Crimson
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Akuma no mi
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Little Garden
El nombre de la isla es en sí mismo una contradicción. Es una de las islas prehistóricas todavía atrapadas en la edad de piedra con plantas y animales prehistóricos como los dinosaurios.
Turnos: Saiiko, Azuka, Saiiko, Azuka, ...
Moderadores: Crimson y Legim
Condiciones:
-La ganadora se llevará 250 berries de la perdedora.
-En caso de perder Saiiko, se lo pagará cuando consiga el dinero
Se valorará:
Caligrafía, faltas de ortografía y demás
Adaptación y utilización del escenario
Rol escénico
Rol Bélico
Asumir daños
Acciones cerradas
Saiiko Naoto
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Akuma no mi
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Eran las nueve de la mañana, acababa de levantar y por lo visto había sido la primera. No había podido dormir del todo bien por extraños ruidos nocturnos provenientes de fuera. Salí de mi camarote y me dirigí a la cocina, muerta por unos gofres que preparé en instantes.
Detrás de la pequeña y redonda ventana de la habitación podía apreciarse la isla donde habíamos parado a recoger frutas y, si teníamos suerte, algo de carne.
Los rayos del sol bañaban la copa de todos los árboles y lagos y, en el cielo, variedad de enormes pájaros canturreaban uno detrás de otro.
No era un día para desaprovechar, claramente. Terminé de desayunar y volví a mi camarote cerrando la puerta tras pasar. Me saqué el camisón que llevaba encima y me puse uno de los conjuntos de mi ropa diaria, y, por su puesto, mi cinturón con mis cuchillos.
Bajé del barco a tierra firme con la intención de realizar la primera caza. Era una pirata principiante, pero sabía que tenía posibilidades de llegar alto, o, por lo menos, de hacer llegar alto a mi capitán.
Caminé por la arena hasta llegar a la parte verde de la isla y adentrarme en ella. Sonaban ruidos de animales por todas partes, y de ahí que no pudiera dormir bien. Los árboles estaban separados unos de otros con una cómoda distancia casi idónea para que pasara una criatura grande entre ellos. La altura de los mismos era de unos cinco metros y sus ramas se tocaban unas con otras, casi entrelazándose, lo que impedía la llegada del sol.
Podría decirse que aquel era mi entorno, al fin y al cabo, mi Akuma No Mi era capaz de controlar esas cosas.
Escuché un ruido. Sonreí de lado, la caza estaba cerca.
Flexioné las rodillas, preparada para saltar si el animal me atacaba. Yo estaba hecha para estas cosas, la flexibilidad y las acrobacias eran algo que no se me daba nada mal, y menos en el manejo de las piernas.
Volví a escuchar el mismo ruido, a mis espaldas. Di media vuelta, sigilosamente, pero lo que me encontré no era una criatura, sino una mujer.
Detrás de la pequeña y redonda ventana de la habitación podía apreciarse la isla donde habíamos parado a recoger frutas y, si teníamos suerte, algo de carne.
Los rayos del sol bañaban la copa de todos los árboles y lagos y, en el cielo, variedad de enormes pájaros canturreaban uno detrás de otro.
No era un día para desaprovechar, claramente. Terminé de desayunar y volví a mi camarote cerrando la puerta tras pasar. Me saqué el camisón que llevaba encima y me puse uno de los conjuntos de mi ropa diaria, y, por su puesto, mi cinturón con mis cuchillos.
Bajé del barco a tierra firme con la intención de realizar la primera caza. Era una pirata principiante, pero sabía que tenía posibilidades de llegar alto, o, por lo menos, de hacer llegar alto a mi capitán.
Caminé por la arena hasta llegar a la parte verde de la isla y adentrarme en ella. Sonaban ruidos de animales por todas partes, y de ahí que no pudiera dormir bien. Los árboles estaban separados unos de otros con una cómoda distancia casi idónea para que pasara una criatura grande entre ellos. La altura de los mismos era de unos cinco metros y sus ramas se tocaban unas con otras, casi entrelazándose, lo que impedía la llegada del sol.
Podría decirse que aquel era mi entorno, al fin y al cabo, mi Akuma No Mi era capaz de controlar esas cosas.
Escuché un ruido. Sonreí de lado, la caza estaba cerca.
Flexioné las rodillas, preparada para saltar si el animal me atacaba. Yo estaba hecha para estas cosas, la flexibilidad y las acrobacias eran algo que no se me daba nada mal, y menos en el manejo de las piernas.
Volví a escuchar el mismo ruido, a mis espaldas. Di media vuelta, sigilosamente, pero lo que me encontré no era una criatura, sino una mujer.
- Spoiler:
- [OFF: No estoy muy inspirada]
Azuka
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Akuma no mi
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~La llegada a Grand Line no había sido nada sencilla, desde el incidente en Loguetown nació lo que sería un gremio que yo guiaría sin darme cuenta a través de las misteriosas y peligrosas aguas de la ruta que guiaba al One Piece. De pura suerte logramos sobrevivir al Reverse Mountain y ya habíamos enfrentado a algunos pocos enemigos que derrotamos trabajando en equipo, cosa que no se me daba del todo bien pero poco a poco iba aprendiendo junto a mis colegas, mis nakamas y mi ahora "familia". Nuestro barco que albergaba ya casi a veinte cazadores con un objetivo en común pero muchos particulares, navegaba con tranquilidad por el mar, no había indicios de tormenta ni problemas según los navegantes, pero el clima estaba cambiando radicalmente a uno caluroso tropical, se sentía el calor del sol pero una humedad que era un poco molesta pero no sofocante.
Me sentía un poco abrumada por este tipo de clima así que mejor entré al barco para darme una ducha y ponerme ropa más cómoda. Avisando a algunos de mis nakamas de mi ausencia avancé por el pasillo del barco hasta el final, donde habían unas escaleras en forma de "u" que descendían al nivel de habitaciones. El pasillo era largo y a los lados había puertas con una separación de unos cuatro metros entre puerta y puerta, todas esas puertas eran los accesos particulares a las habitaciones del navío. Yo había elegido la tercera puerta a la izquierda desde las escaleras que acababa de bajar. Avancé con paso sereno, Akai pasó a mí lado y le saludé con una sonrisa, no conversamos nada pues el iba a sus cosas también. Abrí la puerta de mi cuarto y entré, cerrando dicha puerta detras de mí.
-Uff... Al parecer vamos a una selva o algo así. Si que es raro sentir estos cambios de clima, en el East Blue no pasaba nada como esto.-Me dije a mi misma al tiempo que me despojaba de la ajustada blusa negra que llevaba. Suspiré aliviada, me acerqué a mi armario, no era muy grande pero tenía el espacio suficiente para albergar las prendas que llevaba conmigo. Alcancé un conjunto y una toalla y me las llevé al baño de la misma habitación. Dejé la ropa sobre el lavamanos y la toalla en un gancho que había en la pared a la entrada de la regadera para tomarla fácilmente al terminar la ducha. Comencé a canturrear una cancioncita, me desabroché mi pantalón y lo dejé caer por la fuerza de gravedad al suelo, con un movimiento de mis pies me quité las sandalias que llevaba y al mismo tiempo dejé los pantalones ahí en el suelo. Abrí la llave del agua para que comenzara a circular el agua caliente a través de la tubería y no llevarme el desagrado de entrar con agua fría, no me gustaba en absoluto. Desamarré la flor de papel de mi cabello con cuidado, mirándome en el espejo para no darme un tirón accidental.
-Shalalalala.~Mi canturreo era suave y dulce, con un volumen bajo y un ritmo sereno, siendo un sonido agradable para el oído pero que solo yo podía deleitarme con el, pero dicho sonido era opacado en medida por el de las gotas de agua cayendo con libertad contra el suelo desde la "campana" donde salían. Ya lista me quité mi ropa intima y entré a la regadera para refrescarme. La sensación de los mini proyectiles de agua chocando contra mi cabello y hombros de inicio fue tan refrescante como placentera y dejé escapar un largo suspiro provocado por una sonrisa que denotaba gusto.
El sonido del agua y mi voz se combinó con armonía resonando en la pequeña habitación de higiene. Esperé unos minutos después de que estaba completamente empapada para enjabonarme, primero lavando mi cabello con shampoo y acondicionador, pocas personas tenían un tono como el mío y no podía permitirme llevar el cabello maltratado por lo que usaba solo un tipo de shampoo que lamentablemente se me estaba terminando ya y no sabía donde podía conseguir, pues solo lo conocía en el East Blue. Sin preocuparme por ello, dejé que la espuma y mis manos trabajaran en equipo para darme unos momentos de relajación, moviendo mis dedos y manos suavemente y en pequeños "círculos", manteniendo los ojos cerrados para evitar la entrada del químico en mis ojos y que estos se irritaran. La espuma se quedó en mi cabello unos momentos hasta que decidí enjuagarme, removiendo hasta la ultima burbuja de jabón en mi cabello, inmediatamente después repetí el proceso pero con el acondicionador. Una vez terminado el tratamiento de mi cabello me dediqué al resto de mi cuerpo, enjabonando sin prisas y sin cerrar el paso del agua, era una mala costumbre si, pero prefería solo apartarme a un lado del chorro de agua para que la temperatura del lugar no bajará, tampoco me agradaba sentir frío mientras me duchaba.
Ya terminado mi momento para mi misma, salí envuelta en una toalla blanca con otra toalla enrollada y que cubría mi cabello. Me sequé el cabello un poco para cepillarlo en el espejo del baño, el cual tuve que limpiar un poco con mi mano pues estaba ligeramente empañado, tras unas pocas cepilladas que dejaron bien mi azulado cabello tome una crema para peinar, la embarré en mis manos primero y después en mi cabello dando forma a mi habitual peinado pero dejando ahora ambos ojos visibles. Sonreí al verme así. Tenía mi ropa justo delante de mí en el lavamanos, por lo que no hice mucho esfuerzo para alcanzarla y vestirme lo cual hice rápido pues me estaba molestando un poco el vapor propio del baño.
