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Alguien más había respondido a la búsqueda de Corvo, una mente brillante que quería unirse a la División Científica por la Justicia. Cuando me dijeron de hacerme cargo, la verdad es que no me atrajo en lo más mínimo la idea, pero luego pensé: "Si puedo aprovechar el viaje para otra cosa, qué más da". Con eso, me decanté por quedar con el extraño en Ohara, donde me documentaría para mejorar el microbicida que pretendíamos usar para obtener la Isla Mansión que Corvo había mencionado... Aunque aún no sabía muy bien qué podría haber en esa isla que despertase su interés, las instalaciones donde nos conocimos ya parecían más que suficientemente equipadas.
Llegué sobre las diez de la mañana, me puse la máscara porque era lo único que le dije al nuevo para que pudiera reconocerme, y entonces entré en la biblioteca. Aquel lugar era enorme y servía como biblioteca y laboratorio, todo dentro de un gran árbol. Me dirigí a un hombre mayor que acababa de terminar de atender a los que habían llegado antes que yo, para preguntarle sobre libros de química bactericida, medicina antibiótica y cosas por el estilo. El anciano me comentó que debían estar en el tercer nivel, en alguna de las estanterías que van de la 325 a la 330, así que de inmediato me dirigí hacia allá. Sin embargo, cuando fui a subir, me detuve. -Mierda, si subo, como llegue el nuevo no me va a encontrar... Bueno, si me quedo aquí puedo aprovechar el tiempo en el que cojo los libros para ir contándole algunas cosillas de la división y tal. ¿Qué fue lo que me dijo? Que lo reconocería por sus brazos... Quién sabe, quizás son de metal o... -Dejé de hablar y continué mentalmente mientras buscaba un sitio donde sentarme, ¿quizás se refería a que no tenía brazos? Sería un chiste un poco inapropiado viniendo del afectado en sí. Me senté en una silla que quedaba libre al lado de una mesa donde había unos cuantos con varias decenas de libros abiertos pisándose los unos a los otros. Eché una mirada furtiva, pero no era capaz de leer nada, por lo que de inmediato desistí.
-Bueno, pues a ver cuando llega... Espero que no me haga esperar mucho, no tengo ganas de tonterías, y menos de que un imbécil que no valore el tiempo de los demás se una a nuestra división. Bastante tengo con que a Milena le diera por cortarme con su katana de las narices, menudo numerito. ¡Tsé! -Refunfuñé.
Llegué sobre las diez de la mañana, me puse la máscara porque era lo único que le dije al nuevo para que pudiera reconocerme, y entonces entré en la biblioteca. Aquel lugar era enorme y servía como biblioteca y laboratorio, todo dentro de un gran árbol. Me dirigí a un hombre mayor que acababa de terminar de atender a los que habían llegado antes que yo, para preguntarle sobre libros de química bactericida, medicina antibiótica y cosas por el estilo. El anciano me comentó que debían estar en el tercer nivel, en alguna de las estanterías que van de la 325 a la 330, así que de inmediato me dirigí hacia allá. Sin embargo, cuando fui a subir, me detuve. -Mierda, si subo, como llegue el nuevo no me va a encontrar... Bueno, si me quedo aquí puedo aprovechar el tiempo en el que cojo los libros para ir contándole algunas cosillas de la división y tal. ¿Qué fue lo que me dijo? Que lo reconocería por sus brazos... Quién sabe, quizás son de metal o... -Dejé de hablar y continué mentalmente mientras buscaba un sitio donde sentarme, ¿quizás se refería a que no tenía brazos? Sería un chiste un poco inapropiado viniendo del afectado en sí. Me senté en una silla que quedaba libre al lado de una mesa donde había unos cuantos con varias decenas de libros abiertos pisándose los unos a los otros. Eché una mirada furtiva, pero no era capaz de leer nada, por lo que de inmediato desistí.
