Jiren
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Acababa de llegar a Baterilla. Había varios motivos para encontrarme en esa isla. Principalmente se trataba de trabajo, la agencia me había enviado para cumplir un encargo independiente. No es que fuera una misión de gran importancia, pero mis superiores querían probarme y creyeron que la petición de este ciudadano era adecuada para ello.
El encargo consistía en buscar, encontrar y entregar (vivo o muerto) a un pirata que había embaucado a la única hija de un hombre de negocios turbios. El objetivo no podía ser más claro, pero antes que nada me dirigía a hablar con el contratante.
El hombre se encontraba en su lugar de trabajo, dentro de su despacho. Al entrar al edificio me identifique como una persona que estaba interesada a aceptar el encargo. No hacía falta decir que el Gobierno Mundial no debía estar relacionado con un hombre de turbios tratos, motivo por el cual vestía con mi ropa habitual en vez del traje negro de los agentes. Lo prefería así, puesto que por lo general me sentía más cómodo con mi ropa de combate.
Me atendieron rápidamente y me dirigieron al despacho. El hombre estaba sentado en un gran sillón de cuero y me invitó a sentarme a la vez que me ofrecía un vaso de whisky que acepté de buen grado.
- Muy bien muchacho. Pareces fuerte, espero que puedas cumplir con tu cometido. Quiero que me traigas a este pirata hasta aquí, me da igual cómo - dijo mientras me enseñaba un cartel de recompensas donde aparecía un hombre rubio, y debajo una recompensa de 4.500.000 de berries junto al nombre de Knuckleman -. Tengo entendido que sigue en la isla, por lo que no te será muy difícil encontrarlo. El pago es de 1.000.000 de berries y te puedes quedar con la recompensa, a mí no me interesa, lo único que quiero es capturarlo, ¿entendido?
- Por supuesto, está todo claro - alcancé a decir antes de que me interrumpiera.
- Y una última cosa, te acompañará otro muchacho al que he contratado. No importa si quieren colaborar o no, ambos tienen el mismo objetivo y tendrán que compartirse la recompensa al final - dijo mientras casualmente se abría la puerta del despacho y entraba un chico joven y extravagante.
El encargo consistía en buscar, encontrar y entregar (vivo o muerto) a un pirata que había embaucado a la única hija de un hombre de negocios turbios. El objetivo no podía ser más claro, pero antes que nada me dirigía a hablar con el contratante.
El hombre se encontraba en su lugar de trabajo, dentro de su despacho. Al entrar al edificio me identifique como una persona que estaba interesada a aceptar el encargo. No hacía falta decir que el Gobierno Mundial no debía estar relacionado con un hombre de turbios tratos, motivo por el cual vestía con mi ropa habitual en vez del traje negro de los agentes. Lo prefería así, puesto que por lo general me sentía más cómodo con mi ropa de combate.
Me atendieron rápidamente y me dirigieron al despacho. El hombre estaba sentado en un gran sillón de cuero y me invitó a sentarme a la vez que me ofrecía un vaso de whisky que acepté de buen grado.
- Muy bien muchacho. Pareces fuerte, espero que puedas cumplir con tu cometido. Quiero que me traigas a este pirata hasta aquí, me da igual cómo - dijo mientras me enseñaba un cartel de recompensas donde aparecía un hombre rubio, y debajo una recompensa de 4.500.000 de berries junto al nombre de Knuckleman -. Tengo entendido que sigue en la isla, por lo que no te será muy difícil encontrarlo. El pago es de 1.000.000 de berries y te puedes quedar con la recompensa, a mí no me interesa, lo único que quiero es capturarlo, ¿entendido?
- Por supuesto, está todo claro - alcancé a decir antes de que me interrumpiera.
- Y una última cosa, te acompañará otro muchacho al que he contratado. No importa si quieren colaborar o no, ambos tienen el mismo objetivo y tendrán que compartirse la recompensa al final - dijo mientras casualmente se abría la puerta del despacho y entraba un chico joven y extravagante.
Valar Morghul
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Los bajos fondos siempre eran una importante fuente de información en el mundo en el que me encontraba. Normalmente se oían muchas cosas, pero en esos momentos, tras haber abandonado mi hogar y haber acabado en el South Blue, sólo buscaba información que me sirviese en este mar, encontrando al informador correcto tras unos pocos intentos y logrando descubrir que, en Baterilla, había un negocio que me interesaba.
Al parecer, el contratante se trataba de un hombre con unos negocios que llamaban la atención en los bajos fondos y lo único que buscaba era vengarse de un pirata que había seducido a su hija hasta el final. La recompensa, según lo que me había dicho el informador, sería de 1M de berries a repartir y la recompensa del pirata Knuckleman, la cual ascendía a los 4,5M. Con todos estos datos me puse en marcha al momento, arrastrando mi maleta hacía el barco que me llevaría a Baterilla.
Una vez en Baterilla, no me supuso mucho esfuerzo encontrar al contratante. Su casa era fácilmente reconocible y no tardé mucho en verle salir de la misma, portando un elegante maletín y vistiendo un traje bastante caro, lo que revelaba que manejaba bastante dinero, aunque eso no evitó que le asaltase antes de que llegase a su coche.
-¡Buenos díaaaas! -mi actitud y aspecto infantil hizo que el hombre se quedase viéndome extrañado, creyendo que era un simple mocoso que iba al instituto.
-No me molestes, niño. Tengo bastante trabajo y no puedo entretenerme con un simple mocoso- contestó secamente mientras continuaba caminando hacía su coche, tratando de ignorarme mientras caminaba a su lado con una gran sonrisa y arrastrando mi maleta.
-¿Trabajo? Creo que debería estar más preocupado de que el pirata que se tiró a su hija no siga libre- mi tono alegre continuaba estando presente, pero esta vez había un matiz de provocación que consiguió hacer que el hombre se detuviese para estudiarme mejor.
-¿Quién eres?
-Un simple cazarrecompensas interesado en su dinero- respondí, sacando velozmente a Blackstorm, electrificando al instante su filo con mis rayos negros y dándome con ello un aspecto terrorífico, que consiguió que el hombre retrocediese un par de pasos asustado-. Tranqui. Este cuchillo está reservado para el pirata que profanó a su dulce e inocente hija.
Un par de horas después me encontraba en el negocio de aquel hombre, deambulando por todo el edificio mientras sus trabajadores no paraban de mirarme. No debían estar acostumbrados a que alguien con mi aspecto llegase en el coche del jefe y, este ultimo, le tratase con respeto. Pero ya me estaba aburriendo, por lo que me dirigí hacía el despacho del jefe para que me diese las ultimas indicaciones y así poder irme.
-¡Jaaaaaaaai! -mi alegre tono hizo que el ruido de las puertas del despacho, las cuales abrí enérgicamente con ambos brazos, quedasen en un segundo plano.
Nada más abrir la puerta pude ver como el jefe estaba reunido con otro tipo. Yo, por mi parte, lo único que hice fue ponerme de cuclillas sobre el respaldo del sillón situado a la derecha de la montaña de músculos.
-¿Alguna novedad? -pregunté al jefe mientras me tiraba de las costuras de la comisura de mis labios.
-Vienes en el momento justo. Los dos habéis sido contratados para traerme a ese asqueroso pirata. Me da igual si trabajáis juntos o por separado, ya que acabareis recibiendo la misma recompensa. Lo único que importa es que ese pirata acabé a mis pies, vivo o muerto- la rabia se podía notar en la voz del hombre y, por experiencia, sabía que alguien así era realmente peligroso, y eso me gustaba.
-Entonces parece que tendré compañía en esta isla- empecé, mientras soltaba la costura de mi labio y extendía mi mano derecha hacía la montaña de músculos que tenía a mi lado, mostrandole mi mejor sonrisa mientras imaginaba como sería cortar toda esa cantidad de músculos, los cuales serian una mera herramienta para completar la misión de forma más eficaz-. Yo soy Valar. Encantado.
Al parecer, el contratante se trataba de un hombre con unos negocios que llamaban la atención en los bajos fondos y lo único que buscaba era vengarse de un pirata que había seducido a su hija hasta el final. La recompensa, según lo que me había dicho el informador, sería de 1M de berries a repartir y la recompensa del pirata Knuckleman, la cual ascendía a los 4,5M. Con todos estos datos me puse en marcha al momento, arrastrando mi maleta hacía el barco que me llevaría a Baterilla.
Una vez en Baterilla, no me supuso mucho esfuerzo encontrar al contratante. Su casa era fácilmente reconocible y no tardé mucho en verle salir de la misma, portando un elegante maletín y vistiendo un traje bastante caro, lo que revelaba que manejaba bastante dinero, aunque eso no evitó que le asaltase antes de que llegase a su coche.
-¡Buenos díaaaas! -mi actitud y aspecto infantil hizo que el hombre se quedase viéndome extrañado, creyendo que era un simple mocoso que iba al instituto.
-No me molestes, niño. Tengo bastante trabajo y no puedo entretenerme con un simple mocoso- contestó secamente mientras continuaba caminando hacía su coche, tratando de ignorarme mientras caminaba a su lado con una gran sonrisa y arrastrando mi maleta.