Una vez afuera me acerqué al espejo de la habitación y me miré de pies a cabeza. Calzaba las mismas sandalias con las que entré, sencillas y de color café con dos correas al frente para ajustarlo al pie y que estas fueran además de cómodas, útiles para caminar durante un buen rato. Mis piernas estaban completamente descubiertas hasta la altura de los muslos, pues vestía un minishort semiajustado color blanco que definía bien mi silueta pero no apretaba como otras prendas de este tipo, dándome libertad y comodidad. Cubriendo mi torso usaba una blusa azul marino holgada, con un escote en "A" que no era muy revelador pues no era una chica muy liberal en ese sentido, la tela era un poco transparente pero no demasiado, tendría que mirarse con cuidado para darse cuenta de ello. Ya solo creé una flor de papel en mi mano, incline la cabeza un poco a la derecha y la amarre con un mechón de mi cabello en ese mismo lado.
-Esto esta mucho mejor.-Afirmé, poniendo ambas manos en mi cintura, haciendo que mis brazos quedaran un poco arqueado. Por ultimo solo me maquillé un poco, delineandome los ojos y usando una sombra para los ojos de un color lila suave. Una vez lista moví mi labio inferior de manera que mi piercing que llevaba debajo de este también se moviera, me hizo gracia y reí ligeramente. Salí de mi habitación y la cerré, pero sin seguro pues confiaba plenamente en mis compañeros.
Apenas salí de mi habitación me percaté de algo que no noté anteriormente, el barco ya no estaba en movimiento, por lo que habíamos llegado ya a tierra firme seguramente. Aun sin apresurarme de nada avancé lo poco que me quedaba de pasillo, subí las escaleras, recorrí todo el pasillo y poco a poco el sonido de las voces de mis nakamas se iba haciendo más notorio. Hice un puchero y arqué una ceja, ¿ahora que lío habían montado todos?. Al estar a dos pasos de la salida puse mi mano extendida de manera perpendicular sobre el inicio de mi frente para crear una pequeña "sombra" y que el sol no me encandilara y cegara por unos momentos. Finalmente en cubierta, la rampa estaba desplegada, las velas amarradas y el ancla tirada, frente a mí había una isla pero la vegetación era gigantesca, si parecía una selva pero había plantas que en mi vida había visto y no me parecían conocidas de nada. Todo mundo estaba platicando en pequeños grupos, algunos ya habían bajado del barco pero estaban cerca, otros tantos se mantenían en cubierta y los faltantes seguro seguían dentro del barco comiendo o durmiendo.
-Quiero ver esta isla.-Murmuré con la misma expresión en mi rostro. Caminé hasta el mástil central donde había algo de color blanco y de proporciones algo considerables, pero no se movía y estaba desparramado en el suelo. Me puse de cuclillas al llegar a lado de eso y le dí un toque con la palma de mi mano, aquella cosa se "activó" levantándose inmediatamente, se trataba de un escorpión de papel cuya cola doblada llegaba hasta mi hombro, a simple vista algo así de grande y con esa forma daba miedo, lo había usado para quitarme de encima a la gente y además en su interior guardaba un arma que utilizaría solo en caso de problemas. Sonreí y avancé a la rampa del barco, bajándola con cuidado y siendo escoltada por la izquierda por el escorpión, me había tomado tiempo esculpirlo y darle movimiento, pero era el mismo principio que con las mariposas de papel que usaba regularmente.
Al tocar tierra y mirar de nuevo la isla sospeché que esta era la causa del cambio tan repentino en el clima desde el mar, habría que tomar nota de ello, que el clima de la isla se podía extender a varios kilómetros a la redonda, al menos había aprendido algo nuevo en este viaje que se iba haciendo más y más emocionante conforme pasaba el tiempo. Sin dar explicaciones decidí iniciar mi propio camino, dirigiéndome a mi izquierda y adentrándome por lo que parecía ser un "camino" que más bien era una zona carente de vegetación espesa.
A medida que avanzaba me daba cuenta que la vegetación no era nada ordinaria, los arboles se alzaban muchos metros hacía arriba y tenían unas hojas muy exóticas adornándoles. Las flores eran de multicolores, y de todos los tamaños, encontrándome por mi camino una flor lila de un tamaño superior al mio. Además el sonido de la fauna no era conocido para mí tampoco, pues distinguía algunos aullidos, berridos, rugidos y demás sonidos pero muy lejos de mi posición. Con todo ese ruido lo mejor sería mantenerme alerta y no bajar la guardia en ningún momento. Estaba siendo sigilosa, caminando más lento de lo normal pero sin hacer ruido alguno, y por mi escorpión ni me preocupaba, pues aunque cargaba algo "pesado" en su interior sus patas eran de papel y era poco el ruido que hacían al impactar contra el terreno, el cuál era blando, pero si fuera concreto si que haría ruido.
-Kami Sulfuru.-Dije repentinamente, de mi brazo se "despegaron" montones de placas de papel que se pegaron al cuerpo del escorpión, cubriéndolo en su totalidad, no hubo ningún cambio significativo en el, pero con este clima cálido húmedo lo mejor sería usar papel sulfurizado que no presentaba debilidad ante la humedad y el agua como el resto de los papeles que empleaba con normalidad, y debía conservar a mi "acompañante" que de mucho podría servirme.
Repentinamente escuché un sonido cercano y me detuve en seco mirando de reojo, algo estaba cerca y yo no sabía que era, podía ser cualquier cosa. Torcí la boca ligeramente y me puse de cuclillas, ocultándome entre las flores gigantes y arbustos que habían. Agilmente daba pasos alargado en esa posición y dí la vuelta alrededor de donde había venido el sonido, mientras que mi escorpión se movió en sentido opuesto para quedar del otro lado y crear una emboscada a la criatura que podía haber ahí, creando yo una distracción y atacando por la espalda de esa cosa. Cuando estuve en posición abrí los ojos de par en par y me puse de pie, sin fijarme y pisé una ramita haciendo ruido, lo que ví me volteó a ver también, era una chica y se veía más joven que yo, por unos momentos me mantuve en silencio.
-... ¿Qué hace alguien como tú en una isla así?, ¿Estas bien?-Cuestioné a la chica, mostrando evidente asombro pues no esperaba encontrar a ninguna persona en esta isla además de mis colegas.
Me sentía un poco abrumada por este tipo de clima así que mejor entré al barco para darme una ducha y ponerme ropa más cómoda. Avisando a algunos de mis nakamas de mi ausencia avancé por el pasillo del barco hasta el final, donde habían unas escaleras en forma de "u" que descendían al nivel de habitaciones. El pasillo era largo y a los lados había puertas con una separación de unos cuatro metros entre puerta y puerta, todas esas puertas eran los accesos particulares a las habitaciones del navío. Yo había elegido la tercera puerta a la izquierda desde las escaleras que acababa de bajar. Avancé con paso sereno, Akai pasó a mí lado y le saludé con una sonrisa, no conversamos nada pues el iba a sus cosas también. Abrí la puerta de mi cuarto y entré, cerrando dicha puerta detras de mí.
-Uff... Al parecer vamos a una selva o algo así. Si que es raro sentir estos cambios de clima, en el East Blue no pasaba nada como esto.-Me dije a mi misma al tiempo que me despojaba de la ajustada blusa negra que llevaba. Suspiré aliviada, me acerqué a mi armario, no era muy grande pero tenía el espacio suficiente para albergar las prendas que llevaba conmigo. Alcancé un conjunto y una toalla y me las llevé al baño de la misma habitación. Dejé la ropa sobre el lavamanos y la toalla en un gancho que había en la pared a la entrada de la regadera para tomarla fácilmente al terminar la ducha. Comencé a canturrear una cancioncita, me desabroché mi pantalón y lo dejé caer por la fuerza de gravedad al suelo, con un movimiento de mis pies me quité las sandalias que llevaba y al mismo tiempo dejé los pantalones ahí en el suelo. Abrí la llave del agua para que comenzara a circular el agua caliente a través de la tubería y no llevarme el desagrado de entrar con agua fría, no me gustaba en absoluto. Desamarré la flor de papel de mi cabello con cuidado, mirándome en el espejo para no darme un tirón accidental.
-Shalalalala.~Mi canturreo era suave y dulce, con un volumen bajo y un ritmo sereno, siendo un sonido agradable para el oído pero que solo yo podía deleitarme con el, pero dicho sonido era opacado en medida por el de las gotas de agua cayendo con libertad contra el suelo desde la "campana" donde salían. Ya lista me quité mi ropa intima y entré a la regadera para refrescarme. La sensación de los mini proyectiles de agua chocando contra mi cabello y hombros de inicio fue tan refrescante como placentera y dejé escapar un largo suspiro provocado por una sonrisa que denotaba gusto.
El sonido del agua y mi voz se combinó con armonía resonando en la pequeña habitación de higiene. Esperé unos minutos después de que estaba completamente empapada para enjabonarme, primero lavando mi cabello con shampoo y acondicionador, pocas personas tenían un tono como el mío y no podía permitirme llevar el cabello maltratado por lo que usaba solo un tipo de shampoo que lamentablemente se me estaba terminando ya y no sabía donde podía conseguir, pues solo lo conocía en el East Blue. Sin preocuparme por ello, dejé que la espuma y mis manos trabajaran en equipo para darme unos momentos de relajación, moviendo mis dedos y manos suavemente y en pequeños "círculos", manteniendo los ojos cerrados para evitar la entrada del químico en mis ojos y que estos se irritaran. La espuma se quedó en mi cabello unos momentos hasta que decidí enjuagarme, removiendo hasta la ultima burbuja de jabón en mi cabello, inmediatamente después repetí el proceso pero con el acondicionador. Una vez terminado el tratamiento de mi cabello me dediqué al resto de mi cuerpo, enjabonando sin prisas y sin cerrar el paso del agua, era una mala costumbre si, pero prefería solo apartarme a un lado del chorro de agua para que la temperatura del lugar no bajará, tampoco me agradaba sentir frío mientras me duchaba.
