[Priv] ¿Cómo llegamos a esto? [Kaori - Inoue]

La agente golpeaba con notorio enojo la cubierta de ese buque marine. Veía, a la lejanía, el barco enemigo que estaban persiguiendo. La idea de… Que se escaparan le parecía estúpida cuando aún los podían ver. Aunque, de todos modos, esa posibilidad existía. En el buque marine, al parecer, solo habían elegido a unos idiotas, incompetente e inútiles para derrotar a una división revolucionaria que estaba generando más de un problema en el West Blue. ”¿Por qué habré aceptado tal cosa? Debí haberme negado como suelo hacerlo.” – se dijo a si mismo. La razón era bastante simple, estaba bastante aburrida y sin nada que hacer, así que aceptó solo para matar el tiempo y tener algo que hacer, pero esos imbéciles estaban haciendo todo mal.

– ¿Por qué tardan tanto en alcanzar ese maldito barco? – Protestó Kaori.

– Su barco debe ser más rápido, eso y que tiene el viento a favor – le respondió, tímidamente, un recluta. – A este paso, lo perderemos.

Kaori chasqueó con la lengua y se cruzó de brazos. ¿Por qué eran tan malos como navegantes? ¿Acaso no podían hacer mejor su trabajo? Se apartó un poco del grupo y se quedó mirando el cielo. No quería perderlos de vista luego de todo lo sucedido en la isla anterior. Por la incompetencia e inutilidad de sus “compañeros” marines habían dejado que aquella banda revolucionaria escapara al mar. Habían, de la forma más estúpida posible, alargado su trabajo y era muy sencillo. ”Por eso trabajo mejor sola. Esto no hubiera acabado así” – pensó con molestia. No sabía con certeza si había alguien que valiera la pena en ese buque, pero de algo estaba segura, no iba a seguir perdiendo el tiempo en tonterías. Era hora de hacer bien las cosas y si esos idiotas no estaban cerca, era lo mejor.

– Atrás y denme espacio, me aburrí de jugar a las persecuciones. Haremos esto y lo haremos bien – dijo elevando la voz. Miró a una chica de pelo rubio y le sonrió. Era la única que mostraba tener algo diferente al resto. Su mirada demostraba que era una mujer tenaz y severa. – Tú… ¿Inoue? Sí, tú – la apuntó con su dedo. – ¿Quieres ir y acabar con todo esto? Si seguimos así se nos van a escapar y no salí de mi cómoda cama para ver como sucede eso. – Le comentó con bastante énfasis.

Si aceptaba, se iba a transformar en su forma completa en la cubierta del barco. Su figura pasaría a ser la de un hermoso dragón de bronce de dieciséis metros de largo, cuatro de alto y veinte de ala a ala. Si no aceptaba… No sería mucho problema, confiaba en que podría acabar con ellos ella sola, pero… ¿Por qué acaparar toda la diversión para si misma? Además, su instinto le decía que Inoue si iba a aceptar… O eso esperaba, esperaba que esa mirada tan penetrante no fuera solo un simple adorno.

– Si quieres venir, sube.

Inoue observó con el catalejo la situación de la fragata revolucionaria. Llevaban mucha más velocidad que el buque marine y parecía difícil alcanzarles debido a la longitud que se encontraban. Sin embargo, la rubia no perdió la esperanza. Bajó el catalejo y lo cerró para entregárselo a un recluta. La muchacha llevaba varios días en alta mar, experimentando su primera misión bajo la supervisión de un oficial técnico. Este le había dado vía para hacer todo lo que estuviera en sus manos a la hora de capturar los criminales, confiaba en sus capacidades y desde que ella había subido al buque se había ganado la confianza de todos aquellos reclutas y demás marines.

—Nosotros también tenemos el viento a nuestro favor - Comentó Inoue uniéndose a la conversación de un recluta y una mujer de cabellos largos negros bastante acicalada.

Los comentarios de la morena extrañaron a la muchacha, ¿por qué ser tan directos? Ella apenas tenía experiencia luchando, podía ser peligroso ir directas hacia la fragata. Se llevó el dedo índice al labio inferior, dando suaves toqueteos hasta que se le ocurrió algo. Obviamente se negaría a ir con ella hacia la muerte.