-¿Trabajo? Creo que debería estar más preocupado de que el pirata que se tiró a su hija no siga libre- mi tono alegre continuaba estando presente, pero esta vez había un matiz de provocación que consiguió hacer que el hombre se detuviese para estudiarme mejor.
-¿Quién eres?
-Un simple cazarrecompensas interesado en su dinero- respondí, sacando velozmente a Blackstorm, electrificando al instante su filo con mis rayos negros y dándome con ello un aspecto terrorífico, que consiguió que el hombre retrocediese un par de pasos asustado-. Tranqui. Este cuchillo está reservado para el pirata que profanó a su dulce e inocente hija.
Un par de horas después me encontraba en el negocio de aquel hombre, deambulando por todo el edificio mientras sus trabajadores no paraban de mirarme. No debían estar acostumbrados a que alguien con mi aspecto llegase en el coche del jefe y, este ultimo, le tratase con respeto. Pero ya me estaba aburriendo, por lo que me dirigí hacía el despacho del jefe para que me diese las ultimas indicaciones y así poder irme.
-¡Jaaaaaaaai! -mi alegre tono hizo que el ruido de las puertas del despacho, las cuales abrí enérgicamente con ambos brazos, quedasen en un segundo plano.
Nada más abrir la puerta pude ver como el jefe estaba reunido con otro tipo. Yo, por mi parte, lo único que hice fue ponerme de cuclillas sobre el respaldo del sillón situado a la derecha de la montaña de músculos.
-¿Alguna novedad? -pregunté al jefe mientras me tiraba de las costuras de la comisura de mis labios.
-Vienes en el momento justo. Los dos habéis sido contratados para traerme a ese asqueroso pirata. Me da igual si trabajáis juntos o por separado, ya que acabareis recibiendo la misma recompensa. Lo único que importa es que ese pirata acabé a mis pies, vivo o muerto- la rabia se podía notar en la voz del hombre y, por experiencia, sabía que alguien así era realmente peligroso, y eso me gustaba.
-Entonces parece que tendré compañía en esta isla- empecé, mientras soltaba la costura de mi labio y extendía mi mano derecha hacía la montaña de músculos que tenía a mi lado, mostrandole mi mejor sonrisa mientras imaginaba como sería cortar toda esa cantidad de músculos, los cuales serian una mera herramienta para completar la misión de forma más eficaz-. Yo soy Valar. Encantado.
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El nuevo chico era realmente extraño. Tenía una actitud infantil y divertida, jugueteando constantemente con unos hilos que tenía cosidos en un lateral de la boca. Me causaba mucha curiosidad, sobre todo el saber de qué sería capaz ya que si iba a trabajar conmigo en esta misión sería lo suficientemente hábil.
- ¡Hola, yo soy Jiren! Espero que hagamos un buen trabajo.
No sabía con qué clase de pirata me encontraría, por lo que sería beneficioso trabajar con alguien más. También, no me gustaría que se quedaran con el mérito si iba por libre y el chico se adelantaba, motivo por el que prefería mantener un ojo sobre él. Me seguía causando mucha curiosidad y más adelante le preguntaría por sus habilidades a la hora de hacer frente al pirata.
- De acuerdo jefe, todo claro - dije mientras miraba al contratante -. Déjelo en nuestras manos, haremos el trabajo.
Al terminar de hablar salí del despacho y del edificio con el escuálido chico siguiéndome. Los dos juntos por la calle deberíamos parecer sacados de un circo, lo cual me causaba cierta gracia. Esperaba encontrar pronto al pirata y disfrutar de una buena pelea, ya que hacía tiempo desde la última vez.
Después de deambular por la ciudad, llegamos a la zona turística del puerto, bastante abarrotada. Situada al lado de puerto, era un lugar estupendo para empezar a buscar, y no sé cómo acabé en el mercado del paseo marítimo, rodeado de puestos de frutas, verduras, pescados, etc. Cada cosa tenía una pinta deliciosa, pero lo que más me llamó la atención fue un hombre asando a fuego lento un lechón de considerable tamaño. Me dirigí al puesto del cerdo, colándome entre la gente, sin pensar en si el chico cosido me seguiría. A estas alturas yo solo quería comer algo y encontrar al tal Knuckleman.
- Disculpe señor, quiero ese lechón.
- Dicho y hecho joven, ¿cuánto quieres?
- Lo quiero todo.
- ¿Todo? Eso es imposible, es demasiado grande, harían falta 10 más como tú para conseguirlo.
- Créame viejo, soy capaz.
- De acuerdo muchacho, me has caído bien. Te propongo lo siguiente, si puedes comértelo entero, te sale gratis. Si no, trabaja para mí, que me vendría bien un chico fuerte para mover la mercancía.
- ¡Trato hecho!
De esa forma conseguí comida gratis. El hombre quedó boquiabierto, e igualmente me ofreció un trabajo. Yo lo rechacé amablemente para preguntarle por el pirata. Me dijo que si le echaba una mano a mover unas cajas me daría la información que buscaba. Yo acepté de buena gana y cuando estábamos terminando con esas cajas, me señaló a lo lejos un barco que estaba al final del puerto, alejado de los demás.
- Chico, no sé qué te traes entre manos pero no te recomiendo seguir. Los piratas no suelen traer nada bueno.
- No se preocupe viejo, solo voy a divertirme un rato. ¡Gracias por la comida! - dije mientras me despedía con la mano.
En ese momento, yendo hacia el barco del pirata, me acordé del otro chico. Solo esperaba que no se hubiera adelantado a hacer el trabajo por mí, por lo que me apresuré en llegar al barco.
- ¡Hola, yo soy Jiren! Espero que hagamos un buen trabajo.
No sabía con qué clase de pirata me encontraría, por lo que sería beneficioso trabajar con alguien más. También, no me gustaría que se quedaran con el mérito si iba por libre y el chico se adelantaba, motivo por el que prefería mantener un ojo sobre él. Me seguía causando mucha curiosidad y más adelante le preguntaría por sus habilidades a la hora de hacer frente al pirata.
- De acuerdo jefe, todo claro - dije mientras miraba al contratante -. Déjelo en nuestras manos, haremos el trabajo.
Al terminar de hablar salí del despacho y del edificio con el escuálido chico siguiéndome. Los dos juntos por la calle deberíamos parecer sacados de un circo, lo cual me causaba cierta gracia. Esperaba encontrar pronto al pirata y disfrutar de una buena pelea, ya que hacía tiempo desde la última vez.
Después de deambular por la ciudad, llegamos a la zona turística del puerto, bastante abarrotada. Situada al lado de puerto, era un lugar estupendo para empezar a buscar, y no sé cómo acabé en el mercado del paseo marítimo, rodeado de puestos de frutas, verduras, pescados, etc. Cada cosa tenía una pinta deliciosa, pero lo que más me llamó la atención fue un hombre asando a fuego lento un lechón de considerable tamaño. Me dirigí al puesto del cerdo, colándome entre la gente, sin pensar en si el chico cosido me seguiría. A estas alturas yo solo quería comer algo y encontrar al tal Knuckleman.
- Disculpe señor, quiero ese lechón.
- Dicho y hecho joven, ¿cuánto quieres?
- Lo quiero todo.
- ¿Todo? Eso es imposible, es demasiado grande, harían falta 10 más como tú para conseguirlo.
- Créame viejo, soy capaz.
- De acuerdo muchacho, me has caído bien. Te propongo lo siguiente, si puedes comértelo entero, te sale gratis. Si no, trabaja para mí, que me vendría bien un chico fuerte para mover la mercancía.
- ¡Trato hecho!
De esa forma conseguí comida gratis. El hombre quedó boquiabierto, e igualmente me ofreció un trabajo. Yo lo rechacé amablemente para preguntarle por el pirata. Me dijo que si le echaba una mano a mover unas cajas me daría la información que buscaba. Yo acepté de buena gana y cuando estábamos terminando con esas cajas, me señaló a lo lejos un barco que estaba al final del puerto, alejado de los demás.
- Chico, no sé qué te traes entre manos pero no te recomiendo seguir. Los piratas no suelen traer nada bueno.
- No se preocupe viejo, solo voy a divertirme un rato. ¡Gracias por la comida! - dije mientras me despedía con la mano.
En ese momento, yendo hacia el barco del pirata, me acordé del otro chico. Solo esperaba que no se hubiera adelantado a hacer el trabajo por mí, por lo que me apresuré en llegar al barco.
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El nuevo compañero que me había asignado para cazar al pirata me llamaba bastante la atención. Su aspecto guerrero encajaba bien con su actitud de líder de querer ir delante en todo momento, ante lo cual yo no oponía ninguna resistencia y me limitaba a estudiarle mientras caminaba a su espalda, imaginando que clases de gritos emitiría al sentir una hoja al rojo vivo sobre sus parpados.
Mientras caminábamos por la calle, yo me limitaba a seguir a esa montaña de músculos que tenia por compañero, apreciando como la gente se apartaba para dejarle pasar y como varios ojos se fijaban en él al mismo tiempo que los cuchicheos empezaban a extenderse. Todo esto no me habría importado si no estuviese trabajando, pero, a la hora de ejercer mi profesión, prefería permanecer lo más oculto posible y, antes de llegar a la zona turística del puerto, me deshice de la montaña de músculos y procedí a desaparecer entre la multitud usando mi habilidad para el sigilo.
