Freites D. Alpha
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Nanohana resulto ser una ciudad bastante bonita a decir verdad. La gente era amable y cálida. Sus mercados llenos de tiendas y un sinfín de movimiento comercial. Tantas cosas que incluso dejarían atónito al joven rey de la forja. Pero hoy en día no se encontraba de compras. Tenía planteado reunirse con su hermosa amiga Yasei, ella conocía esta tierra mejor que él. Por supuesto que al conocía mejor que el pirata, aquí había nacido. A veces me pregunto muchas cosas… cosas como ¿por qué se juntaron el joven rey de la forja con la futura reina del bajo mundo? Nadie lo sabe, una amistad nacida de la casualidad y la batalla. Ganancias y pérdidas. Negocios y sobre todo, un brazo perdido. Dramático ¿No?
-Suzaku… creo que me he perdido ¿Tu qué piensas? – La súper ave solo se mantenía en silencio y alerta como siempre. Alpha solo se dedicaba a cabalgar sobre ella mientras trataba de encontrar el lugar donde se encontraba la dama de los gatos. Tal vez había escuchado mal la dirección o simplemente todas las casas de esta ciudad le parecían iguales. – Bueno… tocara hacer una llamada. – Un chasquido. La plumífera entrega el Den Den Mushi al pirata. El comenzaría a marcar el número de ella. Repico por unos instantes y del otro lado su voz se escuchó.
-¿Interrumpo algo? – Dijo esperando una respuesta. – Ya he llegado y no logro encontrar donde estas. Estoy en una calle llamada… ¿Calle reloj de arena? Si… eso pone en este letrero de aquí. ¿Si? Cinco cuadras al norte… de acuerdo ¿Cómo era donde te encontrabas? Vale, nos vemos.
Bueno, al menos nuestro pequeño se encontraba cerca. Aunque no tenía claro del todo si esta era una casa de vacaciones o su propia casa, nadie lo sabía en realidad. Yasie era muy misteriosa en ciertas cosas. Pero aun así, era una amiga fantástica.
-Es hora de la visita. Sí señor.
-Suzaku… creo que me he perdido ¿Tu qué piensas? – La súper ave solo se mantenía en silencio y alerta como siempre. Alpha solo se dedicaba a cabalgar sobre ella mientras trataba de encontrar el lugar donde se encontraba la dama de los gatos. Tal vez había escuchado mal la dirección o simplemente todas las casas de esta ciudad le parecían iguales. – Bueno… tocara hacer una llamada. – Un chasquido. La plumífera entrega el Den Den Mushi al pirata. El comenzaría a marcar el número de ella. Repico por unos instantes y del otro lado su voz se escuchó.
-¿Interrumpo algo? – Dijo esperando una respuesta. – Ya he llegado y no logro encontrar donde estas. Estoy en una calle llamada… ¿Calle reloj de arena? Si… eso pone en este letrero de aquí. ¿Si? Cinco cuadras al norte… de acuerdo ¿Cómo era donde te encontrabas? Vale, nos vemos.
Bueno, al menos nuestro pequeño se encontraba cerca. Aunque no tenía claro del todo si esta era una casa de vacaciones o su propia casa, nadie lo sabía en realidad. Yasie era muy misteriosa en ciertas cosas. Pero aun así, era una amiga fantástica.
-Es hora de la visita. Sí señor.
Zaina Nitocris
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-Te estoy diciendo que es de mal gusto.- Yasei, sentada en un exquisito mueble de madera de lujo, algodón y seda parecía hablar con la nada. Sin embargo, una sonrisa parecía volar en el aire, como si de repente algo estuviera ahí.- El mal gusto, depende del gusto, y ya sabemos que el tuyo falla.- Un tic en la ceja, un chasquido de lengua y fulminar al gato con la mirada es todo lo que necesita hacer, incluso si no puede ver su rostro.- Escucha Shadow, como no controles los humos, no te quedarán dientes con los que sonreír.- El gato paró de sonreír e indignado se materializó, sentándose en el diván para comenzar a comer.
La dama aun así, pasó sus dedos por su pelaje y el animal disfrutó de sus caricias mientras comía la exquisita comida de su ama. Podía ser un cabrón al que solo le gustaba ser sarcástico, molesto e increíblemente caprichoso, pero seguía siendo su mascota y uno de los animales bajo su doma. Tras ver como Rouge y él se peleaban y jugaban dando vueltas por la moqueta se preparó para la visita que tenía. Estaba en una de las numerosas oficinas que usaba como casa algunas veces. Después de todo su verdadero hogar estaba en un lugar al que nadie podía llegar.