-Bueno, pues a ver cuando llega... Espero que no me haga esperar mucho, no tengo ganas de tonterías, y menos de que un imbécil que no valore el tiempo de los demás se una a nuestra división. Bastante tengo con que a Milena le diera por cortarme con su katana de las narices, menudo numerito. ¡Tsé! -Refunfuñé.
Hyuuga Z. Kurotabo
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Era tarde, el barco que había contratado el joven científico para llevarle a Ohara estaba a punto de partir cuando llegaron los chicos corriendo. El desayuno se les hizo más largo de lo habitual, Mei había tenido un problema y estaba realmente molesta por lo que le había ocurrido. Por lo que Hyuuga tubo que calmarla para que desayunara y se preparara, al menos la idea de viajar le tranquilizó bastante y evitó muchos problemas, además de un tiempo crucial. Hyuuga había quedado con un sujeto que pertenecía a la división científica de la que Kurotabo había oido hablar, y a la cual había solicitado ingresar. Como hombres de ciencia y conocimiento que eran, su punto de encuentro era la gran biblioteca de Ohara, cuna de todo el saber del mundo, hogar de miles de millones de libros, por algo era reconocida Ohara como hogar del conocimiento.
El barco llega a puerto y los hermanos saltan sin preocuparse por lo que dirían, no tienen tiempo para esperar a que los holgazanes de los marineros que se encargan de los quehaceres del barco tiendan el puente. - Corre Mei, llegamos tarde. - Dice Hyuuga mientras corre como alma que lleva el diablo hacía el enorme árbol que se ve en el centro de la isla. La más que conocida biblioteca del conocimiento.
Los hermanos llegan exhaustos a la entrada, con la respiración cortada por el esfuerzo de la carrera. Tras unos pocos segundos para recuperar el aliento perdido en el gran sprint, los dos entran en la biblioteca. - Mei-chan, búscame libros sobre estudios de aplicaciones biotecnológicas. Yo buscaré a mi contacto. - Dice el joven mientras mira a todos lados buscando a un hombre enmascarado, realmente le intriga el porqué iría así por el mundo, eso suele levantar muchas sospechas.
- Disculpe señor, ¿donde puedo encontrar libros sobre aplicaciones biotecnológicas? - Pregunta Mei al anciano que parece estar atento a todo el que entra, y claro, los brazos de Hyuuga llaman la atención allá donde va. Mientras la joven Mei busca los libros Hyuuga busca al enmascarado. Y no tarda en dar con él, un hombre en una mesa, a la cual Hyuuga no duda en acercarse. - Buenas, tú debes ser el miembro de la división científica por la justicia ¿no? - Pregunta directamente mientras se sienta frente a él.
El barco llega a puerto y los hermanos saltan sin preocuparse por lo que dirían, no tienen tiempo para esperar a que los holgazanes de los marineros que se encargan de los quehaceres del barco tiendan el puente. - Corre Mei, llegamos tarde. - Dice Hyuuga mientras corre como alma que lleva el diablo hacía el enorme árbol que se ve en el centro de la isla. La más que conocida biblioteca del conocimiento.
Los hermanos llegan exhaustos a la entrada, con la respiración cortada por el esfuerzo de la carrera. Tras unos pocos segundos para recuperar el aliento perdido en el gran sprint, los dos entran en la biblioteca. - Mei-chan, búscame libros sobre estudios de aplicaciones biotecnológicas. Yo buscaré a mi contacto. - Dice el joven mientras mira a todos lados buscando a un hombre enmascarado, realmente le intriga el porqué iría así por el mundo, eso suele levantar muchas sospechas.
- Disculpe señor, ¿donde puedo encontrar libros sobre aplicaciones biotecnológicas? - Pregunta Mei al anciano que parece estar atento a todo el que entra, y claro, los brazos de Hyuuga llaman la atención allá donde va. Mientras la joven Mei busca los libros Hyuuga busca al enmascarado. Y no tarda en dar con él, un hombre en una mesa, a la cual Hyuuga no duda en acercarse. - Buenas, tú debes ser el miembro de la división científica por la justicia ¿no? - Pregunta directamente mientras se sienta frente a él.
