Contratante: Lucio Obsorne.
Descripción de la misión: Lucio tuvo que recurrir a una banda de mercenarios para capturar a Belcebú, el semental estrella de su ganadería. El tiro le salió por la culata cuando estos mismos mercenarios intentaron hacerse con la mismísima Dressrosa, liderados por 'El Coletas' y poniendo en serios apuros la estabilidad de una isla tan influyente. Finalmente todo salió a pedir de boca. Tanto es así que los propios mercenarios pasaron a incorporarse a las fuerzas de esta isla.
Al menos eso pensaban en este bello enclave cuando llegaron las malas noticias. Según dicen quienes la han visto, una flota de cinco barcos avanza sin detenerse para recuperar a los mercenarios, a quienes creen capturados y obligados a permanecer en la isla a la fuerza. No queda demasiado tiempo para que lleguen, y dicen que la bandera del mismísimo Julius C. Zar ondea en el mástil del navío que encabeza la comitiva.
Objetivo: repeler a las fuerza invasoras.
Recompensa: conocimiento único y equipo mítico a crear por los participantes, subvencionado por el económicamente poderoso Lucio.
Descripción de la misión: Lucio tuvo que recurrir a una banda de mercenarios para capturar a Belcebú, el semental estrella de su ganadería. El tiro le salió por la culata cuando estos mismos mercenarios intentaron hacerse con la mismísima Dressrosa, liderados por 'El Coletas' y poniendo en serios apuros la estabilidad de una isla tan influyente. Finalmente todo salió a pedir de boca. Tanto es así que los propios mercenarios pasaron a incorporarse a las fuerzas de esta isla.
Al menos eso pensaban en este bello enclave cuando llegaron las malas noticias. Según dicen quienes la han visto, una flota de cinco barcos avanza sin detenerse para recuperar a los mercenarios, a quienes creen capturados y obligados a permanecer en la isla a la fuerza. No queda demasiado tiempo para que lleguen, y dicen que la bandera del mismísimo Julius C. Zar ondea en el mástil del navío que encabeza la comitiva.
Objetivo: repeler a las fuerza invasoras.
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Galhard
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Tras volver de la casa de Dark y salir de todo el problema generado por los cultistas que adoraban al moreno este decidió reunirse en Dressrosa con Galhard una vez acabase sus reuniones, las cuales no dio mucho detalle al marine. Justamente cuando ambos se reencontraron en la isla vieron una petición de Lucio otra vez, parecía que aquel noble volvería a necesitar de la ayuda del dúo para rechazar otro ataque en la isla. ¿Es que la marina había decidido mantener a toda la brigada ocupada y lejos de Dressrosa por alguna misteriosa razón, como fuese no había mucho tiempo.
Y allí estaban de nuevo, Dark y Galhard dispuestos a rechazar a aquellos piratas y mercenarios, esta vez, nada más y nada menos que unos que lucían la bandera de el famoso emperador del mar Julius.C.Zar.
Era hora de que Galhard hiciese mano de su Galeón personalizado estrenándolo y llevando a un grupo de marines con ellos que ayudarían a maniobrar el barco, en los muelles podían ver a lo lejos como los 5 barcos se acercaban por el horizonte y dejar que tales barcos tomasen mar sería peligroso, tomando a "El coletas" en su barco y junto a Dark salieron del puerto hasta llegar a una distancia prudencial de aquellos barcos pirata.
-Bien Dark, es hora de que nuestro amigo "El coletas" explique de su propia voz lo que ocurrió, doté al galeón de Den Den mushis altavoz, por lo que... toma coletas- Dijo entregando un micro al mercenario ahora reconvertido en alguien del ejercito de Dressrosa.-Haz los honores a ver si eso hace que se retiren, Julius debe tener demasiados frentes abiertos como para abrir una batalla tan sin sentido como esta.-
El coletas hizo lo propio y la voz de quien parecía estar al mando de la flota respondió.
-Y una polla como una olla ¿Que te han hecho Coletas? ¿Con que te han amenazado? ¡Abordad ese barco y apresar a ese marine de tres al cuarto, traeremos de vuelta a el coletas y si es verdad lo que dice será tratado como traidor- Dijo una potente voz.
Vaya... La negociación que parecía sencilla se había torcido y el coletas podía verse en un dilema moral ¿Entregarse y fingir que le habían amenazado con matar a sus hombres o ser un hombre de bien y admitir lo ocurrido? Los barcos empezaban a moverse y Gal estaba en otro apuro moral ¿Debía hundir los barcos con las monedas? Quizás si lo hacía rápido podría salvar a los náufragos pero corría un gran riesgo de matar a alguien en el proceso. El marine miró confuso a Dark en busca de una respuesta.
Y allí estaban de nuevo, Dark y Galhard dispuestos a rechazar a aquellos piratas y mercenarios, esta vez, nada más y nada menos que unos que lucían la bandera de el famoso emperador del mar Julius.C.Zar.
Era hora de que Galhard hiciese mano de su Galeón personalizado estrenándolo y llevando a un grupo de marines con ellos que ayudarían a maniobrar el barco, en los muelles podían ver a lo lejos como los 5 barcos se acercaban por el horizonte y dejar que tales barcos tomasen mar sería peligroso, tomando a "El coletas" en su barco y junto a Dark salieron del puerto hasta llegar a una distancia prudencial de aquellos barcos pirata.
-Bien Dark, es hora de que nuestro amigo "El coletas" explique de su propia voz lo que ocurrió, doté al galeón de Den Den mushis altavoz, por lo que... toma coletas- Dijo entregando un micro al mercenario ahora reconvertido en alguien del ejercito de Dressrosa.-Haz los honores a ver si eso hace que se retiren, Julius debe tener demasiados frentes abiertos como para abrir una batalla tan sin sentido como esta.-
El coletas hizo lo propio y la voz de quien parecía estar al mando de la flota respondió.
-Y una polla como una olla ¿Que te han hecho Coletas? ¿Con que te han amenazado? ¡Abordad ese barco y apresar a ese marine de tres al cuarto, traeremos de vuelta a el coletas y si es verdad lo que dice será tratado como traidor- Dijo una potente voz.
Vaya... La negociación que parecía sencilla se había torcido y el coletas podía verse en un dilema moral ¿Entregarse y fingir que le habían amenazado con matar a sus hombres o ser un hombre de bien y admitir lo ocurrido? Los barcos empezaban a moverse y Gal estaba en otro apuro moral ¿Debía hundir los barcos con las monedas? Quizás si lo hacía rápido podría salvar a los náufragos pero corría un gran riesgo de matar a alguien en el proceso. El marine miró confuso a Dark en busca de una respuesta.
Dark Satou
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Dark agarró con fuerza el megáfono, arrebatándoselo al Coletas en un instante. Lo miró brevemente de reojo y sintió algo dentro de él: no había sido del todo sincero con el D.B.F. Lo podía notar tanto en su lenguaje corporal tanto como con el tono del que hablaban. Así que ya le haría después temblar. En la diferencia de tiempo desde que habían hecho la prueba, el moreno se había vuelto horriblemente más fuerte. Y aquello el hombre lo sentía, ya que estaba mintiendo activamente para preservar su identidad. Gruñió por lo bajo y alzó el megáfono.
—Veréis, podéis ir al Yonkou ese, el tal Julius C. Zar y decirle que ahora estos mercenarios trabajan para mí —comunicó por el megáfono—. ¡Yo, Dark E. Satou, le declaro la guerra abierta a Julius! ¡Así que quien quiera ponerse de mi lado que nade hacia Dressrosa una vez rompa vuestros barcos!
Dejó el megáfono en un lado y empezó a prepararse para la guerra. No iba a llevar a Galhard hasta allí, por lo que se encargaría de montar la táctica y de volar hacia allí para empezar a reventar barcos. Prefería empezar con un ataque naval de prueba, y el galeón personalizado del vice-almirante era la clave. Alzó la mano e indicó a los marines que viniesen hasta él. Sabían quién era, pero iba con Galhard. Así que le obedecerían.
—Veamos —exclamó mientras empezaba a desabrocharse los botones del pecho de la camisa—. Somos solo un barco, y acabará mal si no hay nada externo que nos ayude, pero quiero usaros como una distracción. Vamos a aprovechar la corriente de agua caliente que se puede ver claramente desde aquí para hacer un rodeo con el barco. Así os pondréis en una posición para flanquear y a la vez esquivaréis todas las andana... —paró para agarrar con una mano una bola de cañón que iba directo a ellos— Como esta, ¿veis?
Se pusieron todos en posición y empezaron a mover el barco, levando ancla y expandiendo aún más las velas. Estaban anteriormente clavados por el tema de la negociación, pero no había ido bien. Por lo que destruiría cuatro de cinco barcos y mandaría el último directamente al Yonkou.
—Galhard, estoy muy seguro de que harás uso de tu gran dote de liderazgo para llevar esta batalla naval a la victoria —exclamó mientras le ponía una mano en el hombro—. Yo haré una ronda aérea y veré en qué barco están las presencias más fuertes. Si son de un Yonkou, seguramente habrá alguien que rivalizará contra mí. Por lo que esto será duro.
—Veréis, podéis ir al Yonkou ese, el tal Julius C. Zar y decirle que ahora estos mercenarios trabajan para mí —comunicó por el megáfono—. ¡Yo, Dark E. Satou, le declaro la guerra abierta a Julius! ¡Así que quien quiera ponerse de mi lado que nade hacia Dressrosa una vez rompa vuestros barcos!
Dejó el megáfono en un lado y empezó a prepararse para la guerra. No iba a llevar a Galhard hasta allí, por lo que se encargaría de montar la táctica y de volar hacia allí para empezar a reventar barcos. Prefería empezar con un ataque naval de prueba, y el galeón personalizado del vice-almirante era la clave. Alzó la mano e indicó a los marines que viniesen hasta él. Sabían quién era, pero iba con Galhard. Así que le obedecerían.
—Veamos —exclamó mientras empezaba a desabrocharse los botones del pecho de la camisa—. Somos solo un barco, y acabará mal si no hay nada externo que nos ayude, pero quiero usaros como una distracción. Vamos a aprovechar la corriente de agua caliente que se puede ver claramente desde aquí para hacer un rodeo con el barco. Así os pondréis en una posición para flanquear y a la vez esquivaréis todas las andana... —paró para agarrar con una mano una bola de cañón que iba directo a ellos— Como esta, ¿veis?
