[reto] Novatillos. Creaviudas & Axelthor & Kaleth VS Kasan

Kaleth observaba con tranquilidad como su compañero le daba el último golpe a su captura del día, un pirata del montón pero con una recompensa que les vendría muy bien a sus bolsillos. Mientras veía al pirata tendido en el suelo comenzó a entender el por que la gente que tenía las habilidades de las frutas del diablo podían llegar a ser tan peligrosos. Él era hábil con la espada pero el poder de su compañero daba miedo y le convertía en un enemigo formidable más aun para alguien como él, que debía acercarse tanto para pelear. Por suerte estaba de su lado y eso le tranquilizó bastante.

"Que fácil es capturar gente teniendo de tu parte habilidades como esa"

Pensó mientras ataba al pobre infeliz para llevarlo al cuartel. No solía cazar nunca acompañado dado que así tenía toda la recompensa par él, pero aquella vez había hecho una excepción. Tras una corta travesía llegaron al cuartel de la marina para cobrar la recompensa que había por la cabeza de aquel tío. Caminaba por el pasillo rumbo a un marine que parecía estar ocupado con papeleos varios. El pirata daba la impresión de que tenía asumido el destino que le esperaba por su vida de piratería y no se quejaba mientras caminaban lo cual sorprendió al joven Kaleth, era extraño toparse con piratas así.

Al entregar al pirata y recibir la pertinente recompensa el marine los llevó a un frío, oscuro y apartado callejón. Tenía que decir que no le gustaba nada aquel lugar y menos aún teniendo en cuenta que estaba llevándoles ahí un completo desconocido. Sin acabar de fiarse mucho de aquel marine escuchó todo lo que este dijo sin poner sus manos demasiado lejos de sus espadas, no quería llevarse alguna sorpresa, aunque lo hizo. Los ojos de Kaleth se abrieron de par en par ante las palabras del marine. Lo que aquel marine les estaba proponiendo no era algo que le propusieran a uno todos los días, un agente del gobierno que había traicionado al propio gobierno, aquello a los oídos de este solo significaba una cosa: Dinero, mucho dinero. Sin pensarlo mucho aceptó el trabajo encantado.

Al parecer a Axel que así fue como dijo llamarse el marine ya tenía casi todo listo pues en un abrir y cerrar de ojos estaban subiendo a la embarcación que les llevaría a la legendaria isla de Skypea donde se suponía encontrarían a su objetivo. La travesía se hizo bastante más larga de lo esperado aunque era normal dado que estaba ansioso por hacerse con tan jugosa recompensa. Por fin y tras pasar a través de la corriente ascendiente que no dejó indiferente a ningún tripulante de la embarcación, llegaron a su destino.

En cuanto llegaron Kaleth colocó sus espadas en su cinto y fue a cubierta corriendo para al fin poder bajar de aquel barco. En el momento en que la gente comenzó a bajar a aquellas extrañas nubes solidas el espadachín dudó, ¿Realmente podía fiarse de que no iba a caerse si ponía su pie allí? Superando su miedo al fin bajó junto a sus compañeros no podía quedarse todo el día ahí y sus ganas de poner los pies en el suelo eran superiores a la incertidumbre que le daba aquel curioso suelo. Al poner los pies en el suelo se relajó al comprobar que no se había hundido y por fin comenzó a fijarse en las vistas de aquella isla. Era una lastima que algo tan impresionante como aquello no pudiera ser admirado por todo el mundo.

Una vez admirada la belleza del lugar miró a sus compañeros. Tenían que organizarse de alguna manera para encontrar a su objetivo y no conocía esa parte del plan por lo que no sería mala idea aclarar ese punto.

- Está bien, ¿Nos separamos para encontrar al objetivo o vamos todos juntos? -

La cuestión era importante no tomarla a la ligera, separados encontrarían antes a su rival aunque si era tan peligroso como Axel les había dicho sería un problema si se enfrentaban a el en un 1 vs 1.

Mientras esperaba la respuesta de sus compañeros, los cuales no parecían estar muy por la labor de contestarle, la mente de Kaleth no paraba de dar vueltas. Aún no terminaba de entender por que él, que era un cazador solitario se había aliado con aquellas personas. Es verdad que si no fuera por eso no estaría en esos mismos instantes en la isla tratando de capturar un agente del gobierno por el que le darían un buen pellizco, aun así no podía dejar de pensar que trabajaba mejor por sí solo y una pequeña parte de él sentía como si estuviera siendo retrasado por sus compañeros.

