La torre de la condenacion.

Y por fin optáis por cambiar de puerta...  Salis de la sala y aparecéis en una sala idéntica a la anterior. pero no tiene tesoro, cofre, marcas o nada característico. Pero al menos os habeis movido de sala. algo es algo.

Boss adquieres tesoro. Ahora eres un poco mas rico.

Otra puerta cruzada más, una nueva marca, y el el anotar otra  entrada más en el cuaderno, y la misma maldita sala vacía sin nada. Había dejado de intentar animar la escena imitando a un presentador de televisión, no disponía del público suficiente, así que aquel programa no hubiese durado en antena ni un maldito día. ¿Acaso pretendían matarnos de aburrimiento el cruel guionista?  

-Me da que las provisiones que nos han dado son porque vamos a pasarnos aquí unos cuantos días- añadí cansado-. ¿Qué le parece si vamos cruzando puertas “número uno” hasta que haya algo de interés? Ya sabe, mismo procedimiento de hacer marcas y tal… así hasta que pase media hora y podamos parar para comer algo- le pregunté a Tobías-. Podríamos hablar por el camino para hacer de la eterna espera algo interesante… quizás incluso con algún tipo de juego de verdad o atrevimiento- sugerí, terminando de anotar en mi cuaderno y dispuesto a seguir si no se pronunciaba.

Tabla cauderno:

Os adentráis por la puerta numero 1, La sala es idéntica pero allí os encontráis

Esta alegre chica se presenta Como Chrysalis, La chica es bastante animada, tal vez demasiado. Os dice que es Ingeniera, Cocinera, Medica y Musica y que si queréis puede ayudarlos a salir de este sitio.

♪ One day more! Another door, another destiny ♪


Sin duda debía de eliminar la clasificación de tipo de sala de la tabla, parecía que todas las estancias de aquel maldito edificio habían sido copiadas una al lado de otra a la perfección. Por suerte esta no estaba vacía. La muchacha, alegre hasta decir basta y tan enérgica que cansaba el solo verla no tardó en presentarse yendo hacia nosotros a la velocidad del rayo. Sonreí por unos instantes, refrescado por el contraste que suponía para los dos muertos en vida que arrastrábamos…

Algo en mí me decía que su gracia y salero se desvanecerían y que no tardaría mucho en cansarme de una actitud tan impropia para una chica de su edad. Ya había visto alguna que otra muchacha como ella, una persona a la que no meten en vereda al comenzar la pubertad y que aún cree que sus caprichos, su nerviosismo y atropello siguen siendo tan graciosos como lo eran cuando era pequeña. No lo era, nada podría ser tan gracioso como un niño pequeño.

-Mucho gusto, señorita. Me presento, soy Alphonse Capone- decidí ignorar mis profesiones para que no me diera la vara preguntándome por ellas-. No podría pronunciarme sobre si aceptar su compañía hasta que el resto lo haga. Por hora no hemos encontrado ningún peligro, pero no me gustaría que alguien sin destreza militar se viera en peligro. ¿Cree que podrá evitar ponerse en peligro, si se da el caso, mientras nosotros nos encargamos de todo?- inquirí al tiempo que realizaba mis acostumbradas y aburridas acciones de clasificación y marcado.

Tabla cuaderno:

Hubo un momento en que la nada consumió mi mente y la dejó en blanco. Mi cuerpo se movió como si de un títere se tratase en pos de Alphonse sin musitar palabra. No podía contestar al azabache porque ni siquiera sabía que había dicho, ya que no reaccioné hasta que una voz estridente atravesó la negrura de mi mente. La acumulación de información, sumado al impacto visual de aquel color tan llamativo, consiguió desestabilizarme un poco. Fue como un pequeño vahído, pero por suerte la cosa se quedó en un leve traspiés antes de recobrar la compostura y poder pensar las cosas con calma.

- Espero que no se me pegue el empanamiento de estos dos - me dije a mí mismo mientras observaba como el pelinegro se ocupaba de aquella extraña personaje que se presentó con pelos y señales.

Alphonse fue al grano y preguntó si la joven podría defenderse ella sola si nos encontrábamos con algún peligro, al igual que hizo una clara mención sobre que el resto debíamos pronunciarnos antes de invitarla formalmente. No sabía si era una forma sutil de comprobar si estábamos alguno cuerdo o de si simplemente no se veía con la capacidad de decisión por si solo, pero por si acaso era lo primero intenté no perder el hilo de la conversión y entré en ella.

-Encantado Crhysalis, soy Tobías - me presenté amablemente mientras me acercaba a ellos. -Con gusto podrás acompañarnos, aunque espero que comprendas que no sabemos que habrá más adelante. Hasta ahora nuestras vidas no han corrido peligro, pero nunca se sabe. Me gustaría que lo pensase detenidamente, ya que no quisiera que estuviese obligada a seguirnos - dije usando el mismo tono. Por mi lado no es que pensase que si no tenía cualidades de lucha no podía seguirnos, pero quería estar seguro de que a la hora de los problemas no váyase a ser un estorbo. Bastante tenía ya que dividir mi atención para vigilar de cerca a mis nakamas zombificados. -Por otro lado, ¿qué puedes contarnos de tú experiencia en la torre? Cualquier información que nos des podría ayudarnos para conseguir terminar con esta locura.

