Diferencias de bandos [Pasado]

Con usar esa parte del cuerpo llamada materia gris un poco, descubriréis que, de todo Gran Line, la mejor isla para una base secreta de tritones es Water Seven, claro que si no conoces la isla, hasta que alguien no te facilita datos de la misma es un poco complicado pensar en ello. Pero tras hablar con un par de "hermanos" y darme una detallada información de como esta construida y que elemento es el dominante, decidí que una base bajo la superficie era algo más que llamativo ¿Quien buscaría ahí? Y de hacerlo ¿Cuanto tiempo tardarían en encontrarnos? En mi cabeza era un plan perfecto...

Por desgracia llegar y decir, esto me lo quedo no es lo correcto, tienes que hacerte notar, tienes que tener una "casa" donde vivir para justificar tu presencia en la isla, si no, claramente estar por estar no es lo correcto, a la que tres viejas chismosas te vean tres días diferentes y no localicen tu vivienda empezaría a oler más que un pescado a pleno sol un día de verano. Así que seguiré con mi idea de restaurantes marinos y parecer alguien decente... Bueno, intentarlo...

Y ahí estaba yo, en una pequeña taberna/restaurante hablando con el dueño para ver si estaba interesado en unirse en mi pequeña empresa cuando de pronto dijo algo que quizás afectaría a las negociaciones -¿Tú no eres el Gyojin que le dio una paliza al dueño del local del sector cuatro por negarse?- A ver, quizás era verdad pero a medias, nunca le dí una paliza por negarse a tratar conmigo, fue por racista y olía mal.. -No.. Soy el que le dio una paliza por decir que yo estaba mejor con un arpón atravesado en el pecho que trabajando codo con codo en su local de mala muerte... No vengo a discutir ni pelear, simplemente ofrezco mis conocimientos y protección por un porcentaje, claro que yo haré mi parte como socio ¿Qué me dice?- Era más fácil montarlo de cero pero los clientes no suelen ver con buenos ojos los negocios tritonianos... Aún que era una ciudad perfecta para ellos -Te ofrezco material de primeras y platos exóticos... ¿Que tienes que perder?- El hombre me miró de arriba a bajo, no tenía hijos, no tenía a quien ceder el negocio, estaba viejo ya, necesitaba ayuda -Así podría estar más tiempo con su mujer y perro- Era una jubilación perfecta pero el pensar que le iba a dar una paliza si se negaba ensuciaba un trato tan limpio como el mío... Hasta que se me crucen los cables como con el maldito capuleto de hace un par de días...

La misión estaba clara. Como persona con gran interés por las especies exóticas -así es como denominaba el gobierno a los que eran personas pero no humanos, y por ende no personas-, Jojo se presentó al encargo. Era lo poco que podía hacer por intentar que el mundo fuera un lugar mejor, pese a que el mudo sabía que aquel era un loco empeño. Era un visionario, un soñador, un hombre aferrado a la inocencia que el mundo le sacaba a jirones como un látigo arrancaba la piel al esclavo. Con una sincera sonrisa, el cornudo se puso su mejor traje -que era también el peor- y acompañado de su máquina de escribir y su dibujo se dirigió hacia la ciudad del agua.

No había pasado Water 7 en mucho tiempo. Tanto que casi valió para volverle a inspirar el rumor de sus calles nuevas obras, nuevas visiones y nuevos sueños. Se preguntó qué habría sido de aquel demonio azul que conocío hacía ya tantos años, si habría encontrado a su padre y, más importante, si había llegado a ser feliz. Le gustó pensar que sí. Yendo de aquí para allá como un turista caminó sin ser falso ni escondido. Solo una persona más entre el tumulto.

Aunque venía a cumplir una misión, realmente iba a ayudar a un viejo amigo. Uno al que el fiel retrato enseñado a las viejas y los taxis yagara no tardaron en darle una buena pista de su paradero. Ante sus ojos, los de los ciudadanos de la Liga de los Mares, él no era una bestia, un demonio ni un criminal, y tampoco lo era Tilikum. Solo un tipo más, uno raro, reconocible, que daba para anécdota.

