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Introducción
Pumpkin Village, es un tranquilo y pacífico pueblo granjero situado en el interior de Azahán. Los humanos de esta aldea han aprendido a convivir pacíficamente con la mayoría de insectos gigantes que pueblan la isla, incluso han domesticado a algunos de ellos para que les sirvan de ayuda en sus quehaceres diarios. La gente vivía tranquila y despreocupada, se forma sencilla y humilde; pero un aciago día aquello cambió. Por el mar llegó un barco pirata, capitaneado por una cruel mujer. Los piratas asaltaron el poblado, los aldeanos trataron de defender sus tierras, pero fue inútil. Pumpkin Village cayó y pasó a estar bajo el poder de la capitana pirata, la cual se coronó así misma Reina de Azahán.
Los esclavizados aldeanos ya no podían soportar más las terribles condiciones en las que les obligaba a vivir la déspota reina pirata. Así que de forma clandestina planearon enviar un mensaje de ayuda a quién pudiese llegar. Al caer la noche enviaron decenas de polillas mensajeras para que hiciesen llegar su mensaje de socorro a las otras islas, pero por desgracia la Reina supo de sus intenciones y mandó apresar a los insurrectos. Estos fueron ejecutados públicamente ante todos los aldeanos para que supiesen que sucedía con los traidores, también mandó capturar y destruir a todas las polillas mensajeras.
Fin de la Introducción
Hacía dos días que habían abandonado Villmark, Selu oteaba el horizonte con el rostro henchido de nostalgia. Si bien es cierto que ya había realizado varias incursiones fuera de su isla natal, nunca había pasado más de una semana fuera de casa. La travesía en la que se había embarcado le mantendría alejado de los suyos semanas enteras, puede que meses. Pero al menos esta vez tenía un consuelo, su hermano pequeño Yuki le acompañaba en el viaje. El chico dejó de mirar el mar y dirigió la mirada hacia su hermano, el enorme perro blanco yacía indispuesto en la cubierta del velero, no parecía acabar de acostumbrarse al vaivén de las olas. El chico esbozó una leve sonrisa e iba a dirigir de nuevo la mirara hacia el frente cuando algo le llamó la atención. Algo flotaba a la deriva por estribor. El chico se asustó ya que parecía una mujer naufragada.
-¡Yuki! Despierta holgazán. Creo que esa mujer necesita ayuda –pronunció el muchacho mientras sacudía el cuerpo del perro con el pie.
El gran perro blanco se levantó dificultosamente y echó un vistazo a aquello que le estaba señalando su hermano. Tras contemplarlo unos segundos, giro el rostro y le dedicó a su hermano una mirada de reproche.
-¡Oye no me mires así! –replicó Selu.- Iría yo mismo pero sabes perfectamente que no puedo meterme en el mar.
Yuki dejó ir un suspiro de fastidio y se lanzó al mar con un gran salto. Y unos segundos ya estaba de vuelta al velero con su botín. Lo que en un principio el chico había confundido con el vestido de una mujer, se trataba en realidad de las alas de una enorme polilla. Esta era del tamaño de un perro mediano, por desgracia el animal había muerto hace horas. Mientras Selu inspeccionaba el cuerpo del extraño animal, algo llamó su atención. Atado en una de las patas posteriores de la polilla parecía haber algún tipo de pergamino. Selu se agachó a cogerlo y lo desenrolló cuidadosamente. A pesar de que el trozo de papel estaba en muy mal estado debido al agua del mar, aún se podía leer lo que en él habían escrito con bastante nitidez.
“A aquellos que reciban este mensaje sepan que se trata de un desesperada petición de socorro. La aldea de Pumpkin Village ha sido asediada por una terrible Reina pirata mantiene esclavizados a sus aldeanos. Somos gente humilde, pero sabremos recompensar generosamente a aquellos que estén dispuestos a librarnos de esta pesadilla.
Por favor ayúdennos.”
-Desviarnos por Azahán nos haría alejarnos bastante de nuestra ruta y tardaríamos bastante más en llegar a nuestro destino-comentó Selu.-Pero parece que esa gente necesita realmente nuestra ayuda. ¿Qué dices hermanito?
El gran perro blanco dejó escapar un sonoro ladrido.
-¡Muy bien! ¡Todo a estribor! !Ponemos rumbo a Azahán!
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Un bote se acercaba a la isla a una velocidad considerable. Alguien en el interior de dicho bote remaba a una velocidad increíble. El que estaba dentro era un chico joven que tendría unos dieciocho o diecinueve años. Su pelo era castaño alborotado con unos mechones cayendo por su frente y una pequeña y corta melena por la parte de atrás. Sus ojos eran verdosos y oscuros. Una sonrisa amplia se veía en su rostro y era por la emoción de investigar aquella isla. No llevaba camiseta, su musculatura sobrehumana se pudo ver perfectamente, unos pectorales que parecían salirse del pecho. Unos abdominales definidos y fuertes y unos gruesos brazos marcados. En su espalda se podía ver una enorme guadaña negra que estaba amarrada con una cuerda. En su cintura unos pequeños guanteletes de acero con un pincho en la zona del nudillo del dedo corazón.
