Edward Vs Kaito

Empieza roleando Edward.

El participante del otro combate no se presentó y Edward estuvo sentado en la arena esperando hasta que, al parecer, habría de combatir con otra persona. En una pantalla pudo ver que le asignaron 3 puntos, que debía ser lo máximo, aunque Yarmin había obtenido 3+, lo cual le llamó la atención al demonio. ¿Qué habría hecho en el combate para obtener esa puntuación? Los demás participantes eran: Maki, al que había conocido en la misión anterior, Valia, su compañera en la Quimera, que al parecer era la que había perdido claramente contra Yarmin, una pareja de desconocidos de la que uno había sido descalificado (aunque extrañamente no había recibido tres puntos por alguna razón) y el que se había enfrentado a Maki.

Tras unos segundos mirando a los allí presentes, pudo ver que el nombre de aquel al que se enfrentaría se correspondía con el que había luchado contra Maki, ¿cómo había podido perder? ¿Acaso era más fuerte de lo que había enseñado en la misión? Porque por inteligencia no sería... La verdad es que el rubio estaba bastante sorprendido, solo quedaban 6 personas incluyéndose a sí mismo. Dos de la Quimera, sus dos compañeros de la reciente misión y un par de desconocidos. Viendo la puntuación, parecía estar bastante claro que los únicos que podrían darle batalla serían Liv y Yarmin, aunque quizás Maki escondía algo... Habría que andar con pies de plomo.

Se dirigió al lugar del combate y, cuando se encontrara con su oponente, lo saludaría presentándose. -¡Buenas! Soy Edward ¿y tú? Espero un buen combate. -Y sonriendo haría una pequeña reverencia antes de ponerse en guardia. La verdad es que pensó que quizás llevaba demasiados artilugios para el combate, pero hombre precavido vale por dos, ¿no?

A Edward le disgustó el saludo de su oponente, que parecía creerse muy listo o, al menos, parecía algo prepotente. Por eso mismo, el joven revolucionario, que ya estaba en guardia, se concentró en su adversario con el Haki de Observación, pudiendo prever el ataque que este le lanzaría.

El demonio dorado tomó aire y, cuando apenas unos centímetros separaban el filo de sus botas, lanzó un potente grito que de seguro lo interrumpiría. La Kakumei no Koe era una técnica que no había usado en mucho tiempo, pero eso no la hacía menos eficaz. Tenía la potencia de repeler enemigos e incluso proyectiles en un área de cuatro metros a la redonda. Esto, si no estrelló a Kaito contra el suelo, al menos cortó su ataque y levantó arena en cantidad... arena húmeda.

Edward no había pasado por alto el estado del escenario, por lo que, mientras de la espalda le surgían alas gracias a la túnica Henkan, el joven lanzó un potente ataque. -¡Hebi Kōsen! -Gritó, apuntando con ambas manos a su oponente. En ese momento una serpiente de metro y medio de largo, totalmente compuesta de rayos, salió con la intención de estrellarse contra Kaito. De seguro, la descarga sería potenciada por la presencia de la humedad y, por si fuera poco, Edward seguía elevándose, intentando que su oponente no pudiera alcanzarlo.

Quizás Kaito estaba cansado de su anterior combate, quizás no, pero Edward ni siquiera había tenido que luchar, por lo que se encontraba totalmente fresco y con más ganas que nunca de combatir, a lo que podemos sumarle la jugosa recompensa que estaba en juego por el resultado de toda este extraño evento casi salido de la nada. Un ascenso repentino para pertenecer a las altas esferas de la Armada no era algo a tomarse por el pito del sereno.

Cosas utilizadas:

Edward, sorprendido, ve cómo su oponente se desvanece por completo, sin dejar rastro visible y, antes siquiera de poder expresarlo con palabras, es capaz de prever con el Haki de Observación, aunque con muy poco margen, la aparición del mismo a sus espaldas.