Se pusieron todos en posición y empezaron a mover el barco, levando ancla y expandiendo aún más las velas. Estaban anteriormente clavados por el tema de la negociación, pero no había ido bien. Por lo que destruiría cuatro de cinco barcos y mandaría el último directamente al Yonkou.
—Galhard, estoy muy seguro de que harás uso de tu gran dote de liderazgo para llevar esta batalla naval a la victoria —exclamó mientras le ponía una mano en el hombro—. Yo haré una ronda aérea y veré en qué barco están las presencias más fuertes. Si son de un Yonkou, seguramente habrá alguien que rivalizará contra mí. Por lo que esto será duro.
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Dark estaba loco, si no les mataban los hombres de Julius lo harían Lucio y los demás nobles sin dudarlo. Pero bueno, lo hecho hecho estaba y Galhard no tenía ni ganas de nadar ni de perder su recién estrenado galeón ¿Que cara pondrían los altos cargos si reventaba un barco el mismo día que lo empezaba a usar? Es más ¿Que más cosas le recortarían Arthur y Al del sueldo si eso ocurría?.
—Podríamos haber hecho las cosas más sencillas Dark,de todos modos trata de dejar con vida a los que derrotes, si vienen a rescatar al coletas estoy seguro que los que estén allí te van a resultar un desafío... Yo por ahora me limitaré a diezmar su fuerza naval.— Si bien deseaba que las cosas hubiesen sido más calmadas Galhard estaba ansioso por desenvolverse en una batalla naval sin limitaciones. Había disfrutado de la que ocurrió en la ruta pero el hecho de contar con un barco minúsculo y sus fuerzas divididas había quitado parte de la emoción.
Ahora tenía su propio barco, con alguno de los hombres que le habían acompañado en aquella ruta y eso le había curtido más en cuanto a experiencia naval.
Ordenó a sus hombres seguir las ordenes de Dark de mover el barco, con sus rápidas decisiones el galeón no tardó en dar un giro rápido y moverse fuera del fuego de los cinco barcos.
—Bien... Soldado toma un momento el timón, voy a dejar esto un poco más a nuestro favor— Uno de sus hombres le sustituyó rápidamente mientras Galhard avanzó hasta la proa, la brisa era agradable pese a que la situación fuese angosta. ¿Le gritaría Arthur y Al por estar junto a un pirata que le había declarado la guerra a un Yonkou? Sí ¿Le gritarían más por lo que iba a hacer a continuación? Lo dudaba.
Ni corto ni perezoso tomó una moneda de 100 berries y concentrando su haki de armadura en ella y toda su fuerza en los dedos y muñeca disparó a gran velocidad aquel proyectil contra el galeón pirata más cercano. Si bien no estaban más allá de 300 metros de distancia aquel proyectil no fue suficiente para hundir por completo el barco.
—¿¡Que diablos de proyectil usan ahora los marines!?— Gritó una voz desesperada desde aquel barco.
Galhard suspiró —Que remedio, 100 no fueron suficientes, tocará tirar otra moneda, Rapanui también me echará la bronca por no ser eficiente con su técnica ¡Seguid avanzando soldados! No dejéis el barco en un punto fijo o esos proyectiles nos alcanzarán.— Dijo mientras tomaba esta vez unas monedas de 5 y 100 berries lanzando una de 5 berries, esta se dividió en 10 fragmentos, los cuales chocaron contra las balas, evitando que impactasen contra su galeón al desviar el rumbo de las mismas.
—Bueno Dark, será mejor que llegues rápido al galeón y disminuyas su potencia de tiro.— Murmuró mientras repitió el procedimiento del primer tiro de 100 berries tumbando esta vez al barco que ya estaba dañado.
—Toca volver al timón ¡Soldados! Cargad los cañones del lado derecho, volveremos a dar una vuelta al barco, dispararemos desde esa cara y nos acercaremos haciendo un circulo por el lugar donde hemos hundido la nave enemiga... Espero que sepan nadar bien— Gal se alejó de la proa mientras sus soldados preparaban los cañones.
—Podríamos haber hecho las cosas más sencillas Dark,de todos modos trata de dejar con vida a los que derrotes, si vienen a rescatar al coletas estoy seguro que los que estén allí te van a resultar un desafío... Yo por ahora me limitaré a diezmar su fuerza naval.— Si bien deseaba que las cosas hubiesen sido más calmadas Galhard estaba ansioso por desenvolverse en una batalla naval sin limitaciones. Había disfrutado de la que ocurrió en la ruta pero el hecho de contar con un barco minúsculo y sus fuerzas divididas había quitado parte de la emoción.
Ahora tenía su propio barco, con alguno de los hombres que le habían acompañado en aquella ruta y eso le había curtido más en cuanto a experiencia naval.
Ordenó a sus hombres seguir las ordenes de Dark de mover el barco, con sus rápidas decisiones el galeón no tardó en dar un giro rápido y moverse fuera del fuego de los cinco barcos.
—Bien... Soldado toma un momento el timón, voy a dejar esto un poco más a nuestro favor— Uno de sus hombres le sustituyó rápidamente mientras Galhard avanzó hasta la proa, la brisa era agradable pese a que la situación fuese angosta. ¿Le gritaría Arthur y Al por estar junto a un pirata que le había declarado la guerra a un Yonkou? Sí ¿Le gritarían más por lo que iba a hacer a continuación? Lo dudaba.
Ni corto ni perezoso tomó una moneda de 100 berries y concentrando su haki de armadura en ella y toda su fuerza en los dedos y muñeca disparó a gran velocidad aquel proyectil contra el galeón pirata más cercano. Si bien no estaban más allá de 300 metros de distancia aquel proyectil no fue suficiente para hundir por completo el barco.
—¿¡Que diablos de proyectil usan ahora los marines!?— Gritó una voz desesperada desde aquel barco.
Galhard suspiró —Que remedio, 100 no fueron suficientes, tocará tirar otra moneda, Rapanui también me echará la bronca por no ser eficiente con su técnica ¡Seguid avanzando soldados! No dejéis el barco en un punto fijo o esos proyectiles nos alcanzarán.— Dijo mientras tomaba esta vez unas monedas de 5 y 100 berries lanzando una de 5 berries, esta se dividió en 10 fragmentos, los cuales chocaron contra las balas, evitando que impactasen contra su galeón al desviar el rumbo de las mismas.
—Bueno Dark, será mejor que llegues rápido al galeón y disminuyas su potencia de tiro.— Murmuró mientras repitió el procedimiento del primer tiro de 100 berries tumbando esta vez al barco que ya estaba dañado.
—Toca volver al timón ¡Soldados! Cargad los cañones del lado derecho, volveremos a dar una vuelta al barco, dispararemos desde esa cara y nos acercaremos haciendo un circulo por el lugar donde hemos hundido la nave enemiga... Espero que sepan nadar bien— Gal se alejó de la proa mientras sus soldados preparaban los cañones.
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—Galhard, por dios... Se te está subiendo el ascenso a la cabeza. Me has decepcionado. Creía que ibas a hacer un uso de tu poder más correcto y que enseñarías la técnica de Rapanui a tus subalternos... —exclamó intentándose no reír—. Mira, me voy. Pero porque no quiero escuchar más de tu ego danzando. Jóvenes subalternos lo siento por no estar en la marine. Pero estaré pronto.
—¡Dark! ¡Fue usted mi ídolo! —gritó uno de los subalternos—. Gracias a su leyenda de Jaya decidí unirme a la marine... ¡Espero que vuelva pronto! ¡Mientras tanto me dedicaré a luchar contra todo pirata!
Dark se acercó y dedicó un apretón de manos al cadete, enseñándole una sonrisa de cabo a rabo y dedicándole unas palabras.
—Hijo, estoy seguro que con esa actitud llegarás a ser alguien grande. Espero que tu determinación acompañe a tus actos. Una vez vuelva a la marine, si es que puedo volver, prometo dedicarte unos días de entrenamiento.
El marine se echó a llorar de la emoción, dedicándole un largo abrazo a Dark que no rechazó. Tras separarse, se transformó en forma completa y salió volando de ahí. Ahora venía lo serio: hundir los barcos de Julius. No sabía de qué material estarían hechos, por lo que tendría que limitarse a tantear si podía cortarlos. En su forma completa podía cortar hasta el diamante, por lo que dudaba que la madera de los galeones del Yonkou fuesen tan resistentes. Empezó a girar a Haruno Rö mientras la endurecía y a recitar por dentro unas pocas palabras para animarle. Lo que tenía que cortar era extraordinariamente grande, por lo que sin la concentración debida podría fallar su ataque.
Atravesó de un solo movimiento de lado a lado el navío, sin pasar nada. Tras pasar un segundo, una gran oleada desestabilizó los demás barcos, a parte de verse el que había atacado derrumbándose por la mitad. Miró hacia atrás y sonrió brevemente. Cuando estaba al máximo de su fuerza, no había casi nada que no pudiese cortar. Sacó el Den Den mushi y llamó a Galhard.
—Vale, puedo cortar los barcos y en este no hay presencias amenazantes —le comunicó mientras miraba al próximo, el que estaba detrás del que acababa de partir—. Tienen que tener unos cuarenta metros de eslora, por lo que una sola moneda no les hará nada. A pesar de que tengas un dominio de la técnica increíble. Intenta hundirlos a cañonazos mientras sigues monedas, estoy seguro de que lo lograrás. Cambio y corto.
—¡Dark! ¡Fue usted mi ídolo! —gritó uno de los subalternos—. Gracias a su leyenda de Jaya decidí unirme a la marine... ¡Espero que vuelva pronto! ¡Mientras tanto me dedicaré a luchar contra todo pirata!
Dark se acercó y dedicó un apretón de manos al cadete, enseñándole una sonrisa de cabo a rabo y dedicándole unas palabras.
—Hijo, estoy seguro que con esa actitud llegarás a ser alguien grande. Espero que tu determinación acompañe a tus actos. Una vez vuelva a la marine, si es que puedo volver, prometo dedicarte unos días de entrenamiento.
El marine se echó a llorar de la emoción, dedicándole un largo abrazo a Dark que no rechazó. Tras separarse, se transformó en forma completa y salió volando de ahí. Ahora venía lo serio: hundir los barcos de Julius. No sabía de qué material estarían hechos, por lo que tendría que limitarse a tantear si podía cortarlos. En su forma completa podía cortar hasta el diamante, por lo que dudaba que la madera de los galeones del Yonkou fuesen tan resistentes. Empezó a girar a Haruno Rö mientras la endurecía y a recitar por dentro unas pocas palabras para animarle. Lo que tenía que cortar era extraordinariamente grande, por lo que sin la concentración debida podría fallar su ataque.
