Entrenamiento e infiltración en Shimotsuki [Pasado]

Acercada la madrugada nos encontraremos en las cercanías marítimas de las playas de Shimotsuki, la isla pirata protegida por el grupo Terra Keppler. ¿Nuestra misión? La siguiente: Entrar a la isla de incognitos para hacer un reconocimiento de la situación actual del lugar, recabar información acerca de los planes actuales que tenga el grupo Terra Keppler para así conocer sus movimientos a futuro, dirigirse a la cima del monte para entrenar sus aptitudes físicas. En definitiva, es una misión de reconocimiento mientras entrenamos nuestros cuerpos en la montaña que reside en este próximo lugar al que vamos a nuestro encuentro con nuestro deber como marines.

La brisa matutina a puertas de la playa de Shimotsuki se hacía sentir con gelidez y humedad típica de las costas de estos paramos, el sol saliente iluminaba el Este con un resplandor reluciente que iba a juego con los cabellos dorados que relucían sobre el cuero del marine Teva Bossco que yacía de pie mirando como la embarcación, que se refugiaba como una de mercaderes, se dirigía hacía su destino con el mecer de las olas que pacíficamente arrastraban el barco hacía el puerto. La encubierta era simple, lo primero que debían hacer los marines era realizar un intercambio de mercaderías e intentar sociabilizar con los pueblerinos para sacarles información acerca de la banda pirata que gobernaba aquel lejano lugar del East Blue. Lo siguiente era visitar el poblado aplicando escucha atenta para rebuscar en los sonidos pistas de las futuras acciones de la banda criminal, y tercero y no menos importante, su deber era para con el entrenamiento al que mandaron a los novatos a realizar en los montes de Shimotsuki, este era parte fundamental de su correcto desarrollo como buenos marines, ya que podría en juego su disciplina en territorio enemigo, donde el más mínimo error significaría poner en peligro la operación y esto haría que se revelarán sus identidades como agentes afiliados a la Alianza, los que le supondría un fracaso en sus tareas y una posible captura por parte de los pueblerinos fieles a Terra Keppler, o, incluso, en el peor de los casos, supondría la muerte de todos los miembros enviados al lugar.

Teniendo todo esto en consideración, Tevo sólo suspiró para aligerar los nervios que estaba sintiendo en aquel momento y no dudo en acercarse a una gran caja que contenía arroz en sacos para así empezar a descargar la embarcación y comenzar con la operación.

—Recluta... —dijo un muy agotado capitán—... No es necesario que se vista así para entrar a la isla... ¿Y de dónde demonios ha sacado un kimono?

—No puedo revelar mis secretos, Capitán —dijo Hayden terminando de ponerse el kimono azul oscuro—¡¡Voooy!!

Y salió disparado hacia fuera del barco. Si había entendido bien, primero tenían que fingir que eran mercaderes y descargar unos cuantos sacos de arroz, luego irse hacia la montaña a entrenar. Fácil y sencillo. Fue corriendo como una exhalación hacia la caja donde se encontraban los sacos de arroz, pasando por la izquierda a otro recluta, un muchacho rubio que parecía rondar su edad.

—Pasoooo, mis disculpas —exclamó al pasar corriendo a su lado.

Se detuvo delante de la caja. Estaba llena de sacos de arroz que, según lo que tenían escrito, pesaban unos diez kilos cada uno. Decidió entonces que su entrenamiento empezaría ahí y ahora. Iba a coger tantos sacos como pudiera. Empezó a cargarse sacos entre los brazos sin parar hasta quedar oculto detrás de una montaña de unos veinte sacos. Ya le empezaba a pensar demasiado, así que decidió parar.

—¡Eh! —le dijo al rubio— ¿Cómo te llamas? Te echo una carrera hasta donde los sacos y luego hasta la montaña. ¿Te atreves?

Tenía marcada su ya eterna sonrisa que mostraba sus dientes puntiagudos. Tenía muchas ganas de empezar aquel día.

Teva vio como uno de sus compañeros de la infantería se animaba de sobremanera, y con una sonrisa muy peculiar y enorme le invitó a realizar una carrera hacia las montañas, lo que no le pareció mala idea, ya que luego de la serenidad lo que más llama la atención del rubio son las muestras de alegría de la gente. Por lo que éste empezó a cargar sacos de arroz hasta llegar al límite de su fuerza, a lo que se dio cuenta que su límite de fuerza estaba por debajo que la de su compañero, lo que lo sorprendió, y luego se acercó al muchacho para decirle con ánimo energizado:

- Primero el deber, luego viene la diversión. Mi nombre es Teva Bossco ¿Y el tuyo? ¿Cuál es? – Acto seguido desembarcó los sacos hasta el lugar donde debían ser ubicados para así volver ante su compañero que seguía en el sitio esperándolo por una respuesta a su reto previo.

- Bien, ahora, si no tienes nada que hacer, empecemos – Le procuró seguir el reto que el de dientes puntiagudos le había ofrecido, para enseguida comenzar una marcha sin prisa, pero sin pausa hasta la cima de la montaña que terminaría atravesando todo el pueblo portuario.

- Te encargo el resto, comenzaré con la parte del entrenamiento ahora mismo, luego me pondré a con lo otro – Le comunicó a otro de sus compañeros cuando pasó por su lado y dándole una animada palmada en el hombro, como indicando relevo, y entendiendo con lo de otro como la misión de infiltrarse entre los asociados a los piratas de Terra Keppler y conseguir información de sus movimientos futuros.

Mientras tanto seguía a un ritmo moderado pasando por el pueblo portuario, donde divisó distintos comercios y posadas en la que usualmente residían los visitantes. La primera impresión que tuvo del lugar es que todos portaban alguna clásica vestimenta nipona, lo que le pareció atractivo y curioso, luego recordó que con quién competía también iba vestido de esa manera.

- Espero no se te acabe la llama, aún nos queda carrera hasta llegar a la falda de la montaña, y eso no es todo, luego debemos subirla, así que ánimos – Le animó Bossco a su compañero a la par que aceleraba el ritmo para no quedarse atrás y notó que era ligeramente más rápido que éste último por lo que intentó moderar su carrera y quedar a la altura del joven que rondaba su edad.