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Cuando el enano partió del galeón en el que viajaba de polizón, cargado tan solo con su mochila y su escolopendra no esperaba que el día se tornase noche tan rápido. Al llegar a las inmediaciones de Dark dome toda luz se redujo a las farolas y antorchas que, diseminadas por las calles, otorgaban algo de visión sobre el suelo.
Aquel lugar tan lleno de edificios aturdía un poco al enano, que estaba más acostumbrado a zonas más boscosas, o al menos a zonas arboladas dentro de la propia ciudad, pero aquello parecía lleno de cemento y construcciones por todos lados. Ningún lugar apropiado para disfrutar un poco de la unión del pequeño con la naturaleza, por lo que pasó los primeros minutos sobrevolando la zona casi deprimido. Hasta que a lo lejos vio el único parque de la ciudad y voló hacia el lugar.
Si bien era triste encontrar tan poca vegetación en el “parque”, aquello sirvió para que el pequeño pudiese sentir tierra firma de nuevo y comenzar su aventura en una nueva isla. Pero antes de abandonar el único sitio donde sabía, se encontraría realmente a gusto, el metódico pequeño comenzó a revisar sus armas y sus municiones. Le gustaba asegurarse que todo estaba bien por lo que pudiera pasar. Su experiencia como cazador le decía que debía estar preparado para todo en todo momento. Incluso si no tenía que cuidar de su melliza o estaba de vacaciones. Aquel instinto de conservación había conseguido que los tontatta siguieran vivos hasta el día de hoy y Thymo no cambiaría su forma de actuar por nada del mundo.
La escolopendra por otro lado había comenzado a actuar de manera extraña. Durante la inspección de armamento, el bicho comenzó a vibrar mientras emitía un extraño sonido. Su caparazón se rompió con un desagradable sonido, solo para dar paso a la versión más poderosa del bicho hasta la fecha. Poderosas patas y una coraza rojiza, de un rojo más oscuro que la cascara seca que quedaba rodeando la mochila, hicieron su aparición con una rápida carrera.
Las escolopendras, cazadoras natas, son letales para pájaros y pequeños mamíferos. Son tremendos carnívoros insaciables en busca de energía para su siguiente etapa de crecimiento, y mientras la escolopendra cazaba para recuperarse, el enano guardó en su mochila los restos del caparazón.
Tras devorar ávidamente una rata gorda, la escolopendra regresó ronroneando como un gatito, al lugar donde estaba el enano . Se encaramó a la mochila y regresó al estado estático que significaba su sueño. Necesitaba asimilar la comida, pero pronto estaría listo para actuar.
Una vez tuvo todo comprobado, y el animal a su lado de nuevo. Thymo colocó su mochila sobre sus hombros y se dispuso a salir de aquel “parque” y adentrarse en la ciudad más oscura que había visitado. Aunque el enano tan solo fuese capaz de apreciar su falta de luz y no ver más allá. Dentro de la verdadera oscuridad de Dark Dome.
Aquel lugar tan lleno de edificios aturdía un poco al enano, que estaba más acostumbrado a zonas más boscosas, o al menos a zonas arboladas dentro de la propia ciudad, pero aquello parecía lleno de cemento y construcciones por todos lados. Ningún lugar apropiado para disfrutar un poco de la unión del pequeño con la naturaleza, por lo que pasó los primeros minutos sobrevolando la zona casi deprimido. Hasta que a lo lejos vio el único parque de la ciudad y voló hacia el lugar.
Si bien era triste encontrar tan poca vegetación en el “parque”, aquello sirvió para que el pequeño pudiese sentir tierra firma de nuevo y comenzar su aventura en una nueva isla. Pero antes de abandonar el único sitio donde sabía, se encontraría realmente a gusto, el metódico pequeño comenzó a revisar sus armas y sus municiones. Le gustaba asegurarse que todo estaba bien por lo que pudiera pasar. Su experiencia como cazador le decía que debía estar preparado para todo en todo momento. Incluso si no tenía que cuidar de su melliza o estaba de vacaciones. Aquel instinto de conservación había conseguido que los tontatta siguieran vivos hasta el día de hoy y Thymo no cambiaría su forma de actuar por nada del mundo.
La escolopendra por otro lado había comenzado a actuar de manera extraña. Durante la inspección de armamento, el bicho comenzó a vibrar mientras emitía un extraño sonido. Su caparazón se rompió con un desagradable sonido, solo para dar paso a la versión más poderosa del bicho hasta la fecha. Poderosas patas y una coraza rojiza, de un rojo más oscuro que la cascara seca que quedaba rodeando la mochila, hicieron su aparición con una rápida carrera.
Las escolopendras, cazadoras natas, son letales para pájaros y pequeños mamíferos. Son tremendos carnívoros insaciables en busca de energía para su siguiente etapa de crecimiento, y mientras la escolopendra cazaba para recuperarse, el enano guardó en su mochila los restos del caparazón.
Tras devorar ávidamente una rata gorda, la escolopendra regresó ronroneando como un gatito, al lugar donde estaba el enano . Se encaramó a la mochila y regresó al estado estático que significaba su sueño. Necesitaba asimilar la comida, pero pronto estaría listo para actuar.
Una vez tuvo todo comprobado, y el animal a su lado de nuevo. Thymo colocó su mochila sobre sus hombros y se dispuso a salir de aquel “parque” y adentrarse en la ciudad más oscura que había visitado. Aunque el enano tan solo fuese capaz de apreciar su falta de luz y no ver más allá. Dentro de la verdadera oscuridad de Dark Dome.
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Hacía ya unas horas que me había despedido de Alice, había sido una aventura única la que habíamos tenido y ya me preguntaba cuándo sería la próxima vez que nos viesemos. Por lo pronto, Dark Dome era tal y como me la había descrito, una isla totalmente oscura repleta de edificios exageradamente altos. Parecía una lata de sardinas, todo estaba muy junto y no podía ver ni una pizca de vegetación, lo cual me parecía de lo más extraño. Sin duda alguna, jamás había visto una isla ni remotamente parecida.
Tampoco es que la gente fuese mucho más agradable, intentaba reencontrarme con Jin y cada vez que preguntaba por él, me llevaba malas miradas o simplemente me ignoraban. Este barrio era de lo más desagradable, había basura tirada por ahí, gente que parecía estar matándome con solamente la mirada… Hice una mueca, todo esto empezaba a molestarme, solo quería volver con mi navegante al barco y seguir nuestra aventura. Cosa que no podía hacer porque apenas podía ver si no iba cerca de las farolas.
Era una sensación abrumadora, desde que había salido de mi isla, cualquier sitio al que fuera era tan extraño… Ni siquiera parecía haber un patrón relevante a parte de las estaciones, cada isla era un mundo totalmente distinto al anterior, como si perteneciesen a tiempos distintos. Si la tecnología de Karakuri ya me parecía mágica, este sitio era ya un sueño febril. Al menos agradecía poder vivir estas experiencias, si quería ser el próximo Rey de los Piratas, tenía que vivir lo máximo que pudiera. Ahora bien, no podía seguir contemplando la nada esperando que la solución a mis problemas viniese a mí como por arte de magia.
Fruncí el ceño molesto y decidí que aunque pudiese meterme en problemas, usaría mis poderes de la fruta para poder ver mejor. Como ya había hecho mil veces antes, empecé a crear fuego en mi interior, haciendo que mi pecho funcionase como una especie de linterna o antorcha. En ese momento fue cuando vi que estaba a punto de pisar algo, más bien, alguien.
-Oh, perdón.- Dije, haciendo que un poco de fuego saliese por mi boca sin querer. Parecía ser un Tontatta, lo que me alegró con creces.- Mi nombre es Yor D. Krein, estoy buscando a un amigo, es un tipo alto, con cara de amargado, un parche en un ojo, una cicatriz en la cara… Ah, y siempre está fumando.
Me agaché para poder estar a su altura, era el segundo Tontatta que veía en toda mi vida. Era muy distinto a Muffin, parecía mucho más capaz y mucho menos torpe. Al menos, desde luego, era la cara más amable que me había encontrado en esta isla y eso lo iba a aprovechar, con suerte sabría algo o sería una conversación agradable, cualquiera me serviría ahora mismo.
Tampoco es que la gente fuese mucho más agradable, intentaba reencontrarme con Jin y cada vez que preguntaba por él, me llevaba malas miradas o simplemente me ignoraban. Este barrio era de lo más desagradable, había basura tirada por ahí, gente que parecía estar matándome con solamente la mirada… Hice una mueca, todo esto empezaba a molestarme, solo quería volver con mi navegante al barco y seguir nuestra aventura. Cosa que no podía hacer porque apenas podía ver si no iba cerca de las farolas.
Era una sensación abrumadora, desde que había salido de mi isla, cualquier sitio al que fuera era tan extraño… Ni siquiera parecía haber un patrón relevante a parte de las estaciones, cada isla era un mundo totalmente distinto al anterior, como si perteneciesen a tiempos distintos. Si la tecnología de Karakuri ya me parecía mágica, este sitio era ya un sueño febril. Al menos agradecía poder vivir estas experiencias, si quería ser el próximo Rey de los Piratas, tenía que vivir lo máximo que pudiera. Ahora bien, no podía seguir contemplando la nada esperando que la solución a mis problemas viniese a mí como por arte de magia.
Fruncí el ceño molesto y decidí que aunque pudiese meterme en problemas, usaría mis poderes de la fruta para poder ver mejor. Como ya había hecho mil veces antes, empecé a crear fuego en mi interior, haciendo que mi pecho funcionase como una especie de linterna o antorcha. En ese momento fue cuando vi que estaba a punto de pisar algo, más bien, alguien.
-Oh, perdón.- Dije, haciendo que un poco de fuego saliese por mi boca sin querer. Parecía ser un Tontatta, lo que me alegró con creces.- Mi nombre es Yor D. Krein, estoy buscando a un amigo, es un tipo alto, con cara de amargado, un parche en un ojo, una cicatriz en la cara… Ah, y siempre está fumando.
Me agaché para poder estar a su altura, era el segundo Tontatta que veía en toda mi vida. Era muy distinto a Muffin, parecía mucho más capaz y mucho menos torpe. Al menos, desde luego, era la cara más amable que me había encontrado en esta isla y eso lo iba a aprovechar, con suerte sabría algo o sería una conversación agradable, cualquiera me serviría ahora mismo.