Se trataba de Drake, un chico que estaba en busca y captura y su cabeza costaba más de veinte millones. Se había vuelto muy sádico y violento pero últimamente estaba siendo más amable con los demás y se comportaba de forma protectora con la gente que le caía bien. No había tenido mucha suerte pues si tenía precio por su cabeza era por causas de mala suerte. Estaba en esa isla para investigarla pues no había oído hablar de ella y se dirigía para ver que había en ella. Silbaba tranquilo mientras el aire movía su cabello de un lado a otro, por fin llegó a tierra y saltó del bote sonriendo. Lo sacó del agua por si se lo llevaba la corriente. Su mirada se dio cuenta de que el suelo era césped en lugar de arena. Eso era algo que le impresionó bastante a decir verdad. Ahora estaba ansioso por ver que le deparaba la isla, sin pensárselo comenzó a calentar. Lanzaba puñetazos al aire sonriendo, sus ojos expresaban emoción y alegría al igual que sus risas que se oían a pocos metros de él.
Durante uno de sus golpes se giró lanzando varios apuntando al mar, el agua se empezó a mover por dichos golpes pues estaba ondulando el aire con su fuerza creando ondas de choque. Sonreía ente este hecho y se volvió a girar lanzando mas a algunos árboles que se movían con dichas ondas como si de viento se tratase. Una vez había finalizado dejó escapar otra pequeña carcajada y empezó a lanzar patadas al aire al igual que varios rodillazos. Parecía entusiasmado por empezar a investigar y así era. Se puso de repente a hacer flexiones con un solo brazo hasta que se cansó y se levantó ya preparado para adentrarse en la isla, antes se dirigió al bote para ver que su camiseta negra de tirantes estaba allí. Al comprobar que si sonrío y volvió a lo suyo. Se quedó mirando con una sonrisa aún en la orilla.
- Bueno, es hora de ver que hay aquí en la isla, espero que haya rivales fuertes de verdad.
Se trataba de Drake, un chico que estaba en busca y captura y su cabeza costaba más de veinte millones. Se había vuelto muy sádico y violento pero últimamente estaba siendo más amable con los demás y se comportaba de forma protectora con la gente que le caía bien. No había tenido mucha suerte pues si tenía precio por su cabeza era por causas de mala suerte. Estaba en esa isla para investigarla pues no había oído hablar de ella y se dirigía para ver que había en ella. Silbaba tranquilo mientras el aire movía su cabello de un lado a otro, por fin llegó a tierra y saltó del bote sonriendo. Lo sacó del agua por si se lo llevaba la corriente. Su mirada se dio cuenta de que el suelo era césped en lugar de arena. Eso era algo que le impresionó bastante a decir verdad. Ahora estaba ansioso por ver que le deparaba la isla, sin pensárselo comenzó a calentar. Lanzaba puñetazos al aire sonriendo, sus ojos expresaban emoción y alegría al igual que sus risas que se oían a pocos metros de él.
Durante uno de sus golpes se giró lanzando varios apuntando al mar, el agua se empezó a mover por dichos golpes pues estaba ondulando el aire con su fuerza creando ondas de choque. Sonreía ente este hecho y se volvió a girar lanzando mas a algunos árboles que se movían con dichas ondas como si de viento se tratase. Una vez había finalizado dejó escapar otra pequeña carcajada y empezó a lanzar patadas al aire al igual que varios rodillazos. Parecía entusiasmado por empezar a investigar y así era. Se puso de repente a hacer flexiones con un solo brazo hasta que se cansó y se levantó ya preparado para adentrarse en la isla, antes se dirigió al bote para ver que su camiseta negra de tirantes estaba allí. Al comprobar que si sonrío y volvió a lo suyo. Se quedó mirando con una sonrisa aún en la orilla.
- Bueno, es hora de ver que hay aquí en la isla, espero que haya rivales fuertes de verdad.
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Es una noche tranquila en el barco, el joven Kaishi se encuentra en su cuarto sin su sudadera tumbado en el suelo observando el techo del cuarto con sus grisáceos ojos fijos, abiertos en su totalidad pues su mente se halla absorta en sus pensamientos y especulaciones, los recuerdos, las promesas, el largo camino, todo pelea por tener un lugar en su mente, haciendo que el joven de blancos cabellos tenga que fijar su mirada en algún punto para poder centrar su mente y que no se agolpen los pensamientos.
Su vida en sí es bastante sencilla, no tiene mucho movimiento, no sabe el motivo por el cual se unió a esta tripulación, no tienen mucha movilidad, pero bueno, eso no le importa en demasía, él se moverá para lograr sus propios objetivos, algo que muchos hacen y es hora de que empiece, y empezará esa misma noche.
El joven se levanta y se viste con la camiseta sin mangas y toma del soporte que hay en el escritorio los desgloses que forman su arma y los esconde en su cuerpo, de ese modo podría usarlos de forma eficiente según el momento, al igual que las garras que aferra a su brazo bajo la ropa. Con todo preparado se dirige a la puerta y sale por ella con paso decidido, listo para enfrentar su destino, los peligros del mar y la aventura que le espera.
Kaishi – “Ya es hora de que empiece a buscar mi objetivo, aunque tenga que ir contra la tripulación en algún momento.”
