Condiciones:
■ Será un reto amistoso, aunque si quedan cicatrices, quedaron.
■ La ganadora tendrá derecho moral a fardar y decir que es la capitana. La opinión del gallo es opcional.
■ La perdedora pagará las reparaciones de la cubierta tras la batalla (pagará 5 doblones simbólicos).
■ Lugar: Barco de los Fancy Cock Pirates
■ Salto de turno: El máximo, esperemos no necesitarlo.
■ Cronología: Este rol va después del rol de Chicken Nightmares.
Comienza:
Iulia: 1
Illje: 2
El miembro 'El Gremio OPD' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'1' : 2
'1' : 2
Illje Landvik
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Ambas habían coincidido en que era mejor esperar a que hubieran hecho la digestión. Sin embargo, ese tiempo había pasado. Illje fue la primera en salir a cubierta, estirándose y estudiando el barco con nuevos ojos. De acuerdo, era un reto amistoso, pero seguían estando en un barco. A la derecha, el puerto. A la izquierda, el mar y, si caía mal, seguramente la muerte, a no ser que un pescador amable tuviera a mano las redes y mucho pulso. Aquella mala cereza de Dark Dome había resultado ser a la vez que una bendición una responsabilidad. Diría que echaba de menos nadar, pero como seguía pudiendo meterse en bañeras y jacuzzis sin mucho problema no era algo que le preocupase realmente. De todas formas, seguía teniendo que tenerlo en cuenta en casos como este.
El barco no era exageradamente grande, pero podrían moverse sin problemas. Cambió sus tacones a los patines de ruedas finas y dio un par de vueltas, con cuidado al principio y confianza después. El suelo no se hundía bajo ella, así que todo correcto. Edipo estaba en una esquina, tomando una siesta. Se acercó a él y le acarició con cariño las orejitas. El lobot estaba tirado, acurrucado, terminando de cargarse, pero aún así frotó su cabecita contra la mano de la coneja.
Sacó a Kamar y Budur. Henrietta, la espada de su padre, no era apta para esta batalla. Pero las dos katanas pequeñas que solía llevar consigo estaban afiladas y gustosas de hacerle el servicio. Sonrió al verlas. Llevaba un tiempo sin utilizarlas en serio. No estaba segura de si tendría que hacerlo contra Iulia, pero le gustaba estar preparada. Tras comprobar que efectivamente estaban listas para la acción, volvió a guardarlas y aprovechó para colocarse el pelo en una coleta alta. Necesitaba ver bien.
El resto de la banda estaban perdidos por el barco. Habían crecido muy rápido y todavía se acordaba de cuando solo eran Claude y ella entre los cosacos y la nieve. Ahora tenían a Ichigo, a Yuuki y… a Iulia. Acababa de unirse a ellos, de hecho, y la pelea había sido idea suya. Illje no había tenido que meditarlo mucho para aceptar. Le hacía un poco de ilusión, incluso. No creía que nadie allí le hubiera visto pelear en serio y ella misma lo echaba un poco en falta. Era hora de jugar.
Aguardó a que apareciera su contrincante. Quería dejarle el primer ataque, como muestra de cortesía y porque siempre le ayudaba ver por dónde empezaban sus oponentes. Pero hiciera lo que hiciera, estaría preparada. Hacía un buen día… y no iba a desperdiciarlo.
El barco no era exageradamente grande, pero podrían moverse sin problemas. Cambió sus tacones a los patines de ruedas finas y dio un par de vueltas, con cuidado al principio y confianza después. El suelo no se hundía bajo ella, así que todo correcto. Edipo estaba en una esquina, tomando una siesta. Se acercó a él y le acarició con cariño las orejitas. El lobot estaba tirado, acurrucado, terminando de cargarse, pero aún así frotó su cabecita contra la mano de la coneja.