Ya terminado mi momento para mi misma, salí envuelta en una toalla blanca con otra toalla enrollada y que cubría mi cabello. Me sequé el cabello un poco para cepillarlo en el espejo del baño, el cual tuve que limpiar un poco con mi mano pues estaba ligeramente empañado, tras unas pocas cepilladas que dejaron bien mi azulado cabello tome una crema para peinar, la embarré en mis manos primero y después en mi cabello dando forma a mi habitual peinado pero dejando ahora ambos ojos visibles. Sonreí al verme así. Tenía mi ropa justo delante de mí en el lavamanos, por lo que no hice mucho esfuerzo para alcanzarla y vestirme lo cual hice rápido pues me estaba molestando un poco el vapor propio del baño.
Una vez afuera me acerqué al espejo de la habitación y me miré de pies a cabeza. Calzaba las mismas sandalias con las que entré, sencillas y de color café con dos correas al frente para ajustarlo al pie y que estas fueran además de cómodas, útiles para caminar durante un buen rato. Mis piernas estaban completamente descubiertas hasta la altura de los muslos, pues vestía un minishort semiajustado color blanco que definía bien mi silueta pero no apretaba como otras prendas de este tipo, dándome libertad y comodidad. Cubriendo mi torso usaba una blusa azul marino holgada, con un escote en "A" que no era muy revelador pues no era una chica muy liberal en ese sentido, la tela era un poco transparente pero no demasiado, tendría que mirarse con cuidado para darse cuenta de ello. Ya solo creé una flor de papel en mi mano, incline la cabeza un poco a la derecha y la amarre con un mechón de mi cabello en ese mismo lado.
-Esto esta mucho mejor.-Afirmé, poniendo ambas manos en mi cintura, haciendo que mis brazos quedaran un poco arqueado. Por ultimo solo me maquillé un poco, delineandome los ojos y usando una sombra para los ojos de un color lila suave. Una vez lista moví mi labio inferior de manera que mi piercing que llevaba debajo de este también se moviera, me hizo gracia y reí ligeramente. Salí de mi habitación y la cerré, pero sin seguro pues confiaba plenamente en mis compañeros.
Apenas salí de mi habitación me percaté de algo que no noté anteriormente, el barco ya no estaba en movimiento, por lo que habíamos llegado ya a tierra firme seguramente. Aun sin apresurarme de nada avancé lo poco que me quedaba de pasillo, subí las escaleras, recorrí todo el pasillo y poco a poco el sonido de las voces de mis nakamas se iba haciendo más notorio. Hice un puchero y arqué una ceja, ¿ahora que lío habían montado todos?. Al estar a dos pasos de la salida puse mi mano extendida de manera perpendicular sobre el inicio de mi frente para crear una pequeña "sombra" y que el sol no me encandilara y cegara por unos momentos. Finalmente en cubierta, la rampa estaba desplegada, las velas amarradas y el ancla tirada, frente a mí había una isla pero la vegetación era gigantesca, si parecía una selva pero había plantas que en mi vida había visto y no me parecían conocidas de nada. Todo mundo estaba platicando en pequeños grupos, algunos ya habían bajado del barco pero estaban cerca, otros tantos se mantenían en cubierta y los faltantes seguro seguían dentro del barco comiendo o durmiendo.
-Quiero ver esta isla.-Murmuré con la misma expresión en mi rostro. Caminé hasta el mástil central donde había algo de color blanco y de proporciones algo considerables, pero no se movía y estaba desparramado en el suelo. Me puse de cuclillas al llegar a lado de eso y le dí un toque con la palma de mi mano, aquella cosa se "activó" levantándose inmediatamente, se trataba de un escorpión de papel cuya cola doblada llegaba hasta mi hombro, a simple vista algo así de grande y con esa forma daba miedo, lo había usado para quitarme de encima a la gente y además en su interior guardaba un arma que utilizaría solo en caso de problemas. Sonreí y avancé a la rampa del barco, bajándola con cuidado y siendo escoltada por la izquierda por el escorpión, me había tomado tiempo esculpirlo y darle movimiento, pero era el mismo principio que con las mariposas de papel que usaba regularmente.
Al tocar tierra y mirar de nuevo la isla sospeché que esta era la causa del cambio tan repentino en el clima desde el mar, habría que tomar nota de ello, que el clima de la isla se podía extender a varios kilómetros a la redonda, al menos había aprendido algo nuevo en este viaje que se iba haciendo más y más emocionante conforme pasaba el tiempo. Sin dar explicaciones decidí iniciar mi propio camino, dirigiéndome a mi izquierda y adentrándome por lo que parecía ser un "camino" que más bien era una zona carente de vegetación espesa.
A medida que avanzaba me daba cuenta que la vegetación no era nada ordinaria, los arboles se alzaban muchos metros hacía arriba y tenían unas hojas muy exóticas adornándoles. Las flores eran de multicolores, y de todos los tamaños, encontrándome por mi camino una flor lila de un tamaño superior al mio. Además el sonido de la fauna no era conocido para mí tampoco, pues distinguía algunos aullidos, berridos, rugidos y demás sonidos pero muy lejos de mi posición. Con todo ese ruido lo mejor sería mantenerme alerta y no bajar la guardia en ningún momento. Estaba siendo sigilosa, caminando más lento de lo normal pero sin hacer ruido alguno, y por mi escorpión ni me preocupaba, pues aunque cargaba algo "pesado" en su interior sus patas eran de papel y era poco el ruido que hacían al impactar contra el terreno, el cuál era blando, pero si fuera concreto si que haría ruido.
-Kami Sulfuru.-Dije repentinamente, de mi brazo se "despegaron" montones de placas de papel que se pegaron al cuerpo del escorpión, cubriéndolo en su totalidad, no hubo ningún cambio significativo en el, pero con este clima cálido húmedo lo mejor sería usar papel sulfurizado que no presentaba debilidad ante la humedad y el agua como el resto de los papeles que empleaba con normalidad, y debía conservar a mi "acompañante" que de mucho podría servirme.
Repentinamente escuché un sonido cercano y me detuve en seco mirando de reojo, algo estaba cerca y yo no sabía que era, podía ser cualquier cosa. Torcí la boca ligeramente y me puse de cuclillas, ocultándome entre las flores gigantes y arbustos que habían. Agilmente daba pasos alargado en esa posición y dí la vuelta alrededor de donde había venido el sonido, mientras que mi escorpión se movió en sentido opuesto para quedar del otro lado y crear una emboscada a la criatura que podía haber ahí, creando yo una distracción y atacando por la espalda de esa cosa. Cuando estuve en posición abrí los ojos de par en par y me puse de pie, sin fijarme y pisé una ramita haciendo ruido, lo que ví me volteó a ver también, era una chica y se veía más joven que yo, por unos momentos me mantuve en silencio.
-... ¿Qué hace alguien como tú en una isla así?, ¿Estas bien?-Cuestioné a la chica, mostrando evidente asombro pues no esperaba encontrar a ninguna persona en esta isla además de mis colegas.
Saiiko Naoto
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El hecho de tener la esperanza de encontrarme un gran cerdo, buey o algo que masticable, y ver a una mujer me había bajado mucho los ánimos.
La mujer vestía un short blanco y una blusa azul. Era unos centímetros más alta que yo, pero nada que se notara. Su rostro me transmitía tranquilidad. Tenía el pelo un poco más oscuro que el mío y bastante más corto. Tenía un piercing debajo de la boca y una nariz pequeña. La muchacha se quedó mirándome, con esos rojos ojos que terminaban de decorar su rostro.
No la subestimé y seguí en la misma posición, posando una mano en uno de los cuchillos que colgaban de mi cinturón.
¿Sería una pirata? Podría haberla confundido y, si lo era, sería un problema.
Fruncí el ceño y la miré, hasta que habló.
-... ¿Qué hace alguien como tú en una isla así?, ¿Estas bien?-
Relajé el rostro. Un pirata no diría eso... ¿no?
El entorno comenzó a ponerse húmedo, al igual que el suelo. Sentí sudor sobre mis piernas y brazos, ambos descubiertos. Seguían oyéndose ruidos de animales a nuestro al rededor y la corriente de un río cercano fluyendo con fuerza. La tierra temblaba de vez en cuando y los pájaros, desde allí no visibles, piaban como si de dinosaurios se trataran. Algunas flores de colores llamativos se abrían y cerraban continuamente, como comunicándose unas con otras. No debía perder el tiempo con esa mujer. Mis compañeros ya estarían despiertos y esperando la comida, cosa que debía preparársela.
Suspiré y me erguí, alejando la mano del cuchillo. La mujer levantó las cejas, como esperando una respuesta a su pregunta.
-Tengo que irme, si me permites...- Le dije, insinuando que se echara a un lado.
De hecho, la chica estaba en mi camino, en el camino que debía tomar para encontrar carne o frutas. Comencé a caminar lentamente, con la barbilla hacia arriba y pasé por su lado, provocando un choque hombro con hombro.
La mujer vestía un short blanco y una blusa azul. Era unos centímetros más alta que yo, pero nada que se notara. Su rostro me transmitía tranquilidad. Tenía el pelo un poco más oscuro que el mío y bastante más corto. Tenía un piercing debajo de la boca y una nariz pequeña. La muchacha se quedó mirándome, con esos rojos ojos que terminaban de decorar su rostro.
No la subestimé y seguí en la misma posición, posando una mano en uno de los cuchillos que colgaban de mi cinturón.
¿Sería una pirata? Podría haberla confundido y, si lo era, sería un problema.
Fruncí el ceño y la miré, hasta que habló.
-... ¿Qué hace alguien como tú en una isla así?, ¿Estas bien?-
Relajé el rostro. Un pirata no diría eso... ¿no?