Una llamada a su den den mushi personal le hizo alzar una ceja, en cuanto descolgó supo la razón de que su cita estuviera tardando tanto.- No interrumpes, pero algo me dice que te has perdido.- Le dio la dirección, le explicó que la esperara por la parte de atrás de un edificio y que cuando llegara que llamara preguntando por ella. La puerta de atrás era amplia y dejaba espacio para las mascotas de Yasei, así el pajarraco del chico podría entrar dentro mientras ellos hablaban de negocios.
Estaría esperando, ya que al parecer eran o ganas de visitarla o el muchacho tenía algo en manos de nuevo que vete tu a saber cómo podía terminar. Mientras ella simplemente seguía a lo suyo esperaría el momento en que uno de sus hombres le anunciara su llegada.- Trata bien a su compañero y hazle pasar hasta aquí.- Su despacho era una habitación llena de lujos, inmensa, con una zona para sus animales más pequeños o medianos y un espacio aparte para los chicos más grandes. Le gustaba notarlos cerca en todo momento, pero aun así el lugar era un despliegue de joyas, telas exóticas y animales extraños.
Eso sin contar el gato gordo y parlanchín a rayas que se rascaba el trasero sentado en un diván.
La dama aun así, pasó sus dedos por su pelaje y el animal disfrutó de sus caricias mientras comía la exquisita comida de su ama. Podía ser un cabrón al que solo le gustaba ser sarcástico, molesto e increíblemente caprichoso, pero seguía siendo su mascota y uno de los animales bajo su doma. Tras ver como Rouge y él se peleaban y jugaban dando vueltas por la moqueta se preparó para la visita que tenía. Estaba en una de las numerosas oficinas que usaba como casa algunas veces. Después de todo su verdadero hogar estaba en un lugar al que nadie podía llegar.
Una llamada a su den den mushi personal le hizo alzar una ceja, en cuanto descolgó supo la razón de que su cita estuviera tardando tanto.- No interrumpes, pero algo me dice que te has perdido.- Le dio la dirección, le explicó que la esperara por la parte de atrás de un edificio y que cuando llegara que llamara preguntando por ella. La puerta de atrás era amplia y dejaba espacio para las mascotas de Yasei, así el pajarraco del chico podría entrar dentro mientras ellos hablaban de negocios.
Estaría esperando, ya que al parecer eran o ganas de visitarla o el muchacho tenía algo en manos de nuevo que vete tu a saber cómo podía terminar. Mientras ella simplemente seguía a lo suyo esperaría el momento en que uno de sus hombres le anunciara su llegada.- Trata bien a su compañero y hazle pasar hasta aquí.- Su despacho era una habitación llena de lujos, inmensa, con una zona para sus animales más pequeños o medianos y un espacio aparte para los chicos más grandes. Le gustaba notarlos cerca en todo momento, pero aun así el lugar era un despliegue de joyas, telas exóticas y animales extraños.
Eso sin contar el gato gordo y parlanchín a rayas que se rascaba el trasero sentado en un diván.
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El no tardó mucho en encontrar la casa de Yasei. Aquella puerta ¿Qué te puedo decir? Era una bastante enorme. Algo que no era para sorprenderse, después de todo cada uno de sus gatos se superaban en tamaño unos a los otros, que lindo ¿No? Tocaría un par de veces la puerta de la entrada sin tener respuesta alguna. Espero unos instantes más y volvió a tocar de nuevo, pero en esta ocasión tocaría más fuerte. De pronto, la puerta fue abierta por un hombre alto y de rasgos algo serios. Aquel individuo miro de pies a cabeza al pequeño pirata. El pelilargo sonrió, para luego presentarse. – Soy Alpha, vengo buscando a la señorita Yasei. - Un gesto con la cabeza el hizo para indicar que él podía pasar.
Aquel lugar sí que derrochaba lujo, hermoso y lleno de clase. Algo que tiene que admitir el pequeño, era el hecho que la señora de los gatos posee un gusto buen gusto para la moda. Tal vez en un futuro pudiera preguntar a ella si pudiera ser la encargada de las decoraciones orientales de su futuro hogar.
Alpha bajo de la super ave, ella tendría que ser llevada a una especie de establo o al menos eso pudo entender el. Indico que ella comía solamente carne. Luego fue guiado hasta el despacho de su amiga. Una vez adentro, realizo una reverencia y si ella lo permitía, tal vez un abrazo con el brazo que le queda.
- Es bueno verte Yasei ¿Qué tal van los negocios? Veo que tienes nueva mascota algo… ¿Peculiar? – Dijo mientras observaba al felino que estaba gordito. Le resultaba algo tierno y pertubador a la vez ¿Acaso le había sonreído con una enorme boca? ¿Él estaba alucinando? La Grand Line y sus cosas.
- Gracias por recibirme en tu hermoso hogar. Yo he venido a hacer una captura de una criatura a esta isla y he aprovechado para venirte a visitar. – Dijo sonriente y feliz como siempre. – Tal vez tú me puedas indicar cuantos oasis estaban cerca de aquí y cuantos son. Es… un animal bastante peculiar.
