Contratante: Prick Locter
Descripción de la misión: Al maese Dick Carpio, cartógrafo de profesión y astrónomo en su tiempo libre, le gustaría pasar una noche contemplando las estrellas en las montañas de su isla natal, en el West Blue. No obstante, se dice que dichas montañas están plagadas de osos y lobos, por lo que requiere de alguien que le proteja.
Recompensa: Un detallado mapa dibujado a mano de la isla de tu elección, con todos sus cabos, estrechos, ríos y montañas.
Descripción de la misión: Al maese Dick Carpio, cartógrafo de profesión y astrónomo en su tiempo libre, le gustaría pasar una noche contemplando las estrellas en las montañas de su isla natal, en el West Blue. No obstante, se dice que dichas montañas están plagadas de osos y lobos, por lo que requiere de alguien que le proteja.
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Temblando en el suelo como un flan, llorando y lleno de mocos, Prick Locker suplicaba por su vida a dioses en los que no había creído y otros tantos que se había inventado. La bestia estaba cerca, rugiendo, y tenía demasiados dientes como para que cualquiera se sintiera particularmente cómodo. Aquella mole de trescientos kilos conocido como "oso negro gigante de anteojos rosa", o más comunmente como "Oso Olten Jhon", era una visión espeluznante.
—¡Pero qué cosa más bonita! —dijo el encapuchado con una voz y tono más propios de una colegiala que había visto un cachorrito.
Criatura y humano se quedaron patidifusos, anclados al sitio sin comprender qué demonios ocurría. Quitándose la capucha, el Sr. Black oscilaba de un lado a otro como un metrónomo aguantándose los mofletes.
—¡Qué peludito y qué gordito! ¡Y mira que marquitas tan graciosas! ¡Qué requetebonito!
El siguiente rugido de la bestia casi sonó más a pregunta. Cuando vio a aquella cosa con demasiadas patas acercársele con demasiado interés no pudo hacer otra cosa que retroceder con un miedo primigenio. Además, aquel bicho salado que tenía delante empezaba a hacerse cada vez más y más alto, y aquello era sumamente desalentador para el pobre úrsido.
—¡Venga, fuera, que asustas a mi jefe!
Reticente, y casi con un último bufido que venía a decir que realmente la criatura había decidido por sí sola irse sin influencias externas, el oso negro de color pardo se marchó por donde había venido mirando de vez en cuando que aquel extraño ser no lo seguía.
—¡Odio el campo! —lloriqueó el pobre desgraciado levantándose y quitándose los mocos con la manga—. ¡Si no fuera por la maldita contaminación lumínica!
—Hemos tenido suerte que no fuera un oso pardo negro...
—¿Qué? Pero si ese era marrón.
—Si, pero hay osos pardos negros y osos negros pardos. Son completamente diferentes.
—Los osos son osos.
—¿Y un cabo es una cala?
—¡De eso nada! ¡Son completamente diferenes!
—¡Pero qué cosa más bonita! —dijo el encapuchado con una voz y tono más propios de una colegiala que había visto un cachorrito.
Criatura y humano se quedaron patidifusos, anclados al sitio sin comprender qué demonios ocurría. Quitándose la capucha, el Sr. Black oscilaba de un lado a otro como un metrónomo aguantándose los mofletes.
—¡Qué peludito y qué gordito! ¡Y mira que marquitas tan graciosas! ¡Qué requetebonito!
El siguiente rugido de la bestia casi sonó más a pregunta. Cuando vio a aquella cosa con demasiadas patas acercársele con demasiado interés no pudo hacer otra cosa que retroceder con un miedo primigenio. Además, aquel bicho salado que tenía delante empezaba a hacerse cada vez más y más alto, y aquello era sumamente desalentador para el pobre úrsido.
—¡Venga, fuera, que asustas a mi jefe!
Reticente, y casi con un último bufido que venía a decir que realmente la criatura había decidido por sí sola irse sin influencias externas, el oso negro de color pardo se marchó por donde había venido mirando de vez en cuando que aquel extraño ser no lo seguía.
—¡Odio el campo! —lloriqueó el pobre desgraciado levantándose y quitándose los mocos con la manga—. ¡Si no fuera por la maldita contaminación lumínica!
—Hemos tenido suerte que no fuera un oso pardo negro...
—¿Qué? Pero si ese era marrón.
—Si, pero hay osos pardos negros y osos negros pardos. Son completamente diferentes.
—Los osos son osos.
—¿Y un cabo es una cala?
—¡De eso nada! ¡Son completamente diferenes!