Sacó a Kamar y Budur. Henrietta, la espada de su padre, no era apta para esta batalla. Pero las dos katanas pequeñas que solía llevar consigo estaban afiladas y gustosas de hacerle el servicio. Sonrió al verlas. Llevaba un tiempo sin utilizarlas en serio. No estaba segura de si tendría que hacerlo contra Iulia, pero le gustaba estar preparada. Tras comprobar que efectivamente estaban listas para la acción, volvió a guardarlas y aprovechó para colocarse el pelo en una coleta alta. Necesitaba ver bien.
El resto de la banda estaban perdidos por el barco. Habían crecido muy rápido y todavía se acordaba de cuando solo eran Claude y ella entre los cosacos y la nieve. Ahora tenían a Ichigo, a Yuuki y… a Iulia. Acababa de unirse a ellos, de hecho, y la pelea había sido idea suya. Illje no había tenido que meditarlo mucho para aceptar. Le hacía un poco de ilusión, incluso. No creía que nadie allí le hubiera visto pelear en serio y ella misma lo echaba un poco en falta. Era hora de jugar.
Aguardó a que apareciera su contrincante. Quería dejarle el primer ataque, como muestra de cortesía y porque siempre le ayudaba ver por dónde empezaban sus oponentes. Pero hiciera lo que hiciera, estaría preparada. Hacía un buen día… y no iba a desperdiciarlo.
Iulia Markov
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Por no variar, se había hecho un corte en la mano intentando cocinar. No esperaba que le diese muchos problemas salvo por un poquito de dolor y picor. Ya sabía puesto una tirita. También tenía un moratón en la pierna izquierda de un golpe tonto por ir corriendo sin mirar. Nada fuera de lo habitual. Para prepararse para el combate se puso su traje de ninja sin la máscara, se escondió sus dagas en las mangas, torso y espalda y se colgó de la cintura la katana y una cantimplora llena de Loca Cola. Cuando iba a salir ya a cubierta, se lo pensó mejor y dio un par de tragos de la cantimplora. No quería que le diese un mareo durante el combate.
- Todo listo - se dijo a sí misma con una sonrisa.
Le hacía emoción aquel combate. Aún no había tenido ocasión de probarse a sí misma en un desafío real desde el combate contra Alpha. Cualquier otro hubiese aprendido de aquella ocasión y tendría la cabeza suficiente como para no ir desafiando a todos los piratas experimentados que se encontraba. Pero otra persona también habría aprendido a aquellas alturas que si las ollas estallaban en llamas cada vez que intentaba echar un condimento, tal vez la cocina no era lo suyo. En cuanto tuvo delante a Illje, ensanchó su sonrisa y apoyó la mano en el mango de la katana.
- ¡Vamos con esto! Es hora de decidir quién es la verdadera capitana de los Brave Adventurers.
Había estado dándole vueltas a cómo podía iniciar el combate. Usar su ninjutsu de primeras delataría sus trucos bajo la manga. Sería más seguro empezar con la katana y utilizar sus técnicas en un momento inesperado. Ahora que además veía a Illje empuñando dos katanas, lo tuvo más claro. Aquello iba a ser una pelea de espadachinas... hasta que no lo fuese. Desenvainó su arma con la mano derecha y extendió la izquierda concentrándose.
- ¡Zweiter Sonne, Hephaistos!
Una llama dorada surgió de su mano libre y adoptó la forma de una segunda katana. Aún sonriendo, hizo girar ambas armas en sus manos y se inclinó levemente a modo de saludo. Tras eso echó a correr hacia su compañera. Su primer golpe fue un corte ascendente con el arma de fuego. Su intención era usar el brillo de las llamas para deslumbrar por un momento a Illje, para a continuación seguir con dos cortes rápidos con la otra katana.
- Todo listo - se dijo a sí misma con una sonrisa.
Le hacía emoción aquel combate. Aún no había tenido ocasión de probarse a sí misma en un desafío real desde el combate contra Alpha. Cualquier otro hubiese aprendido de aquella ocasión y tendría la cabeza suficiente como para no ir desafiando a todos los piratas experimentados que se encontraba. Pero otra persona también habría aprendido a aquellas alturas que si las ollas estallaban en llamas cada vez que intentaba echar un condimento, tal vez la cocina no era lo suyo. En cuanto tuvo delante a Illje, ensanchó su sonrisa y apoyó la mano en el mango de la katana.
- ¡Vamos con esto! Es hora de decidir quién es la verdadera capitana de los Brave Adventurers.
Había estado dándole vueltas a cómo podía iniciar el combate. Usar su ninjutsu de primeras delataría sus trucos bajo la manga. Sería más seguro empezar con la katana y utilizar sus técnicas en un momento inesperado. Ahora que además veía a Illje empuñando dos katanas, lo tuvo más claro. Aquello iba a ser una pelea de espadachinas... hasta que no lo fuese. Desenvainó su arma con la mano derecha y extendió la izquierda concentrándose.
- ¡Zweiter Sonne, Hephaistos!
Una llama dorada surgió de su mano libre y adoptó la forma de una segunda katana. Aún sonriendo, hizo girar ambas armas en sus manos y se inclinó levemente a modo de saludo. Tras eso echó a correr hacia su compañera. Su primer golpe fue un corte ascendente con el arma de fuego. Su intención era usar el brillo de las llamas para deslumbrar por un momento a Illje, para a continuación seguir con dos cortes rápidos con la otra katana.
Illje Landvik
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Iulia no tardó en llegar. Cogió a Illje de espaldas, mirando al horizonte. Fue bueno, porque le cambió la cara nada más oírla hablar. ¿Brave adventurers? ¿Pero y ese nombre tan cursi? ¡Si acababa de llegar! Se giró inmediatamente y le apuntó con Kamar a la barbilla desde la otra punta de la cubierta.
-¡Oye! Escúchame bien. Acabas de unirte a los… Hm… ¡Deathly Pink Pirates! Todavía te queda mucho que aprender y la primera lección… ¡es que tú no escoges el nombre!
De acuerdo, ella acababa de escogerlo. De hecho, no tenía claro que le gustase. Quizá algo con Rabbit encajaría mejor. Todavía no había mudado las velas de su pequeño barquito, las de color rosa con el dibujo de sus orejas, pero solo porque el tamaño no encajaba y tenía que encargar las grandes. De cualquier manera, su nombre era mucho mejor que Brave Adventurers. Y desde luego que Fancy Cock Pirates, pero esa era otra pelea. Una que no se ganaba con espadas. De hecho no tenía muy claro cómo se ganaba, así que de momento estaba en empate. Mientras ganaba esta otra.
Oyó el filo de un arma desenvainándose y centró los ojos en Iulia. Esbozó una pequeña sonrisa y se colocó en una pose un tanto más formal. El pie izquierdo adelantado, espalda recta y ambas katanas a los lados, aguardándola. Y entonces… oh, era de esas. No había entendido nada de lo que había dicho, pero no importaba, porque el resultado estaba justo delante. Una segunda katana, hecha de llamas doradas. Soltó un pequeño silbido de admiración; reconocía su elegancia.
-Preciosa, pero como me chamusques el pelo vamos a tener más que palabras.
Echó a correr y por un momento el mundo pareció detenerse. ¿Cuánto llevaba sin luchar con alguien? Sonrió. Iulia llegó frente a ella y el brillo de su arma la deslumbró por un momento. Pero había visto cómo movía la muñeca y sabía dónde iba a parar. Cerró los ojos e interpuso a Kamar y a Budur en el camino de la hoja de llamas mientras rodaba hacia un lado, apartándose rápidamente hacia la derecha, fuera de su alcance.
Volvió a abrir los ojos, todavía sonriente. Sin decir nada siguió rodando hasta rodearla, con la intención de atacarla por la espalda. Lanzó un único corte con Kamar, desde la cadera de Iulia hasta su hombro. Mantuvo a Budur frente a su pecho, atenta a lo que pudiera pasar. Todavía estaban calentando y al fin y al cabo, seguía siendo un oponente desconocido. De momento, toda precaución era poca.
-¡Oye! Escúchame bien. Acabas de unirte a los… Hm… ¡Deathly Pink Pirates! Todavía te queda mucho que aprender y la primera lección… ¡es que tú no escoges el nombre!
De acuerdo, ella acababa de escogerlo. De hecho, no tenía claro que le gustase. Quizá algo con Rabbit encajaría mejor. Todavía no había mudado las velas de su pequeño barquito, las de color rosa con el dibujo de sus orejas, pero solo porque el tamaño no encajaba y tenía que encargar las grandes. De cualquier manera, su nombre era mucho mejor que Brave Adventurers. Y desde luego que Fancy Cock Pirates, pero esa era otra pelea. Una que no se ganaba con espadas. De hecho no tenía muy claro cómo se ganaba, así que de momento estaba en empate. Mientras ganaba esta otra.
Oyó el filo de un arma desenvainándose y centró los ojos en Iulia. Esbozó una pequeña sonrisa y se colocó en una pose un tanto más formal. El pie izquierdo adelantado, espalda recta y ambas katanas a los lados, aguardándola. Y entonces… oh, era de esas. No había entendido nada de lo que había dicho, pero no importaba, porque el resultado estaba justo delante. Una segunda katana, hecha de llamas doradas. Soltó un pequeño silbido de admiración; reconocía su elegancia.
-Preciosa, pero como me chamusques el pelo vamos a tener más que palabras.
Echó a correr y por un momento el mundo pareció detenerse. ¿Cuánto llevaba sin luchar con alguien? Sonrió. Iulia llegó frente a ella y el brillo de su arma la deslumbró por un momento. Pero había visto cómo movía la muñeca y sabía dónde iba a parar. Cerró los ojos e interpuso a Kamar y a Budur en el camino de la hoja de llamas mientras rodaba hacia un lado, apartándose rápidamente hacia la derecha, fuera de su alcance.
Volvió a abrir los ojos, todavía sonriente. Sin decir nada siguió rodando hasta rodearla, con la intención de atacarla por la espalda. Lanzó un único corte con Kamar, desde la cadera de Iulia hasta su hombro. Mantuvo a Budur frente a su pecho, atenta a lo que pudiera pasar. Todavía estaban calentando y al fin y al cabo, seguía siendo un oponente desconocido. De momento, toda precaución era poca.
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Interpuso ambas katanas en la trayectoria del arma de Illje al tiempo que se echaba hacia atrás, pero fue un poco más lenta, más débil y, para más inri, el ataque de ella iba perfectamente dirigido. Aunque paró parte del impacto, el acero llegó a cortar su traje y dibujar una línea carmesí en su torso. Se echó hacia atrás de un salto mientras reevaluaba la situación. Illje era hábil y parecía que más experimentada que ella. Eso no iba a intimidarla, pero desde luego debía tenerlo en cuenta. Si no podía contar con que un intercambio directo saliese bien... ¿y si probaba a subir un poco el nivel?
- Bonita esgrima. Digna de la subcapitana de los Brave Adventurers - sonrió, traviesa. Si no quería su nombre, iba a hacérselo tragar con patatas.
Tensó las piernas y aceleró en un instante. Pasó al lado de Illje esprintando mientras le lanzaba un veloz corte de pasada con la katana de acero. Tras recorrer unos tres metros, se frenó en seco, se giró y volvió a acelerar en un instante en dirección a ella. Su segundo ataque fue un giro sobre sí misma lanzando un corte con la katana de llamas. Al frenarse derrapando, notó dolor en la pierna magullada, pero lo ignoró y en su lugar sonrió. Se estaba divirtiendo como no lo hacía en un largo tiempo. Sí, estaba midiendo los golpes para evitar ir a matar. Y sí, ambas sabían que aquel era un duelo amistoso. Pero saberlo no le impedía sentir aquella euforia recorriendo su cuerpo, su corazón bombeando con fuerza y su respiración acelerándose por la emoción.
- ¡Vierter Sonne, Artemis!
Lanzándose una tercera vez a por ella, completó el cuarto movimiento de la Danza de Plata en un tajo cruzado con ambas katanas, un movimiento imposible (o al menos, muy difícil) con dos katanas de acero, pero posible cuando una era de llamas. Tras terminar el golpe, retrocedió con un veloz juego de pies y le guiñó el ojo a Illje. Tal vez no era tan buena espadachina como ninja, pero eso no le iba a impedir darlo todo. Eso haría que fuese más inesperado cuando cambiase de manera totalmente repentina su forma de combatir.