No es que tuviese muchas esperanzas en que nos contase algo interesante como ya pasó con el extraño señor Nado, pero aún así debía intentarlo. Seguramente si la chica decía algo relevante Alphonse se encargaría de anotarlo en su libreta.

Podeis ver que la chica se queda pensativa un momento, intentado recordar algún dato disperso en su cabeza.

-Bueno no soy buena luchando pero se me da bien quedarme lejos de la acción. En cuanto a información os puedo ayudar bastante.

La chica veis que saca una especie de plano formado por hexagonos.

Mirad cada planta esta formada por 3 circulos de hexagonos, un punto central y 2 exteriores. de 1-6-12. habitaciones. Estamos en la planta baja, hay 3 plantas por debajo y una por arriba aunque temo que hay una segunda pero no he podido llegar a investigarla. Amarillo, naranja, selva, mar, subterráneo y el cielo. Lo ultimo que se es que la puerta 3 baja un piso y cuando no puedes bajar mas que es el subterráneo, vuelves al mismo sitio. la puerta 5 te asciende de piso pero en el cielo caes al mar inevitablemente.

La chica sonríe con candidez esperando una expresion de asombro cuanto menos.

Vaya, al parecer aquella muchacha iba a ser mucho más útil que… bueno, que otros dos que yo ya me sé. Nos reveló gran parte de los secretos de la torre, secretos que iba a plasmar en mi cuaderno con un dibujo, no mejor que el suyo, pero más estructurado. Realizando ocho pequeñas copias para determinar cada planta con su nombre, solo quedaba un par de cosas más que decir.

-Gracias por la información, señorita… ¿Nos disculpa un segundo?- solicité con una leve reverencia, alejando al único miembro activo de nuestro grupo fuera de su alcance auditivo para susurrarle-. Dado que hemos usado la sexta tres veces sin cambiar de planta lo más probable es que nos hayamos movido a uno de las celdas “límite”. ¿Por qué? Porque creo que la puerta, al repetirla tres veces, nos ha expulsado a un círculo más exterior o interior hasta que no hemos podido avanzar más- dije, para luego tomarme unos segundos para dilucidar cuál opción sería la correcta-. Pensándolo mejor, dado que se tratan de círculos concéntricos, lo más probable es que la puerta seis nos desplace a un círculo interior hasta que, por supuesto, lleguemos al centro de la planta, la sala del cofre. Ahora hemos cogido la uno, así que, al no haber ninguna marca mía anterior, probablemente esa puerta nos desplace a una celda de un círculo exterior, aunque lo haría aleatoriamente. ¿Me explico?- Por muy estructurado que estuviera mi dibujo, mis palabras podrían no estarlo-. Resumiré. La tercera puerta nos hace bajar una planta, la quinta nos hace subir y la sexta nos desplaza a un círculo interior hasta que no podemos avanzar más y se repite. Me da la impresión de que la puerta número uno nos desplaza a un círculo exterior que, si estamos en la estancia central, nos devuelve a una sala aleatoria de las seis que la rodean. Podríamos suponer que si estuviésemos en un círculo intermedio nos llevaría a la habitación contigua del más externo, pero es solo una conjetura.

Seguiría garabateando en la hoja para denominar a cada sala con una letra, y así, no confundirlas con las marcas ni con los números. Finalmente, le expondría el dibujo base para que pudiese entenderlo.

-Y solo queda añadir que si esa muchacha sabe tanto, debe haber algún truco. Ha dicho que una de ellas te expulsa hacia fuera de la torre… Y eso, técnicamente, no lo podría saber nadie a menos que fuera tan idiota de volver a entrar- la saludaría amablemente con una sonrisa por encima del hombro, para que la pelirrosa no se preocupara de nada-. Además, está el hecho de que ha nombrado la temática de las plantas cuando ha dicho que no ha pasado por dos de ellas. No me parece de fiar, es demasiado alegre para estar en esta situación. Ah, aprovechando que estamos así… ¿su poder es paramecia o logia? Y he de señalar que no levantó el brazo cuando dije lo de repartir el tesoro- bromeé-, pero como está siendo de mucha ayuda ignoraremos ese pequeño y diminuto detalle. Creo que somos los únicos en los que podemos confiar, ¿verdad?- añadiría obviamente refiriéndome al dúo de zombies que nos acompañaban.-. También tengo la impresión que las salas centrales esconden los tesoros, así que podríamos volver a tomar la sexta, aprovechando de paso para comprobar la validez de mis suposiciones, y subir y bajar a las plantas contiguas para ver qué encontramos de utilidad. Aunque aún nos queda saber cuál es el propósito de este laberinto y las funciones de la puertas número cuatro y dos.