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Me distraje un momento mirando hacia los estantes más altos y, cuando me quise dar cuenta, la gente estaba mirando hacia la entrada, alguien les había llamado la atención. En el momento en el que yo miré, una estantería me bloqueaba la visión parcialmente, por lo que solo alcancé a ver a duras penas como una chica hablaba con el anciano que atendía a los recién llegados. ¿Acaso era ella el centro de las miradas? Entonces escuché una voz detrás de mí.
-¿Eh? -Me giré y vi a un joven de metro noventa y tanto con unos brazos... llamativos. Desde luego había sabido elegir su detalle más característico cuando me lo comunicó. Dí un pequeño sobresalto con el que casi tiro la silla y entonces asentí. -S-sí, soy yo. Debo suponer que tu eres... ¿Cómo te llamabas? Hyuuga, ¿verdad? -Pregunté, mientras colocaba la silla en sus sitio y le hice un gesto al nuevo para que me acompañase.
-Tengo que coger unos libros, hablamos por el camino. A ver, cuéntame, ¿a qué rama de las ciencias te dedicas? ¿qué has hecho hasta ahora? -Pregunté, por si suplía alguna de las carencias de la división o había hecho algún descubrimiento interesante que pudiera sernos útil. -También me gustaría que me contaras cosas de ti mismo. De dónde eres, cuántos años tienes y cosas por el estilo... -Nunca se sabe qué dato puede valer la pena conocer.
Pensaba subir las escaleras de inmediato, pero si él tenía alguna otra cosa que hace antes, tampoco me importaba, pues así contaríamos con más tiempo para que pudiera conocer más sobre él. Puesto que mis habilidades sociales no son algo muy destacable, el grueso de la conversación lo llevaría él. De hecho, mi intención era cortarla en cuanto tuviera el material para estudiar. Algo que me llamara mucho la atención tendría que decir para que lo pusiera en primer lugar.
-¿Eh? -Me giré y vi a un joven de metro noventa y tanto con unos brazos... llamativos. Desde luego había sabido elegir su detalle más característico cuando me lo comunicó. Dí un pequeño sobresalto con el que casi tiro la silla y entonces asentí. -S-sí, soy yo. Debo suponer que tu eres... ¿Cómo te llamabas? Hyuuga, ¿verdad? -Pregunté, mientras colocaba la silla en sus sitio y le hice un gesto al nuevo para que me acompañase.
-Tengo que coger unos libros, hablamos por el camino. A ver, cuéntame, ¿a qué rama de las ciencias te dedicas? ¿qué has hecho hasta ahora? -Pregunté, por si suplía alguna de las carencias de la división o había hecho algún descubrimiento interesante que pudiera sernos útil. -También me gustaría que me contaras cosas de ti mismo. De dónde eres, cuántos años tienes y cosas por el estilo... -Nunca se sabe qué dato puede valer la pena conocer.
Pensaba subir las escaleras de inmediato, pero si él tenía alguna otra cosa que hace antes, tampoco me importaba, pues así contaríamos con más tiempo para que pudiera conocer más sobre él. Puesto que mis habilidades sociales no son algo muy destacable, el grueso de la conversación lo llevaría él. De hecho, mi intención era cortarla en cuanto tuviera el material para estudiar. Algo que me llamara mucho la atención tendría que decir para que lo pusiera en primer lugar.