Susurra el joven mientras salta a un bote con el cual decide hacerse a la mar, y ahí es donde empieza su aventura, rumbo desconocido pues no tiene mucha información sobre el lugar donde se encuentra, pero sí que puede observar una calma considerable en el mar, algo no muy extraño pues se encuentra en los mares cardinales.
Kaishi – “¿Qué será eso?”
Piensa al ver una extraña sustancia blanca en el agua a unos diez metros de donde se encuentra, conforme se acerca lo identifica como una especie de polilla, algo extraño pues su tamaño es muy superior a la normalidad, pero eso no es lo más extraño que ve, sino que es un papel en su pata, que extrañamente no se había deteriorado en el agua.
A aquellos que reciban este mensaje sepan que se trata de un desesperada petición de socorro. La aldea de Pumpkin Village ha sido asediada por una terrible Reina pirata mantiene esclavizados a sus aldeanos. Somos gente humilde, pero sabremos recompensar generosamente a aquellos que estén dispuestos a librarnos de esta pesadilla.
Por favor ayúdennos.
Kaishi – “Bueno, puede servirme para empezar a reunir galardones, no haré nada desde el puesto en el que me encuentro.”
Piensa mientras guarda la polilla en la parte trasera de su embarcación y la nota en el bolsillo de su chaqueta, la polilla le serviría de alimento en caso de que sus provisiones se agotaran. El viaje no se alarga mucho más, al poco rato ve a lo lejos en el horizonte la silueta de una isla, que a juzgar por la polilla que encontró, y por el poco tiempo se trataría de la isla en la cual habitan los emisores de dicha nota. Al llegar a la costa arrastra el barco a una distancia en la que seguro no le molestaría la marea y empieza a caminar por aquella playa, una playa extrañamente cubierta por césped.
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Cuando bajaba del velero, un manto de estrellas tapizaba el cielo nocturno sobre Azahán. Le extrañó sobremanera no encontrar arena en la playa, sino una mata de césped que incluso se introducía levemente en el mar. Al principio Selu e había mostrado muy aventurado a la hora de prestar ayuda a aquella gente, porque según Yaya, aquello era lo que se debía hacer, ayudar a los demás. Pero ahora le bloqueaban los prejuicios de siempre, aquella gente eran humanos y los odiaba a todos eran ruines y malvados por naturaleza, no como sus compañeros animales. Si bien también había aprendido que había excepciones, humanos buenos que no se merecen que el resto de su podrida especie los atormente. Sea como fuere ya se encontraba allí, había sido una larga travesía y sería mejor que fuese a ver si podía ayudar en algo. Decidió que permanecería en su forma humana para no tratar de llamar la atención, con un perro de metro cincuenta de alto ya era suficiente. Selu montó a lomos de Yuki y se dirigieron hacia un bosque cercano.
Llevaban un buen rato recorriendo aquel bosque y Selu empezaba a tener una extraña sensación. Al principio no se había percatado, pero aquellos árboles no parecían ser normales y además tenía la extraña sensación de que les estaban siguiendo. Su hermano no le había alertado de nada así que supuso que se trataban de paranoias suyas. Pero no pudo reprimir su curiosidad y se acercó a uno de aquellos extraños árboles verdes con intención de olerlo, aquella cosa, fuese lo que fuese, no olía a árbol, aunque le resultaba familiar; y además tenía una textura mucho más esponjosa que la de la corteza de un árbol. Dejándose guiar por su insensatez, decidió darle un mordisco para probarlo. Selu lo escupió de inmediato cuando notó aquel repugnante y característico sabor. Era brócoli, un brote de brócoli de más de diez metros, había estado caminando todo el rato por un bosque de verdura.
Aún no había salido de su asombro, cuando en lo profundo del bosque observó un par de luces danzantes. De nuevo su curiosidad le empujó a adentrarse en el bosque para averiguar a qué se debía aquel extraño fenómeno. Estaba a punto de alcanzar a aquellas misteriosas luminarias cuando desaparecieron tan súbitamente como habían aparecido. Entonces oyó un ruido a sus espaldas, pero cuando quiso reaccionar, la punta de una daga le pinchaba la espalda.
-No te muevas forastero- oyó que hablaba una dulce voz. Por su tono dedujo que debía tratarse de una chica, aproximadamente de su edad. Yuki trató de abalanzarse sobre la agresora, pero de la nada volvieron a aparecer aquellas dos luces que esta vez brillaron con tal intensidad que dejaron al perro temporalmente cegado.-Dile a tu chucho que se esté quieto o te dibujaré otro ombligo en la espalda –le amenazó mientras le pinchaba en la espalda como advertencia. - Y ahora dime, ¿quién eres y qué haces a aquí?
-Me llamo Selu y he venido aquí porque encontré esto –dijo mientras le mostraba a su captora el mensaje que había encontrado en la polilla. La chica le arrancó el papel de las manos supuso que para verlo más de cerca. - Yo ya he cumplido, ahora si no le importa bajar el arma…Le prometo que Yuki no le hará daño-al decir esto, notó como la chica aflojaba el arma de su espalda, momento que Selu aprovechó para girarse lentamente y ver a su asaltante. Como había deducido se trataba de un chica, debería ser más o menos de su edad. Su pelo era rubio y lo llevaba largo hasta la mitad da la espalda y suelto. Sus ojos verdes deslizaban desde la nota que le acababa de quitar hasta el propio Selu. El rostro de la chica reflejaba incredulidad. Selu dedujo por su indumentaria, un vestido azul bastante tosco y un par de botas, que debía de tratarse de la hija de algún campesino. - Y bien, ¿cuál es su nombre?