El entorno comenzó a ponerse húmedo, al igual que el suelo. Sentí sudor sobre mis piernas y brazos, ambos descubiertos. Seguían oyéndose ruidos de animales a nuestro al rededor y la corriente de un río cercano fluyendo con fuerza. La tierra temblaba de vez en cuando y los pájaros, desde allí no visibles, piaban como si de dinosaurios se trataran. Algunas flores de colores llamativos se abrían y cerraban continuamente, como comunicándose unas con otras. No debía perder el tiempo con esa mujer. Mis compañeros ya estarían despiertos y esperando la comida, cosa que debía preparársela.
Suspiré y me erguí, alejando la mano del cuchillo. La mujer levantó las cejas, como esperando una respuesta a su pregunta.
-Tengo que irme, si me permites...- Le dije, insinuando que se echara a un lado.
De hecho, la chica estaba en mi camino, en el camino que debía tomar para encontrar carne o frutas. Comencé a caminar lentamente, con la barbilla hacia arriba y pasé por su lado, provocando un choque hombro con hombro.
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Varios
~La chica frente a mí se mantuvo en silencio y en la misma posición en la que le había encontrado, con las rodillas ligeramente flexionadas y una de sus manos cerca de su cintura, sin duda ahí llevaba alguna arma. La joven me miraba con frialdad y casi podía distinguir un toque de fiereza en su mirada, seguro ella pensaba en atacarme, pero aun así me invadía la sorpresa que era un poco mayor ahora por el hecho de verla tan amenazante.
Su aspecto era frágil y angelical, como si pudiera "romperse" al mínimo esfuerzo, su piel blanca le daba a mi ojo la sensación de que la exposición al sol podría quemarle con facilidad. Sus ojos, grandes y de color aguamarina, junto con la mueca formada con sus labios no combinaban con la primera impresión que ella podría darme de estar relajada. Algo que llamó mi atención también fue su cabello y su forma de vestir, el cabello era del mismo color que sus ojos, tan largo que le llegaba a la cadera más o menos, pero aun así lo llevaba recogido en dos largas coletas a los lados que le daban un aspecto infantil. En cuanto a su forma de vestir llevaba una camisa blanca sin mangas de color blanco que dejaba sus hombros completamente descubiertos al tener un corte que se "reducía" en el cuello, el cuello de la prenda era similar al de una camisa formal en el cual acomodó una corbata que combinaba con sus ojos y cabello, acompañada a esa prenda llevaba una falda pequeña negra con el borde inferior en aguamarina igual que la corbata, la falda al parecer era "tablada", es decir, se dividía en delgados rectángulos con su lado largo de manera vertical.
En cuanto hice mi pregunta su rostro se relajó al advertir que yo no era una amenaza para ella, pero no por eso adoptó un semblante más amable, ahora más bien parecía una niña mimada en presencia de una persona pobre y eso me molestó ligeramente. Quizás el clima le estaba molestando, pues su piel brillaba con la poca luz que se filtraba por las copas de los arboles, en señal de que estaba sudando, a diferencia de mí que aun me mantenía fresca por el baño que me dí hace rato, aunque no tardaría en estar igual que ella. Todo a nuestro alrededor era muy exótico, los sonidos, las plantas, hasta el mismo ambiente, seguro la isla escondía secretos realmente geniales pero eso solo lo sabría explorando el lugar.
La chica se enderezó y suspiró con pesadez al tiempo que alejó la mano de su cintura, adoptando una posición más relajada que hace unos momentos, aun así no se dignaba a responderme aun por lo que alcé ambas cejas como una madre pidiendo explicaciones a su hijo, ella podía no decirme nada pero yo esperaba una respuesta al menos. Y me la dio, pero no fue la que yo esperaba, y con esa acción hizo que torciera la boca a un lado formando una mueca de disgusto, quién se creía que era para hablarme así cuando solo me preocupé por ella?. Para colmo caminó en mi dirección y chocó su hombro contra el mio, o casi, pues más bien me empujó del brazo al ser un poco más bajita que yo. Pasó con un aire de soberbia y superioridad casi comparable con la de un noble mundial.
-Afff...-Resoplé, rodando los ojos, para después mirar hacía arriba sin inclinar la cabeza y negar con suaves movimientos a los lados, me crucé de brazos y giré un poco mi cuerpo, para poder verla de lado aunque sea.-Serás muy tierna, pero tienes una actitud que da asco.-Reclamé, cruzándome de brazos, inmediatamente sonreí de manera picara, este tipo de chicas nunca me agradaron cuando fui más pequeña pero me gustaba fastidiarlas.-Se nota que ya llegó Andrés, el que viene una vez al mes.-Dije con seguridad y comencé a reír pero sin quitarle un ojo de encima, ya había recorrido unos pocos metros, por lo que había cierta distancia entre las dos.
Su aspecto era frágil y angelical, como si pudiera "romperse" al mínimo esfuerzo, su piel blanca le daba a mi ojo la sensación de que la exposición al sol podría quemarle con facilidad. Sus ojos, grandes y de color aguamarina, junto con la mueca formada con sus labios no combinaban con la primera impresión que ella podría darme de estar relajada. Algo que llamó mi atención también fue su cabello y su forma de vestir, el cabello era del mismo color que sus ojos, tan largo que le llegaba a la cadera más o menos, pero aun así lo llevaba recogido en dos largas coletas a los lados que le daban un aspecto infantil. En cuanto a su forma de vestir llevaba una camisa blanca sin mangas de color blanco que dejaba sus hombros completamente descubiertos al tener un corte que se "reducía" en el cuello, el cuello de la prenda era similar al de una camisa formal en el cual acomodó una corbata que combinaba con sus ojos y cabello, acompañada a esa prenda llevaba una falda pequeña negra con el borde inferior en aguamarina igual que la corbata, la falda al parecer era "tablada", es decir, se dividía en delgados rectángulos con su lado largo de manera vertical.
En cuanto hice mi pregunta su rostro se relajó al advertir que yo no era una amenaza para ella, pero no por eso adoptó un semblante más amable, ahora más bien parecía una niña mimada en presencia de una persona pobre y eso me molestó ligeramente. Quizás el clima le estaba molestando, pues su piel brillaba con la poca luz que se filtraba por las copas de los arboles, en señal de que estaba sudando, a diferencia de mí que aun me mantenía fresca por el baño que me dí hace rato, aunque no tardaría en estar igual que ella. Todo a nuestro alrededor era muy exótico, los sonidos, las plantas, hasta el mismo ambiente, seguro la isla escondía secretos realmente geniales pero eso solo lo sabría explorando el lugar.
La chica se enderezó y suspiró con pesadez al tiempo que alejó la mano de su cintura, adoptando una posición más relajada que hace unos momentos, aun así no se dignaba a responderme aun por lo que alcé ambas cejas como una madre pidiendo explicaciones a su hijo, ella podía no decirme nada pero yo esperaba una respuesta al menos. Y me la dio, pero no fue la que yo esperaba, y con esa acción hizo que torciera la boca a un lado formando una mueca de disgusto, quién se creía que era para hablarme así cuando solo me preocupé por ella?. Para colmo caminó en mi dirección y chocó su hombro contra el mio, o casi, pues más bien me empujó del brazo al ser un poco más bajita que yo. Pasó con un aire de soberbia y superioridad casi comparable con la de un noble mundial.
-Afff...-Resoplé, rodando los ojos, para después mirar hacía arriba sin inclinar la cabeza y negar con suaves movimientos a los lados, me crucé de brazos y giré un poco mi cuerpo, para poder verla de lado aunque sea.-Serás muy tierna, pero tienes una actitud que da asco.-Reclamé, cruzándome de brazos, inmediatamente sonreí de manera picara, este tipo de chicas nunca me agradaron cuando fui más pequeña pero me gustaba fastidiarlas.-Se nota que ya llegó Andrés, el que viene una vez al mes.-Dije con seguridad y comencé a reír pero sin quitarle un ojo de encima, ya había recorrido unos pocos metros, por lo que había cierta distancia entre las dos.
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Noté como la mujer se giraba quedándose en posición de manera que me pudiese observar con solo un ojo, y eso me puso la piel de gallina. Denoté que no le había gustado mucho mi gesto, pero tampoco me importaba. ¿Habría ofendido al gato? ¿Y qué iba a hacer ahora? ¿Arañarme? Resoplé. Sin duda, tenía algo que hacer en esa isla, y no era perder el tiempo, o así pensaba hasta que la mujer habló.
-Serás muy tierna, pero tienes una actitud que da asco.- Se burló. -Se nota que ya llegó Andrés, el que viene una vez al mes.- Dijo, y rió abiertamente.
Qué molestia. ¿Acaso sabía lo que se hacía?
Detuve el paso. Acababa de mofarse de mi, y no, no eran imaginaciones mías. Tal vez la carne tuviera que esperar un poco, pues ya tenía algo más con lo que entretenerme. Me ajusté las dos coletas que colgaban de mi cabeza y di media vuelta, decidida. Posé mis manos sobre mi cintura y levanté una ceja, sonriendo forzadamente.
-Querida, no deberías cruzar la espada con un pirata.- Acosejé, ampliando la sonrisa.-Pero en fin, lo hecho, hecho está.
Me acerqué lentamente hacia ella, mientras me observaba tranquilamente, tomándome como un sujeto inofensivo. Comencé a caminar a su al rededor, formando un círculo del que ella era el centro. Nuestros ojos no se perdían de vista, y los suyos, rojos como la lava, me mostraban una expresión que no fui capaz de averiguar.
La chica seguía sin parecer molesta, al contrario, conservaba una risa burlona en su rostro que me molestó bastante. Denoté entonces que era una persona capaz, pero yo no pensaba quedarme atrás.
-¿Podré conocer su nombre antes, señorita?- Pregunté, levantando la barbilla.
Me paré justo delante de ella y bajé un brazo, dejando solamente uno descansar sobre mi cadera. Aún conservaba la comisura izquierda del labio levantada. Me sequé como pude el sudor de la frente provocado por el sol, que aun así, apenas podía tocarme. Era hora de jugar.