Atravesó de un solo movimiento de lado a lado el navío, sin pasar nada. Tras pasar un segundo, una gran oleada desestabilizó los demás barcos, a parte de verse el que había atacado derrumbándose por la mitad. Miró hacia atrás y sonrió brevemente. Cuando estaba al máximo de su fuerza, no había casi nada que no pudiese cortar. Sacó el Den Den mushi y llamó a Galhard.
—Vale, puedo cortar los barcos y en este no hay presencias amenazantes —le comunicó mientras miraba al próximo, el que estaba detrás del que acababa de partir—. Tienen que tener unos cuarenta metros de eslora, por lo que una sola moneda no les hará nada. A pesar de que tengas un dominio de la técnica increíble. Intenta hundirlos a cañonazos mientras sigues monedas, estoy seguro de que lo lograrás. Cambio y corto.
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—Oi oi ¡Dejad de hacer el fanboy! Cuando la batalla termine ya haréis todas las manitas que queráis— Dijo tratando de mantener la compostura mientras tomaba el timón.
—Si le enseñase la técnica a todo el mundo Rapanui me daría un Rapapolvo... Ademas a muchos acabo de conocerles hoy— comentó dando un golpe de timón.
Dark salió volando, cortando otro barco con su fuerza, tenía que aprender a hacer eso si quería llamarse a él mismo un espadachín competente.
—Oído cocina, la salva de cañonazos estará lista en breves, te dejo el tercer barco a ti, mis hombres y yo nos encargaremos del último... ¿Dejamos en pie el más grande o el pequeño?— Si por él fuese no dejaría ninguno a flote pero el moreno estaba decidido a que su declaración de guerra llegase a oídos de Julius, si ese hombre la tomaba con Dressrosa Arthur le obligaría a hacer el caballito con toda la brigada y los Justice Riders encima.
—Me da que me van a degradar por esto...— Suspiró. —¿Como van esos cañones?— Preguntó tomando un Den Den mushi colocado cerca del timón que comunicaba con la zona derecha del barco donde las portas cañoneras están alojadas.
—¡En treinta segundos estarán listos señor! Aún estamos calibrando los ángulos de disparo.— Dijo uno de los soldados que no tardó en empezar a toser.
—Perfecto... He de conseguirme un timonel auxiliar, esto de estar moviéndome del timón a la proa son segundos de oro que pierdo.—
El barco siguió su rumbo hasta que los cañones estuvieron preparados, una salva de cinco balas salieron del borde derecho del barco, impactando solo dos de ellas en el objetivo.
—Supongo que no puedo pedir mucho el primer día... Recargad los cañones y volverlo a intentar, yo iré a hacer de barrera contra las balas.— Refunfuñó el marine mientras una bala de cañón impactaba en el agua a escasos metros del galeón.
Otra vez en la proa disparó dos monedas de 5 berries cargadas con haki para frenar los proyectiles mientras se preguntaba que se agotaría antes si su calderilla, su haki o sus dedos.
—¿Tenéis listos los cañones otra vez? Cuando los tengáis disparad... Esta vez al menos intentad tener más de un 70% de puntería o nadaremos con los peces— Los primeros días siempre son horribles y Galhard ya parecía un viejo cascarrabias.
Los cañones volvieron a disparar mientras el vice-almirante cruzaba los dedos deseando una mejor puntería.
—Si le enseñase la técnica a todo el mundo Rapanui me daría un Rapapolvo... Ademas a muchos acabo de conocerles hoy— comentó dando un golpe de timón.
Dark salió volando, cortando otro barco con su fuerza, tenía que aprender a hacer eso si quería llamarse a él mismo un espadachín competente.
—Oído cocina, la salva de cañonazos estará lista en breves, te dejo el tercer barco a ti, mis hombres y yo nos encargaremos del último... ¿Dejamos en pie el más grande o el pequeño?— Si por él fuese no dejaría ninguno a flote pero el moreno estaba decidido a que su declaración de guerra llegase a oídos de Julius, si ese hombre la tomaba con Dressrosa Arthur le obligaría a hacer el caballito con toda la brigada y los Justice Riders encima.
—Me da que me van a degradar por esto...— Suspiró. —¿Como van esos cañones?— Preguntó tomando un Den Den mushi colocado cerca del timón que comunicaba con la zona derecha del barco donde las portas cañoneras están alojadas.
—¡En treinta segundos estarán listos señor! Aún estamos calibrando los ángulos de disparo.— Dijo uno de los soldados que no tardó en empezar a toser.
—Perfecto... He de conseguirme un timonel auxiliar, esto de estar moviéndome del timón a la proa son segundos de oro que pierdo.—
El barco siguió su rumbo hasta que los cañones estuvieron preparados, una salva de cinco balas salieron del borde derecho del barco, impactando solo dos de ellas en el objetivo.
—Supongo que no puedo pedir mucho el primer día... Recargad los cañones y volverlo a intentar, yo iré a hacer de barrera contra las balas.— Refunfuñó el marine mientras una bala de cañón impactaba en el agua a escasos metros del galeón.
Otra vez en la proa disparó dos monedas de 5 berries cargadas con haki para frenar los proyectiles mientras se preguntaba que se agotaría antes si su calderilla, su haki o sus dedos.
—¿Tenéis listos los cañones otra vez? Cuando los tengáis disparad... Esta vez al menos intentad tener más de un 70% de puntería o nadaremos con los peces— Los primeros días siempre son horribles y Galhard ya parecía un viejo cascarrabias.
Los cañones volvieron a disparar mientras el vice-almirante cruzaba los dedos deseando una mejor puntería.
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Tras escuchar al vice-almirante, agarró el mango de Haruno Rö y se dispuso a cortar el tercer barco. Cerró los ojos y se concentró, haciendo girar la katana para asestar otro de esos imparables cortes. Pero algo chocó contra esta, lanzándole volando hacia el agua. Salió despedido con tan fuerza, que tuvo que sacarse la chaqueta con un ágil movimiento para después lanzar la katana a través de esta, clavándola en un barco y saliendo de las sombras de la prenda. Los brazos le temblaban y, si no hubiese sido por sus magníficos reflejos, estaría ahora mismo hundiéndose en el agua. Miró hacia los lados y se concentró completamente, sintiendo todas las presencias de la zona y buscando la más fuerte. No estaba acostumbrado a luchar permanentemente en forma completa, por lo que aquello no debería de durar demasiado tiempo.
Otro ataque vino, perforando parte de su estómago y haciéndole volver a observar desesperadamente hacia los lados. Se llevó una mano hacia éste y esquivó un cañonazo que salió de su espalda hacia el barco de Galhard. ¿Por qué no podía ver los ataques de aquella persona? No podía sentir la voz que desprendía. Ni verla. Por lo que tuvo que abrir los ojos y cauterizar la herida de su estómago, callándose un grito de dolor y deslizando la mano hacia el barco, empezándolo a incendiar. Pegó un puñetazo y se metió dentro de este, empezando a generar humo y por fin viendo algo traspasarlo. Bloqueó como pudo endureciendo su brazo lo que parecía ser la punta de una espada, chasqueando la lengua y mareándose brevemente por el dolor. Era muy intenso, con una magnitud que casi ni le dejaba pensar.
—¿Vas a salir de ahí? —inquirió con un tono demoníaco—. Si jugamos al pilla pilla acabaré figurando una forma de encontrarte.
Empezó a incendiar la bodega del barco, creando más humo y girando sobre su eje de forma muy lenta.
—¿Declararle la guerra a un Yonkou siendo uno solo? —Exclamó la voz de una fémina—. Verás que no puedes rivalizar ni con una de los mejores oficiales de Julius-sama. Prepárate.
Una parte del humo se despejó por un momento, dejando ver la figura una vez más. Dark asestó un tajo hacia ahí pero acabó con la cabeza pegada contra la madera. Le estaban agarrando con una mano y tal fuerza que casi ni podía moverse.
—Te vas a arrepentir de esto —le amenazó mientras empezaba a liberar su aura por todos los lados.
Otro ataque vino, perforando parte de su estómago y haciéndole volver a observar desesperadamente hacia los lados. Se llevó una mano hacia éste y esquivó un cañonazo que salió de su espalda hacia el barco de Galhard. ¿Por qué no podía ver los ataques de aquella persona? No podía sentir la voz que desprendía. Ni verla. Por lo que tuvo que abrir los ojos y cauterizar la herida de su estómago, callándose un grito de dolor y deslizando la mano hacia el barco, empezándolo a incendiar. Pegó un puñetazo y se metió dentro de este, empezando a generar humo y por fin viendo algo traspasarlo. Bloqueó como pudo endureciendo su brazo lo que parecía ser la punta de una espada, chasqueando la lengua y mareándose brevemente por el dolor. Era muy intenso, con una magnitud que casi ni le dejaba pensar.
—¿Vas a salir de ahí? —inquirió con un tono demoníaco—. Si jugamos al pilla pilla acabaré figurando una forma de encontrarte.
Empezó a incendiar la bodega del barco, creando más humo y girando sobre su eje de forma muy lenta.
—¿Declararle la guerra a un Yonkou siendo uno solo? —Exclamó la voz de una fémina—. Verás que no puedes rivalizar ni con una de los mejores oficiales de Julius-sama. Prepárate.
Una parte del humo se despejó por un momento, dejando ver la figura una vez más. Dark asestó un tajo hacia ahí pero acabó con la cabeza pegada contra la madera. Le estaban agarrando con una mano y tal fuerza que casi ni podía moverse.
—Te vas a arrepentir de esto —le amenazó mientras empezaba a liberar su aura por todos los lados.
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¿Donde estaban los hermanos Beltran cuando los necesitaba? Aquellos marines encubiertos que fueron parte de su tripulación fantasma de los Sloth Pirates, esos sí que eran artilleros de verdad... O eso o es que los galeones de un Yonkou no podían hundirse como un barco promedio
—Bueno chicos, no pasa nada... Solo hemos dado con un cañonazo al barco enemigo... Todo irá bien, a la tercera es la ven...— Un proyectil golpeó la parte derecha del galeón de Galhard, cortando su discurso y otros dos impactos más siguieron dando en el mismo lugar e inutilizando el lado derecho de la embarcación.