- Este es el estilo de combate de mi tierra natal, la Danza de Plata. Aunque los movimientos tradicionales son más defensivos y normalmente sus técnicas usan frío en vez de fuego. Pero creo que esto pega más conmigo - la katana de fuego se avivó por un momento - Al fin y al cabo, ¿qué mejor manera de honrar las tradiciones que superarlas por algo mejor?
- Bonita esgrima. Digna de la subcapitana de los Brave Adventurers - sonrió, traviesa. Si no quería su nombre, iba a hacérselo tragar con patatas.
Tensó las piernas y aceleró en un instante. Pasó al lado de Illje esprintando mientras le lanzaba un veloz corte de pasada con la katana de acero. Tras recorrer unos tres metros, se frenó en seco, se giró y volvió a acelerar en un instante en dirección a ella. Su segundo ataque fue un giro sobre sí misma lanzando un corte con la katana de llamas. Al frenarse derrapando, notó dolor en la pierna magullada, pero lo ignoró y en su lugar sonrió. Se estaba divirtiendo como no lo hacía en un largo tiempo. Sí, estaba midiendo los golpes para evitar ir a matar. Y sí, ambas sabían que aquel era un duelo amistoso. Pero saberlo no le impedía sentir aquella euforia recorriendo su cuerpo, su corazón bombeando con fuerza y su respiración acelerándose por la emoción.
- ¡Vierter Sonne, Artemis!
Lanzándose una tercera vez a por ella, completó el cuarto movimiento de la Danza de Plata en un tajo cruzado con ambas katanas, un movimiento imposible (o al menos, muy difícil) con dos katanas de acero, pero posible cuando una era de llamas. Tras terminar el golpe, retrocedió con un veloz juego de pies y le guiñó el ojo a Illje. Tal vez no era tan buena espadachina como ninja, pero eso no le iba a impedir darlo todo. Eso haría que fuese más inesperado cuando cambiase de manera totalmente repentina su forma de combatir.
- Este es el estilo de combate de mi tierra natal, la Danza de Plata. Aunque los movimientos tradicionales son más defensivos y normalmente sus técnicas usan frío en vez de fuego. Pero creo que esto pega más conmigo - la katana de fuego se avivó por un momento - Al fin y al cabo, ¿qué mejor manera de honrar las tradiciones que superarlas por algo mejor?
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Logró darse la vuelta y ambas armas se estrellaron contra Kamar, el sonido resonando por todo el barco. Pese a ello, no fue capaz de evitarlo del todo y la conejita sonrió al ver brotar la sangre. No era un gran corte, pero sí un anuncio de lo que estaba por llegar. Iulia repitió el atroz nombre que había escogido para la banda. Quería picarla, no tenía ninguna duda. No iba a funcionar.
-Ah, descuida. Quizá cuando lleves suficiente tiempo en mi banda puedas alcanzarme. Es cuestión de práctica.
Mentía, en parte. Apenas nada de lo que sabía acerca de combatir lo había aprendido mientras estaba con Claude. Había mucho entrenamiento a su espalda y la gran mayoría lo había desarrollado sola o con un mentor. Pero Iulia no era mala y semántica aparte, estaba segura de que todavía le quedaba mucho por mejorar. Casi estaba expectante.
Le vio tensar las piernas y se preparó. Intentó apartarse, pero subestimó su velocidad y el primer corte alcanzó la tela y rozó la piel. La sangre manchó la prenda, pero nada más notarlo evitó llevarse la mano a la herida. No ha terminado. Endureció su centro con haki de armadura y trató de apartarse. El segundo ataque llegó por el otro lado y quemó la tela con la katana en llamas, pero no logró dañarla. Iba a tener que tirar esa ropa, pero no importaba. Era por una buena causa.