La gran masa de músculos y su armadura llamaban demasiado la atención y, sinceramente, prefería buscar al pirata por mi mismo y luego comunicárselo al guerrero para que se encargase de la pelea. Por lo que, con lo que sabía de Knuckleman y su banda, me dirigí al instituto más cercano al puerto, llegando en menos de 20 minutos tras orientarme con un mapa de la ciudad.
-Son demasiado estúpidos- dije en voz alta desde el tejado de una casa cercana al instituto, mientras observaba como dos miembros de la tripulación del galán, los cuales tenían una recompensa ridícula pero suficiente sobre sus cabezas, trataban de ligar con unas niñas de 16 años que habían salido en el descanso.
30 minutos después me encontraba siguiendo por las sombras del puerto a esos dos piratas y a la joven que habían convencido de acompañarles. Quizá otra persona les habría detenido al momento para evitar que le hiciesen algo a esa chiquilla, pero a mi me daba absolutamente igual lo que le pasase, ya que sólo era una herramienta que usaba para llegar a su líder. Aunque todo ese seguimiento se podría haber ido al traste de no haber visto como la gran montaña de músculos se acercaba rápidamente, obligándome a aparecer ante él para que no alertase a los piratas.
-Si sigues así sólo conseguirás llamar la atención de los piratas y hacer que su líder pueda escapar- dije con mi particular tono alegre, mientras salía de las sombras subiéndome encima de una barandilla y poniéndome de cuclillas para estar al mismo nivel que mi compañero-. Si sigues corriendo en esa dirección vas a sobrepasar a los 2 nakamas de Knuckleman, los cuales, seguramente, alertaran a su jefe- añadí mientras señalaba con la cabeza a los 2 piratas situados a 50 metros-. Si quieres, una vez iniciemos la ofensiva, puedes entrar con todo en el barco y así demostrar que esos músculos no son sólo de adorno, pero espera unos segundos y así podremos aprovechar el factor sorpresa. - añadí, poniéndome de pie sobre la barandilla y empezando a caminar sobre la misma con la agilidad de un gimnasta profesional, mientras observaba como los 2 piratas estaban tan pendientes de su compañera que no habían reparado en nuestra presencia.
Mientras caminábamos por la calle, yo me limitaba a seguir a esa montaña de músculos que tenia por compañero, apreciando como la gente se apartaba para dejarle pasar y como varios ojos se fijaban en él al mismo tiempo que los cuchicheos empezaban a extenderse. Todo esto no me habría importado si no estuviese trabajando, pero, a la hora de ejercer mi profesión, prefería permanecer lo más oculto posible y, antes de llegar a la zona turística del puerto, me deshice de la montaña de músculos y procedí a desaparecer entre la multitud usando mi habilidad para el sigilo.
La gran masa de músculos y su armadura llamaban demasiado la atención y, sinceramente, prefería buscar al pirata por mi mismo y luego comunicárselo al guerrero para que se encargase de la pelea. Por lo que, con lo que sabía de Knuckleman y su banda, me dirigí al instituto más cercano al puerto, llegando en menos de 20 minutos tras orientarme con un mapa de la ciudad.
-Son demasiado estúpidos- dije en voz alta desde el tejado de una casa cercana al instituto, mientras observaba como dos miembros de la tripulación del galán, los cuales tenían una recompensa ridícula pero suficiente sobre sus cabezas, trataban de ligar con unas niñas de 16 años que habían salido en el descanso.
30 minutos después me encontraba siguiendo por las sombras del puerto a esos dos piratas y a la joven que habían convencido de acompañarles. Quizá otra persona les habría detenido al momento para evitar que le hiciesen algo a esa chiquilla, pero a mi me daba absolutamente igual lo que le pasase, ya que sólo era una herramienta que usaba para llegar a su líder. Aunque todo ese seguimiento se podría haber ido al traste de no haber visto como la gran montaña de músculos se acercaba rápidamente, obligándome a aparecer ante él para que no alertase a los piratas.
-Si sigues así sólo conseguirás llamar la atención de los piratas y hacer que su líder pueda escapar- dije con mi particular tono alegre, mientras salía de las sombras subiéndome encima de una barandilla y poniéndome de cuclillas para estar al mismo nivel que mi compañero-. Si sigues corriendo en esa dirección vas a sobrepasar a los 2 nakamas de Knuckleman, los cuales, seguramente, alertaran a su jefe- añadí mientras señalaba con la cabeza a los 2 piratas situados a 50 metros-. Si quieres, una vez iniciemos la ofensiva, puedes entrar con todo en el barco y así demostrar que esos músculos no son sólo de adorno, pero espera unos segundos y así podremos aprovechar el factor sorpresa. - añadí, poniéndome de pie sobre la barandilla y empezando a caminar sobre la misma con la agilidad de un gimnasta profesional, mientras observaba como los 2 piratas estaban tan pendientes de su compañera que no habían reparado en nuestra presencia.
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Seguía corriendo por el puerto, tratando de llegar lo antes posible al barco. Me escurría entre callejones sombríos que me causaban la impresión de ser atajos. Lo más curioso de todo era que no había mucho movimiento por la zona. Se notaba que los piratas empezaban a ganar influencia, con lo que conseguían que los residentes se encontraran incómodos a su alrededor. No se escuchaban ruidos de los locales ni se veían luces de las casas. <<Mejor, así será más fácil cumplir la misión y no habrán civiles en peligro>> Iba pensando mientras me iba acercando al barco que aún parecía pequeño, hasta que una sombra me detuvo.
- ¡Hola! - exclamé a mi pequeño compañero. Parecía que él también había sido capaz de ubicar al susodicho pirata lo que nos facilitaba las cosas - ¿Tú también has encontrado el barco de Knuckleman? Buen trabajo.
Pero nada más hablarle me mandó a callar y me dijo que más adelante había dos compañeros del pirata. Me paré un momento a observar la escena y vi a dos hombres sin nada especial que estaban andando con una joven muchacha.
- Pequeño Valar, me parece que esa chica está siendo engatusada, igual que la hija de nuestro contratante, no lo podemos permitir. Voy a intervenir.
Dicho esto me vuelvo hacia los piratas que andaban con la chica. Uno de ellos la estaba empezando a agarrar por la cintura a la vez que ambos se empezaban a echar unas fuertes risas. También parecían ir un poco ebrios. Me oriento hacia el que la está agarrando y uso una de mis técnicas del Rokushiki: ¡Soru! En dos segundos alcancé al pirata y lo noqueé con un golpe en el cuello cuya potencia se había visto aumentada por la velocidad. El pirata cayó al suelo al instante mientras la chica se quedaba conmocionada. Aproveché para avisar a la joven:
- ¿No te enseñaron tus padres que no debes andar con desconocidos? Vuelve rápido a tu casa antes de que te pase nada.
La chica salió corriendo en la dirección contraria a la par que el compañero del pirata se encaró conmigo y me gritó:
- ¿Quién demonios eres tú? ¿Qué le has hecho a Joe?
- Yo...¡SOY YO! - le respondí al confundido pirata a la vez que me interponía entre él y el camino al barco.
- ¡Hola! - exclamé a mi pequeño compañero. Parecía que él también había sido capaz de ubicar al susodicho pirata lo que nos facilitaba las cosas - ¿Tú también has encontrado el barco de Knuckleman? Buen trabajo.
Pero nada más hablarle me mandó a callar y me dijo que más adelante había dos compañeros del pirata. Me paré un momento a observar la escena y vi a dos hombres sin nada especial que estaban andando con una joven muchacha.
- Pequeño Valar, me parece que esa chica está siendo engatusada, igual que la hija de nuestro contratante, no lo podemos permitir. Voy a intervenir.
Dicho esto me vuelvo hacia los piratas que andaban con la chica. Uno de ellos la estaba empezando a agarrar por la cintura a la vez que ambos se empezaban a echar unas fuertes risas. También parecían ir un poco ebrios. Me oriento hacia el que la está agarrando y uso una de mis técnicas del Rokushiki: ¡Soru! En dos segundos alcancé al pirata y lo noqueé con un golpe en el cuello cuya potencia se había visto aumentada por la velocidad. El pirata cayó al suelo al instante mientras la chica se quedaba conmocionada. Aproveché para avisar a la joven:
- ¿No te enseñaron tus padres que no debes andar con desconocidos? Vuelve rápido a tu casa antes de que te pase nada.
La chica salió corriendo en la dirección contraria a la par que el compañero del pirata se encaró conmigo y me gritó:
- ¿Quién demonios eres tú? ¿Qué le has hecho a Joe?
- Yo...¡SOY YO! - le respondí al confundido pirata a la vez que me interponía entre él y el camino al barco.
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-Menuda montaña de músculos sin cerebro -dije en voz baja mientras bajaba de un salto de la barandilla y veía a Jiren dirigirse hacia los piratas, con intención de salvar a la muchacha y echar a perder el factor sorpresa.
El poderío físico de Jiren quedo demostrado instantes después. En apenas un par de segundos había recorrido la distancia que nos separaba de los piratas y, sin que estos pudiesen reaccionar, había derribado de un certero puñetazo al cuello al más grande de los dos. Nada más derribar al pirata, pude ver como, en vez de reducir al otro, convenció a la muchacha para salir de ahí.