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No sabía como había terminado en aquella situación, perdida en el campo con un tipo un poco confuso que adoraba las cosas feas y con un cartógrafo que quería ver las estrellas y que se asustaba como un niño pequeño cuando veía un animal grande. Ya se había asustado terriblemente en el momento en que vio aparecer a la chica con Allaidh, aquel hermoso y enorme lobo Hallstiano que tenía desde que era un cachorro, desde luego había personas demasiado miedosas en el mundo. Aunque ciertamente hacía bien en temer al animal, si Lilith lo ordenaba no dudaría en clavar sus colmillos en la garganta de aquel hombre y desangrarlo hasta morir.
Pero ese era otro tema, por el momento era mejor centrarse en la misión en la que estaba ahora. Suspiro levemente cuando salió y vio a aquel hombre que respondía al nombre de Kaito asustando al oso mientras se cruzaba de brazos. Le saco una taza de té al cartógrafo a ver si se tranquilizaba un poco aprovechando que había traído un termo consigo desde la mansión. Menos mal que tenía un astillero y barcos no le faltaban para viajar, por que de lo contrario no podría moverse con tanta facilidad entre islas y mares como lo hacía gracias a sus posesiones. — No se preocupe querido, pase lo que pase nosotros nos encargaremos de protegerle — Lilith era una chica lista así que había llevado una tienda de campaña para no estar a la intemperie, ella no tenía por que estar fuera ya que el cartógrafo era quien quería ver las estrellas.
Por su parte mando al lobo a que se quedara fuera por si pasaba algo y ella se sentó sobre él para disfrutar un poco del aire libre — León que te parece si enciendes una fogata, al menos para poder calentarnos un poco — teniendo en cuenta que llevaba su guardaespaldas, al lobo y que el hombre aquel parecía bastante familiarizado con bestias no habría problema si encendían un fuego un rato para no pasar frió por la noche. Esperaba que aquella locura no durase demasiado y pudieran marcharse cuanto antes, lo que uno tenía que hacer por un mapa. Esperaba que al menos mereciera la pena y le hiciera el mapa que ella quería, de lo contrario, a lo mejor se llevaba al dichoso cartógrafo por delante.
Pero ese era otro tema, por el momento era mejor centrarse en la misión en la que estaba ahora. Suspiro levemente cuando salió y vio a aquel hombre que respondía al nombre de Kaito asustando al oso mientras se cruzaba de brazos. Le saco una taza de té al cartógrafo a ver si se tranquilizaba un poco aprovechando que había traído un termo consigo desde la mansión. Menos mal que tenía un astillero y barcos no le faltaban para viajar, por que de lo contrario no podría moverse con tanta facilidad entre islas y mares como lo hacía gracias a sus posesiones. — No se preocupe querido, pase lo que pase nosotros nos encargaremos de protegerle — Lilith era una chica lista así que había llevado una tienda de campaña para no estar a la intemperie, ella no tenía por que estar fuera ya que el cartógrafo era quien quería ver las estrellas.
Por su parte mando al lobo a que se quedara fuera por si pasaba algo y ella se sentó sobre él para disfrutar un poco del aire libre — León que te parece si enciendes una fogata, al menos para poder calentarnos un poco — teniendo en cuenta que llevaba su guardaespaldas, al lobo y que el hombre aquel parecía bastante familiarizado con bestias no habría problema si encendían un fuego un rato para no pasar frió por la noche. Esperaba que aquella locura no durase demasiado y pudieran marcharse cuanto antes, lo que uno tenía que hacer por un mapa. Esperaba que al menos mereciera la pena y le hiciera el mapa que ella quería, de lo contrario, a lo mejor se llevaba al dichoso cartógrafo por delante.
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Hacer una hoguera no era del todo una mala idea, pese a que ya se quejaría el cartógrafo cuando cayese la noche de que aquello le impedía disfrutar de las luces del cielo. En lo que respectaba al pulpo, Lilith no le caía demasiado en gracia. Quizás aquello era porque al cartógrafo le había caído demasiado bien, y pese a que no estaba haciendo prácticamente nada, se había ganado su favor gracias a unos factores que no era capaz de entender. ¡Ay, qué mal se le daba ver las obvias intenciones del contratista!
Poniéndose muy firme y limpiándose como si no hubiera pasado nada, el navegante se sentó sobre sus bártulos y exclamó un "Estupenda idea" ante la proposición de la muchacha. Elogios de qué inteligente además de guapa le siguieron, mientras que Kaito, aquella sombra encapotada de negro, dedicaba su tiempo y su interés al compañero al que el pobre enamorado no se atrevía ni a acercarse.