Hyuuga Z. Kurotabo
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Aquel hombre realmente era quien le había citado en aquella isla del conocimiento. Era un sujeto extraño, cubría su cara con una máscara, algo que al moreno no suele agradarle, pues la gente que oculta su rostro suele ocultar sus verdaderas intenciones, pero por esta ocasión daría un voto de confianza, al fin y al cabo, parece que ese hombre no escode nada raro ni malo. Al menos por el momento. Eso no significa que vaya a confiar plenamente en él, estaría atento a todo lo que hiciera o dijera, de forma que pudiera identificar sus intenciones y lo que pudiera ocultar. El chico le preguntó por su rama de la ciencia, diciendo que hablaran mientras buscaba unos libros, eso no le molestó a Hyuuga, de todos modos no perdía nada por caminar.
- Veamos, mi rama científica como tal es la física, en tecnología o ingeniería demoledor y en medicina cirujano. En cuanto a mí, nací en una isla lejana, en una familia de alta clase, pero fui repudiado por mi padre, además de su conejillo de indias. Cuando nació mi hermana me negué a que le hiciera lo mismo y huí de allí. En cuanto a mi edad, tengo 25 años. No sé que más contarte, así que cuéntame sobre la división, objetivos y demás. - Dice Hyuuga mientras mira libros conforme anda.
Al tiempo viene su hermana con unos pocos libros y se los entrega a su hermano para que los lleve mientras ella lo abraza.
- Veamos, mi rama científica como tal es la física, en tecnología o ingeniería demoledor y en medicina cirujano. En cuanto a mí, nací en una isla lejana, en una familia de alta clase, pero fui repudiado por mi padre, además de su conejillo de indias. Cuando nació mi hermana me negué a que le hiciera lo mismo y huí de allí. En cuanto a mi edad, tengo 25 años. No sé que más contarte, así que cuéntame sobre la división, objetivos y demás. - Dice Hyuuga mientras mira libros conforme anda.
Al tiempo viene su hermana con unos pocos libros y se los entrega a su hermano para que los lleve mientras ella lo abraza.
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Por el camino me detuve a coger una enciclopedia de venenos extraños y, sin perder un segundo, seguí adelante. El chico parecía haber tenido una vida difícil, pero no era muy hablador... Habría que sacarle las palabras. Resultaba ser físico, como Corvo, aportaba la ingeniería de demolición a las áreas de la división y tenía la cirugía en común conmigo. Interesante mezcla, pero nada tan interesante como ese brazo suyo. Sin embargo, antes de que pudiera preguntarle acerca de ello, una chica se acercó, le dio unos libros y lo abrazó. Espera, espera, espera, ¿esa era la hermana que había salvado? Si él tenía 25 y mínimo tendría que tener 6 o 7 años para salir de allí con ella, estamos hablando de una cría de 18 años como mucho. ¿Tendríamos que soportarla rondando por los laboratorios? De ningún modo, al menos no sin saber si nos puede aportar algo.
-¿Y tú quién eres? -Pregunté con mal tono a la recién llegada. Sin esperar respuesta miré de nuevo al joven. -Debe ser la hermana de la que me has hablado. ¿Sois pareja o algo? ¿Ella se una a la división contigo? ¿Nos puede servir de alguna ayuda o será un lastre? -Mis preguntas quizás lo molestasen, pero nadie me había dicho nada de que eran DOS novatos los que íbamos a meter en la división, ya era reticente a uno...
En ese momento llegamos a los estantes que realmente me interesaban, así que nos paramos y tome algunos libros más. -Oh, déjame añadir una pregunta más. Tu brazo, cuéntame, me interesa. -Y con esas escuetas palabras acabé sentándome en una de las mesas, soltando la pila de libros a un lado y mirando con aparente desinterés a los jóvenes.
Quizás en otras circunstancias me quitaría la máscara, pero delante de ellos no. Por mi rostro aparento muchos años menos de los que tengo y no quiero que me traten como un igual, soy, en todo caso, o un desconocido con el que no deberían de tener confianza o, si los aceptamos en la DCJ, un superior a respetar y, por qué no, a temer. No quiero tonterías en algo tan serio como es la ciencia.