De nuevo volvió a encontrarlo en un bar. El cornudo entonces pensó cuántas historias nacían siempre en una taberna, y entretenido en aquello para ahogar su preocupación fue a sentarse a una mesa cara a la puerta. Colocó allí la máquina y con paciencia y tranquilidad, pues el hijo del mar parecía ocupado de momento, comenzó a prepararlo todo para escribir. Tenía tiempo, bastante de hecho, para cumplir su objetivo.

Tilikum debía entregarse.

Admirando cómo de civilizado se estaba comportando el fortachón monocromático con los humanos, con los normalitos, Jojo sonrió esperanzado. Quizás todo sería más fácil de lo que esperaba. Desde luego lo había cogido a tiempo, ya que -de momento- el tiburón panda no había hecho gran cosa.

Tras unas cuantas horas, varias cervezas y más saliva gastada que nieve en una discoteca, al final el hombre aceptó un acuerdo conmigo, yo le suministraría pescado y carne de animales marinos de calidad y el me daba una parte de los beneficios, me servía para que me vieran la cara como un empresario y no como un delincuente o alguien extraño que ronda sin motivo aparente, bajo la superficie podría crear mi guarida, piso franco o lo que quisiera, estaba sumergido, podría hacer una ciudad debajo de esta ciudad... Bueno, ya estaba hecha, yo solo me aprovecharía de ello. También había un par de matones que le molestaban de vez en cuando y a los que pagaba por protección... Claramente eso se acabó, ahora su protección estaba asegurada gracias a mí, no me interesaban moscas al rededor de mis platos. Con una breve descripción e información de donde poder encontrarlos, esta noche serán problemas del pasado...

No pude evitar alegrarme y pedir algo de comer, pero cuando me giré quedé "gratamente" sorprendido al reconocer una cara y un uniforme sin dificultad... -Pero a quien tenemos aquí...- comenté sin levantar la voz mientras sin preguntar me sentaba en la mesa de mi compañero cornudo, que al no parecer humano pues no le tenía el asco que les tenía a ellos -¿Que te trae por esta... isla?- Iba a decir bella ciudad pero evitaría por el momento mostrar todo el interés que tengo en ella, no vaya a ser que me empiecen a buscar en los sitios correctos -La ultima vez que nos vimos hacía un frío que ni en las profundidades- Esperé educadamente a que sacara su libreta o pizarra o lo que fuera... Por cierto, ahora que lo recuerdo, aún tengo su dibujo...

Estaba de buen humor por lo que hasta invitaría a este engendro a tomar algo conmigo, le daría el regalo de comer con un dios acuático como yo, ¿Qué buenazo soy verdad? Hice un gesto para que se dieran cuenta de donde estaba sentado y aparte otro gesto para agregar más cosas a toda la lista que pedí, aquí tendría que pagar pero solo por esta vez, para quedar bien. Tras pedir me giré y volví a ver a mi compañía en la mesa para ver que me decía... O mejor dicho, que me escribía

Le vio. Vio su pequeña sonrisa en la piel oscura rodeada de dientes afilados. Se sintió algo más tranquilo, aunque poco después le asaltaron las dudas del éxito de su misión.

¿Qué iba a decirle exactamente a Tilikum? Oye, muchacho, deja tus correrías supremacistas y entrégate para reformar tu actitud. Le calzaría una ostia. Un golpe de hijo del mar que sin duda troncharía su cuerprecillo de humano. No, no podiá hacer eso. No directamente, al menos. No de primeras. No sin antes juzgar qué había hecho hasta el momento y si había cambiado su actitud por una súbita inspiración divina.

¿Creían los gyojines en dioses? ¿En cuál, o en cuáles? No era momento para darle vueltas a eso, aunque Jojo debiera apelar a estos para hacer que el hijo del mar no acabase dándole una tunda por meterse en sus asuntos.

Click-clack-cliquiticlack. Comenzó a escribir tras una muy necesaria pausa para pensar y para saludar a su viejo amigo con una sonrisa en los ojos.

" Hola Tilikum. Me enteré de que estabas por aquí y quise pasar a ver qué tal estabas. :) "

Tras escribirlo le dio la vuelta a la hoja, enseñándoselo algo más de cerca, y luego volvió a meterla cuidadosamente en la máquina de escribir.

Click-clack-cliquiticlack

" Cuéntame, ¿qué andas tramando en La Ciudad del Agua? "

Se lo había montado bien, ya no dibujaba, ya no iba con una pizarra cutre, ahora tenía una maquina para escribir, bastante gracioso era el tipejo este. Observé con algo de asombro lo bien que se desenvolvía para ser un ser imperfecto, fallido y con taras de nacimiento, pero la verdad que no parecía que le afectara mucho eso -¿Qué, qué hago en la ciudad del agua? Preguntarle eso a un Gyojin es algo extraño ¿no? Turismo...- Claro que iba a mentir ¿Qué esperabais? -Me hablaron muy bien sobre la isla, me dijeron que sus gentes son amables y no hay mucho odio por aquí... Hasta me han contado que hubo grandes carpinteros Gyojin que se hicieron famosos... Sentía curiosidad y la verdad que es una isla muy cómoda para ir de un lado a otro con esos animales... Sería perfecta para un mes de vacaciones...- Aún que ver a los humanos disfrutar y aprovechar el agua era algo hasta ofensivo, esta plaga no sabría aprovechar todo el potencial acuático de este nuestro increíble elemento... -Pero aún no me has contestado.... ¿Qué te trae a ti por esta isla?- volví a preguntar "amablemente"

No caí hasta tras haber hablado con él, pero luego lo pensé ¿Escuchó que estaba por los alrededores? Como si fuera un vecino de la ciudad y la gente me conociera... No, eso no sucede, ¿Escucharía los rumores sobre un gyojin por el barrio? Eso tendría más sentido pero coincidir dos veces por casualidad en una isla... No creía en tantas coincidencias -¿Quien te ha dicho que andaba por aquí?- Pregunta directa y sin titubear, estoy mayor para dar rodeos o intentar sacar información sutilmente... Soy de todo menos sutil...

El camarero tajo la comida, no tardé en empezar a comer, no quería ser mal educado pero tenía hambre y la comida fría es de pobres... -Me han comentado que esta es la mejor taberna para comer, que sirven un pescado bastante fresco y con salsas muy exóticas, también dicen que está mas bueno gracias a la sal especial que cae en la isla tras un gran tsunami, ¿Te lo puedes creer?- Comenté mientras dejaría que escribiera sus respuestas cual secretaria... -Camarero, otra de patatas fritas, que esta se a acabado- Comentó tras un minuto comiendo de todos los platos...

Turismo. Claro, claro. Aquello no sonaba a mentira en los labios del hijo del mar. Noooo.... Jojo asintió con una cómica mueca de fingida seriedad. Estaba claro que allí el gyojin que estaba bajo la pequeña, pequeñísima atención del gobierno mundial estaba allí por turismo. ¿Tráfico de influencias? ¿Extorsión? ¿Querer empezar un emporio criminal para vengarse de los esclavos y todo aquel cliché? No. Claro que no.

¿Por qué si no iban a haberse interesado los de traje por él? Y por ello estaba Jojo allí. Bueno, no exactamente con la misma intención que sus congéneres, pero por aquello. De todas formas, hasta que tuviera una razón de peso para excusar su estancia allí, una que no fuera la verdadera, debía improvisar.

Clickiti Clack Clack. Clink. Click clack clack. Clink Clink. Clack clkinc. Clink. Clakitickalk clink clink. La pregunta que le lanzó con sospecha tendría respuesta en la misma hoja tras un ceño fruncido.

"Turismo también... No, que va, es broma. ;D .
Vengo a pintar, a escribir, a ayudar a la gente.
Lo que suelo hacer siempre, vamos. Solo cambia el sitio.
Me temo que no tengo mucho más propósito. Ni función.

Te diría que fueron amigos, pero no creo que lo sean. Conocidos, más bien.
Vieron tu dibujo -he hecho más, mejor no preguntes- y te reconocieron."

Había cierta tristeza en todo aquello, y parte de vergüenza. Nada que no pudiera arreglarse con un par de tientos a la comida que no se había llevado ya al gaznate el hijo del mar. Seguía comiendo como una mala bestia. Probablemente por que lo era.
Manchando algo el papel de grasilla al volverlo a cojer para usar la otra cara para escribir tras dejarle leer, Jojo hizo la pregunta.