Caminaba al lado de sus compañeros dando ya por hecho que no iban a responder a su pregunta ¿De qué le serviría ir en grupo si no se iban a organizar de ninguna forma? El ensimismado espadachín apenas escuchó el silbido del aire yendo hacia ellos cuando lo tenían casi encima, por suerte su compañero estuvo más rápido y un empujón les apartó a Axel y a él de la trayectoria del ataque.

Kaleth aprovechó el empujón para saltar ligeramente y salir despedido un poco más lejos tratando de evitar completamente aquel ataque de procedencia desconocida, aunque no hizo falta dado que su compañero bloqueo el ataque con su propio poder. Al tocar el suelo el espadachín rodó sobre si mismo para amortiguar el golpe.

- ¡Hey gracias por esa, te debo una! -

Le dijo a su compañero sin mirarle, no era momento de observar a los compañeros. Mientras se levantaba del suelo miró hacia el cielo contemplando una figura que encajaba bastante bien con la descripción de su objetivo. El cielo comenzó a llenarse de nubes en apenas unos instantes y de estás caía una no muy intensa pero permanente lluvia. Por suerte o tal vez no tras un gran estallido que los derribó, se formó un agujero entre las nubes que habían sobre ellos, parecía que estaban teniendo suerte. Apenas tuvo tiempo para asegurarse cuando el propio individuo confirmo sus pensamientos.

- Venís a por mi eh perros, pues aquí estoy. -

Sí, sin duda era él y no parecía muy preocupado con el hecho de que tres personas estaban ahí con la intención de llevarle ante la justicia, lo cual demostraba confianza, prepotencia o un poco de ambas. El empapado por la lluvia Kaleth observaba a la figura que se mantenía volando sobre ellos. Había peleado con varios usuarios de akuma no mi a lo largo de su todavía pequeña etapa como cazador de recompensas pero aquella habilidad era curiosa, manipular el clima de tal forma como para llenar una isla de nubes o lanzar aquel ataque formado con viento eran acciones más propias de un dios que de una persona.

"Por suerte él no es un dios y si así fuera... Siempre he querido ver si los dioses sangran"

Pensó Kaleth para sí mismo formando una sonrisa en su rostro. El enemigo estaba a demasiada altura como para estar al alcance de cualquiera de sus técnicas de espada por lo que si querían hacer algo debería de esperar a que sus compañeros le hicieran bajar o pensar alguna forma de hacerlo el mismo.

Pasó su mano por el cinto y agarró durante un segundo su pistola sin desenfundarla. Era consciente de que no era un tirador y que con la distancia las posibilidades de golpearle iban a ser casi nulas, por lo que descartó la idea de un disparo de esa forma. Incluso pensó en entrar dentro del barco y pedir a los marines ahí presentes que dispararán contra Kasanova, pero pensar en que los civiles podrían salir heridos le hicieron desistir. Sin todavía quitar la mirada de su objetivo se aclaró la garganta y procedió a hablar.

- Si, y ahora que sabemos donde estás estaría bien que bajaras a dar la cara como un hombre. Entiendo lo cobarde que puede sonar esto cuando se va en grupo aunque debo informarte que tu actitud tampoco es muy valiente que digamos. -

Comentó Kaleth con el suficiente volumen para que su rival le escuchara. Esperando la respuesta de su rival metió la mano en sus bolsillos y sacó un par de guantes de cuero, aquella agua estaba haciendo que se le helaran las manos y si su rival bajaba debía de estar al 100% si quería hacer algo. Una vez colocados los guantes desenvainó a Kousou Junketsu y adoptó una posición relajada, ladeando su cuerpo para ser un objetivo más pequeño.

Kaleth continuaba empuñando su arma mientras observaba a su rival en el aire. Con un rápido movimiento hizo que un potente viento desplazara el ataque de su compañero lanzando dicho ataque en otra dirección, concrétamente hacía un grupo de arboles que habían no muy lejos de dónde se estaba produciendo la lucha, lucha en la que él no estaba pudiendo hacer absolutamente nada. Tras eso la mirada de aquel hombre se fijó en el y comenzó a expulsar palabras por su boca.