-¿Y tú quién eres? -Pregunté con mal tono a la recién llegada. Sin esperar respuesta miré de nuevo al joven. -Debe ser la hermana de la que me has hablado. ¿Sois pareja o algo? ¿Ella se una a la división contigo? ¿Nos puede servir de alguna ayuda o será un lastre? -Mis preguntas quizás lo molestasen, pero nadie me había dicho nada de que eran DOS novatos los que íbamos a meter en la división, ya era reticente a uno...
En ese momento llegamos a los estantes que realmente me interesaban, así que nos paramos y tome algunos libros más. -Oh, déjame añadir una pregunta más. Tu brazo, cuéntame, me interesa. -Y con esas escuetas palabras acabé sentándome en una de las mesas, soltando la pila de libros a un lado y mirando con aparente desinterés a los jóvenes.
Quizás en otras circunstancias me quitaría la máscara, pero delante de ellos no. Por mi rostro aparento muchos años menos de los que tengo y no quiero que me traten como un igual, soy, en todo caso, o un desconocido con el que no deberían de tener confianza o, si los aceptamos en la DCJ, un superior a respetar y, por qué no, a temer. No quiero tonterías en algo tan serio como es la ciencia.
Hyuuga Z. Kurotabo
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Aquél hombre parecía bastante curioso, seguramente por la enciclopedia que consultaba, venenos extraños, seguramente para algún tipo de investigación sobre sus usos, ahora quedaría saber si era para sus usos bélicos o médicos, pues muchos venenos con el adecuado estudio pueden servir como medicamentos, pero eso no es lo que le atañe al joven moreno, sino el tema de la organización en la que está a punto de ingresar.
- Ya estás aquí Mei, espero que no hayas tenido problemas con los bibliotecarios ni con nadie. - Dijo Hyuuga mientras acariciaba la cabeza de su hermana, que no se despegaba de él.
El sujeto cambió completamente, a un tono burdo y sin educación alguna, cosa que molestó bastante a Hyuuga, pero más aún que lo usara hacia Mei y refiriéndose a ella como una posible molestia, algo que el cyborg no toleraba de absolutamente nadie.
- Ella es mi hermana, no somos pareja, cuido de ella dado que el abusón de mi padre la quería usar como objeto de investigación, de modo que allá donde vaya yo va ella, no la dejo sola ni a cargo de nadie, pues no confío su seguridad a nadie más que a mí mismo. En cuanto a si sería una molestia, no lo creo, llevo años trabajando con ella y ella me apoya en lo que puede, como bien has visto conoce los temas de mis investigaciones y es capaz de ayudarme con ellos, bien recopilando información bien en el propio experimento. Si tienes algún problema con que ella se una a la división, nuestra conversación terminaría aquí, pues como dije, no me separo de ella. - Respondió Hyuuga con un tono serio, claramente molesto y guardándose el impulso de mandar a volar al enmascarado.
Luego de eso el chico le hace una pregunta sobre el brazo de Kurotabo, para luego sentarse en una mesa, aparentemente mirando a los dos jóvenes. Actitud que al ingeniero poco le agradó, le recordaba demasiado al engendro que tenía por padre.
- Estos brazos son la cruz de mi infancia y el motivo por el cual no dejo a mi hermana sola, son los experimentos de mi padre, que apenas pudo me usó como cobaya y pensaba hacer lo mismo con mi hermana y de ahí que no nos demos a conocer tan fácilmente. - Rspondión Hyuuga sentándose en la mesa con los libros que le entregó su hermana, no toleraría un pulso a ver quien es más fuerte o con más personalidad, en eso no le ganarían fácilmente al joven Z.
- Ya estás aquí Mei, espero que no hayas tenido problemas con los bibliotecarios ni con nadie. - Dijo Hyuuga mientras acariciaba la cabeza de su hermana, que no se despegaba de él.