—¡Detente! - Exclamó la marine - Se te ha permitido ir en este barco por la información que pudieses obtener, no para actuar de manera alocada. Deja de dar órdenes con esa actitud de arrogancia y cretinidad, no eres nuestra superiora.

Inoue miró al superior que se encontraba en las escaleras que llevaban al castillo de popa y asintió orgulloso. Ella, en cambio, señaló hacia la fragata la cual se estaba virando lentamente hacia el este.

—Fijaos en su movimiento, debemos seguir rectos a toda velocidad ahora que ellos se retrasan en virar. Con el viento a nuestro favor nos acercaremos mucho más, ¡deprisa! - Tras eso, todos los miembros del buque se pusieron manos a la obra para acelerar el navío e Inoue se acercó hasta la mujer de brazos cruzados.

– Oh… Tiene agallas. – Murmuró mientras volvía a su forma humana.

Las palabras de Inoue, debía aceptarlo, la habían pillado por sorpresa. No solo eso, dio unas órdenes precisas y claras, acabando, de esa forma, con la discordia que la agente había iniciado sin querer. Suspiró y se quedó en silencio mientras veía lo que estaba pasando. ¿Y si fuera una trampa? ¿Por qué virar? Si seguían rectos podían tener más chances de huir, pero… ¿Daban un giro? Quizás su navegante era un poco más listo que cualquier intento de navegante en el buque en el que estaba, pero no importa. Ella solo estaba ahí “por la información” que podía obtener. La verdad, es que ni siquiera sabía que tenía que hacer, así que haría lo de siempre: Golpea primero, pregunta después.

Se apoyó en el barandal de la cubierta y se cruzó de brazos. Le gustaba la actitud de Inoue. Le gustaba el hecho de que no fuera alguien tan influenciable y tuviera sus cosas claras. Aunque, quizás, podría asegurar que en un futuro eso mismo le podría dar más de un problema. Claro, no era asunto suyo, pero podría llegar a ser divertido hasta dónde podía llegar una persona con esa actitud tan diferente a la suya. Las dos eran tan diferentes, como el sol y la luna o el día y la noche. Una se veía que respetaba los rangos a rajatabla y Kaori, por otro lado, no los respetaba y solía demostrarlo muchas veces. ”Quizás por eso me aceptaron dentro de la Karasu” – pensó mientras se encogía de hombros y le restaba importancia al tema.

– Si ellos llegaran a escapar o si nos llevas a una trampa, será tú responsabilidad, Inoue – le comentó con una sonrisa. Sabía que era difícil que fuera una trampa, pero… ¿Por qué no meter un poco de presión en ella? Quería ver qué hacía en esas situaciones. – Como tú dijiste, yo solo estoy aquí por la información. Todo lo que ocurra de aquí en más, caerá directamente sobre tus hombros. – Puntualizó de manera bastante seria.

El sonido de algo rompiendo el aire le hizo girar la cabeza y notar que, por muy raro que pareciera, ya estaban al alcance de sus cañones. Una bala dio a un lado de la cubierta, levantando una gran cantidad de agua y empapándola, lo que hizo que ella perdiera el balance y casi se cayera. Miró a uno de los reclutas y este la miró a ella con cara de asustado. ”Menudos idiotas”

– Si ellos nos pueden disparar, significa que nosotros también podemos disparar – le dijo. – ¿Acaso no es obvio lo que tienen que hacer? Usen los malditos cañones contra ellos – miró a Inoue y sonrió. – Perdón, ya me callo. – Le comentó.

Inoue no terminaba de comprender a aquella mujer. En vez de mostrar una actitud responsable parecía que nada de aquello le importaba. Había una gran cantidad de vidas en juego y la morena se lo tomaba a la ligera, ¿es que no pensaba en lo que podían sufrir todos? Personas con familia viajaban en el buque de la marina, intentando capturar una fragata que traía desgracias para los mares; en cambio, la espadachina, no tenía nada que perder, ni siquiera a nadie. Desde que había llegado al West Blue no había conseguido entablar amistad con nadie salvo el sargento Zuko. No conseguía acostumbrarse a un mundo tan diferente como el país de Wano, si su padre la viera...

