fueron lo suficientemente buenos para esquivar ese ataque completamente. Pude impulsarme hacia arriba, pero uno de los virotes consiguió cortarme la pierna; fue una suerte que no atravesó esa parte de mi cuerpo completamente. Cerré los ojos al sentir un poco de dolor, aunque mi resistencia natural y el busoshoku consiguieron repeler la mayoría del daño, por lo que solo tenía un lindo tajo que sangraba un poco. Nada de mucha importancia o de lo que debiera preocuparme. Rechiné mis dientes y fulminé con la mirada al caballero. Si, ya me había dado cuenta que los métodos convencionales no funcionarían con... lo que fuera esa cosa.
Suspiré e intenté tranquilizarme. No conseguiría nada con enojo. Como dijo Hector una vez, la paz interna era muy importante dentro de los combates. Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro y miré fijamente al arquero. Antes me rehusaba a matar a menos que fuese estrictamente necesario, pero ahora... me di cuenta que el mundo no era blanco y negro. A veces necesitabas hacer cosas que no te gustasen para cumplir con tus objetivos y eso pensaba hacer en este momento. Usaría todo lo que tenía en esta última embestida y si no funcionaba... entonces tendría que retirarme para ver un mañana.
Aún con el mantra activo, abrí mis ojos de golpe y grité con todas mis fuerzas. En un instante, un brillo rojizo rodeó mi cuerpo y se combinó con el dorado de antes, dándome un aspecto algo majestuoso. Era la primera vez que usaría toda mi fuerza en un combate y parte de mi se encontraba excitado por ver el resultado. Hubiese preferido que fuera una persona normal... pero no había otra. Saqué una un dial de mi mochila y me abalancé contra el caballero. Esta vez lo lograría y nada podrá detenerme. Justo antes de llegar donde se encontraba esa cosa, activé el dial que tenía en mi mano y una cortina de humo blanco nos rodeó, dificultándole la visibilidad a mi oponente. Pese a que el dial aún servía, no lo iba a necesitar, por lo que lo lancé directamente al mar.
Con el humo rodeándonos y usando el Kenbunshoku para navegar a través de éste, comencé con mi verdadero ataque. Fueron un total de seis golpes en total. El primero fue directo a la mano que tenía la espada y los otros cinco fueron combinaciones aleatorias: clavícula, entrepierna, rodilla, torso y cabeza. Usé diversas fintas de por medio para burlar y confundir un poco al caballero en lo que duraba mi arremetida. No fueron en ese orden en particular, aunque el torso lo dejé para el final y realicé ese golpe con una onda explosiva de por medio (Manual Explosión Galáctica) con el objetivo de tirarlo al mar. Lograra o no mi cometido, me impulsaría lo más arriba posible para ver el resultado final de mi ataque.
- Cosas Usadas:
- - Forma Luchadora: Transformación similar a la voladora, pero más humana y recupera tanto sus brazos como piernas, manteniendo las alas. Su velocidad y agilidad suben en un 100%. 2 de 5 post.
- Manual Explosión Galáctica (El último golpe realizado, el que iba directo al torso).
- Dial de Humo Blanco
- Haki Armadura (Entrenado)= 2/5 Asaltos Activado.
- Haki de Observación (Entrenado).
- Zona Perfecta (Canalización)= Su velocidad se duplica. 2/2 Post
- Zona Perfecta (Fuerza)= Su fuerza se duplica. 2/2 post.
- Primer Límite, Apertura: Su fuerza se ve aumentada en un 150% por dos turnos, y un aura rojiza cubre su cuerpo
- Guante Ígneo: Al golpear el guante genera calor. Tras golpear varias veces en el mismo lugar, el guante produce quemaduras leves.
- Guante Escarcha: Al golpear disminuye la temperatura corporal. Si el objetivo recibe varios golpes en el mismo sitio, se produce entumecimiento e hipotermia local.
- Fuerza x54 (9 [Fruta] * 1.5 [Pasivo] * 4 [Activo]), Velocidad x12 (6 [Fruta] * 2 [Activo]), Resistencia 9 (6 [Fruta] * 1,5 [Activo]), Agilidad x3 (2 [Fruta]* 1.5 [Pasivo]).
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La mayoría de tus golpes conectan con el oponente, logrando incluso romperle la armadura. Por las grietas y las partes que se desprenden ves una serie de componentes mecánicos, lo que significa que no era humano, ¿O si?
El golpe en el casco hace que se termine de romper, revelando un recipiente de vidrio en el cual hay un cerebro conectado a unos circuitos. El caballero se tambalea, tratando de lanzar un último golpe con la espada, pero la onda explosiva lo lanza por los aires, fuera de la muralla.
Ha sido duro pero has triunfado. Por cierto, ¿No es esa Alexandra la que vienen volando?
Puedes volver a postear en el capítulo.
El golpe en el casco hace que se termine de romper, revelando un recipiente de vidrio en el cual hay un cerebro conectado a unos circuitos. El caballero se tambalea, tratando de lanzar un último golpe con la espada, pero la onda explosiva lo lanza por los aires, fuera de la muralla.
Ha sido duro pero has triunfado. Por cierto, ¿No es esa Alexandra la que vienen volando?
Puedes volver a postear en el capítulo.
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