—Es curioso como el gigantismo suele ser una pauta común en mamíferos. Primero felinos, ahora cánidos... ¿te molesta si le tomo muestras? —preguntó, sin que aquella pregunta verdaderamente tuviera un único receptor.
Caperucita negra y el lobo, sí señor, bonito cuento. Era una auténtica pena que Kaito no se hubiera traído a sus tres cerditos consigo, ni que Lilith llevara zapatitos de cristal o se echara una larga siesta para contribuir a hacer de aquello una estampa de cuento.
—Y por cierto, ¿a qué os dedicáis? Porque no parecéis los típicos que digan, venga, vamos al campo.
Poniéndose muy firme y limpiándose como si no hubiera pasado nada, el navegante se sentó sobre sus bártulos y exclamó un "Estupenda idea" ante la proposición de la muchacha. Elogios de qué inteligente además de guapa le siguieron, mientras que Kaito, aquella sombra encapotada de negro, dedicaba su tiempo y su interés al compañero al que el pobre enamorado no se atrevía ni a acercarse.
—Es curioso como el gigantismo suele ser una pauta común en mamíferos. Primero felinos, ahora cánidos... ¿te molesta si le tomo muestras? —preguntó, sin que aquella pregunta verdaderamente tuviera un único receptor.
Caperucita negra y el lobo, sí señor, bonito cuento. Era una auténtica pena que Kaito no se hubiera traído a sus tres cerditos consigo, ni que Lilith llevara zapatitos de cristal o se echara una larga siesta para contribuir a hacer de aquello una estampa de cuento.
—Y por cierto, ¿a qué os dedicáis? Porque no parecéis los típicos que digan, venga, vamos al campo.
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León no tardó nada en encender aquella hoguera que su señora le había pedido. Después de todo su deber era protegerla y hacerla sentir cómoda y segura. El cartógrafo parecía de lo más encantado con la joven allí, aunque no era extraño. Lilith siempre conseguía que la gente se sintiera cómoda y a gusto con su presencia y eso era algo que usaba en la mayoría de ocasiones para conseguir todo cuanto quería de ellos y de aquello que tenía alrededor. Sin embargo el sujeto que les acompañaba parecía de lo más extraño y no le daba buena espina por lo que intentaba mantenerse alejada de él tanto como le fuera posible. No demasiado para no levantar sospechas pero si, lejos. Allaidh gruñó a aquel hombre en el momento en que mencionó eso de tomarle muestras. El lobo no parecía muy conforme con la idea y siendo sinceros ella tampoco.
— Lo siento, no permito que nadie tome muestras de Allaidh si no cuenta con mi entera confianza y teniendo en cuenta que apenas te conozco de nada, no entra en mis planes dejar que pinches y le hagas cosas extrañas a mi lobo — el animal al verse defendido por su dueña se acercó a ella y frotó su cabeza contra ella de forma cariñosa dándole las gracias y demostrando que solo ella podía ordenar y decidir sobre él. Una vez la higuera estuvo encendida la joven de violetas cabellos se acercó un poco para sentirse un poco más calentita aunque Leo no tardó nada en quitarse la chaqueta y ponérsela por encima a Lilith para evitar que pudiera tener frío, haciendo que la joven volviera a tomar asiento más cómoda.
Ante la pregunta de aquel hombre, la joven medito un momento lo que le iba a decir. —Tengo varias empresas, así que se podría decir que soy empresaria — no le daría muchas más indicaciones, después de todo sus negocios turbios era algo que cuánta menos gente supiera mejor. Era algo que siempre es mejor tener bajo secreto, no sabes quién puede irse de la lengua. Por eso Lilith tenía varias identidades dependiendo de con quién estuviera negociando o con qué. El mundo era complicado y por eso era mejor tener siempre mucho cuidado e ir con pies de plomo — ¿Y tu? ¿A que te dedicas exactamente? — No es que le intrigase demasiado, pero ya que tendrían que pasar unas buenas horas juntos al menos podrían entablar una conversación agradable con la que pasar el rato.
— Lo siento, no permito que nadie tome muestras de Allaidh si no cuenta con mi entera confianza y teniendo en cuenta que apenas te conozco de nada, no entra en mis planes dejar que pinches y le hagas cosas extrañas a mi lobo — el animal al verse defendido por su dueña se acercó a ella y frotó su cabeza contra ella de forma cariñosa dándole las gracias y demostrando que solo ella podía ordenar y decidir sobre él. Una vez la higuera estuvo encendida la joven de violetas cabellos se acercó un poco para sentirse un poco más calentita aunque Leo no tardó nada en quitarse la chaqueta y ponérsela por encima a Lilith para evitar que pudiera tener frío, haciendo que la joven volviera a tomar asiento más cómoda.