Salté rápidamente hacia atrás y extendí los brazos en paralelo a sus pies, haciendo crecer finas ramas que llegaron hasta sus rodillas, que, separadas, comenzaban a juntarse por la presión, privándole de su uso.
Aterricé metro y medio atrás e hice crecer una gruesa raíz a mi lado que utilizaría después para dejarla fuera de juego, pero quería ver qué era capaz de hacerme ella. El hecho de su seguridad y firmeza que había mostrado segundos antes no podía ser por nada, o una simple farsa. La mujer con la que me estaba batiendo en duelo debía esconder algo que no mostraba a todo el mundo, y dudé entonces que yo pudiera ser una de las privilegiadas.
La mujer también tenía preparado algo para mí.
-Serás muy tierna, pero tienes una actitud que da asco.- Se burló. -Se nota que ya llegó Andrés, el que viene una vez al mes.- Dijo, y rió abiertamente.
Qué molestia. ¿Acaso sabía lo que se hacía?
Detuve el paso. Acababa de mofarse de mi, y no, no eran imaginaciones mías. Tal vez la carne tuviera que esperar un poco, pues ya tenía algo más con lo que entretenerme. Me ajusté las dos coletas que colgaban de mi cabeza y di media vuelta, decidida. Posé mis manos sobre mi cintura y levanté una ceja, sonriendo forzadamente.
-Querida, no deberías cruzar la espada con un pirata.- Acosejé, ampliando la sonrisa.-Pero en fin, lo hecho, hecho está.
Me acerqué lentamente hacia ella, mientras me observaba tranquilamente, tomándome como un sujeto inofensivo. Comencé a caminar a su al rededor, formando un círculo del que ella era el centro. Nuestros ojos no se perdían de vista, y los suyos, rojos como la lava, me mostraban una expresión que no fui capaz de averiguar.
La chica seguía sin parecer molesta, al contrario, conservaba una risa burlona en su rostro que me molestó bastante. Denoté entonces que era una persona capaz, pero yo no pensaba quedarme atrás.
-¿Podré conocer su nombre antes, señorita?- Pregunté, levantando la barbilla.
Me paré justo delante de ella y bajé un brazo, dejando solamente uno descansar sobre mi cadera. Aún conservaba la comisura izquierda del labio levantada. Me sequé como pude el sudor de la frente provocado por el sol, que aun así, apenas podía tocarme. Era hora de jugar.
Salté rápidamente hacia atrás y extendí los brazos en paralelo a sus pies, haciendo crecer finas ramas que llegaron hasta sus rodillas, que, separadas, comenzaban a juntarse por la presión, privándole de su uso.
Aterricé metro y medio atrás e hice crecer una gruesa raíz a mi lado que utilizaría después para dejarla fuera de juego, pero quería ver qué era capaz de hacerme ella. El hecho de su seguridad y firmeza que había mostrado segundos antes no podía ser por nada, o una simple farsa. La mujer con la que me estaba batiendo en duelo debía esconder algo que no mostraba a todo el mundo, y dudé entonces que yo pudiera ser una de las privilegiadas.
La mujer también tenía preparado algo para mí.
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OFF: Por favor no afirmes lo que hace mi pj, como que sigue sonriendo o no hace nada. De momento me adapto, pero eso te lo pido de favor.
~Mis palabras parecieron calar en la chica pues detuvo su avance completamente aun cuando se estaba retirando orgullosa del lugar segundos antes, sabía como jugar un poco con la personalidad de personas como ella, después de todo mi edad era superior a la de suya, ya había pasado por su juventud, personas como ella, y demás vivencias, no pretendía enfrascarme en algún lugar, solo quería molestarle un poco y con eso tendría más que suficiente. Se giró adoptando una postura de niña molesta mientras que yo seguía sonriendo descaradamente con los brazos flojos a mis lados, sin embargo sus palabras me hicieron ver que ya estaba metida en un problema, la chica afirmó que no era buena idea cruzar espadas con un pirata y con lo ultimo me aseguró que se iba a desencadenar una pelea. Con esto en mi mente comencé a diseñar un plan de ataque y huida, ya antes me había encontrado con piratas terriblemente fuertes como el encapuchado en Syrup o el siniestro pirata de Orange, y aunque ella se veía frágil no debía confiarme por su apariencia de ninguna forma, aunque mi expresión denotara que me seguía burlando de ella.
La joven dio inicio a unos pasos lentos, seguros y firmes que por la trayectoria comenzaron a formar una circunferencia a mi alrededor, y en todo momento le seguí con la mirada que estaba encontrada con la suya, en cuanto se salía de mi margen de vista giraba sobre mi eje y le seguía, al parecer trataba de analizarme como el cazador lo hace con su presa en la naturaleza. Mientras ella hacía eso, yo hacía lo mismo pero manteniendo la expresión en mis labios que pensaba que le fastidiaría. Una vez que ella terminó su análisis, o eso pensaba se acercó a mí y cuestionó mi nombre mi nombre de una manera que me hizo pensar un poco, "¿antes de qué?" fue mi pregunta.
-Azuka.-Respondí con firmeza y una envidiable seguridad. Inmediatamente la chica dio un largo salto hacía atrás y extendió sus brazos, ese movimiento solo podía significar una cosa, era una usuaria de la fruta del diablo pero su poder me era desconocido así que no sabía precisamente a que me enfrentaba. Mi duda fue resuelta cuando unas "enredaderas" de madera, que más bien eran como plantas, emergieron del suelo en forma de espiral, rodeando desde todos los puntos mis piernas, estas crecieron hasta la altura de mis rodillas y finalmente se apretaron con fuerza anulando mi movibilidad, apreté los dientes pues me dolía la presión que esas cosas tan incomodas ejercían sobre mí.
Miré hacía abajo, mi sonrisa ya no era tan amplia, pero el gesto y la intención se mantenían latentes en mi rostro. Observaba mis piernas apresadas por las hierbas, intenté en vano un movimiento suave para no irme de lado o al frente, pero nada, las enredaderas eran lo suficientemente macizas para despojarme de mi libertad. Entonces alcé la mirada hacía la chica, a su lado ya había una rama, o más bien raíz, más grande que esta que seguro pensaba utilizar para terminar conmigo. Incliné un poco la cabeza a la izquierda entonces y entrecerré los ojos, yo no iba a mostrarle mi habilidad tan rápido como ella me la había mostrado.
-Esto explica el porque te has aventurado al mar... Una fruta del diablo.-Afirmé. Mi sonrisa entonces se borró completamente pasando ahora a una seriedad tan repentina como fría, que combinada con mi mirada quizás llegarían a ser intimidante para alguien.
-¡¡Khaaaaaaaaaa...!!-Comencé a gritar con todas mis fuerzas, cerrando los puños y doblando los codos para que mis manos quedaran un poco por delante de mi cuerpo. Aquel acto era tan raro como llamativo, era como si estuviera a punto de preparar un ataque a gran escala que pudiera volar a toda la isla. Pero eso estaba muy alejado de la realidad, pues yo solo quería tener la atención de la chica en mí persona por una razón. Desde que ella se mostró amenazante y me amarró las piernas controlé a mi escorpión para que este comenzará a moverse sigilosamente entre la maleza, usando el sonido de la selva, la ligereza de su cuerpo y el tiempo que estaba quemando para que la criatura pasara desapercibida por esta extraña chica.
El escorpión era completamente blanco y estaba solidificado en una única pieza, por lo que no se veían "capas" que pudieran delatar que era de papel, se veía muy "real" e intimidante con ese tamaño. Mi criatura estuvo siguiendo los pasos de la chica cuando ella caminó a mi alrededor trazando un circulo, esa era otra razón por la cual no la perdía de vista en ningún momento, necesitaba ver a la chica, su posición y buscar rápidamente la manera de mover semejante cosa de papel entre tanta maleza. En cuanto ella dió su salto hacía atrás se acercó notablemente al escorpión pues saltó en linea recta hacía atrás, no se colocó a mis espaldas, ni se movió un solo "grado" a los lados, además estaba quieta y ahora yo gritando a todo pulmón para llamar su atención añadiendo la expresión "furiosa" que daba.
Ese fue el momento, el escorpión surgió entre la maleza sigiloso, abrió sus tenazas las cuales estaban a la altura de las rodillas de la chica, las tenazas al ser de papel y tener forma de "cuña" como el filo de un cuchillo eran terriblemente afiladas pudiendo cortar carne con facilidad, aunque no era lo mismo con los huesos, estos no podían ser cortados con mi ataque. Sumado al ataque sorpresa y por la espalda el escorpión intentaría encajar su aguijón en el cuello de mi oponente, un ataque silencioso y mortal de mi creación, sumado a una distracción que por mi parte consideraba efectiva, ahora la pregunta era, ¿qué haría ella?.[AF]
La joven dio inicio a unos pasos lentos, seguros y firmes que por la trayectoria comenzaron a formar una circunferencia a mi alrededor, y en todo momento le seguí con la mirada que estaba encontrada con la suya, en cuanto se salía de mi margen de vista giraba sobre mi eje y le seguía, al parecer trataba de analizarme como el cazador lo hace con su presa en la naturaleza. Mientras ella hacía eso, yo hacía lo mismo pero manteniendo la expresión en mis labios que pensaba que le fastidiaría. Una vez que ella terminó su análisis, o eso pensaba se acercó a mí y cuestionó mi nombre mi nombre de una manera que me hizo pensar un poco, "¿antes de qué?" fue mi pregunta.
-Azuka.-Respondí con firmeza y una envidiable seguridad. Inmediatamente la chica dio un largo salto hacía atrás y extendió sus brazos, ese movimiento solo podía significar una cosa, era una usuaria de la fruta del diablo pero su poder me era desconocido así que no sabía precisamente a que me enfrentaba. Mi duda fue resuelta cuando unas "enredaderas" de madera, que más bien eran como plantas, emergieron del suelo en forma de espiral, rodeando desde todos los puntos mis piernas, estas crecieron hasta la altura de mis rodillas y finalmente se apretaron con fuerza anulando mi movibilidad, apreté los dientes pues me dolía la presión que esas cosas tan incomodas ejercían sobre mí.