Aquel lugar sí que derrochaba lujo, hermoso y lleno de clase. Algo que tiene que admitir el pequeño, era el hecho que la señora de los gatos posee un gusto buen gusto para la moda. Tal vez en un futuro pudiera preguntar a ella si pudiera ser la encargada de las decoraciones orientales de su futuro hogar.
Alpha bajo de la super ave, ella tendría que ser llevada a una especie de establo o al menos eso pudo entender el. Indico que ella comía solamente carne. Luego fue guiado hasta el despacho de su amiga. Una vez adentro, realizo una reverencia y si ella lo permitía, tal vez un abrazo con el brazo que le queda.
- Es bueno verte Yasei ¿Qué tal van los negocios? Veo que tienes nueva mascota algo… ¿Peculiar? – Dijo mientras observaba al felino que estaba gordito. Le resultaba algo tierno y pertubador a la vez ¿Acaso le había sonreído con una enorme boca? ¿Él estaba alucinando? La Grand Line y sus cosas.
- Gracias por recibirme en tu hermoso hogar. Yo he venido a hacer una captura de una criatura a esta isla y he aprovechado para venirte a visitar. – Dijo sonriente y feliz como siempre. – Tal vez tú me puedas indicar cuantos oasis estaban cerca de aquí y cuantos son. Es… un animal bastante peculiar.
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-No le llames peculiar, tienes todo el derecho de llamarle raro, pretencioso.- Asiente tranquilamente, el gato se pone a dos patas, con la barriga ligeramente colgando y ofendido mira a ambos para hablar tranquilamente.- Diría que me ofende, pero las palabras de los seres inferiores no deben ser tomadas en cuenta.- El gato se volvió invisible, mostraba solamente la sonrisa y los ojos, pero finalmente desapareció por completo. Yasei simplemente pasó los dedos por el puente de la nariz esperando que aquello se terminara y el animal simplemente se fue a seguir con sus cosas.
Haría entonces un gesto para restarle importancia, mirándole con calma.- No le hagas caso, tiene un orgullo un tanto delicado.- Luego volvió a los negocios y se centró en lo que estaba pasando, si las cosas seguían de esa forma iba a perder más tiempo en la charla que en cualquier otra cosa. Asiente por las palabras del muchacho, mientras se cruza de brazos pensando un momento.- Tengo un rastreador que podría funcionar, pero necesito saber que estás buscando exactamente.- La descripción de un animal peculiar en el desierto, no era algo que valiese demasiado. Ni uno solo de los animales de ese lugar era normal, la prueba de ello podría ser el propio Rouge.
La dama miró al mejor rastreador del desierto, tirado panza arriba en la cama mientras dormitaba de manera ruidosa. Sin duda era irónico, pero sabía de sobra que Rouge era de todos sus animales quien mejor conocía los desiertos y oasis.- Rouge es perfectamente capaz de guiarnos, solo tenemos que empezar la búsqueda por las arenas.- Asiente tranquilamente, aunque a Jade un paseo por el desierto nunca le hace demasiada ilusión, ella tiene siempre la manera de hacer que se calme y disfrute con sus viajes. De momento tendrían que preparar las cosas para la expedición, aunque no vamos a negar que le da cierta curiosidad saber de qué animal se puede tratar.
Ella ya tiene su propio circo de animales fantásticos, pero no puede evitar sentir fascinación por toda criatura viviente que pueda encontrar fascinante. Si el chico es capaz de considerarla de esa manera, será algo de su agrado y una aventura nueva para ir agrandando el libro de las especies de la dama de orbes esmeraldas. Pronto podría acercarse al último animal en el que estaba interesada y seria capaz de añadirlo a su manada y tenerlo cerca y cuidarlo.
Sus animales no eran armas después de todo, eran compañeros de aventura y viaje.
Haría entonces un gesto para restarle importancia, mirándole con calma.- No le hagas caso, tiene un orgullo un tanto delicado.- Luego volvió a los negocios y se centró en lo que estaba pasando, si las cosas seguían de esa forma iba a perder más tiempo en la charla que en cualquier otra cosa. Asiente por las palabras del muchacho, mientras se cruza de brazos pensando un momento.- Tengo un rastreador que podría funcionar, pero necesito saber que estás buscando exactamente.- La descripción de un animal peculiar en el desierto, no era algo que valiese demasiado. Ni uno solo de los animales de ese lugar era normal, la prueba de ello podría ser el propio Rouge.
