Grita al demonio [Pasado Aigon - Alpha]

AMBIENTACIÓN:

Desde la mañana había sido un día muy húmedo y caluroso, andar por la isla prácticamente era una tortura, y más aún a pleno sol, por eso Aigon decidió adentrarse en el mercado de la pequeña aldea costera, allí entre las sombras de palmeras y tenderetes era mucho más agradable pasear, aunque la temperatura del aire siguiera siendo sofocante. Para el musico, andar por un mercado sin robar algo de comida era casi imposible, pues desde muy pequeño se dedicó a robar en su isla para poder comer o comerciar con los botines. Así que, haciendo gala de su entrenada habilidad, fue arrimándose a los puestos pillando una naranja de aquí, un bollo de allá, un pescado por otro lado y así, de vendedor despistado en vendedor despistado hasta llenar el zurrón.

Al salir del mercado, anduvo hacia la costa, allí encontró una piedra enorme, a la sombra de unas palmeras y con una brisa marina algo más fresca que en el pueblo. Se sentó allí a comerse su botín mientras escuchaba el sonido de las olas contras las rocas de la costa. No tardó demasiado en vaciar el zurrón, pues por lo general comía como un jabalí hambriento, sin ningún tipo de modales ni decoro. -Y después del atracón, un buen siestón.- Se dijo a si mismo, mientras se bajaba de la piedra para tumbarse en la arena sobre su propia capa con las manos tras la cabeza dispuesto a dormir toda la tarde hasta que el insufrible calor desapareciera.

Así pues, con la llegada del atardecer el clima de la isla se relajó, mientras que el ambiente aumentaba, con la fresca brisa de la tarde, se veía a más personas andar de un lado a otro de aquel pueblecito, que despertó la intriga de Aigon por ver que podría sacar de aquella isla.

Guitarra en mano, colocó un cajón en el suelo de una pequeña plazuela, justo delante de una fuente y empezó a zarandear las cuerdas con un frenesí increíble haciendo que algún que otro viandante parará a observarlo. Aunque la letra de la música, rápido horrorizó a la mayoría de los allí presentes, el resto poco a poco se fue sumando al ritmo de la música exclamando el estribillo junto con el guitarrista. - ¡Grita! ¡Grita! ¡Grita! ¡Grita al demonio! – Cantaba sobre el cajo haciendo tanto esperpento como podía en aquel tranquilo y aburrido pueblo del South blue. Haciendo que poco a poco un corrillo de gente se agrupara a su alrededor.

Baterilla… un lugar muy tranquilo incluso para mí.  Aún sigo vagando disfrutando de mis “vacaciones” mientras aun busco rehacer a mi familia. En tiempos tan cálidos como estos me gusta disfrutar de la paz y tranquilidad que los lugares pueden brindarme. Hoy hace un gran clima y el cielo está despejado. El aire de la naturaleza esta puro.

¡Joder! ¡Que clima más bueno!

Caminaba en solitario, esperando encontrar algo interesante. El mercado estaba lleno de un sinfín de cosas curiosas. Alguna que otra lograba llamar mi atención, pero al final no decidía por nada. Incluso pude ver algún que otro recuerdo que me pareció lindo. Aunque tampoco terminaba de convencerme del todo. Finalmente me decidí por comprar un par de aretes. Eran bonitos y tenían forma de girasoles.

Si… me gustan este tipo de cosas.

Espera un segundo… ¿Qué es lo que oigo? Es el mágico sonido de una guitarra. Poco a poco me acercaba al origen de aquella tonada. Pronto me di cuenta que una multitud rodeaba a cierta persona. Era alto y con cabello bastante alocado. A simple viste me parecía una estrella de rock, pero como mucho más estilo. Estaba cantando algo sobre gritar al demonio. Por un momento hice un gesto de disgusto. Por un lado, la música que el creaba con su instrumento era una muy buena.

Por otro lado… la letra era otra cosa.

¿Debería cantar algo? No… le veo muy inspirado y dudo que conozca alguna de las canciones que yo conozco. No es mi intención cortar su momento, así que solo me dispondré a ser un mero espectador. Me encuentro en primera fila, justo frente a él. No podía haber mejor lugar para disfrutar de un buen concierto de rock.

Ambientacion:

Un pueblo costero y tranquilo, con un clima veraniego, muy agradable a las tardes, y con gente poco acostumbrada a la buena música, que pueblo más aburrido… Eso pasaba por la cabeza de Aigon, mientras este terminaba su single “grita al demonio” y la plaza se vaciaba de gente que no sabia apreciar su música… a penas terminar de tocar su canción, solo quedaban dos mocosos entusiastas, un tipo bajito con ropas extranjeras y un par de marineros borrachos con ganas de fiesta… así que su actuación por ahora, parecía haber terminado en aquel lugar.

Lejos de rendirse y sin decir nada, el musico se bajó del cajón, lo volteó para utilizarlo como taburete esta vez y se sentó en él. Sacó una petaca del zurrón, le dio un buen trago y se coloco la guitarra sobre su regazo, antes de comenzar dio un largo suspiro y miró al cielo, bajo la mirada pensativo, dejándola clavada en el horizonte y cerró los ojos…

Dejó que la música fluyera por su cuerpo, agitando sus dedos, mientras el viento le susurraba las notas, su cabeza se mecía al compás de las notas que salían de su instrumento, esta vez, la música, si era del agrado del público, que se quedaba absorto al escuchar la música que el joven peliazul era capaz de reproducir.

El atardecer dejaba un cielo de tonos naranjas y rojizos maravilloso tras el músico que parecía estar en total sincronía con el cielo, el ambiente, el aire, que fluían a través de sus dedos haciendo que esta vez la música que salía de ella fuera muy diferente de la anterior. La gente se agolpaba alrededor del musico para escucharle, aunque en ese momento el estaba solo para sí mismo. Disfrutaba tanto de lo que estaba haciendo que no veía más allá de sus dedos y de su guitarra…

Cuando la música dejo de sonar, el publico comenzó a aplaudir enfervorecido, uno tras otro, los viandantes se acercaban a dejar una moneda o dos a los pies del musico callejero, mientras la mayoría de ellos le pedían una vis. -A sido maravilloso, toca otra por favor. – El musico se puso en pie, hizo una tímida referencia al público. -Lo siento, pero, aunque quisiera, no podría volver a sentir lo mismo de nuevo, así que no podría repetir algo semejante…- Explicaba el joven mientras se colgaba la guitarra a la espalda de nuevo. -Además, ya es hora de cenar…- Dijo esbozando una sonrisa con una mano sobre su barriga y con las monedas en la otra.