Miré hacía abajo, mi sonrisa ya no era tan amplia, pero el gesto y la intención se mantenían latentes en mi rostro. Observaba mis piernas apresadas por las hierbas, intenté en vano un movimiento suave para no irme de lado o al frente, pero nada, las enredaderas eran lo suficientemente macizas para despojarme de mi libertad. Entonces alcé la mirada hacía la chica, a su lado ya había una rama, o más bien raíz, más grande que esta que seguro pensaba utilizar para terminar conmigo. Incliné un poco la cabeza a la izquierda entonces y entrecerré los ojos, yo no iba a mostrarle mi habilidad tan rápido como ella me la había mostrado.
-Esto explica el porque te has aventurado al mar... Una fruta del diablo.-Afirmé. Mi sonrisa entonces se borró completamente pasando ahora a una seriedad tan repentina como fría, que combinada con mi mirada quizás llegarían a ser intimidante para alguien.
-¡¡Khaaaaaaaaaa...!!-Comencé a gritar con todas mis fuerzas, cerrando los puños y doblando los codos para que mis manos quedaran un poco por delante de mi cuerpo. Aquel acto era tan raro como llamativo, era como si estuviera a punto de preparar un ataque a gran escala que pudiera volar a toda la isla. Pero eso estaba muy alejado de la realidad, pues yo solo quería tener la atención de la chica en mí persona por una razón. Desde que ella se mostró amenazante y me amarró las piernas controlé a mi escorpión para que este comenzará a moverse sigilosamente entre la maleza, usando el sonido de la selva, la ligereza de su cuerpo y el tiempo que estaba quemando para que la criatura pasara desapercibida por esta extraña chica.
El escorpión era completamente blanco y estaba solidificado en una única pieza, por lo que no se veían "capas" que pudieran delatar que era de papel, se veía muy "real" e intimidante con ese tamaño. Mi criatura estuvo siguiendo los pasos de la chica cuando ella caminó a mi alrededor trazando un circulo, esa era otra razón por la cual no la perdía de vista en ningún momento, necesitaba ver a la chica, su posición y buscar rápidamente la manera de mover semejante cosa de papel entre tanta maleza. En cuanto ella dió su salto hacía atrás se acercó notablemente al escorpión pues saltó en linea recta hacía atrás, no se colocó a mis espaldas, ni se movió un solo "grado" a los lados, además estaba quieta y ahora yo gritando a todo pulmón para llamar su atención añadiendo la expresión "furiosa" que daba.
Ese fue el momento, el escorpión surgió entre la maleza sigiloso, abrió sus tenazas las cuales estaban a la altura de las rodillas de la chica, las tenazas al ser de papel y tener forma de "cuña" como el filo de un cuchillo eran terriblemente afiladas pudiendo cortar carne con facilidad, aunque no era lo mismo con los huesos, estos no podían ser cortados con mi ataque. Sumado al ataque sorpresa y por la espalda el escorpión intentaría encajar su aguijón en el cuello de mi oponente, un ataque silencioso y mortal de mi creación, sumado a una distracción que por mi parte consideraba efectiva, ahora la pregunta era, ¿qué haría ella?.[AF]
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OFF: No te preocupes, se me pasó. No volverá a pasar xD
Yo no era una persona caprichosa, o tal vez sí. De lo que estaba segura es de que nadie debía tocarme la moral o hacerse el listillo conmigo. Puede que yo haya sido la ocasionadora de esa pelea, del principio de ese enfrentamiento, pero había sido ella la que había molestado jugando con las ironías.
Azuka, me dijo.
-Esto explica el porque te has aventurado al mar... Una fruta del diablo.-
No. No era por eso. Mi hermana y yo siempre habíamos tenido el deseo de ser libres, seamos fuertes o no. Ella y yo habíamos estado juntas desde que éramos niñas. Habíamos pactado que nos haríamos fuertes, muy fuertes y nos encontraríamos algún día en lo más alto de la piratería como las chicas más libres del mar. La fruta que yo poseía sólo me había abierto puertas, pero no era la razón por la que estaba allí, tragármela había sido sólo producto de la desesperación, de hambruna. Yo podía bastarme con mi agilidad para moverme y mi destreza para utilizar las piernas, esa fruta era para mi un camino más fácil para lograr la victoria. No necesité responder, no tenía porqué abrir la boca, sin embargo, me molestó.
Las raíces que había hecho salir hacia su cuerpo seguían creciendo lentamente hasta alcanzar la altura de sus muslos, presionando. Tal vez no necesitaría la rama que acababa de levantar de la tierra y con hacer que no pudiera tocarme sería suficiente. La mujer tenía más años que yo y también parecía tener más experiencia, pero aquello no quería decir que realmente fuera un objetivo difícil. Es cierto. Por un momento había pensado que me causaría problemas, pero tal y como lo estaba viendo ahora todo estaba bajo control. Las apariencias engañan, y puedo decir eso referente a mí.
'Azuka' comenzó a gritar. El sonido de sus cuerdas vocales era molesto, tanto, que tuve que taparme los oídos. La chica posicionó sus brazos delante de su cuerpo, flexionados y apretando los puños. Los pájaros que descansaban de las ramas de los árboles más altos salieron volando tras advertirse. Aquello atraería la atención de algún animal hacia allí, cosa que tal vez podría beneficiarme.
La chica seguía vociferando, ¿Qué le ocurría? ¿Ya iba a pedir clemencia? Bufé.
-¡Gritar no hará que...!
Entonces sentí algo penetrar justo debajo de mi nuca que no me dejó acabar con la frase. Mi cabello, recogido hacia los lados dejaba perfectamente un espacio crítico para atacar por detrás. Atacar por detrás... Mi oponente estaba delante de mí, a no ser que tuviera algún aliado... O tal vez fuera algún individuo de aquella isla, sin duda, un desgraciado individuo... O puede... ¿Habría alguna posibilidad de que ella, como se mostraba, tuviera alguna fruta del Diablo?
Cerré fuerte los ojos expresando una mueca de dolor y conseguí suprimir un grito moridiendo mi labio inferior hasta hacerme una herida. No debía mostrarme débil, pero eso era una tarea difícil. Con la mano izquierda pude sacar uno de los cuchillos que colgaban de mi cinturón con la intención de ponerme en guardia, y di media vuelta.
Sentí la sangre resbalar por mi espalda, el escozor que comenzaba a surgir y la cabeza, bombeando con fuerza.
'Eso' causante de mi herida estaba por fin delante de mi. Era una especie de escorpión blanco con una tenaza muy afilada por la que descansaban restos de sangre de mi cuello. Sin vacilar, pero tambaleante, posicioné mi el arma que sostenía con la mano para atacarle de lleno.
Yo no era una persona caprichosa, o tal vez sí. De lo que estaba segura es de que nadie debía tocarme la moral o hacerse el listillo conmigo. Puede que yo haya sido la ocasionadora de esa pelea, del principio de ese enfrentamiento, pero había sido ella la que había molestado jugando con las ironías.
Azuka, me dijo.
-Esto explica el porque te has aventurado al mar... Una fruta del diablo.-
No. No era por eso. Mi hermana y yo siempre habíamos tenido el deseo de ser libres, seamos fuertes o no. Ella y yo habíamos estado juntas desde que éramos niñas. Habíamos pactado que nos haríamos fuertes, muy fuertes y nos encontraríamos algún día en lo más alto de la piratería como las chicas más libres del mar. La fruta que yo poseía sólo me había abierto puertas, pero no era la razón por la que estaba allí, tragármela había sido sólo producto de la desesperación, de hambruna. Yo podía bastarme con mi agilidad para moverme y mi destreza para utilizar las piernas, esa fruta era para mi un camino más fácil para lograr la victoria. No necesité responder, no tenía porqué abrir la boca, sin embargo, me molestó.
Las raíces que había hecho salir hacia su cuerpo seguían creciendo lentamente hasta alcanzar la altura de sus muslos, presionando. Tal vez no necesitaría la rama que acababa de levantar de la tierra y con hacer que no pudiera tocarme sería suficiente. La mujer tenía más años que yo y también parecía tener más experiencia, pero aquello no quería decir que realmente fuera un objetivo difícil. Es cierto. Por un momento había pensado que me causaría problemas, pero tal y como lo estaba viendo ahora todo estaba bajo control. Las apariencias engañan, y puedo decir eso referente a mí.
'Azuka' comenzó a gritar. El sonido de sus cuerdas vocales era molesto, tanto, que tuve que taparme los oídos. La chica posicionó sus brazos delante de su cuerpo, flexionados y apretando los puños. Los pájaros que descansaban de las ramas de los árboles más altos salieron volando tras advertirse. Aquello atraería la atención de algún animal hacia allí, cosa que tal vez podría beneficiarme.
La chica seguía vociferando, ¿Qué le ocurría? ¿Ya iba a pedir clemencia? Bufé.
-¡Gritar no hará que...!
Entonces sentí algo penetrar justo debajo de mi nuca que no me dejó acabar con la frase. Mi cabello, recogido hacia los lados dejaba perfectamente un espacio crítico para atacar por detrás. Atacar por detrás... Mi oponente estaba delante de mí, a no ser que tuviera algún aliado... O tal vez fuera algún individuo de aquella isla, sin duda, un desgraciado individuo... O puede... ¿Habría alguna posibilidad de que ella, como se mostraba, tuviera alguna fruta del Diablo?
Cerré fuerte los ojos expresando una mueca de dolor y conseguí suprimir un grito moridiendo mi labio inferior hasta hacerme una herida. No debía mostrarme débil, pero eso era una tarea difícil. Con la mano izquierda pude sacar uno de los cuchillos que colgaban de mi cinturón con la intención de ponerme en guardia, y di media vuelta.
Sentí la sangre resbalar por mi espalda, el escozor que comenzaba a surgir y la cabeza, bombeando con fuerza.