"No estarás tramando nada malo, ¿no? Malo en plan venganza"

Le miró entonces con unos ojos llenos de cómica sospecha. Como una madre que te preguntaba si habías cogido las galletas que tenías prohibidas y cuyas migas había encontrado en el fregadero.




"

El muchacho empezó a escribir, cuando leí el papel me sacó hasta una sonrisa el maldito mudo tenía su punto de gracia. Pero algo me hacía desconfiar, claro que probablemente podría ser algo ya innato por mi experiencia con los engendros terrestres derivado de la eyaculación precoz de un mono con una babosa, me acostumbré a recelar de todo lo que me rodeaba, hasta de los de mi especie pero una ínfima sombra del terror que hubo en aquellos tiempos es algo normal ¿no?

Miré al cornudo trajeado y empecé con mi picardía marina -¿Como voy a estar tramando algo malo yo? Venga ya, mírame, ¡si soy un santo! Solo me falta el anillo sobre la cabeza- Comenté intentando poner cara de niño sonriente lo que derivó en una cara más bien de película de terror mostrando las filas de dientes -¿Y tú?- Pregunté cambiando totalmente el ambiente del lugar. Deje de comer, hinqué los brazos sobre la mesa y crucé los dedos poniendo los dos puños frente a mi boca, agaché un poco el mentón y miré algo diferente al mudo, claramente hice lo posible para que notase que la cosa iba en serio -No estás solo por vacaciones, es la segunda vez que mencionas que segundos me tienen en sus susurros. Tengo que felicitarte, si no fuera porque me has recordado que me caes bien, ahora mismo estaríamos a ostias...- Comenté, por debajo de la mesa mis pies se deslizaron hacia debajo de mi trasero, lo que me dejaba en una posición como de cuclillas si no fuera por la silla que me sostenía, pero eso me permitiría saltar sobre mi compañero semi-humano con facilidad -¿Por qué no nos dejamos de tonterías y me explicas qué pasa?- No iba en broma, iba a morderle, matarle y usar sus cuernos para limpiarme los dientes...

En mi mundo, el que me he creado específicamente para mí, hay una cosa que saber... Que hablen de ti nunca es bueno, puede ser por reputación, para recomendarte o por que te tienen en el punto de vista, hasta el "motivo más bueno" es malo ¿Recomendación? Sí están contentos con lo que hago significa que a alguien no le va a gustar un pelo, ¿Reputación? No nos engañemos el camino que he decidido decepcionaría hasta a mis progenitores... ¿Punto de vista? ¿Quien puñetas está hablando de mi en mi ciudad? Sí, he decidido que será mía...

Por mucho que Jojo quisiese aferrarse a la bondad de las personas, Tilikum era, en su mayor parte, un muro de pura y lisa maldad. A muchos les hubiera gustado determinar que era simplemente un producto de su entorno, de su mala vida, de la terrible suerte, pero aquello realmente solo eran excusas. Cualquier persona con dos dedos de frente veria que el hijo del mar no necesitaba amabilidad ni redención, sino un tajo al cuello y una bala en el corazón. Déspota, ruin, violento, impaciente... el tiburón nadaba en su propio mar de pecados, revolcándose en él con contento. Aquel particular maremoto traía consigo la destrucción de todo lo bueno.

Sin embargo, no se podía crear sin destruir. Y ello era algo que el gobierno sabía.

¿Por qué estaba allí Jojo? Como peón. Como simple pieza destinada a asegurarse de que todo sucediese como tenía que suceder. Sin embargo se habia salido del tablero, habia hecho movimientos prohibidos, todo con afan de cambiar aquel torrente de acontecimientos que no podía, pero intentaría, parar.

El mudo se quedó mirando en el cambio en la actitud de Tilikum. Nunca le quedó más claro que en aquel momento que la suya era una raza de depredadores. Una que contaban con el fisico para ejercer su violencia sin la necesidad de trucos ni de pensar. Mas denominarlo primitivo hubiera sido un error, uno que no cometería.

Jojo volvió la vista a la máquina de escribir e introdujo una hoja nueva. Luego, tras un par de segundos de inacción, suspiró con tristeza. Si quería la verdad la obtendría, a costa de alguna que solo estuviera a la mitad.
"Me ha llegado información de que hay una banda de tritones formándose por la isla.
Violentos, supremacistas, todo el percal. Obviamente quieren la ciudad del agua para aprovechar su potencial.
Venía a comprobar si era verdad. Venía a comprobar que no tienes nada que ver con ellos.
No quiero que tengas nada que ver con ellos.".

La verdad. Jojo prefería fracasar en su misión. No quería que aquello le alentase a acercarse a los hijos del mar que renegaban de los humanos. No quería que vieran en él un mártir ni un líder. No quería que el mundo juzgase a una raza por los pecados que cometían un pequeño reducto.

Le hizo entrega del papel, con una sonrisa triste. Y comió, sin ganas, con el nudo que se le había formado en el estómago dado tres vueltas.

Agarré el papel, y lo observé sin quitarle atención al trajeado, lo leí, suspiré y me relajé. Ese papel significaba tanto en tan pocas palabras que me quedé algo desubicado... -No... No tengo nada que ver, pero no te prometo no tener nada que ver, es algo bastante interesante lo que me acabas de contar, ¿Alguien está formando una banda? Tendrías que saber que la curiosidad mató al gato... Suerte tengo de no ser uno...- Este pequeño ser era algo extraño, me ocultaba cosas y eso no me gustaba... ¿De donde sacaba esa información? ¿Cazador? Mi cabeza no valía nada... ¿Mercenario? Hombre, había cabreado a bastante gente, ¿Quizás era un mandado de los esclavistas de esa isla putrefacta? No.. Se lo habrían quedado para su uso y disfrute, no tendría negocio con ellos... ¿A quien habría enfadado yo, para que me mandasen a alguien? ¡Oh, aquellos piratas! Morder el cuello de ese viejo no fue buena idea y eran lo suficiente cobardes como para pagar a alguien y mandarlo tras mi culo...  Pero eso da igual, ahora a lo que nos compete...

Me recliné hacia atrás -Verás... Seamos sinceros, yo no soy buena persona y tú pareces interesado en mí, por lo que me da a pensar que te han pagado para cazarme, ¿Quien? La lista es muy grande... Cazador no eres, ¿Mercenario? ¿Cuanto te han pagado por casualidad? Pero yendo al grano, sabemos que tenemos un conflicto de interés... Dime muchacho... ¿Por qué te interesan tanto los gyojin de la isla?- Quizás es un esclavista que quiere vendernos al mejor postor, pero... Sigue sin cuadrarme, debería ser una presa no un cazador...

La duda me mataba -¡Ba! Me haces pensar demasiado... ¿Quien coño eres, para quien trabajas?- Ahí, directo al grano estaba cansado de pensar, me iba a dar una aneurisma de esos que le pegan a la gente en la pelota y me iba a quedar pajarito en el sitio

Jojo no pudo reprimir una mueca de tristeza al escuchar el juicio que tenía de sí mismo el hombre-pez. Era acertado, sin duda, pero aquello no quitaba que no fuese triste. Especialmente cuando no había intención por parte del hijo del mar de ser, al menos, mejor. ¿Habría pasado algo desde que no se veían? Seguramente. Aunque la verdadera cuestión es si había pasado algo de relevancia. Lo habían dejado en un punto tan... tan prometedor.

Sin embargo, aunque la intención de Jojo persistía, aquella no debía ser su prioridad. El vello de su nuca erizado, su corazón palpitando, sus piernas firmes en el suelo bien preparadas para huir dejando todo atrás... Esa era la prioridad. Sobrevivir al monstruo.

Le miró mientras escribía. No había espacio para la duda. La inacción significaría la muerte. Un eror también.

"No soy cazador. No me han pagado. Me preocupan. Yo
Soy Jojo. Soy una buena persona. Trabajo para el bien del mundo."

¿Era eso verdad? La duda siempre le asaltaba, mordiéndole como un cruel tábano. Desde luego Jojo tenía más de Revolucionario que de Agente de la Nación de mil naciones, pero... ¿qué era? Era difícil pensar en ello. Era doloroso. Por ello era y le era difícil deshumanizar a las personas. Incluso a aquellas que no eran humanas.

-Decepcionante- Comenté en voz alta, pero no iba dirigido al escritor, si no a mí mismo, estaba decepcionado al no obtener respuesta, al darme largas "No, no soy cazador"  puede que sea verdad pero no me contestó ¿Para quien trabaja? ¿Que hace en realidad? -Seamos sinceros ¿Bien común? O una de dos, tienes algo que esconder y por eso das una apariencia inofensiva o... En realidad eres un necio que cree que puede hacer algo por el bien común... Si eres un necio me seguirás cayendo bien aún que me darás pena... Se aprovecharán de ti, te utilizarán y luego tirarán a la basura, es lo que pasa con la gente buena... No tiene cabida en este mundo no muy diferente del infierno... Pero... Si me estás engañando y resultas tener motivos ocultos, te sacaré las tripas, te vaciaré por dentro y te cocinare cual conejo...- No se me ocurría un plato mejor para describir lo que tenía en mente, tras vaciar al conejo tienes la carcasa para cortar en pedazos, aprovechar el corazón, hígado...

Me levanté con tranquilidad, normalmente habría tirado la silla al suelo pero, no olvidemos que esto va a ser mío y finalmente acordaos, nivel bajo... -Mira Chocho o como te llames, sea como sea te a llegado a tus oídos que yo estaba aquí, te seré franco, vuelve a cruzarte en mi camino para interferir en él y esa vez, no te invitaré a comer- Claramente era una amenaza pero cuando terminé me dio la sensación que me tenía que invitar él... -Osea, no es para que me invites, simplemente me refiero a... Déjalo, ya me has entendido- Mierda, tendría que haberme callado, ahora parezco un idiota...

Me acerqué al camarero, le expliqué que el hombre de los cuernos estaba cubierto, no tendría que pagar nada esta vez y me dirigí hacia la puerta pero no sin antes... -Mira Coco, te voy a dar un consejo, no juegues a ser mayor, el mundo de los adultos es más tenebroso de lo que aparenta ser...- Y ese sería mi ayuda a la humanidad, ahora tendré que matar a tres personas para estar en equilibrio

El maremoto le dio de lleno. Le inundó el alma. Mas lejos de encontrar allí la ira y el odio, Jojo encontró dolor. Sintió pena. Si Tilikum no pensaba que los buenos no tenían cabida en este mundo, ¿cómo iba a seguir siendo su amigo? ¿Cómo iba a enmendarle? Aquello último era lo peor. Lo que le dejaba peor sensación de boca. Lo que le aplastaba el espíritu.

Como médico había tenido pacientes igual. Pacientes a los que no podía ayudar porque siquiera querían ser ayudados. Luego, cuando el cancer se extendía, cuando habían negado la rehabilitación que consideraban inútil, ya era demasiado tarde. Había lloros, súplicas y lamentos. Pero si Tilikum tenía razón en algo, era que la vida era un infierno. El mundo no tenía ningún tipo de compasión por los débiles ni por los buenos. Por eso él se esforzaba en aportar aquel escaso recurso que repartía como el maná pese a su horrible coste.

Sin embargo no pudo evitar sonreír ante aquel cómico gag que cerró la escena. No pudo evitar ladear la cabeza pensando, con cierta ilusión, que aquel último consejo significaba que aún había algo dentro del hijo del mar, abajo, muy abajo del abismo, que merecía la pena. La cuestión era cómo él, u otro, podrían aguantar la presión de llegar tan abajo...

Jojo terminó con los escasos restos y recogió las conversaciones escritas para no dejar ninguna prueba. Él no había estado allí. Y si había estado no había hecho nada. Solo había puesto en marcha algo que había querido detener, y que, eventualmente, hubiera acabado sucediendo eventualmente.

A antes se pusiera en marcha, antes terminaría todo. Ese era su único consuelo. Aunque que todo terminara, con odio y con muertes, era incluso peor. Pero toda historia necesitaba de villanos. Villanos ante los que, desgraciadamente, siempre buscamos una justificacion para apiadarnos de ellos.

Al terminar el mudo se levantó y, dejando una pequeña propina, fue directo a los trenes marítimos. Había terminado allí... en teoría. Aquello solo el tiempo lo diría. Entretanto no le quedaba otra que alejarse cuanto pudiera de la Liga de los Mares.