El sujeto cambió completamente, a un tono burdo y sin educación alguna, cosa que molestó bastante a Hyuuga, pero más aún que lo usara hacia Mei y refiriéndose a ella como una posible molestia, algo que el cyborg no toleraba de absolutamente nadie.
- Ella es mi hermana, no somos pareja, cuido de ella dado que el abusón de mi padre la quería usar como objeto de investigación, de modo que allá donde vaya yo va ella, no la dejo sola ni a cargo de nadie, pues no confío su seguridad a nadie más que a mí mismo. En cuanto a si sería una molestia, no lo creo, llevo años trabajando con ella y ella me apoya en lo que puede, como bien has visto conoce los temas de mis investigaciones y es capaz de ayudarme con ellos, bien recopilando información bien en el propio experimento. Si tienes algún problema con que ella se una a la división, nuestra conversación terminaría aquí, pues como dije, no me separo de ella. - Respondió Hyuuga con un tono serio, claramente molesto y guardándose el impulso de mandar a volar al enmascarado.
Luego de eso el chico le hace una pregunta sobre el brazo de Kurotabo, para luego sentarse en una mesa, aparentemente mirando a los dos jóvenes. Actitud que al ingeniero poco le agradó, le recordaba demasiado al engendro que tenía por padre.
- Estos brazos son la cruz de mi infancia y el motivo por el cual no dejo a mi hermana sola, son los experimentos de mi padre, que apenas pudo me usó como cobaya y pensaba hacer lo mismo con mi hermana y de ahí que no nos demos a conocer tan fácilmente. - Rspondión Hyuuga sentándose en la mesa con los libros que le entregó su hermana, no toleraría un pulso a ver quien es más fuerte o con más personalidad, en eso no le ganarían fácilmente al joven Z.
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Ante el tono del joven y el silencio de ella, cogí el primero de los libros, dejando la enciclopedia de venenos extraños para el final. Lo hice sin decir palabra alguna, dando una pausa a una conversación que parecía que se nos iba a ir de las manos, quizás mi actitud había sido ruda, pero no toleraría un grito en una biblioteca.
-Calma, calma. No me malinterpretes, simplemente nadie me había dicho que dos personas se iban a unir a la división, y tampoco recuerdo que nos dieras esa información cuando pediste unirte, pero eso no va a hacer que te... que os rechacemos. No he visto tampoco que haya hecho nada excepcional, solo ha traído unos libros, pero bueno, sí que parece lista, puede que más que tú. Ni siquiera ha hablado, no se ha quejado por mi manera de hablar... quizás haya comprendido mis intenciones y haya visto más allá de las palabras... O quizás le estoy dando demasiadas vueltas y es solo una chica muy callada. Un placer, mi nombre es Kenmei, Kenmei Shiba, si no me equivoco tú eres Mei, no me he presentado aún. -Tal vez les resultaba un poco confuso que cambiara de tono tantas veces en tan poco tiempo, pero tendrían que acostumbrarse. Tendí la mano a la jovencita para estrechársela e intentar dar una muestra de aceptación.
Tras eso, mientras hojeaba el libro, volví a referirme a su brazo. -Con respecto a tu brazo... pensé que no tendría que ser tan específico. Vale, te lo hizo tu padre, pero quiero saber... ¿Qué es? ¿Qué eres capaz de hacer con él? ¿Podrías recrearlo o mejorarlo? Antes de aceptarte... aceptaros definitivamente, debo saber de qué sois capaces. Tenemos un físico extraordinario y yo, por mi parte, también soy cirujano, por lo que creo que de lo que me mencionaste sobre tus áreas de investigación... cubrimos la mayor parte. Aun así, tenemos un vacío en la ingeniería demoledora, así que me gustaría indagar ahí, ¿qué puedes hacer? -Terminé el libro y pasé al siguiente, pocas páginas habían sido útiles, un par de gráficos y unas referencias a organismos muy resistentes. -Y lo siento si esto parece un interrogatorio, pero comprenderás que queremos lo mejor de lo mejor, simplemente debo comprobar que lo eres o tienes potencial para serlo... Por otra parte, señorita... ¿Tiene usted alguna habilidad destacable, incluso si no tiene relación con la ciencia? -Pregunté con una forzada cortesía, intentando no enfurecer al joven para no instarle a levantar la voz.