-Corre a casita, pequeña florecilla -dije en voz alta con un tono burlón justo cuando la chica pasaba corriendo a mi lado, desenfundando a Blackstorm y mi 9mm y haciendo que la chica acelerase el ritmo debido al miedo.
Mientras me acercaba a Jiren y al pirata, pude ver como la montaña de músculos se interponía entre el pirata y su barco, demostrando así que no era tan estúpido y dejándome una apertura perfecta para atacar al pirata, algo que no iba a desaprovechar y, cuando Jiren proclamó a los 4 vientos quien era, ya estaba justo detrás de mi próxima victima, con mi 9mm presionando su sien y con la punta de mi cuchillo favorito apoyada en el lateral de su cuello.
-¿Knuckleman está en vuestro barquito? -pregunté con mi característico tono alegre, presionando con algo más de fuerza mi cuchillo y haciendo con ello que un hilo de sangre empezase a bajar por su cuello y bañasen la punta de mi arma.
-S...-no le dio tiempo a terminar. En cuanto escuche como empezaba a confirmarlo, le atravesé el cuello con Blackstorm, electrificando su filo y abriéndole posteriormente la garganta con un rápido movimiento que pinto el suelo con su sangre.
-Arreglado. Ya sabemos que el pirata está en su barco- me dirigí alegre a mi compañero, dejando caer el cuerpo del pirata y limpiando la sangre del mismo con un rápido movimiento de muñeca que dejó un rastro de sangre en el suelo-. No deberias ser tan impulsivo- añadí mientras me dirigía a su lado tranquilamente, pasando cerca del pirata que permanecía inconsciente y disparandole una bala entre las cejas justo antes de guardar mi pistola.
El poderío físico de Jiren quedo demostrado instantes después. En apenas un par de segundos había recorrido la distancia que nos separaba de los piratas y, sin que estos pudiesen reaccionar, había derribado de un certero puñetazo al cuello al más grande de los dos. Nada más derribar al pirata, pude ver como, en vez de reducir al otro, convenció a la muchacha para salir de ahí.
-Corre a casita, pequeña florecilla -dije en voz alta con un tono burlón justo cuando la chica pasaba corriendo a mi lado, desenfundando a Blackstorm y mi 9mm y haciendo que la chica acelerase el ritmo debido al miedo.
Mientras me acercaba a Jiren y al pirata, pude ver como la montaña de músculos se interponía entre el pirata y su barco, demostrando así que no era tan estúpido y dejándome una apertura perfecta para atacar al pirata, algo que no iba a desaprovechar y, cuando Jiren proclamó a los 4 vientos quien era, ya estaba justo detrás de mi próxima victima, con mi 9mm presionando su sien y con la punta de mi cuchillo favorito apoyada en el lateral de su cuello.
-¿Knuckleman está en vuestro barquito? -pregunté con mi característico tono alegre, presionando con algo más de fuerza mi cuchillo y haciendo con ello que un hilo de sangre empezase a bajar por su cuello y bañasen la punta de mi arma.
-S...-no le dio tiempo a terminar. En cuanto escuche como empezaba a confirmarlo, le atravesé el cuello con Blackstorm, electrificando su filo y abriéndole posteriormente la garganta con un rápido movimiento que pinto el suelo con su sangre.
-Arreglado. Ya sabemos que el pirata está en su barco- me dirigí alegre a mi compañero, dejando caer el cuerpo del pirata y limpiando la sangre del mismo con un rápido movimiento de muñeca que dejó un rastro de sangre en el suelo-. No deberias ser tan impulsivo- añadí mientras me dirigía a su lado tranquilamente, pasando cerca del pirata que permanecía inconsciente y disparandole una bala entre las cejas justo antes de guardar mi pistola.
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Agilidad
Destreza
Precisión
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Agudeza
Instinto
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Únicamente estaba tratando de ser suave con los piratas, no había ningún motivo para propasarse, y cuando mi compañero le puso el cuchillo en el cuello al pirata me pareció excesivo aunque todavía dentro de los límites. Pero cuando no le dejó terminar siquiera la monosílaba palabra y vi desaparecer la vida de los ojos del pirata, una sensación de asco me asaltó. No asco por ver morir a alguien, sino asco por ver como una persona llevaba a cabo un asesinato a sangre fría sin ningún motivo particular.
No solo eso, sino que me llamó impulsivo a mí cuando él acababa de matar por gusto, y para rematar, nunca mejor dicho, le disparó en la cabeza, entre ceja y ceja al otro pirata que yo había dejado inconsciente.
- Oye, eso que has hecho no ha estado bien, no tenías por qué matarlos.
Una vez dicho, prosigo por mi camino para llegar al barco del dichoso Knuckleman. Ya se me habían quitado las ganas de seguir en este trabajo, y el motivo era mi compañero. Si él fuera un poco observador, se daría cuenta de mi decepción. Y en un momento dado, ya próximos al barco, le digo:
- No vuelvas a matar. No lo hagas a no ser que no te quede de otra. Y si es posible, entregaremos al pirata aún vivo.
Probablemente no aceptaría mis palabras, pero yo estaba dispuesto a evitar las muertes posibles, por el mero hecho de que no me gustaba ver morir a gente de forma innecesaria.
No solo eso, sino que me llamó impulsivo a mí cuando él acababa de matar por gusto, y para rematar, nunca mejor dicho, le disparó en la cabeza, entre ceja y ceja al otro pirata que yo había dejado inconsciente.
- Oye, eso que has hecho no ha estado bien, no tenías por qué matarlos.
Una vez dicho, prosigo por mi camino para llegar al barco del dichoso Knuckleman. Ya se me habían quitado las ganas de seguir en este trabajo, y el motivo era mi compañero. Si él fuera un poco observador, se daría cuenta de mi decepción. Y en un momento dado, ya próximos al barco, le digo:
- No vuelvas a matar. No lo hagas a no ser que no te quede de otra. Y si es posible, entregaremos al pirata aún vivo.
Probablemente no aceptaría mis palabras, pero yo estaba dispuesto a evitar las muertes posibles, por el mero hecho de que no me gustaba ver morir a gente de forma innecesaria.
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Mi compañero no parecía tener la misma visión que yo sobre la vida y la muerte. Para mí, esos dos cadáveres sólo eran los de unas personas que habían cometido los crímenes necesarios como para merecer la muerte a ojos de la justicia y, como era lógico, no iba a desaprovechar esa oportunidad de saciar mi sed de sangre.
-Tranqui. El bien y el mal lo define la sociedad y, por mucho que te duela, estos dos tipejos sí que merecían morir -mi tono tranquilo y juguetón seguía estando presente, contrastando brutalmente con la escena de la cual me estaba alejando con paso tranquilo y con mis brazos situados detrás de mi cabeza-. El Gobierno Mundial es el que dicta las normas de este juego. Yo sólo soy un niño que se aprovecha de esas normas- concluí, sonriendo a mi susceptible compañero mientras nos sumíamos en un silencio que sólo era roto por las olas chocando contra los barcos del puerto.
El silencio no duró eternamente y, cerca del barco de Knuckleman, Jiren lo rompió para hacerme una petición que me arrancó una carcajada e hizo que me tirase al suelo de espaldas mientras me reía.
-Eres bastante gracioso, señor musculitos- pasaron un par de segundos antes de que pudiese coger el aire suficiente como para poder contestarle, aunque esto lo hice aun sentado en el suelo y con el costado izquierdo doliéndome de la risa-. Será mejor que nos dividamos a la hora de atacar el barco. Así evitaras sentirte mal- añadí, levantándome del suelo con un ágil y veloz salto-. Nos vemos dentro, Jiren.
Con esa ultima frase me dirigí hacia el barco, fundiéndome con las sombras del puerto y usando mi gran agilidad y sigilo para sortear los obstáculos y, una vez lo suficientemente cerca, empezar a escalar el barco para buscar un punto por el cual poder introducirme y encontrar a Knuckleman.
-Tranqui. El bien y el mal lo define la sociedad y, por mucho que te duela, estos dos tipejos sí que merecían morir -mi tono tranquilo y juguetón seguía estando presente, contrastando brutalmente con la escena de la cual me estaba alejando con paso tranquilo y con mis brazos situados detrás de mi cabeza-. El Gobierno Mundial es el que dicta las normas de este juego. Yo sólo soy un niño que se aprovecha de esas normas- concluí, sonriendo a mi susceptible compañero mientras nos sumíamos en un silencio que sólo era roto por las olas chocando contra los barcos del puerto.
El silencio no duró eternamente y, cerca del barco de Knuckleman, Jiren lo rompió para hacerme una petición que me arrancó una carcajada e hizo que me tirase al suelo de espaldas mientras me reía.
-Eres bastante gracioso, señor musculitos- pasaron un par de segundos antes de que pudiese coger el aire suficiente como para poder contestarle, aunque esto lo hice aun sentado en el suelo y con el costado izquierdo doliéndome de la risa-. Será mejor que nos dividamos a la hora de atacar el barco. Así evitaras sentirte mal- añadí, levantándome del suelo con un ágil y veloz salto-. Nos vemos dentro, Jiren.
