Cosas Brillantes ( Pasado Evankeel-Nayelis)

Parecía ser una noche aburrida más en la pequeña ciudad de Baterilla, si no fuera, por los alarmantes gritos de un grupo de guardias pertenecientes a la Marina que habían interrumpido el silencio tan mágico de la isla. Parecía ser que las alarmas habían saltado en uno de los almacenes privados de la Marina, lugar en el que, estaban todos los bienes incautados de los  ciudadanos de la isla. Parecía ser que alguien había robado unas bolsas de berries pertenecientes al recuento mensual del alquiler de los  permisos de atraque en los muelles de Baterilla. Dos grandes bolsas, cuya cantidad podía oscilar los cinco millones de berries, habían desaparecido sin dejar rastro alguno. Los marines peinaban las calles circundantes al almacén con la vaga esperanza de encontrar al ladrón o ladrona que había robado aquellos dos sacos.

En lo alto del almacén, apoyada contra las tejas del tejado se encontraba una muchacha, de ojos amarillos y pelo verde sentada con una bolsa a cada lado, concretamente, las bolsas robadas. Era Nayelis, una ladrona de guante blanco que se dedicaba a saltar todo lo que llevara la insignia Marine en su fachada. Una mujer joven, de no más de 24 años, piel clara  que vestía un peculiar traje negro con bandas entalladas a lo largo del mismo con algunas joyas rojas incrustadas en su pechera y mangas. Se encontraba contando monedas mientras los marines solo gritaban y gritaban en el suelo mientras buscaban a la ladrona.

"Paletos". Pensé para mi misma mientras seguía contando  el puñado de monedas que tenía en mi mano. "Parece que tengo todo, hora de ahuecar el ala"

Até los dos sacos a mi cintura, siendo tapados por mi melena que me cubría la espalda, tras eso descendí por la fachada del almacén, mirando antes, que no hubiera ningún marine en la callejuela donde iba a aterrizar. Tras ver que el área era segura, pegué un chimpo al suelo, cayendo como un mono con las puntas de los pies y apoyando mi mano contra la pared. Me erguí un poco para ver si había monos en la costa, pero parecía que aquella callejuela ya había sido peinada, así que, me levanté tranquila y comencé a caminar tranquila con la intención de irme cuanto antes de la zona. Cuando comencé a correr por la callejuela, al torcer una esquina para meterme por otra calle me golpeé de frente contra un marine, haciendo que cayera al suelo por el impacto. El marine se quedó mirándome mientras me apuntaba con su mosquete a la cara.

-¿Pensabas a caso que te ibas a escapar rata de alcantarilla? Dijo el marine con una sonrisa burlesca mientras preparaba su arma para disparar.

Me levanté con suma lentitud del suelo, apoyando mi mano  izquierda en el suelo mientras que con la mano derecha la levantaba en señal de rendición.

-No, más bien pensaba que  te iba a encontrar de espaldas  y que no ibas a volver por esta calle a los 3 minutos de haber empezado la ronda aquí- Le respondí mientras de  la manga de mi mano apoyada en el suelo salía un pequeño puñal.

-¿Que me ibas a encontrar de  espaldas? ¿Acaso me estabas espiando pequeña ladrona? -dijo el Marine con tono de burla.

En ese momento agaché mi cabeza para que esta quedara por debajo del cañón del mosquete, elevando mi mano izquierda del suelo a la vez que cogía el puñal para luego en un rápido gesto clavar dicha arma en el cuello del marine, quedándose este con los ojos en blanco mientras la sangra brotaba.



- No te estaba espiando, pero necesitaba dejar un mensaje, y fíjate, tu eres un buen papel- Dije dando un  tirón en seco mientras sacaba el puñal del cuello del marine, cayendo este al suelo a la par que soltaba el arma y la recogía yo antes de que esta cayera al suelo.

Continué caminando por las calles, alejándome del lugar con el botín rumbo a la plaza central de la ciudad, ahora vacía.

Parecía que las cosas iban bien ya que la marina, salvo ese pequeño idiota que pretendía detenerme, no se dio cuenta de mi presencia. Ya me disponía a salir airosa de la situación cuando una voz sonó en el callejón. Parecía ser un caballero, al menos eso parecía a simple vista, aunque su voz me daba ciertos escalofríos. Me giré sobre mis tobillos mientras mantenía mi mano derecha a mi espalda con intención de agarrar un puñal que tenía por si tuviera necesidad de usarlo. Me quedé mirándole con un silencio sepulcral, tan solo el tintineo de las bolsas de monedas que llevaba atadas a mi cintura rompían la atmósfera del momento. Tras dejarle hablar, procedí a responderle.

-Buenas noches, señor- Dije con tono amable-  Hay que comer señor, y fíjese usted que la marina tiene dinero de sobra...me daba pena dejar tantas monedas tiradas en aquella cámara fría y solitaria- dije con cierto sarcasmo.

Por unos segundos pensé que había escuchado una risa en el callejón ¿no podía ser no? Solo estábamos ambos ¿Verdad? De todas maneras me mantuve alerta por si las moscas, y sin quitar la vita de mi nuevo "compañero".

-La verdad es que me lo estaba preguntando, si, pero creo que no es un buen momento para hablar..ya sabe, hay marines rondando la zona y no quiero fastidiar mi marca personal de "no dejarme ver".-dije antes de darme la vuelta para irme, pero, cuando dijo que  le había despertado curiosidad, volví a girarme hacia él.

-¿Curiosidad?, dicen que la curiosidad mató al gato. Dígame  señor "E" , viendo a simple vista que no es del Cp ni de la marina, pues si lo fuera, estaríamos a tortazos ahora mismo...¿porqué reparar en mi persona? ¿Que le ha llamado la atención de una ladrona? ¿Quiere parte del botín tal vez?

A lo lejos podían escucharse los gritos y órdenes de la marina que seguían buscándome por la zona. No tardarían mucho en encontrarme si seguía parloteando con aquel desconocido...pero viéndolo detenidamente ¿A quién debo temer más, a la marina o a él?