Se había ganado el jornal de un día con una canción, aunque no le gustaba mostrar esa faceta de musico improvisador en público. Y eso en cierta parte le disgustaba, pues prefería cantar sus canciones. Tras recoger sus pertenecías, Aigon dejó la plaza para buscar alguna taberna o posada donde echarse algo al estomago y pasar la noche. Mientras todavía algún que otro admirador se le acercaba para felicitarlo o agradecerle. Uno de ellos era un tipo gordo y bajito con anteojos, vestido con ropas elegantes y con un frondoso mostacho blanco. -Chico, si tocas así, algún día serás una gras estrella de la música a nivel mundial. - Le dijo a Aigon asediándolo de frente. – Con un buen representante y un cambio en tu estilo… podría hacerte ganar mucho dinero… - Las palabras del tipo y la sonrisa del tipo parecieron desquiciar al musico, haciendo que se le hinchara la vena de la frente. - ¿Un cambio de estilo dices? – La mano de Aigon se fue directa hacia el mango de su arma. -No pienso cambiar de estilo para ganar unos cuartos, y menos aún para hacérselo ganar a un caza fortunas como tú. - Explicaba, mientras contenía las ganas de atizarle con su arma. – Mi música es como soy y yo soy como mi música. Si no te gusta busca a otro al que puedas engañar. – La cara del tipo ya no sonreía tanto como al principio, cedió un paso hacia atrás pensado que se llevaría el golpe. -Estas loco, te arrepentirás de esto…- Dijo saliendo del camino del musico y perdiéndose entre la gente del pueblo mientras el pirata seguía su camino hacia la taberna.

La siguiente canción realmente si fue de mi agrado. Esta era mucho más relajada y fluida, cargada de mucho sentimiento. Al terminar, aplaudido al igual que el resto del público. Quería acercarme a él y darle mis felicitaciones. Pero al parecer él ya se retiraría del lugar. Fue bastante rápido al hacerlo, puesto que no me dio tiempo de decirle nada, pero si a seguirle. Se topó con cierto hombre que comenzó a hablarle de varias maneras de hacer dinero, siempre y cuando se dedicara a tocar otro estilo musical. El espadachín mostró una negativa ante tal comentario y el gordito refunfuño, afirmando que se arrepentiría.

- ¡Eres interesante! – Le dije al hombre de cabellos alocados. Acercándome lentamente paso a paso. – Al igual que tu música. No está nada mal, aunque yo escogería mejores letras para tan magnificas notas musicales.

Quede justo al lado del músico. Le miraba con calma. Yo me encontraba totalmente relajado en ese momento. – Aunque a pesar de que sigues avanzando rápido debes tener ganas de ir a un lugar muy importante ¿Vas a hacer algo divertido? – Le miraba con curiosidad. Seguía su paso con total tranquilidad. Para ser francos, yo estaba bastante aburrido hasta que escuche a este músico tocar. Era interesante como la vida siempre te colocaba en situaciones tan curiosas como esta. Yo me encontraba siguiendo a un músico que no conocía de nada. Todo paso de ser de un día totalmente aburrido a, un día donde una persona bastante curiosa llego a llagar mi atención.

- ¡Soy Alpha! ¿Cuál es tu nombre? – Lo primero siempre era lo primero.

Un chico asedió al peliazul después de irse el tipo gordo, se colocó junto a él mientras caminaba hacían él pueblo y elogio su música, era un tipo bajito, con pelo largo y ropas extranjeras, lo había visto antes escuchando las dos canciones que había tocado, al parecer la segunda canción le había gustado más. Aigon lo miró antes de agradecerle con una sonrisa. -¡Muchas gracias! – Luego continuó su camino, pero el tipo siguió junto a él, parecía un poco aburrido y le preguntaba si tenia pensado hacer algo divertido.  

El peliazul miro al chico, parecía simpático y divertido. -Estoy buscando una tripulación para partir en busca de tesoros y aventuras, hacer fiestas y todas esas cosas guays que hacen los piratas, Quizás te interesa unirte a mi…- Soltó Aigon, analizando al chico, en apariencia no parecía demasiado fuerte ni tenía pintas de pirata, pero le había parecido simpático. - ¡Mi Nombre es Aigon! Capitán Aigon si te unes a mi tripulación…- Le respondió a Alpha después de que este se presentara mientras se ajustaba sus gafas de sol.

Se quedo parado frente al chico esperando una respuesta a su proposición con una gran sonrisa. La gente comenzaba a disiparse de la plaza poco a poco, dejando a los dos jóvenes casi solos allí, con las ultimas luces del día. -Quizás podríamos buscar algo de comer…- Sugirió el peliazul llevándose la mano a la barriga.

Aigon demostró cierto carisma el cual me hizo que me callera, bien. Demostraba mucho entusiasmo a medida que hablaba. Aunque eso de que me dijera que me uniera a él y que fuera su tripulante me hizo bastante gracia. De hecho, no pude evitar reírme a carcajadas. - ¡Zejajajajaja! – Justo recién es que volví con la idea de volver a reconstruir a mi banda. Y, honestamente espera que las cosas se dieran mejor ahora.

Pero la invitación de este hombre, sí que es una sorpresa.

- Si buscas algo de comer, creo que había algún bar por aquel lado. – Dije, señalando hacia mi espalda. – Y, por otro lado, me parece muy simpático la invitación que me haces, Aigon. Pero temo que soy yo el que debería invitarte a ti a unirte a mí. ¿Cuánto Wanted tienes? Déjame decirte que yo supero los doscientos millones. – Espere a ver su reacción. De momento me mantuve tranquilo y sumiso, realmente no estaba buscando pelea abierta con él, pero igualmente yo no era de obedecer a nadie. – Me encanta tu actitud, Aigon. ¿no quisieras tu convertirte en mi hermano?