Con esa ultima frase me dirigí hacia el barco, fundiéndome con las sombras del puerto y usando mi gran agilidad y sigilo para sortear los obstáculos y, una vez lo suficientemente cerca, empezar a escalar el barco para buscar un punto por el cual poder introducirme y encontrar a Knuckleman.
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Al mostrarle mi desacuerdo a mi pequeño compañero, este empezó a darme un discursito sobre el bien y el mal, que él no crea las normas y bla bla bla. En definitiva, quería decir que la sociedad tenía la culpa de que las cosas pudieran hacerse de ese modo y que el Gobierno Mundial era responsable de tales situaciones como la que acababa de pasar.
Con el simple hecho de escucharle me di cuenta que sería una pérdida de tiempo el intentar razonar con él. Pero cuando le hice mi petición y se rió en mi cara me sentí humillado y frustrado. No me gustó que me despreciara de esa forma, y menos que fuera a subir al barco por su cuenta para hacerlo a su manera. Puede sonar un poco hipócrita y egoísta, porque yo soy el primero en actuar sin pensar en nadie, pero nunca con tal desdén. Así que decidí darle un merecido escarmiento a la vez que me preparaba para la batalla que se avecinaba.
Mientras le perdía de vista en su intento de adentrarse en el barco, me dispuse a hacer lo mismo. Solo que mi entrada se iba a propiciar desde las alturas. Haciendo uso de mi Geppou, me acercaba al barco mientras me elevaba en el aire. Una vez que había calculado una altura idónea para pasar inadvertido en mi acercamiento a la vez que pudiera practicar un aterrizaje poco forzoso, me dejé caer al barco mientras la gravedad aceleraba mi rígido cuerpo.
¡PUUUMMMMMM!
De repente me dolía todo el cuerpo y me encontraba ligeramente aturdido tumbado en el suelo boca abajo. Mientras me incorporaba observé que todo a mi alrededor estaba oscuro salvo un rayo de luz que se colaba por un agujero en...
- Ohhhh, mierda. Caí en una bodega - dije mientras me llevaba las manos a la cabeza -. Bueno Jiren, no pasa nada. Aún puedes arreglarlo.
Entonces salté para agarrarme del borde del inesperado agujero del techo que hice con mi caída para así subir a la cubierta mientras oía varias voces de los tripulantes.
- ¡¿Qué ha sido eso?!
- ¡Algo ha caído y se ha llevado el suelo por delante! ¡Llamad al carpintero! ¡¿Hay algún herido?!
Entonces mientras salía de la bodega respondí:
- No te preocupes, estoy bien. Me duele un poco la espalda, pero estoy bien. Gracias por preocuparte.
- ¿Y quién narices eres tú? ¿De donde carajos has salido?
Me acerco a quién me estaba hablando y le digo:
- Dame un momentito, majo
Al mismo tío le doy unas palmaditas en el hombro nada más responderle y paso al lado suyo dando una pequeña vuelta por la cubierta, como si estuviera por mi casa. Estaba tratando de encontrar el lugar con la mejor acústica para...
- ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!! - grité a la vez que activaba mi ámbito Nen con el que mi pelo se tornaba rubio y más puntiagudo a la vez que un aura del mismo tono cubría todo mi cuerpo - ¡HEMOS VENIDO A POR LA CABEZA DE KNUCKLEMAN! !A VER SI SOIS CAPACES DE DETENERNOS A MÍ Y A MI COMPAÑERO YA INFILTRADO! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
Con el simple hecho de escucharle me di cuenta que sería una pérdida de tiempo el intentar razonar con él. Pero cuando le hice mi petición y se rió en mi cara me sentí humillado y frustrado. No me gustó que me despreciara de esa forma, y menos que fuera a subir al barco por su cuenta para hacerlo a su manera. Puede sonar un poco hipócrita y egoísta, porque yo soy el primero en actuar sin pensar en nadie, pero nunca con tal desdén. Así que decidí darle un merecido escarmiento a la vez que me preparaba para la batalla que se avecinaba.
Mientras le perdía de vista en su intento de adentrarse en el barco, me dispuse a hacer lo mismo. Solo que mi entrada se iba a propiciar desde las alturas. Haciendo uso de mi Geppou, me acercaba al barco mientras me elevaba en el aire. Una vez que había calculado una altura idónea para pasar inadvertido en mi acercamiento a la vez que pudiera practicar un aterrizaje poco forzoso, me dejé caer al barco mientras la gravedad aceleraba mi rígido cuerpo.
¡PUUUMMMMMM!
De repente me dolía todo el cuerpo y me encontraba ligeramente aturdido tumbado en el suelo boca abajo. Mientras me incorporaba observé que todo a mi alrededor estaba oscuro salvo un rayo de luz que se colaba por un agujero en...
- Ohhhh, mierda. Caí en una bodega - dije mientras me llevaba las manos a la cabeza -. Bueno Jiren, no pasa nada. Aún puedes arreglarlo.
Entonces salté para agarrarme del borde del inesperado agujero del techo que hice con mi caída para así subir a la cubierta mientras oía varias voces de los tripulantes.
- ¡¿Qué ha sido eso?!
- ¡Algo ha caído y se ha llevado el suelo por delante! ¡Llamad al carpintero! ¡¿Hay algún herido?!
Entonces mientras salía de la bodega respondí:
- No te preocupes, estoy bien. Me duele un poco la espalda, pero estoy bien. Gracias por preocuparte.
- ¿Y quién narices eres tú? ¿De donde carajos has salido?
Me acerco a quién me estaba hablando y le digo:
- Dame un momentito, majo
Al mismo tío le doy unas palmaditas en el hombro nada más responderle y paso al lado suyo dando una pequeña vuelta por la cubierta, como si estuviera por mi casa. Estaba tratando de encontrar el lugar con la mejor acústica para...
- ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!! - grité a la vez que activaba mi ámbito Nen con el que mi pelo se tornaba rubio y más puntiagudo a la vez que un aura del mismo tono cubría todo mi cuerpo - ¡HEMOS VENIDO A POR LA CABEZA DE KNUCKLEMAN! !A VER SI SOIS CAPACES DE DETENERNOS A MÍ Y A MI COMPAÑERO YA INFILTRADO! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
- Spoiler:
- Disculpa la tardanza. Tuve una época de exámenes chunga pero he vuelto al ruedo ahora con más fuerza.
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Mientras trepaba con relativo esfuerzo por la popa del barco, mis ojos pasaron de mirar al barco a mirar a Jiren mientras una expresión de asombro cruzaba mi rostro al ver como aquella montaña de músculos que tenía por compañero empezaba a ascender hacia el cielo, caminando por el aire como si este fuese solido y haciendo un ligero ruido con cada paso. De haber estado en una mejor posición, habría visto como alcanzaba la altura máxima y como posteriormente se precipitaba al vació, pero le había perdido de vista antes de que eso sucediese y sólo pude escuchar el gran impacto que había provocado con su cuerpo y los posteriores gritos de aviso de los piratas de Knuckleman.
Los siguientes segundos fueron un caos. Los piratas no sabían que estaba sucediendo y yo, mientras continuaba trepando y buscando una entrada al interior de la embarcación, sólo podía imaginarme lo que había sucedido mientras me llevaba una mano al rostro, suspirando con resignación mientras recordaba las palabras de mi padre de que los novatos sólo sirven como carnada.
-Al menos sabe pel...- empecé a resignarme en voz alta cuando estaba a un escaso metro de alcanzar la cubierta, aunque detuve mi lengua al escuchar el grito de Jiren y su posterior mensaje, el cual sólo consiguió reforzar la pésima opinión que tenía de su forma de trabajar.
Tras ese revelador mensaje una sonora carcajada resonó en la cubierta de aquel barco nada más acabar la de Jiren. Era lógico que aquellos piratas se riesen de que alguien fuese tan estúpido como para proclamar de esa forma una ofensiva contra su capitán, estando completamente rodeado y en el barco de ese pirata. Yo, por mi parte, aproveché ese momento para colarme en cubierta después de comprobar con un fugaz vistazo que, como era de esperar, todas las miradas estaban centradas en la proa, justo donde se encontraba la montaña de músculos sin cerebro, aunque había adoptado un nuevo peinado y un aura amarillenta rodeaba su cuerpo.
-Ya nos encargaremos de ese infiltrado más tarde- una elegante y seductora voz se alzó sobre las risas de los piratas, los cuales no tardaron en cesar sus risas para escuchar al atractivo sujeto que había salido del interior del barco junto a dos muchachas de no más de 20 años, las cuales miraban embelesadas el rostro del pirata que mi lentilla identificaba como Knuckleman-. Los modales hacen al hombre, y usted, caballero de dudosa honra, ha demostrado una falta total de los mismos al entrar de esa forma en mi propiedad. Como entenderá, no puedo dejar que se vaya tras haber asustado a estas adorables chicas, haber amenazado mi vida y haber destrozado mi querido barco- sus palabras estaban seguidas de una elegancia y un tono seductor natural, consiguiendo que las chicas no se apartasen de él y que mirasen de forma desagradable a Jiren, sin saber que quería salvarlas y estando atrapadas en el "hechizo" de Knuckleman-. Chicos, ya sabéis que hacer- concluyó el elegante pirata antes de introducirse de nuevo en el barco junto a las dos muchachas, dejando a Jiren rodeado por todos sus hombres.