-De verdad piensas que me voy a creer que un crio como tú ha venido a ayudarnos. ¿Cuántos años tienes? ¿Once? ¿Doce?- preguntó escéptica.
-Tengo doce años, señorita. Y no he venido yo solo-contestó señalando al gran can blanco que le acompañaba.
-Vaya un chico y su perrito. ¿Y qué piensas hacer para vencer a la Reina? Harás que tu perro le dé la patita. Jijijijijiji – se burló la chica.
-Pues para empezar haría esto- dijo Selu mientras asumía su forma híbrida. La chica cayó al suelo por el sobresalto mientras apuntaba nuevamente su daga hacia Selu. -Vaya parece que he conseguido impresionarla. ¡Brubrubrubru!- Se rio, mientras le tendía una garra a la chica. La chica le aceptó el ofrecimiento aunque con prevención. En cuanto esta estuvo en pie el chico volvió a su forma humana. - Y bien, ¿me dirá ahora cuál es su nombre?
-Me llamo July, Firefly July. Y estos son Chispa y Rayo. Y por favor deja de tratarme de usted, llámame July simplemente.- dijo mientras un par de luciérnaga del tamaño de un conejo se posaban en sus hombros. Seguramente aquellas debían de ser las dos luces que había estado persiguiendo hacía unos minutos. - ¿De verdad crees que puedes hacer algo contra la Reina y su banda?- preguntó al chica con un tono de esperanza en su voz. Selu no sabía que contestarle, no tenía ni idea de a qué se enfrentaba. Tendría que ser una pirata muy peligrosa si había podido subyugar a todo un pueblo. Pero a pesar de que no lo tenía claro no pudo evitar responder lo que respondió.
-Claro que sí July, a eso he venido- respondió el chico con toda la seguridad de que fue capaz. Era muy tarde y había sido un viaje muy largo. Estaba cansado y si quería enfrentarse a una banda de piratas, sería mejor que descansase algo, y Yuki también. -Por cierto, ¿vives por aquí cerca? Ha sido un vieja muy largo hasta aquí y me preguntaba si tus padres nos dejarían descansar en tu casa.
-No creo que a mis padres les importase – contestó la chica con melancolía. Al ver que Selu se extrañaba al verla así de triste decidió explicarle un par de cosas. -Mis padres murieron hace unos días. Ellos, junto a otros aldeanos, fueron los que decidieron enviar a las polillas en busca de ayuda. Pero la Reina averiguó sus intenciones y apresó a los insurrectos, entre los cuales se encontraban mis padres – mientras narraba su historia, sus ojos se iban humedeciendo y tornándose vidriosos. - Mandó acabar con todas las polillas mensajeras y ejecutó a los sublevados delante de toda la gente de la aldea para que sirviese como advertencia para aquellos que tuviesen intención de rebelarse en su contra- ahora las lágrimas surcaban el rostro de la muchacha. Selu hizo ademán de tratar de consolarla, pero esta rechazó el gesto y se enjuagó las lágrimas con la manga del vestido. -Pero ahora has venido a ayudarnos, y seguro que podremos librarnos de ella. ¿A que sí? – preguntó July mientras le dedicaba una amplia sonrisa y le cogía ambas manos.
-Por supuesto que sí- contestó Selu, aunque no muy seguro de poder cumplir con lo que le estaba pidiendo la chica. Pero se veía incapaz de decirle otra cosa. Tras oír esto, July se puso muy contenta y se dispuso a conducir al chico y a su perro hasta su hogar.
-Espero que sepas lo que estás haciendo hermano-le dijo Yuki mientras se disponía a seguir a July.
-Yo también lo espero- dijo el chico para sí mismo.
Cuando llegaron a la aldea aún era de madrugada. A Selu le sorprendió mucho aquel pueblecito, ya que sus casas eran en realidad enormes calabazas acondicionadas para que sirviesen como vivienda. En cada una de las casas-calabaza se podía distinguir una luciérnaga que hacía de farol para iluminar la entrada. Estaba ensimismado contemplando un edificio construido con un calabacín gigante, que July le había explicado que se trataba de una granja de larvas, cuando comenzó a escuchar un rumor a lo lejos. Pronto el rumor se convirtió en un atronador rugido que inundaba las calles desiertas del pueblo. El sonido era similar al de un motor de gasolina. La muchacha se alarmó al escuchar aquel ruido, agarró al chico por el brazo y echó a correr a toda prisa hacia su casa. Estaban a escasos cinco metros de la puerta cuando un gigantesco saltamontes aterrizó justo delante de ellos.