Se volteó y retrocedió un poco, incrédulo, mientras veía cómo la espada de su adversario buscaba herirle con la suficiente gravedad como para terminar el combate. El demonio dorado frunció el ceño, odiaba no entender qué había pasado, cómo se había teletransportado de esa manera. Alzando la mano en dirección a su oponente, activó el anillo Jishaku para detener la espada en el aire y, entonces, mientras la mantenía inmóvil, disparó el rayo de los Munōryoku tebukuro con la misma mano.

El rayo, que salió del guantelete al instante, iba directo hacia el cazador y, si le alcanzaba, podría causarle parálisis y quemaduras de segundo grado, pero ¿qué opción tenía, más que rendir su espada?

Una vez aquello terminase, acertase o no el golpe, Edward tendría que bajar a tierra, pues las alas no podían mantenerse más tiempo. Cuando bajara, daría un par de saltos mortales hacia atrás para mantener las distancias con el enemigo.

Cosas usadas:

Edward estaba tan harto de no poder asestar ni un solo golpe que, en cuanto llegó al suelo y retrocedió, activó la Segunda Marcha. -Esto tiene que acabar... -Sentenció en voz baja.

El peliblanco, sin ser muy original, volvió a recurrir a la misma táctica de aparecer por la espalda, pero Ed estaba más que preparado. Golpeó con fuerza su muñeca, en la que se encontraba la En Kōsen, y esta cubrió el cuerpo del revolucionario con electricidad y, casi al instante, lanzó energía en todas direcciones, haciendo incluso un cráter en el suelo.

Esa electricidad activaría el Sentoryū no Ōkan, que no tendría efecto en el cazador, y la Kagayaku En, una pulsera que se convertiría en un aro de energía azul alrededor de la muñeca del revolucionario, girando a gran velocidad. Detener la acción con la explosión no era más que el principio de la estrategia. Con la velocidad duplicada gracias a la Segunda Marcha, el revolucionario se lanzaría contra el peliblanco, que quizás hubiera perdido el equilibrio al ser lanzado por la explosión o, al menos, habría bajado la guardia. Se cubrió de Haki y menos mal que así lo hizo, porque en un abrir y cerrar de ojos al revolucionario le alcanzaron un par de explosiones que lo lanzaron de aquí para allá. Intentando recuperar la compostura, puso pies y manos en el suelo para intentar detenerse, aunque la arena no le ayudó mucho. De hecho, acabó siendo golpeado por detrás por otra explosión más. ¿Qué era todo esto? ¿Acaso estaba en un campo de minas? Por suerte, casi había salido disparado hacia el peliblanco, así que aprovechó el impulso aunque su cuerpo estaba sufriendo las consecuencias.

Convirtiendo sus pies en ruedas, y con la "ayuda" de la explosión, se dirigió a gran velocidad contra su adversario. Unas plumas negras flotaban por el camino, pero como Edward desconocía qué eran, y desconfiaba bastante teniendo en cuenta que creía que había trampas en el escenario, las esquivó con mucho cuidado pero sin tener que reducir la velocidad, pues sus reflejos eran un verdadero portento. Mientras se escondía detrás del aro giratorio para bloquear un posible espadazo, avanzaría hasta encontrarse cerca de él y, entonces... -¡Kaijo: Mikadzuki! -De la parte delantera de uno de los pies saldría una llama que impulsaría al demonio a dar una voltereta a gran velocidad y haría el talón del mismo aterrizar sobre su adversario. -¡Aún hay más, Kaijo: Mangetsu!- Apoyando las manos en el suelo, lanzaría unas cuantas patadas más, todas aceleradas y potenciadas por pequeños propulsores. Por si fuera poco, incluso si una sola de ellas acertaba en Kaito, las botas Hokō Sha le inyectarían un veneno paralizante.

Por otra parte, el demonio empezó a notar que su cuerpo se estaba resintiendo por alguna extraña razón más allá de las explosiones, no sólo le dolía todo, sino que además empezaba a costarle un poco moverse, él desconocía la presencia del gas tóxico que su oponente había estado soltando por toda la sala.

Cosas usadas: