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Es un buen día. El sol brilla en lo alto, los pájaros cantan en las copas de los árboles. ¿Qué podría ir mal? Oh sí, algo podría ir mal y eres tu. Estás durmiendo tranquilamente en el suelo, rodeado de maleza salvaje, aunque más bien parece el jardín trasero de una vivienda. Vaya, que malandrín. ¿Cómo has acabado así? Galuna es una isla bella y pacífica, no hay lugar para el vicio, o eso hace creer a los extranjeros. En fin, va siendo hora de despertarse o si quieres puedes dormir un poco más.
Sin embargo, cuando abres un poco los ojos ves a cinco niños a tu alrededor con unos palos, picándote por diversas partes del cuerpo. ¡Pero qué maleducados! Deberías enseñarles lo que es bueno y que aprendan de una vez. En fin, deberías ir levantándote. No es seguro estar tirado en el jardín de una propiedad privada. A tu alrededor no hay más que unas vayas mal echas, puedes saltarlas o salir directamente por la pequeña cancilla que hay al lado de la casa, aunque se te quedarán mirando un poco.
Tu habías venido a Galuna por algo... quizás si hablas con la gente puedas recordarlo, el dolor de cabeza no te durará mucho, quizás un poco de agua helada te vendría bien.
Sin embargo, cuando abres un poco los ojos ves a cinco niños a tu alrededor con unos palos, picándote por diversas partes del cuerpo. ¡Pero qué maleducados! Deberías enseñarles lo que es bueno y que aprendan de una vez. En fin, deberías ir levantándote. No es seguro estar tirado en el jardín de una propiedad privada. A tu alrededor no hay más que unas vayas mal echas, puedes saltarlas o salir directamente por la pequeña cancilla que hay al lado de la casa, aunque se te quedarán mirando un poco.
Tu habías venido a Galuna por algo... quizás si hablas con la gente puedas recordarlo, el dolor de cabeza no te durará mucho, quizás un poco de agua helada te vendría bien.
Francis Vondermont
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- Ah... - Soltó cuando empezó a abrir los ojos, todavía incapaces de asimilar tanta luz de golpe. Bueno, sin olvidarnos tampoco de su cuerpo, que no paraba de recibir varios golpes de la mano de un escuadrón de niños. Serán maleducados.
Cuando comenzó a moverse, soltó varios gruñidos para intentar alejar un poco a los niños orientados a su alrededor, incluso soltaba palabras del estilo: 'Fuera', 'Dejadme en paz' o toda aquella que sirviera para hacer que los niños le dejasen en paz. Una vez de pie, vio a su alrededor, percatándose de que parecía estar en la propiedad de alguien, ¿quizás de algún sucio apresado? No recordaba nada, así que podría serlo, aunque tal vez no. Para el dueño, sería mejor que no lo fuera.
En fin, fuera lo que fuese, debería saber por qué no recordaba mucho, a pesar del hecho de que tenía sus posesiones (las cadenas y el mandoble cubierto en vendas), así que debería salir y comenzar a preguntar, no sin antes evitar llamar la atención. Observó algún desperfecto, algo simple, que pudiera arreglar con un simple movimiento, para que, si alguien preguntaba, decir que ya había arreglado aquello a lo que vino a solucionar. Incluso soltó un, 'Niños, dejadme trabajar', por si iban soltando algo. Hecho todo, saldría por la cancilla, aparentando que había solucionado algún desperfecto.
Probablemente, cuando saliera, trataría de obtener información sobre aquello que estuvo haciendo, y que no recuerde, pero sin dar el cante, pues, ¿un hombre preguntando a otros cosas que él debería saber? Parecía raro.
Cuando comenzó a moverse, soltó varios gruñidos para intentar alejar un poco a los niños orientados a su alrededor, incluso soltaba palabras del estilo: 'Fuera', 'Dejadme en paz' o toda aquella que sirviera para hacer que los niños le dejasen en paz. Una vez de pie, vio a su alrededor, percatándose de que parecía estar en la propiedad de alguien, ¿quizás de algún sucio apresado? No recordaba nada, así que podría serlo, aunque tal vez no. Para el dueño, sería mejor que no lo fuera.