-Vaya, vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? La huerfanita de las luciérnagas violando el toque de queda- dijo con voz burlona quien iba montado sobre el saltamontes. Sujetaba con firmeza el manillar que llevaba colocado el animal en la cabeza, mientras permanecía sentado en un sillín colocado en el tórax del insecto. Esto, junto a su atuendo, un chaleco de cuero, tejanos y unos botines, le daban el aspecto del típico motero pendenciero. - ¿Y quién es tu amiguito? No será un forastero, ¿no?- preguntó mientras se bajaba del saltamontes y se acercaba a July. - ¿Qué te pasa niñita?, no has aprendido de lo que pasó a los estúpidos de tus padres. ¿Quieres acabar como ellos? Sacrificados como los cerdos que eran- cuando July oyó como aquel desecho insultaba a sus padres no pudo evitar darle una patada en la entrepierna mientras su cara se tornaba roja de ira. El matón dejo escapar un gemido de dolor mientras se retorcía de dolor llevándose las manos a su zona íntima. -¡Maldita desgraciada! ¡Te mandaré con tus viejos ahora mismo!- exclamó mientras sacaba una navaja y se abalanzaba con la intención de matar a la chica. Pero en ese instante, Selu se interpuso en la trayectoria, esquivó el navajazo gracias a sus guanteletes y le asestó un directo en la cara, que tiró de espaldas a aquel bravucón.
-¡No le tocaras ni un pelo a esta chica! –exclamó Selu mientras el tipo se revolvía en el suelo.
-¡Maldito cdio, me ha doto la nadiz! ¡Hoppeds a mí! ¡Matadlos, matadlos a los dos!- exclamó aquel tipejo mientras un hilo de sangre manaba de su nariz fracturada. En ese preciso instante decenas de “motores de gasolina” volvieron a rugir, enmudeciendo el silencio de la noche con su rugido infernal. En apenas unos segundos estaban rodeados por una treintena de moteros de saltamontes. Esos Hoppers, como los había llamado el desnarigado, se bajaban de sus saltamontes y con actitud amenazante comenzaron a avanzar hacia Selu, muchos de ellos iban armados con cadenas, puñales o incluso armas de fuego. Selu y Yuki se prepararon para la pelea con la esperanza de que su fuerza compensase la desventaja numérica.
-Sabía que la noche iba a acabar así- dijo Yuki antes de abalanzarse sobre uno de los moteros con intención de morderle en la garganta. Selu adoptó su forma híbrida para asombro de los presentes y comenzó a repartir zarpazos.
Llevaban un buen rato recorriendo aquel bosque y Selu empezaba a tener una extraña sensación. Al principio no se había percatado, pero aquellos árboles no parecían ser normales y además tenía la extraña sensación de que les estaban siguiendo. Su hermano no le había alertado de nada así que supuso que se trataban de paranoias suyas. Pero no pudo reprimir su curiosidad y se acercó a uno de aquellos extraños árboles verdes con intención de olerlo, aquella cosa, fuese lo que fuese, no olía a árbol, aunque le resultaba familiar; y además tenía una textura mucho más esponjosa que la de la corteza de un árbol. Dejándose guiar por su insensatez, decidió darle un mordisco para probarlo. Selu lo escupió de inmediato cuando notó aquel repugnante y característico sabor. Era brócoli, un brote de brócoli de más de diez metros, había estado caminando todo el rato por un bosque de verdura.
Aún no había salido de su asombro, cuando en lo profundo del bosque observó un par de luces danzantes. De nuevo su curiosidad le empujó a adentrarse en el bosque para averiguar a qué se debía aquel extraño fenómeno. Estaba a punto de alcanzar a aquellas misteriosas luminarias cuando desaparecieron tan súbitamente como habían aparecido. Entonces oyó un ruido a sus espaldas, pero cuando quiso reaccionar, la punta de una daga le pinchaba la espalda.
-No te muevas forastero- oyó que hablaba una dulce voz. Por su tono dedujo que debía tratarse de una chica, aproximadamente de su edad. Yuki trató de abalanzarse sobre la agresora, pero de la nada volvieron a aparecer aquellas dos luces que esta vez brillaron con tal intensidad que dejaron al perro temporalmente cegado.-Dile a tu chucho que se esté quieto o te dibujaré otro ombligo en la espalda –le amenazó mientras le pinchaba en la espalda como advertencia. - Y ahora dime, ¿quién eres y qué haces a aquí?
-Me llamo Selu y he venido aquí porque encontré esto –dijo mientras le mostraba a su captora el mensaje que había encontrado en la polilla. La chica le arrancó el papel de las manos supuso que para verlo más de cerca. - Yo ya he cumplido, ahora si no le importa bajar el arma…Le prometo que Yuki no le hará daño-al decir esto, notó como la chica aflojaba el arma de su espalda, momento que Selu aprovechó para girarse lentamente y ver a su asaltante. Como había deducido se trataba de un chica, debería ser más o menos de su edad. Su pelo era rubio y lo llevaba largo hasta la mitad da la espalda y suelto. Sus ojos verdes deslizaban desde la nota que le acababa de quitar hasta el propio Selu. El rostro de la chica reflejaba incredulidad. Selu dedujo por su indumentaria, un vestido azul bastante tosco y un par de botas, que debía de tratarse de la hija de algún campesino. - Y bien, ¿cuál es su nombre?
-De verdad piensas que me voy a creer que un crio como tú ha venido a ayudarnos. ¿Cuántos años tienes? ¿Once? ¿Doce?- preguntó escéptica.