Tabla cuaderno:

Dibujete Explicativo:

La información que dio la pelirrosa aún se agolpaba en mi adormecida mente después de que hubiese acabado. Me sorprendió que tuviese tantísima información detallada del lugar, como de su funcionamiento. Para haber averiguado todo eso debería haber probado ella misma todas esas combinaciones que mencionaba... Y por mucho que le daba vueltas al asunto, siempre terminaba sospechando de la chica. Algo no cuadraba en todo esto y echaba de menos la mentalidad audaz del pelirrojo en este asunto. Con él siempre podía contar para que me diese un punto de vista distinto al que ya estaba impuesto, pero el muy estúpido seguía en aquel estado que comenzaba a preocuparme. Que el peliblanco fuese un inconsciente era lo normal, pero que lo fuese el marine me ponía los pelos de punta.

Por suerte el único compañero que me quedaba en este asunto parecía tener la mente más despierta que yo, puesto que de forma rápida creó un esquema a su manera sobre lo que la joven dijo y pareció percatarse de que algo no iba bien. Fue audaz con todo y supo comprender las explicaciones con las que yo me había perdido, por lo que intenté buscar una forma de agradecérselo y respondí a alguna de sus preguntas. -No te preocupes, no me interesa el dinero lo más mínimo... Y sobre mi akuma, es Logia, para ser más exactos la Oppu Oppu no mi, pero centrémonos en lo importante. Yo también creo que hay algo raro con ella. ¿Crees que deberíamos intentar sacarle más información? - pregunté al azabache. - Ni siquiera podemos estar seguros de que nos haya dicho la verdad - proseguí con el tema de la pelirrosa, aunque también tenía que zanjar una cosa. -Y sobre el tema de la confianza... Aún es pronto para decirlo. Sabía que esto quizás jugase en contra, pero si de verdad tenía que formarse una confianza había que ser sinceros. - No soy una persona confiada y no me gusta que excluyas a mis nakamas a pesar de su inactividad. Si ahora mismo deseo salir de aquí cuanto antes y no pierdo el control es por ellos. Cuanto antes pueda llevarlos ante un médico me será mejor, así que si quieres que podamos confiar el uno en el otro hay e dejar una cosa clara. Ellos entran en el lote - terminé con gesto serio.

Por muy enfadado o crispado que estuviese con ellos... El sentimiento que más me embarga era la preocupación. Aunque fuese yo solo, los sacaría a rastras a los dos de aquí.

-Dejando eso claro y para que veas que mi intención es buena. Creo que lo mejor que puedo hacer es dejarte el tema de las puertas a ti. Siendo sinceros la cosa no me queda muy clara y no habrá reparos con lo que decidas - dije cambiando de tema. Todavía no tenía muy claro el funcionamiento y con mi suerte seguro que siempre acabaríamos en la sala del tesoro.

Sus palabras no solo me traen una saciante respuesta a mi curiosidad innata sobre su akuma, sino que además llenan mi espíritu de una renovada ilusión. Tobías era un hombre de honor, uno de los de verdad… Incluso cuando todavía no me había regalado su apellido para llamarle simplemente señor. Sonreí, inclinándome ante él en una leve y respetuosa reverencia.

-Nada me agradaría más- le diría con sinceridad, no me importaba demasiado comprometerme a aquel noble gesto aunque perdiera mi legítima parte del tesoro por dos parásitos inconscientes. Miré las puertas con interés, pensando nuestro siguiente movimiento y que aquella muchacha entrañaba-. Veamos… en primer lugar tenemos que hacer algo con nuestros compañeros- comenté, pensativo-. No podemos dejarlos aquí, pero si nos encontramos con algún problema o alguna prueba que nos exija movernos no podríamos salvarles…

A menos que los metiera en mi interior en contra de su voluntad, aunque esta brillaba por su ausencia durante la mayor parte de la aventura. Por supuesto no iba a revelarle este dato, a menos gente supiese de mi poder mejor.

-Con respecto a las puertas, iremos por la sexta para ver si volvemos la centro y luego tomaremos la primera para ir a una sala aleatoria del primer círculo. Así podremos determinar si tengo razón en mis conjeturas. Una vez volvamos a una sala que conozcamos, o bien determinemos todas las salas del primer círculo repitiendo estos pasos, podremos ver si las puertas dos y cuatro, como sospecho, nos mueven en un sentido y el otro alrededor del círculo en el que nos encontremos. ¿Le parece?

Y dicho esto, y una vez decidiéramos si nos acompañaban el par de muertos, nos moveríamos abandonando a la chica con una corta despedida. Claro está, no sin antes asegurarme de dejar las marcas, aunque creía que ya lo había hecho, para perpetuar el sistema que tenía reflejado en mi fiel cuaderno.

-No se preocupe, volveremos por usted- le diría al salir, prometiéndome que cumpliría la misma promesa que le había realizado al señor Nado.

Tabla cuaderno:

Tomais la puerta numero seis dejando atrás a la alegre muchacha, esta os despide deseándoos lo mejor. Aparecéis en una sala ya conocida de color amarillo con un cofre vació y las marcas que denotan que es la sala en la que estuvisteis anteriormente. Vuestras sospechas son acertadas.