La dama miró al mejor rastreador del desierto, tirado panza arriba en la cama mientras dormitaba de manera ruidosa. Sin duda era irónico, pero sabía de sobra que Rouge era de todos sus animales quien mejor conocía los desiertos y oasis.- Rouge es perfectamente capaz de guiarnos, solo tenemos que empezar la búsqueda por las arenas.- Asiente tranquilamente, aunque a Jade un paseo por el desierto nunca le hace demasiada ilusión, ella tiene siempre la manera de hacer que se calme y disfrute con sus viajes. De momento tendrían que preparar las cosas para la expedición, aunque no vamos a negar que le da cierta curiosidad saber de qué animal se puede tratar.
Ella ya tiene su propio circo de animales fantásticos, pero no puede evitar sentir fascinación por toda criatura viviente que pueda encontrar fascinante. Si el chico es capaz de considerarla de esa manera, será algo de su agrado y una aventura nueva para ir agrandando el libro de las especies de la dama de orbes esmeraldas. Pronto podría acercarse al último animal en el que estaba interesada y seria capaz de añadirlo a su manada y tenerlo cerca y cuidarlo.
Sus animales no eran armas después de todo, eran compañeros de aventura y viaje.
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¿Irónico? Esplendido en mi opinión. Realmente que Alpha pudiera conocer un poco más sobre los gatos de Yasie siempre resultaba ser una maravilla para el pequeño. Cada uno tenía su magia por así decirlo. Sin lugar a dudas el pequeño Rouge sería un parte fundamental en esta búsqueda.
-Pues querida amiga mía, yo busco a un mono que habita en los oasis de los desiertos de Arabasta. El mono artista marcial. – El pirata se mostraba bastante ilusionado con esta búsqueda. De hecho, se notaba mucho en la mirada del joven rey que estaba bastante ansioso por salir ya mismo a buscarlo, pero lo más correcto era tomar el día de hoy para tomar un descanso del viaje.
-Aunque no tengo mucha prisa, hoy sería bueno para descansar y tal vez recordar un poco el pasado con gracia. – Dijo mientras se colocaba la mano en el hombro izquierdo, recordando todo lo vivido. – Nunca tendré palabras suficientes para agradecerte todo lo que hiciste por mí en Amazon Lili. Aunque me gustaría mencionarte que pronto mi tripulación y yo nos pondremos en búsqueda de un tesoro y la joyería tendrá que encuentre será tuya, como agradecimiento por aquel favor.- Menciono el pequeño mientras se sentaba en una silla que se encontraba del otro lado de la mesa de la dama de ojos esmeralda. - Además pronto me pondré en pro de diseñar esto para ti. – De la manga se saca un par de papeles con unos diseños de dos pares de garras. Uno de los pares era muy similar a unas garras de tigres, tenían un diseño bastante hermoso que cada uno de las cuchillas se colocaban en cada dedo de las manos. Las otras eran unas tres cuchillas con tres cuchillas cada una, con unos adornos de cráneos bastante hermosos y de un diseño que esperaba que fueran de su gusto.
-Por cierto… ¿Aquí que sueles hacer para pasar el tiempo? Normalmente los piratas como yo solo nos conformamos con comer, beber y hablar mucho de la vida. Aunque como estoy en tu casa, estoy puesto a cambiar la rutina.
-Pues querida amiga mía, yo busco a un mono que habita en los oasis de los desiertos de Arabasta. El mono artista marcial. – El pirata se mostraba bastante ilusionado con esta búsqueda. De hecho, se notaba mucho en la mirada del joven rey que estaba bastante ansioso por salir ya mismo a buscarlo, pero lo más correcto era tomar el día de hoy para tomar un descanso del viaje.
-Aunque no tengo mucha prisa, hoy sería bueno para descansar y tal vez recordar un poco el pasado con gracia. – Dijo mientras se colocaba la mano en el hombro izquierdo, recordando todo lo vivido. – Nunca tendré palabras suficientes para agradecerte todo lo que hiciste por mí en Amazon Lili. Aunque me gustaría mencionarte que pronto mi tripulación y yo nos pondremos en búsqueda de un tesoro y la joyería tendrá que encuentre será tuya, como agradecimiento por aquel favor.- Menciono el pequeño mientras se sentaba en una silla que se encontraba del otro lado de la mesa de la dama de ojos esmeralda. - Además pronto me pondré en pro de diseñar esto para ti. – De la manga se saca un par de papeles con unos diseños de dos pares de garras. Uno de los pares era muy similar a unas garras de tigres, tenían un diseño bastante hermoso que cada uno de las cuchillas se colocaban en cada dedo de las manos. Las otras eran unas tres cuchillas con tres cuchillas cada una, con unos adornos de cráneos bastante hermosos y de un diseño que esperaba que fueran de su gusto.
-Por cierto… ¿Aquí que sueles hacer para pasar el tiempo? Normalmente los piratas como yo solo nos conformamos con comer, beber y hablar mucho de la vida. Aunque como estoy en tu casa, estoy puesto a cambiar la rutina.
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