-Tengo doce años, señorita. Y no he venido yo solo-contestó señalando al gran can blanco que le acompañaba.
-Vaya un chico y su perrito. ¿Y qué piensas hacer para vencer a la Reina? Harás que tu perro le dé la patita. Jijijijijiji – se burló la chica.
-Pues para empezar haría esto- dijo Selu mientras asumía su forma híbrida. La chica cayó al suelo por el sobresalto mientras apuntaba nuevamente su daga hacia Selu. -Vaya parece que he conseguido impresionarla. ¡Brubrubrubru!- Se rio, mientras le tendía una garra a la chica. La chica le aceptó el ofrecimiento aunque con prevención. En cuanto esta estuvo en pie el chico volvió a su forma humana. - Y bien, ¿me dirá ahora cuál es su nombre?
-Me llamo July, Firefly July. Y estos son Chispa y Rayo. Y por favor deja de tratarme de usted, llámame July simplemente.- dijo mientras un par de luciérnaga del tamaño de un conejo se posaban en sus hombros. Seguramente aquellas debían de ser las dos luces que había estado persiguiendo hacía unos minutos. - ¿De verdad crees que puedes hacer algo contra la Reina y su banda?- preguntó al chica con un tono de esperanza en su voz. Selu no sabía que contestarle, no tenía ni idea de a qué se enfrentaba. Tendría que ser una pirata muy peligrosa si había podido subyugar a todo un pueblo. Pero a pesar de que no lo tenía claro no pudo evitar responder lo que respondió.
-Claro que sí July, a eso he venido- respondió el chico con toda la seguridad de que fue capaz. Era muy tarde y había sido un viaje muy largo. Estaba cansado y si quería enfrentarse a una banda de piratas, sería mejor que descansase algo, y Yuki también. -Por cierto, ¿vives por aquí cerca? Ha sido un vieja muy largo hasta aquí y me preguntaba si tus padres nos dejarían descansar en tu casa.
-No creo que a mis padres les importase – contestó la chica con melancolía. Al ver que Selu se extrañaba al verla así de triste decidió explicarle un par de cosas. -Mis padres murieron hace unos días. Ellos, junto a otros aldeanos, fueron los que decidieron enviar a las polillas en busca de ayuda. Pero la Reina averiguó sus intenciones y apresó a los insurrectos, entre los cuales se encontraban mis padres – mientras narraba su historia, sus ojos se iban humedeciendo y tornándose vidriosos. - Mandó acabar con todas las polillas mensajeras y ejecutó a los sublevados delante de toda la gente de la aldea para que sirviese como advertencia para aquellos que tuviesen intención de rebelarse en su contra- ahora las lágrimas surcaban el rostro de la muchacha. Selu hizo ademán de tratar de consolarla, pero esta rechazó el gesto y se enjuagó las lágrimas con la manga del vestido. -Pero ahora has venido a ayudarnos, y seguro que podremos librarnos de ella. ¿A que sí? – preguntó July mientras le dedicaba una amplia sonrisa y le cogía ambas manos.
-Por supuesto que sí- contestó Selu, aunque no muy seguro de poder cumplir con lo que le estaba pidiendo la chica. Pero se veía incapaz de decirle otra cosa. Tras oír esto, July se puso muy contenta y se dispuso a conducir al chico y a su perro hasta su hogar.
-Espero que sepas lo que estás haciendo hermano-le dijo Yuki mientras se disponía a seguir a July.
-Yo también lo espero- dijo el chico para sí mismo.
Cuando llegaron a la aldea aún era de madrugada. A Selu le sorprendió mucho aquel pueblecito, ya que sus casas eran en realidad enormes calabazas acondicionadas para que sirviesen como vivienda. En cada una de las casas-calabaza se podía distinguir una luciérnaga que hacía de farol para iluminar la entrada. Estaba ensimismado contemplando un edificio construido con un calabacín gigante, que July le había explicado que se trataba de una granja de larvas, cuando comenzó a escuchar un rumor a lo lejos. Pronto el rumor se convirtió en un atronador rugido que inundaba las calles desiertas del pueblo. El sonido era similar al de un motor de gasolina. La muchacha se alarmó al escuchar aquel ruido, agarró al chico por el brazo y echó a correr a toda prisa hacia su casa. Estaban a escasos cinco metros de la puerta cuando un gigantesco saltamontes aterrizó justo delante de ellos.
-Vaya, vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? La huerfanita de las luciérnagas violando el toque de queda- dijo con voz burlona quien iba montado sobre el saltamontes. Sujetaba con firmeza el manillar que llevaba colocado el animal en la cabeza, mientras permanecía sentado en un sillín colocado en el tórax del insecto. Esto, junto a su atuendo, un chaleco de cuero, tejanos y unos botines, le daban el aspecto del típico motero pendenciero. - ¿Y quién es tu amiguito? No será un forastero, ¿no?- preguntó mientras se bajaba del saltamontes y se acercaba a July. - ¿Qué te pasa niñita?, no has aprendido de lo que pasó a los estúpidos de tus padres. ¿Quieres acabar como ellos? Sacrificados como los cerdos que eran- cuando July oyó como aquel desecho insultaba a sus padres no pudo evitar darle una patada en la entrepierna mientras su cara se tornaba roja de ira. El matón dejo escapar un gemido de dolor mientras se retorcía de dolor llevándose las manos a su zona íntima. -¡Maldita desgraciada! ¡Te mandaré con tus viejos ahora mismo!- exclamó mientras sacaba una navaja y se abalanzaba con la intención de matar a la chica. Pero en ese instante, Selu se interpuso en la trayectoria, esquivó el navajazo gracias a sus guanteletes y le asestó un directo en la cara, que tiró de espaldas a aquel bravucón.