Sonreí con un merecido orgullo mientras destapaba mi rotulado para tomar nota de los resultados. Y entonces, Dios mismo me castigó por mi pecado capital. Menos mal que recorrí la tabla antes de escribir el siguiente paso, porque si no lo hubiese hecho podríamos- o mejor dicho podría- haberla liado bastante.

-Bueno, esto es… Discúlpeme un segundo-le pedí antes de asegurarme de que las marcas fueran las mismas y la torre no nos estuviese engañando. Efectivamente lo eran, y también pude percatarme de que la masa que había escupido mi compañero no estaba ahí. ¿Por qué se quedaban entonces las mías? Todo era muy sospechoso-. Bueno, es la supuesta sala central… Pero ha habido un pequeño error de cálculo en mis suposiciones, debería habernos devuelto a la sala vacía que atravesamos la primera vez que tomamos la puerta número uno, no al centro. Así que… es bastante probable que la sexta puerta realmente nos acerque a la sala con “premio” si es que hay una por planta, y si ya la hemos visitado nos devuelva a ella directamente. También podría devolvernos o acercarnos a la última sala con prueba, como esas que dijo que encontraríamos el señor Nado. ¿Tiene algo que decir antes de que variemos de planta a ver qué podemos encontrar en otro subnivel, señor Tobías?- le pregunté, aunque ya me había dicho que me dejaba el asunto de las puertas a mí- ¿Ha decidido qué es lo que vamos a hacer con nuestros compañeros? No me refiero a la problemática del botín, lo repartiremos, sino a qué haremos si están en peligro. Una vez lo dejemos claro, ¿qué le parece si…- Revisaría mis notas-…bajamos usando la puerta número 3? No podemos arriesgarnos a coger la cuatro hasta que sepamos a que altura se encuentra esta planta. Si nos devuelve aquí pues simplemente subimos y ya sabemos que estamos en la más baja de todas.

Una vez dicho esto, y tras realizar la pequeña señal para dejar marcado nuestro camino, tanto en el cuaderno como en la sala, continuaríamos.

Tabla cuaderno:

Me quedé rumiando las palabras del pelinegro mientras avanzábamos una vez más por la puerta seis. Comprendía que la situación de mis nakamas ponía las cosas aún más difíciles si todo se torcía y nos encontrábamos algún peligro, pero la simple idea de abandonarlos a ellos solos en alguna de las salas me ponía la piel de gallina. De momento solo nos habíamos encontrado al señor Nado y a la chica rosa que no parecían una amenaza precisamente, pero seguramente por la torre deambularían más personas y no podía estar seguro de que ninguno les hiciese daño. Así que no me quedaba otra que llevarlos conmigo hasta que despertasen o saliésemos.

- Lo siento Alphonse, pero no puedo hacer otra que seguir haciendo que nos acompañen - dije respondiendo al tema de Kim y Noa. -No podría perdonarme que les pasase algo por dejarlos por ahí abandonados en su estado, así que si llega el momento en que pase algo yo me ocuparé.

Me daba igual su opinión al respecto a este tema. Ya había dejado claro que en lo referente a ellos todo era innegociable. Yo decidiría y cargaría con toda la responsabilidad de lo que pasase. Al fin y al cabo ellos eran la única familia que me quedaba y no iba dejar que nada ni nadie les hiciese daño.

-Además, no hace falta que repitas más lo del dinero. Ni yo ni ellos reclamaremos nada de él. No nos interesa - proseguí intentando dejar claro el tema monetario. La avaricia no era el motor de los CW y quizás si quedaba claro que podía quedárselo se mostrase menos pesado con el tema de dejarlos en un "lugar seguro". Por lo demás solo quedaba el tema de las puertas, aunque un último interrogante se cruzó por mi mente. -Oye Alphonse, te veo muy preocupado por el tema de los combates, pero aún no me has contado si tú mismo tienes nociones sobre él. Yo ya te he contado mi poder, así que puede ser un buen momento de que sigamos cimentando esa confianza de la que hablabas - dije con tono serio. Con la preocupación por mis nakamas quizás había estado bajando la guardia y había permitido que el canal de la información solo fuese en una dirección, pero ya era hora de cambiarlo... O de cortarlo. Ya no estaba en mis manos. - Y sobre el tema de la puerta no tengo problemas. Cumplo con lo que digo, así que mientras el voto siga siendo entre nosotros dos. No tengo problemas en cruzar una que otra.

Una vez acabásemos de hablar todo y si el azabache no cambiaba de opinión a última hora. Agarraría a los "zombies" y cruzaría la puerta designada por él.

Usais por primera vez la puerta numero 3. La transición es igual a las tantas otras veces que habéis cruzado este laberinto. Pero sin embargo podéis ver que el paisaje ha cambiado.

celda:

El suelo de esta sala esta repleto de frutas y hortalizas, así como de frutas como fresas y bayas, podéis recolectar la comida si así lo deseáis.

Una voz resuena en la sala ante vuestra sorpresa.

-¡Oh! parece que habéis conseguido moveros de piso, felicidades. Pero ¡Jamas! Saldréis de aquí. Seréis mi diversión por los siglos de los siglos ¡Ahahahahaaha!

Tan pronto como vino, la voz se va dejándoos en silencio en el bonito huerto que es esta sala.

Las primeras palabras del señor Tobías se clavaron en mí como la más afilada de las acusaciones. ¿Acaso creía que yo tenía algún interés en quedarme con el dinero? Ni que le hubiera repetido el asunto más de la cuenta. Estaba preocupado por sus amigos, y era normal que cualquiera malinterpretase cualquier cosa que se le dijera estando en su situación, pero no me pareció educado.

-Entiendo que esté preocupado por sus amigos, pero no creo que esas sean formas- diría, algo molesto antes de cruzar el umbral hacia nuestro destino.

La voz de nuevo nos habló, y yo me pregunté si era una grabación creada para cuando cada grupo hiciese esas cosas o si de verdad había alguien maquinando detrás de todo esto. Quitándome las preocupaciones de la cabeza, pues ya el tiempo sería el encargarnos de decirnos que pasaba con todo esto, dirigí mi vista sobre la sala.

Un cambio de color, una línea moderna y reflectante y un suelo cuanto menos peculiar. Me paré un buen rato para escavar un poco, intentando desentrañar los secretos arquitectónicos de la maravilla en la que estábamos encerrados.


-No me fío de comer nada que se nos dé en la torre, espero que no pasemos aquí tanto tiempo como para que sea necesario- confesé, husmeando por la habitación para intentar desentrañar sus secretos-. ¿Por casualidad con su poder podría auparme para echarle un vistazo a la lámpara? Ya que estamos aquí me gustaría investigar estos diseños para ver si los puedo implementar en mis futuras construcciones. Pero si va a mancharme la verdad es que prefiero que no lo haga-añadí.


Una vez pasara otro momento para evaluar la estancia, hacer las marcas debidas y añadir unas cuantas notas más a la tabla y unas indicaciones extra al cuaderno para establecer el orden de los pisos, declararía mis intenciones para el grupo.

-Sugiero ir a la sexta, ya sabe, para acercarnos al centro o al supuesto tesoro por planta si es que hay algo. De todas formas, si ve que quiere irse podríamos intentar simplemente subir todas las plantas y ser lanzados al mar. El único problema que veo es que ninguno de los dos podemos nadar, pero quizá podría usted sujetarme a la pared con su… jugo. Yo cargaría gustosamente con sus dos compañeros.


Y un poco después, cuando ya el entusiasmo del estudio se desvaneciera.

-Disculpe por no responder a su pregunta, me perdí en mi propio interés por el edificio. Sí, sé luchar, aunque me desempeño no tengo una confianza desmesurada en mis habilidades. Voy sin armas, así que- terminaría, encogiéndome de hombros.

Y tras escuchar lo que tenía que decirme, deseando que al menos hubiese una pequeña disculpa en su discurso, tomaríamos la sexta puerta.

Tabla Cuaderno + nota:

El cambio de escenario consiguió llamar mi atención de forma grata a pesar de que la voz insistía en intentar meternos miedo con sus palabras, aunque de momento era algo inútil. Sus amenazas no contrastaban con los contratiempos con los que nos estábamos cruzando y si no fuese por el estado de mis nakamas y por los malentendidos con Alphonse, que tenía que intentar solucionar, podría llegar a ser una buena atracción turística.

-Siento mis formas, pero entiende si mi prioridad son ellos. Si estuviesen en sus cabales no habría problemas en que charlásemos de forma más amigable, pero dada la situación no dejemos que nos desborden nimiedades. Mi intención no era ofenderte - dije intentando disculparme para no crear fisuras internas. - Si puedo subirte, pero ya si te mancharás o no la suela de los zapatos no lo se. Si te arriesgas a comprobarlo súbete aquí - proseguí mientras generaba sirope, dándole forma de baldosa y endureciéndolo gracias a mi ámbito.

Si se atrevía a comprobarlo generaría más hasta crear un pilar que lo elevase. No es que me pareciese una cuestión importante, pero era mi otro modo de disculparme. Hiciese lo que hiciese, yo aprovecharía para echarle un vistazo a toda la flora que había. Tenía ciertos conocimientos en botánica y quizás algo nos fuese valioso más adelante. Miré fruta por fruta mientras el azabache hacía su propia inspección, hasta que este rompió el silencio con un par de interrogantes.

- Creo que primero deberíamos probar la seis. Quizás haya algo que podamos necesitar más adelante, luego ya podemos ir ascendiendo... Aunque ahí tengo una duda. ¿Si subimos hasta arriba y eso no vale para nada más que terminar en el mar? ¿Cómo narices acabamos con esto? - expuse mi opinión sobre el tema.

Si tenía la misma curiosidad que yo, seguiríamos por la seis una vez hubiésemos acabado cada uno con nuestro análisis, aunque si por otro lado decidía que probásemos de nuevo a volver a subir tampoco me quejaría. Había dicho que daría prioridad a sus decisiones mientras fuésemos los dos y pensaba mantenerlo.

Le hice una pequeña reverencia con mi gesto, queriendo darle a entender que aceptaba sus disculpas y que comprendía totalmente su situación. Y luego, por su ofrecimiento:

-La suela de los zapatos siempre está sucia- diría despreocupadamente, subiéndome en su pilar intentando mantener el equilibrio mientras este se erigía hasta el techo y me permitía estudiar cómo funcionaba la luz que alimentaba a las plantas.

La miraría de arriba abajo intentando desentrañar sus secretos y tocándola con alguno de mis bolígrafos para comprobar más o menos su temperatura. Una vez hechas estas comprobaciones y toqueteado todo cuanto podía husmear en ella, le pediría que me bajara.


-¿Le importaría bajarme con cuidado?- solicitaría amablemente, temiendo un poco la caída.

Una vez me limpiara la suela de los zapatos en la tierra, pues no me gustaba el sonido pegajoso que profería al andar, continuaría por estudiar el suelo.


-Entiendo su preocupación, entonces no nos queda más que seguir hasta desentrañar los secretos de este laberinto para que vuelva a hundirse en la tierra o algo y nadie más quede atrapado- dicho esto, continuaríamos con el avance por la sexta puerta.

De pronto una luz cegadora me hizo abrir los ojos de golpe. No sabía que había pasado ni porqué estaba allí, puede que algún tipo de sustancia alucinógena me afectase al entrar a aquella torre. Solo recordaba que había estado andando pero no podía ver hacía donde, solo escuchaba de vez en cuando la voz de Tobi haciéndome de guía mientras atravesábamos algunas puertas del lugar.

Me dejé caer al suelo para restregarme los ojos, la luz me molestaba bastante y necesitaba aclimatarme antes de ver donde me encontraba. Unos segundos más tarde pude ver a mi compañero Tobi en pie junto a Alphonse, por lo visto habían seguido avanzando en grupo, a mi lado y también con síntomas de haber sufrido los efectos de esa misma sustancia se encontraba Kimura.

-¿Que ha ocurrido?- Le pregunté sobre todo a Tobías. Casi a la vez, Kim le preguntaba lo mismo. Poco a poco ya me había acostumbrado a la luminosidad de la sala. -¿Que tal va la situación?- Pregunté para tratar de conseguir información sobre como había ido el avance por la torre, igual habían recopilado algún tipo de información pero necesitábamos ponernos al día Kimura y yo.

Usais la puerta 6. Acabais en la misma sala, parece ser que os mola el huerto. podéis recopilar vegetales si queréis.

Interrumpí mi investigación del suelo por la inesperada resurrección de nuestros compañeros. Sabía el nombre de uno de ellos tan sólo, ya que el otro se había quedado “dormido” justo a tiempo para ignorar mi pregunta. Sonreí, era el momento perfecto para volver al espectáculo.

-¡Y los dos concursantes vuelven a unirse a la pequeña troupe tras el tiempo muerto!- dije sonriente, extendiendo mis brazos dándoles la bienvenida. Coloqué mi improvisado micrófono en mi mano, acercándoselo-. Cuéntenos, ¿qué tal la experiencia por el limbo? Hemos intentado encontrar la salida mientras han estado en ese estado; ya saben, para que pudieran atenderles médicamente... Dada su pequeña introspección interna, vamos a ver qué es lo que se han perdido- añadí, dando una vuelta sobre mis pies y extendiendo un brazo hacia una de las paredes como si hubiese una gran pantalla.

Y allí no había nada, tan solo un nuevo color que no habían visto en la sala en la que estaban despiertos.

-¡Nada! Exactamente amigos míos, hemos estado dando vueltas sin encontrar nada más de utilidad que un cofre con joyas. ¿Trampas y pruebas? Cero. ¿Gente interesante? Uno sin mucho que decir y otro con una información inquietante. ¡No sé cómo seguimos en antena cuando no hay emoción ninguna en este programa! ¡Más vale que se llamara La torre de las salas vacías! ¿Y cómo se llama?- pregunté al público imaginario para falsear su voz con gritos en susurro- ¡La torre de la condenación!

Canturreando una corta sintonía de espera de “Turrututurus” me di la vuelta hacia ellos y fui pasando página por página del cuaderno para ilustrarles qué habíamos estado haciendo.

-La torre está diseñada por los más diestros arquitectos inspirados en las colmenas de un gran enjambre. Así, en tres anillos hexagonales, cada una de las seis plantas se compone de diecinueve hexágonos- pasé mi mano por el dibujo con un exagerado ademán-. En cada uno de los lados de estas estupendas salas se encuentra… una puerta mágica. Nuestros concursantes no sabían qué hacía cada puerta, pero ahora tienen algún tipo de idea. Tras el encontronazo con una sospechosa mujer de pelo rosa que les reveló qué hacían las puertas tres y cuatro; bajar  y subir respectivamente, hicieron un pequeño esfuerzo para desentrañar las funciones de la primera y la última. Ahora, con una interesante idea en mente, postulan que la puerta uno desplaza al siguiente circulo externo de la torre, mientras que la sexta realiza la función inversa. Una vez las puertas no pueden suplir su función, dejan de actuar devolviéndonos a la misma sala. ¡Y tienen que tener cuidado porque si usan la puerta que sube en el último de los seis niveles serán lanzados al mar!- alerté con voz de presentador para después hacer sonidos de ahogamiento-. Por último, y no menos importante, cada planta parece haber recibido un lavado de cara por un interiorista diferente. En este punto del programa nos encontramos en la planta inferior a la “Sala de la miel”, conocida como… “Sala campestre”- improvisé, pateando una frutilla a un lado.

