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Hikari Nozomi
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El estar sentado en el banco me estaba reconfortando gratamente, pues con toda la movida que acababa de tener, estaba algo cansado y me apetecía estar sentado. Acabé el cigarro y tiré la colilla lejos, al lado de una papelera. Entonces, a lo lejos pude ver como uno de los hombres con los que había peleado codo a codo en la taberna se acercaba hacia nosotros. Cuando estuvo a una distancia más o menos corta, pude discernir que se trataba de Sinclair.
— Buenas caballero. — le dije cuando llegó al banco.
Parecía algo cansado, por lo que le ofrecí que se sentara en el banco. Sincalir nos preguntó qué haríamos ahora. Era algo que no había pensado, así que intenté que se me ocurriera algo rápido. Me recosté en el banco y me quedé mirando al cielo, con los brazos cruzados y la cabeza apoyada en el respaldo del banco.
Hacer ahora... Pues no se, imagino que seguir con mi vida, pensé.
El silencio se había hecho entre nosotros. Supuse que todo estaríamos pensando en la respuesta a la pregunta planteada por Sinclair. La verdad es que yo no tenía órdenes, así que, técnicamente, no tenía que trabajar. Era como estar de permiso, lo que me encantaba. Sólo quería pasar el tiempo entrenando para hacerme más fuerte y acabar con todos los piratas del mundo que me encontrar en mi camino, daba igual quiénes fueran.
— Pues la verdad es que yo no tengo nada que hacer. — comencé, para romper el silencio en el que nos encontrábamos los tres. — Imagino que volveré a mi casa ahora y seguiré entrenando. ¿Vosotros? ¿Qué haréis?
Y me levanté del banco para estirar un poco las piernas, a la vez que veía como una bandada de pájaros pasaba justo por encima de nuestras cabezas después de salir de un árbol cercanos.
— Buenas caballero. — le dije cuando llegó al banco.
Parecía algo cansado, por lo que le ofrecí que se sentara en el banco. Sincalir nos preguntó qué haríamos ahora. Era algo que no había pensado, así que intenté que se me ocurriera algo rápido. Me recosté en el banco y me quedé mirando al cielo, con los brazos cruzados y la cabeza apoyada en el respaldo del banco.
Hacer ahora... Pues no se, imagino que seguir con mi vida, pensé.
El silencio se había hecho entre nosotros. Supuse que todo estaríamos pensando en la respuesta a la pregunta planteada por Sinclair. La verdad es que yo no tenía órdenes, así que, técnicamente, no tenía que trabajar. Era como estar de permiso, lo que me encantaba. Sólo quería pasar el tiempo entrenando para hacerme más fuerte y acabar con todos los piratas del mundo que me encontrar en mi camino, daba igual quiénes fueran.
— Pues la verdad es que yo no tengo nada que hacer. — comencé, para romper el silencio en el que nos encontrábamos los tres. — Imagino que volveré a mi casa ahora y seguiré entrenando. ¿Vosotros? ¿Qué haréis?
Y me levanté del banco para estirar un poco las piernas, a la vez que veía como una bandada de pájaros pasaba justo por encima de nuestras cabezas después de salir de un árbol cercanos.
Mifune
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Akuma no mi
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siguieron caminando un poco más hasta llegar a un banco, en el cual se sentó Hikari. Él sin embargo se quedó de pie, no tenía muchas ganas de volver sentarse, él quería combatir o al menos moverse y hacer algo, le desesperaba el hecho de no tener que hacer nada.
-Bueno, Mifune, amigo mío. ¿Qué me cuentas de ti?-
-Supuestamente iba a unirme a los marines dentro de poco, pero cómo todos sean igual de gilipollas que los de aquí va a haber bastantes situaciones... ¿como decirlo?... "interesantes".-
Mifune se aburría. Desenfundó dos de sus espadas, las lanzó y dejó ambas vainas sobre sus pies, saltó hacia atrás apoyando sus manos en el banco, con las fundas todavía erguidas, las katanas entraron en ellas limpiamente. Impulsándose con los brazos volvió a su posición inicial, agarró sus dos espadas y se la colocó en la cintura. Le gustaba de vez en cuando hacer malabares con sus katanas, sobretodo si se aburría.
Llegó uno de los que había combatido con ellos, antes, dentro del bar.
-Hikari, Mifune gran batalla les felicito y…soberbia actuación, hikari, ante ese capitán Teller diciendo que era escolta de un tenryubitto. Pero ahora que hemos acabado con la diversión que había en el bar… ¿Qué haremos?-dijo éste nada más llegar.-
-Pues la verdad es que yo no tengo nada que hacer. Imagino que volveré a mi casa ahora y seguiré entrenando. ¿Vosotros? ¿Qué haréis?-respondió Hikari-
La verdad es que era una buena pregunta, no tenían nada que hacer y sería una tarde aburrida si tenía que quedarse ahí parado.
-La verdad es que no tenía nada pensado que hacer, ¿que tal si hacemos un pequeño combate para estirar?. Nada en serio, sólo práctica-advirtió éste sonriente.- Un combate a tres bandas siempre es interesante ¿no?.-
Él entonces con el pulgar volvió a desenfundar levemente su katana, aún en su cintura. Esperaba una respuesta afirmativa a su proposición.
-Bueno, Mifune, amigo mío. ¿Qué me cuentas de ti?-
-Supuestamente iba a unirme a los marines dentro de poco, pero cómo todos sean igual de gilipollas que los de aquí va a haber bastantes situaciones... ¿como decirlo?... "interesantes".-
Mifune se aburría. Desenfundó dos de sus espadas, las lanzó y dejó ambas vainas sobre sus pies, saltó hacia atrás apoyando sus manos en el banco, con las fundas todavía erguidas, las katanas entraron en ellas limpiamente. Impulsándose con los brazos volvió a su posición inicial, agarró sus dos espadas y se la colocó en la cintura. Le gustaba de vez en cuando hacer malabares con sus katanas, sobretodo si se aburría.
Llegó uno de los que había combatido con ellos, antes, dentro del bar.
-Hikari, Mifune gran batalla les felicito y…soberbia actuación, hikari, ante ese capitán Teller diciendo que era escolta de un tenryubitto. Pero ahora que hemos acabado con la diversión que había en el bar… ¿Qué haremos?-dijo éste nada más llegar.-
-Pues la verdad es que yo no tengo nada que hacer. Imagino que volveré a mi casa ahora y seguiré entrenando. ¿Vosotros? ¿Qué haréis?-respondió Hikari-
La verdad es que era una buena pregunta, no tenían nada que hacer y sería una tarde aburrida si tenía que quedarse ahí parado.
-La verdad es que no tenía nada pensado que hacer, ¿que tal si hacemos un pequeño combate para estirar?. Nada en serio, sólo práctica-advirtió éste sonriente.- Un combate a tres bandas siempre es interesante ¿no?.-
Él entonces con el pulgar volvió a desenfundar levemente su katana, aún en su cintura. Esperaba una respuesta afirmativa a su proposición.
sinclair moon
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Cuando llegué al banco donde se encontraban Hikari y Mifune, el primero me invitó a sentarme, algo a lo que no le dije que no, ya que estaba reventado de la pelea con esos marines en la taberna, asique me senté. Y a mi pregunta sobre qué hacer, parece que Hikari no lo tenía muy claro, ya que me respondió con un indefinido ”seguir con mi vida”, pero luego se extendió más, dijo que no tenía nada que hacer, asique volvería y entrenaría más, y después preguntó que qué haríamos nosotros:
- Pues yo volveré con mi gremio, por si mi jefe me necesita y si no seguiré con mis prácticas de vuelo.
En cuanto a Mifune, parecía que se quería unir a la marina, cosa que vi algo rara, ya que hace unos instantes había asesinado a varios de ellos, pero no dije nada, ya que lo oí mientras me dirigía hacia ellos, lo que también vi es como Mifune se aburría soberanamente, ya que empezó a hacer malabares con sus katanas. La solución de Mifune para el aburrimiento era un combate de entrenamiento entre los tres cosa a la que me negué diciendo:
- Señores, lo siento en esta ocasión tendré que ser un mero espectador, ya que a diferencia de ustedes uso armas de fuego, asique sería un poco “raro” el combate y además si me permiten el consejo yo me iría de esta isla lo mas rápido posible, no se le vaya a ocurrir a ese tal Teller volver a por nosotros.