En fin, fuera lo que fuese, debería saber por qué no recordaba mucho, a pesar del hecho de que tenía sus posesiones (las cadenas y el mandoble cubierto en vendas), así que debería salir y comenzar a preguntar, no sin antes evitar llamar la atención. Observó algún desperfecto, algo simple, que pudiera arreglar con un simple movimiento, para que, si alguien preguntaba, decir que ya había arreglado aquello a lo que vino a solucionar. Incluso soltó un, 'Niños, dejadme trabajar', por si iban soltando algo. Hecho todo, saldría por la cancilla, aparentando que había solucionado algún desperfecto.
Probablemente, cuando saliera, trataría de obtener información sobre aquello que estuvo haciendo, y que no recuerde, pero sin dar el cante, pues, ¿un hombre preguntando a otros cosas que él debería saber? Parecía raro.
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Akuma no mi
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El dolor de cabeza se te va pasando poco a poco. Eso es un alivio. Una vez fuera la gente no se inmuta al verte. Al parecer tu despiste como hacer que arreglabas algo ha surtido efecto, chico listo. La gente que pasea alrededor tiene pinta de ser humilde y educada, al menos fuiste a parar a un buen lugar. Deleitate un poco con las vistas del pequeño pueblo, quizás haya algo interesante. Un señor que pasa a tu lado se quita el sombrero y te saluda con una agradable sonrisa.
-Buen día joven.
Podrías preguntarle si hay alguna taberna aquí cerca, en las tabernas siempre suelen encontrarse cosas interesantes. Cuentos y misterios capaces de llegar al corazón más ambicioso con tal de descubrir sobre que se trata. También puedes ir por ti mismo en busca de una taberna. Es un sitio pequeño, malo será no encontrar una en cada calle.
-Buen día joven.
Podrías preguntarle si hay alguna taberna aquí cerca, en las tabernas siempre suelen encontrarse cosas interesantes. Cuentos y misterios capaces de llegar al corazón más ambicioso con tal de descubrir sobre que se trata. También puedes ir por ti mismo en busca de una taberna. Es un sitio pequeño, malo será no encontrar una en cada calle.
Francis Vondermont
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Sin dudar un momento, respondió al saludo. - Muy buenas, agradable señor. ¿Qué tal su mañana? - Le dijo sin dudar.
Sí, sí, soy consciente de ello. Francis ha hablado con mucha facilidad, algo que a menudo no hace, sin embargo, aunque tenga sus inseguridades, no es tonto. Ahora mismo debía estar en guardia en todo momento, pues al mínimo ápice de peligro, irían a por el único que llamase la atención: un semi gigante. Por lo tanto, no es raro pensar que fuera a hablar con tranquilidad a los de su cercanía, siempre y cuando parezcan igual de agradables, aparentemente, que aquel señor.
Volviendo al hilo de la conversación, Francis aprovecharía sus gafas de sol, con lentes oscuras, para observar el cuerpo de susodicho señor mientras le respondía, por si un casual portaba algo de peligro. Quería miradas rápidas, pero sin concentrarse mucho, pues corría el riesgo de que preguntara algo y se diera cuenta de que andaba distraído. Se le ocurrió que tal vez hiciera una leve mueca de dolor por su cabeza, para dar a entender de que, si no captaba algo, venía dado por su molestia, a lo cual se disculparía. Respecto a la charla, una vez que el señor hubiera acabado, Francis comenzaría a hablar diciendo, - Disculpe, buen señor, pero me gustaría preguntarle una cosa. Es que, he terminado de hacer unos arreglos en la casa de un miembro del pueblo y, cuando he ido a notificarlo no he conseguido dar con él...¿Sabría dónde se encuentra? - El motivo de su pregunta era ése, saber quién era el dueño. Tal vez, si adivinaba quién era, podría conseguir información sobre por qué estaba en su jardín y con dolor de cabeza.
Sí, sí, soy consciente de ello. Francis ha hablado con mucha facilidad, algo que a menudo no hace, sin embargo, aunque tenga sus inseguridades, no es tonto. Ahora mismo debía estar en guardia en todo momento, pues al mínimo ápice de peligro, irían a por el único que llamase la atención: un semi gigante. Por lo tanto, no es raro pensar que fuera a hablar con tranquilidad a los de su cercanía, siempre y cuando parezcan igual de agradables, aparentemente, que aquel señor.