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Tras una buena caminata entre deliciosa basura que hacía la boca agua al enano, por efecto del animal totemico de su fruta. Salió a una calle sin tanto moho y algo más de luz, cansado de patear traseros de rata de su camino que pensaban, sería una presa fácil.
Por suerte para él, su tamaño y velocidad lo ayudaban a pasar desapercibido entre drogadictos y maleantes. Entre piratas y gente en general.
Las calles de Dark Dome significaban para el pequeño un mundo tenebroso y oscuro con el que rápidamente se acordó a muchas de las películas de terror que hacían gritar a su melliza por las noches. Muchas de aquellas personas caminaban como zombis y muchas otras directamente se parecían a los monstruos que hacían de antagonistas en los films en los que los protagonistas, debían acabar con la maldición para regresar todo a su lugar.
Otra tétrica taberna, llena de polvo y olor a alcohol de quemar dejada atrás. Otro puesto callejero con algo que llamaban comida apestando la calle pasado cerca. Otra tienda de regalos llena de mugre y de olor rancio, otra vuelta a otra esquina y todo seguía igual. Aquel barrio era un laberinto de miseria. Un laberinto que confundía al enano pues no entendía por que aquellas personas gustaban de vivir en aquella situación. -Seguro están tristes por que es de noche- pensó el tontatta justo antes de que sus sentidos e instinto le avisaran de una avalancha cerniéndose rápidamente sobre él.
El susto duró poco al ver como una llamarada salía de la boca del chico que había estado a punto de pisarlo. El pecho, iluminando la escena con sus llamas, le daba el aspecto mágico que el pequeño necesitaba para continuar con el guion de aquella horrible película. -WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHH- gritó en medio de la oscuridad iluminada por el fuego del chico llamado Yor -THYMO. ME LLAMO THYMO... WOOOOOOOOOOOOOHHH TE SALE FUEGO POR LA BOCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA- emocionado, sin apenas poder contenerse en el sitio, dando saltitos de un lado para otro, contesto a la pregunta del humano -HE VISTO UNOS CUANTOS ASÍ- dijo sin ser consciente de las voces que estaba pegando. Por eso cuando el humano se agachó, Thymo bajó la cabeza y cerro los puñitos y los ojos en gesto de arrepentimiento -Intentaré no gritar más- dijo -Pero te ayudaré a buscarlo-
Para el tontatta aquel encuentro, en medio de aquellos pensamientos, tan solo significaba un golpe del destino. Por algún motivo para Thymo, encontrar al hombre era la solución a la situación en Dark Dome. Y por alguna razón que aun no sabía, aquel encuentro no era casual.
Por suerte para él, su tamaño y velocidad lo ayudaban a pasar desapercibido entre drogadictos y maleantes. Entre piratas y gente en general.
Las calles de Dark Dome significaban para el pequeño un mundo tenebroso y oscuro con el que rápidamente se acordó a muchas de las películas de terror que hacían gritar a su melliza por las noches. Muchas de aquellas personas caminaban como zombis y muchas otras directamente se parecían a los monstruos que hacían de antagonistas en los films en los que los protagonistas, debían acabar con la maldición para regresar todo a su lugar.
Otra tétrica taberna, llena de polvo y olor a alcohol de quemar dejada atrás. Otro puesto callejero con algo que llamaban comida apestando la calle pasado cerca. Otra tienda de regalos llena de mugre y de olor rancio, otra vuelta a otra esquina y todo seguía igual. Aquel barrio era un laberinto de miseria. Un laberinto que confundía al enano pues no entendía por que aquellas personas gustaban de vivir en aquella situación. -Seguro están tristes por que es de noche- pensó el tontatta justo antes de que sus sentidos e instinto le avisaran de una avalancha cerniéndose rápidamente sobre él.
El susto duró poco al ver como una llamarada salía de la boca del chico que había estado a punto de pisarlo. El pecho, iluminando la escena con sus llamas, le daba el aspecto mágico que el pequeño necesitaba para continuar con el guion de aquella horrible película. -WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHH- gritó en medio de la oscuridad iluminada por el fuego del chico llamado Yor -THYMO. ME LLAMO THYMO... WOOOOOOOOOOOOOHHH TE SALE FUEGO POR LA BOCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA- emocionado, sin apenas poder contenerse en el sitio, dando saltitos de un lado para otro, contesto a la pregunta del humano -HE VISTO UNOS CUANTOS ASÍ- dijo sin ser consciente de las voces que estaba pegando. Por eso cuando el humano se agachó, Thymo bajó la cabeza y cerro los puñitos y los ojos en gesto de arrepentimiento -Intentaré no gritar más- dijo -Pero te ayudaré a buscarlo-
Para el tontatta aquel encuentro, en medio de aquellos pensamientos, tan solo significaba un golpe del destino. Por algún motivo para Thymo, encontrar al hombre era la solución a la situación en Dark Dome. Y por alguna razón que aun no sabía, aquel encuentro no era casual.
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No pude evitar reír por su reacción, esto ya me gustaba más, gente así es lo que necesitaba este sitio. Eso sí, parpadeé un par de veces confundido cuando sus ánimos bajaron, de repente arrepentido por lo que parecía una gran tontería. Para intentar animarlo de nuevo, le dediqué una gran sonrisa.
-No te pongas así, yo no tengo ningún problema con que alces la voz, de hecho, un poco de alegría le vendría fenomenal a estas calles. Además, si tienes ganas de hablar, hazlo, nada ni nadie tiene que decirte cómo sentir las cosas.
Esa era por lo menos la máxima que llevaba yo en mi vida. era cierto que aun así había situaciones y situaciones, pero por lo general, no tenía sentido tener que guardarme mis emociones. Ya lo había hecho para toda una vida y ahora que era libre nadie iba a dictaminar si podía o no gritar si me sentía emocionado. Por eso me había penado ver la reacción del chico, parecía no ser la primera vez que alguien le recriminaba tanta emoción. En fin, con suerte mis palabras le habrían ayudado aunque fuera un poco. Volví a ponerme de pie, mirando alrededor.
-¿Tú eres de por aquí? Hace poco que llegué a la isla y con la poca luz que hay por aquí es difícil encontrar cualquier cosa, es como si el sol no quisiese iluminar la isla.
Era algo que me inquietaba, no poco precisamente. Si no tuviese que encontrarme con Jin investigaría un poco más del tema. Seguro que había una manera de devolverle la luz a este sitio. Todo sería mucho más alegre. Las plantas podrían volver a brotar, la gente no tendría cara de cascarrabias todo el rato, cogerían un bronceado de lo más sano… Aunque bueno, toda esta zona del mar tenía algo macabro, aquel laboratorio flotante que se encontraba más o menos cerca quizá tuviese algo que ver con cómo estaban aquí las cosas. Al recordarlo, no pude evitar apretar los puños con enfado, soltando un pequeño bufido que acompañaron las llamas, haciendo que un fogonazo de luz alumbrara la calle entera. me mordió el labio un poco avergonzado al darme cuenta de ello.
-Perdón, perdón, estaba pensando en que quizá alguien les había quitado la luz a esta gente y me estaba enfadando…- Sonreí de nuevo, intentando pensar en otra cosa.- Con un par de plantas en las calles, este sitio sería mucho más bonito, ¿no crees?
-No te pongas así, yo no tengo ningún problema con que alces la voz, de hecho, un poco de alegría le vendría fenomenal a estas calles. Además, si tienes ganas de hablar, hazlo, nada ni nadie tiene que decirte cómo sentir las cosas.
Esa era por lo menos la máxima que llevaba yo en mi vida. era cierto que aun así había situaciones y situaciones, pero por lo general, no tenía sentido tener que guardarme mis emociones. Ya lo había hecho para toda una vida y ahora que era libre nadie iba a dictaminar si podía o no gritar si me sentía emocionado. Por eso me había penado ver la reacción del chico, parecía no ser la primera vez que alguien le recriminaba tanta emoción. En fin, con suerte mis palabras le habrían ayudado aunque fuera un poco. Volví a ponerme de pie, mirando alrededor.
-¿Tú eres de por aquí? Hace poco que llegué a la isla y con la poca luz que hay por aquí es difícil encontrar cualquier cosa, es como si el sol no quisiese iluminar la isla.
Era algo que me inquietaba, no poco precisamente. Si no tuviese que encontrarme con Jin investigaría un poco más del tema. Seguro que había una manera de devolverle la luz a este sitio. Todo sería mucho más alegre. Las plantas podrían volver a brotar, la gente no tendría cara de cascarrabias todo el rato, cogerían un bronceado de lo más sano… Aunque bueno, toda esta zona del mar tenía algo macabro, aquel laboratorio flotante que se encontraba más o menos cerca quizá tuviese algo que ver con cómo estaban aquí las cosas. Al recordarlo, no pude evitar apretar los puños con enfado, soltando un pequeño bufido que acompañaron las llamas, haciendo que un fogonazo de luz alumbrara la calle entera. me mordió el labio un poco avergonzado al darme cuenta de ello.
-Perdón, perdón, estaba pensando en que quizá alguien les había quitado la luz a esta gente y me estaba enfadando…- Sonreí de nuevo, intentando pensar en otra cosa.- Con un par de plantas en las calles, este sitio sería mucho más bonito, ¿no crees?
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Mientras el pecho del muchacho brillaba, al tontatta le resultaba complicado apartar la mirada de aquel pulso latente de fuego, vibrando en la cavidad torácica de Yor. -JAJAJAJA es mi primer instinto, soy cazador, ¿Sabes? Y dar voces espanta a las presas, así que lucho conmigo mismo JAJAJAJA- Era complicado aplacar el carácter risueño del enano.
-No, acabo de llegar- respondió Thymo -No conozco todo esto, pero por el tamaño de esos edificios aquí debe vivir muuuuuucha gente- exclamó mientras casi cae al suelo de culo al mirar hacia arriba, tratando de ver donde terminaban los edificios más altos -Pero solo tienes que dar unas vueltas por estas calles para encontrar varias personas con esa descripción que me has dado- continuó, con una expresión de absoluta candidez, mientras volvía a mirar con las pupilas enormes, la manifestación de los poderes de Yor -Yo tengo antenas- dijo entonces haciendo aparecer los apéndices de su cabeza. Brotando y formándose hasta adquirir la consistencia de la coraza del escarabajo -Me ayudo con esto en la oscuridad, pero me molaría poder iluminar como una luciérnaga- dijo entonces
Lejos de asustar al enano, la nueva llamarada tan solo espoleó su imaginación. Sus cortas vivencias en la vida real, en el mundo humano, eran suplidas por la cantidad de películas que el pequeño había visto mientras crecía en Mirrorball. Conocía un montón de situaciones irreales en las que sabía desenvolverse perfectamente, y pensaba que los buenos siempre ganaban, daba igual lo malo que fuese el malo o lo poderoso que fuese su poder. Thymo creía con todas sus fuerzas que tan solo había que ser valiente y buena persona para que cosas buenas sucediesen por si mismas. Como aquella, por ejemplo. En la que la luz vino a buscarlo en medio de la oscuridad.