'Eso' causante de mi herida estaba por fin delante de mi. Era una especie de escorpión blanco con una tenaza muy afilada por la que descansaban restos de sangre de mi cuello. Sin vacilar, pero tambaleante, posicioné mi el arma que sostenía con la mano para atacarle de lleno.
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~Algo alcanzó a murmurar pero se quedó en silencio repentinamente, pues el aguijón del escorpión se clavó en su nuca, por lo que no usó sus tenazas para desgarrar la piel de las piernas de la chica. Seguí gritando, como si siguiera preparando un ataque a pesar de eso. Observé detenidamente su rostro, y por su mirada y mueca se notaba que le dolía mucho y luchaba por no expresar ese dolor. Al final tomó uno de sus cuchillos, se apartó del escorpión y dió media vuelta dándome la espalda ahora, viendo el hilillo de sangre en su espalda. En ese momento me callé de golpe y me mostré llena de miedo.
-¡¿Qué es esa cosa?!-Grité con miedo, señalando al escorpión. Intenté soltarme de mis fuertes ataduras que ya habían dejado marcas en mis piernas, moviéndome de un lado hacía otro, pero al final solo conseguí caerme hacía atrás, quedando bocaarriba con las rodillas flexionadas hacía arriba por las enredaderas que me impidieron caer bien. Supuse que la niña ya no me voltearía a ver por estar entretenida con mi escorpión.
No hice nada más, me quedé ahí tirada en el piso intentando librarme en vano de las enredaderas, como si fuera una persona débil e inexperta en combate. Mientras tanto el escorpión abría y cerraba sus pinzas delanteras en forma amenazante y movía su cola de un lado a otro, teniendo la punta del aguijón manchada de rojo, había elegido bien en usar papel sulfurizado antes o ya se estaría desbaratando esa pieza.
El escorpión avanzó los pocos pasos que le separaban de la chica y le amenazó con su cola, pero algo tan extraño como inusual pasó, el aguijón se abrió repentinamente (como el de Cell de DBZ) y lanzó lo que parecía un ataque a la cabeza de la chica, como si fuera a "devorarla" mediante su cola, la abertura de la cola no era tan grande, pero si no hacía nada podría ser atrapada. [ADD, pues no causa un daño como tal, solo es para intentar "capturar"]
-¡¿Qué es esa cosa?!-Grité con miedo, señalando al escorpión. Intenté soltarme de mis fuertes ataduras que ya habían dejado marcas en mis piernas, moviéndome de un lado hacía otro, pero al final solo conseguí caerme hacía atrás, quedando bocaarriba con las rodillas flexionadas hacía arriba por las enredaderas que me impidieron caer bien. Supuse que la niña ya no me voltearía a ver por estar entretenida con mi escorpión.
No hice nada más, me quedé ahí tirada en el piso intentando librarme en vano de las enredaderas, como si fuera una persona débil e inexperta en combate. Mientras tanto el escorpión abría y cerraba sus pinzas delanteras en forma amenazante y movía su cola de un lado a otro, teniendo la punta del aguijón manchada de rojo, había elegido bien en usar papel sulfurizado antes o ya se estaría desbaratando esa pieza.
El escorpión avanzó los pocos pasos que le separaban de la chica y le amenazó con su cola, pero algo tan extraño como inusual pasó, el aguijón se abrió repentinamente (como el de Cell de DBZ) y lanzó lo que parecía un ataque a la cabeza de la chica, como si fuera a "devorarla" mediante su cola, la abertura de la cola no era tan grande, pero si no hacía nada podría ser atrapada. [ADD, pues no causa un daño como tal, solo es para intentar "capturar"]
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Mi rival, 'Azuka, paró de gritar para preguntar que qué era aquél animal, al parecer ella no tenía nada que ver con él y, tal como se mostraba tampoco tenía una gran experiencia en combates, lo que me hizo reflexionar el dejarla libre, sin embargo ella nunca tendría que haber dado el primer paso para iniciar ese drama.
Oí un ruido y supuse lo peor; tal vez Azuka hubiera conseguido escapar de aquellas enredaderas pero, ¿cómo? Este bicho era más problemático de lo que creía, debía acabar rápido con él.
Sin duda lo que necesitaba era más entrenamiento. Cualquiera de mis nakamas ya habría zanjado este asunto, sin embargo, yo...
Aquel asqueroso escorpión se me echó encima abriendo la tenaza de su cola y, antes de que llegara a rozarme coloqué el cuchillo que tenía en mitad de la apertura, haciendo que atrapara la hoja de aquel arma afilada.
Me levanté empujando al escorpión hacia atrás con la intención de que se golpeara contra el árbol que había delante de nuestras narices e, inmediatamente, volteé la cabeza para asegurar el estado de mi verdadera contrincante; aún seguía atrapada, y esta vez yacía en el suelo.
Las enredaderas que rodeaban sus piernas ya habían comenzado a dejarle una marca en la piel y pronto estarían tan ajustadas que eran capaces de cortar su circulación.
Aquella situación era algo conflictiva, puesto no sabía si soltarla por no tener la seguridad de que realmente era una persona inofensiva pero, si realmente lo era...
Extendí el brazo aflojando las raíces de su cuerpo pero aún dejándola atrapada en ellas, aún así volverían a ajustarse en un rato, tiempo que usaría para deshacerme del todo de aquel bicho.
Oí un ruido y supuse lo peor; tal vez Azuka hubiera conseguido escapar de aquellas enredaderas pero, ¿cómo? Este bicho era más problemático de lo que creía, debía acabar rápido con él.
Sin duda lo que necesitaba era más entrenamiento. Cualquiera de mis nakamas ya habría zanjado este asunto, sin embargo, yo...
Aquel asqueroso escorpión se me echó encima abriendo la tenaza de su cola y, antes de que llegara a rozarme coloqué el cuchillo que tenía en mitad de la apertura, haciendo que atrapara la hoja de aquel arma afilada.
Me levanté empujando al escorpión hacia atrás con la intención de que se golpeara contra el árbol que había delante de nuestras narices e, inmediatamente, volteé la cabeza para asegurar el estado de mi verdadera contrincante; aún seguía atrapada, y esta vez yacía en el suelo.
Las enredaderas que rodeaban sus piernas ya habían comenzado a dejarle una marca en la piel y pronto estarían tan ajustadas que eran capaces de cortar su circulación.
Aquella situación era algo conflictiva, puesto no sabía si soltarla por no tener la seguridad de que realmente era una persona inofensiva pero, si realmente lo era...
Extendí el brazo aflojando las raíces de su cuerpo pero aún dejándola atrapada en ellas, aún así volverían a ajustarse en un rato, tiempo que usaría para deshacerme del todo de aquel bicho.
Azuka
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~El escorpión fue frenado de ese inofensivo movimiento por la chica, la cual logró empujarle, haciendo que casi chocará con un árbol detrás de el pero se detuvo de golpe, impidiendo así "hacerse daño", aunque ese animal nunca sería herido en realidad, pues podría regenerarse tantas veces como yo pudiera hacer que esa acción fuera posible. Yo por mi parte seguí luchando inútilmente contra las enredaderas que me estaban ya lastimando las piernas. De pronto sentí que estaban más flojas, miré de reojo y la chica había extendido su brazo a mí, seguro que ella al verme tan indefensa me había librado de las ataduras, aunque intenté soltarme y aun no podía hacerlo.
El escorpión nuevamente comenzó a avanzar, llamando la atención de la chica, momento que aproveché.-Kami no Butterfly.-Murmuré muy bajito entre mis movimientos que hacían más ruido, haciendo que mis palabras pasaran desapercibidas por la "contaminación auditiva" que hacía con las raíces y mis jadeos. Una gran cantidad de papeles de despegaron de mis brazos y formaron mariposas blancas inmediatamente. En ese preciso momento el escorpión atacó con su cola y sus dos tenazas al mismo tiempo, apuntándole con la cola al pecho de la chica y con las tenazas a sus rodillas. [AI] Yo a sus espaldas apreciaba la sangre que ya había manchado su blusa.
-¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAH!!!-Grité con pánico al mismo tiempo que la peliturquesa era atacada. Si llegaba a voltear lo que vería sería una escena extraña y ligeramente "macabra". Un enjambre de "mariposas" o polillas estaba revoloteando y algunos otros estaban sobre mi cuerpo, entre ese desastre mis manos intentaban luchar contra los bichos, mis piernas mostraban un desesperado forcejeo por intentar zafarse. Mis gritos retumbaban con desesperación en el lugar, pudiendo llamar mucho la atención. Poco a poco aquellos animalillos voladores se posaban sobre mi cuerpo y rostro, tapándome casi por completo. Mis gritos fueron apagados, mi brazo derecho cayó al suelo y el izquierdo se quedó alzado pero con la mano "caída" por acción de la gravedad, dando una apariencia de que había quedado inconsciente. Pero lo más "raro" fue que los bichos pasaban de ser blancos a un color carmesí como la sangre, mi mano entonces cayó al suelo. No sabía como ella tomaría eso, pero todo eso lo estaba actuando yo, esperando el momento indicado para un mejor ataque.
El escorpión nuevamente comenzó a avanzar, llamando la atención de la chica, momento que aproveché.-Kami no Butterfly.-Murmuré muy bajito entre mis movimientos que hacían más ruido, haciendo que mis palabras pasaran desapercibidas por la "contaminación auditiva" que hacía con las raíces y mis jadeos. Una gran cantidad de papeles de despegaron de mis brazos y formaron mariposas blancas inmediatamente. En ese preciso momento el escorpión atacó con su cola y sus dos tenazas al mismo tiempo, apuntándole con la cola al pecho de la chica y con las tenazas a sus rodillas. [AI] Yo a sus espaldas apreciaba la sangre que ya había manchado su blusa.
-¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAH!!!-Grité con pánico al mismo tiempo que la peliturquesa era atacada. Si llegaba a voltear lo que vería sería una escena extraña y ligeramente "macabra". Un enjambre de "mariposas" o polillas estaba revoloteando y algunos otros estaban sobre mi cuerpo, entre ese desastre mis manos intentaban luchar contra los bichos, mis piernas mostraban un desesperado forcejeo por intentar zafarse. Mis gritos retumbaban con desesperación en el lugar, pudiendo llamar mucho la atención. Poco a poco aquellos animalillos voladores se posaban sobre mi cuerpo y rostro, tapándome casi por completo. Mis gritos fueron apagados, mi brazo derecho cayó al suelo y el izquierdo se quedó alzado pero con la mano "caída" por acción de la gravedad, dando una apariencia de que había quedado inconsciente. Pero lo más "raro" fue que los bichos pasaban de ser blancos a un color carmesí como la sangre, mi mano entonces cayó al suelo. No sabía como ella tomaría eso, pero todo eso lo estaba actuando yo, esperando el momento indicado para un mejor ataque.
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Aparecieron a mis espaldas una especie de mariposas blancas y, al mismo tiempo, aquél bicho blanco consiguió herirme en el pecho y las rodillas. Maldecí por lo bajo mientras intentaba no caer al suelo, puesto que la herida baja empeoraría. Simplemente posé una mano sobre mi pecho, apretándolo con fuerza. Guardé mi cuchillo en el cinturón y extendí el brazo. Entonces levanté del suelo raíces gruesas que consiguieron atrapar también al escorpión. Mi cuerpo goteaba sangre y ahora mi cabeza no me dejaba pensar. 'Idiota, eres débil'.
Volví a dar media vuelta, esta vez mirando a la chica que yacía en el suelo. Yo estaba de muy mal humor y lo que menos quería era seguir escuchándola gritar y gemir después de haberle aflojado las enredaderas que la cubrían.
Sin volverme hacia el escorpión, contraje con fuerza las ramas que le rodeaban hasta aplastarle.
Solté un bufido y apreté los dientes ahogando el dolor que me producían las heridas. 'Mierda, justo ahora...'
Clavé los ojos en la chica, frunciendo el ceño. No me había caído nada bien, sin embargo tampoco quería pasarme si era alguien indefenso. No podía fiarme más, si lo hacía podía estar en problemas. Levanté nuevamente del suelo una gran rama que dejé a mi vera para poder utilizar en caso de defensa. Ahora tenía que esperar a que 'Azuka' hiciera o dijera algo. No pensaba atacarla hasta entonces.
Volví a dar media vuelta, esta vez mirando a la chica que yacía en el suelo. Yo estaba de muy mal humor y lo que menos quería era seguir escuchándola gritar y gemir después de haberle aflojado las enredaderas que la cubrían.
Sin volverme hacia el escorpión, contraje con fuerza las ramas que le rodeaban hasta aplastarle.
Solté un bufido y apreté los dientes ahogando el dolor que me producían las heridas. 'Mierda, justo ahora...'
Clavé los ojos en la chica, frunciendo el ceño. No me había caído nada bien, sin embargo tampoco quería pasarme si era alguien indefenso. No podía fiarme más, si lo hacía podía estar en problemas. Levanté nuevamente del suelo una gran rama que dejé a mi vera para poder utilizar en caso de defensa. Ahora tenía que esperar a que 'Azuka' hiciera o dijera algo. No pensaba atacarla hasta entonces.
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~El escorpión consiguió herir seriamente a la chica, ahora sangraba de nuca, pecho y rodillas, dentro de poco podría estar incapacitada para moverse. Sin embargo en un arrebato de fuerza ella atrapó al escorpión y lo inmovilizó con raíces para después girarse hacía mí que seguía en el piso, tirada ya "inconsiente" cubierta por todas las mariposas que adoptaron un horrible color rojo sangre, pareciendo como si me hubieran "matado" o algo así. Sin mirar al escorpión lo aplastó con fuerza, deformandolo totalmente con ese movimiento, pero hubo algo que las raíces no pudieron aplastar, de hecho fueron rebanadas por eso, era la shuriken "gigante" que mi escorpión guardaba en su interior y aun lo hacía a pesar de estar todo deformado.
Ella ya no podía usar sus rodillas, posiblemente estaba cansada y con esas heridas sangrantes tal vez estaría mareada por la perdida del liquido vital, esta era mi oportunidad. Abrí los ojos de par en par, las polillas rapidamente revolotearon sobre mi cuerpo "furiosas", parecían un enjambre alborotado. En mis piernas se crearon una cuchilla de papel en cada una envueltas en un "aura" de color azul, pues había aprendido a canalizar mi energía para volver armas mucho más filosas, en este caso esas cuchillas en mis piernas que cortaron las aflojadas enredaderas. (Nivel 17 de asesina).
No me puse de pie, pero ahora veía todo lo sucedido, moví mi mano derecha haciendo un gesto de "ven" y con la izquierda apunté a la peliturquesa disimuladamente, además de estar visiblemente cubierta por el enfurecido enjambre. El escorpión se desbarató casi por completo, quedando solo la mitad trasera del cuerpo donde estaba guardada la shuriken (medio tronco y el aguijón) y se fragmentó en varias hojas de papel que por la espalda se acercaban a la cabeza de la chica, pretendía envolver su cuello y su rostro bajo presión para asfixiarla por sorpresa desde atras. Al mismo tiempo, las polillas se dirigieron a la chica pero de frente, con la misma intención pero usando este ataque frontal como distracción mayor, además de atacar a sus extremidades y torso, pues con el roce de las alas que eran de papel, le producirían dolorosos cortes en todo el cuerpo para intentar incapacitarla. Ahora que ella tenía dificultad para moverse sería impresionante que se librara de este ataque. Aprovechando toda la confusión, rodé hacía un arbusto y de ahí huí para ocultarme de ella entre las hierbas, más especificamente a su izquierda. [AMF]
Ella ya no podía usar sus rodillas, posiblemente estaba cansada y con esas heridas sangrantes tal vez estaría mareada por la perdida del liquido vital, esta era mi oportunidad. Abrí los ojos de par en par, las polillas rapidamente revolotearon sobre mi cuerpo "furiosas", parecían un enjambre alborotado. En mis piernas se crearon una cuchilla de papel en cada una envueltas en un "aura" de color azul, pues había aprendido a canalizar mi energía para volver armas mucho más filosas, en este caso esas cuchillas en mis piernas que cortaron las aflojadas enredaderas. (Nivel 17 de asesina).
No me puse de pie, pero ahora veía todo lo sucedido, moví mi mano derecha haciendo un gesto de "ven" y con la izquierda apunté a la peliturquesa disimuladamente, además de estar visiblemente cubierta por el enfurecido enjambre. El escorpión se desbarató casi por completo, quedando solo la mitad trasera del cuerpo donde estaba guardada la shuriken (medio tronco y el aguijón) y se fragmentó en varias hojas de papel que por la espalda se acercaban a la cabeza de la chica, pretendía envolver su cuello y su rostro bajo presión para asfixiarla por sorpresa desde atras. Al mismo tiempo, las polillas se dirigieron a la chica pero de frente, con la misma intención pero usando este ataque frontal como distracción mayor, además de atacar a sus extremidades y torso, pues con el roce de las alas que eran de papel, le producirían dolorosos cortes en todo el cuerpo para intentar incapacitarla. Ahora que ella tenía dificultad para moverse sería impresionante que se librara de este ataque. Aprovechando toda la confusión, rodé hacía un arbusto y de ahí huí para ocultarme de ella entre las hierbas, más especificamente a su izquierda. [AMF]
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Azuka se había librado de las ramas. Había sido una trampa y yo había caído en ella. Volví a poner mi mano sobre el cinturón, pero esta vez sobre el aro de acero que tenía, una especie de boomerang y la otra mano sobre el cuchillo. El escorpión se me echó encima por la parte trasera, colgándose de mi cabeza y al mismo tiempo las polillas se dirigieron hacia mis extremidades y torso, dañándome con afiladas cuchillas que eran parte de sus alas.
Por inercia me tiré al suelo rápidamente dejando las armas de lado por ahora, haciendo que el escorpión se desequilibrara y me cubrí la cabeza con los brazos, impidiendo que me lastimara. Las polillas aún estaban volando sobre mí y, sin pensarlo dos veces, levanté del suelo cientos de ramas que consiguieron hacer una fina red, atrapando a las polillas.
Me senté en el suelo observando mis heridas, en especial una que se apreciaba en mi tobillo; era profunda y me escocía mucho. Me saqué una manga del brazo y me la até en la herida con presión, haciendo que dejara de sangrar, o por lo menos durante un tiempo. No podía luchar por mucho tiempo más y el hecho de habermen librado de ese ataque había sido suerte y agilidad.
Azuka ya no estaba donde la había dejado y, sin duda, ya no volvería a fiarme de ella. La busqué con la mirada, sin encontrar rastro de ella, y, probando suerte, lancé una especie de látigo proveniente del suelo a las copas de los árboles y los alrededores. No podía haber ido muy lejos.
-¡NO TE ESCONDAS!
Por inercia me tiré al suelo rápidamente dejando las armas de lado por ahora, haciendo que el escorpión se desequilibrara y me cubrí la cabeza con los brazos, impidiendo que me lastimara. Las polillas aún estaban volando sobre mí y, sin pensarlo dos veces, levanté del suelo cientos de ramas que consiguieron hacer una fina red, atrapando a las polillas.
Me senté en el suelo observando mis heridas, en especial una que se apreciaba en mi tobillo; era profunda y me escocía mucho. Me saqué una manga del brazo y me la até en la herida con presión, haciendo que dejara de sangrar, o por lo menos durante un tiempo. No podía luchar por mucho tiempo más y el hecho de habermen librado de ese ataque había sido suerte y agilidad.
Azuka ya no estaba donde la había dejado y, sin duda, ya no volvería a fiarme de ella. La busqué con la mirada, sin encontrar rastro de ella, y, probando suerte, lancé una especie de látigo proveniente del suelo a las copas de los árboles y los alrededores. No podía haber ido muy lejos.
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