- Pues yo volveré con mi gremio, por si mi jefe me necesita y si no seguiré con mis prácticas de vuelo.
En cuanto a Mifune, parecía que se quería unir a la marina, cosa que vi algo rara, ya que hace unos instantes había asesinado a varios de ellos, pero no dije nada, ya que lo oí mientras me dirigía hacia ellos, lo que también vi es como Mifune se aburría soberanamente, ya que empezó a hacer malabares con sus katanas. La solución de Mifune para el aburrimiento era un combate de entrenamiento entre los tres cosa a la que me negué diciendo:
- Señores, lo siento en esta ocasión tendré que ser un mero espectador, ya que a diferencia de ustedes uso armas de fuego, asique sería un poco “raro” el combate y además si me permiten el consejo yo me iría de esta isla lo mas rápido posible, no se le vaya a ocurrir a ese tal Teller volver a por nosotros.
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— Creo que voy a pasar del combate. — contesté. — No es que tenga demasiadas ganas de patearte el trasero.
Tras aquellas palabras, le di una última calada al cigarro, terminándolo. Miré a una papelera que había a unos cinco metros y tiré la colilla en esa dirección, intentando encestar, pero lo que quedaba del cigarrillo pasó a unos centímetros de la papelera, cayendo al suelo. Suspiré.
— Bueno, amigos míos, ha sido un placer compartir esta experiencia con vosotros. — dije mientras me levantaba del banco donde estábamos sentados. — Pero este servidor se va. Tengo muchas cosas que hacer. Cuidaos mucho.
Metí las manos en los bolsillos laterales de la gabardina y comencé a caminar, sin un rumbo fijo, pero alejándome de aquel lugar. Miré al horizonte y vi como el sol comenzaba a ponerse. Palpé el bolsillo de mi chaqueta en busca de otro cigarrillo. Suspiré cuando noté que tan solo me quedaba uno. Me lo puse en la boca y lo encendí con el mechero.
— Menuda mierda. El último. — dije, mientras le daba la primera calada al cigarrillo para encenderlo.
No sabía si iba a volver a ver a aquellos hombres, pero tampoco es que me importara mucho. En ese momento sólo quería encontrar un bar para tomarme un whisky, fumarme un cigarro y conocer a alguna fulana.
Tras aquellas palabras, le di una última calada al cigarro, terminándolo. Miré a una papelera que había a unos cinco metros y tiré la colilla en esa dirección, intentando encestar, pero lo que quedaba del cigarrillo pasó a unos centímetros de la papelera, cayendo al suelo. Suspiré.
— Bueno, amigos míos, ha sido un placer compartir esta experiencia con vosotros. — dije mientras me levantaba del banco donde estábamos sentados. — Pero este servidor se va. Tengo muchas cosas que hacer. Cuidaos mucho.
Metí las manos en los bolsillos laterales de la gabardina y comencé a caminar, sin un rumbo fijo, pero alejándome de aquel lugar. Miré al horizonte y vi como el sol comenzaba a ponerse. Palpé el bolsillo de mi chaqueta en busca de otro cigarrillo. Suspiré cuando noté que tan solo me quedaba uno. Me lo puse en la boca y lo encendí con el mechero.
— Menuda mierda. El último. — dije, mientras le daba la primera calada al cigarrillo para encenderlo.
No sabía si iba a volver a ver a aquellos hombres, pero tampoco es que me importara mucho. En ese momento sólo quería encontrar un bar para tomarme un whisky, fumarme un cigarro y conocer a alguna fulana.
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Instinto
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-Creo que voy a pasar del combate-contestó Hikari.- No es que tenga demasiadas ganas de patearte el trasero.-
-Señores, lo siento en esta ocasión tendré que ser un mero espectador, ya que a diferencia de ustedes uso armas de fuego, asique sería un poco “raro” el combate y además si me permiten el consejo yo me iría de esta isla lo mas rápido posible, no se le vaya a ocurrir a ese tal Teller volver a por nosotros.-dijo l otro.-
Mifune les observaba, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a entablar un pequeño duelo con él. Ese día se quedaría con las ganas de combatir se sentía algo frustado ante la falta de espíritu combativo de aquellos dos. A él le costaba mucho entender el hecho de que alguien no deseara un combate, no comprendía que los demás no tuviesen la necesidad imperiosa de querer demostrar al mundo sus habilidades.