Los gritos y la extraña luz no tardarían en atraer la atención de los bastardos sedientos de bienes ajenos que merodeaban por las calles de alrededor
-No, acabo de llegar- respondió Thymo -No conozco todo esto, pero por el tamaño de esos edificios aquí debe vivir muuuuuucha gente- exclamó mientras casi cae al suelo de culo al mirar hacia arriba, tratando de ver donde terminaban los edificios más altos -Pero solo tienes que dar unas vueltas por estas calles para encontrar varias personas con esa descripción que me has dado- continuó, con una expresión de absoluta candidez, mientras volvía a mirar con las pupilas enormes, la manifestación de los poderes de Yor -Yo tengo antenas- dijo entonces haciendo aparecer los apéndices de su cabeza. Brotando y formándose hasta adquirir la consistencia de la coraza del escarabajo -Me ayudo con esto en la oscuridad, pero me molaría poder iluminar como una luciérnaga- dijo entonces
Lejos de asustar al enano, la nueva llamarada tan solo espoleó su imaginación. Sus cortas vivencias en la vida real, en el mundo humano, eran suplidas por la cantidad de películas que el pequeño había visto mientras crecía en Mirrorball. Conocía un montón de situaciones irreales en las que sabía desenvolverse perfectamente, y pensaba que los buenos siempre ganaban, daba igual lo malo que fuese el malo o lo poderoso que fuese su poder. Thymo creía con todas sus fuerzas que tan solo había que ser valiente y buena persona para que cosas buenas sucediesen por si mismas. Como aquella, por ejemplo. En la que la luz vino a buscarlo en medio de la oscuridad.
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-¿Un cazador? Entonces…- Me calmé un poco al escuchar que era de animales, no de piratas.- Nunca se me ha dado bien la caza, prefiero que la comida venga directamente cazada.
Observé con curiosidad las antenas que le crecieron, no tardando en deducir que él también tenía una fruta zoan. Por lo que tenía entendido, las frutas del diablo eran de lo más extrañas, pero ya me había encontrado a dos personas que eran usuarios. Supongo que será porque eran gente especial, este Tontatta desde luego me lo parecía.
-Entiendo… La verdad es que creía que era una muy buena descripción, pero es cierto que todo el mundo aquí se le parece… Si vamos por las calles vamos a tardar una eternidad…- Fruncí el ceño, intentando pensar algo. El problema es que todo estaba muy escondido, con estos edificios tan grandes no se veía nada. Un momento… Sonreí ampliamente, mirando con ilusión a Thymo.- ¿Qué te parece si subimos al edificio más grande de esta ciudad y desde ahí escupo una gran llamarada? ¡Así en vez de buscarlo, él me encontraría!
La idea me parecía bastante buena. Era cierto que con eso no solo Jin sabría dónde estoy, sino cualquiera con un par de ojos, pero era el método más rápido y divertido que se me había ocurrido hasta ahora. Además, seguro que le animaba el día, o bueno, la noche a alguien. No creo que tampoco cause mucho revuelo, igual sí un poco la atención de gente como la que nos estaba rodeando, pero no eran un problema. Quizá debería avisar al chiquitín, había dicho que era cazador, pero no lo conocía lo suficiente todavía como para saber cómo de capaz era.
-Bueno, hagamos lo que hagamos o deberíamos prepararnos para una pelea o irnos, parece que hemos llamado demasiado la atención en este barrio.- Solté una pequeña risa al final, esto podría ser divertido.
Observé con curiosidad las antenas que le crecieron, no tardando en deducir que él también tenía una fruta zoan. Por lo que tenía entendido, las frutas del diablo eran de lo más extrañas, pero ya me había encontrado a dos personas que eran usuarios. Supongo que será porque eran gente especial, este Tontatta desde luego me lo parecía.
-Entiendo… La verdad es que creía que era una muy buena descripción, pero es cierto que todo el mundo aquí se le parece… Si vamos por las calles vamos a tardar una eternidad…- Fruncí el ceño, intentando pensar algo. El problema es que todo estaba muy escondido, con estos edificios tan grandes no se veía nada. Un momento… Sonreí ampliamente, mirando con ilusión a Thymo.- ¿Qué te parece si subimos al edificio más grande de esta ciudad y desde ahí escupo una gran llamarada? ¡Así en vez de buscarlo, él me encontraría!
La idea me parecía bastante buena. Era cierto que con eso no solo Jin sabría dónde estoy, sino cualquiera con un par de ojos, pero era el método más rápido y divertido que se me había ocurrido hasta ahora. Además, seguro que le animaba el día, o bueno, la noche a alguien. No creo que tampoco cause mucho revuelo, igual sí un poco la atención de gente como la que nos estaba rodeando, pero no eran un problema. Quizá debería avisar al chiquitín, había dicho que era cazador, pero no lo conocía lo suficiente todavía como para saber cómo de capaz era.
-Bueno, hagamos lo que hagamos o deberíamos prepararnos para una pelea o irnos, parece que hemos llamado demasiado la atención en este barrio.- Solté una pequeña risa al final, esto podría ser divertido.
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-UN MOMENTO- berreó el enano -UN MOMENTO, UN MOMENTO... ESO SERÍA GENIAAAAAAAAAAAAAALLLLLLLL- gritó como un condenado al escuchar la idea de Yor -¿Un fogonazo bien gordo desde el tejado más alto? Yo mismo te llevo- aseguró, haciendo que unas alas surgieran en su espalda -También tengo alitas- sonrió antes de levantar el vuelo y sujetar al muchacho por la cintura del pantalón -Según mi experiencia es mejor que te mantengas horizontal mientras dura el vuelo. Si te quedas en vertical es posible que termines hablando con un tono más agudo que yo... a uno de los cazadores le paso... quiso que lo elevase para disparar desde la seguridad del aire, pero... Bueno... En fin... No me lo pidió más- terminó justo cuando daba el primer tirón hacia arriba, suficiente como para elevar los talones del hombre del suelo -Allá vamos- avisó justo antes del segundo tirón.
Los maleantes o curiosos, cualquiera que fuese el caso, llegaron al lugar solo para ver a Yor salir volando, iluminando el cielo como un farolillo de aquellos que se sueltan para pedir deseos.
El enano tenía fuerza de sobra para llevar cómodamente al chico por los aires, directos al edificio más alto que era capaz de apreciar entre la salvaje jungla de cristal y cemento que tenía por delante. Sin duda llamarían la atención pero con la velocidad de vuelo del pequeño y la altura de las casas de la isla, el reflejo del pecho del humano sería poco más que un parpadeo en los ojos de los viandantes.
Se notaba que no era la primera vez en el aire del pequeño, ni mucho menos cargando con peso. Estando acostumbrado a volar a toda velocidad entre las ramas de los arboles, sortear las farolas y demás obstáculos no significaba nada para Thymo, que simplemente tomó altura hasta que los tejados de los edificios comenzaron a ser visibles.
El rascacielos más alto se encontraba al lado de las ruinas de un terrible accidente a ojos del enano, que vio los hierros retorcidos que anteriormente formaban la estructura del más alto rascacielos, tirados en el suelo -WOOOOOOOOOOOOOOOOOOW- dijo para hacerse oír por encima del viento. -Desde esta altura, todo parece un enorme plato de espaguetis sobre el que ha saltado un gato- dijo sorprendido.
Para cuando la pareja aterrizó con suavidad sobre el tejado, el enano había transformado sus ojos en los de un escarabajo para resistir el viento y poder volar con seguridad. Además la percepción aumentada de aquellos ojos múltiples le permitía acrobacias que de otro modo serían casi imposibles.
-Vamos, haz lo tuyo. Seguro que mi hermanita también lo verá JIJIJI-
Los maleantes o curiosos, cualquiera que fuese el caso, llegaron al lugar solo para ver a Yor salir volando, iluminando el cielo como un farolillo de aquellos que se sueltan para pedir deseos.
El enano tenía fuerza de sobra para llevar cómodamente al chico por los aires, directos al edificio más alto que era capaz de apreciar entre la salvaje jungla de cristal y cemento que tenía por delante. Sin duda llamarían la atención pero con la velocidad de vuelo del pequeño y la altura de las casas de la isla, el reflejo del pecho del humano sería poco más que un parpadeo en los ojos de los viandantes.
Se notaba que no era la primera vez en el aire del pequeño, ni mucho menos cargando con peso. Estando acostumbrado a volar a toda velocidad entre las ramas de los arboles, sortear las farolas y demás obstáculos no significaba nada para Thymo, que simplemente tomó altura hasta que los tejados de los edificios comenzaron a ser visibles.
El rascacielos más alto se encontraba al lado de las ruinas de un terrible accidente a ojos del enano, que vio los hierros retorcidos que anteriormente formaban la estructura del más alto rascacielos, tirados en el suelo -WOOOOOOOOOOOOOOOOOOW- dijo para hacerse oír por encima del viento. -Desde esta altura, todo parece un enorme plato de espaguetis sobre el que ha saltado un gato- dijo sorprendido.
Para cuando la pareja aterrizó con suavidad sobre el tejado, el enano había transformado sus ojos en los de un escarabajo para resistir el viento y poder volar con seguridad. Además la percepción aumentada de aquellos ojos múltiples le permitía acrobacias que de otro modo serían casi imposibles.
-Vamos, haz lo tuyo. Seguro que mi hermanita también lo verá JIJIJI-
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Me dejé coger por el chico, me daba un poco de pena decirle que en realidad yo también podía volar así que mejor opté por no decir nada y que se sintiese bien. Intenté ponerme más o menos como me dijo ya que no quería quedarme sin mis partes. Me sorprendió de nuevo la fuerza de los Tontatta, puede que ya hubiera visto con anterioridad cómo eran de fuertes y demás, pero aun así era muy raro ver a algo tan pequeño levantar en peso a una persona como si nada. Me despedí con la mano de la gente que se acercaba, me temo que tendrían que buscarse a otro al que atracar.