La muchacha alzó la cabeza y la miró seriamente, asintiendo con la cabeza. Ella misma había sido la primera en llamarle la atención así que no iba a desaprovechar aquel momento. No era nadie importante, pero quería hacerse notar con hechos así para que probaran su valía. Estaba segura de que el supervisor del buque tendría en cuenta aquellas palabras para ascender en un futuro.

Con el viento a favor habían conseguido acercarse mucho más a su objetivo, aunque aun faltaba un trecho para que pudieran alcanzarlos. Estaba claro que viraban el barco para enfrentarse al buque, eso les retrasaría mientras preparaban los cañones, pero por algún motivo Inoue sabía que si ellos también viraban para preparar los cañones estarían desventaja.

-¡No! - Exclamó la marine parando a las personas que se dirigían a los cañones -. Ellos son los que están ahora en desventaja. ¡Desplegad la última vela y preparad los morteros! ¡Los abordaremos de frente!

Las miradas de los reclutas del barco fueron extrañas, pero en todo momento hicieron caso. La velocidad del buque aumentó junto con la del viento y los cañonazos resonaban hacia los lados, algunos incluso impactaron sobre el acorazado, aboyándolo. Ya estaban cerca, muy cerca, en cuanto el buque incidiera sobre la fragata sería el momento de abordar la cubierta de los revolucionarios.

-¡Kaori! - Le gritó la muchacha, cuyo nombre sabía debido al informe que recibió sobre ella antes de embarcarse en la misión - En cuanto, lancen las cuerdas para que el barco no escape saltaremos sobre la cubierta. Encárgate del suboficial, yo veré si esconden esclavos o trafican con algo en las bodegas, luego iré a ayudarte.

Tras eso, se alejó de ella y posó la mano en la empuñadura de Meiyo, preparándose para asaltar la fragata.

– Vaya… Eso no me lo esperaba. – Susurró.

Inoue ordenó hacer algo… Distinto a lo que la agente quería. Suspiró. Se estaba aburriendo un poco del enfoque poco ofensivo de la marine. ¿Por qué no quería optar por un ataque directo? Además, no devolver el fuego enemigo solo hacía que el buque fuera un blanco más fácil y daba, según ella, a entender que eran débiles. Apretó su puño derecho con fuerza mientras veía como algunas de las balas enemigas daban contra el gran navío marine, aboyándolo en el proceso. Escuchó las órdenes de su “compañera” y no pudo evitar negar con la cabeza, era suficiente. Iba a acabar con todo esto de una sola vez.

No iba a decir nada, ni siquiera iba a responder nada, solo empezó a caminar a paso tranquilo y pausado por la cubierta. ”¿Qué carajos es eso?” – pensó mientras veía a algo o alguien acercarse. No era una bala, forzó un poco su vista para ver un poco mejor y… Comprobó sus sospechas, era una persona. Estaba volando, pero no veía en él rasgos de una fruta zoan. ¿Qué sería? Era capaz de comprender que algunas personas eran capaces de adquirir, por su propia cuenta, sus propias versiones del Geppou, pero… No notaba en él algo parecido. Era la excusa perfecta como para por fin salir del buque y hacer lo que quería hacer de un principio, luchar.

– Lo siento, Inoue, pero no te haré caso esta vez – le comentó mientras se transformaba en su forma híbrida. – Hay alguien que viene hacia acá y… Bueno, eso. Yo me encargo de ese sujeto – le dijo con bastante tranquilidad. – No lo tomes a mal, pero creo que prefieres que me encargue de la potencial amenaza a esperar a que él llegue. No te preocupes, tan rápido como acabe con él, iré a ayudarte con eso.

No se iba a quedar a esperar lo que ella le respondiera. Quizás no le gustaba, pero era lo mejor para todos. Tenía que neutralizar esa posible amenaza para que ellos pudieran hacer un abordaje exitoso. Se elevó en el aire y salió volando directo al encuentro de su enemigo.

– Bien, tienes dos opciones… – le dijo con una sonrisa. Su futuro contrincante era peliblanco, bastante joven, pero su rostro denotaba una arrogancia y mucha confianza. En su mano derecha portaba su espada. – O te rindes y te entregas por las buenas o… Bueno, nos pegamos, pierdes y el resultado es el mismo. Tú decides.

– ¿En serio crees que me rendiría ante una mujer? ¡Me debes sumisión! – Suspiró y se puso en guardia. Era hora de poner en su lugar a ese bastardo machista.