[Moderado nivel 6 Duretcho] El ribeteo del servicio.

El agente Dretch fue citado en la oficina principal de la isla de Enies Lobby, esta citación respondía a la voluntad firmada del agente por abandonar de forma calmada la institución y volver a ser una persona de a pie.

Con todos los años a su espalda de impecable servicio en el cuerpo, pese a su terquedad en una situación normal el procedimiento de dejar el Cipher Pol debería haber sido coser y cantar pero una última sorpresa aguardaba al agente que debería reunirse con un alto cargo del gobierno. La citación que recibió, sin dar muchos detalles, le reclamaba unas últimas puntadas de trabajo antes de poderle permitir abandonar el cuerpo, exigían que si realmente deseaba abandonar el cuerpo fuese encarecidamente puntual a aquella reunión y que esperaban de él la más solemne profesionalidad en los temas que iba a tener que hilar.

En la oficina donde tendría lugar la reunión se encontraban dos hombres vestidos del negro habitual de aquellos agentes, uno de los dos se trataba de un hombre de visible edad avanzada que parecía necesitar de un bastón para ayudarse a caminar, sus cejas pobladas cubrían sus ojos y su boca con una expresión seria hacían de su rostro cuanto menos intimidante.

El otro hombre en cambio, se veía joven, sus ojos parecían estar siempre cerrados y una sonrisa imperturbable se dibujaba en sus labios, ambos esperaban con recelo a que Dretch hiciese acto de presencia.

Con paso medido y elegante, el norteño caminaba por los pasillos de la agencia con la diligencia de un reloj y es que, cuando llevabas en la Cipher Pol el tiempo suficiente, acababas entrando en sintonía con todo aquel espíritu de extrema productividad. Las habitaciones y despachos se difuminaban a su espalda como si de un fugaz sueño se tratase, mientras el joven búho se aproxima al que esperaba que fuese un trámite más. Unos nuevos puntos suspensivo en su semana. Otro eterno intermedio teatral que ponía en jaque su vida, la cual desde hacia ya algunos años tenia mas intermedios que funciones. Pero así era él. No. Así eran todos los activos gubernamentales, herramientas del Estado siempre operativas y leales, aunque eso ultimo había demostrado ser una gran mentira ¿Por qué seria?

Sin embargo, esta vez tenia la certeza de que seria algo bastante distinto. Con una sonrisa inusual entre aquellas paredes, Buerganor se presento ante el diez veces vilipendiado despacho principal del sexto piso. La puerta estaba abierta, algo ironico teniendo en cuenta la naturaleza de aquel edificio y los secretos que se ocultaban entre sus paredes, pero no se molestó en preguntar o llamar.

Cruzó el umbral de esta y allí se topó con dos hombres vestidos con el ya clásico negro gubernamental y con esa suerte de distinguida elegancia que hacen unos buenos trajes hechos a medida. Inclinando la cabeza respetuosamente a ambos, se presentó, aun a sabiendas de que aquellos dos hombres probablemente supiesen mas de su vida que él mismo.

- Buenos días caballeros, lamento la espera – comenzó, a pesar de que llegaba cinco minutos antes de lo previsto - soy el agente Buerganor, he sido citado aquí para una reunión. Si están listos, podemos empezar con esto cuanto antes, seguro que todos tenemos cosas mejores que hacer.