-¿Qué animal es exactamente tu fruta? Supongo que es un insecto, pero ya no sé cual. Por cierto, gracias por el paseo, es agradable sentir el viento en la cara así.- Me guardé la parte de que era más cómodo volar sin tener que mover mis alas.
Al posar los pies sobre la azotea del edificio, caminé hacia el borde, mirando con curiosidad hacia el edificio derruido. No solo era la construcción lo que estaba en la mierda, también la tierra alrededor. Para crear unas grietas así, tendría que haber sido más alto o igual que este seguramente. Ahí estaba otro problema con lo de construir edificios tan grandes, era un riesgo si alguno explotaba o algo parecido. Además, no dejaba ver el resto de la ciudad, que debía admitir se veía bastante bonita por la gran cantidad de luces que la adornaban. En definitiva, los árboles no dejaban ver el bosque. Salí de mi estupor cuando escuché la jovial voz de Thymo, era como un faro entre la niebla.
-Oh, sí, ya voy. La verdad es que nunca había probado hacer algo así… Supongo que cuanta más potencia, más grande y visible será, ¿no?- No esperé realmente a que me contestase, era una de esas preguntas que no necesitan respuesta.- Bueno… Allá voy.
Me subí al borde de la azotea, preparándome mentalmente para lo que se venía. Arqueé la espalda y cogí todo el aire que pude, teniendo que transformar mi pecho para que tuviera más flexibilidad gracias a la piel de la salamandra. Se oía como si fuese un motor de combustión, el fuego rugiendo con ganas de salir en mi interior. Cuando ya estuve seguro de que no podía acumular más, eché todo lo que pude con energía, notando como incluso el fuego me recorría un poco las mejillas. Era parecido a una botella de champán agitada cuando salía todo de golpe. La llamarada que creé me pareció hermosa, alegrándome bastante por iluminar esta triste ciudad de cemento. Cuando por fin terminé, tuve que coger el aire, bajándome del borde ya que me había mareado un poco.
-Uf… ¿Qué te ha parecido, Thymo? Todo un espectáculo, ¿eh?- Comenté entre jadeos.- Ahora solo tenemos que esperar aquí… Espero que salga bien.
-¿Qué animal es exactamente tu fruta? Supongo que es un insecto, pero ya no sé cual. Por cierto, gracias por el paseo, es agradable sentir el viento en la cara así.- Me guardé la parte de que era más cómodo volar sin tener que mover mis alas.
Al posar los pies sobre la azotea del edificio, caminé hacia el borde, mirando con curiosidad hacia el edificio derruido. No solo era la construcción lo que estaba en la mierda, también la tierra alrededor. Para crear unas grietas así, tendría que haber sido más alto o igual que este seguramente. Ahí estaba otro problema con lo de construir edificios tan grandes, era un riesgo si alguno explotaba o algo parecido. Además, no dejaba ver el resto de la ciudad, que debía admitir se veía bastante bonita por la gran cantidad de luces que la adornaban. En definitiva, los árboles no dejaban ver el bosque. Salí de mi estupor cuando escuché la jovial voz de Thymo, era como un faro entre la niebla.
-Oh, sí, ya voy. La verdad es que nunca había probado hacer algo así… Supongo que cuanta más potencia, más grande y visible será, ¿no?- No esperé realmente a que me contestase, era una de esas preguntas que no necesitan respuesta.- Bueno… Allá voy.
Me subí al borde de la azotea, preparándome mentalmente para lo que se venía. Arqueé la espalda y cogí todo el aire que pude, teniendo que transformar mi pecho para que tuviera más flexibilidad gracias a la piel de la salamandra. Se oía como si fuese un motor de combustión, el fuego rugiendo con ganas de salir en mi interior. Cuando ya estuve seguro de que no podía acumular más, eché todo lo que pude con energía, notando como incluso el fuego me recorría un poco las mejillas. Era parecido a una botella de champán agitada cuando salía todo de golpe. La llamarada que creé me pareció hermosa, alegrándome bastante por iluminar esta triste ciudad de cemento. Cuando por fin terminé, tuve que coger el aire, bajándome del borde ya que me había mareado un poco.
-Uf… ¿Qué te ha parecido, Thymo? Todo un espectáculo, ¿eh?- Comenté entre jadeos.- Ahora solo tenemos que esperar aquí… Espero que salga bien.
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-Yo... me hago escarabajo rinoceronte... Tienen mucha fuerza, ¿sabes? Levantan su propio peso 800 veces, eso es muuucho. Imaginate. Ademas pueden volar, dijo señalando sus propias alas y su visión es extremadamente sensible al movimiento. También cavan y comen basura y pueden sentir los alrededores con sus antenas- respondió doblando una de las suyas para soltarla de golpe, creando un sonidito gracioso como un muelle -Y... ¿Y que eres tu?- preguntó mientras se golpeaba las puntas de los dedos índices entre si con la cabeza gacha de “vergüencitas”
-SI, SI, SI. MÁS POTENCIA- jaleaba el enano desde el suelo dando saltitos cortos y con los ojos muy abiertos -QUE HASTA LOS CIEGOS HABLEN DE ELLO- animaba presa de la excitación. El pequeño estaba dejándose llevar como hacía años que no podía permitirse. Siempre guardián de su hermanita, siempre pendiente de que no faltase nada. Pero ahora tan solo debía preocuparse por si mismo y conocerse en situaciones extremas como aquella -¿Que puede haber más extremo que esto?- pensaba el pequeño mientras agitaba los puñitos a la altura del pecho arriba y abajo con velocidad mientras seguía dando saltitos cortos como una pulga.
-SE VIENE- pensó en alto para no distraer a Yor mientras se balanceaba al borde del tejado. Pero cuando vio su pecho cambiar destrozó todo intento por mantenerse en silencio. Los gritos podían competir con la caldera de una fabrica. La cara del pequeño eran todo ojos y boca mientras, paralizado en el suelo de la azotea, observaba la escena estupefacto.
La pregunta se respondía sola con la cara del pequeño que, incapaz de mover siquiera la mandíbula para expresar un sonido con posibilidad de interpretarse como respuesta. Movía los ojos mucho hacia todos los lados tratando de deshacerse de las lucecitas que bailaban ante sus retinas por el fogonazo.
-HA SIDO INCREÍIIIIIIIIBLE- respondió al fin -Podrías asar un buey entero- dijo relamiéndose, pensando en las posibilidades -Yo también quiero ayudar- dijo -El mejor bailarín del mundo nos enseñó unos pasos de baile a mi hermanita y a mi y nos aseguró que brillaríamos en un escenario. Me dijo que tenía mucha capacidad para girar y girar y que ese era uno de los pasos más difíciles de hacer sin caerse, pero claro, yo tengo alitas JIJIJIJI- se rio travieso -Así que no me caigo y lo puedo completar- terminó sacando la lengua mientras guiñaba un ojo de forma cómplice -Mira- invitó -Pero ten cuidado o veras lucecitas- advirtió por experiencia propia.
El enano se situó en el centro del tejado y comenzó a correr en círculos con los brazos hacia atrás como un energúmeno hasta que la velocidad de carrera alcanzó cierta velocidad. En ese momento comenzó a describir giros sobre si mismo. La dificultad de aquel truco no estaba hecha solo para alguien con alas, aquello necesitaba cierta destreza y equilibrio tan solo para comenzar. Por que ahí no terminaba el truco. Thymo comenzó a elevarse en el aire, describiendo círculos mientras seguía girando, cada vez más rápido y cada vez en una circunferencia más pequeña hasta que parecía que tan solo giraba sobre sí mismo, pero cierta vibración en su cuerpo revelaba un doble movimiento en esos giros.
Una luz comenzó a titilar en el lugar donde el enano bailaba concentrado, a unos metros por encima del tejado. Un haz blanquecino estremeció el manto de sombras que los cubría y como una presa que se rompe, la luz desbordó el cuerpo del pequeño brillando clara y cegadora en todas direcciones con el tontatta como epicentro.
Tras un par de minutos la luz comenzó a descender de intensidad tras un parpadeo y con la misma intensidad que comenzó, desapareció. Thymo descendió lentamente mientras la fuerza centrifuga que generaba se diluía y le permitía detener su cuerpo con seguridad. Una vez en el suelo lo sacudieron las arcadas.
-Perdona, casi vuelco JAJAJAJA- rio con naturalidad -Hacía mucho tiempo que no bailaba tan salvajemente-
-SI, SI, SI. MÁS POTENCIA- jaleaba el enano desde el suelo dando saltitos cortos y con los ojos muy abiertos -QUE HASTA LOS CIEGOS HABLEN DE ELLO- animaba presa de la excitación. El pequeño estaba dejándose llevar como hacía años que no podía permitirse. Siempre guardián de su hermanita, siempre pendiente de que no faltase nada. Pero ahora tan solo debía preocuparse por si mismo y conocerse en situaciones extremas como aquella -¿Que puede haber más extremo que esto?- pensaba el pequeño mientras agitaba los puñitos a la altura del pecho arriba y abajo con velocidad mientras seguía dando saltitos cortos como una pulga.
-SE VIENE- pensó en alto para no distraer a Yor mientras se balanceaba al borde del tejado. Pero cuando vio su pecho cambiar destrozó todo intento por mantenerse en silencio. Los gritos podían competir con la caldera de una fabrica. La cara del pequeño eran todo ojos y boca mientras, paralizado en el suelo de la azotea, observaba la escena estupefacto.
La pregunta se respondía sola con la cara del pequeño que, incapaz de mover siquiera la mandíbula para expresar un sonido con posibilidad de interpretarse como respuesta. Movía los ojos mucho hacia todos los lados tratando de deshacerse de las lucecitas que bailaban ante sus retinas por el fogonazo.
-HA SIDO INCREÍIIIIIIIIBLE- respondió al fin -Podrías asar un buey entero- dijo relamiéndose, pensando en las posibilidades -Yo también quiero ayudar- dijo -El mejor bailarín del mundo nos enseñó unos pasos de baile a mi hermanita y a mi y nos aseguró que brillaríamos en un escenario. Me dijo que tenía mucha capacidad para girar y girar y que ese era uno de los pasos más difíciles de hacer sin caerse, pero claro, yo tengo alitas JIJIJIJI- se rio travieso -Así que no me caigo y lo puedo completar- terminó sacando la lengua mientras guiñaba un ojo de forma cómplice -Mira- invitó -Pero ten cuidado o veras lucecitas- advirtió por experiencia propia.
El enano se situó en el centro del tejado y comenzó a correr en círculos con los brazos hacia atrás como un energúmeno hasta que la velocidad de carrera alcanzó cierta velocidad. En ese momento comenzó a describir giros sobre si mismo. La dificultad de aquel truco no estaba hecha solo para alguien con alas, aquello necesitaba cierta destreza y equilibrio tan solo para comenzar. Por que ahí no terminaba el truco. Thymo comenzó a elevarse en el aire, describiendo círculos mientras seguía girando, cada vez más rápido y cada vez en una circunferencia más pequeña hasta que parecía que tan solo giraba sobre sí mismo, pero cierta vibración en su cuerpo revelaba un doble movimiento en esos giros.
Una luz comenzó a titilar en el lugar donde el enano bailaba concentrado, a unos metros por encima del tejado. Un haz blanquecino estremeció el manto de sombras que los cubría y como una presa que se rompe, la luz desbordó el cuerpo del pequeño brillando clara y cegadora en todas direcciones con el tontatta como epicentro.
Tras un par de minutos la luz comenzó a descender de intensidad tras un parpadeo y con la misma intensidad que comenzó, desapareció. Thymo descendió lentamente mientras la fuerza centrifuga que generaba se diluía y le permitía detener su cuerpo con seguridad. Una vez en el suelo lo sacudieron las arcadas.
-Perdona, casi vuelco JAJAJAJA- rio con naturalidad -Hacía mucho tiempo que no bailaba tan salvajemente-
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-Yo soy un hada. Concretamente la salamandra. Obtuve el poder de volar, generar fuego además de ser inmune a él, también puedo crear veneno… Un par de cosas interesantes, desde luego, aún estoy intentando sacarle más usos.- No me gustaba demasiado hablar de mi fruta, me traía malos recuerdos.
Me senté en el borde del edificio, mirando con curiosidad al chico. No sabía en qué ayudaría un baile, pero desde luego quería verlo de todos modos. Animé al tontatta mientras lo hacía, parecía la mar de divertido, aunque más que un baile fuese girar y girar.Tenía al menos que admitir que el baile era de lo más hipnótico. Lo que me sorprendió sin duda alguna fue que de repente comenzara a brillar. Me quedé embobado mirando aquella luz que se formó en el cielo, teniendo que poner una mano entre mis ojos y esta para no dañarlos. Cuando Thymo terminó, me puse en pie y comencé a aplaudir con ganas, soltando algún que otro silbido. Me acerqué, levantándolo y poniéndolo en mi hombro como había visto que hacían algunas personas cuando ganaban en algo.
-¡Eso ha sido alucinante! ¿Cómo has podido hacer eso con simplemente un baile? Yo por mucho que me mueva no puedo crear una luz sobre mí.
Estaba muy animado, todo este espectáculo seguro que daría fruto. Me acerqué al borde de nuevo, junto con Thymo en mi hombro, y miré a los peatones de abajo. A pesar de que por la distancia no se podía distinguir a nadie, sí que se veía claramente que bastantes habían parado en seco y miraban hacia arriba, en busca de cualquier cosa que explicase lo que estaban viendo sus ojos.
-Lo tenemos hecho, Thymo. Solo tenemos que esperar a que vengan. Jin sabrá que soy yo por el fuego, tu hermana reconocerá la luz de tu baile… Este plan ha sido una idea brillante, ahora solo tenemos que esperar pacientemente.- Lo miré entonces divertido.- Justo como haría un cazador, ¿no?
Desde luego este no había sido el plan inicial que tenía para mi primer viaje por Gran Line, pero iba a resultar inolvidable. Era cierto todo lo que decían sobre este sitio. Estaba repleto de islas increíbles, ninguna igual que la anterior con gente igual de peculiar. Curiosamente, nunca había pensado que en mi viaje me encontraría con amigos tan interesantes, primero una cazadora de piratas, ahora este tontatta… Si todos eran así de agradables por el camino, el viaje sería toda una delicia. Tenía que aprovechar que ya era libre para poder explorar todo lo que no había podido ver, todas estas islas… Por culpa de mis padres no entendía prácticamente nada del mundo, todo me parecía nuevo. Aunque en parte también era de agradecer, las sorpresas que me estaba llevando son insuperables.
Me senté en el borde del edificio, mirando con curiosidad al chico. No sabía en qué ayudaría un baile, pero desde luego quería verlo de todos modos. Animé al tontatta mientras lo hacía, parecía la mar de divertido, aunque más que un baile fuese girar y girar.Tenía al menos que admitir que el baile era de lo más hipnótico. Lo que me sorprendió sin duda alguna fue que de repente comenzara a brillar. Me quedé embobado mirando aquella luz que se formó en el cielo, teniendo que poner una mano entre mis ojos y esta para no dañarlos. Cuando Thymo terminó, me puse en pie y comencé a aplaudir con ganas, soltando algún que otro silbido. Me acerqué, levantándolo y poniéndolo en mi hombro como había visto que hacían algunas personas cuando ganaban en algo.
-¡Eso ha sido alucinante! ¿Cómo has podido hacer eso con simplemente un baile? Yo por mucho que me mueva no puedo crear una luz sobre mí.
Estaba muy animado, todo este espectáculo seguro que daría fruto. Me acerqué al borde de nuevo, junto con Thymo en mi hombro, y miré a los peatones de abajo. A pesar de que por la distancia no se podía distinguir a nadie, sí que se veía claramente que bastantes habían parado en seco y miraban hacia arriba, en busca de cualquier cosa que explicase lo que estaban viendo sus ojos.
-Lo tenemos hecho, Thymo. Solo tenemos que esperar a que vengan. Jin sabrá que soy yo por el fuego, tu hermana reconocerá la luz de tu baile… Este plan ha sido una idea brillante, ahora solo tenemos que esperar pacientemente.- Lo miré entonces divertido.- Justo como haría un cazador, ¿no?
Desde luego este no había sido el plan inicial que tenía para mi primer viaje por Gran Line, pero iba a resultar inolvidable. Era cierto todo lo que decían sobre este sitio. Estaba repleto de islas increíbles, ninguna igual que la anterior con gente igual de peculiar. Curiosamente, nunca había pensado que en mi viaje me encontraría con amigos tan interesantes, primero una cazadora de piratas, ahora este tontatta… Si todos eran así de agradables por el camino, el viaje sería toda una delicia. Tenía que aprovechar que ya era libre para poder explorar todo lo que no había podido ver, todas estas islas… Por culpa de mis padres no entendía prácticamente nada del mundo, todo me parecía nuevo. Aunque en parte también era de agradecer, las sorpresas que me estaba llevando son insuperables.
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Las personas se acumulaban a los pies del rascacielos como una familia de hormigas que ha visto atacada su colonia. Thymo casi esperaba ver salir a la reina a toda carrera con su séquito cargados de huevos en busca de otro lugar donde prosperar. Pero no fue así.
Las puertas de la azotea comenzaron a resonar con el golpeteo metálico de las llaves al ser introducidas en la cerradura sin cuidado. El fino oído del tontatta lo puso sobre aviso y su cara cambió por completo -YASTANAQUÍ- gritó atropelladamente esperando darse de bruces con el amigo de su nuevo amigo y su melliza. O al menos su melliza.
Corrió hasta la puerta y abrió los brazos para recibir las visitas que esperaban, solo para encontrarse a un tipo trajeado que terminaba de abrir la puerta de una patada. Haciendo que quien intentaba de manera nerviosa abrir con llaves soltase un grito involuntario -Aparta capullo, deja abrir puertas a los profesionales, los terroristas podrían seguir aquí-
Aquello no era ni por lejos lo que esperaba y aunque Thymo era ingenuo, las palabras que el brabucón dedicó al portero, dejaron claro al pequeño que ninguno era amigo de Yor.
Pistola en mano, el hombre de seguridad del edificio accedió a la azotea con otros tres tipos armados en formación de combate. Thymo había corrido tras uno de los accesos de aire acondicionado cercano a la entrada antes de ser detectado, pero su mochila y su amigo se encontraban en la otra punta de la azotea y no los veía desde su posición, por suerte para el pequeño al transformarse en su forma completa podía pasar desapercibido para los humanos, que nunca toman en cuenta la naturaleza.
Nunca menos en aquella ocasión. Al parecer, un escarabajo rinoceronte de diez centímetros si que era lo suficientemente notorio en aquella ciudad, en aquella azotea en concreto como para que cuatro hombres armados se quedasen mirando al bicho volar sobre ellos -¿Es que nunca habéis visto un escarabajo?- se preguntaba el enano, que maldecía su suerte -¿Que es eso?- preguntaba uno -Es muy gordo para ser una cucaracha, ¿no?- respondía otro -¿Que otra cosa puede ser?- preguntó un tercero. Y Thymo no pudo aguantarlo más -UN ESCARABAJO RINOCERONTE, INEPTOS. SOY UN ESCARABAJO RINOCERONTE- gritó a todo lo que daba. Sin pensar en las consecuencias.
Aquellos humanos no estaban preparados para escuchar a un escarabajo insultándoles. Estaba claro por sus gritos y su forma de salir corriendo, atropellando al portero, que, anonadado, se había quedado viendo toda la escena y ahora era empujado ferozmente por sus compañeros de trabajo, dejando la puerta abierta de par en par.
Cuando Thymo llego hasta su amigo y la escolopendra se disculpó aun en forma de escarabajo -Perdón, los humanos no suelen tomarme en cuenta cuando vuelo transformado así. Pero supongo que estos no están lo suficientemente acostumbrados a la naturaleza y los bichos. Ninguno de esos era tu amigo, ¿Verdad? Desde luego ninguno era mi hermana ¿Te has fijado que solo hay un parque y esta muuuuy muy lejos? Es una vergüenza que tengan una ciudad tan poco llena de naturaleza. Los arboles dan sombrita y se esta muy guay en verano, además seguro que la oscuridad es por que han cortado todos los árboles y...-
El enano continuaría hablando un largo rato, quejándose de la falta de zonas verdes en Dark Dome si nada ni nadie lo paraba pues el tema le ofendía de verdad.
Las puertas de la azotea comenzaron a resonar con el golpeteo metálico de las llaves al ser introducidas en la cerradura sin cuidado. El fino oído del tontatta lo puso sobre aviso y su cara cambió por completo -YASTANAQUÍ- gritó atropelladamente esperando darse de bruces con el amigo de su nuevo amigo y su melliza. O al menos su melliza.
Corrió hasta la puerta y abrió los brazos para recibir las visitas que esperaban, solo para encontrarse a un tipo trajeado que terminaba de abrir la puerta de una patada. Haciendo que quien intentaba de manera nerviosa abrir con llaves soltase un grito involuntario -Aparta capullo, deja abrir puertas a los profesionales, los terroristas podrían seguir aquí-
Aquello no era ni por lejos lo que esperaba y aunque Thymo era ingenuo, las palabras que el brabucón dedicó al portero, dejaron claro al pequeño que ninguno era amigo de Yor.
Pistola en mano, el hombre de seguridad del edificio accedió a la azotea con otros tres tipos armados en formación de combate. Thymo había corrido tras uno de los accesos de aire acondicionado cercano a la entrada antes de ser detectado, pero su mochila y su amigo se encontraban en la otra punta de la azotea y no los veía desde su posición, por suerte para el pequeño al transformarse en su forma completa podía pasar desapercibido para los humanos, que nunca toman en cuenta la naturaleza.
Nunca menos en aquella ocasión. Al parecer, un escarabajo rinoceronte de diez centímetros si que era lo suficientemente notorio en aquella ciudad, en aquella azotea en concreto como para que cuatro hombres armados se quedasen mirando al bicho volar sobre ellos -¿Es que nunca habéis visto un escarabajo?- se preguntaba el enano, que maldecía su suerte -¿Que es eso?- preguntaba uno -Es muy gordo para ser una cucaracha, ¿no?- respondía otro -¿Que otra cosa puede ser?- preguntó un tercero. Y Thymo no pudo aguantarlo más -UN ESCARABAJO RINOCERONTE, INEPTOS. SOY UN ESCARABAJO RINOCERONTE- gritó a todo lo que daba. Sin pensar en las consecuencias.
Aquellos humanos no estaban preparados para escuchar a un escarabajo insultándoles. Estaba claro por sus gritos y su forma de salir corriendo, atropellando al portero, que, anonadado, se había quedado viendo toda la escena y ahora era empujado ferozmente por sus compañeros de trabajo, dejando la puerta abierta de par en par.
Cuando Thymo llego hasta su amigo y la escolopendra se disculpó aun en forma de escarabajo -Perdón, los humanos no suelen tomarme en cuenta cuando vuelo transformado así. Pero supongo que estos no están lo suficientemente acostumbrados a la naturaleza y los bichos. Ninguno de esos era tu amigo, ¿Verdad? Desde luego ninguno era mi hermana ¿Te has fijado que solo hay un parque y esta muuuuy muy lejos? Es una vergüenza que tengan una ciudad tan poco llena de naturaleza. Los arboles dan sombrita y se esta muy guay en verano, además seguro que la oscuridad es por que han cortado todos los árboles y...-
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Alcé una ceja extrañado, mirando hacia la puerta. O habíamos tenido mucha suerte y se encontraban aquí al lado cuando hicimos todo esto o no serían nuestros amigos. La respuesta no tardó en llegar cuando de repente entraron esos hombres uniformados, haciendo que me quedase petrificado en el sitio. Con la duda, no había intentado esconderme así que ahora estaba ahí expuesto, totalmente quieto esperando que no se percatasen de mi presencia. Tuve la suerte de aquella pequeña distracción, Thymo los había espantado con sus gritos, supongo que no estarán acostumbrados a este tipo de cosas.
-Sí, tienes razón, a este sitio le hace falta una reforma bastante seria… ¿Qué sentido tiene todo este avance tecnológico si no puedes disfrutarlo? Además, el aire tiene un regusto a sucio muy desagradable, debe de ser porque no hay ni un solo árbol a la vista.
Tras la interrupción que habíamos tenido había decidio estar un poco más atento, la verdad es que tenía sentido que alguien del edificio intentara ver qué estaba pasando. Cuando escuché pasos por las escaleras que había detrás de las puertas suspiré, iba a tocar dar muchas explicaciones. Me acerqué hasta las puertas abriéndolas tranquilamente.
-No somos terroris…- No me dio tiempo a terminar la frase por la bala que tuve que esquivar.
Miré hacia abajo, comprobando que esta vez había mucha más gente que antes, esta vez llevando un uniforme distinto. Vestían con un traje completamente negro, algunos de ellos con fedoras y corbatas. Cerré las puertas de nuevo, aún les quedaba un poco para llegar hasta nosotros. Miré a Thymo entonces.
-Creo que hemos enfadado a alguien bastante, unos matones están viniendo hacia aquí y no parecen tener muchas ganas de hablar.- Me quedé unos segundos pensando, realmente podríamos escapar con facilidad de aquí, pero entonces las señales no habrían servido de nada.- Thymo, ¿qué te parece si yo me quedo vigilando la azotea por si vienen? No es necesario que te quedes aquí.
Los gritos de nuestros atacantes cada vez se hacían más claros. Parecía ser que nos habían confundido con miembros de alguna banda de la ciudad, algo sobre unos tal Jalisco. Ahora solo había dos opciones posibles, o eran piratas o criminales, dudaba mucho que alguien de la marina o la legión tuviesen contratados a unos como estos. Sin querer nos habíamos metido en una guerra de bandas intentando encontrarnos con nuestros conocidos. Bueno, al menos si la cosa continuaba por aquí, causaríamos una buena revuelta sin duda alguna.
-Sí, tienes razón, a este sitio le hace falta una reforma bastante seria… ¿Qué sentido tiene todo este avance tecnológico si no puedes disfrutarlo? Además, el aire tiene un regusto a sucio muy desagradable, debe de ser porque no hay ni un solo árbol a la vista.
Tras la interrupción que habíamos tenido había decidio estar un poco más atento, la verdad es que tenía sentido que alguien del edificio intentara ver qué estaba pasando. Cuando escuché pasos por las escaleras que había detrás de las puertas suspiré, iba a tocar dar muchas explicaciones. Me acerqué hasta las puertas abriéndolas tranquilamente.
-No somos terroris…- No me dio tiempo a terminar la frase por la bala que tuve que esquivar.
Miré hacia abajo, comprobando que esta vez había mucha más gente que antes, esta vez llevando un uniforme distinto. Vestían con un traje completamente negro, algunos de ellos con fedoras y corbatas. Cerré las puertas de nuevo, aún les quedaba un poco para llegar hasta nosotros. Miré a Thymo entonces.
-Creo que hemos enfadado a alguien bastante, unos matones están viniendo hacia aquí y no parecen tener muchas ganas de hablar.- Me quedé unos segundos pensando, realmente podríamos escapar con facilidad de aquí, pero entonces las señales no habrían servido de nada.- Thymo, ¿qué te parece si yo me quedo vigilando la azotea por si vienen? No es necesario que te quedes aquí.
Los gritos de nuestros atacantes cada vez se hacían más claros. Parecía ser que nos habían confundido con miembros de alguna banda de la ciudad, algo sobre unos tal Jalisco. Ahora solo había dos opciones posibles, o eran piratas o criminales, dudaba mucho que alguien de la marina o la legión tuviesen contratados a unos como estos. Sin querer nos habíamos metido en una guerra de bandas intentando encontrarnos con nuestros conocidos. Bueno, al menos si la cosa continuaba por aquí, causaríamos una buena revuelta sin duda alguna.
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Había pasado un rato desde la interrupción de los de seguridad, un rato en el que los espectadores a pie de calle habían comenzado a irse tras no ocurrir nada más interesante en aquella azotea. Un rato que fue tiempo suficiente como para que se organizase la defensa del edificio y subieran en tropel, dispuestos a todo, a la parte más alta de la construcción, donde se encontraba la pareja.
El pequeño cazador apenas se asustó al escuchar el disparo, pues estaba completamente acostumbrado a aquellas detonaciones, pero no le gustó ver que su amigo había sido el blanco de aquel tiro. Aquel gratuito ataque no podía ser confundido por el pequeño, que lejos de tomarlo como una simple ofensa por la ineptitud de los humanos como antes, su inocente mente veía aquello como lo que realmente era, y si tenía que defenderse lo haría. No temía a las armas de fuego. Sabía que era más rápido que los humanos que las disparaban.
Si tanta gente estaba subiendo por las escaleras, su melliza y el amigo de su amigo tardarían mucho más en llegar hasta ellos y eso irritaba un poco al hiperactivo enano -Son como polillas. Les hemos dado una luz y vienen a oler- exclamó mientras escondía su mochila y giraba su cintura hacia ambos lados, calentando el cuerpo para hacer ejercicio -Parece una tontería, pero es muy importante hacer calentamiento antes de un esfuerzo físico. Te quitas muchas lesiones gracias a eso- explicaba a Yor mientras describía pequeños círculos con su talón, con la punta del pie pegada al suelo -Por supuesto, no me voy- terminó el tontatta, que tenía como misión secreta crecer y crecer hasta ser capaz de proteger a su melliza contra cualquier cosa. Ese era el único motivo por el que había aceptado separarse de su melliza en este viaje, y sabía que Thyma por su parte estaría haciendo lo mismo, pues así funcionaban los pequeños, una maquina bien engrasada y compenetrada. Terribles por separado, pero demoledores juntos, y cuando se juntasen de nuevo serían imparables. Al menos eso le gustaba pensar al enano que, impaciente, había terminado de menear todas sus articulaciones, incluidas las antenas, para calentar.
Con un ágil movimiento de muñeca, la cerbatana estaba en la mano del pequeño. Un rápido latigazo de su mano libre hacia su espalda, y una semilla verdosa y de aspecto carnoso era introducida por el hueco del arma. Con un golpe seco de pulmón, Thymo lanzó la semilla hacia la puerta.
La magia de las pop green, era difícil de creer. Esta era su única semilla de ese tipo por el momento, hasta que creciesen sus plantas, pero era una ocasión tan buena como cualquier otra para probar, qué podían hacer.