Estaba sonriendo y ladeando la cabeza de un lado a otro. La actitud carismática de Aigon me había levantado mucho más el ánimo. Miraba fijamente a los ojos a al espadachín mientras comenzaba a tararear. La canción que tarareaba era una personal que muy poca gente había escuchado. Pero por ahora, me mantenía a la espera de una respuesta.

Alpha comenzó a reírse a carcajadas inmediatamente después de la proposición de unirse a la banda de Aigon, el pequeñajo parecía pasárselo muy bien con el peliazul. -Wohahahahahahaha -Aigon también comenzó a reírse a carcajadas ates de que Alpha le respondiese. Le había agradecía la invitación, pero insistía en que el debía ser el peliazul quien se uniera a él por el echo de tener una recompensa mayor a los doscientos millones de berries. -¿Recompensa?- Pregunto Aigon levantado una ceja. -Es imposible que un pequeñajo como tu tenga una recompensa tan alta, no hace falta mentir, pero si no quieres unirte a mi banda por lo menos vayamos a comer algo Woahahahaha. – Respondió el musico entre risas pensando que era imposible que aquel renacuajo estuviera diciendo la verdad. -Eres muy gracioso, me caes muy bien Alpha, vamos, comamos algo y tomémonos unas jarras de sake, así me cuentas como conseguiste una recompensa tan alta por tu cabeza Woahahahaha. –Decía Aigon mientras retomaba el camino por el que había señalado Alpha, no pretendía mofarse de él, pero seguía riéndose sin poderse creer lo de la recompensa.

Tras llegar al bar, se sentó frente por frente de Alpha y se le quedó mirando fijamente. -Tengo una idea, ¡el que sea capaz de comer más, será el capitán! Woahaha- Le propuso Aigon a forma de broma para comenzar a charlar con el joven pirata. Al poco tiempo, el camarero llegó con dos jarras y los dos piratas comenzaron a charlar, a reír y comer. Se lo estaban pasando bien hasta que de pronto un montón de tipos trajeados de negro comenzaron a invadir el local, eran al menos diez y parecía haber otros tantos fuera del bar esperando, todo se quedaron mirando alrededor de los piratas hasta que por último un tipo gordo y bajito con una mascara de luchador entro en el bar. - ¡Te dije que te arrepentirías! Yehahahaha- Dijo el tipo, de frente al peliazul mientras este lo miraba extrañado. - ¿Y quién diablos eres tú? - Aigon se puso en pie rápidamente, mientras los tipos sacaban las armas y lo apuntaban a él y a Alpha. -Yehahaha Soy el que se hará rico vendiéndote como esclavo a uno de esos nobles mundiales y reyes, esos estúpidos pagan bien por músicos con talento como tu Yehahahaha. Cogedlo cuanto antes y larguémonos. – Dijo señalando al peliazul.

Uno de los trajeados se acerco a Aigon por la espalda para sujetarlo, pero el musico se deshizo de él rápidamente dando una parada a la silla y clavándosela en el estómago, pero el resto de trajeados reaccionaron cargando sus armas amenazantes a lo que Aigon levanto las manos buscando alguna forma de salir de aquella delicada situación. Solo tenia su espada de madera y ellos estaban armados con armas de fuego y le superaban en número. Apretó la mandíbula por unos instantes, miro al tío de la mascara con rabia y trago saliva antes de volver la mirada hacia Alpha. Si de verdad era tan fuerte como decía no tendrían problemas en salir de aquella situación por las malas.

De un salto se subió a la mesa sacando la espada de madera, los tipos trajeados comenzaron a disparar confusos y utilizando la espada como si de un palo de golf se tratara golpeó una de las jarras haciendo que golpeara la cara de uno de los tipos y tirándolo de espaldas al suelo. Luego se abalanzo sobre otro dándole un golpe en la mandíbula con la espada y acto seguido una patada en las partes nobles de otro. El resto intentaba seguir los movimientos del peliazul intentando acertar alguno de los tiros pero se movía con suficiente agilidad como para esquivar las balas.

Ir a comer con Aigon no sonaba mala idea. Seguí hasta que llegamos a cierto bar. El peliazul fue el primero en entrar, pero cuando yo entre, el ambiente había pasado de ser un lugar tranquilo y fiestero, a un ambiente un poco más tenso. Las miradas se postraban sobre mí, alguno que otro murmuraba alguna cosa. Yo solo me limitaba a mirarlos y me di cuenta que algunos ponían cara de sustos. Otros simplemente sudaban un poco algo nerviosos. – ¿Dónde deberíamos sentarnos, Aigon? – Pregunte. El me indico cierto lugar donde ambos nos sentamos. El me comento sobre cierto juego para decidir quién era el capitán. – Suena a algo divertido. Te tomare la palabra.

Mientras esperábamos la comida, comenzaba a platicar con Aigon mi recorrido como pirata. De hecho, si no me creía, que la gente murmurara y se pusiese nerviosa por mi presencia era viva prueba de lo contrario. – Entiendo muy bien tu espíritu libre, Aigon. No existe nada mejor en el mundo que vivir como te plazca. – Dije regalándole una sonrisa. – No existe nada mejor que ser libre.

Aunque mi agradable momento fue interrumpido por un señor no muy agradable. Expreso claramente su deseo por querer llevarse a mi compañero y venderlo como esclavo. Rayos… había dicho la palabra prohibida. Este hombre tenía la intención de probar de libertad a un hombre solo por el mero entretenimiento de otros. Claramente eso no me agradaba. De hecho, estaba comenzando a enojarme poco a poco, cada vez era imposible no notar que estaba realmente enfadado. El resto de las personas que no estaban involucradas en el asunto, comenzaron a ponerse más nerviosos al mirar mi cara y lo que expresaba. Lentamente me levante de la silla en la que me encontraba. Todos comenzaron a huir, menos el gordo y sus secuaces.