Guardé el atrezzo y volví a mi investigación y mi gesto adusto particular.

-En resumen. No hemos encontrado nada salvo un cofre con dinero que repartiremos al final. Seis plantas tiene la torre con diseños diferentes. Puerta tres baja, cuatro sube, la primera aleja del centro y la sexta nos lleva al centro que sepamos. La dos y la cuatro tiene pinta de que nos desplazarán en sentido horario y antihorario por los anillos, lo que, sin punto de referencia, tampoco es que importe mucho.

Me ahorré el contarles el pequeño fallo que había detectado en el sistema y que el mismo parecía dejar correr, al menos hasta que este fuese más importante. La magia también podía tener fallos técnicos, supuse.

-Observen- añadí cruzando la sexta puerta en solitario para volver a la misma sala-. Esta es la sala central de esta planta- suspiré, añadiendo nuevas marcas y nuevas entradas al cuaderno que me podría haber ahorrado.

Tabla Cuaderno + nota:

Me volví hacia ellos, tapando el rotulador y guardando el cuaderno bajo mi brazo.

-Si no tienen problemas conque decida, como he ido haciendo, por dónde vamos ahora, sugiero que cojamos la puerta número uno para desplazarnos al siguiente anillo. Una vez allí, si no encontramos problemas, podríamos probar la teoría de las puertas dos y cuatro cogiendo una y luego otra. No me importa el orden, la verdad.

Puerta numero 1. sala vacía identica en color y forma a la anterior,poco mas que decir. después optas por usar la puerta 2 y regresas a la sala de la huerta donde llegasteis antes. la puerta 4 te lleva a una sala en la que no has estado, no puedes ver marcas, ni siquiera puertas. En vez de eso un espectro flota en el aire, con maligna risa habla cuando llegas.

-Resuelve mi acertijo o muere aquí y ahora.

Si ato tu alma tu gato perecerá de pena. Traelo de regreso y disfruta de la astronomia, deleitándote con un arte culinario.

El ser te mira con brillantes ojos rojos. parece que tendrás que darle una respuesta.

Me llevé un grato sobresalto cuando vi que Kim y Noa volvieron a la normalidad tras cruzar la última puerta. Los dos parecían desorientados y no muy conscientes de lo que había pasado, pero antes siquiera de que pudiese musitar palabra alguna, Alphonse se me adelantó y comenzó con las explicaciones. En parte agradecí que así fuese porque aún no tenía muy claro de como funcionaba la torre. Había estado más preocupado de irlos arrastrando de un lado a otro sin que les pasase nada, así que aguardé a que el azabache terminase con su numerito, que yo creía ya olvidado, y con la explicación antes de entrar en la conversación.

- Como bien dice Alphonse, esto ha sido bastante monótono. Yo no usaré tanto drama, pero ahora que ya no tengo que preocuparme por vosotros... Salgamos de aquí. Hasta ahora ha sido una pérdida de tiempo. Nada interesante que ver, además la gente que deambula por aquí parece contenta de estar haciéndolo. Ninguno parece preocupado ni temeroso - dije yo intentando ser más directo. No me gusta perder el tiempo y esto de momento solo conseguía eso mismo. - Hasta ahora yo he hablado por vosotros y he seguido al Alphonse fiándome de su criterio. Sé que es bastante escandaloso, pero de momento está haciéndolo bien y no es obsceno como Gusi - proseguí exponiéndoles mi propio punto de vista mientras me encogía de hombros. La verdad es que ya todo me daba bastante igual. Mis nakamas estaban bien y podía volver a relajarme. - Así que por todo ello yo también voto por la puerta número uno.

Una vez terminé de hablar me dispuse a recorrer la sala y a recoger los frutos con mejor aspecto. Tenía algunas nociones sobre el tema, por lo que esperaba no confundirme durante la recolección. Mi intención con esto era darles tiempo a pensar las cosas, así como intentar algo rico que llevarme a la boca. Con la tontería llevaba ya rato sin comer y aún no quería tirar de las raciones iniciales. Mejor algo fresquito, aunque primero tantearía sabor y olor antes de comerme ninguna pieza entera... Aunque quizás no fui buena idea y me entretuve demasiado con esa tarea, abstrayéndome por completo.