-¡No le tocaras ni un pelo a esta chica! –exclamó Selu mientras el tipo se revolvía en el suelo.
-¡Maldito cdio, me ha doto la nadiz! ¡Hoppeds a mí! ¡Matadlos, matadlos a los dos!- exclamó aquel tipejo mientras un hilo de sangre manaba de su nariz fracturada. En ese preciso instante decenas de “motores de gasolina” volvieron a rugir, enmudeciendo el silencio de la noche con su rugido infernal. En apenas unos segundos estaban rodeados por una treintena de moteros de saltamontes. Esos Hoppers, como los había llamado el desnarigado, se bajaban de sus saltamontes y con actitud amenazante comenzaron a avanzar hacia Selu, muchos de ellos iban armados con cadenas, puñales o incluso armas de fuego. Selu y Yuki se prepararon para la pelea con la esperanza de que su fuerza compensase la desventaja numérica.
-Sabía que la noche iba a acabar así- dijo Yuki antes de abalanzarse sobre uno de los moteros con intención de morderle en la garganta. Selu adoptó su forma híbrida para asombro de los presentes y comenzó a repartir zarpazos.
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El castaño ya se había adentrado en aquella selva y caminaba a paso tranquilo. Había calentado lo suficiente. Y quería saber que había en aquella isla que no conocía, sus ojos verdes examinaban las plantas de la zona y reconocía algunas gracias a su habilidad de guardabosques. Mientras caminaba escuchó una voz que provenía de su derecha. Había un tipo apuntándole con una espada larga.
- No te muevas intruso
- ¡Hola!
Dijo el chico con una sonrisa en el rostro para después apartar la espada con su guadaña negra la que sacó en segundos y de un golpe partió aquel tipo en dos. Volvió a guardar su arma y sonrió para después volver a caminar tranquilamente. No le gustaban las ordenes y mucho menos las amenazas. No se sentía muy cómodo viajando a pie. Rápidamente tomó la forma de un lobo blanco que rápidamente corrió por la selva aullando. Aquel bello animal disfrutaba del viaje mientras escuchaba con sus finos oídos diversos sonidos. Encima con su habilidad de rastreador captó varios aromas. Olor a insectos y a sangre, además de olor a perro. El lobo lanco corrió en la dirección donde olía todo eso pues todo venía del mismo sitio. Cuando llegó observó a una especie de hombre lobo repartiendo zarpazos. También había un enorme perro y varios hombres además de saltamontes inmensos.
- ¡Yo también quiero diversión!
Dijo gritando el lobo blanco volviendo a la forma humana con una amplia sonrisa de emoción en el rostro pues le encantaban los combates. Sin pensárselo comenzó a pelear con sus puños desnudos junto al hombre lobo y al perro. Pese a estar en su forma humana los hombres que golpeaba salían disparados a varios metros y no se solían levantar. Tras una ojeada observó los peligrosos saltamontes, o al menos él creía que lo eran. Al ver que estaban quietos no hizo nada y siguió zurrando aquellos tipos mientras reía y sonreía de forma feliz.
- ¡Vamos venid más!
Gritaba con una sonrisa mientras lanzaba poderosos puñetazos que partían los arboles como si fueran mantequilla, sus puños apenas estaban heridos y aumentaba la velocidad. De vez en cuando usaba sus piernas para lanzar también a más estúpidos por los aires. De repente unos cuantos más aparecieron y corrían hacia el castaño. Este echó el puño hacia atrás concentrando energía mientras sonreía de lado. Cuando aquellos tipos estaban cerca este lanzó su puño dándole al primero, de repente como si hubiese golpeado con una onda de choque el hombre salió disparado hacia atrás tirando a los demás y con el estomago hundido.
- ¡Ripera O Utsu!
Gritó el chico sonriendo mientras ahora tomaba una forma de un hombre lobo enorme de color blanco de ojos dorados. Sus colmillos se afilaron al igual que sus garras y sin pensárselo empezó a golpear con sus garras a los saltamontes, se cargó a un par de ellos y después pegó un enorme aullido para asustar y enviar un aviso a los que estuvieran en la isla. Acto seguido volvió a la forma humana mirando al chico y a su perro con una sonrisa.
- ¡Hola!
- No te muevas intruso
- ¡Hola!