Para el tercer ataque, logró interponerse. No le había pillado el ritmo, lo único que sabía era que si pensaba en actuar en lugar de hacerlo, llegaría tarde. Así que alzó a Kamar y a Budur y de repente se encontró a Iulia a centímetros de ella, las cuatro armas entrechocando en el aire. Se separaron.
Frente a ella, Iulia le guiñó el ojo. Illje sonrió y separó un poco los pies, alzando las armas.
-Es hermosa, y ciertamente te sienta bien. Por otro lado, y perdona que te lo diga, es un tanto… arcaica. Te falta imaginación.
Se puso recta, sacudió la cabeza y su melena se estremeció. De repente, empezó a estar recorrida por diminutos rayos que alertaban a quien la mirase. Luego, guardó a Kamar y a Budur en su cadera y, agarrando algo en su mano, echó a correr. Pasó de largo de Iulia, pegando un salto justo al pasar por su lado para llegar hasta el palo mayor que tenía a su espalda. Agarrándose con una mano le dio varias vueltas, enredando un bello cable de seda blanca trenzada a su alrededor. En la última vuelta, calculó bien y se tiró hacia Iulia, con toda la intención de pescarla, acariciarle los brazos con la melena para que se le durmieran y pegarla con fuerza contra el palo mayor, atándola con la seda.
Era una maniobra compleja y tenía que esquivar sus armas mientras tanto. Pero ella también era rápida y, preparándose para el impacto, dejó su haki de armadura protegiéndola. Unos simples cortes no la espantarían esta vez.
Al fin y al cabo, nadie dijo que tuviera que dañarla, ¿no? Si lograba inmovilizarla, su victoria estaría asegurada.
-Ah, descuida. Quizá cuando lleves suficiente tiempo en mi banda puedas alcanzarme. Es cuestión de práctica.
Mentía, en parte. Apenas nada de lo que sabía acerca de combatir lo había aprendido mientras estaba con Claude. Había mucho entrenamiento a su espalda y la gran mayoría lo había desarrollado sola o con un mentor. Pero Iulia no era mala y semántica aparte, estaba segura de que todavía le quedaba mucho por mejorar. Casi estaba expectante.
Le vio tensar las piernas y se preparó. Intentó apartarse, pero subestimó su velocidad y el primer corte alcanzó la tela y rozó la piel. La sangre manchó la prenda, pero nada más notarlo evitó llevarse la mano a la herida. No ha terminado. Endureció su centro con haki de armadura y trató de apartarse. El segundo ataque llegó por el otro lado y quemó la tela con la katana en llamas, pero no logró dañarla. Iba a tener que tirar esa ropa, pero no importaba. Era por una buena causa.
Para el tercer ataque, logró interponerse. No le había pillado el ritmo, lo único que sabía era que si pensaba en actuar en lugar de hacerlo, llegaría tarde. Así que alzó a Kamar y a Budur y de repente se encontró a Iulia a centímetros de ella, las cuatro armas entrechocando en el aire. Se separaron.
Frente a ella, Iulia le guiñó el ojo. Illje sonrió y separó un poco los pies, alzando las armas.
-Es hermosa, y ciertamente te sienta bien. Por otro lado, y perdona que te lo diga, es un tanto… arcaica. Te falta imaginación.
Se puso recta, sacudió la cabeza y su melena se estremeció. De repente, empezó a estar recorrida por diminutos rayos que alertaban a quien la mirase. Luego, guardó a Kamar y a Budur en su cadera y, agarrando algo en su mano, echó a correr. Pasó de largo de Iulia, pegando un salto justo al pasar por su lado para llegar hasta el palo mayor que tenía a su espalda. Agarrándose con una mano le dio varias vueltas, enredando un bello cable de seda blanca trenzada a su alrededor. En la última vuelta, calculó bien y se tiró hacia Iulia, con toda la intención de pescarla, acariciarle los brazos con la melena para que se le durmieran y pegarla con fuerza contra el palo mayor, atándola con la seda.
Era una maniobra compleja y tenía que esquivar sus armas mientras tanto. Pero ella también era rápida y, preparándose para el impacto, dejó su haki de armadura protegiéndola. Unos simples cortes no la espantarían esta vez.
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