Sin darme apenas cuenta habíamos pasado por la puerta uno, luego por la dos y finalmente por la cuatro. Siendo la última de ellas la que nos llevó a un nuevo desafío. Allí se encontraba un espectro que realizó una pregunta a Alphonse. Era una especie de acertijo de lo más enrevesado y sin lógica ninguna, o al menos para mí. Las adivinanzas son los únicos juegos mentales que detesto y no me veía capaz de resolverlo sin acarrear un riesgo para mis acompañantes, los cuales parecían igual de dubitativos que yo, pues ninguno parecía dispuesto a contestar. Llegué a pensar que quizás lo mejor era atravesar una de las puertas sin contestar siquiera, ya que la opción de atacar al ente no me daba buenas vibraciones. Nunca antes había tratado con un ser así y quizás fuese demasiado problemático.

- Oye Kim. A mí no se me ocurre ninguna respuesta... ¿Crees que podríamos pasar de sala sin responder? - pregunté tras acercarme en un tono inaudible para cualquiera que no fuese él. -Hasta ahora Alphonse ha estado haciéndolo muy bien... Pero me preocupa el mutismo que está presentando ahora.

Me quedé pensando durante unos segundos por si había verbalizado un error puramente mental. ¿Había repetido dos veces qué es lo que hacían las puertas 3 y 4, cambiando su funcionalidad? Necesitaba un momento para reorganizar mis pensamientos, ayudándome de mis queridos apuntes y tomando una hoja como “formulario definitivo”.

Resumen Puertas:

¿De verdad había cometido un error antes al explicarlo? Ya me costaba recordar qué era verdad, error y mentira… Suspiré en silencio, cansado de mi propio laberinto mental; suficiente tenía con el real. Hice un esfuerzo por recordar qué había dicho exactamente:

“Puerta tres baja, cuatro sube, la primera aleja del centro y la sexta nos lleva al centro que sepamos. La dos y la cuatro tiene pinta de que nos desplazarán…”



Efectivamente. Y nadie había parecido reparar en ello. Al menos podría decorarlo como que había sido intencionado, para comprobar que el público estaba atento. En fin…



Decidí ignorar las palabras de Thobias, o más bien sus “insultos”, para cambiar simplemente mi manera de actuar. Yo que solo intentaba hacer de esta aburrida experiencia algo más ameno y encantador… Y así le pagan a uno, llamándole “escandaloso”. Paparruchas.


Continué andando y haciendo marcas en la salas y en mi cuaderno sin abrir más la boca. Caminaba con pasos rápidos, decididos y casi a pisotones; la verdad, estaba enfadado. Hacer amigos era difícil, siempre lo había sido.


Puerta tras puerta, seña tras seña y nota tras nota llegamos a una que prometía ser divertida. Me ilusioné pensando que sería algún tipo de prueba que tan solo llevaría un poco de ingenio, algo mañido y ligeramente repetido que un héroe, o un grupo de ellos, pudiese resolver para progresar en la historia.


Me equivocaba.

Un bufón de la muerte, un espectro maligno y risueño se mofaba de nosotros con una adivinanza imposible.¿Qué demonios significaba aquel acertijo? ¿Qué tenía que ver un asqueroso gato con la astronomía y la cena? ¿Y por qué me preguntaba a mí? Bueno, yo había sido el que lideraba la comitiva, esa respuesta si la tenía.


Me giré hacia mis compañeros retorciéndome sobre mis pies y haciendo una pequeña mueca de espanto y desagrado ante el apagón de mis luces. No se me ocurría nada que encajara. Y la opción de huir no estaba presente, ya que las puerta que atravesabamos y las que esperábamos encontrar no estaban presentes.

Tabla Cuaderno + nota:

Terminé mi nota y continué mirando al grupo esperando a que alguno de ellos me librara de mi "muerte".

BONUS (Mueca):

Nota: [Editado por jodienda de código con las tablas al copiarlo para otro post]

Escuché las palabras del señor Hayate con interés, pero a medida que explicaba la respuesta que creía correcta más me parecía que estaba equivocada. De haber tenido razón aquel ser no nos hubiera encerrado sin posibilidad alguna de satisfacer su acertijo. Sin puertas que cruzar y encerrados con aquel diabólico ser, la respuesta debía ser otra. ¿Pero cuál?

Repasé mentalmente el trabalenguas buscando el ritmo de sus palabras, pero solo había una rima atona en la primera parte. A menos que…

-Si ato tu gato… astronomía… disfrutando de un arte culinario. Ato gato… astronomía, gastronomía. ¿Podría ser la G? Porque aunque me gustaría que el señor Hayate llevara la razón, no hay manera de que salgamos de aquí sin responder el acertijo- dije señalando las paredes lisas-. Aunque a decir verdad si es esa respuesta, no me parece que eso haya sido un acertijo, sino más bien una especie de código malicioso y malintencionado, de esos que resultan obvios solo cuando te dan la respuesta y te quedas con la expresión paralizada en una mueca de “¿En serio?”- Intenté ilustrar mis palabras con un gesto-. Casi un poco a juego con la atmósfer... no se ofenda- me excusé educadamente haciendo un pequeño inciso hacia la expectante criatura.

Si nadie daba una mejor respuesta, respondería “La letra G” a aquel ser antes de que intentase matarnos. Francamente, esperaba que alguien llegase a una idea mejor antes de que el tiempo, y la paciencia del espectro, se agotase.