Desde mi posición, escondido detrás de uno de los cañones del barco, tenía una visión excelente de todo lo que estaba sucediendo y, de haber querido, habría podido intervenir atacando a Knucleman por la espalda. Pero eso me habría llevado a pelear junto a Jiren contra todos los piratas y, sinceramente, prefería dejarle esa parte a la gran montaña de músculos para que se luciese e hiciese lo que realmente sabía hacer.
-Buena suerte, musculitos- pensé en voz alta con mi característico tono mientras desaparecía por la misma puerta por la Knuckleman y las dos chicas habían entrado segundos antes.
Los siguientes segundos fueron un caos. Los piratas no sabían que estaba sucediendo y yo, mientras continuaba trepando y buscando una entrada al interior de la embarcación, sólo podía imaginarme lo que había sucedido mientras me llevaba una mano al rostro, suspirando con resignación mientras recordaba las palabras de mi padre de que los novatos sólo sirven como carnada.
-Al menos sabe pel...- empecé a resignarme en voz alta cuando estaba a un escaso metro de alcanzar la cubierta, aunque detuve mi lengua al escuchar el grito de Jiren y su posterior mensaje, el cual sólo consiguió reforzar la pésima opinión que tenía de su forma de trabajar.
Tras ese revelador mensaje una sonora carcajada resonó en la cubierta de aquel barco nada más acabar la de Jiren. Era lógico que aquellos piratas se riesen de que alguien fuese tan estúpido como para proclamar de esa forma una ofensiva contra su capitán, estando completamente rodeado y en el barco de ese pirata. Yo, por mi parte, aproveché ese momento para colarme en cubierta después de comprobar con un fugaz vistazo que, como era de esperar, todas las miradas estaban centradas en la proa, justo donde se encontraba la montaña de músculos sin cerebro, aunque había adoptado un nuevo peinado y un aura amarillenta rodeaba su cuerpo.
-Ya nos encargaremos de ese infiltrado más tarde- una elegante y seductora voz se alzó sobre las risas de los piratas, los cuales no tardaron en cesar sus risas para escuchar al atractivo sujeto que había salido del interior del barco junto a dos muchachas de no más de 20 años, las cuales miraban embelesadas el rostro del pirata que mi lentilla identificaba como Knuckleman-. Los modales hacen al hombre, y usted, caballero de dudosa honra, ha demostrado una falta total de los mismos al entrar de esa forma en mi propiedad. Como entenderá, no puedo dejar que se vaya tras haber asustado a estas adorables chicas, haber amenazado mi vida y haber destrozado mi querido barco- sus palabras estaban seguidas de una elegancia y un tono seductor natural, consiguiendo que las chicas no se apartasen de él y que mirasen de forma desagradable a Jiren, sin saber que quería salvarlas y estando atrapadas en el "hechizo" de Knuckleman-. Chicos, ya sabéis que hacer- concluyó el elegante pirata antes de introducirse de nuevo en el barco junto a las dos muchachas, dejando a Jiren rodeado por todos sus hombres.
Desde mi posición, escondido detrás de uno de los cañones del barco, tenía una visión excelente de todo lo que estaba sucediendo y, de haber querido, habría podido intervenir atacando a Knucleman por la espalda. Pero eso me habría llevado a pelear junto a Jiren contra todos los piratas y, sinceramente, prefería dejarle esa parte a la gran montaña de músculos para que se luciese e hiciese lo que realmente sabía hacer.
-Buena suerte, musculitos- pensé en voz alta con mi característico tono mientras desaparecía por la misma puerta por la Knuckleman y las dos chicas habían entrado segundos antes.
- Spoiler:
- No te preocupes nakama y suerte con las notas
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Muy bien. Ya había llamado la atención de todos, pero no surgió el efecto deseado, aunque tampoco todo fue en vano. Mi idea era poner en sobreaviso a la tripulación de la existencia del pequeñajo para que a este no le fuera tan fácil matar a placer. Sabía que lo único que estaba haciendo era dificultar mi propia misión, pero no quería ver morir a personas por gusto. Por lo que no me importó que se empezaran a reír de mí al hacer tal proclamación, y mucho menos cuando vi aparecer a Knuckleman del interior del barco.
Nada más ver al capitán pirata acompañado de dos jóvenes mujeres me indigné pensando en que había conseguido a otras dos víctimas. Me había molestado a tal punto que me daba igual que esas chicas me mirasen con desprecio, pero mis planes se rompieron cuando dijo que ya se encargarían del "infiltrado" después. Realmente no habían prestado mucho atención a mi advertencia, pero era de esperar, al pequeñajo no lo podían ver y a mí me tenían enfrente y totalmente rodeado. Lo cierto es que las cosas no me habían salido tal cual yo había pensado, pero la parte positiva era que fui capaz de encontrar a nuestro objetivo, a pesar de que me estuviera dando una charla aburrida sobre modales y algo más.
Lo mejor de todo es que por un pequeño instante vi como Knuckleman era seguido por el pequeñajo hacia el interior del barco, momento en el cual otra brillante idea pasó por mi cabeza. Como me encontraba rodeado de una gran cantidad de piratas, decidí hacer que me siguieran.
- ¡¡VENID A POR MÍ SI PODEIS!! - dije enérgicamente.
Acto seguido usé el Soru para moverme a gran velocidad hacia la entrada por la que momentos antes habían pasado el apuesto pirata con aquellas engañadas muchachas y el pequeño mercenario.
- ¡¡KNUCKLEMAN, VOY A POR TI!! - grité para hacerle saber de mi presencia y que no le dejaría escapar.
Nada más ver al capitán pirata acompañado de dos jóvenes mujeres me indigné pensando en que había conseguido a otras dos víctimas. Me había molestado a tal punto que me daba igual que esas chicas me mirasen con desprecio, pero mis planes se rompieron cuando dijo que ya se encargarían del "infiltrado" después. Realmente no habían prestado mucho atención a mi advertencia, pero era de esperar, al pequeñajo no lo podían ver y a mí me tenían enfrente y totalmente rodeado. Lo cierto es que las cosas no me habían salido tal cual yo había pensado, pero la parte positiva era que fui capaz de encontrar a nuestro objetivo, a pesar de que me estuviera dando una charla aburrida sobre modales y algo más.
Lo mejor de todo es que por un pequeño instante vi como Knuckleman era seguido por el pequeñajo hacia el interior del barco, momento en el cual otra brillante idea pasó por mi cabeza. Como me encontraba rodeado de una gran cantidad de piratas, decidí hacer que me siguieran.
- ¡¡VENID A POR MÍ SI PODEIS!! - dije enérgicamente.
Acto seguido usé el Soru para moverme a gran velocidad hacia la entrada por la que momentos antes habían pasado el apuesto pirata con aquellas engañadas muchachas y el pequeño mercenario.
- ¡¡KNUCKLEMAN, VOY A POR TI!! - grité para hacerle saber de mi presencia y que no le dejaría escapar.
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No me hicieron falta muchos pasos para poder apreciar la ostentosidad de Knuckleman y lo bien cuidado y limpio que tenía todo. Su fama no sólo se debía a su labia con las muchachas y realmente era alguien que cuidaba su imagen, con una gran capacidad de convicción y con el don de aparentar más de lo que era.
Me habría gustado continuar caminando tranquilamente por ese elegante pasillo, con todos mis sentidos puestos en los sonidos que emitían Knuckleman y las chicas mientras tenía a Blackstorm haciéndome compañía en mi mano derecha. Pero no todo salía como estaba previsto y eso me había quedado claro con el musculitos, el cual debía tener serrín en lugar de cerebro y parecía empeñado en complicar la misión y hacer que Knuckleman se escapase.
Habría resultado sencillo entrar a hurtadillas en el cuarto del capitán pirata y acabar con su vida mientras estaba entretenido con las muchachas, pero en el momento en el que escuché el nuevo grito de Jiren, en el cual avisaba a nuestro objetivo de nuevo, supe que no iba a ser tan fácil y que, si me quedaba en esa posición, me encontraría entre Knuckleman y Jiren, el cual estaría acompañado por todos sus nuevos amigos.
-Al final voy a clavarle un cuchillo en la garganta- mascullé con un ligero atisbo de molestia mientras avanzaba rápidamente rápidamente por el pasillo y me colaba antes de que llegase nadie por una puerta abierta de aquel pasillo, dejándola como estaba y situándome detrás de la misma para permanecer oculto y ver el espectáculo que iba a darse en breves segundos por la pequeña rendija de las bisagras.
Era difícil hacerme llegar al limite de mi paciencia, pero aquella montaña de músculos sin cerebro parecía que quería llegar a alcanzarlo y, en el caso de lograrlo, yo no tendría ningún problema en acabar con su vida y echarle la culpa a los piratas allí reunidos. Aunque quizá no me haría falta ni intervenir ya que Knuckleman acababa de hacer su aparición en aquel pasillo y el ruido de sus compañeros cada vez era más fuerte, lo que revelaba que estaban llegando al pasillo en el que Jiren se vería acorralado.