Ante la pregunta de aquel hombre, la joven medito un momento lo que le iba a decir. —Tengo varias empresas, así que se podría decir que soy empresaria — no le daría muchas más indicaciones, después de todo sus negocios turbios era algo que cuánta menos gente supiera mejor. Era algo que siempre es mejor tener bajo secreto, no sabes quién puede irse de la lengua. Por eso Lilith tenía varias identidades dependiendo de con quién estuviera negociando o con qué. El mundo era complicado y por eso era mejor tener siempre mucho cuidado e ir con pies de plomo — ¿Y tu? ¿A que te dedicas exactamente? — No es que le intrigase demasiado, pero ya que tendrían que pasar unas buenas horas juntos al menos podrían entablar una conversación agradable con la que pasar el rato.
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¡Qué desalentador para el pulpo encapuchado! No era común que los animales entendiesen el lenguaje humano, pero quizás por la sal o por un vago instinto de la verdadera naturaleza del monstruo, el lobo negó todo latrocinio de material orgánico. Las excusas de su ama no le agradaron, aunque comprendía a la perfección el no dejar en manos ajenas a sus amigos peludos.
—Soy... Hmm...—se quedó pensativo por un momento, pensando en qué término sería apropiado para definir sus arducias comerciales—. Bueno, empresario también. Me desarrollo en la industria alimentaria, principalmente, ¿a qué sector te dedicas tú? —se interesó.
¿Desaprovecharía la oportunidad de quitarse de enmedio la competencia en el terrible negocio de proveer de sustento a las islas? Aquel era un mundo oscuro y sin tolerancia para los débiles, una jungla económica en la que si uno no era depredador, era sin duda la presa.
—Lo que me recuerda...—sacando su mochila fiambrera de metal, Kaito extrajo de allí unas cuantas piezas de carne de cerdo que habían estado al resguardo del mundo—. Que tengo muestras, por si te interesa...
¡Ah, si aquella mujer supiera que en otros cajoncitos había otros cortes de su propia especie! Pero bien separados, para que los sabores y olores no se mezclaran en absoluto.
—Soy... Hmm...—se quedó pensativo por un momento, pensando en qué término sería apropiado para definir sus arducias comerciales—. Bueno, empresario también. Me desarrollo en la industria alimentaria, principalmente, ¿a qué sector te dedicas tú? —se interesó.
¿Desaprovecharía la oportunidad de quitarse de enmedio la competencia en el terrible negocio de proveer de sustento a las islas? Aquel era un mundo oscuro y sin tolerancia para los débiles, una jungla económica en la que si uno no era depredador, era sin duda la presa.
—Lo que me recuerda...—sacando su mochila fiambrera de metal, Kaito extrajo de allí unas cuantas piezas de carne de cerdo que habían estado al resguardo del mundo—. Que tengo muestras, por si te interesa...
¡Ah, si aquella mujer supiera que en otros cajoncitos había otros cortes de su propia especie! Pero bien separados, para que los sabores y olores no se mezclaran en absoluto.
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Aquel hombre sin duda era bastante extraño. Lilith miro de reojo al cartografo que por un momento puso cara de mustio cuando vio la fiambrera y la carne de cerdo aparecer como si nada. Aunque bueno, estaban en el campo, el hombre había hecho bastante bien en traer provisiones para poder comer, aunque no estaba del todo segura de si podría fiarse de lo que había en esa carne. — Tengo una empresa textil y otra naval la industria alimenticia no me llama demasiado la atención — la verdad es que nunca había imaginado su nombre asociado a algo relacionado con comida. Tampoco es que buscase tener muchos más negocios "legales" bastante tenía ya con los negocios que tenía entre manos y con todo lo que eso conlleva.
— Pero ya que esta aquí esta carne que tiene un aspecto maravilloso ¿que tal si comemos algo? se esta haciendo un poco tarde — además, ya que tenían fuego podían aprovecharlo para preparar algo rico y alimentarse mientras el experto seguía mirando las estrellas. Esperaba que por su bien el hombre cumpliera su cometido y les diera después el mapa que le pidieran, por que de lo contrario iba a destrozarle todos los huesos del cuerpo, bueno, mandaría a León a hacerlo, ella no se ensucia las manos si puede evitarlo. Allaidh coloco su cabeza sobre el regazo de su dueña buscando un poco de atención sin perder de vista a los dos hombres que eran "extraños" para él, después de todo siempre era muy protector con su señora.