Eso era todo un problema, ahí se iba el sueldo de un año en reparaciones. Manteniendo el equilibro Galhard tomó el Den Den Mushi.
—¿Todo bien ahí abajo? ¿Hay algún herido?— Dijo mientras volvía al timón, debía mover el barco o lo coserían a cañonazos.
—Señor, un par de soldados están heridos, me temo que no podremos usar los cañones de parte derecha del barco e iremos cortos de hombres en cuanto a disparos, los heridos necesitan asistencia inmediata.—
—No pasa nada... El que no suframos ninguna baja es prioridad, me encargaré del fuego enemigo, no podremos acercarnos a los barcos como teníamos planeado... Trasladad a los heridos a la parte trasera del galeón, que aquellos con conocimientos médicos se retiren a atender a los heridos y solo se queden en cubierta quienes tengan nociones de navegación.— Realmente echaba de menos contar con Er boquerón y Silvia en cuanto a ataques, por no decir que su Claude se desenvolvía bien obedeciendo sus ordenes pero no podía pedir peras al olmo y de estos subalternos tenía que sacar oro de ellos, lástima que el bautizo de fuego que tenían era contra una tripulación de piratas experta como la de Julius.
"Hace demasiado que no veo a Dark flotar... Eso es malo..." pensó para si mismo Galhard que había conseguido poner el barco de frente a la esquina de los tres navíos que aún quedaban, por suerte uno de esos tres se había incendiado, el más grande, dudaba que de allí saliesen muchos proyectiles ya, así que centró sus esfuerzos en los galeones que se encontraban a cada extremo de la formación, empezando por el más cercano.
—¡Muy bien marines! Mantened el ritmo hacia ese barco, en el momento en el que estemos a menos de trescientos metros empezará mi bombardeo de proyectiles de 100 berries, si tenéis suerte en un futuro un marine con mucha experiencia os enseñará a disparar como yo lo hago— cacareó el vicealmirante mientras gastó otras tres monedas de cinco berries para despejar de proyectiles la zona por donde se iba a mover el navío.
El barco enemigo al que se acercaban estaba dañado de los anteriores tiros, solo necesitaba acercarse lo suficiente y un último disparo de moneda lo dejaría completamente inutilizado o hundido. —No voy a ganar para disgustos— comentó mientras preparó el disparo de una moneda de 100 berries.
—Bueno chicos, no pasa nada... Solo hemos dado con un cañonazo al barco enemigo... Todo irá bien, a la tercera es la ven...— Un proyectil golpeó la parte derecha del galeón de Galhard, cortando su discurso y otros dos impactos más siguieron dando en el mismo lugar e inutilizando el lado derecho de la embarcación.
Eso era todo un problema, ahí se iba el sueldo de un año en reparaciones. Manteniendo el equilibro Galhard tomó el Den Den Mushi.
—¿Todo bien ahí abajo? ¿Hay algún herido?— Dijo mientras volvía al timón, debía mover el barco o lo coserían a cañonazos.
—Señor, un par de soldados están heridos, me temo que no podremos usar los cañones de parte derecha del barco e iremos cortos de hombres en cuanto a disparos, los heridos necesitan asistencia inmediata.—
—No pasa nada... El que no suframos ninguna baja es prioridad, me encargaré del fuego enemigo, no podremos acercarnos a los barcos como teníamos planeado... Trasladad a los heridos a la parte trasera del galeón, que aquellos con conocimientos médicos se retiren a atender a los heridos y solo se queden en cubierta quienes tengan nociones de navegación.— Realmente echaba de menos contar con Er boquerón y Silvia en cuanto a ataques, por no decir que su Claude se desenvolvía bien obedeciendo sus ordenes pero no podía pedir peras al olmo y de estos subalternos tenía que sacar oro de ellos, lástima que el bautizo de fuego que tenían era contra una tripulación de piratas experta como la de Julius.
"Hace demasiado que no veo a Dark flotar... Eso es malo..." pensó para si mismo Galhard que había conseguido poner el barco de frente a la esquina de los tres navíos que aún quedaban, por suerte uno de esos tres se había incendiado, el más grande, dudaba que de allí saliesen muchos proyectiles ya, así que centró sus esfuerzos en los galeones que se encontraban a cada extremo de la formación, empezando por el más cercano.
—¡Muy bien marines! Mantened el ritmo hacia ese barco, en el momento en el que estemos a menos de trescientos metros empezará mi bombardeo de proyectiles de 100 berries, si tenéis suerte en un futuro un marine con mucha experiencia os enseñará a disparar como yo lo hago— cacareó el vicealmirante mientras gastó otras tres monedas de cinco berries para despejar de proyectiles la zona por donde se iba a mover el navío.
El barco enemigo al que se acercaban estaba dañado de los anteriores tiros, solo necesitaba acercarse lo suficiente y un último disparo de moneda lo dejaría completamente inutilizado o hundido. —No voy a ganar para disgustos— comentó mientras preparó el disparo de una moneda de 100 berries.
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Dark Satou
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El moreno sintió la cabeza aún más pegada a las tablas. Estaban húmedas y sucias, además de que olían demasiado a mar. Y no le gustaba el olor a mar. Decidió esperar e ir trazando un plan con el que liberarse. ¿Así de fuerte era un oficial de un Yonkou? ¿O estaba disimulando su rango? Seguramente tenía que ser uno de los más fuertes de esa tripulación. Aquello le hacía revolverse algo por su interior, casi como buscando devorar todo lo de su alrededor. Y sabía que estaba jodido, porque un sin fin de personas estaban entrando en la bodega y lo estaban rodeando. La mujer apretó su muñeca con el pie, pero no soltó su arma. Su voluntad iba más allá.
—¡La oficial está en llamas, tiradle agua! —gritó usando los poderes de su fruta.
Se miraron extrañados y empezaron a agarrar cubos llenos de agua, tirándolos encima de la mujer una y otra vez. Parecía empezar a enfadarse, y sobretodo estar confundida. Pero no lo suficiente como para que liberase su agarre.
—¿Te crees que no te conozco? —exclamó mientras hundía aún más la cara del moreno contra las tablas—. Te conocen todos aquí, pero venir solo no ha sido una buena idea. Y menos declararle la guerra abierta a un Yonkou, tú solo. Hay que ser gilipollas para hacer eso y tener muy pocas ganas de vivir.
Parecía que estaba rendido, pero lo único que estaba haciendo era ganar tiempo. Algo estalló contra su barco, rompiendo parte del casco y entrando una bocanada de agua salada. Dark sintió la debilidad por unos segundos, al igual que la mujer. Pero reaccionó antes para girarse con su arma mientras la mujer todavía reaccionaba, cortándole una mano en el proceso. Había sido rápida y encima tenía otro problema: era la mano que había usado con la espada.
—Veremos qué bien se te da ser zurda, mujer —le vaciló mientras volvía a activar su forma completa—. Te dije que te ibas a arrepentir, y he decidido tirar cara o cruz y esperar. Una moneda de mi compañero ha golpeado contra el barco, por lo que digamos que es una preciosa cara a mi favor. Ahora te toca enseñar qué puede hacer alguien horriblemente más fuerte que tú.
Miró directamente a la mujer y liberó su haki del rey, quebrando toda la madera y preparándose para empezar un nuevo round.
—¡La oficial está en llamas, tiradle agua! —gritó usando los poderes de su fruta.
Se miraron extrañados y empezaron a agarrar cubos llenos de agua, tirándolos encima de la mujer una y otra vez. Parecía empezar a enfadarse, y sobretodo estar confundida. Pero no lo suficiente como para que liberase su agarre.
—¿Te crees que no te conozco? —exclamó mientras hundía aún más la cara del moreno contra las tablas—. Te conocen todos aquí, pero venir solo no ha sido una buena idea. Y menos declararle la guerra abierta a un Yonkou, tú solo. Hay que ser gilipollas para hacer eso y tener muy pocas ganas de vivir.
Parecía que estaba rendido, pero lo único que estaba haciendo era ganar tiempo. Algo estalló contra su barco, rompiendo parte del casco y entrando una bocanada de agua salada. Dark sintió la debilidad por unos segundos, al igual que la mujer. Pero reaccionó antes para girarse con su arma mientras la mujer todavía reaccionaba, cortándole una mano en el proceso. Había sido rápida y encima tenía otro problema: era la mano que había usado con la espada.
—Veremos qué bien se te da ser zurda, mujer —le vaciló mientras volvía a activar su forma completa—. Te dije que te ibas a arrepentir, y he decidido tirar cara o cruz y esperar. Una moneda de mi compañero ha golpeado contra el barco, por lo que digamos que es una preciosa cara a mi favor. Ahora te toca enseñar qué puede hacer alguien horriblemente más fuerte que tú.
Miró directamente a la mujer y liberó su haki del rey, quebrando toda la madera y preparándose para empezar un nuevo round.
Galhard
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—Vale... Ya no puedo quejarme de vosotros, hasta yo mismo he fallado el tiro, no quería darle al barco en llamas... Bueno, es un acierto a medias ¿No?— Comentó a sus subalternos que no evitaron reírse de la situación.
—¿Ves como no es tan fácil vicealmirante Namakemono?— Exclamó el marine que estaba ahora en el timón.
—¿Vicealmirante qué? ¡No es tiempo de poner nombres raros a la gente ahora! ¡¡Estamos peleando contra los hombres de un Yonkou!! En fin, ahí va otro tiro... dudo que va a ser tan fuerte como el anterior, en nada mis dedos estarán en las últimas.—
Galhard tiró nuevamente una moneda de cien berries la cual fue acompañada de unas cuantas gotas de sangre que salieron de los dedos del vicealmirante hundiendo el barco dañado inicialmente y dejando al barco donde Dark tenía su pelea sin cobertura.
—Ngh... Decidme que este barco tiene cañones en la proa... No voy a poder hacer más lanzamientos por hoy...— Dijo mientras se llevaba sus dedos a la boca tratando de limpiar la sangre que salía de ellos.
—Usted sabrá Vicealmirante, es su barco— Contestaron al unisono los marines que habían en cubierta.
—¡¡A remar os voy a mandar a todos!!— refunfuñó, estaban fuera del fuego del barco que quedaba intacto, eso les confería un tiempo de descanso mientras la nave principal de la flota enemiga ardía. —Vuelvo al timón, hay que darle la vuelta a este monstruo y preparar los cañones del lado izquierdo, esta vez no podemos ni fallar ni dejar que el otro nos toque o si estaremos hundidos, Dark está allí dando lo mejor de sí mismo ¡¡Enseñadle como nosotros haremos igual!!— Después de que Gal dijese eso los marines vitorearon, incluso el coletas vitoreó también.