Me habría gustado continuar caminando tranquilamente por ese elegante pasillo, con todos mis sentidos puestos en los sonidos que emitían Knuckleman y las chicas mientras tenía a Blackstorm haciéndome compañía en mi mano derecha. Pero no todo salía como estaba previsto y eso me había quedado claro con el musculitos, el cual debía tener serrín en lugar de cerebro y parecía empeñado en complicar la misión y hacer que Knuckleman se escapase.
Habría resultado sencillo entrar a hurtadillas en el cuarto del capitán pirata y acabar con su vida mientras estaba entretenido con las muchachas, pero en el momento en el que escuché el nuevo grito de Jiren, en el cual avisaba a nuestro objetivo de nuevo, supe que no iba a ser tan fácil y que, si me quedaba en esa posición, me encontraría entre Knuckleman y Jiren, el cual estaría acompañado por todos sus nuevos amigos.
-Al final voy a clavarle un cuchillo en la garganta- mascullé con un ligero atisbo de molestia mientras avanzaba rápidamente rápidamente por el pasillo y me colaba antes de que llegase nadie por una puerta abierta de aquel pasillo, dejándola como estaba y situándome detrás de la misma para permanecer oculto y ver el espectáculo que iba a darse en breves segundos por la pequeña rendija de las bisagras.
Era difícil hacerme llegar al limite de mi paciencia, pero aquella montaña de músculos sin cerebro parecía que quería llegar a alcanzarlo y, en el caso de lograrlo, yo no tendría ningún problema en acabar con su vida y echarle la culpa a los piratas allí reunidos. Aunque quizá no me haría falta ni intervenir ya que Knuckleman acababa de hacer su aparición en aquel pasillo y el ruido de sus compañeros cada vez era más fuerte, lo que revelaba que estaban llegando al pasillo en el que Jiren se vería acorralado.
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Tras mi poderoso grito el carismático pirata no se demoró en aparecer en mitad del pasillo. Parecía estar molesto, mientras que por el contrario yo me encontraba en una encerrona. Debía encontrar una solución rápidamente ya que no había calculado bien la situcación y de un momento a otro podría encontrarme acorralado por todos los tripulantes de Knuckleman. Mi única posibilidad era escapar por algún ventanuco que pudiera tener el propio camarote del pirata pero para ello debía pasar a través de él lo que no parecía tan fácil.
- No quería llegar a este punto, pero tendré que hacer las cosas yo mismo. Maldita panda de incompetentes que no pueden ni detener a un cabeza de chorlito - iba diciendo mientras se ponía unos puños de acero en cada mano con cuatro terminaciones puntiagudas, una correspondiente a cada dedo de su mano, exceptuando los pulgares.
- Mmm, interesante - reflexionaba para mí pero en voz alta -. Con que por eso te llaman Knuckle...
Mientras andaba abstraído pensando en los puños de acero recibí un puñetazo del pirata en la boca del estómago que me lanzó al suelo y casi me dejaba sin respiración.
- Vamos, levanta. Cuando acabe contigo no te va a reconocer ni tu madre - dijo Knuckleman.
Empecé a levantarme y por el rabillo del ojo pude observar a Valar escondido detrás de un puerta observando la situación. "Con que ahí es donde está, al menos está bien y no parece que vaya a aparecer para matar súbitamente".
Una vez de pie, me di cuenta que el capitán pirata no iba a detenerse por las buenas rápidamente, pero mientras siguiera confiado no llamaría a su tripulación. Si no habían llegado todavía al pasillo interior no hablaba muy bien de ellos, aunque yo suponía que al haber usado el Soru no se habrían percatado de mis movimientos y estarían buscándome en algún lugar equivocado, en el fondo era mejor para mí.
- De acuerdo nudillitos, aquí me tienes, ¡TEKKAI! - dije mientras usaba la técnica aprendida en el Cipher Pol.
El pirata, aún colérico, continuó con su ofensiva, pero esta vez sin efecto. Lanzaba puñetazo tras puñetazo, pero no me causaban daño ninguno.
- ¿Pero de qué estás hecho? - preguntó confuso el pirata.
- Yo diría que de músculos - le respondí con una alegre sonrisa en la cara -. Por cierto, ahora es mi turno.
Entonces comencé al lanzar una serie de puñetazos y patadas tan altas como mi agilidad me permitía para acabar con gancho proveniente desde abajo que le alcanzó en plena mandíbula lanzándolo hacia detrás. Quedó bocarriba en el suelo y parecía que se había quedado insconciente. Entonces, aprovechando la situación levanté al criminal y me lo cargué al hombro.
- Pequeñín, he derrotado a este tipo. Me lo llevo ante nuestro contratante, pásate por allí cuando puedas para recoger el dinero. Espero que nos volvamos a ver, eos sí, intenta no matar por gusto. ¡Adiós! - dije mientras me despedía con la mano y una feliz sonrisa en la cara.
Así salí por la puerta por la que había entrado y me encontré con el resto de piratas que seguían buscándome en todas las partes posibles del barco, pero al verme salir con su capitán cargado al hombro se abalanzaron sobre mí rápidamente. Yo por mi parte usé el Geppou para salir volando y coger distancia de todos ello. Me dirigí hacia el puerto y, aún en el aire, continué moviéndome de forma rápida para despistarlos. Una vez que nadie me seguía, terminé de dirigirme al despacho de la persona que nos contrató para dejarle al criminal.
- No quería llegar a este punto, pero tendré que hacer las cosas yo mismo. Maldita panda de incompetentes que no pueden ni detener a un cabeza de chorlito - iba diciendo mientras se ponía unos puños de acero en cada mano con cuatro terminaciones puntiagudas, una correspondiente a cada dedo de su mano, exceptuando los pulgares.
- Mmm, interesante - reflexionaba para mí pero en voz alta -. Con que por eso te llaman Knuckle...
Mientras andaba abstraído pensando en los puños de acero recibí un puñetazo del pirata en la boca del estómago que me lanzó al suelo y casi me dejaba sin respiración.
- Vamos, levanta. Cuando acabe contigo no te va a reconocer ni tu madre - dijo Knuckleman.
Empecé a levantarme y por el rabillo del ojo pude observar a Valar escondido detrás de un puerta observando la situación. "Con que ahí es donde está, al menos está bien y no parece que vaya a aparecer para matar súbitamente".
Una vez de pie, me di cuenta que el capitán pirata no iba a detenerse por las buenas rápidamente, pero mientras siguiera confiado no llamaría a su tripulación. Si no habían llegado todavía al pasillo interior no hablaba muy bien de ellos, aunque yo suponía que al haber usado el Soru no se habrían percatado de mis movimientos y estarían buscándome en algún lugar equivocado, en el fondo era mejor para mí.
- De acuerdo nudillitos, aquí me tienes, ¡TEKKAI! - dije mientras usaba la técnica aprendida en el Cipher Pol.
El pirata, aún colérico, continuó con su ofensiva, pero esta vez sin efecto. Lanzaba puñetazo tras puñetazo, pero no me causaban daño ninguno.
- ¿Pero de qué estás hecho? - preguntó confuso el pirata.
- Yo diría que de músculos - le respondí con una alegre sonrisa en la cara -. Por cierto, ahora es mi turno.
Entonces comencé al lanzar una serie de puñetazos y patadas tan altas como mi agilidad me permitía para acabar con gancho proveniente desde abajo que le alcanzó en plena mandíbula lanzándolo hacia detrás. Quedó bocarriba en el suelo y parecía que se había quedado insconciente. Entonces, aprovechando la situación levanté al criminal y me lo cargué al hombro.
- Pequeñín, he derrotado a este tipo. Me lo llevo ante nuestro contratante, pásate por allí cuando puedas para recoger el dinero. Espero que nos volvamos a ver, eos sí, intenta no matar por gusto. ¡Adiós! - dije mientras me despedía con la mano y una feliz sonrisa en la cara.
Así salí por la puerta por la que había entrado y me encontré con el resto de piratas que seguían buscándome en todas las partes posibles del barco, pero al verme salir con su capitán cargado al hombro se abalanzaron sobre mí rápidamente. Yo por mi parte usé el Geppou para salir volando y coger distancia de todos ello. Me dirigí hacia el puerto y, aún en el aire, continué moviéndome de forma rápida para despistarlos. Una vez que nadie me seguía, terminé de dirigirme al despacho de la persona que nos contrató para dejarle al criminal.
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Un grito de aviso que se podía oír en todo el puerto y un único pasillo que daba acceso a la estancia de Knuckleman no eran las suficientes pistas para los esbirros del galán, el cual se encontraba solo frente a la montaña de músculos en ese desierto pasillo, un poco adelantado de la puerta tras la que me escondía y veía todo el espectáculo.
El primer movimiento lo efectuó el pirata, el cual se había puesto unos extraños nudillos de acero y había dejado en el suelo a mi compañero con un simple ataque al estomago.
-Mucho musculito para tan poco aguante- pensé mientras observaba a Jiren en el suelo, sin intención de salir a ayudarle en esa situación y viendo como, por difícil que fuera dada la situación, parecía haberme encontrado.