— Debo suponer entonces que tienes restaurantes ¿o algo así? — esperaba que siguiera contándole un poco sobre su negocio, no por que quisiera meterse ni mucho menos, como ya había dicho la comida no le interesaba a la hora de hacer negocios. Prefería centrarse en sus astilleros, sus ropas y en sus prostibulos, aunque eso evidentemente no podía ir anunciándolo como si fuera cualquier cosa sin importancia. Después de todo no se conocían de nada y alguno podía irse de la lengua, prefería mantener su boca cerrada y sus negocios funcionando de forma correcta y maravillosamente bien. Después de todo clientes nunca faltaban y por el momento todo el mundo comprendía que con la madame había que ir con cuidado. Por el bien de todos, era mejor que todos estuvieran contentos y que ninguno sufriera ningún tipo de percance.
— Pero ya que esta aquí esta carne que tiene un aspecto maravilloso ¿que tal si comemos algo? se esta haciendo un poco tarde — además, ya que tenían fuego podían aprovecharlo para preparar algo rico y alimentarse mientras el experto seguía mirando las estrellas. Esperaba que por su bien el hombre cumpliera su cometido y les diera después el mapa que le pidieran, por que de lo contrario iba a destrozarle todos los huesos del cuerpo, bueno, mandaría a León a hacerlo, ella no se ensucia las manos si puede evitarlo. Allaidh coloco su cabeza sobre el regazo de su dueña buscando un poco de atención sin perder de vista a los dos hombres que eran "extraños" para él, después de todo siempre era muy protector con su señora.
— Debo suponer entonces que tienes restaurantes ¿o algo así? — esperaba que siguiera contándole un poco sobre su negocio, no por que quisiera meterse ni mucho menos, como ya había dicho la comida no le interesaba a la hora de hacer negocios. Prefería centrarse en sus astilleros, sus ropas y en sus prostibulos, aunque eso evidentemente no podía ir anunciándolo como si fuera cualquier cosa sin importancia. Después de todo no se conocían de nada y alguno podía irse de la lengua, prefería mantener su boca cerrada y sus negocios funcionando de forma correcta y maravillosamente bien. Después de todo clientes nunca faltaban y por el momento todo el mundo comprendía que con la madame había que ir con cuidado. Por el bien de todos, era mejor que todos estuvieran contentos y que ninguno sufriera ningún tipo de percance.
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Por supuesto que la carne era maravillosa. Con la grasa infiltrada sobre su rojiza superficie, los filetones de cerdo parecían muestras de un caro mármol que bien podría haber adornado los palacios de los más ricos tenyurubitos. Y aquello no era nada comparado con su sabor.
Tarareando una cantinela, el encapuchado se quitó su largo y negro manto para revelar su verdadera naturaleza. Con todos sus tentáculos al aire, y moviéndose como un torbellino de miembros, especias y sartenes, el pelirrojo comenzó con los preparativos para su pitanza. Era una pena que aquellos trozos de carne no tuvieran una guarnición, pero incluso sin tenerla les sobraba talento para un grandioso solo. Sal y pimienta, nada más que eso, como breves notas para realzar la realeza de aquel magnánimo filete.
—No, que va; solo soy un mero proveedor. Mi único restaurante es mi casa, o cualquier cocina en la que tengo el gusto de hacer una de las cosas que más me gustan en esta vida...—dijo, henchido de orgullo, inspiración y satisfacción por aquel humilde acto.
Sirviéndose la mitad de uno de esos jugosos filetes hechos al punto, el ningyo sonrió al ver en los rostros ajenos el brillo del deseo. Mas el cartógrafo, ese que primero alargó la mano para servirse su justa porción, encontró en aquella maravillosa ofrenda una verdad cruel e injusta. Y un topetazo en el envés con el revés de una diestra espumadera.
—¡Ay! ¡¿Qué haces?!
—Son veintemil berries el medio filete. O algo que me interese. ¿Te crees que voy a ir dando por ahí filetes de gratis?
—¡Que soy tu jefe!
—Y cocinar no está en mi contrato. Así que apoquina —dijo rancio, y luego giró su cabeza hacia los otros—. A la señorita podría darle una muestra gratis... pequeñita, para que valore si quisiera contratar futuros servicios de cátering.
Tarareando una cantinela, el encapuchado se quitó su largo y negro manto para revelar su verdadera naturaleza. Con todos sus tentáculos al aire, y moviéndose como un torbellino de miembros, especias y sartenes, el pelirrojo comenzó con los preparativos para su pitanza. Era una pena que aquellos trozos de carne no tuvieran una guarnición, pero incluso sin tenerla les sobraba talento para un grandioso solo. Sal y pimienta, nada más que eso, como breves notas para realzar la realeza de aquel magnánimo filete.