- Ustedes… interrumpieron mi comida y quieren llevarse a mi futuro hermano a ser un esclavo. – apunte con mi brazo mecánico hacia el enmascarado. La mano salió disparada hacia este tomándolo del cuello. El mecanismo le hizo venir a mí. Lo sujetaba del cuello mirándole a la cara. – No tienes idea de cuánto odio a la gente como tú. – Le mirada con un profundo odio en mis ojos. El gordo se mostraba totalmente asustado. El resto de los hombres me apuntaron a mí, ya que tenía a su líder. - ¡Largo! – Grite con furia. Mi instinto letal les mostraba a todos como morirían de una manera horrible. Empalados, mutilados o decapitados, las posibilidades eran infinitas.

Ellos lucían realmente asustados. Arrojaron sus armas y comenzaron a correr. Yo por mi parte, aun con mi rehén en manos, le miraba con desprecio. Pero no era a mi quien le correspondía decidir que hacer con el.

- ¿Qué hacemos con esta basura, Aigon? – Lo arroje en el suelo. – Dejo que lo decidas tú.

Todo el revuelo terminó rápido cuando Alpha saco su brazo robótico y agarro del cuello al gordo, los tipos que le acompañaban salieron corriendo tras ver la intimidante mirada del pequeño pirata que después de dejarnos solo tiro por el suelo al gordo haciéndole caer justo a los pies del peliazul. Alpha preguntaba que hacer con el mientras yo apuntaba con la punta de la katana a su barbilla, ahora estaba asustado. -No por favor dejadme marchar y no volveréis a verme…- Rogaba buscando en nuestra mirada una pizca de piedad.

Aigon miró al pequeño Alpha – Antes hablabas de ser libre y de que no existe nada mejor que la libertad… -Dijo sonriendo a Alpha. – Creo que este tipo es de los que les gusta privar de libertad a otros ¿no crees? -  Aigon se agachó hasta dejar su cara a la altura del tipo gordo. – Creo eres el tipo de gente que más asco me da, deberíamos darte de comer a los tiburones…- El peliazul volvió a erguirse y miro de nuevo a Alpha. – O quizás deberíamos hacer que nos diga donde están todas las pobres almas a las que privó de libertad… -

El gordo levantó las manos aterrorizado. – No se donde están, Jahakar se encarga de venderlos y otros cazadores y yo nos encargamos de buscarlos a cambio de una comisión. No se a donde los llevan ni donde los venden, no sé nada más. ¡Lo juro! – Decía mientras lloraba aterrorizado desde el suelo. Aigon lo miraba pensativo rascándose la barbilla, unos segundos mas tarde miró de vuelta el brazo de Alpha y siguió pensado.

-Creo que tengo un plan y ese juguetito tuyo podría ser muy útil… -Dijo mirando al pequeño pirata pensando que ese brazo robótico molaba mucho. -Podríamos llegar hasta el tal Jahakar si dejo que este tipo me entregue como esclavo, el resto será dar palizas y cantar… ¡Weijajajaja!- Después de reírse volvió la mirada hacia el enmascarado y con una sonrisa un poco sádica terminó. -Y por tu bien, colaborarás con nosotros…- El tipo se limitó a tragas saliva y a asentir con la cabeza dando su aprobación. - ¡Genial! ¡Pues tenemos un plan! – Exclamo sonriendo a Alpha.

- No quiero decir que tu plan este mal, Aigon. Pero lamentablemente no funcionara. – Dije acercándome al gordo y revisándole la ropa. – Este tipo de gente no es como nosotros. – Decía a la par que encontraba un pequeño aparato que tenía toda la pinta de ser un aparato receptor de sonido. Estaba en uno de los bolsillos de la camisa del gordo.– Esta gente actúa desde las sombras. Son listos no se les puede subestimar. Una vez hace tiempo subestime a gente de este mismo tipo y casi salgo con más problemas que podría manejar. – Decía mientras recordaba todo aquel asunto vivido con Dexter.

- Lastimosamente, no podemos hacer nada por los que ya se han llevado. Por que ellos ya saben nuestras intenciones y, además, saben que estoy aquí. – Devolví la mirada a Aigon. – Probablemente ya estén lejos de esta isla. Las asociaciones criminales que negocian con esclavos, siempre suelen usar chivos expiatorios como este para hacer su trabajo sucio. Ellos creen que realmente son vendedores de “mercancía” para los nobles. Pero realmente son mano de obra barata. Te puedo asegurar que le sacan el triple de ganancia a los esclavos que le compran a esta gente.

- Ese tal Jahakar ya ha abandonado a este hombre – Dije mientras rompía el receptor de sonido, aparentándolo con fuerza. – Pero me asegurare de no olvidar su nombre, nadie envía basuras a interrumpir mi comida.

Miraba de nuevo al gordo, lucia bastante asustado. Yo sonreí y poco a poco podía ver como su esperanza de vida comenzaba a brotar de su cuerpo. El miraba confundido y no entendía lo que estaba ocurriendo. Yo simplemente me limitaba a relamer mis labios emocionado, esperando deleitarme con la esperanza de vida del hombre que intento llevarse a mi compañero.

- Aun te queda por decidir qué hacer con él. – Dije mostrándome con ansias. – Si lo dejas en mis manos, devorare su vida. Pero creo que es lo correcto dejar que tú lo decidas, puesto que tu haz sido el enfoque de todo esto.

Alpha corrigió al peliazul rápidamente, sacó una especie de transmisor de las ropas del gordo que seguía tirado en el suelo. Por su forma de hablar, el pequeño pirata parecía conocer muy bien como funcionaban los entresijos de este tipo de organizaciones criminales. Después de su explicación rompió el transmisor en su puño y clavó directamente sus ojos en el gordo asustado, la expresión de Alpha se tornó mucho más siniestra, ahora sonreía y se relamía los labios mirando al tipo enmascarado; mientras que de su cuerpo parecía estar saliendo algo lentamente. En ese momento, el pirata se giró hacia Aigon, la cara de Alpha transmitía mucha ansia, que ahora preguntaba una vez más que quería hacer con el gordinflón, si lo dejaba en sus manos, se comería su vida.