- JAJAJAJAJA, ¿Tu me hablas de cobardía?, aquel que no confía en su propio poder para combatir y necesita de la ayuda de dos personas mas para poder combatir con alguna garantía de poder intentar siquiera tocarme. -

¿Pero ese hombre había escuchado lo que había dicho? En ningún momento el propio Akatsuya había dicho ser valiente, más bien había nombrado lo cobarde que sonaba decir eso cuando estaba acompañado de más gente. De todas formas no iba a perder el tiempo en una discusión con él. Kasanova parecía estar tramando algo pues durante un breve período de tiempo se mantuvo callado.

- Si tu plan es que toque el suelo, lo tienes difícil, te propongo lo contrario, sube tu hasta aquí. -

Justo cuando escuchó esas palabras entendió claramente lo que el rival iba a tratar de hacerle y aunque eso le daría más posibilidades de alcanzarle no iba a dejar que aquel hombre tuviera total control sobre él mientras "volaba". Concentrándose al límite para ser capaz de preverlo con la mayor brevedad posible, el espadachín relajó su cuerpo y se centró para sentir mejor lo que le rodeaba. Sentía el suelo que pisaba, duro a pesar de su apariencia, la ropa que llevaba algo mojada por la breve pero intensa lluvia y el viento, podía sentir el viento que le rodeaba. En cuanto notó como unas corrientes de viento trataban de cercarlo se lanzó hacia delante dando un potente salto para evitar aquella situación. En cuanto terminó el salto pudo notar como una fuerte corriente de viento se iba alzando hacía el cielo, no podía estar seguro al 100% pero era casi seguro que si se hubiera quedado en el sitio estaría alzándose dentro de una esfera de viento controlada por el rival.

- Agradezco la oferta de un vuelo gratis, de verdad, pero lo mío es más caminar que volar. Así que sintiéndolo mucho, gracias pero no. -

Comentó Kaleth alzándose, si él no iba a poder golpear a su rival se iba a encargar de ser un objetivo lo más evasivo posible, no quería ser un blanco fácil. Evadiendo lo que fuera que hubiera intentado su rival había conseguido que ambos volvieran a la misma situación en la que estaban hacía escasos instantes lo cual era poco provechoso pero seguro.

- ¡Aoi (Azul)! - Gritó refiriéndose a su compañero cuyo apodo era similar. - ¡Inventa algo, como sea, pero bájalo al suelo o de poco nos va a servir ser superiores en número y tú - El espadachín se giró al marine quien llevaba un tiempo extrañamente quieto - Si esperas que te demos una parte de la recompensa ya puedes empezar a mover el culo, no pienso darle ni un misero berrie a alguien que no ha hecho nada en todo el combate. -

Era extraño verle con ese carácter, incluso a él mismo le estaba extrañando que se alterara de esa manera, aunque suponía que era por sentirse tan inútil en el suelo. Jamás le había pasado algo así, siempre encontraba un punto flaco del rival y lo explotaba pero esta vez el rival volaba. A menos que encontrara unas alas y volara cual Icaro en dirección a su rival poco podría hacer mientras su rival se mantuviera en el aire.

A pesar de haber descartado la idea anteriormente sacó su pistola empuñándola con su mano izquierda sin guardar su espada, la cual estaba en su otra mano, y apuntó con ella a su objetivo.

"Que bien me habría venido un buen rifle para efectuar este tiro"

Pensó mientras efectuaba 4 tiros tratando de alcanzar a Kasanova, era consciente que no era un tirador experto por lo que posiblemente su ataque no alcanzaría a su rival pero bueno, la suerte acompaña a quien la busca, ¿No?. Una vez había disparado se concentró de nuevo. Era consciente que ante un rival como él si bajaba la guardia y se confiaba estaría muerto en apenas unos instantes y eso no se lo podía permitir.

No tenía ni idea de qué más podía hacer él en esa situación, sin duda el peso del combate en esos instantes estaba todo en sus compañeros, si ellos no eran capaces de bajarlo al suelo y de forma rápida, lo más inteligente que podría hacer sería retirarse conservando su vida para pelear contra él de nuevo cuando estuviera más preparado.