—No, que va; solo soy un mero proveedor. Mi único restaurante es mi casa, o cualquier cocina en la que tengo el gusto de hacer una de las cosas que más me gustan en esta vida...—dijo, henchido de orgullo, inspiración y satisfacción por aquel humilde acto.
Sirviéndose la mitad de uno de esos jugosos filetes hechos al punto, el ningyo sonrió al ver en los rostros ajenos el brillo del deseo. Mas el cartógrafo, ese que primero alargó la mano para servirse su justa porción, encontró en aquella maravillosa ofrenda una verdad cruel e injusta. Y un topetazo en el envés con el revés de una diestra espumadera.
—¡Ay! ¡¿Qué haces?!
—Son veintemil berries el medio filete. O algo que me interese. ¿Te crees que voy a ir dando por ahí filetes de gratis?
—¡Que soy tu jefe!
—Y cocinar no está en mi contrato. Así que apoquina —dijo rancio, y luego giró su cabeza hacia los otros—. A la señorita podría darle una muestra gratis... pequeñita, para que valore si quisiera contratar futuros servicios de cátering.
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Definitivamente aquel hombre era de lo más curioso. No es la primera vez que veía un Gyojin, pero sí que es cierto que eran seres que conseguían sorprenderla. Ver todos esos tentáculos la hizo arquear una ceja con curiosidad. También debía admitir que verlo trabajar de esa forma era curioso y al mismo tiempo sorprendente por la habilidad que demostraba con todos y cada uno de sus tentáculos. Se quedó en silencio dejando que hablaran entre ellos. Por su parte se centró en el aroma que lentamente desprendía la carne y que inundaba rápidamente el lugar en el que de encontraban aún cuando estaban al aire libre. El lobo meneaba la cola de un lado al otro disfrutando del delicioso olor que desprendía la cocina del hombre pulpo.
— Huele bastante bien y claro, si es carne de buena calidad y bien preparada podría venir bien que de vez en cuando prepare algo para reuniones o fiestas con mis socios — no había ningún motivo por el que no pudieran aprovechar aquel momento para hacer negocios. Cuando la carne estuvo lista Lilith espero a que el hombre le diera un trozo para probarlo y lo dividió en dos para darle un pedazo a Allaidh después de todo su lobo tenía derecho a disfrutar de algo delicioso de vez en cuando. Saboreo con delicadeza y sin prisa, quería estar segura de la textura de la carne, el sabor y de paso de la capacidad que tenían de deshacerse en la boca y de soltar el delicioso umami que todos buscamos.
— Es bastante buena…¿Y que otro tipo de platos e ingredientes sueles utilizar? — quería saber que tipo de menús podría preparar. Para sus clientes solo aceptaba lo más selecto y teniendo en cuenta que en su mayoría eran nobles y gente muy importante, no solo de negocios si no de diferentes mundillos pues siempre se encargaba de ofrecer lo mejor en todo momento. Según lo que aquel hombre pudiera o no pudiera hacer contaría con él para futuros momentos puntuales en los que pudiera necesitar alguna comida especial.
— Huele bastante bien y claro, si es carne de buena calidad y bien preparada podría venir bien que de vez en cuando prepare algo para reuniones o fiestas con mis socios — no había ningún motivo por el que no pudieran aprovechar aquel momento para hacer negocios. Cuando la carne estuvo lista Lilith espero a que el hombre le diera un trozo para probarlo y lo dividió en dos para darle un pedazo a Allaidh después de todo su lobo tenía derecho a disfrutar de algo delicioso de vez en cuando. Saboreo con delicadeza y sin prisa, quería estar segura de la textura de la carne, el sabor y de paso de la capacidad que tenían de deshacerse en la boca y de soltar el delicioso umami que todos buscamos.
— Es bastante buena…¿Y que otro tipo de platos e ingredientes sueles utilizar? — quería saber que tipo de menús podría preparar. Para sus clientes solo aceptaba lo más selecto y teniendo en cuenta que en su mayoría eran nobles y gente muy importante, no solo de negocios si no de diferentes mundillos pues siempre se encargaba de ofrecer lo mejor en todo momento. Según lo que aquel hombre pudiera o no pudiera hacer contaría con él para futuros momentos puntuales en los que pudiera necesitar alguna comida especial.
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Una porción de restaurante gourmet, de esos en los que te acabas quedando con hambre, fue lo que el pulpo estuvo dispuesto a ceder de gratis a la dama. La carne de sus cerdos valía más que una promesa, pero quizás valdría la pena si a pesar de aquel magnánimo sacrificio podía conseguir nuevos clientes. Volviendo el rostro hacia su plato, Kaito lo sostuvo apreciando las imperfecciones de cocinar en un fuego poco civilizado. Podría haberlo hecho mejor, mas se había acostumbrado bastante pronto a las facilidades y capacidades de una buena cocina.