—Ya podría ayudar, que nos estamos dejando la piel protegiendo Dressrosa— Dijo un tímido marine al mercenario.
—Es vuestro trabajo, no el mío... Ah, es verdad... También es el mío, luego si eso— Contestó mientras se retiró dentro del barco.
—¿Ves como no es tan fácil vicealmirante Namakemono?— Exclamó el marine que estaba ahora en el timón.
—¿Vicealmirante qué? ¡No es tiempo de poner nombres raros a la gente ahora! ¡¡Estamos peleando contra los hombres de un Yonkou!! En fin, ahí va otro tiro... dudo que va a ser tan fuerte como el anterior, en nada mis dedos estarán en las últimas.—
Galhard tiró nuevamente una moneda de cien berries la cual fue acompañada de unas cuantas gotas de sangre que salieron de los dedos del vicealmirante hundiendo el barco dañado inicialmente y dejando al barco donde Dark tenía su pelea sin cobertura.
—Ngh... Decidme que este barco tiene cañones en la proa... No voy a poder hacer más lanzamientos por hoy...— Dijo mientras se llevaba sus dedos a la boca tratando de limpiar la sangre que salía de ellos.
—Usted sabrá Vicealmirante, es su barco— Contestaron al unisono los marines que habían en cubierta.
—¡¡A remar os voy a mandar a todos!!— refunfuñó, estaban fuera del fuego del barco que quedaba intacto, eso les confería un tiempo de descanso mientras la nave principal de la flota enemiga ardía. —Vuelvo al timón, hay que darle la vuelta a este monstruo y preparar los cañones del lado izquierdo, esta vez no podemos ni fallar ni dejar que el otro nos toque o si estaremos hundidos, Dark está allí dando lo mejor de sí mismo ¡¡Enseñadle como nosotros haremos igual!!— Después de que Gal dijese eso los marines vitorearon, incluso el coletas vitoreó también.
—Ya podría ayudar, que nos estamos dejando la piel protegiendo Dressrosa— Dijo un tímido marine al mercenario.
—Es vuestro trabajo, no el mío... Ah, es verdad... También es el mío, luego si eso— Contestó mientras se retiró dentro del barco.
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Necesitó concentrarse para lo que iba a venir. Dos por la derecha, tres por la izquierda. La mujer por delante. Cuatro por detrás. Endureció su katana y giró sobre su eje, soltando varias ondas cortantes a cada dirección. Estas partieron el barco por todos los lados, provocando que el techo empezase a caer por encima de ellos. Los que no había muerto se quedaban estancados debajo de tablas, consumiéndose por las llamas. Tanto él como la principal esquivaban en el sitio todo lo que caía, dedicándose una mirada continua. Sentía en sus entrañas que ella también estaba usando el mantra para predecir qué haría. Por lo que no hizo nada. Su mano sangraba y la tenía tapada como podía, apretándola contra su muslo.
—¿Crees que merece la pena luchar en el bando de una persona a la que no le importáis? —inquirió—. ¿Por qué hacéis esto? ¿Por qué seguir a alguien que lo único que quiere es poder, dinero y fama?
La mujer intentó contestar pero calló por un momento. Casi buscaba una razón a sus palabras pero su lealtad parecía ir por encima de todo. ¿Pero y si pudiese cambiar eso? ¿Por qué tenían que matarse ahí?
—Únete a los mercenarios de Dressrosa y lucha por protegerla junto a ellos. ¿Sois del mismo bando, no? ¿Por qué no lo haríais? Logré ganar a El Coletas, por lo que tuvieron que quedarse en el lugar. Han logrado hallar la paz y encima invertí cien millones por ellos.
La mujer bajó la cabeza, algo confusa. Después le respondió.
—¿Con que por eso está ahí, verdad? —preguntó mientras relajaba un poco la postura—. No sé si tendré sitio en ese lugar. El Coletas me cae muy bien y me parece un gran líder, pero... olvídalo. ¡No sé ni por qué estoy hablando!
Dark guardó a Haruno Rö y se abrió de brazos.
—Puedes caminar por el lado de la paz o puedes sembrar la discordia en el lado de un Yonkou. Noto en tu voz que vienes de un mar tranquilo. Muy seguramente East Blue —le ofreció la mano—. Vamos para nuestro barco, ahora eres mi compañera.
La mujer dudó durante unos segundos, elevando su espada y lanzando una estocada hacia la cara de Dark que paró a escasos centímetros de su cara. El moreno sonrió y después la mujer agarró su mano, llevándola volando hasta el barco de Galhard. Una vez estuvieron ahí miró hacia los lados pero no vio al Coletas, solo a Galhard gritando a sus subalternos.
—Galhard, que le curen la mano a... Ehm... ¿Te llamas?
—Irene, me llamo Irene.
—¿Crees que merece la pena luchar en el bando de una persona a la que no le importáis? —inquirió—. ¿Por qué hacéis esto? ¿Por qué seguir a alguien que lo único que quiere es poder, dinero y fama?
La mujer intentó contestar pero calló por un momento. Casi buscaba una razón a sus palabras pero su lealtad parecía ir por encima de todo. ¿Pero y si pudiese cambiar eso? ¿Por qué tenían que matarse ahí?
—Únete a los mercenarios de Dressrosa y lucha por protegerla junto a ellos. ¿Sois del mismo bando, no? ¿Por qué no lo haríais? Logré ganar a El Coletas, por lo que tuvieron que quedarse en el lugar. Han logrado hallar la paz y encima invertí cien millones por ellos.
La mujer bajó la cabeza, algo confusa. Después le respondió.
—¿Con que por eso está ahí, verdad? —preguntó mientras relajaba un poco la postura—. No sé si tendré sitio en ese lugar. El Coletas me cae muy bien y me parece un gran líder, pero... olvídalo. ¡No sé ni por qué estoy hablando!
Dark guardó a Haruno Rö y se abrió de brazos.
—Puedes caminar por el lado de la paz o puedes sembrar la discordia en el lado de un Yonkou. Noto en tu voz que vienes de un mar tranquilo. Muy seguramente East Blue —le ofreció la mano—. Vamos para nuestro barco, ahora eres mi compañera.
La mujer dudó durante unos segundos, elevando su espada y lanzando una estocada hacia la cara de Dark que paró a escasos centímetros de su cara. El moreno sonrió y después la mujer agarró su mano, llevándola volando hasta el barco de Galhard. Una vez estuvieron ahí miró hacia los lados pero no vio al Coletas, solo a Galhard gritando a sus subalternos.
—Galhard, que le curen la mano a... Ehm... ¿Te llamas?
—Irene, me llamo Irene.
Galhard
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—Bueno chumachos... Ya casi tenemos todo preparado para enfrentar al barco restante... Espera ¿Que coño hace Dark cargando una tullida?— Exclamó Galhard mientras veía como Dark traía a la pirata.
—¿Como se supone que vamos a curarle la mano si la tiene cortada? ¿Al menos has traído la extremidad o esperas que le crezca una nueva?... Espera... Astartea podría hacer eso.— Siguió gritando Galhard a Dark. —¿Que hacéis que no disparáis los cañones?— Gritó ahora Galhard por el den den mushi sin recibir respuesta.
—No vais a disparar a nadie, todos están fuera de combate— Dijo una voz poco después de que unas ondas rosadas paralizasen a Galhard.—Irene ¿Que demonios te han hecho esos desgraciados?— Dijo el coletas saliendo del interior del barco con una espada ensangrentada.
"Maldito traidor...¿Por qué no encadené a ese mamarracho?" Pensó mientras no podía moverse y varios proyectiles cayeron cerca del barco, golpeando uno de ellos la parte izquierda del mismo.
—Irene, avisa que no continúen disparando, nosotros podremos contra estos dos papanatas... vengaremos tu mano— Dijo furioso.
—¿Como se supone que vamos a curarle la mano si la tiene cortada? ¿Al menos has traído la extremidad o esperas que le crezca una nueva?... Espera... Astartea podría hacer eso.— Siguió gritando Galhard a Dark. —¿Que hacéis que no disparáis los cañones?— Gritó ahora Galhard por el den den mushi sin recibir respuesta.
—No vais a disparar a nadie, todos están fuera de combate— Dijo una voz poco después de que unas ondas rosadas paralizasen a Galhard.—Irene ¿Que demonios te han hecho esos desgraciados?— Dijo el coletas saliendo del interior del barco con una espada ensangrentada.
"Maldito traidor...¿Por qué no encadené a ese mamarracho?" Pensó mientras no podía moverse y varios proyectiles cayeron cerca del barco, golpeando uno de ellos la parte izquierda del mismo.
—Irene, avisa que no continúen disparando, nosotros podremos contra estos dos papanatas... vengaremos tu mano— Dijo furioso.
Dark Satou
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—No me hagas volver a hacer un Davy Back Fight contigo —exclamó señalando con el dedo a el Coletas—. Perdiste, así que recoge los pedazos de tu honor y lucha como un hombre, sin frutas del diablo de por medio.
Se quitó la parte de arriba del kimono, quedándose con el torso desnudo. Adoptó una posición de combate, alzando los brazos y manteniendo el izquierdo delante del derecho. El Coletas dio dos pasos hacia él y soltó dos golpes: un directo de derecha seguido de un gancho de izquierda. Dark esquivó el primero y golpeó con la palma derecha, la que tenía más cerca de su cuerpo, al gancho del mercenario, desestabilizándolo momentáneamente y rompiendo su defensa. Aprovechó aquello para lanzar el brazo izquierdo para él y, con un juego de muñeca y la mano totalmente recta y abierta, golpearle en la nariz, rompiéndole el tabique. Era interesante la forma en la que luchaba, casi pareciendo que quería perder a propósito. ¿Quizás estaba preocupado por Irene y no podía centrarse del todo?
—Uuuuh... Coletas, vas a tener que mirarte esa nariz —le advirtió mientras saltaba en el sitio, calentando aun más por si decidía seguir luchando—. He visto algo especial entre tú e Irene. Conozco alguna que otra persona que puede ayudarle con el tema de la mano, así que si dejas de pelear la ayudaremos.
La mujer estaba siendo ya tratada por un subalterno de Galhard, el cual le estaba aplicando un vendaje tras desinfectar. Había dejado de sangrar, por lo menos.