Volviendo al hilo de la conversación, Francis aprovecharía sus gafas de sol, con lentes oscuras, para observar el cuerpo de susodicho señor mientras le respondía, por si un casual portaba algo de peligro. Quería miradas rápidas, pero sin concentrarse mucho, pues corría el riesgo de que preguntara algo y se diera cuenta de que andaba distraído. Se le ocurrió que tal vez hiciera una leve mueca de dolor por su cabeza, para dar a entender de que, si no captaba algo, venía dado por su molestia, a lo cual se disculparía. Respecto a la charla, una vez que el señor hubiera acabado, Francis comenzaría a hablar diciendo, - Disculpe, buen señor, pero me gustaría preguntarle una cosa. Es que, he terminado de hacer unos arreglos en la casa de un miembro del pueblo y, cuando he ido a notificarlo no he conseguido dar con él...¿Sabría dónde se encuentra? - El motivo de su pregunta era ése, saber quién era el dueño. Tal vez, si adivinaba quién era, podría conseguir información sobre por qué estaba en su jardín y con dolor de cabeza.
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El buen señor que te había preguntado alzó la cabeza entrecerrando los ojos al principio, pero gracias a ti le tapabas el sol y pudo verte mas o menos con claridad. Después, miró a la casa y se llevó la mano a la barbilla, pensando un buen rato en quien sería el propietario o propietaria. Entre ambos se formó un silencio incómodo, pero pronto lo rompió. El hombre chasqueó los dedos con suma emoción.
-En esa casa vive una señora anciana, todas las mañanas temprano sale a pasear para recoger setas o champiñones a una colina aquí cercana. Si vas todo recto por aquel sendero la encontrarás.
Bien, el señor te sirvió de ayuda. Se despidió levantando su sombrero de nuevo y se perdió de vista en aquella concurrida calle. Al parecer solo era seguir el sendero y llegar hasta la señora. Lo mejor es que vayas ahora mismo; si no te das prisa puede irse y seguirás como antes, sin una sola pista.
-En esa casa vive una señora anciana, todas las mañanas temprano sale a pasear para recoger setas o champiñones a una colina aquí cercana. Si vas todo recto por aquel sendero la encontrarás.
Bien, el señor te sirvió de ayuda. Se despidió levantando su sombrero de nuevo y se perdió de vista en aquella concurrida calle. Al parecer solo era seguir el sendero y llegar hasta la señora. Lo mejor es que vayas ahora mismo; si no te das prisa puede irse y seguirás como antes, sin una sola pista.
Francis Vondermont
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- Gracias, buen señor. - Dijo Francis al obtener la respuesta. - Creo que ahora podré dormir tranquilo al saber que mi trabajo fue realizado y notificado...-
Con aquella última afirmación, movió levemente su sombrero, transmitiendo una idea, no sólo de despedida, sino también de gratitud por haberle dicho a quién pertenecía tal vivienda. Al principio, andaría a una paso acelerado, sin llegar a correr, pero tampoco sin caer en la lentitud, mas cuando tuviera oportunidad, comenzaría a moverse más rápido, probablemente cuando no tuviera la sensación de ser observado. Su deseo era dar con el dueño antes de perderle de vista, es más, a modo de guía, tendría en cuenta la presencia de setas o champiñones como referencia, pues indicaría que por aquella zona no estaría.
Con aquella última afirmación, movió levemente su sombrero, transmitiendo una idea, no sólo de despedida, sino también de gratitud por haberle dicho a quién pertenecía tal vivienda. Al principio, andaría a una paso acelerado, sin llegar a correr, pero tampoco sin caer en la lentitud, mas cuando tuviera oportunidad, comenzaría a moverse más rápido, probablemente cuando no tuviera la sensación de ser observado. Su deseo era dar con el dueño antes de perderle de vista, es más, a modo de guía, tendría en cuenta la presencia de setas o champiñones como referencia, pues indicaría que por aquella zona no estaría.
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