Sinclair tenía razón, Teller no tardaría en comprobar la mentira de Hikari, lo conveniente sería irse de ese lugar lo antes posible. Sin embargo él no era de esa clase de hombres y aún tenía que cumplir su misión inicial, que le fue encomendada. No tenía, realmente, ganas de realizarla, pero el deber de un hombre es hacer siempre lo que tiene que hacer. Su sentido del honor a veces le perdía. Sumado a la negativa de sus, supone que ya podría llamarlos así, amigos.
-Bueno, amigos míos, ha sido un placer compartir esta experiencia con vosotros- dijo mientras se levantaba del banco donde estábamos sentados.- Pero este servidor se va. Tengo muchas cosas que hacer. Cuidaos mucho.-
Él al escucharlo hizo lo propio y se irguió sobre sí, se levantó y siguió también su camino. No sin antes despedirse.
-Supongo que a partir de aquí nuestros caminos se separan. Ya nos veremos en otra ocasión, estoy seguro de eso...- afirmó rotundamente.-
Empezó a caminar por el puente en busca de alguna pista para poder continuar con lo suyo. Se apartó el pelo del rostro, atándoselo en una coleta, así sería menos incómodo si le tocase combatir contra cualquiera.
-Señores, lo siento en esta ocasión tendré que ser un mero espectador, ya que a diferencia de ustedes uso armas de fuego, asique sería un poco “raro” el combate y además si me permiten el consejo yo me iría de esta isla lo mas rápido posible, no se le vaya a ocurrir a ese tal Teller volver a por nosotros.-dijo l otro.-
Mifune les observaba, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a entablar un pequeño duelo con él. Ese día se quedaría con las ganas de combatir se sentía algo frustado ante la falta de espíritu combativo de aquellos dos. A él le costaba mucho entender el hecho de que alguien no deseara un combate, no comprendía que los demás no tuviesen la necesidad imperiosa de querer demostrar al mundo sus habilidades.
Sinclair tenía razón, Teller no tardaría en comprobar la mentira de Hikari, lo conveniente sería irse de ese lugar lo antes posible. Sin embargo él no era de esa clase de hombres y aún tenía que cumplir su misión inicial, que le fue encomendada. No tenía, realmente, ganas de realizarla, pero el deber de un hombre es hacer siempre lo que tiene que hacer. Su sentido del honor a veces le perdía. Sumado a la negativa de sus, supone que ya podría llamarlos así, amigos.
-Bueno, amigos míos, ha sido un placer compartir esta experiencia con vosotros- dijo mientras se levantaba del banco donde estábamos sentados.- Pero este servidor se va. Tengo muchas cosas que hacer. Cuidaos mucho.-
Él al escucharlo hizo lo propio y se irguió sobre sí, se levantó y siguió también su camino. No sin antes despedirse.
-Supongo que a partir de aquí nuestros caminos se separan. Ya nos veremos en otra ocasión, estoy seguro de eso...- afirmó rotundamente.-
Empezó a caminar por el puente en busca de alguna pista para poder continuar con lo suyo. Se apartó el pelo del rostro, atándoselo en una coleta, así sería menos incómodo si le tocase combatir contra cualquiera.
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A las dos personas que fuimos retadas a un duelo de entrenamiento lo rechazamos y a Mifune pareció apenarle el hecho de que no quisiéramos pelear contra él. El otro individuo, Hikari, se despidió diciendo que tenía cosas que hacer, que le había gustado conocernos y que nos cuidaramos. Mifune y Hikari se fueron y en un instante volví a estar solo asique me metí las manos a los bolsillos de los pantalones, suspiré y comencé a caminar. Prefería no irme volando de aquella isla, asique me dirigí hacía los muelles a ver si encontraba un barco que me acercara a la siguiente isla, ya que probablemente después de lo que había hecho no se me quisiera mucho en esa isla y tampoco me hacía ninguna gracia encontrarme con ese tal Teller ya que, aunque no me hubiese visto y quizás ni me reconociera, no estaba dispuesto a jugármela.
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