—¿Por qué no nos unimos para derribar lo que queda de la flota? —preguntó mientras volvía a colocarse la parte de arriba de su traje—. Julius va a caer, y gente como vosotros podréis vivir vidas más tranquilas. Si perdonaron a los mercenarios, incluido el Coletas —le dedicó una larga mirada de decepción—. No veo por qué no pueden acogerte a ti, Irene. Puedes unirte a villa Podemos.
—...Unidos podemos... —exclamó el Coletas mientras tocaba el brazalete morado de su brazo—. Me había desviado del camino que juré andar, Satou.
Tanto él como Dark se dedicaron un largo apretón de manos, del cual Irene pareció sentir algo de envidia por la expresión que reflejó en su rostro. Pero el Coletas parecía más decidido que nunca, puesto que él mismo saltó encima de un cañón y juntó sus manos, lanzando un rayo que relantizó completamente las bolas de cañón que iban a impactar contra el navío de Galhard.
—Amigo mío, una vez más la palabra gana ante la pelea —explicó, intentando olvidar que había cortado una mano y roto un tabique—. A veces las personas se desvían de su camino, pero nosotros estamos en el derecho de darles la mano para traerles de vuelta. Creo que empiezo a ver el mío. No sé qué hago viajando la mayoría de veces solo... Entrenando a gente y ayudando a los que puedo, combatiendo los que están en el lado equivocado. Quiero volver a la marine y ser almirante, Galhard. Sé que puedo. Y con ese puesto, ir a por Julius. Tenía pensado reventar el gobierno mundial una vez volviese a los gaviotas pero empiezo a creer que no. Que mi puesto está en el del bien, que no debo alterar la balanza hacia el lado equivocado.
Se transformó en forma completa y rugió una llamarada gigantesca hacia el cielo, preparándose para volar y reventando parte de la cubierta del barco de Galhard al despegar.
Se quitó la parte de arriba del kimono, quedándose con el torso desnudo. Adoptó una posición de combate, alzando los brazos y manteniendo el izquierdo delante del derecho. El Coletas dio dos pasos hacia él y soltó dos golpes: un directo de derecha seguido de un gancho de izquierda. Dark esquivó el primero y golpeó con la palma derecha, la que tenía más cerca de su cuerpo, al gancho del mercenario, desestabilizándolo momentáneamente y rompiendo su defensa. Aprovechó aquello para lanzar el brazo izquierdo para él y, con un juego de muñeca y la mano totalmente recta y abierta, golpearle en la nariz, rompiéndole el tabique. Era interesante la forma en la que luchaba, casi pareciendo que quería perder a propósito. ¿Quizás estaba preocupado por Irene y no podía centrarse del todo?
—Uuuuh... Coletas, vas a tener que mirarte esa nariz —le advirtió mientras saltaba en el sitio, calentando aun más por si decidía seguir luchando—. He visto algo especial entre tú e Irene. Conozco alguna que otra persona que puede ayudarle con el tema de la mano, así que si dejas de pelear la ayudaremos.
La mujer estaba siendo ya tratada por un subalterno de Galhard, el cual le estaba aplicando un vendaje tras desinfectar. Había dejado de sangrar, por lo menos.
—¿Por qué no nos unimos para derribar lo que queda de la flota? —preguntó mientras volvía a colocarse la parte de arriba de su traje—. Julius va a caer, y gente como vosotros podréis vivir vidas más tranquilas. Si perdonaron a los mercenarios, incluido el Coletas —le dedicó una larga mirada de decepción—. No veo por qué no pueden acogerte a ti, Irene. Puedes unirte a villa Podemos.
—...Unidos podemos... —exclamó el Coletas mientras tocaba el brazalete morado de su brazo—. Me había desviado del camino que juré andar, Satou.
Tanto él como Dark se dedicaron un largo apretón de manos, del cual Irene pareció sentir algo de envidia por la expresión que reflejó en su rostro. Pero el Coletas parecía más decidido que nunca, puesto que él mismo saltó encima de un cañón y juntó sus manos, lanzando un rayo que relantizó completamente las bolas de cañón que iban a impactar contra el navío de Galhard.
—Amigo mío, una vez más la palabra gana ante la pelea —explicó, intentando olvidar que había cortado una mano y roto un tabique—. A veces las personas se desvían de su camino, pero nosotros estamos en el derecho de darles la mano para traerles de vuelta. Creo que empiezo a ver el mío. No sé qué hago viajando la mayoría de veces solo... Entrenando a gente y ayudando a los que puedo, combatiendo los que están en el lado equivocado. Quiero volver a la marine y ser almirante, Galhard. Sé que puedo. Y con ese puesto, ir a por Julius. Tenía pensado reventar el gobierno mundial una vez volviese a los gaviotas pero empiezo a creer que no. Que mi puesto está en el del bien, que no debo alterar la balanza hacia el lado equivocado.
Se transformó en forma completa y rugió una llamarada gigantesca hacia el cielo, preparándose para volar y reventando parte de la cubierta del barco de Galhard al despegar.
Galhard
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—Bien... bien ¡¡Destrozad más el barco si queréis!! Como se nota que no corre a vuestro sueldo... Más te vale que no hayas matado a ningún marine allí abajo, todos tenemos perdón hasta que la sangre llega al agua.— Dijo furioso Galhard mientras miraba el muñón de irene y como trataban de cortar la hemorragia.
—Tu, trae fuego y el soldado de más allí ves a ver que destrozos ha hecho el coletas por dentro— Dijo malhumorado mientras se acercaba a la herida y al coletas. —Lo que te haré te dolerá pero cortará la hemorragia... Si me hacéis bondad y no me enfadáis más de lo que ya lo estoy conozco a alguien que puede curarte el brazo pero advierto... Solo sí no me enfadáis más...— Galhard tomó una antorcha improvisada por uno de los soldados y dejándola en ascuas acercó el muñón de Irene al palo. El grito de dolor de la mujer invadió el barco.
—Me duele más a mi del verlo que a ti del sentirlo... Pero el fuego cauterizará la herida y parará la hemorragia mejor que un vendaje, como dije esto si puede tener solución mientras mis soldados estén vivos... Mi barco y espero que también mi barco tenga esa suerte— Galhard fulminó al Coletas con la mirada, este también le miró de malas formas pero sabía que si quería que Irene estuviese bien tenía que ceder y Galhard estaba pareciéndose a Arthur en ese momento con el aura de violencia que estaba proyectando. Tenía ganas de tirarle al agua pero si cruzaba esa línea no podría volver en sí.
Tomó un den den mushi llamando a Lucio, la llamada fue cogida por su asistenta —Puedo confirmar que la amenaza de Julius va a ser eliminada en breves, solicitaría una pequeña flota para acercar mi galeón a la costa y de paso informa al cuartel de la ciudad que traigan otro barco marine, hoy vamos a apresar piratas náufragos...— En cuanto la misma le contestó que informaría a Lucio colgó el mushi y suspiró
Gal miraba al horizonte, veía como Dark se acercaba a los restos de la flota de Julius, no tardaría en rematar la faena y estaba ansioso por ver como acababa todo.
—Tu, trae fuego y el soldado de más allí ves a ver que destrozos ha hecho el coletas por dentro— Dijo malhumorado mientras se acercaba a la herida y al coletas. —Lo que te haré te dolerá pero cortará la hemorragia... Si me hacéis bondad y no me enfadáis más de lo que ya lo estoy conozco a alguien que puede curarte el brazo pero advierto... Solo sí no me enfadáis más...— Galhard tomó una antorcha improvisada por uno de los soldados y dejándola en ascuas acercó el muñón de Irene al palo. El grito de dolor de la mujer invadió el barco.
—Me duele más a mi del verlo que a ti del sentirlo... Pero el fuego cauterizará la herida y parará la hemorragia mejor que un vendaje, como dije esto si puede tener solución mientras mis soldados estén vivos... Mi barco y espero que también mi barco tenga esa suerte— Galhard fulminó al Coletas con la mirada, este también le miró de malas formas pero sabía que si quería que Irene estuviese bien tenía que ceder y Galhard estaba pareciéndose a Arthur en ese momento con el aura de violencia que estaba proyectando. Tenía ganas de tirarle al agua pero si cruzaba esa línea no podría volver en sí.
Tomó un den den mushi llamando a Lucio, la llamada fue cogida por su asistenta —Puedo confirmar que la amenaza de Julius va a ser eliminada en breves, solicitaría una pequeña flota para acercar mi galeón a la costa y de paso informa al cuartel de la ciudad que traigan otro barco marine, hoy vamos a apresar piratas náufragos...— En cuanto la misma le contestó que informaría a Lucio colgó el mushi y suspiró
Gal miraba al horizonte, veía como Dark se acercaba a los restos de la flota de Julius, no tardaría en rematar la faena y estaba ansioso por ver como acababa todo.
Dark Satou
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Mientras Dark volaba hacia el último galeón que quedaba, pareció empezar a retirarse. Gruñió por lo bajo y volvió al navío de Galhard, aterrizando y viendo a el Coletas e Irene mantener un pequeño momento. Sonrió brevemente y se dirigió a Galhard, yendo hacia él directamente y acercándose a su oído. No podía decir aquello en alto ni mucho menos, ya que podría comprometerse directamente con la Marine. Era lógico que estaban en una situación tensa, por lo que toda palabra debía ser cauta.
—Galhard, amigo mío... Déjalos ir. Los que se han tirado al mar o han caído están evacuando también. Con el mensaje que he dicho y lo que hemos hecho en general creo que es lo correcto que no se cobren más vidas. Ahora tenemos a Irene y a la gente que está nadando hasta Dressrosa para unirse a los mercenarios del Coletas. ¿Recuerdas lo que dijimos la última vez que vinimos a Dressrosa? Que nada de vidas extra. Además de que tengo que empezar a mover las piezas del ajedrez. Si vuelvo pronto a la Marine o puedo ser del Ouka Shichibukai, puedo empezar a tomar fuerza contra los Yonkous. Primero está el tal Julius. Katharina ira a por Émile. No tengo nada contra Zane y Berthil, pero tanto Julius como Émile quieren guerra. Y tenemos que dársela por el bien del mundo.
El Coletas e Irene se acercaron a Dark, agarrados de la única mano que tenía la mujer. Dark sonrió mientras los miraba y asintió con la cabeza lentamente.