Dijo el chico con una sonrisa en el rostro para después apartar la espada con su guadaña negra la que sacó en segundos y de un golpe partió aquel tipo en dos. Volvió a guardar su arma y sonrió para después volver a caminar tranquilamente. No le gustaban las ordenes y mucho menos las amenazas. No se sentía muy cómodo viajando a pie. Rápidamente tomó la forma de un lobo blanco que rápidamente corrió por la selva aullando. Aquel bello animal disfrutaba del viaje mientras escuchaba con sus finos oídos diversos sonidos. Encima con su habilidad de rastreador captó varios aromas. Olor a insectos y a sangre, además de olor a perro. El lobo lanco corrió en la dirección donde olía todo eso pues todo venía del mismo sitio. Cuando llegó observó a una especie de hombre lobo repartiendo zarpazos. También había un enorme perro y varios hombres además de saltamontes inmensos.
- ¡Yo también quiero diversión!
Dijo gritando el lobo blanco volviendo a la forma humana con una amplia sonrisa de emoción en el rostro pues le encantaban los combates. Sin pensárselo comenzó a pelear con sus puños desnudos junto al hombre lobo y al perro. Pese a estar en su forma humana los hombres que golpeaba salían disparados a varios metros y no se solían levantar. Tras una ojeada observó los peligrosos saltamontes, o al menos él creía que lo eran. Al ver que estaban quietos no hizo nada y siguió zurrando aquellos tipos mientras reía y sonreía de forma feliz.
- ¡Vamos venid más!
Gritaba con una sonrisa mientras lanzaba poderosos puñetazos que partían los arboles como si fueran mantequilla, sus puños apenas estaban heridos y aumentaba la velocidad. De vez en cuando usaba sus piernas para lanzar también a más estúpidos por los aires. De repente unos cuantos más aparecieron y corrían hacia el castaño. Este echó el puño hacia atrás concentrando energía mientras sonreía de lado. Cuando aquellos tipos estaban cerca este lanzó su puño dándole al primero, de repente como si hubiese golpeado con una onda de choque el hombre salió disparado hacia atrás tirando a los demás y con el estomago hundido.
- ¡Ripera O Utsu!
Gritó el chico sonriendo mientras ahora tomaba una forma de un hombre lobo enorme de color blanco de ojos dorados. Sus colmillos se afilaron al igual que sus garras y sin pensárselo empezó a golpear con sus garras a los saltamontes, se cargó a un par de ellos y después pegó un enorme aullido para asustar y enviar un aviso a los que estuvieran en la isla. Acto seguido volvió a la forma humana mirando al chico y a su perro con una sonrisa.
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La verdad es que el joven sigue anonadado por la extraña apariencia de la playa, un lugar donde se supone debe haber arenas de varias clases cubierto de césped, no es normal ni mucho menos, pero dejándolo de lado sigue avanzando, entrando en pocos momentos a un bosque, igualmente extraño que la playa, pues los árboles que allí hay no son árboles, tiene más aspecto de verduras o cosas así, pero el joven Marine no puede decir mucho pues es muy inexperto en ese campo.
Sigue avanzando bosque a través, hasta el momento en el que un objeto puntiagudo y afilado entra en contacto con su espalda, algo que no le agrada demasiado, pese a optar por la diplomacia no soporta las ofensas a su honor atacándole por la espalda, considerando que eso es una cobardía y deshonra de la humanidad.
¿¿?? – “Quieto ahí forastero”
Dice una voz a su espalda, algo que no debió hacer, si hay algo que el joven Kaishi no hace es seguir órdenes de los demás, ni siquiera de sus superiores. En ese momento Kaishi simplemente sonríe, pero el asaltante no lo vería pues está a su espalda.
Kaishi - “No debiste darme una orden tras apuntarme con tu arma…eres penoso…patético.”
Dice el joven marine con un tono tranquilo, su mirada al frente determina que eso está por terminar, momento en el que aparece al lado del joven un gran lobo de color negro, este lobo se abalanza a por aquél sujeto mordiendo su arma, una lanza bastante afilada, partiéndola en dos entre llamas. El hombre anonadado camina hacia atrás, aterrado por lo que le pudiera pasar.
¿¿?? – “¿Quién y qué demonios eres? No puedes ser humano…”
Dice con voz temblorosa mientras Kaishi se da la vuelta y camina lentamente hacia aquél hombre armando su enorme lanza, con la que suele combatir, y con un ágil movimiento logra alcanzar al sujeto con el lateral de la puntera dejándolo inconsciente, no lo mata pues desconoce si es o no un criminal y antes de hacer una tontería prefiere asegurarse. Por ello camina rumbo a un lugar donde se escucha mucho jaleo, como si estuviera en curso una pelea, algo que no le agrada pero que dado que se encuentra en la isla para liberarla de la opresión pirata, tendrá que combatir.
Al llegar ve a un par de seres, ambos de apariencia extraña, cánida para ser más exactos, y una muchacha rodeados por lo que parecen ser piratas, además de un séquito de seres enormes, que mirados más detenidamente se sabe que son ¿saltamontes? Esa isla es de lo más interesante y curiosa para quien quiera investigarla, se tiraría un buen tiempo entretenido tratando de averiguar por qué los animales son tan exageradamente enormes. Mientras ellos se dedican a lo suyo Skoll empieza a correr entre los piratas esparciendo llamas, empezando por rodear a todos los saltamontes con fuego, haciendo que bien se vayan o bien mueran por el exceso de calor y humo, mientras que los piratas saltan cómicamente a causa del fuego.
Ancient Wolf: Fire way(Lobo ancestral: Camino de fuego)
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