Aigon no supo que responder de inmediato, se echo las manos a la nuca resoplando y mirando la escena. - ¿A qué te refieres con comerte su vida? ¿y qué es eso que le sale a este tipo del cuerpo? - El peliazul ahora no comprendía nada de lo que estaba pasando en aquella taberna. -Bueno, tu mismo lo has dicho, no podemos hacer nada más, hagamos que este cerdo lo pague por el momento. Quizás nos crucemos con el tal Jahakar más adelante. -Decía Aigon mientras el miedo se apoderaba más y más del gordo a medida que esa nube extraña salía de su cuerpo hacia Alpha, que seguía mirándole como si estuviera a punto de comérselo. -Termina rápido y decidamos quien será el Capitán de los dos. – Dijo observando la grotesca escena para después salir por la puerta de la taberna esperando que Alpha le siguiera sus pasos.

-Es fácil responder a esa pregunta, Aigon. – Dije calmadamente. – Soy un usuario de fruta del diablo. La fruta Soru Soru para ser exactos. Esto me permite robar el tiempo de vida de otras personas y usarlo para ciertas cosas. – Postre la mirada en el asustadizo gordo. – Aunque a este no le queda mucho tiempo de vida. Le quedan tan solo diez años. De seguro fuma y bebe mucho. Sin mencionar el sobre peso. Eso acorta el tiempo de vida.

-¡No! ¡Por favor! ¡Hare lo que sea!– Gritaba el hombre, implorando por su vida.

-¿Imploras por tu miserable vida en momentos como estos? – Dije mientras le miriba con claro desprecio en mis ojos. - ¿Cuántas veces no te imploraron que les dejaras ir? ¿Acaso les diste valor a aquellas vidas que ahora son entretenimiento para otros? No creo que estés en posición de pedirme a mí que te perdone la vida. Y más sabiendo que tan solo te quedan diez años de vida.

Levante mi mano derecha y apreté con fuerzas la esperanza de vida de mi víctima. El miraba aterrorizado como tomaba la sustancia. Yo aún no tiraba de ella. – Descuida, no sentirás nada. – Jale con fuerza su esperanza de vida arrancándola toda. Diez años exactos, ni un minuto más ni un minuto menos. Al tenerla en mi mano, la acerqué a mi boca y comencé a consumirla. Mientras hacía aquello, el cadáver sin vida del sujeto cayó al suelo.

- Diez años… podrían haber sido más.

Mire a Aigon luego. – Te tomo la palabra. – Comencé a seguir al espadachín. No tenía idea a donde me estaba llevando. Pero sea donde fuese el lugar esperaba que fuese un lugar interesante. – Te noto muy serio, Aigon. ¿Acaso te has enojado conmigo? – Pregunte al músico. – Sé que no es el resultado que esperabas, pero tampoco podemos hacer nada por la gente que es víctima de estas cosas. Somos piratas, saqueamos, robamos, hurtamos, luchamos y vivimos como nos plazca. – Comencé a sonreír. – Aunque nada tiene de interesante robar al que no tiene nada que ofrecer. Mira a la gente que nos rodea. Viven sus vidas tranquilas y tienen el dinero justo para ello. ¿Quién son yo para hacerles daño y quitarles su tranquilidad y felicidad? Yo prefiero peses más grandes: Nobles, ricos y otros piratas. Si quieres vivir como te plazca, vive portando mi bandera como tu insignia, Aigon. Conviértete en mi hermano y surquemos el mar.

>>Pero si lo quieres decidir por otro camino. Créeme que no soy un hueso fácil de roer.

Alpha hizo una amplia demostración del poder de su fruta después de explicar de que clase de fruta se trataba. Devoró la esperanza de vida del gordo, cosa que al peliazul más que asustarle, en cierto modo le inspiró fuerza para desafiar al pequeño pirata. Dentro de él algo ardía tanto por medirse con Alpha que le erizaba hasta el ultimo vello de su cuerpo. No tenia absolutamente nada en contra del pirata, si no todo lo contrario, había sido divertido conocerlo, escuchar su historia y saber que era la clase de persona que luchaba con unos férreos ideales.

Mientras salían de la taberna uno detrás del otro, Alpha le hablaba a Aigon que andaba decidido a darlo todo por vencer y convertirse en el capitán “Si quieres vivir como te plazca, vive portando mi bandera como tu insignia, Aigon. Conviértete en mi hermano y surquemos el mar.” Dijo el pirata, justo antes de que el musico se detuviera a las afueras del puerto, casi en las lindes de la playa. “Pero si lo quieres decidir por otro camino. Créeme que no soy un hueso fácil de roer.” Declaró mientras Aigon se giraba hacia él.

-Yo tampoco lo soy…- Dijo determinantemente el peliazul mirando con aire desafiante al pirata, después desenfundo su espada de la cintura y la apuntó hacia Alpha. -Esto es un duelo por la capitanía de la banda Alpha, ¡¡el vencedor será el capitán!!- Gritó emocionado, esperando que Alpha estuviera preparado para el combate. -No pienso contenerme, y si realmente quieres que te respete como capitán espero lo que sepas hacer lo mismo. – Advirtió antes de empezar a correr hacia él. Sus manos sostenían la espada en horizontal detrás de su hombro mientras que la musculatura de sus brazos se endurecía. -Rockstar Ittoryu. Song, Devil Blade. – Se abalanzó contra Alpha a cierta distancia lanzando un corte al viento que despidió una ráfaga de aire comprimido en forma de espiral directa hacia el pirata.

-Entonces quieres que sea por este camino. – Dije mirándole amablemente. El corría hacía con fuerza. Su postura de batalla me resultaba bastante interesante, colocaba su espada de madera por detrás del hombro y luego con un fuerte movimiento lanzo una onda cortante hacia mí. De cierto modo, me parecía increíble como Aigon podía lograr aquello con tan solo una simple espada sacada de una carpintería, le daba mucho más mérito al potencial que podría alcanzar el espadachín. ¿Y si le diera una espada real? ¿Sería mas peligroso? ¿Sería más poderoso? Muchas preguntas se generan en mi cabeza mientras imagino el alcance de su poder.

Tanto que no puedo dejar de sonreír.

- Tekai… - Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron aumentando mi resistencia enormemente. Al chocar las ondas en contra de mi cuerpo, estas se quebraban al chocar contra mi dureza. – Nada mal, nada mal. – Dije mirándole con calma – En serio que tienes mucha habilidad para hacer algo así con un simple palo. Te mereces mi respeto, Aigon. – Lleve mis dedos índice y pulgar de mi derecha a la boca dando un gran silbido. Poco a poco se podía escuchar como a los lejos venía a los lejos mi fiel compañera de batalla: Suzaku, la súper ave.