Una enredadera comenzó a desarrollarse rápidamente ante la emocionada mirada del enano. La cuerda vegetal se multiplicó mientras crecía grande y gorda, aferrándose al muro y a la puerta -Esto nos dará tiempo para calentar- sonrío el pequeño totalmente feliz por el éxito de la compra que hizo -No había probado las semillas por temor a que no funcionasen, aunque no había pensado en lo que pasaría si no funcionaban en una situación de peligro jajajaja- rio el pequeño, cuya inocencia continuaba siendo la máxima guía de su vida.
El pequeño cazador apenas se asustó al escuchar el disparo, pues estaba completamente acostumbrado a aquellas detonaciones, pero no le gustó ver que su amigo había sido el blanco de aquel tiro. Aquel gratuito ataque no podía ser confundido por el pequeño, que lejos de tomarlo como una simple ofensa por la ineptitud de los humanos como antes, su inocente mente veía aquello como lo que realmente era, y si tenía que defenderse lo haría. No temía a las armas de fuego. Sabía que era más rápido que los humanos que las disparaban.
Si tanta gente estaba subiendo por las escaleras, su melliza y el amigo de su amigo tardarían mucho más en llegar hasta ellos y eso irritaba un poco al hiperactivo enano -Son como polillas. Les hemos dado una luz y vienen a oler- exclamó mientras escondía su mochila y giraba su cintura hacia ambos lados, calentando el cuerpo para hacer ejercicio -Parece una tontería, pero es muy importante hacer calentamiento antes de un esfuerzo físico. Te quitas muchas lesiones gracias a eso- explicaba a Yor mientras describía pequeños círculos con su talón, con la punta del pie pegada al suelo -Por supuesto, no me voy- terminó el tontatta, que tenía como misión secreta crecer y crecer hasta ser capaz de proteger a su melliza contra cualquier cosa. Ese era el único motivo por el que había aceptado separarse de su melliza en este viaje, y sabía que Thyma por su parte estaría haciendo lo mismo, pues así funcionaban los pequeños, una maquina bien engrasada y compenetrada. Terribles por separado, pero demoledores juntos, y cuando se juntasen de nuevo serían imparables. Al menos eso le gustaba pensar al enano que, impaciente, había terminado de menear todas sus articulaciones, incluidas las antenas, para calentar.
Con un ágil movimiento de muñeca, la cerbatana estaba en la mano del pequeño. Un rápido latigazo de su mano libre hacia su espalda, y una semilla verdosa y de aspecto carnoso era introducida por el hueco del arma. Con un golpe seco de pulmón, Thymo lanzó la semilla hacia la puerta.
La magia de las pop green, era difícil de creer. Esta era su única semilla de ese tipo por el momento, hasta que creciesen sus plantas, pero era una ocasión tan buena como cualquier otra para probar, qué podían hacer.
Una enredadera comenzó a desarrollarse rápidamente ante la emocionada mirada del enano. La cuerda vegetal se multiplicó mientras crecía grande y gorda, aferrándose al muro y a la puerta -Esto nos dará tiempo para calentar- sonrío el pequeño totalmente feliz por el éxito de la compra que hizo -No había probado las semillas por temor a que no funcionasen, aunque no había pensado en lo que pasaría si no funcionaban en una situación de peligro jajajaja- rio el pequeño, cuya inocencia continuaba siendo la máxima guía de su vida.
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No pude evitar sonreír al oírlo hablar. Era curioso, en bastante poco tiempo me había encariñado un poco con este nuevo amigo. Thymo hacía gala de un buen humor impecable y de una confianza contagiosa, era divertido estar a su lado y hablar con él, además de que me estaba ayudando mucho con mi objetivo personal. Lo miré entonces unos segundos, podría ser un buen compañero, aunque… No, ya había dejado claro varias veces que estaba en un viaje en solitario para hacerse más fuerte para proteger a su hermana, no iba a interrumpir un deseo tan bonito.
-Thymo, si alguna vez nos cruzamos en el mar, tú y tu hermana tienes un hueco en mi barco si necesitáis descansar o ir a algún lugar.- Le saqué la lengua divertido en ese momento.- Eso, claro está, si no te pones en medio en mi camino para ser el Rey de los Piratas.
Miré con curiosidad como la planta crecía a una velocidad pasmosa, no me esperaba algo así de ninguna manera. Obviamente ni me molesté en esconder la ilusión que sentí, era una habilidad increíble. De hecho, tuve que apartarme un poco más para asegurarme de que la enredadera no trepase por mi pierna. Hice caso al chico, empezando a estirar un poco. Hasta ahora no lo había pensado, pero quizá fuese una buena rutina a partir de ahora, así me ahorraría problemas, sobre todo porque todavía no tenía un médico en el barco y si me ponía malo de verdad tendría una complicación muy seria.
-Bueno, el caso es que ha funcionado así que tampoco hay que pensar en qué podría haber pasado.- Paré de estirar en cuanto escuché cómo la puerta comenzaba a ceder poco a poco.- Yo soy más de pelear cuerpo a cuerpo, ¿tú sueles usar esa cerbatana para luchar? Si es eso, te confío cubrirme las espaldas, si no… Pues solo diviertete.
Echaba ya de menos lo de pelear, todavía no había podido hacerlo en condiciones con otras personas. Lo de aquel manglar extraño no contaba, esas criaturas eran asquerosas. Me puse en guardia en cuanto la puerta voló por los aires, al parecer habían decidido usar un explosivo para acelerar las cosas. No tardaron en entrar en tropel a la azotea, eran numerosos, pero ninguno parecía especialmente fuerte. Sonreí, la emoción del momento recorriendo mis venas, y no tardé en lanzarme hacia la marabunta.
Como supuse, la mayoría eran personas normales, un par de puñetazos bastaban para que cayesen al suelo rendidos. El problema era el número de gente que había acudido. Por suerte, entre Thymo y la cola que hice brotar de mi transformación zoan, pude arreglármelas. Cuando sentía que me estaban rodeando, hacía un barrido con la cola por el suelo, haciendo que cayesen a este. Pronto tuve que retroceder, habiéndome acercado demasiado a las puertas por ansia misma. Por suerte, mi aliento de fuego me permitió poner distancia entre ellos y yo sin que aprovechasen para atacarme. Acumulé una cantidad decente de humo en mi boca y lo solté, logrando así salir de su vista momentáneamente, tenía que pensar cómo continuar este ataque.
-Thymo, si alguna vez nos cruzamos en el mar, tú y tu hermana tienes un hueco en mi barco si necesitáis descansar o ir a algún lugar.- Le saqué la lengua divertido en ese momento.- Eso, claro está, si no te pones en medio en mi camino para ser el Rey de los Piratas.
Miré con curiosidad como la planta crecía a una velocidad pasmosa, no me esperaba algo así de ninguna manera. Obviamente ni me molesté en esconder la ilusión que sentí, era una habilidad increíble. De hecho, tuve que apartarme un poco más para asegurarme de que la enredadera no trepase por mi pierna. Hice caso al chico, empezando a estirar un poco. Hasta ahora no lo había pensado, pero quizá fuese una buena rutina a partir de ahora, así me ahorraría problemas, sobre todo porque todavía no tenía un médico en el barco y si me ponía malo de verdad tendría una complicación muy seria.
-Bueno, el caso es que ha funcionado así que tampoco hay que pensar en qué podría haber pasado.- Paré de estirar en cuanto escuché cómo la puerta comenzaba a ceder poco a poco.- Yo soy más de pelear cuerpo a cuerpo, ¿tú sueles usar esa cerbatana para luchar? Si es eso, te confío cubrirme las espaldas, si no… Pues solo diviertete.
Echaba ya de menos lo de pelear, todavía no había podido hacerlo en condiciones con otras personas. Lo de aquel manglar extraño no contaba, esas criaturas eran asquerosas. Me puse en guardia en cuanto la puerta voló por los aires, al parecer habían decidido usar un explosivo para acelerar las cosas. No tardaron en entrar en tropel a la azotea, eran numerosos, pero ninguno parecía especialmente fuerte. Sonreí, la emoción del momento recorriendo mis venas, y no tardé en lanzarme hacia la marabunta.
Como supuse, la mayoría eran personas normales, un par de puñetazos bastaban para que cayesen al suelo rendidos. El problema era el número de gente que había acudido. Por suerte, entre Thymo y la cola que hice brotar de mi transformación zoan, pude arreglármelas. Cuando sentía que me estaban rodeando, hacía un barrido con la cola por el suelo, haciendo que cayesen a este. Pronto tuve que retroceder, habiéndome acercado demasiado a las puertas por ansia misma. Por suerte, mi aliento de fuego me permitió poner distancia entre ellos y yo sin que aprovechasen para atacarme. Acumulé una cantidad decente de humo en mi boca y lo solté, logrando así salir de su vista momentáneamente, tenía que pensar cómo continuar este ataque.
Thymo Bandle
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
BLAM.
Un fuerte golpe sonó en la puerta mientras la pareja calentaba.
BLAM.
Las enredaderas resistían los envites, aferradas con tozudez a la estructura de la zona -La cerbatana es para hacer puntería, y aunque es letal en ciertos casos, no es tan poderosa como el tirachinas- dijo sonriendo tras guardar la cerbatana en su lugar y cambiar de arma -Pero yo también soy muy fuerte cuerpo a cuerpo- dijo mientras retiraba el tirachinas y asumía una postura de guardia digna de cualquier película de artes marciales, motivado por el ambiente.
BOUM.
Una explosión sacó la puerta de sus goznes con enredaderas y todo. El grito del pequeño tras la avalancha de humanos puso a aullar a los perros cercanos que servirían la banda sonora de la pelea.
Mientras muchos fueron a por el blanco más fácil de ver, otros intentaron perseguir a Thymo, que asustado por la inesperada explosión, se había visto perseguido por ocho tipos.
La velocidad de carrera de los hombres no estaba mal, pero no podían competir con el tontatta. Aun estando al borde de un ataque de nervios, y sin ser capaz de correr con sensatez. Haciendo quiebros, diagonales y círculos alrededor de la pelea de Yor, mientras gritaba tan agudo que algunos aullidos se habían convertido en llantos lastimeros.
Los hombres, en su afán por capturarlo o al menos pegar al pequeño con un palo, lo seguían allá donde Thymo iba, empujando a varios de sus compañeros o impidiéndoles alejarse para evitar los rabazos del amigo de Thymo.
-Nube de humo- pensó el pequeño al verla salir de la boca de Yor -Ahí los pierdo- imaginó mientras saltaba a su interior y trataba de salir por otro lado sin visión.