—Satou, tengo que darte las gracias por esto. Mantenerme separado de Irene me había hecho pensar traicionar mi trabajo de mercenario... Iba a dejar a cargo de Lucio a toda mi panda. Realmente están encantados por Dressrosa, por lo que veía egoísta todo esto. Os pido disculpas por lo que he hecho pero por amor uno mueve mundos...
—Por supuesto. Yo soy el primero que ha dirigido guerras por el amor de mi vida. Por eso mismo te quiero dar la enhorabuena de que puedas meter a Irene en Villa Podemos. Y sobretodo que hayáis decidido apoyar a Dressrosa. Lucio nos había dicho que nos dejarían pedir una creación de sus artesanos, por lo que pediré una mano robótica para ti, Irene. Lo siento por haberte cortado la mano. Pero era necesario.
Irene miró hacia su muñón y suspiró, empezando a asentir con la cabeza.
—Tomaré esto como una marca de que caminé en el lugar equivocado, Satou —le contestó la mujer.
—Galhard, amigo mío... Déjalos ir. Los que se han tirado al mar o han caído están evacuando también. Con el mensaje que he dicho y lo que hemos hecho en general creo que es lo correcto que no se cobren más vidas. Ahora tenemos a Irene y a la gente que está nadando hasta Dressrosa para unirse a los mercenarios del Coletas. ¿Recuerdas lo que dijimos la última vez que vinimos a Dressrosa? Que nada de vidas extra. Además de que tengo que empezar a mover las piezas del ajedrez. Si vuelvo pronto a la Marine o puedo ser del Ouka Shichibukai, puedo empezar a tomar fuerza contra los Yonkous. Primero está el tal Julius. Katharina ira a por Émile. No tengo nada contra Zane y Berthil, pero tanto Julius como Émile quieren guerra. Y tenemos que dársela por el bien del mundo.
El Coletas e Irene se acercaron a Dark, agarrados de la única mano que tenía la mujer. Dark sonrió mientras los miraba y asintió con la cabeza lentamente.
—Satou, tengo que darte las gracias por esto. Mantenerme separado de Irene me había hecho pensar traicionar mi trabajo de mercenario... Iba a dejar a cargo de Lucio a toda mi panda. Realmente están encantados por Dressrosa, por lo que veía egoísta todo esto. Os pido disculpas por lo que he hecho pero por amor uno mueve mundos...
—Por supuesto. Yo soy el primero que ha dirigido guerras por el amor de mi vida. Por eso mismo te quiero dar la enhorabuena de que puedas meter a Irene en Villa Podemos. Y sobretodo que hayáis decidido apoyar a Dressrosa. Lucio nos había dicho que nos dejarían pedir una creación de sus artesanos, por lo que pediré una mano robótica para ti, Irene. Lo siento por haberte cortado la mano. Pero era necesario.
Irene miró hacia su muñón y suspiró, empezando a asentir con la cabeza.
—Tomaré esto como una marca de que caminé en el lugar equivocado, Satou —le contestó la mujer.
Galhard
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El moreno le dirigió unas palabras al vicealmirante, que estaba bastante molesto por el desenlace de todo, ni si quiera sabía si sus subalternos habían muerto o no y el barco estaba hecho un cristo.
—A estas alturas... Ya da igual— Murmuró —Habría sido mejor destruir la totalidad de los barcos y apresar a los náufragos mirando a largo plazo pues eso habría supuesto un revés en las fuerzas de Julius que no sabrían comprender pero como bien dices aumentaba el riesgo de que la gente muriese, solo espero que ese Yonkou no tocase más las narices en Dressrosa siguió murmurando —Ya sabes lo que nos espera al volver, más te vale que Lucio esté menos malhumorado que sus puros y que los nobles de la isla no estén a la greña.— Cuando aquella pareja de rufianes se acercó al dúo tomó distancia.
Galhard suspiró de nuevo, pues ni el coletas ni Irene le habían hecho caso en cuanto a las curaciones, si ella planeaba vivir con el dolor fantasma de sus errores y su mano no era quien para juzgar pero ¿Sabéis para algo en lo que sí era quien para juzgar? Por todo lo que le había pasado a sus soldados y su barco.
Un grupo de tres galeras salieron de las costas de Dressrosa, dos barcos de la marina y un barco capitaneado por Lucio, parecía que los náufragos se habían decantado en la mitad de sus números por congregarse en los barcos marines que actuaban como rescatadores y la otra mitad huyó en el barco aún intacto de Julius.
—Reitero coletas... Espero que no haya ninguna baja por tu espada o le pediré personalmente a Lucio que lo repares de forma u otra...— Dijo molesto mientras tomaba el Den Den mushi del timón. —Deseo un reporte de daños soldado— Dijo Galhard mientras los piratas eran recogidos por los otros barcos y la galera de lucio extendía una tabla de madera que unía la embarcación del marine con la suya.
—Tenemos diecisiete heridos, no sé si algunos lo lograrán.— Dijo una voz al otro lado del caracol que fue seguida por una mirada fulminante de Gal al mercenario. Cualquier comentario que fuese a hacer fue cortado por Lucio.
—¿Es que no os llega la sangre al cerebro o que? ¿Como que una guerra contra un Yonkou? ¿No teníais suficiente con hacernos contratar a esos mercenarios que traéis más problemas?... Os concederé el favor de no haceros un consejo de guerra por haber neutralizado por ahora la amenaza y por que supuestamente esta isla está bajo la protección del almirante Al Naion y la brigada de la que formas parte Galhard... Pero se acabaron las concesiones especiales— Dijo Lucio mientras mordía su puro visiblemente irritado.
No tardaron en ser remolcados hasta la costa y allí en medio de un cordón hecho por los hombres de lucio y varios marines dejaron apresados a los piratas junto con el coletas e Irene, el barco de Galhard daba pena de verle y salvo cinco de sus subalternos fueron trasladados de urgencia al hospital más cercano.
—A estas alturas... Ya da igual— Murmuró —Habría sido mejor destruir la totalidad de los barcos y apresar a los náufragos mirando a largo plazo pues eso habría supuesto un revés en las fuerzas de Julius que no sabrían comprender pero como bien dices aumentaba el riesgo de que la gente muriese, solo espero que ese Yonkou no tocase más las narices en Dressrosa siguió murmurando —Ya sabes lo que nos espera al volver, más te vale que Lucio esté menos malhumorado que sus puros y que los nobles de la isla no estén a la greña.— Cuando aquella pareja de rufianes se acercó al dúo tomó distancia.
Galhard suspiró de nuevo, pues ni el coletas ni Irene le habían hecho caso en cuanto a las curaciones, si ella planeaba vivir con el dolor fantasma de sus errores y su mano no era quien para juzgar pero ¿Sabéis para algo en lo que sí era quien para juzgar? Por todo lo que le había pasado a sus soldados y su barco.
Un grupo de tres galeras salieron de las costas de Dressrosa, dos barcos de la marina y un barco capitaneado por Lucio, parecía que los náufragos se habían decantado en la mitad de sus números por congregarse en los barcos marines que actuaban como rescatadores y la otra mitad huyó en el barco aún intacto de Julius.
—Reitero coletas... Espero que no haya ninguna baja por tu espada o le pediré personalmente a Lucio que lo repares de forma u otra...— Dijo molesto mientras tomaba el Den Den mushi del timón. —Deseo un reporte de daños soldado— Dijo Galhard mientras los piratas eran recogidos por los otros barcos y la galera de lucio extendía una tabla de madera que unía la embarcación del marine con la suya.
—Tenemos diecisiete heridos, no sé si algunos lo lograrán.— Dijo una voz al otro lado del caracol que fue seguida por una mirada fulminante de Gal al mercenario. Cualquier comentario que fuese a hacer fue cortado por Lucio.
—¿Es que no os llega la sangre al cerebro o que? ¿Como que una guerra contra un Yonkou? ¿No teníais suficiente con hacernos contratar a esos mercenarios que traéis más problemas?... Os concederé el favor de no haceros un consejo de guerra por haber neutralizado por ahora la amenaza y por que supuestamente esta isla está bajo la protección del almirante Al Naion y la brigada de la que formas parte Galhard... Pero se acabaron las concesiones especiales— Dijo Lucio mientras mordía su puro visiblemente irritado.
No tardaron en ser remolcados hasta la costa y allí en medio de un cordón hecho por los hombres de lucio y varios marines dejaron apresados a los piratas junto con el coletas e Irene, el barco de Galhard daba pena de verle y salvo cinco de sus subalternos fueron trasladados de urgencia al hospital más cercano.
Dark Satou
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Dark se sentía mal por la visible decepción de tanto Galhard como Lucio, por lo que decidió transformarse en forma completa y llevar el barco en brazos hasta el astillero más cercano. Allí aprovechó para pagar todos los costes —casi diez millones de berries— y dar la máxima prisa para que su compañero tuviese el barco arreglado. Tendrían que darse unos días para aquello, por lo que se dirigió con Galhard para hablar con Lucio. Podía notársele muy enfadado por el Den Den Mushi, por lo que tenían que arreglarlo. Sí, haber declarado la guerra a Julius era una locura. ¿Pero por qué no? ¿Por qué bajar la cabeza y dejar que atacasen una isla del Gobierno Mundial?
—Con que habéis tenido los cojones de pasaros por aquí... —exclamó mientras encendía otro de sus famosos puros— no creo que haya sido una buena idea, pero decid lo que queréis.
—Bueno... Sé que ha sido una locura, pero no podemos hacer otra cosa. Que un Yonkou haya atacado una isla del Gobierno Mundial es inaceptable, y esto ha sido una decisión únicamente mía. Si yo le declaro la guerra a Julius desviaré la atención de los ataques a la capital y podremos ver qué hacemos gracias a eso. Lo único que quiero hacer es ayudaros como barón y como persona afín al Gobierno. Nada más. ¿Qué te parece ahora con un poco de contexto la idea? Porque tengo que pedirte una única cosa cuando me la des.
Lucio caminó hasta la ventana y se tomó su tiempo, quizás mucho más largo de lo que debía tomarse. Cuando tuvo una respuesta, se giró y acabó sonriendo. Tras exhalar una bocanada de humo.
—Vale, he decidido que dejaremos que sea así siempre y cuando no afecte a Dressrosa. Si llega a afectar, vendrás personalmente como máxima prioridad para resolverlo. ¿Lo tienes bien claro? —después miró a Galhard—. Hijo, perdóname por hablarte así. No estamos pasando una buena época en Dressrosa y sé que te esfuerzas mucho más de lo normal. Además que quiero felicitarte tu ascenso a vice-almirante. Viniste como un simple cadete y en cuestión de un mes has crecido más que nadie.