- Justo a tiempo, Suzaku. – Dije al ave, quien se mostraba lista para la batalla.

- ¿Y este quien es, Alpha? ¿Otro brabucón que se cree capaz de vencernos?

- Él es diferente. Está luchando contra mí por quien va a ser el capitán ¿Qué te parece?

- ¿Entonces quiere unirse?

- Si le derroto, sí.

- ¿Debería llamarles?

- Él me ha pedido que de todo, así que sí.

Yo di un salto sobre la plumífera. Me paraba sobre su lomo mientras estire la mano para alcanzar mi alabarda, la cual se encontraba sobresaliendo en la alforja que esta llevaba. Suzaku por su parte contacto con sus otros dos compañeros quienes aparecieron al momento: Logi y Thor, el fuego y la nube de tormenta.

-¿Si Alpha? – Preguntaron al unísono el fuego y la nube. Miraban profundamente a Aigon esperando una señal mía. Yo por mi parte, aun miraba con tranquilidad al músico mientras ladeaba la cabeza de un lado al otro pensado que hacer realmente.

- Logi… - Tome a la llama con mi mano derecha y esta sonrió al momento. Apunte hacia Aigon con este y esta se preparó para el ataque, con la intención de lanzar una feroz llamarada hacia mi oponente. – Flamethrower. – Logi soplo con fuerzas las llamas, esperando impactar contra el espadachín.

El proyectil de aire comprimido dio de lleno en Alpha que de alguna manera consiguió resistirlo sin moverse ni un ápice y sin recibir ni un solo rasguño, parecía que su cuerpo estaba echo de acero. Antes de contraatacar el pirata dio un silbido con sus dedos, desde lo lejos apareció un ave enorme que se acercó hasta el pirata que se subió a ella de un salto. Lo más increíble fue escucharla hablar, pues no tenía ni idea de que hubiera algún tipo de animal que pudiera hacer tal cosa. – Que diablos… - Se dijo a si mismo Aigon mientras aparecían una nube y una llama ambos lados de Alpha, los dos se dirigieron también a él. Alpha parecía estar planeando el siguiente ataque mientras Aigon miraba perplejo la situación sosteniendo la mirada de los ahora cuatro contrincantes. -Puedo verlo, no serás un hueso fácil de roer. Yeahahahaha. -

Seguía sosteniendo la espada con ambas manos, la respiración, aunque un poco agitada por el ataque aun podía controlarla y la mirada, aunque algo atónita por la situación aún seguía desafiante y clavada en su objetivo, vencer a Alpha. -Parece que tendré que esforzarme mucho más para derrotarte, pero esto aun esta comenzando, ahora comienza lo bueno… ¡Vamos!¡Ataca! – Proclamaba Aigon mientras su adversario sonreía y agarraba la llama con su mano derecha, esta sopló como si nada una gran lengua de fuego hacia el espadachín que en ese momento ya estaba preparando su contra ataque había tensado sus músculos mientras sostenía la katana, no planeaba esquivar el fuego, sino cortarlo. - ¿Se puede cortar el fuego? – Dijo con una sonrisa mientras elevaba los brazos hasta detrás de la cabeza, sus brazos bajaron a gran velocidad justo antes de que la lengua de fuego llegara hasta él.


Una nueva onda cortante salió despedida chochando contra el fuego y deteniéndolo, haciendo que se arremolinara justo a un metro de Aigon mientras que la ráfaga de aire cortante se retorcía y desaparecía poco a poco elevándose debido al choque de temperatura. – Se puede… - Se contesto a si mismo mientras la legua de fuego ahora dividida en dos pasaba por ambos lados de Aigon dejando tras de sí un rastro de llamas más pequeñas. -Esto esta siendo divertido Alpha…- Dijo en voz alta y con una sonrisa mientras intentaba no mostrar el cansancio después de haber utilizado una técnica tan potente.

-ah ah ah te demostraré de lo que soy capaz Alpha ¿¡Estas preparado!?- Gritó entre jadeos mientras volvía a salir corriendo hacia Alpha, se llevaba la katana hacia la cintura con ambas manos aun y justo antes de llegar hasta él di un gran salto colocándose ligeramente por encima de este. La katana ahora la sostenía detrás de la cabeza nuevamente.


Aigon se detuvo ligeramente en la caída mientras lanzaba un nuevo ataque esta vez, de la onda cortante se dividía creando prácticamente una lluvia de cuchillas que se arremolinaban y danzaban entre ellas pero todas en dirección al pirata. En el aterrizaje, Aigon vio inmediatamente los efectos del ataque, estaba utilizando demasiada fuerza y su Katana comenzaba a sufrirlo, pues la madera estaba empezando a desquebrajarse.

-Si… definitivamente esto se está poniendo divertido. – Respondí. Aigon logro responder a la llamara de Logi con una técnica propia suya. Sonreía al ver que podía defenderse bien de mis ataques. Aunque aún faltaba mucho para que me tomara en serio esta batalla, he de decir que la estoy disfrutando bastante.

-Siempre estoy preparado. – Su postura cambio, ahora la espada estaba en el cinto. El corrió nuevamente hacia mí y dio un gran salto llevando su katana nuevamente detrás de la cabeza. ¿Una onda cortante? No… espera, era una lluvia de cuchillas. Era increíble como su técnica le permitía formar muchas cuchillas a partir de una. Yo sonriera fascinado por la belleza de su estilo de lucha. Realmente había encontrado a alguien excepcional.

-Thor… - Solté a Logi e inmediatamente la nube había tomado su lugar. Esta comenzó a tornarse negra, al igual que una tormenta. Apunte directo hacia su técnica y la nube comenzó a cargar electricidad para luego soltarla ferozmente en un poderoso rayo. – Lightning. – Al impactar, una fuerte explosión se generó disipando el resto de las cuchillas. Al despejar el humo, yo le sonriera a mi contrincante, estaba bastante satisfecho con lo que me estaba demostrando.

- Lo estás haciendo muy bien, Aigon ¿Tu qué opinas, Suzaku?