Al meterse tras el tontatta, y salir por el lado opuesto. Los de seguridad habían perdido de vista al enano, dándole tiempo para terminar de transformarse -¿AHORA QUE PASA?- gritó entusiasmado. Hacía mucho tiempo que no se transformaba en aquello, de hecho tan solo había sido una vez y había perdido la conciencia y atravesado el pecho de un hombre. Pero su melliza ahora no estaba en peligro y el control de la transformación fue mucho más sencillo para el pequeño. Que también había ido creciendo poco a poco desde aquella vez, hasta ser capaz de adaptarse a los nuevos aspectos de su fruta mucho mejor.
Ahora media veinticinco centímetros y pesaba seis kilos en lugar de un solo kilo, que para una estatura de diez centímetros estaba bien. Pero lo que más impactaba no era su tamaño, sino su aspecto y confianza en si mismo.
En aquella forma su fuerza aumentaba hasta ser capaz de levantar una tonelada y resistir impactos de la misma categoría. Además, su exoesqueleto es tan duro como el acero, por lo que unos simples humanos, aunque portasen armas de fuego, dejaban de ser un peligro real para él.
Al ver un blanco más grande al que capturar pasaron a utilizar pistolas, cansados de correr, pero los disparos, uno tras otro, rebotaban contra la dura coraza de Thymo, que se puso a correr hacia adelante como una locomotora mientras reía como un maníaco -JAJAJHAHAHAJHAJAHAHA- sus intenciones estaban claras, estaban demasiado bien posicionados como para no hacerlo, tan solo tenía que llegar a ellos antes de que salieran corriendo en desbandada. Cosa simple con su velocidad.
Ocho humanos volaron como bolos mientras el tontatta reía, corriendo ahora detrás de ellos, en lugar de ser el perseguido
Un fuerte golpe sonó en la puerta mientras la pareja calentaba.
BLAM.
Las enredaderas resistían los envites, aferradas con tozudez a la estructura de la zona -La cerbatana es para hacer puntería, y aunque es letal en ciertos casos, no es tan poderosa como el tirachinas- dijo sonriendo tras guardar la cerbatana en su lugar y cambiar de arma -Pero yo también soy muy fuerte cuerpo a cuerpo- dijo mientras retiraba el tirachinas y asumía una postura de guardia digna de cualquier película de artes marciales, motivado por el ambiente.
BOUM.
Una explosión sacó la puerta de sus goznes con enredaderas y todo. El grito del pequeño tras la avalancha de humanos puso a aullar a los perros cercanos que servirían la banda sonora de la pelea.
Mientras muchos fueron a por el blanco más fácil de ver, otros intentaron perseguir a Thymo, que asustado por la inesperada explosión, se había visto perseguido por ocho tipos.
La velocidad de carrera de los hombres no estaba mal, pero no podían competir con el tontatta. Aun estando al borde de un ataque de nervios, y sin ser capaz de correr con sensatez. Haciendo quiebros, diagonales y círculos alrededor de la pelea de Yor, mientras gritaba tan agudo que algunos aullidos se habían convertido en llantos lastimeros.
Los hombres, en su afán por capturarlo o al menos pegar al pequeño con un palo, lo seguían allá donde Thymo iba, empujando a varios de sus compañeros o impidiéndoles alejarse para evitar los rabazos del amigo de Thymo.
-Nube de humo- pensó el pequeño al verla salir de la boca de Yor -Ahí los pierdo- imaginó mientras saltaba a su interior y trataba de salir por otro lado sin visión.
Al meterse tras el tontatta, y salir por el lado opuesto. Los de seguridad habían perdido de vista al enano, dándole tiempo para terminar de transformarse -¿AHORA QUE PASA?- gritó entusiasmado. Hacía mucho tiempo que no se transformaba en aquello, de hecho tan solo había sido una vez y había perdido la conciencia y atravesado el pecho de un hombre. Pero su melliza ahora no estaba en peligro y el control de la transformación fue mucho más sencillo para el pequeño. Que también había ido creciendo poco a poco desde aquella vez, hasta ser capaz de adaptarse a los nuevos aspectos de su fruta mucho mejor.
Ahora media veinticinco centímetros y pesaba seis kilos en lugar de un solo kilo, que para una estatura de diez centímetros estaba bien. Pero lo que más impactaba no era su tamaño, sino su aspecto y confianza en si mismo.
En aquella forma su fuerza aumentaba hasta ser capaz de levantar una tonelada y resistir impactos de la misma categoría. Además, su exoesqueleto es tan duro como el acero, por lo que unos simples humanos, aunque portasen armas de fuego, dejaban de ser un peligro real para él.
Al ver un blanco más grande al que capturar pasaron a utilizar pistolas, cansados de correr, pero los disparos, uno tras otro, rebotaban contra la dura coraza de Thymo, que se puso a correr hacia adelante como una locomotora mientras reía como un maníaco -JAJAJHAHAHAJHAJAHAHA- sus intenciones estaban claras, estaban demasiado bien posicionados como para no hacerlo, tan solo tenía que llegar a ellos antes de que salieran corriendo en desbandada. Cosa simple con su velocidad.
Ocho humanos volaron como bolos mientras el tontatta reía, corriendo ahora detrás de ellos, en lugar de ser el perseguido
Dorito
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
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Por mucho que debiese tomarme en serio la pelea, se me dificultaba mucho con Thymo revoloteando de un lado para otro, haciendo esos soniditos tan extraños. Lo mejor es que de alguna forma estaba consiguiendo anular la formación de estos matones, cosa que aprovechaba para dar un buen golpe siempre que podía. Cuando vi cómo uno de ellos se agachaba para atrapar al tontatta que acababa de pasar entre sus piernas, dándose así de frente contra el suelo, no pude evitar soltar una sonora carcajada.
-¡Me tienes que enseñar a pelear así! ¡Es graciosísimo!- Mi sonrisa se borró cuando recibí un golpe en la mandíbula, desorientándome un poco.- ¿No te han enseñado que es de mala educación interrumpir mientras una persona está hablando?- Tras comentarle aquello, le di tal cabezazo que cayó redondo al suelo.
Sin embargo, la pelea que teníamos paró pronto cuando vimos al adorable Thymo empezar a crecer y endurecer su piel. Era cierto que ya había dicho cuál era su fruta, pero entre eso y verlo en persona había una diferencia muy grande. No dudé en animarlo en cuanto vi que se llevaba a ocho de estos idiotas por delante, sin duda luchar codo con codo con un amigo sentaba fenomenal. Dejé de observarlo, concentrándome en mi propio combate, no podía dejar que hiciese todo el trabajo y si quería considerarme un buen amigo, tenía que ponerme las pilas igual que el chiquitín. Transformé mis manos en las de una salamandra, empezando a concentrar mi veneno en estas, endureciéndolo entonces con mi fuego. Ahora tenía un recubrimiento en las manos, a modo de guantes de boxeo, pero mucho más duros.
Miré entonces al grupo que había frente a mí, suspirando profundamente para concentrarme. Estaba todo bien, la cantidad daba igual. Thymo peleaba conmigo, yo era fuerte, no tenía sentido pensar en una posible derrota. Solo tenía que lanzarme y derrotarlos. Así que lo hice. Aproveché un impulso de las alas de mi espalda, que hice crecer en un momento para el movimiento, para iniciar la ofensiva de forma rápida, pudiendo tumbar a varios de ellos antes de que comenzasen el contraataque. A pesar de que pude usar mis guantes de veneno solidificado para cubrir algunos ataques, era imposible poder defenderme desde tantos ángulos. Ya me preocuparía más tarde de las heridas. Estaba ya metido totalmente en la pelea, la adrenalina recorría mis venas. Cada golpe conectaba con alguno de los matones, cuando notaba algo por la espalda, usaba la cola para atacar, agarrándolos de la cintura al enroscarla a su alrededor para luego lanzarlos o simplemente haciendo un barrido.
Si paraba ahora, todo el cansancio me llegaría de golpe, pocas veces usaba mi zoan de forma tan agresiva, cada característica que me regalaba para una acción tan específica… El combate acabaría pronto, daba igual el bando ganador.
-¡Me tienes que enseñar a pelear así! ¡Es graciosísimo!- Mi sonrisa se borró cuando recibí un golpe en la mandíbula, desorientándome un poco.- ¿No te han enseñado que es de mala educación interrumpir mientras una persona está hablando?- Tras comentarle aquello, le di tal cabezazo que cayó redondo al suelo.
Sin embargo, la pelea que teníamos paró pronto cuando vimos al adorable Thymo empezar a crecer y endurecer su piel. Era cierto que ya había dicho cuál era su fruta, pero entre eso y verlo en persona había una diferencia muy grande. No dudé en animarlo en cuanto vi que se llevaba a ocho de estos idiotas por delante, sin duda luchar codo con codo con un amigo sentaba fenomenal. Dejé de observarlo, concentrándome en mi propio combate, no podía dejar que hiciese todo el trabajo y si quería considerarme un buen amigo, tenía que ponerme las pilas igual que el chiquitín. Transformé mis manos en las de una salamandra, empezando a concentrar mi veneno en estas, endureciéndolo entonces con mi fuego. Ahora tenía un recubrimiento en las manos, a modo de guantes de boxeo, pero mucho más duros.
Miré entonces al grupo que había frente a mí, suspirando profundamente para concentrarme. Estaba todo bien, la cantidad daba igual. Thymo peleaba conmigo, yo era fuerte, no tenía sentido pensar en una posible derrota. Solo tenía que lanzarme y derrotarlos. Así que lo hice. Aproveché un impulso de las alas de mi espalda, que hice crecer en un momento para el movimiento, para iniciar la ofensiva de forma rápida, pudiendo tumbar a varios de ellos antes de que comenzasen el contraataque. A pesar de que pude usar mis guantes de veneno solidificado para cubrir algunos ataques, era imposible poder defenderme desde tantos ángulos. Ya me preocuparía más tarde de las heridas. Estaba ya metido totalmente en la pelea, la adrenalina recorría mis venas. Cada golpe conectaba con alguno de los matones, cuando notaba algo por la espalda, usaba la cola para atacar, agarrándolos de la cintura al enroscarla a su alrededor para luego lanzarlos o simplemente haciendo un barrido.
Si paraba ahora, todo el cansancio me llegaría de golpe, pocas veces usaba mi zoan de forma tan agresiva, cada característica que me regalaba para una acción tan específica… El combate acabaría pronto, daba igual el bando ganador.
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