Dark asintió con la cabeza y después le tendió la mano, dándole un estrecho apretón de manos. Miró a Galhard de reojo con orgullo y le dedicó otra sonrisa.
—Dicho sea, Lucio. Quiero pasar a encargarme de los mercenarios y que respondan por mí. Ya me han comentado que se han salvado unas cinco decenas, por lo que quiero entrenarlos para luchar contra Julius si vuelve a atacar. Y que quiero que le fabriques una mano cyborg a Irene, de su color de piel y lo más parecida posible a la que tiene. ¿Vale?
—Veré qué puedo hacer por el tema de los mercenarios y ya te diré algo. Lo de la mano sin problema, mandaré a un par de ingenieros robóticos y unos cirujanos a que se la pongan.
—Con que habéis tenido los cojones de pasaros por aquí... —exclamó mientras encendía otro de sus famosos puros— no creo que haya sido una buena idea, pero decid lo que queréis.
—Bueno... Sé que ha sido una locura, pero no podemos hacer otra cosa. Que un Yonkou haya atacado una isla del Gobierno Mundial es inaceptable, y esto ha sido una decisión únicamente mía. Si yo le declaro la guerra a Julius desviaré la atención de los ataques a la capital y podremos ver qué hacemos gracias a eso. Lo único que quiero hacer es ayudaros como barón y como persona afín al Gobierno. Nada más. ¿Qué te parece ahora con un poco de contexto la idea? Porque tengo que pedirte una única cosa cuando me la des.
Lucio caminó hasta la ventana y se tomó su tiempo, quizás mucho más largo de lo que debía tomarse. Cuando tuvo una respuesta, se giró y acabó sonriendo. Tras exhalar una bocanada de humo.
—Vale, he decidido que dejaremos que sea así siempre y cuando no afecte a Dressrosa. Si llega a afectar, vendrás personalmente como máxima prioridad para resolverlo. ¿Lo tienes bien claro? —después miró a Galhard—. Hijo, perdóname por hablarte así. No estamos pasando una buena época en Dressrosa y sé que te esfuerzas mucho más de lo normal. Además que quiero felicitarte tu ascenso a vice-almirante. Viniste como un simple cadete y en cuestión de un mes has crecido más que nadie.
Dark asintió con la cabeza y después le tendió la mano, dándole un estrecho apretón de manos. Miró a Galhard de reojo con orgullo y le dedicó otra sonrisa.
—Dicho sea, Lucio. Quiero pasar a encargarme de los mercenarios y que respondan por mí. Ya me han comentado que se han salvado unas cinco decenas, por lo que quiero entrenarlos para luchar contra Julius si vuelve a atacar. Y que quiero que le fabriques una mano cyborg a Irene, de su color de piel y lo más parecida posible a la que tiene. ¿Vale?
—Veré qué puedo hacer por el tema de los mercenarios y ya te diré algo. Lo de la mano sin problema, mandaré a un par de ingenieros robóticos y unos cirujanos a que se la pongan.
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La misión podríamos decir que fue un éxito, los soldados aunque graves estaban fuera de peligro y que Dark reparase con su dinero el barco dañado relajó a Galhard.
La reunión con Lucio fue agridulce, más para Dark al cual, aunque se notaba que no se arrepentía de sus actos mostraba tristeza por los sentimientos que Lucio y Gal tenían.
Las felicitaciones de Lucio fueron bien recibidas por el marine pero sentía lástima que Dark se llevase la bronca, después de todo aunque había declarado la guerra a un Yonkou tenía toda la razón y sin él la hazaña de repeler la flota habría sido imposible o costado muchas bajas.
De todas formas Lucio fue benevolente en cuanto a las peticiones del moreno y Galhard añadió una última petición.
—Agradezco sus palabras pero... Sigo pensando que el titulo de vicealmirante se me queda algo grande por lo que seguiré dando lo mejor de mí día a día hasta hacer honor a este titulo, mi crecimiento no habría sido posible sin Dark ni la gente que me ha apoyado día tras día... Por ello me gustaría que usted, con su influencia informase de lo ocurrido no solo al gobierno mundial si no a los altos cargos de la marina, hable con el almirante Kurookami si tiene oportunidad o con Hyoshi. Creo que este evento debería ser notificado por una figura más capacitada e influyente que yo, quizás de esa forma gocemos de más efectivos o yo de más autonomía para proteger la isla o incluso la brigada sea liberada de sus obligaciones marines para poder asistir en cualquier futuro ataque... Dicho esto no tengo más que añadir.— Hizo una reverencia y con permiso de Lucio se retiró despidiéndose tanto del Noble como de Dark, tenía que ir al hospital ya que quería ver el estado de sus hombres.
—Sea así Galhard, pero no le prometo nada, además los nobles de esta isla están con los nervios a flor de piel por lo ocurrido... Bueno, ya marchó, explíqueme todo lo ocurrido Dark, tendremos tiempo para debatir mientras degustamos una copa de vino, eso me hará bajar el mal trago— Dijo lucio abriendo una cara botella de vino y sirviendo una copa al moreno.
La reunión con Lucio fue agridulce, más para Dark al cual, aunque se notaba que no se arrepentía de sus actos mostraba tristeza por los sentimientos que Lucio y Gal tenían.
Las felicitaciones de Lucio fueron bien recibidas por el marine pero sentía lástima que Dark se llevase la bronca, después de todo aunque había declarado la guerra a un Yonkou tenía toda la razón y sin él la hazaña de repeler la flota habría sido imposible o costado muchas bajas.
De todas formas Lucio fue benevolente en cuanto a las peticiones del moreno y Galhard añadió una última petición.
—Agradezco sus palabras pero... Sigo pensando que el titulo de vicealmirante se me queda algo grande por lo que seguiré dando lo mejor de mí día a día hasta hacer honor a este titulo, mi crecimiento no habría sido posible sin Dark ni la gente que me ha apoyado día tras día... Por ello me gustaría que usted, con su influencia informase de lo ocurrido no solo al gobierno mundial si no a los altos cargos de la marina, hable con el almirante Kurookami si tiene oportunidad o con Hyoshi. Creo que este evento debería ser notificado por una figura más capacitada e influyente que yo, quizás de esa forma gocemos de más efectivos o yo de más autonomía para proteger la isla o incluso la brigada sea liberada de sus obligaciones marines para poder asistir en cualquier futuro ataque... Dicho esto no tengo más que añadir.— Hizo una reverencia y con permiso de Lucio se retiró despidiéndose tanto del Noble como de Dark, tenía que ir al hospital ya que quería ver el estado de sus hombres.
—Sea así Galhard, pero no le prometo nada, además los nobles de esta isla están con los nervios a flor de piel por lo ocurrido... Bueno, ya marchó, explíqueme todo lo ocurrido Dark, tendremos tiempo para debatir mientras degustamos una copa de vino, eso me hará bajar el mal trago— Dijo lucio abriendo una cara botella de vino y sirviendo una copa al moreno.
Dark Satou
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Dark aceptó la copa de vino con modestia y tomó asiento, crujiéndose brevemente el cuello y degustando con un fino movimiento la bebida. Era uno dulce, quizás más de lo que le gustaría, pero bajaba suave y no podía quejarse.
—Gracias por tu atención, Lucio. Verás, quiero comentarte algo ahora que se ha ido mi compañero. Yo ya tuve una carrera en la Marine de lo más fructífera y creo que corriendo la voz de sus actos ayudará para que más gente coja su voluntad. Creo que este chaval se merece algo más que un simple "gracias". Creo que se merece un agradecimiento por parte de las gaviotas.
Lucio agitó un poco la copa y la colocó en un lado, degustando también la bebida y después agarrando una gran calada de humo del puro. Qué pulmones.
—No te voy a decir que no... Pero entenderás que eso sale de mi jurisdicción, yo simplemente soy alguien con cierto poder e influencia en Dressrosa. Eso sí, me aseguraré de que esto llegue a los oídos de las personas que ha mencionado el joven Galhard. Ser vice-almirante con su edad es una proeza más que notable.
—Gracias, Lucio. Estoy seguro que podremos hacer algo para luchar contra Julius. Si siguen con este patrón tendremos que prepararnos activamente para un próximo ataque, por lo que me quedaré por la isla para ayudar en villa Podemos. Si te parece bien, claro.
—Por supuesto. Al fin y al cabo eres barón de Dressrosa, tienes de cierta autoridad y autonomía por aquí. No veo por qué no.
Dark se levantó del asiento y le dedicó una larga sonrisa a Lucio, preguntándose de fondo si algún día acudirían al "mi mansión es la tuya". Pero no importaba aquello. Lo que importaba es que tenía que ayudar a las tropas de mercenarios de Dressrosa y prepararse para una inminente batalla contra Julius. Tenía aliados, por lo que no le importaría luchar.
—Gracias por tu atención, Lucio. Verás, quiero comentarte algo ahora que se ha ido mi compañero. Yo ya tuve una carrera en la Marine de lo más fructífera y creo que corriendo la voz de sus actos ayudará para que más gente coja su voluntad. Creo que este chaval se merece algo más que un simple "gracias". Creo que se merece un agradecimiento por parte de las gaviotas.
Lucio agitó un poco la copa y la colocó en un lado, degustando también la bebida y después agarrando una gran calada de humo del puro. Qué pulmones.
—No te voy a decir que no... Pero entenderás que eso sale de mi jurisdicción, yo simplemente soy alguien con cierto poder e influencia en Dressrosa. Eso sí, me aseguraré de que esto llegue a los oídos de las personas que ha mencionado el joven Galhard. Ser vice-almirante con su edad es una proeza más que notable.
—Gracias, Lucio. Estoy seguro que podremos hacer algo para luchar contra Julius. Si siguen con este patrón tendremos que prepararnos activamente para un próximo ataque, por lo que me quedaré por la isla para ayudar en villa Podemos. Si te parece bien, claro.
—Por supuesto. Al fin y al cabo eres barón de Dressrosa, tienes de cierta autoridad y autonomía por aquí. No veo por qué no.
Dark se levantó del asiento y le dedicó una larga sonrisa a Lucio, preguntándose de fondo si algún día acudirían al "mi mansión es la tuya". Pero no importaba aquello. Lo que importaba es que tenía que ayudar a las tropas de mercenarios de Dressrosa y prepararse para una inminente batalla contra Julius. Tenía aliados, por lo que no le importaría luchar.
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