- Nada mal para ser un novato. – Respondió la plumífera, se le notaba bastante seria. – ¿Debería ponerlo a prueba?

- Si gustas.

La plumífera no vacilo ni un momento. Se lanzó en carrera y se colocó justo al costado derecho de Aigon. – Eres muy lento, niño. – Le dijo la ave. Pronto su pico comenzaría a girar como si fuese un taladro. Ella apunto hacia la espada de madera de Aigon y intento dar un fuerte picotazo mientras este giraba. – Drill peck. – No era de sorprenderse si la espada se el palo para golpear se rompía en mil pedazos después de aquello. Aunque la super ave no estaba satisfecha. Luego de aquello, su siguiente movimiento fue lanzar una fuerte patada al abdomen de Aigon con la intención de mandarlo a volar unos cuantos metros.

- ¿Estas bien, Aigon? – Pregunte. – Creo que ya te has quedado sin tu arma para pelear ¿Aun quieres intentarlo?

- ¿No estas preguntando algo tonto, Alpha? – Respondió Suzaku. – Se nota que no se va a rendir sin importar lo que hagamos.

-¡Si! ¡no se rendirá! – Dijo Logi.

-¡Vamos levántate! ¡Únete a la familia! – Gritaba Thor mientras movía su lengua de un lado a otro.

- Creo que le has caído bien a mis amigos. – Dije regalándole una sonrisa. - ¿Qué sigue?

Ambos piratas parecían disfrutar de la contienda, pues de la cara de Alpha no se borraba aquella sonrisa ni cuando veía al menos una veintena de ataques cortantes avanzando hacia él. Pudo deshacerse del ataque de Aigon con facilidad, gracias a la ayuda de la nube, que después de volverse mucho mas oscura en su mano, lazó un rayo que disipó por completo el ataque del espadachín. -ah ah ah, y aun así parece que no es suficiente…- Contestó Aigon a los halagos del pequeño pirata, antes de que el ave saliera disparada hacia él y lanzara un picotazo mientras giraba su pico como si fuera un taladro. - ¡Demonios! - Exclamó sorprendido por la velocidad del ave pudiendo anteponer la espada a el ataque solo para desviarlo lo suficiente para que no llegara a darle en el pecho, lastimosamente, el ataque hizo un corte bastante feo en el brazo derecho del peliazul que salió despedido hacia atrás unos pocos metros, viendo como su espada se terminaba de fracturar y comenzaba a astillarse, terminando por partirse en dos.

Aun insatisfecha con su ataque, el ave soltó una patada a gran velocidad, que esta vez el espadachín fue incapaz de parar o esquivar dándole de lleno en el estomago y haciéndole salir despedido hacia la playa recorriendo esta vez, una distancia más larga hasta impactar en una roca enorme en mitad del camino. El ataque había sido demoledor, y las consecuencias bastante trágicas para el espadachín que intentaba recomponerse entre jadeos y volverse a poner en pie, mientras la roca se fracturaba, un caño de sangre bajaba desde la frente hasta la barbilla de Aigon, que lanzó lo que quedaba de su arma al suelo al mismo tiempo que la roca se dividía en dos tras él levantando una nube de arena y polvo.

El peliazul estaba en las últimas, su respiración ahora estaba agitada, su cuerpo había recibido mucho daño en el golpe y su espada se había roto. ¿Qué podría hacer un espadachín sin su espada? ¿Era imposible seguir la pelea? ¿Debería rendirse? Seguro que todas esas dudas asaltaron la cabeza de Aigon que pese a todo seguía teniendo ese fuego en la mirada, esas ganas de seguir luchando hasta el final, no solo porque quería ser el capitán de la banda, sino porque también se lo estaba pasando bien en el intercambio de golpes. -Si, mi espada se ha roto, pero mi alma aún está intacta…yeahahaha cof cof…- Contestó el peliazul mientras el dolor de las costillas le hacía toser, posiblemente alguna quedara fracturada después de la patada. -Seguiría peleando, aunque tuviera que utilizar mis puños…- Dijo en un tono más bajo esta vez, antes de escupir sangre hacia el suelo. La nube estaba comenzando a disiparse dejando ver algo extraño a los pies la roca, parecía que en su interior había estado ocultando algo durante mucho tiempo. Era un objeto alargado envuelto en trapos oscuros. - ¿Como ha llegado esto hasta aquí? - Pregunto Aigon recogiéndolo del suelo mientras lo agarraba los harapos cayeron al suelo dejando ver de que se trataba. -Yeahahahahahaha Justo lo que necesitaba. – ¿Fue cuestión de suerte? ¿Cosas del destino o el alzar? ¿Magia? Fuera lo que fuera, una flamante katana con la vaina y la empuñadura rojo carmesí estaba ahora en manos de Aigon, la guardia y el pomo eran de color plata, adornado al final del mango con una anilla. No podía evitar sonreír al verla, casi como si la espada se lo pidiera, la desenfundo dejando al descubierto una hoja de color rojizo que desprendía un aura caliente y sanguinaria. -Puedo oírte…- Dijo examinado la brillante hoja con la mirada para después volver a clávala sobre Alpha, mientras le devolvía la sonrisa.

-No creo que aguante mucho más, pero esta vez probaras mi mejor técnica…- Dijo lanzándose de nuevo al ataque corriendo con todas sus fuerzas hacia Alpha al mismo tiempo que volvía a llevarese la Katana tras la espalda, esta vez agarraba la empuñadura con una sola mano, la otra, sujetaba su muñeca contraria. A unos pasos de Alpha volvió a dar un salto tan alto como pudo. Aigon volvió a soltar una vez más una ráfaga de viento cortante, esta vez parecía estar imbuida por algún tipo de energía que la volvía de color rojo. Mientras volaba Aigon sintió una extraña presencia tras él, algo salvaje y sanguinario le empujaba y parecía alimentar su fuerza en el ataque, que ya volaba en dirección al pirata.

-Si… así es como siempre tiene que ser. – La determinación del peliazul era algo admirable. Allí estaba el, parado frente mi aun con ella mirada en los ojos. Me desafiaba a pesar de que claramente había una diferencia entre nosotros. Y no era que precisamente el fuera débil. Ni de lejos, Aigon ha sido de los peleadores que más talento me ha demostrado hasta ahora. Aunque si de experiencia y experiencia nos referimos, Arny definitivamente era superior.