—¿Hmm? —canturreó, volviendo los ojos para ver aquella innata alegría de comer algo rico en los orbes ajenos—. Cocino de todo, la verdad... Aunque lo que mejor cocino...—La silenciosa y tranquila noche se volvió simplemente silenciosa—. Es la carne humana.
Y habiendo dicho aquello dio un tiento a su filete, sosteniéndolo con solo sus manos, arrancando un trozo tirando de él como una vulgar bestia. ¿Acaso no lo era? Era un caníbal, un antropófago, un monstruo... Uno al que había dejado de preocuparle tanto el revelar su verdadera naturaleza.
—Lo único malo es que pese a ser un recurso tan extendido, es muy muy difícil obtener buenas piezas. Pero puedo juraros que vale la pena.
Con los ojos como platos, y retrocediendo lenta y poco sutilmente, el contratista fue alejándose del fuego presa de un temor mucho más oscuro que la noche.
—¿Hmm? —canturreó, volviendo los ojos para ver aquella innata alegría de comer algo rico en los orbes ajenos—. Cocino de todo, la verdad... Aunque lo que mejor cocino...—La silenciosa y tranquila noche se volvió simplemente silenciosa—. Es la carne humana.
Y habiendo dicho aquello dio un tiento a su filete, sosteniéndolo con solo sus manos, arrancando un trozo tirando de él como una vulgar bestia. ¿Acaso no lo era? Era un caníbal, un antropófago, un monstruo... Uno al que había dejado de preocuparle tanto el revelar su verdadera naturaleza.
—Lo único malo es que pese a ser un recurso tan extendido, es muy muy difícil obtener buenas piezas. Pero puedo juraros que vale la pena.
Con los ojos como platos, y retrocediendo lenta y poco sutilmente, el contratista fue alejándose del fuego presa de un temor mucho más oscuro que la noche.
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Hacía tiempo que la madame había dejado de sorprenderse por ese tipo de cosas, había visto mucho y había conocido a todo tipo de personas y muchas de ellas ahora trabajaban para ella, con sus gustos y fetiches extraños. Un caníbal no era lo más raro que había visto y siendo sinceros mientras no la molestara a ella le vendría incluso bien, era una forma bastante eficaz de librarte de un cadáver. Sin embargo eso era algo que no podía decir de forma abierta, al menos no ahora y delante de aquel hombre al cual acompañaban y que ahora mismo parecía completamente aterrado por la revelación del cocinero. Lilith miró al cartógrafo con una gran sonrisa — no se preocupe, estoy segura de que si hubiese querido comernos ya lo habría hecho, además estamos aquí para hacer un trabajo para usted, no para hacerle daño — después de decir aquello volvió a fijar la vista en el hombre pulpo mientras León seguía tranquilizando al cartógrafo.
— La verdad es que suena bastante interesante, no se si alguno de mis clientes come carne humana, pero al menos si cocinas un menú igual de bien que esa carne podremos hacer negocios ¿te parece bien si nos vemos en mi casa próximamente y hacemos una prueba de menú? más que nada por que si sale bien, podrías ser el chef encargado — no de su casa, en su casa ya tenía una cocinera maravillosa, pero si podría encargarse de preparar menús y ofertas gastronómicas dignas para sus locales cada cierto tiempo. Sería una buena forma de contar con alguien que conociera bien la cocina internacional y se encargase de preparar algo tan engorroso como los menús, por que era un completo aburrimiento ver si salía o no salía rentable y si era adecuada o no la oferta gastronómica y dejar que otro hiciera el trabajo era algo maravilloso.
Espero una respuesta por parte del hombre, la verdad es que conocer a gente con la que poder hacer negocios de forma eficiente siempre era algo bueno que lograba en sus viajes — son locales diversos, pero estoy segura de que podremos encontrar unas buenas ofertas gastronómicas para ellos y que se ajusten a un buen precio pero teniendo en cuenta la necesidad de calidad — tras decir aquello se acomodo bajo la atenta y sorprendida mirada del hombre al que estaban escoltando que no salía de su asombro al ver la tranquilidad de la mujer y que aún vivía totalmente aterrado con la idea de que aquel señor pulpo pudiera hincarle el diente. Estaba segura de que no dormiría bien aquel hombrecillo en unos cuantos meses, tendría pesadillas con aquella noche pero la vida era complicada y tenía que aprender a vivir con todo lo que eso puede llegar a conllevar.