Lo siguiente que paso a continuación fue difícil de explicar. Una vez de pie, el soldadito grito una especie de técnica al aire, la cual precedió a un furioso ataque por parte de Knuckleman. Instantes después, pude ver desde mi posición que, pese a la gran cantidad de puñetazos que le estaba impactando de lleno, no le conseguía hacer ni un rasguño y sólo se cansaba inútilmente y en esa situación, en la que Jiren iba a ganar sin lugar a dudas, ya podía entrar y rematar al distraído Knucleman, aunque esperaría al momento preciso para atacar.
Tras la demostración de aguante, inició la ofensiva de mi compañero, la cual acabo con el pirata con toda la cara ensangrentada tirado casi inconsciente en el suelo frente a mi puerta, lo que me dio la oportunidad de rematarle y acabar con el trabajo ya que, obviamente, no iba a quedarme parado tras todo lo sucedido.
-Shadow Bolt- el filo de Blackstorm se cubrió por completo de una negra corriente eléctrica, la cual apoyaba al ya cargado cuchillo y le otorgaba un aspecto aun más amenazador, aunque un instante después el filo de este cuchillo desapareció en la garganta del pirata, atravesándola con una facilidad extrema debido al estado del pirata y a la elevada temperatura del cuchillo, el cual estaba extremadamente afilado.
Mi movimiento de ataque fue simple pero eficaz. La misma corriente de electricidad negra que cubría mi cuchillo estaba por todo mi cuerpo y me otorgaba un aspecto amenazador y letal, sumándome un extra en agilidad que me permitía moverme más rápido que de forma normal y efectuar movimientos más precisos, siendo en ese caso una simple puñalada descendente al cuello de mi inconsciente victima, lo que acabo de arrebatar su último aliento.
-La próxima vez tendrás que ser más rápido, grandullón -añadí con un tono jocoso e infantil mientras miraba sonriendo a la enorme montaña de músculos que se había estado acercando al cuerpo de Knuckleman y había llegado tarde y ahora podía ver en primera fila como utilizaba el extremo calor del cuchillo para facilitarme el decapitar rápidamente al pirata, manchando de sangre todo el pasillo-. Nos vemos en la empresa del padre del año- concluí mientras daba un ultimo tirón a la cabeza de Knuckleman y la terminaba de separar de su cuerpo, quedandome con mi cuchillo favorito en una mano y la cabeza del pirata en la otra.
Tras eso me despedí con una alegre sonrisa de Jiren, sacudiendo la cabeza del pirata mientras le decía adiós con mi mano, manchando aun más de sangre aquel pasillo mientras me dirigía a la habitación del galán.
-Señoritas. Vuestro anfitrión esta algo indispuesto- me presenté ante las estúpidas crías que habían sido seducidas por el galán y se encontraban jugando desnudas en su cama, aunque al verme habían parado al momento y me miraban horrorizadas-. Si dais la voz de alarma seguro que aparecerán decenas de hombres y, si tenéis suerte, alguno puede que termine el trabajo que empezó este semental- añadí levantando la cabeza del pirata justo antes de salir por el ventanal del camarote, utilizando mi agilidad potenciada para escapar del barco al mismo tiempo que oía los gritos de las chiquillas, los cuales podrían poner en apuros a Jiren, aunque a mi eso ya no me importaba al haber terminado su función como herramienta.
El primer movimiento lo efectuó el pirata, el cual se había puesto unos extraños nudillos de acero y había dejado en el suelo a mi compañero con un simple ataque al estomago.
-Mucho musculito para tan poco aguante- pensé mientras observaba a Jiren en el suelo, sin intención de salir a ayudarle en esa situación y viendo como, por difícil que fuera dada la situación, parecía haberme encontrado.
Lo siguiente que paso a continuación fue difícil de explicar. Una vez de pie, el soldadito grito una especie de técnica al aire, la cual precedió a un furioso ataque por parte de Knuckleman. Instantes después, pude ver desde mi posición que, pese a la gran cantidad de puñetazos que le estaba impactando de lleno, no le conseguía hacer ni un rasguño y sólo se cansaba inútilmente y en esa situación, en la que Jiren iba a ganar sin lugar a dudas, ya podía entrar y rematar al distraído Knucleman, aunque esperaría al momento preciso para atacar.
Tras la demostración de aguante, inició la ofensiva de mi compañero, la cual acabo con el pirata con toda la cara ensangrentada tirado casi inconsciente en el suelo frente a mi puerta, lo que me dio la oportunidad de rematarle y acabar con el trabajo ya que, obviamente, no iba a quedarme parado tras todo lo sucedido.
-Shadow Bolt- el filo de Blackstorm se cubrió por completo de una negra corriente eléctrica, la cual apoyaba al ya cargado cuchillo y le otorgaba un aspecto aun más amenazador, aunque un instante después el filo de este cuchillo desapareció en la garganta del pirata, atravesándola con una facilidad extrema debido al estado del pirata y a la elevada temperatura del cuchillo, el cual estaba extremadamente afilado.
Mi movimiento de ataque fue simple pero eficaz. La misma corriente de electricidad negra que cubría mi cuchillo estaba por todo mi cuerpo y me otorgaba un aspecto amenazador y letal, sumándome un extra en agilidad que me permitía moverme más rápido que de forma normal y efectuar movimientos más precisos, siendo en ese caso una simple puñalada descendente al cuello de mi inconsciente victima, lo que acabo de arrebatar su último aliento.
-La próxima vez tendrás que ser más rápido, grandullón -añadí con un tono jocoso e infantil mientras miraba sonriendo a la enorme montaña de músculos que se había estado acercando al cuerpo de Knuckleman y había llegado tarde y ahora podía ver en primera fila como utilizaba el extremo calor del cuchillo para facilitarme el decapitar rápidamente al pirata, manchando de sangre todo el pasillo-. Nos vemos en la empresa del padre del año- concluí mientras daba un ultimo tirón a la cabeza de Knuckleman y la terminaba de separar de su cuerpo, quedandome con mi cuchillo favorito en una mano y la cabeza del pirata en la otra.
Tras eso me despedí con una alegre sonrisa de Jiren, sacudiendo la cabeza del pirata mientras le decía adiós con mi mano, manchando aun más de sangre aquel pasillo mientras me dirigía a la habitación del galán.
-Señoritas. Vuestro anfitrión esta algo indispuesto- me presenté ante las estúpidas crías que habían sido seducidas por el galán y se encontraban jugando desnudas en su cama, aunque al verme habían parado al momento y me miraban horrorizadas-. Si dais la voz de alarma seguro que aparecerán decenas de hombres y, si tenéis suerte, alguno puede que termine el trabajo que empezó este semental- añadí levantando la cabeza del pirata justo antes de salir por el ventanal del camarote, utilizando mi agilidad potenciada para escapar del barco al mismo tiempo que oía los gritos de las chiquillas, los cuales podrían poner en apuros a Jiren, aunque a mi eso ya no me importaba al haber terminado su función como herramienta.
- Cositas:
- Valar obviamente no se iba a quedar quieto y sin hacer nada en esta situación y al final aprovecha el estar mas cerca y el tener mayor agilidad para rematar al pirata con un ataque sorpresa.
- Blackstorm:
- Se trata de un cuchillo que fue entregado a Valar por su padre tras terminar su "tratamiento" y cuya característica más notoria es que su hoja es de un negro tan profundo que parece absorber la luz y cuya habilidad principal es la de absorber y liberar electricidad.
Descripción: Este cuchillo cuenta con una hoja negra de 14cm de un solo filo y un mango corto adaptado a la mano de Valar, el cual puede coger este cuchillo de cualquier forma que siempre se sentirá cómodo.
Cualidades del material: El material del que esta hecho es desconocido y se cree que proviene de una isla del cielo, pero se llego a la conclusión de que es de calidad especial, por lo que tiene una Dureza, Tenacidad y Atermia de esa categoría.
Cualidades excepcionales: La mayor capacidad de este arma reside en su tecnología similar a los diales relámpago de Skypiea, la cual es capaz de almacenar energía eléctrica y poder liberarla a través de la extraña hoja al activar un mecanismo oculto en el mango. Esto se traduce en que la hoja del cuchillo queda electrificada (dependiendo de la carga lo estará más o menos) y adquiere una temperatura que puede alcanzar, como máximo, los 500ºC.
- akuma no mi:
- Nivel 1: ... También descubre que es capaz de sintonizarse con un objeto y potenciar sus habilidades (aumenta 1 grado la calidad del equipo)
- Ambitos:
- Rayo negro: Valar desde pequeño siempre ha tenido cierta afinidad con la electricidad y, tras el tratamiento de su familia, esta afinidad se vio aumentada drasticamente tras las decenas de torturas con electricidad. Valar es capaz de usar esta electricidad tanto de forma ofensiva como defensiva al aplicarla en su propio cuerpo o en diferentes armas, pero la particularidad de este elemento recae en que su color es el de un negro profundo que no emite el más mínimo brillo.
- Activas:
- Es capaz de forzar su cuerpo para usar la electricidad en si mismo y así aumentar su agilidad en un 100% durante 2 turnos con otros 2 de recarga.
- Pasivas:
- Tiene una tolerancia mayor a la electricidad y estos ataques parecen "cargarlo"
Pd: Un placer haber compartido esta misión contigo y en un futuro seguro que volvemos a encontrarnos y resolveremos las misiones de una forma tan extravagante como esta XD
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