Conforme la conversación avanzaba (y mi investigación de forma paralela), me dio la impresión de que me iba volviendo un poco menos exigente, pero quizás sería mejor decir que iba siendo más consciente de cuánto necesitábamos más integrantes en la división y, en concreto, tapar los "huecos" que teníamos en la misma. Un ingeniero demoledor podría ser de gran ayuda, sobre todo en la "acción de campo", podríamos abastecer de artefactos explosivos de calidad a la Marina. Si lo pensamos bien, la DCJ tenía potencial para una guerra: venenos, láseres, implantes, cirugía, armaduras como la de Corvo y, ahora, explosivos. Solo hacía falta un poco más para que estuviera totalmente convencido de aceptarlos, pues me iba haciendo a la idea de tenerlo con nosotros y más me gustaba cuanto más lo pensaba.
-Calma, calma. No me malinterpretes, simplemente nadie me había dicho que dos personas se iban a unir a la división, y tampoco recuerdo que nos dieras esa información cuando pediste unirte, pero eso no va a hacer que te... que os rechacemos. No he visto tampoco que haya hecho nada excepcional, solo ha traído unos libros, pero bueno, sí que parece lista, puede que más que tú. Ni siquiera ha hablado, no se ha quejado por mi manera de hablar... quizás haya comprendido mis intenciones y haya visto más allá de las palabras... O quizás le estoy dando demasiadas vueltas y es solo una chica muy callada. Un placer, mi nombre es Kenmei, Kenmei Shiba, si no me equivoco tú eres Mei, no me he presentado aún. -Tal vez les resultaba un poco confuso que cambiara de tono tantas veces en tan poco tiempo, pero tendrían que acostumbrarse. Tendí la mano a la jovencita para estrechársela e intentar dar una muestra de aceptación.
Tras eso, mientras hojeaba el libro, volví a referirme a su brazo. -Con respecto a tu brazo... pensé que no tendría que ser tan específico. Vale, te lo hizo tu padre, pero quiero saber... ¿Qué es? ¿Qué eres capaz de hacer con él? ¿Podrías recrearlo o mejorarlo? Antes de aceptarte... aceptaros definitivamente, debo saber de qué sois capaces. Tenemos un físico extraordinario y yo, por mi parte, también soy cirujano, por lo que creo que de lo que me mencionaste sobre tus áreas de investigación... cubrimos la mayor parte. Aun así, tenemos un vacío en la ingeniería demoledora, así que me gustaría indagar ahí, ¿qué puedes hacer? -Terminé el libro y pasé al siguiente, pocas páginas habían sido útiles, un par de gráficos y unas referencias a organismos muy resistentes. -Y lo siento si esto parece un interrogatorio, pero comprenderás que queremos lo mejor de lo mejor, simplemente debo comprobar que lo eres o tienes potencial para serlo... Por otra parte, señorita... ¿Tiene usted alguna habilidad destacable, incluso si no tiene relación con la ciencia? -Pregunté con una forzada cortesía, intentando no enfurecer al joven para no instarle a levantar la voz.