— La verdad es que suena bastante interesante, no se si alguno de mis clientes come carne humana, pero al menos si cocinas un menú igual de bien que esa carne podremos hacer negocios ¿te parece bien si nos vemos en mi casa próximamente y hacemos una prueba de menú? más que nada por que si sale bien, podrías ser el chef encargado — no de su casa, en su casa ya tenía una cocinera maravillosa, pero si podría encargarse de preparar menús y ofertas gastronómicas dignas para sus locales cada cierto tiempo. Sería una buena forma de contar con alguien que conociera bien la cocina internacional y se encargase de preparar algo tan engorroso como los menús, por que era un completo aburrimiento ver si salía o no salía rentable y si era adecuada o no la oferta gastronómica y dejar que otro hiciera el trabajo era algo maravilloso.
Espero una respuesta por parte del hombre, la verdad es que conocer a gente con la que poder hacer negocios de forma eficiente siempre era algo bueno que lograba en sus viajes — son locales diversos, pero estoy segura de que podremos encontrar unas buenas ofertas gastronómicas para ellos y que se ajusten a un buen precio pero teniendo en cuenta la necesidad de calidad — tras decir aquello se acomodo bajo la atenta y sorprendida mirada del hombre al que estaban escoltando que no salía de su asombro al ver la tranquilidad de la mujer y que aún vivía totalmente aterrado con la idea de que aquel señor pulpo pudiera hincarle el diente. Estaba segura de que no dormiría bien aquel hombrecillo en unos cuantos meses, tendría pesadillas con aquella noche pero la vida era complicada y tenía que aprender a vivir con todo lo que eso puede llegar a conllevar.
Kaito Takumi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Kaito no pudo evitar sonreír al notar la tranquilidad de la dama. Era una novedad aquello de que no le juzgaran, mas era plenamente consciente de que saber algo y realmente conocer algo, eran cosas muy diferentes. ¿Acaso aquella mujer no sentiría miedo sintiendo el riesgo de convertirse en una presa? Pues claro que sí. Mas aquella emoción siempre daba un sabor añejo a los trozos de la... deliciosa, deliciosa carne.
—No soy muy proclive a ir a casas ajenas... pero me has caído bien. Y los negocios requieren sacrificios, ¿verdad?
Qué línea de diálogo más desafortunada para escuchar de los labios de un antropófago. Eso bien lo sabía el pobre navegante que, ojiplático, se estaba planteando dejar su plan de mirar las estrellas para no quitarle la vista de encima a aquel monstruo durante toda la larga noche.
—Lo de proveer me gusta más, mis cultivos son variados, y pronto buscaré la expansión para hacerme con un abanico de ingredientes para satisfacer hasta los paladares más extraños... o refinados.
Volviendo a su filete, devoránodolo mientra sus ojos se movían vigilantes alrededor del campamento y por los cuerpos de sus compañeros, la atención del pelirrojo finalmente se detuvo sobre el contratista.
—¿Hay algún problema en pedir dos mapas? Ya sabe, uno para cada uno... Como comprenderá no partiremos para el mismo camino.
—¿¡Problema?! ¡¿Qué problema va a haber!? ¡Yo no soy un problema, desde luego!
Arreglado aquello, intercambiaría información con la madame cuando fuera oportuno para sacar de una noche sin vela, mucho más que un simple y sobreestimado sueño reparador.
—No soy muy proclive a ir a casas ajenas... pero me has caído bien. Y los negocios requieren sacrificios, ¿verdad?
Qué línea de diálogo más desafortunada para escuchar de los labios de un antropófago. Eso bien lo sabía el pobre navegante que, ojiplático, se estaba planteando dejar su plan de mirar las estrellas para no quitarle la vista de encima a aquel monstruo durante toda la larga noche.
—Lo de proveer me gusta más, mis cultivos son variados, y pronto buscaré la expansión para hacerme con un abanico de ingredientes para satisfacer hasta los paladares más extraños... o refinados.
Volviendo a su filete, devoránodolo mientra sus ojos se movían vigilantes alrededor del campamento y por los cuerpos de sus compañeros, la atención del pelirrojo finalmente se detuvo sobre el contratista.
—¿Hay algún problema en pedir dos mapas? Ya sabe, uno para cada uno... Como comprenderá no partiremos para el mismo camino.
—¿¡Problema?! ¡¿Qué problema va a haber!? ¡Yo no soy un problema, desde luego!
Arreglado aquello, intercambiaría información con la madame cuando fuera oportuno para sacar de una noche sin vela, mucho más que un simple y sobreestimado sueño reparador.
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