Eso sin mencionar su Akuma no mi.

-¿Mmm? – ¿Qué era lo que estaban viendo mis ojos? ¿De dónde Aigon ha sacado esa katana? ¿Esa forma… ese filo ¿La conozco de algún lado? No puedo evitar sentir que podía reconocerla de algún lado. Aunque eso no importaba ahora, porque él se preparaba justo para realizar su ataque final.  – ¡Entonces yo te daré mi mejor golpe también! - Tome la alabarda con mi diestra justo por la base, con la intención de provechar su máximo rango. Luego, la lleve hacia atrás extendiendo mi brazo todo lo que podía. Mis bíceps, tríceps y músculos de antebrazos comenzaron a tensarse y marcarse de sobremanera. Aumentando un poco incluso su tamaño. Coloque mi pie derecho hacia atrás y el izquierdo hacia delante. Mientras que mi brazo mecánico lo colocaba a la altura de mi pecho, haciendo más cómoda la postura.

- Aquí viene. – La onda de viento cortante era problemática. Era una suerte que mi postura fuera apropiada y podría aplicar una defensa lo suficientemente buena para evitar los daños. – Tekai… - Tense todo mi cuerpo. Podía sentir el filo de su onda revotar contra mí. El realmente estaba intentado acabar conmigo, eso realmente me hacía emocionarme más y más.

Fije la mirada en Aigo, quien caía mientras tomaba su espada de una singular manera. Sujetaba la empuñadura con una mano mientras con la otra se sujetaba la muñeca. Pero algo había cambiado. podía ver claramente como poco a poco se materializaba un aura roja detrás de este. Aquella energía cobraba forma, la forma de un Oni. Eso me hizo erizar la piel. Ver aquella imagen no hacía nada más que emocionarme incluso mucho más. La mismísima muerte venía a por mí, y yo estaba dispuesto a enfrentarle.

Por qué así… yo me hago más fuerte.

-¡Tormenta de leyenda! – Abanique con fuerza la alabarda, chocando mi filo con el filo de la katana de Aigon. La fuerte corriente de Aire formaba un torbellino a nuestro alrededor. Logi y Thor Se mantenía justo detrás de mí en su forma pequeña, para no salir volando ya que en el centro de este nadie se vería afectado por la brutal corriente de aire. Aun así, las rocas y la arena de la playa salían volando en todas direcciones, mientras que Aigon y yo empujábamos ferozmente nuestras armas intentando llegar el uno al otro. - ¡Zehahahahahahahaha! – Reía, mientras disfrutaba el momento. Era sorpréndete como el había logrado empatar conmigo en fuerza. Tenía que admitirlo, el era un admirable espadachín.

Pero aun así, se supone que esta es una pelea de piratas ¿no?

- Bajaste la guardia, mocoso.– Dijo Suzaku. Que ante cualquier pronóstico intentaría tomar al peliazul por el pie con su pico. Luego, se dispondria proyectarlo contra el suelo con brutal fuerza. Yo luego de aquello, miraría desde mi posición a Aigon. Di un profundo suspiro, ya que estaba un poco más cansado de lo habitual. Por suerte había tomado café mientras él y yo comíamos, de lo contrario poco a poco me comenzaría a dar sueño.

- Creo que yo gano, Aigon. – Dije mientras bajaba de la plumífera. – Ha sido una gran batalla.

Guiado por la batalla Aigon había exprimido todas sus fuerzas para ese ultimo ataque, que si bien era una técnica poderosa aun no era capaz de dominar del todo, por su parte el Alpha también lanzó un gran ataque para defenderse haciendo que el choque de armas fuera brutal, todo a nuestro alrededor comenzó a salir volando, arrastrado por un viento huracanado provocado por la fuerza del impacto, Aigon sonreía un poco mirando a su contrincante, se estaba divirtiendo, poder entregarse hasta su limite y ver que clase de monstruos había más allá de aquel mar le inspiraba a seguir haciéndose más fuerte, y Alpha sin duda había demostrado ser un oponente fuerte, capaz de resistir cada uno de los ataques y embestidas del peliazul sin perder la sonrisa.

Finalmente, el ave agarró la pierna de Aigon durante el choque, tirando de él y estampándolo contra el suelo, provocando que la corriente de viento formada alrededor de los piratas desapareciera poco a poco y apareciera una densa nube de polvo a un par de metros, donde había acabado Aigon, dejando el combate listo para sentencia.

El pirata de cabellos negros salto del ave y se acercó hasta el musico acompañado por sus tres compañeros, mientras la nube de polvo iba desapareciendo y dejaba ver al musico tendido en el suelo, aun sujetaba la katana, pero había terminado con magulladuras y cortes por todo el cuerpo después del combate, parecía que apenas podía moverse. Y aun así comenzó a reírse después de escuchar las palabras de Aplha. -Yeeahahahahaha- Escucharle admitir que había sido una gran batalla después de que el peliazul terminara echo polvo mientras que él no había recibido ni un rasguño, le hizo mucha gracia, pues Alpha había conseguido dejar bien clara la difería de perder entre ellos. -Un trato es un trato. -Dijo aun tirado en el suelo con la mirada fija en el cielo nocturno y con una sonrisa. -Acepto tu invitación a unirme a la banda y a tu familia Alpha. - Dijo levantando la katana y apuntándola hacia el cielo. -Y además te prometo que me haré mucho más fuerte, entrenare y lucharé hasta estar a tu altura…- Esta vez el peliazul hablaba más serio de lo normal. -¡¡Alpha desde hoy y hasta el último aliento seremos hermanos!! ¡¡Yeeahahahahaha!! – Aigon miró a Alpha sonreír mientras él se reía y volvía a bajar el arma. -Aniki, si, así pienso llamarte. Yeeahahahah suena genial ¿No lo crees? Yeeahahahahahaha.- Gritaba con una lagrima cayéndole del ojo. Aigon pese a haber perdido combate, aquella noche había ganado otras cosas, un objetivo, volverse tan fuerte como Alpha y una familia, algo que hacía ya mucho tiempo que había perdido, y que hacia muy feliz al peliazul.