Conforme la conversación avanzaba (y mi investigación de forma paralela), me dio la impresión de que me iba volviendo un poco menos exigente, pero quizás sería mejor decir que iba siendo más consciente de cuánto necesitábamos más integrantes en la división y, en concreto, tapar los "huecos" que teníamos en la misma. Un ingeniero demoledor podría ser de gran ayuda, sobre todo en la "acción de campo", podríamos abastecer de artefactos explosivos de calidad a la Marina. Si lo pensamos bien, la DCJ tenía potencial para una guerra: venenos, láseres, implantes, cirugía, armaduras como la de Corvo y, ahora, explosivos. Solo hacía falta un poco más para que estuviera totalmente convencido de aceptarlos, pues me iba haciendo a la idea de tenerlo con nosotros y más me gustaba cuanto más lo pensaba.
Hyuuga Z. Kurotabo
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Aquél hombre parece haber recapacitado, o eso pretende con su cambio de tono, la verdad es que la conversación se iba por lugares peligrosos, por eso Hyuuga se puso a leer mientras escuchaba al enmascarado hablar. Mientras Mei se sentó junto a su hermano a leer otro libro, farmacología avanzada aplicada a la dieta, así se llamaba el libro que leía la joven, que escuchaba al sujeto de la máscara de forma que pudiera seguir la conversación.
- No me gusta su tono, y menos que varie tan rápidamente. Nunca me separo de mi hermano por cuestiones que él ya explicó, pero la mayor parte del tiempo le ayudo en muchas cosas. Por ejemplo de no ser por mí estaría desnutrido, y eso pasa en casi cualquier laboratorio en el que se encierran a investigar de la forma que lo hace mi hermano, se olvida de todo y comería malamente de no ser por mis platos. Además soy médica, más volcada a la farmacología que a la cirujía y complemento la cocina y la medicina para establecer un bien superior. Además de arreglar los desastres que causan sus experimentos en su ropa y de evitar que nos perdamos en nuestros viajes. - Responde Mei con una calidez que a la mayoría de los que la escucharan les haría replantearse la conversación entera.
- En cuanto a mis brazos, son implantes cyborgs que crecieron a la par que crecía yo, mi padre los hizo de una fibra adaptable para que no tuviera que ajustarlo a mi tamaño variable. Lo hizo pensando que me quedaría junto a él siempre. En cuanto a sus capacidades, son realmente asombrosas, al menos para mí lo fueron cuando lo descubrí. Condensación de energía, escudo, impacto eléctrico. Y estoy seguro de poder replicarlo e incluso mejorarlo. Solo es cuestión de estudiarlo con detenimiento y plantear las mejoras. - Responde Hyuuga con una tranquilidad y frieza asombrosas mientras lee tratados de ingeniería y aplicación a las prótesis humanas y su mejora.
- No me gusta su tono, y menos que varie tan rápidamente. Nunca me separo de mi hermano por cuestiones que él ya explicó, pero la mayor parte del tiempo le ayudo en muchas cosas. Por ejemplo de no ser por mí estaría desnutrido, y eso pasa en casi cualquier laboratorio en el que se encierran a investigar de la forma que lo hace mi hermano, se olvida de todo y comería malamente de no ser por mis platos. Además soy médica, más volcada a la farmacología que a la cirujía y complemento la cocina y la medicina para establecer un bien superior. Además de arreglar los desastres que causan sus experimentos en su ropa y de evitar que nos perdamos en nuestros viajes. - Responde Mei con una calidez que a la mayoría de los que la escucharan les haría replantearse la conversación entera.
- En cuanto a mis brazos, son implantes cyborgs que crecieron a la par que crecía yo, mi padre los hizo de una fibra adaptable para que no tuviera que ajustarlo a mi tamaño variable. Lo hizo pensando que me quedaría junto a él siempre. En cuanto a sus capacidades, son realmente asombrosas, al menos para mí lo fueron cuando lo descubrí. Condensación de energía, escudo, impacto eléctrico. Y estoy seguro de poder replicarlo e incluso mejorarlo. Solo es cuestión de estudiarlo con detenimiento y plantear las mejoras. - Responde Hyuuga con una tranquilidad y frieza asombrosas mientras lee tratados de ingeniería y aplicación a las prótesis humanas y su mejora.
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